lunes, 19 de septiembre de 2022

Legado de Campeones


Si en 2019 ya sorprendieron a propios y extraños convirtiéndose en Campeones del Mundo, lo conseguido en estas dos semanas de septiembre ha hecho realidad lo inimaginable. La selección masculina absoluta de baloncesto se proclamaba, por cuarta vez, Campeona de Europa, al vencer ayer en la final del Eurobasket 2022, a la víctima propicia, el enemigo íntimo, Francia.

Si lo vivido en China hace tres años ya supuso una gesta en la historia del baloncesto y del deporte, el éxito refrendado ayer es un ejercicio del más difícil todavía, una oda a la rotura de pronósticos. La confirmación de que el baloncesto en España tiene una salud envidiable, fortísima y unas ansías competitivas que trastocan todos los rangos de favoritos y posibles. 

El cambio de ciclo tras los JJOO de Tokio el año pasado aceleraba un cierto pesimismo en torno al equipo que tan sólo unos años antes ganaba brillantemente, y sin Juniors de Oro y una buena retahíla de bajas, el Mundial. Pero aquí estábamos ante el Eurobasket 2022, sin Pau, ni Marc, ni Navarro, ni Chacho,... ni los lesionados Ricky Rubio o Victor Claver. Pero estas ausencias no debían de arrastrar al pesimismo a nadie, y mucho menos, a la federación, su cuerpo técnico, y el núcleo de jugadores que a través de las ventanas FIBA había ido ganando presencia y experiencia a la hora de representar España.

Si algo habíamos aprendido de la experiencia del Mundial de China era que había que confiar en el equipo. Mantener unas expectativas bajas, y una exigencia en torno al crecimiento colectivo e individual y en la ganancia única de competitividad. Eso para los jugadores, mientras que los aficionados debíamos disfrutar y apoyar, y en todo caso, llegada la previsible derrota, asumir la realidad y aprender desde ella.

Pero nada más lejos de la realidad. Sergio Scariolo convocaba la mejor selección posible y se ponía manos a la obra. Lo primero de todo, y ante la baja del único gran generador de juego -Ricky Rubio-, proveer al equipo de una garantía en la creación y anotación desde el puesto de base. Como todo lo que rodea al técnico italiano parece deslizarse en el terreno de la polémica, a modo de urgencia el Consejo de Ministros otorgaba la nacionalización express, a un "desconocido" base americano de 32 años, llamado Lorenzo Brown. Brown, que había coincidido con Scariolo en los Toronto Raptors entró en la dinámica del grupo sin hacer ruido. El barullo ya lo había montado algunas voces autorizadas, como la del capitán Rudy Fernández, que ejemplificaba la desinformación y la frustración con las formas de hacer de la FEB. Una vez más.

El tiempo ha dado, de manera inconmensurable la razón a Scariolo, puesto que Brown se ha erigido en el líder del equipo, dirigiendo casi siempre, y asumiendo la tarea de puntal anotador cuando las circunstancias así lo exigían. Con Brown y en éste Eurobasket, muchos hemos descubierto, a un jugador de otro tiempo: Calmado, paciente, muy interesado en todo momento en incluir a sus compañeros en el juego ofensivo, priorizando el pase a su propio tiro, pero que cuando ha tenido que asumir la responsabilidad, lo ha hecho con pasmosa eficacia. Su lectura es sublime, y esas décimas de segundo que se guarda le hacen encontrar la mejor solución. Parece mentira que un jugador así ya en la treintena haya pasado tan desapercibido hasta ahora. Es como si su juego y dinámica no encajasen en el baloncesto alocado de hoy en día. Y sin embargo, le va como anillo al dedo.

El resto de la selección no tenía demasiadas novedades: Acabada la generación de los Juniors de Oro, eran los hermanos Hernángomez los encargados de liderar el grupo, con el acompañamiento de Rudy Fernández en la figura de capitán y de Sergio Llull como lugarteniente.

