domingo, 2 de septiembre de 2007

Una noche como de las que ya no me acordaba

Hace algún tiempo, entraron en nuestra vida unas personas (chicas) que poco tienen que ver en cualquiera de los campos de la vida con lo que nosotros somos. Inteligentes, amables y simpáticas nos regalaron su compañía y sonrisas a cambio de un poco de nosotros. Ni lo uno ni lo otro, uno por exceso y otro por defecto tienen precio. El hecho de haberlas conocido nos hace más felices y mejores personas. No siendo de aquí su personalidad ha hecho más bella esta ciudad que tanto nos gusta.

De todas ellas, hay una con la que tengo una relación especial. Sé que es reciproco y cada vez que podemos vernos, ambos somos felices. Me encanta estar con ella, sentir como me escucha cuando soy yo quien habla, y como atento capto sus palabras cuando tengo la suerte de estar con ella. Ahora por esta esclavitud llamada trabajo y miseria, tengo que estar fuera de mi tierra y también alejado de su compañía.

Llevábamos ya algún tiempo con ganas de quedar, en plan tranquilos, nosotros solos, para conocernos un poquito, saber el uno de la otra y viceversa. Y fue genial. Sentir sus palabras y casi sus lagrimas me hicieron sentir tan cerca de alguien como solo una vez lo había estado. Y de eso hacía tanto tiempo que nuevamente al sentirlo sentí un escalofrío. No hay que engañarse. De esta amistad aderezada con un gran cariño no hay nada que invite a algo más, que en mi experiencia suele llevar al pesimismo. De momento me siento tan feliz de conocerte y poder decir que eres mi mejor amiga y confidente, que seria idiota vaciarlo, sin saber si lo que puede haber es cierto o no. Este miedo, me hizo dudar, y cuando debería haberte mostrado mi cariño y comprensión, no lo hice, por lo que ahora me siento algo débil y enfadado.

Fue una noche genial que espero podamos repetir miles de veces. Carmencita, eres un sol, y quiero que sepas de verdad, que cualquier día si necesitas algo, haré todo lo posible para facilitártelo, porque se que tu también lo harías por mi. Quiero saber y deseo que estés más animada a partir de ahora, y que todo lo que te propongas te salga bien. Que el éxito rodee tu vida, y nunca más la pesadumbre, el miedo o el odio abrigan ni uno solo de tus sueños.

El Manifiesto Comunista. Comentario

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