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sábado, 13 de agosto de 2022

Leyendas del Rock 2022

 


Mi primera visita al Leyendas del Rock ha sido todo un disfrute y un éxito. Un festival al que tenía respeto por su situación geográfica y época de desarrollo. El sudeste peninsular y el pleno agosto no parecen momentos muy propicios para dos o tres tardes y noches de conciertos al aire libre. Desde luego también influía nuestro lugar de residencia, anteriormente apartado, pero ahora tras la genial experiencia vivida, independientemente de donde se more, se contará con disfrutar en Villena. Las magníficas condiciones y el usual buen rollo que se destilan en los eventos heavies hicieron de nuestra vuelta a la normalidad de los festivales muy placentera.

Un recinto amplío y bien acondicionado. Bien comunicado a las afueras de Villena. Con amplios párkings y zona de acampadas (para quien no quiera o no tenga otras condiciones de descanso ante un festival). Con los escenarios a resguardo del Sol gracias a la cornisa montañosa en la que se encuadra la zona deportiva de Villena donde se desarrolla el festival. Esto era una sorpresa muy celebrada, dada la costumbre hispana de colocar escenarios que o bien ponen al sol a los músicos, o dejan a su calor abrasador al público. En el Leyendas la ubicación es inmejorable, y ya sobre las 6 de la tarde la sombra es mayoritaria en la platea lo que ayuda a que la temperatura ambiental baje, mientras sube la metalera.

También es digno de comentar y alabar las instalaciones básicas: No recuerdo un festival con tanta cantidad de urinarios portátiles. Es verdad, que día a día de festival el olor y las condiciones van empeorando, pero también se nota un esfuerzo de la organización para bajar el ratio de urinario por asistente, en un contexto en el que la ingestión de líquidos es altísima y con una afluencia masiva. En cuanto había aviso de un atasco se procedía al desatranque, y como digo, en ningún momento -al menos que yo pudiera ver- se alargaron las colas y los tiempos de espera de personas dando saltitos y apretando muy fuerte los muslos aguantando la primera gotita. Camino por mejorar, siempre habrá, pero desde luego Leyendas del Rock lo hace muy bien.

Otro punto a favor es sin duda el gran nivel culinario del festival. No nos engañemos; nunca iremos a un festival por la calidad gastronómica pero es de agradecer que los puestos seleccionados e instalados dispensarán buena comida, con celeridad y calidad. Lógicamente no pude degustar todos los tipos de viandas que se expedían pero de comentarlo con otros compañeros de festival, al calor de un “qué aprovetxe” se puede garantizar la satisfacción y el goce. Parecía una experiencia prohibida por la Inquisición el disfrutar de un buen concierto heavy y a la vez de llenar el gaznate con una hamburguesa o bocadillo bien ejecutado y mejor rellenado. Muy celebrada también el puesto de helados y granizados.

En cuanto a la bebida, no podía faltar una buena provisión de fuentes de agua potable para refrescarse (sin olvidar la piscina municipal a la que también podíamos tener acceso), y en las barras, tanto para cambiar al dinero de rascapiquilandia propio del festival, como para conseguir los dorados elixires fruto de la fermentación, la amabilidad y buen rollo de las y los trabajadores eran el denominador común. Un gustazo, vamos. No sé si tendrá que ver, pero el hecho de que gracias a particulares y asociaciones de consumidores se haya podido funcionar con racionalidad y permitir que los asistentes puedan introducir agua y comida al recinto, puede haber ayudado a que los organizadores busquen más calidad para poder “competir”.

La galería de boutiques de metal estaba más que completa y o se hacía verdadera fuerza o te dejabas un buen sueldo en camisetas, sudaderas, gorras, anillos, pendientes, cadenas, carteras, mochilas… y cuernos y kilts que son el dresscode de moda entre la chavalada del Metal. Eso en cuanto a los tíos, porque las mujeres tenían ante si las mismas atracciones y buenos surtidos de botas, lencerías de cuero y tachuelas, maquillajes y extensiones (también con sus variantes masculinas).