Willy Hernángomez ha asumido con una facilidad pasmosa el legado anotador de los Gasol y ha sido el referente continuo del juego del equipo. Su facilidad para anotar ha sido la viga sobre la cual sostener el edificio anotador de la selección, y con el paso de los partidos sus lagunas defensivas, incluida la alergia al contacto, han ido disminuyendo. Con justicia se ha erigido en MVP del Eurobasket 2022.

Juancho por su parte llegaba al torneo perdido. Al igual que pasa con muchos jugadores europeos que marchan jóvenes a la NBA, su progresión estaba estancada; cortada de raíz. Carne de banquillo y traspasos, su última gran aparición había sido en una película sobre el mundo del basket. Todas esas dudas se han ido despejando con bastante lentitud, todo hay que decirlo, a lo largo del torneo. Poco a poco, Juancho, ha ido ganando confianza y haciendo más cosas en el campo, hasta ayer en la final, salirse con 29 puntos, un 7/9 en triples (convirtió 7 seguidos fallando sólo el primero y el último, con 6 seguidos) y ser básico en la victoria.

Rudy Fernández ha entendido muy bien su papel de capitán y líder espiritual del grupo, dando ejemplo, en las facetas de brega y lucha, sin olvidar su capacidad triplista. Puede parecer algo menor en este baloncesto moderno que calcula hasta la milésima, las posesiones, los rendimientos, porcentajes y ocupaciones, pero cuando Rudy Fernández se jugó su espalda tirándose a por un balón que se escapaba por la línea de banda, enchufó a todo el equipo. Un ejemplo inmejorable, con el éxito de ayer completa uno de los palmares más impresionantes del baloncesto de selecciones: Dos veces campeón del mundo, Cuatro veces campeón Europeo (más dos bronces y una plata); dos platas y un bronce olímpicos.

Sergio Llull estaba llamado a ser importante, pese a su titubeante campaña provocada entre otras cosas, por las lesiones. Y una lesión lo sacó de la convocatoria final a una semana de empezar el torneo. Una baja más que por contra propició la recuperación del primer descarte del verano, el base Alberto Díaz. Y Díaz ha sido fun-da-men-tal en este éxito. Sólo un dato: entre 8os, 4os, semis y final, su "Más-Menos" es de 76. Con su intensidad en pista, su capacidad defensiva España se convertía en inexpugnable. En ataque ha dirigido sus minutos con seguridad y cuando ha asumido tiros ha mostrado una gran efectividad. Uno de los hombres señalados con la nacionalización de Brown, se ha cumplimentado con él de forma inmejorable. Atrás queda qué es lo que ha pasado realmente, y es algo que sólo los protagonistas sabrán. Pero si a continuación voy a loar la labor de Sergio Scariolo, no debemos olvidar en su debe, el descarte de Alberto Díaz quien ha sido fundamental.

El resto del equipo buenos jugadores ACB, algunos con más experiencia que otros, y a todos, que les ha costado (les sigue costando) hacerse un hueco con importancia en los equipos de la primera liga española. Es ya la hora de que los clubes profesionales miren al talento local y lo potencien, le dejen trabajar. Está demostrado que da éxitos.

Jaime Fernández (excelso ayer en la final), Darío Brizuela (con rol de microondas), López Aróstegui (buen trabajo defensivo pero debe aportar mucho más en ataque), Joel Parra o Sebas Sáiz (brega y buenos minutos), Pradilla (mucho futuro aquí) y Usman Garuba que llegaba en muy baja forma, tras su primer año NBA (donde apenas ha jugado) y que con el paso de los partidos ha mejorado y ganado enteros en confianza e importancia.

Todos bajo la batuta de Sergio Scariolo. El técnico italiano tenía ante sí un reto mayúsculo, hacer que este grupo compitiera y creciera. Y vaya si lo ha hecho. Sabedor de que el talento, aún importante, era inferior al demostrado por jugadores pasados, Scariolo y su equipo técnico, ha apretado aún más en el apartado táctico.

