miércoles, 22 de enero de 2020

Por el fútbol popular



Como el Mirandés hace 8 años la Copa vuelve a traer una de esas historias que parecen relatos de blanco y negro, utopías deportivas, partidas de football manager o ensoñaciones entre las sábanas de nuestro modesto equipo local o de barrio.
Hoy Unionistas de Salamanca recibe al Real Madrid. Hoy el fútbol popular se mide al paradigma del fútbol negocio, del poder y del dinero.



La historia de Unionistas de Salamanca empezó el 18 de junio de 2013. Ese día, a punto de cumplir 90 años, desaparecía la Unión Deportiva Salamanca. Víctima de los usos y costumbres del fútbol caciquil, de la especulación sobre el sentimiento, del desinterés de una ciudad y de la gestión inepta y corrupta de los prohombres de la patronal salmantina, todo ello aderezado con la simpatía de los políticos locales en gobierno y el masaje tonificador de las cabeceras periodísticas de la ciudad.
Para entonces el germen de Unionistas ya existía. Era la Plataforma de Aficionados de la Unión (PAU) que se habían organizado para tratar de ayudar en la continuidad de la UDS. Volvía por ese entonces a aparecer el turbio Juan José Hidalgo cuyas verdaderas intenciones era continuar como si nada hubiera pasado. Ese “nada” eran los 23 millones de euros de deuda con Hacienda y la Seguridad Social (es decir, con TODOS nosotros), proveedores, trabajadores, futbolistas y ex-futbolistas, agentes... que empezaron acumularse bajo su gerencia 15 años antes.
Pronto se unió el sentimiento de ser utilizados por el cacique y a la vez la absoluta inviabilidad de la Sociedad Anónima Deportiva por lo que el reto ya no era tanto salvar al club, como sí hacerlo con su memoria y rendir homenaje a la veracidad de lo ocurrido con la Unión, por lo que la creación de un nuevo club bajo ese planteamiento era el paso natural.
Y así, con ese espíritu el 23 de agosto de ese 2013 nacía Unionistas de Salamanca. Lo hacía además bajo un modelo de fútbol popular, con unos estatutos en los que se dejaba claro el carácter asambleario del club, su propuesta para competir en las categorías del fútbol nacional, desde la categoría más baja y hasta donde se llegará, pero siempre manteniendo la propiedad en los aficionados. Huyendo del fútbol negocio.
Al tiempo Hidalgo trataba que el club que fundó unos meses antes (Athletic de Salamanca) compitiera en el lugar de la UDS en 2ªB, hecho que la justicia tumbó. Querían seguir como si tal cosa, como si no hubiera deudas e impagos.
Para Unionistas estos años han sido de un constante crecimiento no falto de trabas y zancadillas por parte del ay-untamiento de Salamanca, que ha tratado a la institución con una falta de respeto lacerante e indigna. Tampoco han sido agradables las cabeceras periodísticas de la ciudad, rencorosas y siempre a favor de los proyectos planteados desde arriba. Es decir, con dinero por personajes de dentro y fuera de la ciudad.
En Salamanca parece que escuece que un club popular, montado por un grupo de aficionados, sin grandes fortunas detrás, sin oscuros intereses de por medio, ya no sólo tenga éxito, sino su simple existencia y competencia.
Un ejemplo claro de todo esto es el tema del campo de juego de Unionistas de Salamanca. Ya en sus propios estatutos el club manifiesta la imposibilidad de jugar en el Helmántico (estadio de la UDS) por temas económicos pero también por un respeto reverencial al “templo” donde el equipo de sus amores jugaba.
El Helmántico es un estadio privado. Al procederse la liquidación de la UDS el estadio formaba parte de los lotes que salieron a subasta para tratar de pagar las deudas del club. Valorado en 14 millones su subasta en dos ocasiones quedó desierta. En la ciudad había un debate enconado para que el ayuntamiento pujara y convertirlo en un estadio municipal. Yo mismo caía en fuertes contradicciones porque soltar ese dinero cuando la ciudad tenía tantas carencias me parecía algo fuera de lugar por mucho romanticismo y muchos recuerdos de fútbol en las estrechas gradas y sobre esos asientos descoloridos y de anárquica composición.
Al final fue un empresario mejicano que por un millón de euros quien se llevo el estadio. Además lo hizo con promesas veladas del alcalde de Villares de la Reina (alcalde también del PP que llevaba en el cargo desde tiempos franquistas) de otorgarle licencias urbanísticas y de explotación para construir un centro comercial junto al estadio.