La explanada, como he indicado, ya era agradable a media tarde y ni la presión del público ni el calor, hacían sofocante la estancia. Además, añadía una buena zona de bancos y espacios para sentarse en el suelo, así como una carpa principal donde en primer momento se notaba más el calor de invernadero. Alguna zona más de sombra sería bien recibida, pero desde luego la ubicación es un acierto para poder disfrutar de la música con la compañía de esta increíble y gran familia que forma el Heavy Metal.

Y es que si a la organización hay que darle un 10, qué decir del público. Había (y hay) ganas de música y Metal. Ganas de fiesta y de vibrar en los conciertos. Público de todas las edades y condiciones. Familias enteras, incluidos abuelos y nietos. Muchísimas mujeres, lo cual a mi, que hacía unos años que no me movía en los festivales me pareció la mejor noticia por cuánto toca -y sé de buena mano-, que estos eventos antes estaban estigmatizados como no recomendables o resultaban peligrosos para las chicas. No puede haber más felicidad en el mundo que cuando se abre las puertas de la libertad y la igualdad al 50% de la humanidad.

Amistad, concordia y ganas de disfrutar. Sin agresiones de ningún tipo, ni problemas, como si suceden en festivales de otros tipos de música que reciben el beneplácito y atención de los medios de comunicación de masas. Qué no es que nos hagan falta pero ya se sabe. Buen rollo a raudales en el Leyendas Comentarios con todos los y las “vecinos de platea”. Qué se me cae la cerveza por hacer el gamba, “no pasa nada hombre”; que a otro se le cae y me empapa, sin problema. “¡Hostia, Spanoulis! ¡toma camiseta guapa!”; “Qué tralla los Angelus”. Comentarios y opiniones con buen rollo, hermandad. Lágrimas compartiendo estribillos y capelas de letras icónicas de nuestra adolescencia; de la soledad de una habitación o de una cabeza aislada por los cascos… Un ambiente inmejorable.

Cómo dijo mi chica, una “recién llegada al mundo del heavy”, “los heavis son buenas personas haciéndose pasar por malotes; los hippies, son malas personas haciéndose pasar por buena gente”.


En cuanto a la música, qué decir: Si el jueves Testament y Kreator dejaban el nivel muy arriba (también unos en muy buena forma Stratovarius), el viernes llegamos justos para empezar con Jinjer, una banda que se come el escenario desde el primer momento. La tremenda destreza de su guitarra acompañada por una base rítmica potente e imaginativa. Todo ello coronado por los increíbles tonos, tanto gutural como clásico a los que llega Tatiana como vocalista. Muchísima calidad y caña para causar más daños en los cuellos de los asistentes que disfrutábamos con una banda que ya está plenamente incorporada a la élite del Metal.

Gotthard, una banda que tenía abandonada desde los principios de los 2000 me ganaron de nuevo para la causa con su propuesta desenfadada, de ganas de fiesta sin faltar la calidad y con toda la banda muy metida en hacer disfrutar al público. De 10.

Muy curioso, por cierto, la disposición de las bandas en los dos escenarios principales, alternando conciertos más cañeros de puro Trash o como el de Jinjer, con otras actuaciones, con otras propuestas en las que se van deslizando los estilos, sin cerrar en absoluto, el festival a un sólo subgénero, sino que haciéndolo inclusivo para muchos perfiles. Desde luego, un disfrute que permitía las idas y venidas desde la platea de las oleadas de los heavys, pero que nos tenían a todos disfrutando muchísimo, a veces en la distancia, otras metidos en el meollo.

 

A continuación, el plato fuerte: Blind Guardian. Y recordando el Somewhere far beyond, en su trigésimo aniversario. Y qué ofrecieron. Pues un concierto pleno, lleno de talento y sabiduría, descerrajando una multitud de himnos de nuestra juventud y adolescencia por los paisajes fantásticos, los bosques y rodeados de los bardos. Un momento épico que recordando me pone la piel de gallina de nuevo.

Al siguiente día, llegamos sobre la misma hora pero para ver en el escenario Mark Reale, el más pequeño, a mis amigos de Kritter que ofrecieron su trabajo y metal, con plena dignidad, dándolo todo y haciéndonos disfrutar. Seguro que volverán y van a seguir ampliando su círculo para introducirse de lleno entre la bandas nacionales con las que hay que contar. Si o si.

