martes, 26 de marzo de 2024

"Invicible Shield" el último discazo de Judas Priest


 

Con una carrera de ya diecinueve discos a sus espaldas Judas Priest acaba de estrenar su último trabajo, Invicible Shield. La banda liderada por Rob Halford ha firmado una obra maestra espectacular, que ya he escuchado en su totalidad una docena de veces. Que la llevo ya en el móvil para escucharla mientras camino, hago la compra, voy en bus o hago ejercicio.

No es ninguna broma el nivel alcanzado y que ha puesto a todo el mundo del Metal, tanto crítica profesional como fanáticos de este género, de acuerdo en la excelencia del trabajo de los británicos, de la salud envidiable de la formación y de unas tremendas ganas compartidas por disfrutarlos en directo. Y lo es menos aún cuando pensamos en una carrera de más de 50 años, cuando allá en 1969 en Birminghan, Al Atkins, KK Downing e Ian Hill ponían los cimientos de una de las bandas más grandes de todos los tiempos.

Hoy de los fundadores sólo queda Hill al bajo en los Judas, y sin embargo, la esencia del grupo y la vigencia de su legado no sólo sobreviven. Es que crecen con cada propuesta, cada concierto, año a año, sumando a más fieles al heavy metal más puro de la Nueva ola del heavy metal británico (NWHMB).

Cuando una discografía es tan prolífica y una carrera tan constante a lo largo de los años y los discos, es verdaderamente emocionante poder escuchar el trabajo de una banda como Judas Priest. Con Halford a sus 73 años rindiendo a un nivel envidiable y regalándonos sus inigualables agudos. Con Scott Travis mostrando su maestría en la batería, acompañado muy bien por Hill en la base rítmica. Con la colaboración de Glenn Tipton, quien pese a su avanzado Parkinson, sigue en la banda grabando y participando en algunos conciertos junto a su sustituto en el lineon de la banda Andy Sneap. Y con el talento de Ritchie Faulkner como guitarra solista mostrándose como uno de los magos de las seis cuerdas más virtuosos y potentes del heavy actual.

En conjunto una banda emblemática y en plena forma que ha lanzado un disco que nada tiene que envidiar a sus producciones pretéritas, y ni tampoco, a las de otras formaciones más jóvenes. Invicible Shield, es una vacuna contra el aburrimiento y contra la comodidad. Es un órdago que suena fresco, vigoroso, con potencia juvenil y con control de una madurez que es exquisita. Pura seducción. Es un disparo rápido y certero para animar y levantar a los fieles y a los neófitos. Y fundamentalmente, es una obra de máxima inspiración por la banda, con una composición brillante, y donde destaca una producción experta que ha mimado hasta el último detalle el proceso de composición, grabación y lanzamiento del disco.

Todo se abre con “Panic Attack”, un ataque de pánico que nos transporta a los años 80, en una catarsis de heavy clásico trufado con toques progresistas. Las guitarras marcan el ritmo, al tiempo que se incorporan los timbales y platos de Travis para enmarcar la primera estrofa que descerraja Halford hasta un estribillo simple (sólo es el título de la canción) que abre la fiesta.

The Serpent and the King” es el siguiente corte y el segundo single que han lanzado, y siguiendo la estela de “Panic Attack” nos embarca a través de la sucesión de solos de un Faulkner en estado de gracia. Todo ello coronado con la voz de Halford que nos hace viajar en el tiempo a como si estuviéramos viviendo el lanzamiento de Pankiller hace 30 años. Una locura.

Como adelanto del nuevo disco fue el corte número 6, “Crown of Horns” la que nos puso sobre aviso y afiló nuestros colmillos. El riff inicial de Faulkner abre un temazo que suena a power metal por los cuatro costados, mostrándonos no sólo el oficio de una banda mítica, sino también la permeabilidad e imaginación de sus miembros. El estribillo alcanza una cadencia tremenda, y mientras el ritmo, más pausado en comparación con las canciones anteriores, pudiera parecer que empieza a perder fuerza el disco, lo cierto es que el final de la canción es pleno gracias a dos solos de guitarra llenos de virtuosismo y ritmo. Una delicia.

Entre medías “Invicinble Shield”, “Devil in Disguise” y “Gates of Hell”. La rotundidad con la que se abren los tres temas componen el cuerpo central de un disco de una banda en su mejor momento. Una auténtica obra maestra, donde la pericia de todos sobresale para hacer brillar a la banda en su conjunto. La verdad es que el tema homónimo del disco me parece una pasada, una declaración de honestidad y del legado eterno que los Judas hace mucho que ya alcanzaron, pero que de vez en cuando quieren recordarnos. Y bien que nos alegramos de que lo hagan.