Al tiempo pagaba por la plaza que el Salmantino (antiguo filial de la UDS) conservaba en regional, haciendo un equipo y un club a la carrera, en la que con dinero, incontables futbolistas mejicanos de por medio y la intervención directa de personajes corruptos y oscuros como Agapito Iglesias (horrenda gestión en Zaragoza donde es persona non-grata, apuestas, sobornos, compra de partidos adornan el curriculum) ha ido creciendo hasta compartir grupo segundo de la 2ªB con Unionistas.
Hoy en día el Salamanca CF juega en El Helmántico. Y Unionistas de Salamanca en las Pistas. Ambas instalaciones están separadas por 50 metros. Y esta semana y media desde que el sorteo emparejó al club de fútbol popular con el trece veces Campeón de Europa, Salamanca, con su alcalde al frente ha vuelto a ser ejemplo de caciquismo, actitud rancia y vergüenza propia de los inmigrantes que tenemos que explicar lo que pasa en nuestra ciudad y con el fútbol (y la política) en nuestros lugares de residencia.
En las Pistas está noche va a jugar el Real Madrid. Va a jugar ahí contra Unionistas los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. No es el único partido que juega ahí. Cada 15 días la afición de Unionistas acude al campo. Y los voluntarios lo preparan antes y después para que todas las personas que hagan uso de la instalación la encuentren de la mejor forma posible.
El partido va a ser en las Pistas pese al interés manifiesto del alcalde, el PP de Salamanca y sus voceros mediáticos por trasladarlo al Helmántico. No sólo para que el mejicano hiciera negocio con el éxito del vecino repudiado. Sino también, y esto es lo más grave, para tapar la tremenda chapuza de un Ayuntamiento que tiene una instalación, las pistas, en otro municipio (Villares), pero sin los permisos necesarios para adecuar o modificarlas.
Un escándalo así debería acabar con la dimisión del alcalde y su equipo de gobierno. Si tuviera vergüenza claro. Como no es así, lo siguiente sería que Ciudadanos ante tal chapuza que ha vuelto a poner en el disparadero a la ciudad de Salamanca, empleará la llave de gobierno y mandará a la oposición de una vez por todas a los ineptos y cara-duras del PP de Salamanca.
Poco ha importando para alcalde y medios de Salamanca el que los socios de Unionistas con su directiva a la cabeza hayan apostado por jugar en las Pistas. Con o sin gradas supletorias. Con o sin mayor recaudación. El evento es en si un regalo para la afición que lleva 5 años haciendo viajes, pasando frío, lluvia y otras incomodidades en de las Pistas. No es para los arribistas de última hora. No es para los aficionados del Madrid de la ciudad y de la provincia. No es para los dueños de El Helmántico.
Es Unionistas el que se ha ganado en el campo el jugar éste partido en su casa. Es ahí donde además reconocen que tienen más posibilidades de hincarle el diente al rival. Y son los que deciden siempre que la seguridad, la RFEF y la TV (maldita televisión que ha metido el dinero en el fútbol) este garantizada. Y si no hubiera sido ahí ellos también decidían llevárselo fuera porque está en sus estatutos. En su idiosincrasia.
Si yo entiendo que haya gente que anime al otro equipo, porque están en El Helmántico o porque tienen más posibilidades de éxito deportivo o por lo que sea, no entiendo por qué no se respeta lo que la masa social de Unionistas decida. Es la misma envidia de Salamanca de siempre.
Hace seis años nacía Unionistas. Hace 5 años jugaba en los campos de tierra de la provincia. Hoy juega en Segunda División B y recibe en Copa al Real Madrid, club más laureado del mundo según la FIFA. Un sueño. Un meteoro que habla de una gestión deportiva y social con el fútbol como pasión, como sentimiento. Hecho por y para los seguidores.
La afición de Unionistas siempre llena las Pistas y ha hecho y hará incontables kilómetros para disfrutar del fútbol y animar a su equipo, dando un ambiente y un colorido por el que ya son reconocidos. Hoy disfrutarán. Se lo merecen. Y son un ejemplo maravilloso.
Disfrutad del partido. Disfrutad del fútbol. Lo más normal es que el Madrid gane fácil a Unionistas. Pero es tan bonita la idea, la filosofía y es tan segura la actitud de divertirse con el fútbol que van a tener todos los aficionados de Unionistas hoy, que ya han ganado.