 

Después, tiramos de más nostalgia con Rhapsody, o como demonios se llame ahora el proyecto de Turilli y Leoni que no pueden utilizar el nombre, pero si las canciones. Total otro buen rato de heavy, de power metal sinfónico, con la tanda de canciones que rellenaban discos como The power of dragonflame o Legendary Tales con los que compusieron su setlist.

Queríamos echar un ojo y una nueva escucha a Dunedain, banda española de power metal que también tenía algo alejada de mi recuerdo últimamente. Sonaban de miedo y la gente luego comentó su tremendo nivel, pero ante un escenario pequeño totalmente lleno, no pudimos entrar, y nosotros nos recogimos y separamos un poco para cenar y ver desde la distancia a Overkill. La banda británica trash no es de mis favoritas, ni mucho menos, pero ofrecieron un show potente y divertido a partes iguales con su frontman muy dicharachero con el público.

Nos cambiamos nuestra distancia ni disposición para escuchar a Opeth. Los suecos con su oscuro metal progresivo llenaron la platea de incondiconiales y sonaron como acostumbran de bien. Sin embargo, la actuación en mi opinión, se volvió tediosa, dando poco espacio al ambiente propio de festival, ante un público, que eso si, disfrutábamos de su tremenda calidad técnica desde un punto de tranquilidad. Como si estuviéramos asistiendo a una escucha de un disco en la candidez y acogida de nuestro hogar.

 

Retomamos posiciones para el espectáculo que ofreció Epica, tomando el testigo de la cabeza de cartel. Con una presentación espectacular, cañones de fuego y demás tramoya, la banda holandesa de metal sinfónico liderada por Mark Jansen y Simone Simmons dieron el concierto del festival. Supieron conjugar su tremenda pericia y técnica para no desinflar la bola del festival al tiempo que entendieron el momento y contexto en el que estamos. No dejaron tiempo a que la nostalgia se recuperará y aunque mostraron varios de los temas de sus últimos trabajos, no dejaron escapar la oportunidad de volver a tocar temas clásicos e inolvidables como The Obsessive devotion, Sancta Terra, Cry for the Moon o Consign to Oblivion con la que cerraron. Un show tremendo, lleno de fuego y fuerza, pasión y simpatía por una banda que se desenvolvió tremendamente bien (sus años ya les contemplan) y que se mostraron siempre, todos sus integrantes, súper amables y agradecidos al público. Mención especial a su teclista Coen Jaenssen siempre tan divertido.


Angelus Apátrida eran la siguiente muesca del revolver del festival y su detonación fue atronadora. Nadie duda ya de la tremenda calidad de estos trashers albaceteños, de la simpatía de Guille y de la brutal caña que nos infligieron para goce de todas y todos quienes nos concentrábamos ahí. Si su último disco es salvaje y no tiene nada que envidiar a las producciones de bandas extranjeras del género, la puesta en escena es arrolladora. Las canciones se deslizan y golpean brutales, sonando de lujo. Particularmente Indoctrinate y Of men and Tyrants fueron demoledoras.

Y aunque quedaba mucho festival todavía nosotros ya casi cuarentones nos recogimos, contentos y felices de volver a disfrutar de la música, del Metal y seguros de que lo haremos una y muchas veces más en sucesivos Leyendas del Rock.

Por cierto: No he profundizado mucho en las crónicas de los conciertos porque uno va a disfrutar de la música. Sólo quería plasmar el buen ambiente y organización del Festival. Para crónicas completas y profesionales, con mejores fotos, aquí unos enlaces:

Crónica Día 1 - Miércoles 3 de agosto

Crónica Día 2 - Jueves 4 de agosto 

Crónica Día 3 - Viernes 5 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

Crónica Día 4 - Sábado 6 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

 

 

Fé de Errores: Las fotos son una mierda porque olvidé mi cámara de fotos en casa de mis padres, y éste móvil que tengo ahora pues tiene peor calidad que el que tenía antes. ¡Qué le vamos a hacer! Mil disculpas y otra buena causa para repetir en el Leyendas y con todas estas bandas!!


