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sábado, 15 de mayo de 2021

Recuerdo de la Indignación



Hoy es 15M. Y hoy se cumplen 10 años de aquel 15 de mayo de 2011. Estábamos a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas. Se barruntaba el descalabro electoral de un PSOE en el gobierno que aplicó inmisericorde políticas económicas de derechas para paliar las consecuencias de la crisis provocada por la desmesurada avaricia de los poderosos, la excesiva desregularización de los mercados y las burbujas financieras que solapaban en relación de 20 a 1, a la economía real.

Era claramente un movimiento urbano y juvenil que iba a ayudar a desmembrar el bipartidismo provocando la “pasokización” del PSOE y que éste, siguiera los designios del resto de partidos socialdemócratas en la Europa occidental.

Sin duda es el PSOE la pata del bipartidismo que más está sufriendo la emergencia del 15M, constituido como movimiento político contra la política establecida. Fue su electorado el que salió a las calles aquella primavera. Muchas personas de izquierdas votantes tradicionales o cuando menos votantes potenciales del PSOE en un escenario de voto útil (tradicional axioma del bipartidismo de votar con la nariz tapada a quien menos nos gusta para que no nos gobierne quien no nos gusta nada) se vieron huérfanos de representación ante las políticas con las que el gobierno Zapatero intentaba paliar los efectos de la crisis, estafa, económica de 2008, socializando las pérdidas y asegurando los privatizados beneficios a base de recortes en las condiciones laborales y los servicios sociales. Ahí estuvo el desencanto y con él, el germen de la movilización del 15M, dentro del grupo de personas jóvenes, de entornos urbanos, con estudios y expectativas de vida de alta calidad, trastocadas por estas políticas.

Recuerdo como se fue caldeando el ambiente. Como a través de Democracia Real Ya, surgía la convocatoria estatal para aquel domingo. Me acuerdo, como contrariamente a lo ocurrido en otras ocasiones, los mensajes fluían entre personas de toda condición y como era el comentario la semana previa en toda reunión. Un “pues hay una manifestación el domingo”, que pensando en quienes lo expresaban hacían creer que se estaba preparando algo grande.

De aquel domingo recuerdo como subí a Salamanca, con mi hermano a tomar el café. Como estábamos tranquilos disfrutando de la conversación en nuestra cafetería de cabecera. Tanto que llegamos 10 minutos después de la hora de convocatoria. Y recuerdo llegar a la Plaza de los Bandos y comprobar el gentío que se agolpaba. Como sonaban los primeros lemas. Ahora escribiendo revivo la sensación al leer pancartas reivindicativas, llenas de ácido ingenio y áspera denuncia. “No hay pan para tantos chorizos”, “Si somos el futuro, por qué nos dais por culo", "PP y PSOE la misma mierda son", "Bipartidismo = Dictadura", "Me sobra mes para llegar a fin de sueldo", "Qué pasa, Qué pasa, Qué no tenemos casa", "Queremos un pisito, como el del principito", "Menos bodas reales, más gastos sociales", "Aquí está, este es. El estado de Malestar", "Qué no, Qué no. Qué no nos representan", "Con este sistema vamos de culo", "Si seguís así os hacemos la islandesa", "No nos mirés, ¡Únete!", "Te están robando y te quedas mirando", y tantas otras…

 
 

Aquella explosión de dignidad y empoderamiento ciudadano supuso por lo pronto convertir la apatía en impulso, la resignación en activación, el miedo en coraje y la pesadumbre por el presente y el futuro en la alegría segura en la victoria.

El 15M pillaba de sorpresa a los partidos tradicionales (y a los medios) porque no había nadie, aparentemente, detrás de aquellas movilizaciones.

Se enfrentó a esos medios tradicionales, entre ellos, los medios de ultra derecha, que vieron al principio con simpatía el movimiento porque iba contra el gobierno del PSOE, para después al comprobar que se trataba de planteamientos de ruptura con el orden establecido, criminalizarlos, manipular y desinformar sobre lo que realmente estaba pasando en las plazas.

Su gran valor fue colocar en la agenda tanto de los partidos, como de los medios, multitud de problemas que robaban dignidad y que compartían entre sí las mismas causas y los mismos problemas para poder resolverse. Esta puesta en común generó profundas redes de ayuda cooperativa, ampliando así los megáfonos y las protestas, y también enriqueciendo debates.