martes, 21 de enero de 2020

Guerra abierta contra las casas de apuestas



Alberto Garzón es el nuevo ministro de Consumo, cartera desligada del tradicional Ministerio de Sanidad. Es el primer miembro del Partido Comunista en el gobierno desde 1988 (Jorge Semprún ministro de Cultura en el segundo mandato de Felipe González) y encabeza la cuota de participación de Izquierda Unida en el nuevo gobierno de coalición de izquierdas.
Puede parecer que en el reparto de participación y representatividad de Unidas Podemos en el nuevo gobierno este deslegitimada siguiendo la estrategia de Pedro Sánchez, pero las responsabilidades y retos que Garzón y su equipo van a asumir en la nueva cartera son importantes y en algunos casos, claves dentro del programa con la que la coalición de Podemos e IU se presento en noviembre.
Cuidar de los derechos de las personas en su rol de consumidores, frenando los abusos de eléctricas, distribuidoras de combustibles, empresas de telecomunicaciones será una buena vara de medir de la importancia o no de dar un ministerio propio a la materia del consumo. Colaborar con el ministerio de Vivienda para hacer valer el derecho a la vivienda digna por encima del privilegio de la especulación será otro punto importante. Atacar los hábitos de consumo pernicioso tipo tabaco o alcohol, pero también la comida basura, el ocio nocturno, acercar hábitos saludables a la población y contribuir a reformular los hábitos de consumo de la población, para volver a lo local, a lo de proximidad. Recuperar la palabra austeridad, para evitar el despilfarro y las compras compulsivas, que tantos problemas provocan en las familias humildes. Retomar el consumo sostenible y saludable, facilitando el desarrollo vital de los productores locales, evitando entre otras cosas la gentifricación de los centros de las ciudades, la pérdida de esencia de esos lugares, así como ayudar a dar más oportunidades en el mundo rural.
Pero si existe un tema en el que cobra especial simbolismo la designación del coordinador federal de Izquierda Unida como ministro de consumo es en todo lo referente a las casas de apuestas. Tanto en las calles, como por supuesto, en Internet. Y viendo la primera reacción del lobby de las casas de apuestas está claro que ya ven el miedo a empezar a perder esos millones de euros que sacan de las espaldas de la clase trabajadora.
Estas empresas o marcas de casas de apuestas se presentan como cercanas y nacionales, cuando en realidad son parte de emporios multinacionales (donde la banca tradicional internacional tiene importantes participaciones), erradicados en paraísos fiscales y en cuanto a la presencia física funcionan a base de un sistema de franquicias para localizarse en los barrios de clase obrera. Además como lobby, no han hecho más que ejercer una presión total tanto en los gobiernos nacionales y autonómicos -donde están las competencias en materia del juego- y en la Unión Europea.
Las apuestas deportivas son el dorado para estas empresas y a la vez el gancho para meter a cada vez más personas en los otros segmentos del negocio: bingos, ruletas y póker.
Hasta finales de 2018 las casas de apuestas han empleado una publicidad especialmente agresiva en televisión en cualquier tipo de horario, sobretodo en los contenidos más cercanos al público joven y adolescente. Hoy esa publicidad se mantiene en el mismo formato aunque recluida fuera de los horarios de especial protección de la infancia y adolescencia.
Pero todo empezó con la adalid del ultra liberalismo en España. La Thatcher ibérica, Esperanza Aguirre, abrió en 2006 la Comunidad de Madrid al negocio de las apuestas deportivas y casinos, en su sueño húmedo de convertir la periferia de la capital en la Nevada europea. Eurovegas no llego a completarse gracias a la activación de los vecinos y organizaciones sindicales y de izquierdas en Madrid, y también a que en la Unión Europea no vieron con buenos ojos la regulación que tal negocio reclamaba. Sin embargo, hoy multitud de casas de apuestas aparecen por Madrid.
Zapatero tuvo en 2011 que regular a contrarreloj (terminaba su mandato y todo hacía indicar lo que pasó después) el sector a nivel estatal. Pronto el país se lleno de estos establecimientos, especialmente en los barrios pobres, incluido estar cerca de institutos, colegios e incluso asociaciones contra la ludopatía, donde en casi todas las ciudades y pueblos salen como setas en una misma calle, en una misma plaza.
Un jugador podría probar suerte saltando de casa de apuestas en casino y recorrer desde A Coruña hasta Almería y desde Cádiz hasta Gerona. En cada caso, las casas de apuestas han conseguido convertirse en los centros de reunión, especialmente de los jóvenes, que sin atenerse a límites legales (aumentan los casos en los que no se pide el DNI a nadie al entrar) pueden saltarse el recreo o cualquier tarde de sábado o domingo para apostar y apostar.
