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martes, 3 de marzo de 2020

This Is Art: Pasión por el arte y la cultura



Ramon Gener es un cantante de ópera de tipo de voz barítono y a la vez es humanista, escritor y divulgador cultural. Natural de Barcelona en 2011 comenzó un camino para acercar y dar a conocer su arte, la ópera y la música clásica, al total de la población. Lo hizo a través de la Televisión pública catalana (TV3) con el programa en catalán Òpera en texans que se convirtió en un éxito por su forma de presentar la música culta al público generalista dentro de un medio como la televisión, tantas veces abrigo de lo zafio, cutre y miserable de la especie humana.
Pronto se hizo necesaria una versión en castellano para la2 que abrió su parrila a This is Opera. Allí, al igual que en su hermano catalán, Gener fue descubriendo a los televidentes la grandeza de la ópera. Sus temas, historia, fuentes y referencias, haciéndolo a través de la presentación de las más grandes Óperas de la historia de la humanidad. Así ligando obra con autor, contextos social, histórico y cultural a muchos neófitos en la materia nos hizo picar el gusanillo para acercarnos a los compositores y a un mundo ajeno a los estratos medios y bajos de la población, planteados desde el nivel económico y educativo.
No tardó mucho en aparecer un nuevo proyecto televisivo y divulgativo en este caso sobre el Arte y así nos llega This Is Art, cuya primera aparición vino de ese hito de la televisión moderna que es Movistar + aunque sea, lamentablemente, dentro de la televisión de pago.
Ahora ya está pudiendo verse a través de la2 y This Is Art es un evento dentro de la programación de máxima calidad. Imprescindible de ver y paladear. De compartir en las redes y en el boca a boca con familiares, amigos y conocidos.
Ramón Gener pone toda la pasión al uso de un guión que trata de acercar nuestro acervo cultural, como expresión artística de raíces greco-latinas, presentando obras, artistas, periodos y conceptos (tanto técnicos, como temáticos) usando un leiv motiv, una idea y su expresión a través de la historia del arte.
Es esa pasión en la transmisión del mensaje, en la trascendencia de lo explicado y detallado en pantalla el principal valor añadido del programa, más allá de la necesaria formación en arte que se ofrece a la audiencia con cada toma, con cada minuto de emisión. Pasión, que no es propiedad exclusiva de Gener, sino que es el denominador común del equipo que crea This Is Art. Tanto en los guiones como en la factura técnica del programa se aprecia ante todo una ilusión por hacer algo trascendente y que enganche, que sea comprensible sin caer en lo trillado, y divulgador sin tropezar con lo elitista.
La fotografía es otro gran protagonista, no podía ser de otra manera al tratar de acercar pinturas, esculturas, obras arquitectónicas y paisajes a través de la pequeña pantalla, destacando matices y colocando la obra y el mensaje, y por supuesto el autor, como centro de la divulgación cultural.