Hay quienes nos preguntamos para qué sirvió el 15M. Que si mucho ruido y pocas nueces. Que si se le da una importancia desmesurada por una parte de la sociedad y/o se ignora por la contraria. Pero lo único cierto y lo absolutamente innegable es que la deslegitimación tan grande que sufre hoy el Régimen surgido de la transición, o “transacción” como prefiero llamarlo yo aprendiendo del añorado Julio Anguita, los partidos políticos convencionales y las instituciones (incluidos los medios de comunicación de masas ligados a emporios empresariales) no se debe sólo a sus deméritos (corrupción, oligarquía, represión, caciquismo, violencia, capitalismo de amiguetes, etc.) sino que, y muy especialmente, a esa marea indignada que a partir del 15 de mayo del 2011 ocupó, sin pedir permiso, el espacio público, tanto físico como ideológico. El malestar cristalizó entonces en forma de un desafío sin precedentes a “políticos y banqueros”. Y a partir de ahí, la “democracia”, la Constitución, la Monarquía… han visto su legitimidad erosionada. Atrás quedan los tiempos en los que estas instituciones eran prácticamente incuestionables.

Era la Indignación de Stephane Hassel, hecha carne, ocupando espacios, abriendo debates, removiendo conciencias y promoviendo análisis de causas y planteando en ocasiones, alternativas racionales. Era la desobediencia de Thoreau tomando conciencia y encontrando espacios de diálogo y comunión entre distintas reivindicaciones y activaciones sociales. Era y es el discurso de José Luis Sampedro motivando a la juventud para buscar un futuro en el que los pobres fueran menos pobres.

La corrupción, la impunidad, las puertas giratorias entre lo público y lo privado, y el expolio colectivo que estamos sufriendo se daba ya antes del inicio de la gran estafa llamada crisis, pero esta puso blanco sobre negro la cruda realidad y la desposesión masiva a la que nos somete la oligarquía financiera. Éramos y somos Mercancía en las manos de políticos y banqueros, y todavía hoy lo seguimos siendo aunque buena parte de la sociedad se haya activado y suplicado la pastilla roja para despertar de Matrix.

Esa realidad no ha cambiado y se sigue manifestando con la misma virulencia, pese a las buenas intenciones con las que apareció el Movimiento 15M y miles de personas bien intencionadas participamos.

Con el tiempo muchos y muchas de los que estábamos ahí, colaborando y ayudando observamos como se fue instrumentalizando el Movimiento. Aquella herramienta según pasaban los meses y bajo el paradigma de la mayoría absoluta más grande en democracia, la de un corrupto y retrógrado PP, fue convirtiéndose en una plataforma de lanzamiento, siendo capitaneada, tanto a nivel nacional como por ciudades por ciertos personajes que de una supuesta “nada” venían a resolver todos nuestros problemas.

Así aparecieron Podemos y sus candidaturas de confluencias o marcas blancas periféricas, y con ello se vaciaron las calles. La gente se fue a su casa a afilar un voto, numeroso si, pero insuficiente y que no ha servido de nada, salvo para guerrear pequeñas batallas. Los planteamientos de ruptura del sistema no se han ido, pese a lo que si que se ha roto ha sido esa ensoñación de una izquierda organizada, unida y representativa del pueblo. 

En una difusa neblina Podemos se convirtió en casta, mientras que a plena luz del día se configuraba un poder en la sombra, para desacreditarles, eliminarlos del tablero político y de paso, borrar todo atisbo de movilización social que quiera recuperar dignidad, compromiso y futuro. Fuimos inocentes al delegar en la política ordinaria, cuando era esa ordinariez y esa opresión económica sin atisbo de representación lo que veníamos a cambiar.

Poco se ha conseguido tangible en el Parlamento donde la mayoría bipartidista y la de su agente naranja de renovación impusieron sus políticas ultraliberales, conservadoras y fachas. Ahora con un gobierno de coalición se pelea unas pocas mejoras, mientras se atascan el problema de la vivienda (la propiedad de la Tierra del siglo XXI) o la derogación de lesivas reformas laborales, de antideocráticas Leyes Mordaza. Y sobretodo, y mucho más doloroso, no ha servido de nada en los llamados "Ayuntamientos del cambio" donde tras una legislatura de mandato, no se pudieron hacer efectivas políticas reales de cambio, tanto en lo tangible como en lo simbólico (salvo honrosas excepciones).