El modo de funcionamiento para el enganche es sencíllisimo como están denunciando asociaciones de consumidores, vecinales y de lucha contra la ludopatía. Al mensaje de éxito facilitado por la publicidad -con la intervención de ídolos deportivos mediante-, le sigue un chute de autoestima y optimismo propio (como con la cocaína) y su facilidad y repetición (como con la heroína) hace el resto. A todo esto le añaden las promociones y regalos de bienvenidas, doblando, triplicando o cuadriplicando los depósitos iniciales para cada nuevo apostante o regalando cuotas de apuesta. Saben que en 95 de cada 100 casos, ese dinero prestado lo recuperarán. Y con creces. Y cuando encuentren grandes ganadores, jugadores que por destreza, consiguen aumentar sus ganancias, no tendrán problemas en vetarlos, incluso traspasando información entre casas de apuestas, a priori, rivales.
Internet, con sus valores de inmediatez, gratuidad y accesibilidad están haciendo el resto para poder enganchar a cientos de miles, cuando no millones, de personas a las apuestas. Las deudas, y la marginación social y problemas personales y familiares llegarán después.
Pero es en el mundo real, en el físico y tangible donde se palpa la realidad de lo que el auge del juego está suponiendo en nuestra sociedad. Son los barrios pobres, de población eminentemente trabajadora, muchas veces inmigrante (tanto nacional, como extranjera) donde se instalan las casas de apuestas y casinos. No hay casas de apuestas en el barrio de Salamanca.
No es un fenómeno nuevo. Antiguamente en el bar del barrio había, y hay, dos o incluso hasta tres tragaperras. Si un día por azares te tomabas algo en la zona vip de tu ciudad, por ejemplo en la Plaza Mayor, en sus establecimientos no había éste tipo de dispositivos.
Pero ahora en nuestros barrios tenemos unos establecimientos, sin ventanas, con luces de neón y paneles con fotografías de deportistas, ruletas y fichas de póker. En las puertas se agolpan los chicos (fenómeno éste eminentemente masculino) y dentro a parte de las apuestas y juegos de “azar” tienen acceso al alcohol. Pronto, esto lo sé por experiencia, los camellos tendrán allí su punto de distribución de droga, convirtiendo el lugar en un centro de adicciones. El público, con dinero y en éxtasis por las apuestas ya está ahí.
Se produce una redistribución de la riqueza que va contra los propios principios de la Constitución española, porque el dinero pasa de las manos de los que tienen poco, a las de los que tienen mucho. Si se empobrecen los barrios, puede pasar algo parecido a lo que produjo la epidemia de drogas en los ochenta: que cambió la percepción que se tenía de los barrios humildes. Pasamos de aquellos de "son pobres, pero honrados" a tenerles miedo y a relacionar la pobreza con los robos y la drogadicción, en este caso, con ludopatía y problemas psicológicos y emocionales. Cuando aumente la inseguridad, las autoridades dirán que es necesaria más presencia policial, pero no, lo que necesitamos y lo necesitamos ya es que haya una regulación que defienda nuestros intereses, en clave nacional.
Pero hasta entonces la administración ya sea el Gobierno o las Comunidades Autónomas se han llevado su parte. Ahora bien, estamos próximos sino ya sobrepasada, la línea en la que lo recaudado por las apuestas quede en nada para paliar los efectos sociales que las adicciones al juego están provocando. Sobretodo por sobre quien están cayendo: Personas cada vez más jóvenes y de entornos humildes.
Basta ya de que el Gobierno y las administraciones sean cómplices de las casas de apuestas.
El establecimiento de registros de ludópatas que las casas de apuestas y de juegos de azar deben de conocer y respetar, para evitar que estas personas caigan nuevamente en sus problemas de juego, puede ser un paso, pero no basta con estigmatizar a las víctimas.
Impedir la publicidad como ya se ha hecho con tabaco y alcohol. Prohibir los ganchos y regalos de dinero. Luchar contra la proliferación de los establecimientos físicos en las calles de los barrios pobres (hoy en día en nuestras calles el ferretero de toda la vida no puede hacer frente a la burbuja del alquiler y sin embargo estas empresas sin escrúpulos facilitan bajo el modelo de franquicia la instalación de más y más negocios que hunden familias). Invertir dinero en educación y prevención. Recaudar dinero a base de multas y subidas de impuestos y tasas a estas empresas luctuosas. Que aumenten las inspecciones y redadas.
Alberto Garzón y el equipo del nuevo Ministerio de Consumo tienen muchos y apasionantes retos que asumir estos próximos cuatro años. Acabar con las casas de apuestas y la proliferación del juego que está atacando a los jóvenes de la clase trabajadora de éste país, daría ya, sin duda, por buena la labor hecha.