En un Eurobasket espectacular, con muchos partidos brillantes y memorables, el trabajo defensivo de España ha destacado sobremanera. La variedad en defensas, hombres y planteamientos otorgaban al equipo un plus de competitividad, que unido a la confianza mutua entre jugadores y técnicos, nos ha regalado a los aficionados no sólo unos resultados increíbles. Es que además, España ha jugado muy bien al baloncesto.

El trabajo colectivo, el juego de los cinco jugadores, en defensa y en ataque es lo que ha hecho Campeón a España. Y es una muy buena noticia para todos los que pensamos que el baloncesto es mucho más que un concurso de mates o triples, o la mega estrella jugando al yo-yo durante 20 segundos. Este es un juego rico y completo en el que todas las facetas, la psicológica, la física, la técnica, la táctica, lo individual y lo colectivo se entremezclan haciéndolo, por lo general, imprevisible y apasionante. Por desgracia, estamos acostumbrados a planteamientos que olvidan uno o varios de esos conceptos. Por ello victorias como la de ayer, o la de hace tres años son tan buenas noticias. Incluso para la FIBA.

España ganaba ayer a Francia. El viernes a Alemania. Los dos, buenos grupos de jugadores NBA (y con minutos) y Euroliga. En el caso de Francia, jugando francamente mal y cegados en su superioridad física. Buscando aplicar el relato de los USA team con mucha defensa física pero ningún trabajo colectivo. Alemania, que había jugado muy bien y variado todo el torneo, sucumbió en las trampas de Scariolo que dejo anotar a su base estrella Schroeder a cambio de que no se sumarán más compañeros. Al final, agotado y desquiciado no sumó cuando más falta hacía. España se deshizo de Finlandia en 4os en auténtico partidazo, ante un conjunto, el finés, sin tanta tradición pero con mucho futuro por delante.

Cayó Lituania en 8os, el día clave, por la dureza ya conocida de ese cruce que ya nos íbamos a ver con los equipos del grupo apriori más fuerte. Pero los lituanos, pese a su tradición, presentaban un grupo sin trabajo del colectivo, empeñados en su tremenda calidad individual, pero desperdiciando situaciones con dos pivots que no pueden jugar juntos pese a ser titularísimos NBA (Domantas Sabonis y Valanciunas). Antes en la primera fase en Tiblisi, España dejó buenas sensaciones y margen de crecimiento con victorias ante Bulgaria, Georgia, derrota con Bélgica, y victorias frente a Montenegro y Turquía para ser primera de grupo.

Y cayeron las grandes favoritas: Eslovenia, Serbia y Grecia. Las tres mediatizadas por tener a megaestrellas NBA como Doncic, Jokic o Antetokoumpo, colosales jugadores, pero que no entienden, o han olvidado, que en Europa hay que contar con el colectivo. En el baloncesto FIBA no puedes pretender anotar 30 puntos todos los partidos. Aquí se defiende. Desde el primer partido y desde el primer minuto. Cuando llegaron los cruces varios de estos jugadores presentaban cansancio y dolencias. No habían incluido a más jugadores en el juego ofensivo, entrenados por sospechosos como Pesic o Itoudis (también Ataman que cayó en 8os sin explotar a una selección turca de sobre el papel, notable talento). Fallaron y se vieron superados por muy buenos equipos que están creciendo por la periferia del continente, como Finlandia (impresionante Markanen), la sorpresa en semifinales de Polonia, parece que recuperamos a la mejor Italia o la República Checa.

Frente al individualismo, el colectivo. Frente a la exhibición, la constancia. Ante el marketing y todo lo externo, el trabajo. Hemos vivido un Eurobasket espectacular, coronado por la victoria de la selección española, pero sobretodo hemos visto y vivido que todavía sigue siendo importante tener claro que esto es un juego de cinco jugadores contra cinco jugadores.