Volviendo al desarrollo lineal del disco tras “Crown of Horns” le sigue “As God my Witness” una canción que amaga con continuar por la senda power iniciada por el corte anterior, pero que gracias a la destreza de Travis viaja en apenas un minuto al más puro sonido Judas.

Trial by fire” es para mi la canción predilecta de este disco porque el ritmo endiablado de la base rítmica integra a la perfección a las guitarras, que a mediado el tema hilvanan varios solos, con cambios de distorsión. El ambiente se oscurece y la niebla cae. Escuchas y crees que ha saltado un tema de un grupo de Death melódico. Y resulta que no. Que son los Judas Priest haciendo lo que les da la gana y regalándonos una obra maestra. Y todo ello con Halford en estado de gracia. Joder es que parece que han grabado esta canción con 30 años. Pletóricos.

 


 

La habilidad y la imaginación de sus componentes vuelve a aparecer cuando escuchas el disco de continuo. “Escape from Reallity” y “Sons of thunder” juegan con varios ritmos y ambientaciones. Sin dejar de sonar a ese Heavy Metal clásico y atemporal, se introducen por sonidos más complejos y oscuros, pasando sin ataduras, sin perturbaciones y sin mácula desde el groove hasta el más rabioso trash. Y es que este disco es una enciclopedia de Heavy Metal.

Cierran la obra con “Giants in the Sky” otro temazo pletórico que al acabar te deja extasiado. La voz de Halford surfea las melodías que componen sus compañeros, construyendo en conjunto, un sonido muy redondo y sin fisuras. Una canción que te hace anhelar más. Y los anhelos se cumplen con la edición de lujo que primero han puesto a la venta. Y es que “Fight for your life”, “Vicious Cycle” y “The Lodger” tienen la calidad y la potencia suficiente no sólo para convertirse en rarezas. Es que pegan como el primer single. Y quizás hasta más.

En definitiva, y usando este recurso estilístico para cerrar, sólo puedo decir dos cosas: La primera es que con la tremenda salud, que en mi opinión vive el género en la actualidad, que unos tíos te lancen una obra maestra cuando ya superan la séptima década, con sus achaques y cosas, es un toque de atención celebradísimo y una demostración de que el talento no tiene edad, y de que el Heavy Metal es eterno. La segunda es que se aceleran las ganas de verlos en directo presentado este disco y haciéndonos disfrutar con sus clásicos imperecederos.

Gente: déjense unos cuartos en este disco en formato físico. Lo merece. Y dejémonos todos, bastante más seguramente, para disfrutar de Judas Priest en vivo. Lo merecen y nosotros también.

 


Este último video junto a KK Downing, Glenn Tipton y Les Binks durante su ingreso en el Salón de la Fama del Rock en 2022.    

lunes, 25 de marzo de 2024

Solidaridad contra la barbarie

 

Cuando el terrorismo y la barbarie atacan a la población civil es el momento que las buenas personas, independientemente de sus filias y fobias, de sus manías, de sus intereses y de sus aspiraciones, se posicionen con las víctimas, condenen los atentados y muestren solidaridad y compromiso.

No es el momento, por lo tanto, de aprovechar la coyuntura, arrimar el ascua a su sardina, y tratar de menospreciar el dolor y sufrimiento de quienes no son como nosotros para aplicar brocha gorda y poner el saco con ánimo de llenarlo.

El pasado viernes Moscú sufría un atentado terrorista por parte de unos atacantes pertrechados para el combate, con fusiles de asalto y cargados de explosivos durante un concierto en un recinto cerrado. Más de 130 víctimas y 400 heridos que han sumido a Rusia en un estado de duelo y alerta, poniendo con las orejas tiesas a toda la comunidad internacional.

La autoría no está clara pese a la atribución que se ha hecho Daesh. El Estado Islámico, esa basura humana financiada y auspiciada por Estados Unidos durante las guerras de Siria e Irak.

Puede que Rusia sea el enemigo o más bien sea la cortina de humo con la que asustar al personal para seguir facturándole equipamientos militares, cuyos costos bien podrían dejarse para financiar los servicios sociales, la educación y la sanidad de la ciudadanía. Sin embargo, tenemos a las élites europeas agarradas al clavo ardiendo de la posible invasión rusa y azuzando un odio que caldeé el fuego de la opinión pública para hacerla partícipe (en realidad las clases populares serán las que pongan las víctimas) de un estado de alarma perenne que satisfaga los deseos de los jerarcas de la OTAN.