Los recorridos por museos e iglesias, calles y parques, plazas y zonas monumentales; espacios naturales y urbanos muestran en primer lugar la inmensa suerte de Ramon Gener y su equipo que han viajado hasta convertirse en clientes vip de las aerolíneas y ponernos los dientes largos por la tremenda suerte de disfrutar en tales localizaciones, la mayoría de las veces, solos, con obras y conjuntos arquitectónicos y paisajísticos, para su disfrute íntimo, sin interferencias. De esa intención se denota la creencia en el producto por parte de sus creadores. Pero también demuestra la importante labor de guión para divulgar, contando una historia -en la que Gener es el protagonista- acercándonos casi hasta poderlo tocar en nuestro salón, el Moisés de Miguel Ángel o la Capilla Sixtina en Roma.
De esta manera además del presentador, el tema, su equipo de guionistas y realización técnica, el artista y su obra, cobran especial importancia las localizaciones, minimizando las de estudio y llevando la ejecución del programa al mismo entorno en el que se enmarca el cuadro o la escultura que se explican y dan a conocer.
El viaje que hacemos desde nuestro sofá a los rincones de la cultura occidental, desde lo clásico hasta lo contemporáneo es otra de las grandes virtudes del formato que mantienen una vez más la trascendencia y vitalidad en la propuesta, gracias en buena parte a la disposición optimista y pedagógica de un presentador, Ramón Gener, se transforma a la par en guía turístico y profesor de arte (y de su historia), pero siempre armado con pasión y convencimiento en lo que hace. Acercándonos el arte, al público mayorista, del que todavía sigue siendo el más mayoritario de los medios de comunicación de la historia de la humanidad: la Televisión.
Es de agradecer un espacio así y que la televisión pública -aunque primeramente haya sido puesto en marcha por un canal de pago, eso si, distinto al resto de canales privados del país-, se encargue de su difusión y retransmisión. La2 es el canal cultural y de divulgación de la corporación RTVE y por encima de audiencias tiene la misión de presentar conocimiento y cultura como parte de su función social. Dentro de esta línea no está de más recordar que Ramon Gener y la productora Brutal Media, fueron los encargados por RTVE de crear una serie documental sobre el 200 Aniversario de la creación del Museo del Prado. El resultado, no puede tildarse de otra forma que no sea impecable, ya que nos da más y más ganas de visitar y re-visitar nuestra pinacoteca por excelencia.
This Is Art está ahora en la2, los domingos por la tarde (también en la web y en la aplicación de SmartTv), y aunque pueda parecer que tienes mejores cosas que hacer, no lo dudes a la hora de prestar atención a un programa que acerca el arte y la pasión por su comprensión y transmisión a todos nosotros. Un hito imprescindible en nuestro día a día.