Por otro lado, dos apuntes:

1. Con la medalla de ayer, la Federación española termina un verano de ensueño: 10 medallas, 10 finales, en 10 campeonatos, incluidos mundiales y europeos. Hay equipo, hay presente y hay futuro (también en femenino). Sintámonos orgullosos y exijamos a los responsables de los equipos profesionales que apuesten por el producto patrio que hará que haya más público, más expectación, más compromiso y más ingresos.

2. Para desgracia de los aficionados, Mediaset ha retransmitido el Eurobasket una vez más. Parece ser ya la última, ojalá, porque ha sido una tortura aguantar unas retransmisiones que más allá de la señal del propio organizador ha faltado continuamente al respeto al público, al juego y a sus protagonistas. Deseamos que la TV pública recoja el guante y apueste por los torneos internacionales, y los cuide, porque de ser así funcionará.


lunes, 5 de septiembre de 2022

Salvemos Cádiz


La provincia de Cádiz es un lugar maravilloso de nuestro país. La diversidad de espectaculares playas, muchas de ellas mantenidas en entornos naturales con poca o ninguna presencia constructi humana, con montañas y bosques de alcornoques; de marismas y dehesas; de pueblos blancos, salteados de murallas y fortalezas de frontera; con la ciudad de Cádiz, punta de belleza inconmensurable en torno a la que se coloca la bahía. La mezcla de naturaleza e historia; de paisaje y costumbres; de gentes y gastronomía nos regala uno lugar único.

Una provincia que aúna belleza paisajística, un trato humano magnífico y notables experiencias con las que embriagar los sentidos. Todo un cóctel perfecto para convertirse por méritos propios más que evidentes, en un potencial del turismo veraniego español. Yo mismo he pasado varias quincenas o semanas en todos estos años por las playas y los pueblos de Cádiz, y por lo tanto, he ayudado a inflar la burbuja del turismo que ahora amenaza con hacer añicos todo lo que nos atrae de Cádiz, de una provincia que para los que vivimos alejados del mar, se convierte en una arcadia perenne; en una ensoñación de una jubilación placentera y plena.

Parajes como Conil o Vejer, con su magnífica playa de El Palmar, han venido sufriendo la amenaza de la megalomanía y la especulación para destrozar los parajes y costas naturales de todos, en los inmensos réditos de empresarios y caciques de todo pelaje. La acción de la población civil y la oposición frontal de ayuntamientos de Izquierda Unida han permitido, hasta hoy, que bien sobre mal, se mantengan las costas y parajes naturales, y que los pueblos conserven su esencia que es lo que los ha hecho tan únicos y atractivos. Toca siempre intentar visitarlos, como a toda la provincia, con respeto y atención para captar su forma de ser. Y también estar pendiente para colaborar y denunciar cualquier proyecto urbanístico y hotelero que derrumbe algunos de los pocos espacios de casi no intervención capitalista -lo de vírgenes ya no puede ser-.

Muchos de estos espacios cuasi originales conservados en las costas españolas se sitúan en Cádiz. El hecho de que durante los años del desarrollismo y hasta bien metidos los años 90, gran parte de la costa estuviera en manos del Ministerio de Defensa, libró al territorio de la vorágine especulativa y han permitido que se mantengan, como decía más arriba, en un aspecto cercano al natural y original. Sin embargo, estas protecciones pueden no ser suficientes ahora que acaban los mandatos del ejército sobre estos terrenos que antiguamente se empleaban como campos de entreno y maniobras, tanto de marinería, infantería o anfibias. Devueltas las parcelas a los ayuntamientos, ya salivan muchos empresaurios del sector turístico españistaní para explotar los pocos kilómetros de costa libres de cemento, y hacer del paraíso natural de Cádiz, que es de todas y todos, empezando por los propios gaditanos y gaditanas, en pingues beneficios de unos pocos.