sábado, 18 de enero de 2020

Recuperemos RTVE



Ya está en marcha el nuevo gobierno tras el primer Consejo de Ministras y Ministros del martes pasado. Confío en una legislatura completa, no exenta de trabas, ruidos y soflamas, y que a de afrontar una agenda de resolución de problemas inmensa. El país está roto y no por las banderas, ni por los nacionalistas periféricos. Han sido los patriotas de banderita los que han provocado la casi consideración de Estado fallido a España: Existe una quiebra social inquietante, con cada vez más personas entrando en el umbral de la pobreza. Incluso trabajando no consiguen salir de la indignidad. La corrupción sigue siendo inherente a la clase política nacional. La vivienda es prohibitiva hasta el disparate en Españistan. Y el centralismo de Madrid todo lo ahoga hasta que a la España vaciada no le queda más remedio que gritar.
Y estos son unos pocos temas que exigen la máxima concentración, ímpetu, coordinación y capacidades técnicas del nuevo gobierno, el primero de coalición desde la Segunda República. Pero hoy voy a centrarme en un problema concreto. Uno de esos que como la justicia o las fuerzas de seguridad es utilizado por el partido en el poder (particularmente por la derecha heredera de los usos y costumbres del franquismo). Y que además en la odiosa comparación con sus análogos europeos nos vuelve a colocar al sur de una genuina frontera europea en los Pirineos.
Hablo de RTVE, una empresa pública en la que muchos ciudadanos tenemos por referencia y que consideramos su valor ético y social -desde la rigurosidad e imparcialidad de sus informativos, su funcionamiento como servicio público acercando eventos culturales o deportivos al grueso de la ciudadanía, hasta la marca de calidad para los estándares televisivos patrios-, como garantía del progreso y la buena salud de nuestra sociedad y democracia.
Esto sería lo ideal. La realidad es, por desgracia, bien distinta.
Como en otros tantos temas el nuevo gobierno tiene atadas las manos a la hora de realizar cambios profundos en la institución. La derecha bloqueará de todas las formas posibles cualquier intento de dotar de herramientas directivas y de una propia gerencia responsable, técnica y auditable al ente público.
Que en España hubiera, como en el resto de Europa, una televisión pública con la calidad como seña y con unos informativos serios, rigurosos y en los que la verdad fuera la máxima ayudaría a construir una democracia real. Y esto es absolutamente incompatible con unas derechas herederas de la dictadura fascista que ven en las empresas públicas las herramientas en las que seguir siendo ricos y particularmente en RTVE la clave de bóveda para legitimar todo su discurso, uniéndolo así al resto del espectro catódico de empresas privadas que mantiene un único mensaje.
No les interesa ni que se acercase a la RTVE de los gobiernos de Zapatero. Sin ser ideal y pese a toda la bilis que echa la derecha sobre aquel período, podías sentarte a ver un telediario convencido de equidad, veracidad y ética. De hecho toda la población lo reconocía así. Cuando el PP llegó al poder en 2011, RTVE lideraba los telediarios, tanto en audiencia (24,5% octubre 2011), como en expectativa y se recibían premios internacionales por la labor periodística desempeñada en la casa. La cadena era la más vista del país. Y en la radio, RNE cosechaba sus mejores datos de audiencia en los últimos 10 años.
Un año después, se había perdido un 40% de audiencia (más de un 45% en el telediario de la noche que da al prime time) y a menos que quisieras recibir muestra del masaje frío-calor a las huestes de Rajoy huías como de la peste en cuanto oías la sintonía. El comisario político hacía de las suyas y la manipulación y el sectarismo eran señas de identidad que abonaron el descrédito a la televisión pública. Es decir, el perjuicio económico, social y ético era para todo el conjunto de la población. No lo olvidemos.
Entonces empezaron a aparecer los primeros informes de la insostenibilidad de la empresa pública. La excusa era perfecta: la eliminación de la publicidad privada en RTVE.
Con ello se tapaba el cambio en la gerencia del ente, promovido bajo la mayoría absolutísima de Rajoy que colocó a otro hombre del partido que tras casi desmontar Paradores Nacionales se proponía derruir RTVE. Además, quedaban de tapadillo los recortes de los que tampoco se libraba el ente público y mucho menos sus trabajadores.
La experiencia ya venía en la marca del PP. Las televisiones públicas de Valencia y Madrid se habían deteriorado, desmontado, hundido y vendida a los amiguetes. Y con la radio-televisión nacional buscaban (y buscarán en un futuro) hacer lo mismo.