Por supuesto que estas corporaciones municipales que Podemos y sus Mareas ostentaron y las que mantienen, sufren la contra-ofensiva neoliberal, la estela conservadora y el yugo presupuestario de Montoro, pero desde luego existen temas y campos, con las competencias suficientes para con atrevimiento devolver la toma de decisiones a la gente, y resolver problemas, como los de vivienda y habitacionales en nuestras ciudades.

Lejos de acercar la democracia a las calles en los "Ayuntamientos del cambio" se siguieron mostrando claramente corporativistas con los bancos y el IBEX35, temerosos de los medios de opinión tradicionales (que lógicamente los tienen en su punto de mira) y presos de un electoralismo que atenazó políticas atrevidas y revolucionarias que vinieran a solventar muchos de los problemas e indignidades que salieron a la palestra en el 15M.

Al tiempo, salvo con eventos muy especiales y significativos, las calles están vacías. No hay conflictividad física pese a las agresiones que los poderosos y el capital nos infringen cada día. La extrema ultra derecha ha usurpado la calle a la dignidad, mientras miramos el móvil embelesados. El femenismo es la punta de lanza. No se trata de mujeres, sino de derechos humanos. Pero mientras, tanta corrupción, tanto olor nauseabundo de conveniencia entre gobernantes y magnates no provoca el estallido de las gentes. La falsa "Paz Social" mantiene en un cajón la convocatoria de huelga general y toda esta inactividad hace imposible ganar adhesiones y simpatías a la causa, vierte por el desagüe el ánimo y el trabajo de los más activos.

Tan necesario como estar en las instituciones es plantear una estrategia de contestación social en las calles, los centros de trabajo, los servicios públicos en su defensa y en cada tropelía y ofensa que se hace contra la clase trabajadora (deshaucios, gentrificación del centro de las ciudades, preferentes, lucha contra las minas ilegales e irracionales, las agresiones al medio ambiente, etc.). 

Se han trastocado resortes del poder económico y político y roto estructuras oligarcas que han construido un edificio en esencia fascista. España es un su cortijo privado y la respuesta es de víscera, odio y violencia. La situación de Catalunya explota por la ruptura del pactismo entre el rancio centralismo y la burguesía catalana, ambas expuestas con acierto por el empuje del 15M. La Monarquía pierde justificación y sentido semana a semana mientras descorcha toneladas de inmundicia moral injustificables. El cambio climático, la España Vaciada o el machismo son tres lacras por las que luchar.  Somos generaciones pérdidas, manoseadas y explotadas. Precarizados y atomizados hasta la nausea. Y hacerlo contra el individualismo exacerbado de una sociedad llevada hasta el egoísmo extremo, la barbarie y absolutamente dependiente de los estados de opinión que generan los poderes fácticos. Y más aún, en una situación de pandemia global y de un capitalismo ultraliberal que se desmorona por momentos.

Por todo esto la desilusión y la apatía es un ingrediente a tener en cuenta a la hora de valorar la trascendencia y legado del 15M en éste 2021. Pero sin duda, afirmo que hay hueco para la ilusión por cambiar un sistema político, económico y sobretodo de valores que favorezca la vida y nos devuelva dignidad. Que exprima la justicia como garante de igualdad y libertad y generé una economía al servicio de las personas, garantizando la supervivencia y la recuperación de los espacios naturales de todas y todos.

La situación no es buena. Y venimos de un palo tremendo; pero es indudable que sin el 15M, sin su aparición, legado y consecuencias estaríamos mucho peor, porque no habría habido esa activación y sin ella tampoco existiría todo el trabajo ya hecho en favor de devolver bienestar y futuro a nuestro planeta y sociedad.

 

Hacer el camino es lento porque vamos lejos.