jueves, 29 de junio de 2017

Una moto sierra sobre un escenario



Llega el momento de recuperar uno de sus hilos temáticos de mi blog que más ha ido sorprendiendo al público, frecuente o casual, que ha llegado a él. Hablo de la línea temática que dedico a esos grupos de rock y metal curiosos, bien sea en su puesta en escena, sus letras, sus biografías o en todo el conjunto.
Y hoy voy a escribir sobre Jackyl.
Seguro que no te suena de nada. Pertenece a ese grupo de bandas underground, fuera de foco y radar, incluso de las publicaciones expertas o de los periodistas más entendidos. Sus incursiones en los circuitos convencionales del sector son más bien escasas, y casi nulas, cuando salen de Estados Unidos, su país natal.
Yo los conocí, su propuesta, porque todavía no los he visto en directo, gracias a un ex compañero de trabajo a la par aficionado y responsable de una buena web de metal. Él los conocía de una de las promos que antiguamente llegaban también a los simples aficionados, promovidas por discográficas y distribuidores (desconozco si estas todavía llegan a día de hoy a los portales de información). Su hard rock claramente reminiscente al AC/DC de finales de los 80 y su The Razor’s Edge, se mezclaba sin no muy buena armonía que digamos, influencias folk al más puro estilo de la Creedence o Free, que por su origen sureño (son de Georgia) eran inevitables.
Lo sé. No es el tipo de música que escucho en mi casa, de manera pausada y reflexionada. No están en mis discos, ni repositorios físicos o virtuales. Y tampoco es un grupo por el que la liaría por ir a verlos en vivo. Pero del mismo modo hay que asegurar que es de los tipos de músicos que saben cómo hacértelo pasar en grande sobre un escenario. No cabe ninguna duda de que montan un show colosal, gamberro y divertido a partes iguales, y en el que sales de allí con la sensación de sentirte sucio, pero encantado de haber vivido una experiencia única.
Y es que, desde luego, a originales no les gana nadie y es por eso es por lo que se han ganado, ya lo hicieron hace mucho tiempo, que les dedique un rato para ilustrarme, escribir sobre ellos y acercarlos y compartir con vosotros algo de su música.
Una moto sierra
Su canción más conocida es The Lumberjack, single de su primer álbum de estudio de 1992, titulado, como ellos mismos, Jackyl. Se trata de una declaración de intenciones clara y directa. Hard rock sureño desgarrado, que apesta a bourbon y pólvora. Una letra ácida y cachonda a la que le acompaña en todo momento una moto sierra.
Los marcados riffs son aceleraciones del motor de la maquina. Acompaña una viva batería y otra guitarra que tímida aguanta el brío de la moto sierra que se come todo menos la desgarrada voz de Jesse James Dupree, cantante, líder y creador de la banda que continua hoy al piel del cañón. Su voz que juega entre los registros de cantante Steve Kudlow de Anvil y los del mejor Brian Johnson de los AC/DC es la otra gran seña de identidad.
Así hasta llegar a un primoroso sólo de moto sierra que enloquece a quien lo escucha y lo ve. Se marcan las notas a golpe de gatillo, y el sonido metálico de cadena y dientes de acero engrasados emula los de la mejor afinada guitarra Les Paul. Todo ello, ejecutado sin camiseta y con los habituales haedbangs y demás parafernalia heavy, por lo que ante tanto movimiento no es de extrañar que haya quien tema por la integridad física del virtuoso “músico”.
Es el propio Dupree el que maneja la moto sierra durante el vídeo oficial y al final del concierto que es la canción con la que habitualmente cierran sus setlists. Todo como un homenaje a su padre y hermano, y a su infancia en la que muchos días compartían el monte, la moto sierra y una camioneta chevi oxidada.
La “novedad” de incluir una moto sierra entre el equipaje a la hora de afrontar un concierto, hizo que Jackyl entrará en los circuitos americanos de festivales donde destacaron en su actuación en Woodstock 94. También, fueron dando saltos a otros países destacando en Iberoamérica donde en lugares como Chile o Perú son considerados como una banda de primer nivel.
Aquí os dejo alguno más de sus temas, más conocidos y más clásicos en su puesta en escena, pero sin dejar de lado la coherencia de un grupo sureño: Buen hard rock, letras y ritmos folk, camisas de cuadros, chicas con poca ropa, bourbon y alguna bandera confederada.