La pérdida de valor de los bienes inmuebles de la corporación, así como los gastos en personal fueron la excusa perfecta para desmontar casi completamente los imprescindibles centros territoriales. Al tiempo las apuestas de la casa en materia de programas eran más que ineficaces, retrógradas, más propias de los años 90 que del pleno siglo XXI. Lo que unido a la continua tergiversación de la labor periodística en la casa, por no hablar directamente de la manipulación mediática y la indignidad para los periodistas y el periodismo, hacían que la audiencia diera la espalda a su televisión pública.
Hoy trata de recuperar la credibilidad, estabilidad y buen funcionamiento para asegurar su estabilidad y futuro económico y con ello el buen hacer en la labor social de entretener, informar y enseñar que tiene una radio-televisión pública. Y una parte importante para hacerlo es dotarla de una administración rigurosa, con los mecanismos de control y elección necesarios por parte del ejecutivo y del Parlamento, pero a la vez independiente del poder, sin miedo y decidida a ayudar a crecer nuestra democracia desde las televisiones, las radios e internet.
Para el nuevo gobierno este va a ser un tema escabroso (otro más) y con muy poco margen de maniobra. Pero es necesario que RTVE salga del tiempo de descuento y en funciones del que lleva desde hace casi 5 años. El proceso para elección de una nueva gerencia sigue abierto (y hoy ha tenido la triste noticia del fallecimiento de Alicia Gómez Montano, una de las personas mejor posicionadas y con mayor respaldo). Así podrá dar carpetazo definitivamente al uso partidista por parte de la derecha, depurando responsabilidades, poniendo negro sobre blanco lo sucedido y garantizando de forma legislativa y también desde el punto de vista societario y judicial la independencia y la propiedad efectiva de RTVE, que no es ni de este gobierno, ni del anterior. Ni de un partido, ni de otro. Es de todos y todas nosotros.
No podemos dejar de reconocer el valor que tiene una cadena como la2 en nuestras vidas. O teledeporte y clan para dos nichos tan concretos como puedan ser los aficionados al deporte y el público infantil.
Para mi la2 espacio del saber y del servicio público desde el momento de la moción de censura de 2018 volvió a construir una programación donde la cultura, su acceso y acercamiento al grueso de la población y el saber priman sobre cualquier otro interés. No va solo de documentales y SaberyGanar sino que espacios como la2Noticias, LaNocheTemática, DocumentosTV, Pagina2, DiasDeCine, AquiHayTrabajo, Cachitos, JaraySedal o ElEscarbajoVerde, suponen presentarme y también a toda la ciudadanía la realidad poliédrica de nuestro mundo, acercando la cultura hasta hacerla accesible y sobretodo parte importante de nuestras vidas.
Teledeporte es un tema aparte.
Hoy en el día del deporte hiper-profesionalizado al canal de deportes de RTVE le está costando mucho ganar su espacio en las preferencias de los televidentes. Sin poder acceder a las monstruosidades que se pagan por los derechos de emisión del fútbol, trata de mantener esa referencia con los resúmenes de los partidos de liga -por los que paga ya una buena pasta- y con debates salvamizados de fútbol que no aportan nada, salvo opinión. No está de más en este punto recordar la máxima del periodismo de informar y no tanto de opinar.
Teledeporte debe acercarse más a la labor de servicio público tratando de retransmitir de forma periódica (importante también hacerlo con una hora y día fijados) eventos deportivos, primero nacionales (jornadas de liga de los deportes de equipo, por supuesto también femenino, campeonatos de España), con programas propios y ganando el espacio informativo. Si de mi dependiera la gestión de Teledeporte, la primera medida sería recuperar el formato de aquel MásDeporte, del canal+ de principios de siglo y colocarlo como informativo polideportivo diario.
Desde luego este año para Teledeporte supone un momento critico en su historia. Con rumores cada vez más amenazantes para convertirlo en un canal de streaming, integrando el deporte en directo en la2 (a la que robarían parte de su tiempo dedicado a la propagación de la cultura) ahora va a tener que lidiar con los primeros JJOO que no va a poder retransmitir (salvo giro de última hora) y de los que aún con todo no debería ser ajeno.
En cualquier caso, valgan estas líneas, para celebrar una Radio Televisión Pública de calidad, veraz en la que información, cultura y deporte se conviertan en patrimonio de todas y todos, donde encontrarnos, donde crecer y reconocerse. Por una RTVE sostenible, autónoma, independiente y útil.