 

lunes, 21 de diciembre de 2015

12 valoraciones de las Elecciones Generales del 20 de Diciembre de 2015


Comento y valoro a mi juicio las elecciones generales de ayer domingo, 20 de diciembre:
  1. Hemos tenido la campaña electoral con más partidos con opciones de gobierno y sin embargo hemos tenido a la vez, la campaña electoral con menos propuestas, menos promesas de acción de gobierno, de la democracia. Se han impuesto la emotividad de las ilusiones y el ataque furibundo rayando lo personal en vez de la confrontación de ideas, espacios y proyectos.
  2. La táctica del avestruz. Esconder la cabeza bajo tierra o tras el plasma. Dejar que se sucedan las crisis y los sensacionalismos informativos. Esperar fumando un puro, leyendo el “Marca” y viendo el fútbol a que pasen los problemas y se solucionen por si mismos, se transformen en otros o se olviden porque aparecen nuevos. Así es como Mariano Rajoy y el Partido Popular han usado estos cuatro años de mayoría absolutista, sin atajar ni uno sólo de los problemas endémicos del país, sino más bien agravándolos y dejando que se enquisten, para luego a golpe de Decreto Ley aplicar mayor desigualdad, represión o injusticia social (rescate bancario, Ley Mordaza, LOMCE, recortes en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales, aumento del paro, precarización del empleo, “tarifazos” eléctricos,...) Todo ello adornado por una corrupción que se demuestra intrínseca al Partido Popular y a una forma de hacer política para el lucro incesante.
Pues bien, dejando pasar los problemas y apelando a una supuesta recuperación económica, engordada por los medios del capital con sus llamamientos al consumismo, continúan siendo el partido político más votado de este país. Pierden la mayoría absoluta, si, pero no conseguimos despojarlos de la máscara y descubrirlos ante la clase trabajadora (que ya sean jóvenes, jubilados o estén en edad laboral, de campo o de ciudad, hombres o mujeres) que les votan sin cesar como enemigos de las clases populares, vende patrias que sólo buscan su propio interés a costa de sangrar el interés general.
  1. Y es que cuatro años después del 15M para una parte importante de la población no ha calado el “No nos mires; Únete”, sino más bien el axioma franquista de ”haga usted como yo, y no se meta en política”. Sigue existiendo una masa de personas desideologizadas, sin sentido crítico hacia la cosa pública, la política, y donde las cuestiones y coyunturas económicas y sociales no se analizan y discurren bajo paradigmas propios cultivados por una educación democrática. Sin embargo, se dejan de lado, lo que nos da por un lado, el alto número de abstentes (35%, el más alto en las últimas elecciones generales de los países de la UE de los 25, sólo por detrás de Hungría y Polonia), y por el otro, el de ciudadanXs que sin reflexionar su voto se acogen a la opción cómoda y tradicional del bipartidismo.
  2. Ese bipartidismo, sigue su caída libre. Veremos si su final será transformarse en un nuevo bipartidismo o si por el contrario alumbrará un nuevo tiempo político donde más actores e ideologías enriquecerán los debates y las propuestas que las distintas situaciones requieran.
  3. Y si el bipartidismo sigue cayendo, pero el PP mantiene, mejor de lo esperado, su condición de partido más votado, es el PSOE, quien pierde más votos. De hecho podemos decir que es el gran derrotado de las Elecciones del 20D, ya que está vez a la nefasta labor de gobierno de su némesis en el paradigma del bipartidismo y ni apelando al manido “voto útil” han conseguido postularse como una opción seria.
Cierto es que siguen pagando la tibieza de su anterior gobierno (Zapatero) a la hora de atajar la burbuja inmobiliaria y el paro endémico, pero no es menos cierto que buena parte del cuerpo legislativo en materia de derechos sociales vino con ellos, por lo que también es importante hacer resaltar la falta de liderazgo del proyecto de Pedro Sánchez, que mantiene una batalla por el control interno del partido con Susana Díez y la trascendente federación andaluza.
Allí tampoco es que los resultados hayan sido espectaculares, por lo que deberán unos y otros aguardar disputa para otros momentos, y ahora velar por reconstruir un partido tocado, a punto de perder el faro del progresismo en España, pero que todavía hoy con sus bases son imprescindibles para construir un país mejor.
