sábado, 27 de abril de 2013

Apoteosis en un momento


Durante una fracción de segundo el tiempo se detiene. El aire se condensa; las respiraciones de más de 3500 personas allí presentes se parán; los corazones se tensan. Lecoe recoge sobre su mano derecha el balón con el apoyo de la izquierda; mira al aro por última vez antes de lanzar, y ejecuta rapida, segura e impasible el último tiro libre de la Liga Femenina 2013. El balon se abre paso entre el denso aire hasta llegar a ser abrazado por el aro y allí culmina en un beso con las redes la Tercera Liga en la historia del Perfumerías Avenida de Salamanca.

El relato anterior es en pocas líneas condensadas el increíble y apasionante instante en que el club salmantino consiguió una liga más. Un momento épico, simbólico, un final de película. Hasta llegar a él, y llegar a comprenderlo, primero yo mismo, después cualquiera que lo lea, van las siguientes líneas.

Hace casi dos meses, antes de la Copa de la Reina que se iba a disputar en Zamora, y en la que salió victorioso, clara y merecidamente Rivas Ecópolis, escribía sobre la situación actual, de esta temporada, del Perfumerías Avenida, con la ristra de problemas y errores que todos, desde directiva, hasta afición, sin disculpar a cuerpo técnico y plantilla, se habían cometido y podían acabar con este sueño que durá ya 8 años (y esperemos dure muchos más) que ha alimentado e ilusionando a Salamanca y buena parte de sus gentes, con un proyecto deportivo estimulante, volcado e intenso. En aquel momento es lo que pensaba, y ahora, incluso después de vivido lo vivido, mantengo: El éxito actual no puede bajo ninguna circunstancia eclipsar el análisis serio y riguroso de la última temporada, con la mejor de las actitudes para mejorar, acertar más y volver a traer el espectáculo y el sentido de unión y comunión con afición y ciudad que se ha puesto en peligro esta temporada.

Pero el deporte es lo que es y una de sus mayores ventajas, y sin duda más duro inconveniente, es que continuamente, de manera constante, te da la posibilidad de redención. Y de eso es de lo que me voy a ocupar a continuación.

40 minutos para un instante

El pasado miércoles, Perfumerías Avenida, asaltaba el Cerro del Telégrafo con una Monique Currie, espectacular y arrancaba el factor cancha perdido en la liga regular a un Rivas Ecópolis excesivamente agarrotado por el peso de la responsabilidad de saberse favorito en ese primer partido y en su propia casa. Eso daba la oportunidad a Perfumerías Avenida, ayer, de ganar por primera vez, desde hace 8 años, una liga al calor de su público en Wurzburg. Al calor de la Marea Azul.

Oportunidad histórica que se repetía por primera vez tras 8 años consecutivos en los que Avenida ocupaba plaza en la final. Una oportunidad que se iba a jugar con un guión memorable.

La tensión era máxima y quizás trasladada de un bando a otro puesto que Rivas muy intenso y mentalizado exegía al máximo a un Avenida en cuyos primeros minutos, primeros ataques y primeras defensas, le pesaba en exceso la responsabilidad de encontrarse ante su oportunidad. Un peso que se unía a las trabas y problemas ofensivas de todo el año y que tenían además la réplica ripense con una lectura y acierto mucho mejor y mayor. El partido se inauguro con un 0-8 que Lapeña tuvo que parar con un tiempo muerto, y durante toda la primera mitad, lo que en un lado eran ataques organizados y bien ejecutados, lanzamientos sin oposición, acierto, en el otro eran desesperación, precipitación, errores en pase, en tiros... Avenida anotaba con sangre, sudor y lágrimas y expoleó las ventajas de Rivas. 15-30 y luego 17-34 mediado el segundo hasta una máxima de +18 para Rivas tras 17 minutos de juego.

En el descanso en las gradas del pabellón de Wurzburg se respiraba la ansiedad y se palpaba el pesimismo ante un planteamiento de partido que no era ajeno por conocido este año lo que aumentaba más si cabe aún la sensación derrota. Pero en el vestuario, quiero imaginar, que Avenida, con Lapeña vehemente en sus explicaciones y exhortaciones reaccionó y se conjuró para volver a los orígenes: defensa, intensidad, permanencia frente al desaliento, lectura en ataque. Garra y convicción, frente a un Rivas que en el vestuario se felicitaba del buen trabajo hecho, no daba nada por ganado y lamentaba, a la postre bastante importante, lesión de Anna Cruz, al filo del descanso.

La vuelta a la pista para la segunda parte plasmó esta imaginación y Avenida salió encorajinado, con una mayor implicación en ambos lados, llegando ya a puntear tiros de Rivas, cerrar el rebote defensivo y a jugar con mayor claridad en ataque, aunque todavía el acierto era una quimera. Pero fruto de esa mayor implicación traspasaron parte de los nervios, la precipitación y los errores a un Rivas, que vió como se oscurecía su juego ofensivo. De ahí al final ambos equipos anotarían más por calidad individual y bemoles, que por juego de equipo.