jueves, 25 de mayo de 2017

El hombre de negro




No he podido resistirme a escribir sobre Loquillo tras leer esta noticia. Desde luego, la personalidad e ideología de "el loco" no deja indiferente a nadie. Por encima de la persona y el cantante, está el personaje, y las tres esferas se entremezclan para componer un retrato fascinante que es historia viva de la música de este país, del rock y del blues, y también un rostro reconocible y esencial de esa etapa mitificada llamada "Movida", tanto en su vertiente madrileña como barcelonesa, y por lo tanto de la cultura española contemporánea.
Sería iluso por mi parte hacer un escrito como alegato de un legado, sin hacer mención a las polémicas que el propio Loquillo ha alimentado a lo largo de su carrera. Desde luego no puedo reclamar mayor empaque a su música, sin citar algunas de esas declaraciones altisonantes e irritantes para partes del espectro sociológico e ideológico tanto catalán como español con las que todos estos años han ido apareciendo.
Loquillo ha ido pasando por varios espacios políticos sin importarle quedar como una veleta, porque siempre ha expuesto un pragmatismo por encima de todas las cosas a la hora de afrontar un problema particular. Así de este modo y durante todos estos años ha colaborado en mítines del PSC, apoyado reclamaciones de la antigua Convergencia, militado en el PC o pedir el voto para Izquierda Unida.
Ha cobrado campañas publicitarias de grandes marcas españolas y participado en tertulias televisivas o radiofónicas tanto de centro izquierda como de ultra derecha.
Se ha mostrado siempre firme ante la cuestión catalana, defendiendo la unión española, pero reconociendo singularidades, sin limitar derechos, como el derecho a decidir y convencido de los derechos individuales, así como los servicios sociales, particularmente la educación y la cultura.
Desde hace años, muchos antes de que se pusiera de moda, venía advirtiendo de la gentrificación que está sufriendo Barcelona; de como sus barrios y particularmente el centro histórico se veía amenazado primero con el abandono de las instituciones, llegando hasta su deterioro por las proliferación de las drogas, y luego con la llegada masiva de turistas y de especuladores con ellos, que la hacían insoportable.
Mención especial cabe su evolución ante el asunto de la piratería, las descargas y la presión como lobby, que la SGAE viene ejerciendo sobre los distintos gobiernos. Con un enfrentamiento personal indisimulado hacia Teddy Bautista y todo el animalario que gobierna la patronal de los autores, aun así Loquillo apoyó reivindicaciones del canon de compensación por piratería, por lo que fue criticado, y mostrando talante tras dialogar con la parte contraria, evolucionar hacia posiciones más a pie de calle, reconociendo que es sobre el escenario donde un músico ha de ganarse el pan, y que las nuevas tecnologías y plataformas ayudan ha darse conocer a quien tenga algo que contar o cantar.
Podemos estar de acuerdo o no, a mi particularmente no me satisfacen muchas de sus declaraciones y continuas idas y vueltas, pero si estoy escribiendo esto, es por su música y su talante y talento a la hora de desarrollarla en directo, no porque sea un líder de opinión.