  1. Si Pedro Sánchez y el PSOE son los grandes perdedores de la noche, son Pablo Iglesias y Podemos los grandes triunfadores. Han conseguido un resultado espectacular, pero no todo lo que esperaban, y sobretodo no todo lo que la clase trabajadora necesitaba. Desde que surgieron en enero de 2014 hasta hoy han recorrido un largo camino en el tiempo y también en el espectro ideológico, tratando de aterrizar en el “centro”. Para ello ya habían renunciado a ciertas consignas y líneas programáticas de la izquierda, y para ganar en operatividad también abandonaron la horizontalidad para gestionarlo todo con una pequeña dirección centralizada en Madrid. Se dejaron atrás las primarias (que por ejemplo Izquierda Unida, en Unidad Popular han mantenido en las 52 circunscripciones, aunque sea de aquella manera) y se impusieron los dedazos y listas planchas con cuneros y con fichajes mediáticos. Esto lógicamente ataca a la línea de flotabilidad del proyecto en cuanto a su condición de articulación política del Movimiento 15M y es posible que haya restado algunos votos, pero lo cierto es que siguen creciendo y con respecto a las locales y autonómicas de Mayo ya han sobrepasado en varias autonomías al PSOE como segunda fuerza. Nunca antes un partido llegó tan lejos en tan poco tiempo. Pablo Iglesias roza el cielo y alcanza alguno de sus objetivos como dinamitar la mayoría absoluta de Rajoy así como el sistema de alternancia entre los dos grandes partidos.
  2. Pero sin duda queda un espacio para la duda. Y también a la ilusión. Aunque ha habido éxitos incontestables (Euskadi o Madrid) para la dirección de Podemos y para todXs quien ansiamos un cambio queda la política ficción de una confluencia en todo el estado español. El éxito de las Mareas Gallegas o las confluencias de Barcelona o Valencia de mayo se ha visto ampliado en estas elecciones del 20D, donde por ejemplo en Galicia se ha convertido en segunda fuerza en votos y con opciones de asaltar al gobernabilidad e la Comunidad Autónoma el año próximo.
Lo cierto es que ya se hace inevitable la deseada confluencia de izquierdas que pueda plantar cara al paradigma del bipartidismo y con su agente naranja de renovación. La duda es saber si ante este resultado electoral Podemos sigue yendo a la mesa a negociar con un aire de superioridad, alegando que probablemente IU necesite más a Podemos que viceversa. En cualquiera de los casos debemos ser conscientes de que nos jugamos la supervivencia de Izquierda Unida y de su compromiso político e ideología en defensa y en favor de la clase trabajadora.
  1. Alberto Garzón buscó personalmente la confluencia con Podemos, llevando a un nuevo cisma interno el partido, entre la parte que se cierra no sólo ya a la citada candidatura unitaria sino sobretodo a la renovación de personas muchas veces tan necesaria. Y ante la imposibilidad de lograr la ansiada confluencia, Garzón propuso una candidatura de Izquierda Unida, bajo el nombre de Unidad Popular buscando atraer a todo el descontento de Podemos que vio como se perdía el espíritu del 15M en aras de mejorar la elegibilidad del partido para el votante medio impuesta por el “Círculo de la Complutense”. Pues bien, aunque no cabe duda de que en parte se consiguió, se pudo construir una original campaña a última hora ante el silencio de los medios, en Izquierda Unida no hemos conseguido nuestro objetivo: Mantener el Grupo Parlamentario.
Desde luego que la situación interna no ha ayudado, con federaciones regionales pegando portazos, y distintos líderes de mayor o menor enjundía anteponiendo rencillas e intereses personales al interés general y del partido.
Ante el auge de Podemos y el colapso que este ha provocado en nuestro espacio electoral (que no ideológico), primero Izquierda Unida tuvo lentitud (candidatura de Willy Meyer a las Europeas), “ombliguismo” y tremendismo (pese a todo, los resultados en aquellas Europeas no fueron tan malos, y se deberían de haber buscado sinergias), después actuó con desesperación buscando una confluencia ante un pretendiente que se alejaba, quien sabe si definitivamente, de los axiomas ideológicos de la izquierda, para la final a la carrera tratar de construir una alternativa a Podemos, difícil de vender como atractiva, si hasta anteayer alardeabas de las similitudes para ir juntos.
Y seguimos sufriendo una Ley Electoral donde habiendo perdido más de 700.000 votos, quedándonos en más de 900.000 sólo conseguimos dos diputados. Mientras al PP un diputado le cuesta 58.000 votos, a Izquierda Unida-Unidad Popular le ha costado la friolera de 460.000 votos.
Y ahora llega el momento de hacer mucha auto crítica. Primero para dejar internamente las diferencias y construir partido y movimiento social, que en la calle y en el partido nos hagan recuperar al credibilidad en la lucha obrera. Después ejecutar los procesos de renovación necesarios, sin excluir a nadie y salvaguardando nuestra mochila de lucha inter-generacional, mucha de ella contra el fascismo y en la clandestinidad, en esta época de en la que la amenaza del fascismo no se ha ido, de neoliberalismo económico y capitalismo de amiguetes y luchas en las sombra. Posteriormente para por qué no buscar esa confluencia siempre reconociendo con respeto a los interlocutores pero teniendo claro que Izquierda Unida no renuncia a sus principios ni a su programa. Y es que pase lo que pase, seguiremos en la lucha fieles a nuestra ideología y en la vanguardia de la lucha obrera.
Y ahí, en ese plan, en mi pueblo, ciudad y provincia. Como concejal, afiliado, simpatizante y militante me van a encontrar. Y con la ilusión de lograrlo encontrar cómplices que nos ayuden a sobrepasar los obstáculos.