Poco a poco Avenida fue limando las diferencias pero al inicio del último cuarto se llegaba +10 para  Rivas (40-50). Sin jugar un baloncesto excelso y combinativo Avenida pudo correr y anotar rapido, e incluso libero varios tiros para desde la larga distancia animar su anotación. Rivas entraba en ese último cuarto con un triple de Bermejo, pero pasó varios minutos sin anotar y viendo como Avenida encontraba algo más el aro, hasta que a 5 minutos del final un triple de Marta Fernández, dejaba el partido en 4 puntos. Lo sucedido a partir de ahí, de guión hollywoodinese:

Estira la diferencia Rivas con un triple de Honti, al que le responde uno de Currie. Rivas por momentos no consigue anotar con claridad, pero sus dos jugadoras más expertas Kurasova y Vadja encuentras resquicios para sumar y acercar la victoria a las madrileñas. En ese momento Xargay reconoce que con haber recuperado la manija del juego no valía y que el equipo necesitaba de sus puntos, y lanza. Y anota. Le sigue LeCoe con un fantástico 2+1, al que responde Vadja. A dos minutos del final tras malos ataques de ambos equipos un 2+1 de Kurasova deja el partido cuesta arriba para las salmantinas, que tienen un oportuno tiempo muerto de Victor Lapeña, para pensar y reaccionar. Lo hacen con otro triple, esté sobre la bocina de Marta Fernández (no es una tiradora, no está en un buen momento y cometió muchos errores, pero hay que reconocerle unos ovarios como las dos catedrales). Rivas parece acusar el golpe hasta que encuentra de nuevo a Kurasova que anota un triplazo que hiela Würzburg. Por un momento el partido Rivas lo ve ganado y comete el error de defender mal la siguiente jugada, y en menos de 10 segundos Sulciute anota un triple que vuelve a dejar el partido en 1 punto.

Lo siguiente, al igual que lo anterior, pero resplandeciente por lo importante del momento, es parte de la historia de este maravilloso deporte y fantástico equipo. Ataca Rivas y quedan 30 segundos. No piden tiempo muerto para poner la bola en juego (mis calculos dicen que les quedaba uno) y Vadja comete pasos, no señalados, a los que les sigue una falta de Sulciute (2ª de equipo en ese cuarto para Avenida). Rivas ataca con +1 en el marcador y 24 segundos de juego ante la defensa en zona de un Avenida, que no puede hacer faltas para llevar al tiro libre al rival, y aquí viene el error que le costó el partido al equipo ripense: Honti decide penetrar (quedan 10 segundos) ante una defensa salmantina muy cerrada y sin posible carga del rebote, por parte de sus compañeras. Y falla, la suspensión. La carga del rebote de Rivas es tardía, y Currie rebotea y saca el contragolpe hacia Marta Fernández, acompañada de Lecoe. Dos contra una puesto que Casas guarda la viña ripense. El tuya-mia entre la escolta catalana y la ala-pivot estadounidense se salda con el error de Marta Fernández en la suspensión a tablero y bajo canasta, el siguiente palmeo de Sulciute que llegaba de trailer que se sale por poco, rebote de Lecoe y falta, clara y dentro de tiempo, de Nicholls.

Más allá de otras jugadas y situaciones de partido en las que Rivas, quizás legitimamente pueda verse perjudicada (Avenida defendió en zona, pero fuerte, el último cuarto, y sólo hizo le pitaron dos faltas en ese periodo), la jugada que decidió la liga, estuvo muy bien arbitrada y consensuada con la mesa. Las repeticiones constataron la realidad.

Lo siguiente; Increíble. La tensión era abrumadora e iba creciendo, durante los dos largos minutos desde el final del partido hasta que Lecoe se dispuso en la línea de tiros libres a entrar en la historia del deporte salmantino y del Perfumerias Avenida. Dos minutos de nervios, agobio, de aplastamiento bajo la presión y el calor, producido por la masa humana allí presente, la lluvia de la tormenta abrumadora de la tarde. Todo el pabellón era un invernadero a punto de explotar. Y la espoleta era Lecoe Willlingham.

Llegada a mitad de temporada la ala-pivot de Georgia, ha demostrado un compromiso y un carácter ejemplarizantes. Todo profesionalismo y disposición, unas veces más acertada que otras, ayer fue la luchadora que fue apuntalando la remontada hasta ponerse por delante ya con el tiempo cumplido.

Y demostró unos nervios de acero, enchufando el primer tiro, sin titubeos, para llevar el partido, como mínimo a la prórroga. Y el segundo. El segundo hizo estallar un pabellón entero, casi una ciudad. Una alegría inmensa inflada por la ilusión que Perfumerías Avenida significa para muchas personas, muchas familias en esta ciudad, y también dopada por el exceso de la remontada, la lucha sin cuartel, el camino a través de una cuerda, cada segundo más estrecha, en un sentido de marcha sobre el vacío sin red de seguridad.

Lecoe, deseaba el balón más aún que en el tiro anterior, hace apenas 15 segundos. Así son los y las ganadores. Cuando lo tuvo en sus manos, lo boto una vez; lo recogió sobre su mano derecha y lo sostuvo con la izquierda; mira al aro por última vez antes de lanzar, y ejecuta rapida, segura e impasible el último tiro libre de la Liga Femenina 2013.

Y ahí brotó toda la tensión en una explosión de alegría y pasión incontenible. Las risas, la alegría, los abrazos y por qué no decirlo en un tio de un metro setenta y ocho y 80 kilos de peso, de 30 años, también las lágrimas.

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