sábado, 18 de enero de 2020

Recuperemos RTVE



Ya está en marcha el nuevo gobierno tras el primer Consejo de Ministras y Ministros del martes pasado. Confío en una legislatura completa, no exenta de trabas, ruidos y soflamas, y que a de afrontar una agenda de resolución de problemas inmensa. El país está roto y no por las banderas, ni por los nacionalistas periféricos. Han sido los patriotas de banderita los que han provocado la casi consideración de Estado fallido a España: Existe una quiebra social inquietante, con cada vez más personas entrando en el umbral de la pobreza. Incluso trabajando no consiguen salir de la indignidad. La corrupción sigue siendo inherente a la clase política nacional. La vivienda es prohibitiva hasta el disparate en Españistan. Y el centralismo de Madrid todo lo ahoga hasta que a la España vaciada no le queda más remedio que gritar.
Y estos son unos pocos temas que exigen la máxima concentración, ímpetu, coordinación y capacidades técnicas del nuevo gobierno, el primero de coalición desde la Segunda República. Pero hoy voy a centrarme en un problema concreto. Uno de esos que como la justicia o las fuerzas de seguridad es utilizado por el partido en el poder (particularmente por la derecha heredera de los usos y costumbres del franquismo). Y que además en la odiosa comparación con sus análogos europeos nos vuelve a colocar al sur de una genuina frontera europea en los Pirineos.
Hablo de RTVE, una empresa pública en la que muchos ciudadanos tenemos por referencia y que consideramos su valor ético y social -desde la rigurosidad e imparcialidad de sus informativos, su funcionamiento como servicio público acercando eventos culturales o deportivos al grueso de la ciudadanía, hasta la marca de calidad para los estándares televisivos patrios-, como garantía del progreso y la buena salud de nuestra sociedad y democracia.
Esto sería lo ideal. La realidad es, por desgracia, bien distinta.
Como en otros tantos temas el nuevo gobierno tiene atadas las manos a la hora de realizar cambios profundos en la institución. La derecha bloqueará de todas las formas posibles cualquier intento de dotar de herramientas directivas y de una propia gerencia responsable, técnica y auditable al ente público.
Que en España hubiera, como en el resto de Europa, una televisión pública con la calidad como seña y con unos informativos serios, rigurosos y en los que la verdad fuera la máxima ayudaría a construir una democracia real. Y esto es absolutamente incompatible con unas derechas herederas de la dictadura fascista que ven en las empresas públicas las herramientas en las que seguir siendo ricos y particularmente en RTVE la clave de bóveda para legitimar todo su discurso, uniéndolo así al resto del espectro catódico de empresas privadas que mantiene un único mensaje.
No les interesa ni que se acercase a la RTVE de los gobiernos de Zapatero. Sin ser ideal y pese a toda la bilis que echa la derecha sobre aquel período, podías sentarte a ver un telediario convencido de equidad, veracidad y ética. De hecho toda la población lo reconocía así. Cuando el PP llegó al poder en 2011, RTVE lideraba los telediarios, tanto en audiencia (24,5% octubre 2011), como en expectativa y se recibían premios internacionales por la labor periodística desempeñada en la casa. La cadena era la más vista del país. Y en la radio, RNE cosechaba sus mejores datos de audiencia en los últimos 10 años.
Un año después, se había perdido un 40% de audiencia (más de un 45% en el telediario de la noche que da al prime time) y a menos que quisieras recibir muestra del masaje frío-calor a las huestes de Rajoy huías como de la peste en cuanto oías la sintonía. El comisario político hacía de las suyas y la manipulación y el sectarismo eran señas de identidad que abonaron el descrédito a la televisión pública. Es decir, el perjuicio económico, social y ético era para todo el conjunto de la población. No lo olvidemos.
Entonces empezaron a aparecer los primeros informes de la insostenibilidad de la empresa pública. La excusa era perfecta: la eliminación de la publicidad privada en RTVE.
Con ello se tapaba el cambio en la gerencia del ente, promovido bajo la mayoría absolutísima de Rajoy que colocó a otro hombre del partido que tras casi desmontar Paradores Nacionales se proponía derruir RTVE. Además, quedaban de tapadillo los recortes de los que tampoco se libraba el ente público y mucho menos sus trabajadores.
La experiencia ya venía en la marca del PP. Las televisiones públicas de Valencia y Madrid se habían deteriorado, desmontado, hundido y vendida a los amiguetes. Y con la radio-televisión nacional buscaban (y buscarán en un futuro) hacer lo mismo.