Y ahí es donde radica la genialidad de Loquillo y con ella su posteridad. Una Rock n' roll actitud ante la platea y ante la vida. Haciendo trascendente cada momento para disfrute del público y de él mismo, y de la majestuosa banda con la que se acompaña (en la actualidad Igor Paskual a la guitarra, Laurent Castagnet en la batería, Josu García guitarra, el bajo de Alfonso Alcalá, la guitarra de Mario Cobo y el teclado de Lucas Albaladejo). El hijo de nadie sigue una Línea clara, para que a todos al igual que en la Memoria de jóvenes airados, tengamos siempre el recuerdo de un concierto imborrable.
Con su inconfundible tupe, su impoluto traje negro y desde su 1'95 de promesa del basket de los 80, nos dice Pégate a mí y síguenos por El rompeolas, mostrando una imagen poderosa de rockabilly que acompaña con una voz grave y madura que aún mantiene tonos juveniles de rebelión e inconformismo, pero con matices de redención y rendición por reconocer perseguir imposibles.
El hombre de negro, homenaje -que le queda como un guante- al gran Johnny Cash, sirve de unión intergeneracional. Padres, algunos ya sexagenarios, casi abuelos, con sus hijos, a su vez padres o en edad de serlo, de ya adolescentes o incluso niños disfrutan al máximo el derroche de virtuosismo de toda la banda, exponenciando la música, como el sabor de Carne para Linda.
Feo, fuerte y formal pero también Contento, como declaración de intenciones de quien hace lo que le gusta, quien se divierte con El ritmo del garaje, en un ejercicio Cruzando el paraíso, para ganar la trascendencia de La nave de los locos.
Indómita La mataré, peligrosa y delicada propia de las Political Incorrectness, del hombre antes que el artista, siempre transgresor, constante en su ejercicio de proponer y hacer pensar, hacernos reflexionar, tanto como individuos, como sociedad.
El mundo necesita hombres objeto como quien necesita una toalla que plaque el sudor en la noche al calor de los focos. Porque esa es la rutina de quien ama el escenario; de quien conoce el canal por donde dialoga con su público, a quien merece respeto y dedicación.
Porque por mucha Rock & Roll Star que se sea, lo más importante es la música. Tocarla y sentirla. Ya sea en una plaza histórica. En un inmenso pabellón de la capital, o en uno pequeño de una ciudad de provincias. En festivales o en fiestas patronales de pueblos. Lo importante es engrasar el Cadillac solitario, como metáfora de los sueños incumplidos y los recuerdos que quedan atrás. *
Destilando un setlist de rock clásico y blues con plena profesionalidad, sus escasas interpelaciones con el público son notas de guía a través de un viaje que ya hoy recorre una carrera artística y vital.
Un tipo duro de aspecto imponente, que se alimenta de la delicadeza de la poesía más underground. Siempre polémico por expresarse libremente, bebió de las fuentes del punk que tarde llegó a esta tierra. The Clash o Ramones, pero a la vez Roy Orbison y Bruce Springsteen, para hacer cuerpo y materia de las letras de un inseparable Sabino Méndez, y con quien ha llevado una senda explorando la fina línea que separa el blues del rock, siempre elegante y sugerente a ambos lados.
Un tesoro de nuestra cultura que permanece en un estado de semi clandestinidad. Uno de los intérpretes más auténticos que ha sabido desde los clichés de las tribus urbanas idear su propia imagen sin perder en ningún momento un ápice de verosimilitud.
Defensor de nuestras letras, de la lengua castellana, ha traído poemas y canciones de hijos malditos para el estableshment como Celaya, Luis Alberto de Cuenca, Gil de Biedma o traducidas de Strummer o el ya citado Johhny Cash. Todo sabiendo mantenerse auténtico.
Y por contra sufriendo, ya no sólo los ataques de los bandos ideológicos ofendidos por alguna de sus asonadas, sino también el silencio de una cultura que en su aspecto musical huye de todo aquello que se desmarqué de lo cañí y lo flamenco.

Con Loquillo tenemos uno de esos artistas que, en cualquier otro país europeo, su obra aparecería de continuo en los medios, como muestra del talento y producción nacional del que sentirse orgulloso más allá de las fronteras y para cuidar y destacar cualquier evento o concierto.
Sin embargo, aquí, en #Españistan, Loquillo tiene que moverse por los circuitos alternativos, pese a mostrar una de las mejores discografías del país, por cantidad, calidad y riesgo en la profusión de estilos e ideas. Además de ofrecer, casi ininterrumpidamente, una ristra de conciertos que son ejemplos de profesionalidad, elegancia, talento y coherencia y que mueven miles de seguidores de distintas edades y condiciones. No puedo ni imaginarme como estarán quienes todavía no han generado un grupo de seguidores así y tienen que hiper hipotecarse para sacar un disco o producción artística o deambular por pequeños bares para sus conciertos.
Es el dolor de la cultura de un país que se muere poco a poco bajo el yugo de los intereses económicos de las empresas ya sean discográficas, cadenas de televisión o ambas cosas. Con unas instituciones que ven la música, el arte y la cultura, bien como aliados en eso de adormecer conciencias o sobre todo como enemigos que silenciar si agitan mentes y sentimientos. Y con ellos una parte de la población reacia a nuevos sonidos y experiencias, cada vez más pasiva en el proceso de enriquecer su ocio. Con este panorama se va reduciendo cada vez más el espectro que se ofrece a la población en general, y por lo tanto empobreciéndose el nivel cultural.
Yo no puedo obligar a nadie a ver un concierto o escuchar un disco de Loquillo, o de cualquier otro músico o grupo que me gustan. Pero en el caso particular de José María Sanz Beltrán, Loquillo, no dejéis nunca pasar la oportunidad.