jueves, 2 de enero de 2020

El estable pacto anti natura



No se ha abierto la sesión de investidura y ya está toda la caterva mediática ultra-franquista, ultra-nacionalista-madrileña y ultra liberal echando espumarajos en contra del que, presumiblemente, será el primer gobierno de coalición en España en los últimos 85 años. De izquierdas por supuesto. Atrás quedan las treguas de “los primeros 100 días de gobierno” o de los primeros datos macroeconómicos estacionarios. Desde ya, con el simple anuncio de la viabilidad de un gobierno bajo un programa tibio de socialdemocracia pro europea, se pronostican los 7 males, la ruptura de mi Españita, el colapso de la economía y mil plagas bíblicas más.
Sin embargo, el apocalipsis que se cierne sobre nosotros a tenor de las tertulias de tvs y radios y portadas de periódicos, según la derecha y ultra derecha mediática no pasa de ser una mera muestra de revanchismo y mal perder. Al igual que en abril, en noviembre, las derechas perdieron. Y las izquierdas ganaron, pese a la nefasta estrategia de Sánchez esos meses de querer derrocar a Podemos (lo que le llevo a perder la maravillosa posibilidad que hubiera dado una mayoría en el Senado).
Confirmado el pacto y los apoyos para la investidura -y para unos presupuestos 2020 que olviden ya los detestables presupuestos de Montoro de 2017 que seguimos padeciendo hoy- la rabia de la caverna ultra es amplia porque se viene una legislatura completa, ya que para echar abajo el gobierno sería necesaria a priori el voto a favor de PP, Cs, Vox y de Bildu, de Ciu, de Esquerra, del BNG,…
Esto no quiere decir que vayamos a tener un gobierno fuerte y que podrá hacer lo que quiera. No. El equilibrio es precario por la continua descomposición de la clase política en nuestro país y por la nula capacidad que se tuvo en el pasado reciente para articular sistemas electorales y de representatividad acordes con el sentir mayoritario y minoritario de la población (que es de lo que va una democracia).
Habiendo leído el acuerdo programático entre PSOE y Unidas Podemos da para ilusionarse puesto que la totalidad de las medidas que lo integran también son promesas de los principales socios, voy a decir periféricos, de la coalición. La reforma fiscal planteada, la limitación de los alquileres, la derogación de la Ley Mordaza, de la reforma laboral del PP de 2012, de la desastrosa LOMCE, la subida del salario mínimo, la renta mínima, seguir avanzando en Memoria histórica y justicia democrática y todo el resto de medidas van a otorgar de mucha mayor dignidad a nuestro país. Y nos debemos sentir por ello contentos, pero también alerta para defender un poco de justicia social en el lupanar para los poderosos que España nunca ha dejado de ser.
Monarquía, ejército, judicatura, nobleza, iglesia, grandes empresarios, derecha mediática y derecha política están ya enfrente blandiendo de sus armas para contestar. Una reacción previsible, la de una mafía, pero no por ello, es menos indignante y que exige por nuestra parte la solidaridad y la defensa de un gobierno, que como digo, sin ser de nuestro pleno gusto, es mucho más deseable que la opresión ejercida por ultras y liberales, todos ellos herederos directos de los privilegios de la dictadura franquista.
Se viene un tiempo de diálogo, de negociación por parte del gobierno, mientras uno de los miembros del pacto, Podemos, debe renovar su proyecto, además de constituir de nuevo una fuerza en las calles, con militancia, horizontalidad y representatividad (también y muy importante en los mundos laboral y rural con todo lo que ello implica). Conseguir los objetivos de clase empezará por defender las pocas medidas que se han conseguido en este pacto y que ya se atacan con dinero, con descalificaciones y mentiras desde los medios de persuasión de la derecha y con mucha judicatura dispuesta a cavar las trincheras. Nos espera la legislatura más crispada de la historia. Y el nivel ya estaba muy alto.