El servilismo de Europa y sus gobiernos, tanto nacionales como en la Unión, para con Estados Unidos y su decadente imperio es del todo inconcebible. Primero porque nos guste o no, la realidad es que Rusia es Europa, o al menos buena parte de ella, y aunque su situación actual está lejos de considerarse una democracia (estamos nosotros en estos temas como para dar ejemplo) probablemente identitaria y culturalmente tenemos más en común que diferencias que nos separen.

Y después, porque la deriva belicista y agresiva de Estados Unidos es la de un país en descomposición social y política, víctima de un sistema depredador que ellos mismos han construido y alimentado y que ahora son incapaces de revertir. En su disputa por la supremacía mundial, el dominio único y hegemónico de Estados Unidos apenas ha durado 25 años (quizás solamente y no sin altibajos hasta la Segunda Guerra de Irak), y ahora viendo la decadencia ya inminente, y la presencia de otras potencias que discuten ese dominio imperial (China, fundamentalmente, pero también Japón, la India y algunos países emergentes), tratan de provocar un estado de pánico mundial que favorezca sus intereses.

Una suerte de “salto al vacío” o de “patada adelante” de un sistema político y económico corrupto e inmoral, incapaz ya de permitir el desarrollo y bienestar de su propia población, contra más el del resto del globo, y cuya máxima expresión es la disputa electoral entre dos políticos corruptos e inmorales de casi 80 años como Biden y Trump.

Y sin embargo, ahí está Europa, la Vieja Europa, arrodillada ante los desmanes y el aparato militar y mediático de Estados Unidos, viendo enemigos en el Este, saltándose sus propios acuerdos y convenciones y siendo incapaz de plantear alternativas.

Advierten de la inminente guerra. De la necesidad de más gasto militar. De mayores arsenales y ejércitos. El mensaje es como si siguiendo a Napoleón o a la Lutwaffe nos lanzáramos a través de los bosques polacos y los valles ucranianos hacia Rusia, armados con bayonetas y confiando en dominar Moscú antes de que llegué el invierno. Como si la guerra no hubiera cambiado hace 90 años. Como si no supiéramos (quizás no lo sabeís) los combates entre ejércitos regulares y en campos de batalla establecidos son cosas del pasado.

Hoy la guerra es la guerra de guerrillas, de escaramuzas en cuanto al enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Y de bombardeos de ciudades siempre con la excusa de acabar con las factorías de munición, combustibles o equipamientos. En cualquier caso se trata de masacrar a las poblaciones civiles, como vemos en Ucrania y en Palestina. Pero también en Congo, en Haití o en Yemén.

La guerra es una descomposición total del día a día de la población. De su salud, de su vida cotidiana, de su psique. Es la degradación total del ser humano, enviado casi siempre a masacrar a sus iguales (cuando no a ser pasto de la matanza) por los intereses y ambiciones de otros. La guerra es el estado de deshumanización máximo, de desmoralización extrema. Las víctimas pueden ser cualquiera, porque nadie está seguro de sufrir las violencias que tolera y fomenta la guerra.

Y sí, puede que estemos en una situación prebélica, con una campaña armamentística, o cuando menos, animando al gasto en armamento por parte de los líderes de la UE y sus políticos liberales. Todos coinciden en la necesidad de armarse. Incluso los que antes querían reducir el cuerpo del estado, porque sobraban médicos o profesores, ahora quieren militares, y sobretodo misiles, aviones y balas.

Curioso es el caso español con un ejército engordado con los que somos llamados “reserva” que no somos más que una población envejecida, sin preparación de ningún tipo, ni física, ni en armamento o supervivencia, y que no hemos disparado un arma (casi) nunca. Incapaz de orientarse en una montaña sin un gps y con un alcoholismo social bien instaurado que deja nuestras condiciones físicas y mentales para el arratre. Estamos como para completar las tropas, cuyo grueso lo forman, y esto lo digo sin ningún tipo de que ya están llenas de latinoamericanos con la promesa de la nacionalidad y un chaleco reflectante para salir a correr por las mañanas en las inmediaciones de los cuarteles.

Pero sin embargo, la sociedad civil, la ciudadanía si se empodera no sólo evitará esta próxima guerra. Sino todas.

Por ello, más allá de lo que digan unos medios de comunicación fieles servidores de sus dueños y una clase política diezmada mentalmente y sin ningún tipo de ética seamos solidarios con el pueblo ruso ahora que están sufriendo. También con palestinos, ucranianos, yemeníes. Y con todas las víctimas de la violencia que el capitalismo y la ambición sin límites ni humanidad de los corruptos y amorales que nos dominan. Y seamos valientes para retirar la palabra y el poder a estos falsarios que dicen representarnos y solamente quieren preservar los privilegios y la decadente mentalidad de los inmorales.


El Manifiesto Comunista. Comentario

  Introducción En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Human...