  1. Albert Rivera y Ciudadanos han demostrado dos cosas: La primera, que las encuestas más que aportar predicciones del comportamiento de los votantes, funcionan como agentes de pensamiento que buscan crear tendencia, algunas veces con más éxito que en otras. Y segundo, que se trata de un partido artificial, marca blanca del PP, con la misma ideología que estos pero sin la carga de corrupción que llevan los otros. Y si algo ha caracterizado al votante españistan medio todos estos años de pseudo-democracia, es que puestos a elegir a igual precio, y de momento votar es gratis, prefieren al producto auténtico antes que al sucedáneo. Y si encima el sucedáneo comete torpezas indiscriminadas durante toda la campaña sus resultados van a ir bajando.
Aún así es justo decir que si a Rivera y a sus clones les dicen hace un año que iban a sacar 40 diputados todavía estaba saltando en la Plaza de Catalunya desnudo y envuelto en gelatina verde. Tienen llave para dar gobierno, pero a diferencia del Ayuntamiento de Santa Marta de Tormes, no para bloquear la acción de la oposición y sacar adelante lo que decida el hermano mayor, y esta grieta es la que la izquierda tiene que aprovechar para laminar de una vez por todas este estado tardo-franquista que es España.
Lo que si que ha supuesto la irrupción de Ciudadanos como partido que disputa el espacio electoral del centro-derecha al PP, es imposibilitar en buena media el trasvase de votos entre los polos del bipartidismo, tan clásico de los sistemas políticos binarios, además de desterrar hasta una situación muy comprometida a UPyD que todo hay que decirlo, nunca en su historia, recibió la atención mediática y de opinión a favor que si que ha recibido Ciudadanos.
  1. El bipartidismo había encontrado buenos cómplices en los nacionalistas, sobretodo de derechas, tanto catalanes como vascos, como en los regionalistas canarios. Pero ante la llegada de nuevos actores, aún sin perder toda su representatividad van a venir a jugar un papel testimonial, donde deberán centrar su acción en conseguir hechos tangibles para sus regiones-estado si quieren conseguir o mantener el poder en los mismos.
    El PNV en Euskadi mantiene su representación, pero ante el avance de Podemos empieza a peligrar su posición centrista en el tablero electoral del País Vasco. Con la terrible situación de impass en la que el detestable Gobierno de Rajoy ha metido la cuestión del desarme y proceso de paz, continuamos, y aunque no aparezca en los medios, viviendo unos momentos extraordinarios para todo el pueblo vasco, y las próximas elecciones en 2017 serán decisivas.
En Catalunya el Ahora en Común de Ada Colau ya es la primera fuerza política, y tras las elecciones autonómicas de septiembre, el órdago soberanista y toda la corrupción institucionalizada de Convergencia desde Pujol hasta Mas, deja un panorama ante las próximas elecciones donde la propia Ada y la marca de Podemos en Catalunya junto a ERC (5 diputados tras desligarse del Junts Per Si Autonómico con Convergencia) y las CUP (no se han presentado a las Generales) parten con clara ventaja ante un Ciudadanos que viene a ocupar el puesto de un PP que sigue usando las cuestiones nacionalistas como estiletes para arramblar con votos en las dos Castillas o Madrid.
  1. En números absolutos, el partido que más ha subido en número de votos con respecto a las pasadas elecciones (no cuento lógicamente a los que no se presentaron) es el PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal). Esto supone que más pronto que tarde en España, país de los toros y festejos populares donde se maltrata, subvenciona y aplaude, el maltrato animal, este tema entrará en la agenda política. No podemos considerarnos un país civilizado y una sociedad plena si toleramos esas actitudes y comportamientos lesivos contra los animales y que son vergonzosos para buena parte de la población. Decir que en unas elecciones con circunscripción única hubieran conseguido 3 diputados.
  2. El PP mantiene una mayoría absoluta en el Senado, lo que demuestra lo alejado que esta cámara, no sólo del interés general, sino de la propia realidad de la nación de naciones y del convulso momento político que tiene el país. Todo lo que no pase por la supresión de esta cámara será una estafa.
El escenario más plausible en mi opinión, será la celebración en 4 meses de unas nuevas Elecciones Generales, donde la Izquierda deberá de ir ya en una candidatura de confluencia ante un PP (y su paraguas de Ciudadanos) en el que probablemente la hasta ahora vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaria acudirá como candidata. Todo ello con el otro gran actor del bipartidismo, un PSOE donde en su interior se estarán afilando los cuchillos ante el cainismo de las distintas facciones.
Lo único cierto es que continuamos en una época trepidante y apasionante en la que nuestro país y sociedad deberán atacar la disyuntiva entre continuar languideciendo con un recambio que mantenga los artesonados franquistas o por un cambio que nos construya como una democracia plena coetánea y cohesionada con el entorno geográfico y social en el que nos encontramos y donde los ciudadanXs seamos realmente libres y dignos.