Todas las fotos son del concierto Loquillo en Ciudad Rodrigo el 15 de agosto de 2015

* La descripción con las canciones en negrita hacen referencia al setlist de su concierto en la Plaza Mayor de Salamanca del 8 de septiembre de 2013.

miércoles, 26 de abril de 2017

¡¡¡Metal en Burgos!!!


Voy a hacer una pequeña crónica de la fantástica noche de conciertos que vivimos en Burgos el pasado martes 11 de abril, en plena Semana Santa 2017.
No suele ser lo habitual, por desgracia, que en ciudades de provincias se monte un cartel como el que tuvimos en la ciudad castellana aquella soleada tarde y que se replicó también en Málaga el día anterior y en Zaragoza el posterior. Que Amon Amarth cubra otra etapa de su gira Jomsviking y tan sólo un par de días después de sus espectaculares conciertos de noviembre anunciaran está ronda fue sorprendente. Que además sumarán al elenco a unos prometedores Omnium Gatherum y a unos consagrados, padres del death metal melódico como Dark Tranquillity me llenó de alegría y convencimiento de que por esas fechas iba a andar en Burgos visitando está bella ciudad y disfrutando de las morcillas y otras lindezas gastronómicas.
Y es que si al gran sabor que me acaban de dejar las huestes de Johan Hegg en La Riviera se le sumaba el disfrutar y paladear una vez más a mi grupo favorito, Dark Tranquillity, estaba claro que allí iba a estar y aquí y ahora, recordando y escribiendo no puedo más que sonreír y agradecer a mi chica, por regalarme las entradas por mi cumpleaños, ya que el espectáculo fue soberbio, a la altura de las expectativas creadas. Una noche mágica de música, de Melodic Death Metal, fiesta, cerveza y vikingos.
Así nos pusimos en ruta hacia la capital burgalesa y después de comer y descansar, nos encaminamos bajo el sol hacia la Sala Hangar, espacio de conciertos habilitado en 2009, en los antiguos talleres e intercambiador de la estación de tren de Burgos.
Tenía cierto temor al entrar en la sala. Las críticas en internet a la acústica eran considerables, así como también la disposición de la platea ya que existían una serie de columnas de hierro forjado, propias de la construcción original y que vienen a cumplir función estructural por lo que podían estropear el disfrute de los conciertos.
Pero ahí están una de las certezas de la vida. Tan cierto como la corrupción sistémica del PP o que la inteligencia simplifica lo difícil y la estupidez complica lo sencillo, es reconocer y aplaudir la calidad y maestría de los técnicos de sonido suecos.
Ahí estaban una vez más el equipo de sonido que acompaña a una banda nórdica, ajustando a la perfección el sonido de los conciertos, dando a todas las bandas la misma calidad y claridad sin distinciones. Unos pequeños ajustes al empezar y a disfrutar. Es verdad, que con respecto a la exposición en La Riviera, se ajusto más bajo el micro de Hegg, pero también lo es el hecho de que salimos de la sala encantadísimos con todo y el sonido que disfrutamos fue pieza importante. Así, con la experiencia y maestría en la escenografía se pusieron todos los requerimientos necesarios para que los músicos pudieran expresarse y darnos una noche más espectacular de metal.


Era Omnium Gatherum los que abrían la tarde noche de conciertos y cumplieron maravillosamente bien en su papel de teloneros y animadores de la fiesta. No habían pasado 10 segundos de la hora fijada de inicio y ya estaban descerrajando The Pit, tema introductorio de su último álbum Grey Heavens. Fue un brillante inicio para una actuación corta, pero de tremenda calidad, en la que a base de simpatía de su frontman Juka Pelkonen y del resto de miembros, se metieron a todo el público en el bolsillo a cambio de imbuir en el ambiente y en el sentir general que íbamos a vivir una noche épica, imborrable.
Sin duda, estos finlandeses se han ganado un hueco en mis gramolas y el estar atento a sus futuras visitas (vendrán en noviembre) ya que ofrecen un Death Metal vigoroso, virtuoso y vibrante, a parte de demostrar mucha profesionalidad y simpatía cuando acabaron su actuación.