La pérdida de valor de los bienes inmuebles de la corporación, así como los gastos en personal fueron la excusa perfecta para desmontar casi completamente los imprescindibles centros territoriales. Al tiempo las apuestas de la casa en materia de programas eran más que ineficaces, retrógradas, más propias de los años 90 que del pleno siglo XXI. Lo que unido a la continua tergiversación de la labor periodística en la casa, por no hablar directamente de la manipulación mediática y la indignidad para los periodistas y el periodismo, hacían que la audiencia diera la espalda a su televisión pública.
Hoy trata de recuperar la credibilidad, estabilidad y buen funcionamiento para asegurar su estabilidad y futuro económico y con ello el buen hacer en la labor social de entretener, informar y enseñar que tiene una radio-televisión pública. Y una parte importante para hacerlo es dotarla de una administración rigurosa, con los mecanismos de control y elección necesarios por parte del ejecutivo y del Parlamento, pero a la vez independiente del poder, sin miedo y decidida a ayudar a crecer nuestra democracia desde las televisiones, las radios e internet.
Para el nuevo gobierno este va a ser un tema escabroso (otro más) y con muy poco margen de maniobra. Pero es necesario que RTVE salga del tiempo de descuento y en funciones del que lleva desde hace casi 5 años. El proceso para elección de una nueva gerencia sigue abierto (y hoy ha tenido la triste noticia del fallecimiento de Alicia Gómez Montano, una de las personas mejor posicionadas y con mayor respaldo). Así podrá dar carpetazo definitivamente al uso partidista por parte de la derecha, depurando responsabilidades, poniendo negro sobre blanco lo sucedido y garantizando de forma legislativa y también desde el punto de vista societario y judicial la independencia y la propiedad efectiva de RTVE, que no es ni de este gobierno, ni del anterior. Ni de un partido, ni de otro. Es de todos y todas nosotros.
No podemos dejar de reconocer el valor que tiene una cadena como la2 en nuestras vidas. O teledeporte y clan para dos nichos tan concretos como puedan ser los aficionados al deporte y el público infantil.
Para mi la2 espacio del saber y del servicio público desde el momento de la moción de censura de 2018 volvió a construir una programación donde la cultura, su acceso y acercamiento al grueso de la población y el saber priman sobre cualquier otro interés. No va solo de documentales y SaberyGanar sino que espacios como la2Noticias, LaNocheTemática, DocumentosTV, Pagina2, DiasDeCine, AquiHayTrabajo, Cachitos, JaraySedal o ElEscarbajoVerde, suponen presentarme y también a toda la ciudadanía la realidad poliédrica de nuestro mundo, acercando la cultura hasta hacerla accesible y sobretodo parte importante de nuestras vidas.
Teledeporte es un tema aparte.
Hoy en el día del deporte hiper-profesionalizado al canal de deportes de RTVE le está costando mucho ganar su espacio en las preferencias de los televidentes. Sin poder acceder a las monstruosidades que se pagan por los derechos de emisión del fútbol, trata de mantener esa referencia con los resúmenes de los partidos de liga -por los que paga ya una buena pasta- y con debates salvamizados de fútbol que no aportan nada, salvo opinión. No está de más en este punto recordar la máxima del periodismo de informar y no tanto de opinar.
Teledeporte debe acercarse más a la labor de servicio público tratando de retransmitir de forma periódica (importante también hacerlo con una hora y día fijados) eventos deportivos, primero nacionales (jornadas de liga de los deportes de equipo, por supuesto también femenino, campeonatos de España), con programas propios y ganando el espacio informativo. Si de mi dependiera la gestión de Teledeporte, la primera medida sería recuperar el formato de aquel MásDeporte, del canal+ de principios de siglo y colocarlo como informativo polideportivo diario.
Desde luego este año para Teledeporte supone un momento critico en su historia. Con rumores cada vez más amenazantes para convertirlo en un canal de streaming, integrando el deporte en directo en la2 (a la que robarían parte de su tiempo dedicado a la propagación de la cultura) ahora va a tener que lidiar con los primeros JJOO que no va a poder retransmitir (salvo giro de última hora) y de los que aún con todo no debería ser ajeno.
En cualquier caso, valgan estas líneas, para celebrar una Radio Televisión Pública de calidad, veraz en la que información, cultura y deporte se conviertan en patrimonio de todas y todos, donde encontrarnos, donde crecer y reconocerse. Por una RTVE sostenible, autónoma, independiente y útil.