jueves, 28 de febrero de 2013

Adiós ¿al padre de la indignación?



Ayer murió Sthépane Hessel. Tenía 95 años. Su libro ¡Indignaos! (Indignez-Vous, 2011), 32 páginas, editado en Francia en una pequeña editorial y en un primer momento, vendido por menos de 3 euros, fue todo un toque de atención al mundo entero, priorizado en Francia, y recogido por la Europa pobre del sur sobre las consecuencias del exacerbado capitalismo neoliberador y de la misería a la que se conducía, y conduce, al 99% de la población. También de la impredecible en aquel momento, pero latente, merma de calidad democrática, libertades y derechos que llevaba asociado. Era una llamada a toda la población, pero especialmente a la juventud. Desde el punto de vista literario fue el renacer del panfleto, en el caso español casi desde la Segunda República, y vino con el prólogo de su coetáneo, José Luis Sampedro. Llego a vender cietos de miles de ejemplares, haciendo más rica si cabe a una editorial, de ideología conservadora. Y neoliberal.

Vinculado a la bohemía (hijo de una pintora), el también hijo de un judío alemán, Hessel, no pasó nunca las estrecheces económicas de Sampedro, sino que llevo una vida cómoda en el aspecto económico, pero audaz, libre y cultural como recogio Truffaut para uno de sus ensayos cinéfilos de Nouvelle Vague. Sólo hasta el auge del nazismo cuando acabo por su ascendencia en un campo de concentración (en Buchenwald y Dora-Mittelbaus) donde fue torturado. Liberado, renego de su ascendencia germánica (se nacionalizó francés) y comenzó su carrera diplomática, culmiando su desmedido interés por lo "público", la política y la sociología, y sobretodo la filosofía, que ya demostro desde su más temprana edad. Así llegó a ser unos de los ponentes y desarrolladores y firmar La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en un claro anhelo, un sueño real y factible, de un mundo mejor.

Y con ese espíritu y ya nonagenario, Hessel lector empedernido de poesía, se sento y escribió un alegato contra el egoísmo, la estupidez humana y en favor a la rebelión, el despertar crítico y democrático de unas generaciones acomodadas, a la par que amordazadas, para jamás protestar y dar por bueno todo. En una situación de deriva democrática lamantable, de europeismo a la baja y por calidades (siempre se declaró europeísta), de crisis económica endémica del sistema capitalista que ya da sus últimos coletazos herido de muerte por el egoísmo de la clase dominante, en el que el trabajo esta supeditado a la especulación, donde cada vez más gente vive peor, sólo para unos pocos (ínfimos...). En esa situación fue un hombre de 93 años quien recupero la idea de la sublevación, de la lucha en las calles y de la recuperación del poder democrático por el pueblo. Su planfeto iluminó, pero el camino ya estaba hecho.