No tardaron nada en aparecer Dark Tranquillity y ofrecer otra dosis de tremenda calidad y ese Melodic Death Metal tan auténtico. Venían como invitados presentando su último disco, Atoma, y se hace necesaria su futura visita ya como cabezas de cartel. Además, esta visita trajo la sorpresa de presentar una formación prácticamente nueva ya que Niklas Sudin es baja temporal y está siendo sustituido ni más ni menos por Christopher Amott, el hermano de Michael Amott padre y fundador de los también imprescindibles Arch Enemy. También eran nuevos el para mi desconocido Johan Reinholdz que sustituía a Martin Henrikson y el ex-bajista de In Flames Anders Iwers que venia a ocupar esa bacante huérfana desde 2013 cuando salió Daniel Antosson.
Sin embargo ese status y esta nueva formación no fue óbice para que Mikael Stanne y los suyos dieran todo lo que tienen en un setlist, por exigencias, corto pero en el que nos presentaron alguno de sus últimos temas y varios de los clásicos imperecederos como un Therein que siempre que escucho evoca mis más profundos sentimientos, o un The Wonders at your feet que sonó espectacular y Misery Crown con la que cerraron la actuación.
Y por supuesto tampoco fueron menos, y acabada, tras una ovación de varios minutos su actuación, derrocharon simpatía y cordialidad con todo el público recibiendo con sonrisas toda petición de fotografía, como la de este servidor, y sonriendo a los agradecimientos y felicitaciones por el tremendo show que una vez más, nos habían dado.


Como siempre, Dark Tranquillity, máxima eficiencia y calidad sobre el escenario, y tanto a mi, como a muchos de los asistentes nos dejaron con ganas de más y con la sensación de haber ofrecido el mejor concierto de la noche.
Una media hora fue lo que se tardó en dejar ese mismo escenario listo para Amon Amarth. Las huestes de Johan Hegg salían con ganas y utilizando la misma escenografía y el mismo setlist que en noviembre en La Riviera hicieron a todos los presentes divertirse y disfrutar de un concierto vikingo que a la vez fue único.
El nivel de la banda está por las nubes y no hubo apenas diferencias entre lo que ofrecieron en Burgos y el tremendo concierto que se cascaron en La Riviera en noviembre. De hecho, exceptuando el ajuste de sonido que bajando algo el micrófono del frontman dio mayor brío a la puesta musical, lo cual nos regaló una “versión” más atenuada con la admirar y disfrutar de la clase que tienen estos músicos y que quizás Hegg no estuvo tan locuaz como en aquella ocasión, no hubo ninguna diferencia, ni añadido, con aquella actuación.
Es decir, máxima profesionalidad. Un día más “en la oficina”, pero en la que no cabe la comparativa, porque el nivel fue tan alto en ambos conciertos ofreciendo lo mismo que volver a comentarlo sería absurdo.
Lo único que puedo decir es lo de aquella vez: Siempre que tengan la oportunidad vean y disfruten a Amon Amarth. O generen esa oportunidad.


En definitiva, una gran jornada la vivida en Burgos. Las ciudades pequeñas, las ciudades de provincias también merecen aspirar y organizar estos eventos con bandas internacionales. Burgos y la Sala Hangar demostraron su capacidad, llenando el recinto, y haciendo una llamada para que metaleros de los alrededores (había gente de Valladolid, de Segovia, de Tudela, de Vitoria, de Logroño, de Madrid, de Salamanca, nostros mismos que íbamos desde Toledo,...) se acercarán a la villa castellana.
Ahora lo único que podemos desear es que el buen nivel (al menos aparente; habrá que ver si esa impresión se han llevado los músicos y también desde el punto de vista de la profesionalidad de los promotores y la posible rentabilidad que les haya dejado) y buenas sensaciones hagan ver que hay más vida, y más metal en España a parte de Madrid o Barcelona, y que cunda el ejemplo y más y más bandas de nivel se acerquen a ciudades pequeñas para demostrar su tremenda calidad.


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...