Desde luego quien espere mucho de éste nuevo gobierno se va a desencantar pronto. No faltan ya criticas desde la izquierda pero es que poco más se puede hacer. Es importante tenerlo en cuenta y en ese caso, corre el riesgo de hacerle el juego a las derechitas cobardes y a la derecha ricachona valiente. Como ya he explicado en este blog en alguna otra ocasión la política española vive una crisis de legitimidad antológica. La estabilidad que habían aportado durante muchos años las burguesías vasca y catalana ya no existe porque no le quedan argumentos para pactar (o amenazar con pacto) con la derecha castellana. El procès voló pocos puentes ya en esa concordia, porque la mayoría los dinamitó el propio PP cuando mandó el Estatut en 2006 a un Constitucional partidista e hiper conservador.
Al tiempo, la corrupción sistémica del estado español y la crisis económica del modelo neoliberal y su salida socializando las pérdidas y manteniendo a buen recaudo los beneficios derrumbó el edificio socio-político patrio haciendo que sobretodo los jóvenes salieran a las calles aquel 15 de mayo de 2011. De aquel impulso revolucionario sólo queda el recuerdo, una desmovilización pasmosa y un partido político Podemos cuya emergencia fue tan brillante como desesperante su caída.
Hoy de aquellos impetús por asaltar los palacios de invierno queda un pactismo progre que sobre el papel ha arrancado una serie de medidas para dotar a las clases trabajadoras de algo de dignidad en la resaka tras la orgía neoliberal de los últimos 30 años, dentro del franquismo democrático.
En el momento actual y tras 4 elecciones generales en los últimos 4 años no se puede aspirar a más y es necesario enfrentarse a los tremendos retos que tiene esta sociedad por delante. Y es que los 9 años, de gobiernos de Rajoy han dejado el país hecho unos zorros. Hay problemas como la España vaciada o el conflicto territorial que se han agravado casi hasta términos de lo irremediable. El paro y la precariedad, gracias a las reformas laborales son sustanciales al sistema económico español, así como la inseguridad en el trabajo. Se mantiene un machismo violento y cultural. El patrimonio cultural y el medioambiental se degradan día a día entre negacionistas y lobbystas.
En el pacto de gobierno hay unas pocas medidas y mucho de simbolismo que como clase trabajadora debemos defender. Es posible que por fin podamos poner en marcha esa Transición 2.0 que venga a remediar los inconcebibles pactos del mal menor de la primera Transición y se pueda construir ya un edificio democrático en España, sólido, con valores y con futuro acorde a la Europa y el siglo XXI.


2019 terminó con el anuncio de la viabilidad del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y 2020 empezará, todo parece ser así, la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. A todas y todos los trabajadores de éste país nos toca mantener la ilusión por un cambio que dé futuro y prosperidad a las clases populares, además de tomar conciencia para defender un gobierno que no será ideal, pero si cuando menos, cuantitativa y cualitativamente mejor que cualquier otro gobierno en el escenario actual.

El Manifiesto Comunista. Comentario

  Introducción En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Human...