Por ejemplo, de politciastros de medio pelo, corruptos en potencia y en esencia, que no van a dudar en malvender el patrimonio natural de sus municipios al primer especulador, patrio o extranjero, que aparezca. Utilizarán el cebo del desarrollo y el paro, extremo en la provincia, para prometer unas inversiones y unos puestos de trabajo, que serán precarios por definición y acabarán por derruir los locales tanto en el sector pesquero, agrícola como en el del servicios actual.

La zona de Zahara de los Atunes, pedanía pesquera perteneciente a Barbate, está en el punto de mira de los especuladores, los corruptos y de quienes defendemos un medio natural y un turismo y consumo, responsable, sostenible y digno. La proliferación desde hace años de urbanizaciones y campos de golf, con Atlanterra (ya perteneciente a la localidad limítrofe de Tarifa) como paradigma, nos pone en guardia para evitar que el patrimonio que es de todos quede en manos de unos pocos que no dudarán en exprimir su potencial, hasta ahogarlo, hasta robarle la esencia, y no dejar de vuelta, más que las facturas y los destrozos; los residuos, las aglomeraciones, el tráfico excesivo y las restricciones de agua.

La viabilidad de la Costa de la Luz y de toda la provincia de Cádiz no puede estar sometida a visiones diocechescas del crecimiento perpetuo, a ilusiones de desarrollo turístico y a alentar planes mastodónticos de crecimiento urbano y peri urbano que se encienden con la llama de vacuas promesas de empleo. Y esto no lo digo como un asiduo visitante de esta magnífica tierra que tengo clavada en el corazón. Lo digo porque por suerte conozco a muchos gaditanos y gaditanas, que viven en su tierra, o que quieren volver a ella, y para ello saben que es vital conservar la esencia que las hace tan especial. Ya conocen, ya lo conocemos todos, que estos proyectos solo dejan las basuras y se llevan las plusvalías lejos, sin que apenas las huelan los locales. La falta de infraestructuras, tanto viarias, como de canalización y tratamiento de aguas deberían de frenar estas propuestas de despilfarro y laminación. Y sin embargo, cada dos por tres, y todo el tiempo, en el territorio, toca defenderse, informar y denunciar. Luchar por conservar lo poco de costa natural que nos quedan.


Yacimiento arqueológico de la antigua ciudad romana de Baelo Claudia. Playa de Bolonia en Tarifa (Cádiz)

 

Parajes inmensos en belleza y esencia. Plenos de historia -estamos hablando del Cabo Trafalgar hasta las ruinas arqueológicas de la ciudad de Baelo Claudia en la playa de Bolonia-, naturaleza y formas de vida autóctonas -pescadores, artesanos del esparto, la madera, la cerámica, agricultores o ganaderos de retinta, etc.- no pueden verse erradicados. Ya no valen el fomento de políticas urbanísticas y turísticas, porque ya han quedado demostradas que son un fracaso, solo alientan burbujas que explotan en forma de crisis recurrentes, no cumplen ni con el desarrollo económico local, ni tampoco con la creación de un empleo mínimo de calidad.

Cádiz, su patrimonio, sus pueblos, sus playas y montes, y sus gentes merece futuro y dignidad. Necesita inversiones, si, pero no aquellas que ya sabemos que sirven únicamente para borrar su pasado, parasitar su presente y erradicar su futuro. No se puede permitir la continua esquilmación de los recursos, empezando por el propio suelo, y siguiendo por el agua dulce, pero también salada. Y sin olvidar el recurso básico de la vida de las personas que residen en el territorio. Su bienestar, su salud y su dignidad como trabajadores. Por todo ello, ames o no Cádiz, debemos estar atentos en colaborar, estar informados y rechazar de plano los proyectos megalómanos de turismo y ladrillo. Cádiz no lo merece; y todos, sin distinción, no los queremos.


 

El Manifiesto Comunista. Comentario

  Introducción En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Human...