No fue en "su Francia" donde ¡Indignaos! cobró fuerza en las calles. Allí los franceses cobran más del doble que nosotros, españistaníes. Y aún gobernados, por un ultra liberal como Sarkozy, los franceses mantienen un poderoso músculo sindical y reivindicativo que mantiene calientes y claras las lineas de lo tolerable, de los derechos, deberes y libertades del pueblo, a salvo, de despotas, caciques y egoístas capitalistas. Fue en el sur de Europa donde su libro ha tenido más influencia.

Esto no quiere decir que un día, en una librería, 500.000 (son las copias que ha vendido aquí; innumerable el número de lecturas que ha tenido, por compartir, prestar,...) jóvenes, encontraramos ¡Indignaos! y salieramos con las rastas, las batucas y las Quecha a la calle y a las plazas. No. Lo cierto es que el estado de Indignación, que tenemos ahora y que es un hermano que le ha salido al degradado estado del bienestar que nos han violado en Españistán, llevaba muchos años calentándose. Crisis económicas, jóvenes sobrecualificados sin oportunidades, burbujas inmobiliarias, estafas, déficits democráticos, franquismo latente, Transición de buen rollismo sin contenido... Demasiadas cosas para estar tranquilo, viendo fútbol y televisión. Lo cierto es que por todo el país han ido naciendo ideas y plataformas; blogs, grupos en redes sociales; recuperándose el asociacionismo de barrio y asambleario para finalmente aparecer en las calles. Las 500.000 copias con las que aumento su cuenta de resultados la editorial Planeta (editora entre otros del planfeto retrogrado y fascista de La Razón) no pueden ser comparadas con la red y la participación que la indignación popular llevaba ya en sus mentes y corazones, espoleando el talento y la energía de muchas personas asqueadas de un sistema moribundo y nauseabundo porque condena a la mendicidad a la gente honesta y premia a los inmorales y amorales. Aunque evidentemente ayudo para etiquetar el Movimiento 15M, siguiendo las prebendas y manías que tiene el periodismo de hoy en día. Etiquetarlo y catalogarlo todo. Y llego el día.

Aquel 15 de mayo de 2011 España se hecho a las calles hastiada de corrupción, dictaduras (franquista, conservadora y económica) y sobretodo de amoralidad. Y ante aquel despliegue de fuerza reivindicativa y lucha, Hessel y su panfleto, sirvieron para hacer ver que la indignación, estaba latente y ya ardiendo, pero sobretodo que no entendía de ideologías, ni edades, procedencias, ni estados. La democracia real, aspira a unos criterios y bases de dignidad de los seres humanos, que nunca pueden ser sobrepasados.

Leí ¡Indignaos! cuando me lo presto mi jefa (fíjense que buen rollismo). Y me pareció bueno, correcto. Pero quizás porque ya estaba, entre comillas aburrido y cansado de leer, lo mismo siempre: las mismas cosas que me indignaban ya y me cabreaban (e indignan y cabrean todavía hoy) no me pareció lo suficientemente poderoso como para encender una revolución. Quizás a alguien ajeno a la realidad palpable de la calle y mediatizado por los medios de comunicación de masas al servicio del poder le sirviera de acicate. No lo dudo. Más tarde, Hessel, escribió ¡Comprometeos! que era un llamamiento para pasar de la indignación a la acción, y ahí, encontro menos empuje mediático, quizás porque interesa más tenernos indignados, pero que no hagamos ruido, no ocupemos espacio en la vía pública, o saquemos  el hoy más necesario que en 1789 gran invento del Dr. Guillotin. Y después, aquí, en Españistán, llegó más neoliberalismo, más fascismo y más conservadurismo.

Pero quizás la aportación más importante de Hessel al 15-M fue la de transmitir, con su edad y trayectoria política, un tipo de credibilidad que los grandes medios necesitaban para poder hablar de las movilizaciones en calle sin sentir que daban voz a lo que caricaturizaban como un latido antisistema que aunque muchos nos sentimos así, otros muchos no se encontraban cómodos con la etiqueta. Y sobretodo el compromiso del que él nunca dimitió. Es necesario tomar el relevo. No son tiempos de desperdiciar la energía ni los terrenos ganados que se están yendo por un sumidero. El final de Indignaos cobra hoy todo su significado: "Una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comuniciación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos". Llamando "a los que harán el Siglo XXI" a la acción porque "Crear es resistir, resistir es crear". Él descansa ya, es nuestro turno.


D.E.P. Stephane Hessel.



No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros X
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XX

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...