miércoles, 3 de octubre de 2018

Música en Televisión


Franz Ferdinand en "La hora musa" de La2, octubre 2018

Pasados más de 100 días del Gobierno del PSOE de Pedro Sánchez y de los 84 diputados, y con casi ninguna novedad con los temas prioritarios para dar dignidad a la democracia Españistaní (en próxima entrada daré cuenta de ello) se ha estrenado la Nueva Temporada de La2.
Y es que el casi único cambio hecho por el nuevo Gobierno ha estado en la limpieza y purga de los elementos fascistas que gangrenaron y parasitaron el ente público los últimos 7 años y de los que hacía falta desprenderse, hacer públicas sus tropelías, corrupciones y manipulaciones, y hacer acto de contrición legislativo y también depurativo, para que no se vuelvan a repetir en un casposo futuro. Evidentemente, se vocifera por la derecha el interés del PSOE en controlar la televisión pública, pero conviene no olvidar que bajo la batuta de Zapatero RTVE alcanzó los más altos estándares en transparencia y pluralidad en las informaciones y calidad en los contenidos, con premios y nominaciones a nivel internacional.
Por eso no puedo dejar de pasar la oportunidad de volver a escribir y volver a publicar en esta humilde y pendiente de redención morada, con el festivo hecho de que desde el lunes 1 de octubre La2 haya estrenado una nueva programación en su franja de prime time (desde las 20:30 hasta las 0:30) en la que el principal protagonista es la música.
De lunes a viernes a las 20:30 antes del Td2 en La1, tenemos “La2Noticias”, el espacio informativo riguroso, desenfadado y fresco que durante tantos años nos ha llevado a la cama contándonos las historias más ocultas, y muchas veces trágicas, de la actualidad internacional, casi siempre bien incómodas para el sistema imperante.
Después, sobre las 21:00 aparecen los programas de contenido cultural que acercan la literatura, el cine, el teatro, el arte y la contra-cultura a los espectadores. Pagina2, Atención Obras, Días de cine… espacios todos ellos necesarios, que esperamos adquieran la importancia y redundancia imprescindible para la buena calidad de la propuesta de una televisión pública en su perfil más cultural.
El cine, sigue siendo una seña de identidad de la propuesta, pero ya no, afortunadamente, con las películas de cine español, propiedad de Enrique Cerezo y que bien para sus intereses ha venido cobrando los últimos años. Ahora habrá hueco para el cine independiente internacional, el cine europeo y se recuperan los clásicos.
Pero la gran novedad y la gran apuesta es recuperar en la Televisión Pública la música en directo como arma para atraer a la audiencia. Serán los martes donde a una cautivadora dosis de “Cachitos de hierro y cromo” -el programa presentado con brillantez por Virginia Díaz que rastrea por el archivo de RTVE para traernos actuaciones y contenidos musicales de épocas pasadas más felices- y el nuevo programa “La hora musa”, donde siguiendo lo visto anoche, se ofrecerán apuestas en directo de grupos internacionales y nacionales y de diversos estilos, con entrevistas, y espacios de reportajes temáticos. Una grandísima y necesaria noticia.
Bajo este formato los programas musicales hoy en día tienen la dificultad de que nos hemos vuelto muy haters en cuestión de gustos, y si no nos ponen lo que nos va, nos quejaremos y llegaremos al boicot. Sin embargo, bienvenidas sean estas iniciativas, que aunque no complazcan a todos, al menos documenten una parte de la música actual trayéndonos a nuestros ojos y oídos artistas actuales muy interesantes. Así como ayudan a recuperar la espectacular música de finales del siglo XX (emocionante ver el TecnoPop ayer, así como las referencias a las portadas del Ziggy Startdust de Bowie o el Animals de Pink Floyd).
Si no es así, dentro de 30 ó 40 años en el Cachitos que corresponda verán un impass, no se si definitivo, de 20 años en los que no hubo más música en televisión que la que salía de Operación Truño y sus sucedáneos.
Cautiva y desarmada hace ya 18 años que la música en TVE claudicó ante el “fenómeno OT”, convirtiendo toda actuación emitida en el ente público en un refrito con los mismos y sempiternos protagonistas o sus nuevos clones, donde lo más valioso no era su calidad, sino su capacidad para vendernos sus vidas privadas y “éxitos” comerciales creados bajo el mismo patrón.
La música independiente, el rock, el punk, incluso el más atado comercialmente hip-hop (que también tendrá su espacio en la nueva La2 los miércoles en un espacio de cultura urbana) quedaban arrastrados a la madrugada en el escenario de “Los Conciertos de Radio3”.
Toda aquella riqueza y amplitud de miras musical y cultural vuelve al prime time para enriquecernos con algo más de libertad y variedad. Espero con gran ansía que se confirme y reafirme este compromiso, trayendo la mayor variedad musical posible (y si, como heavy, a lo mejor peco de incauto) y que se convierta en un hito para mejorar de una vez por todas la televisión de éste país.




Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...