lunes, 27 de junio de 2022

No en mi nombre

 

El lunes 6 de febrero de 2014, 14 personas murieron ahogadas en la playa de El Tarajal, en Ceuta, sin recibir el auxilio de la Guardia Civil que a cambio las recibía a pelotazos y palos. Eran 14 inmigrantes que trataban de alcanzar la costa para salvar la vida, tras naufragar la precaria lancha hinchable con la que a su vez, procuraban conseguir un futuro mejor para ellos, ellas y sus familias. 90 personas ocupaban la zodiac y lucharon por su vida ante la crueldad de los números de la Guardia Civil allí presentes, el despotismo del infecto gobierno del Partido Popular y la, por lo general, indiferencia de la opinión pública española.

Unas pocas manifestaciones en las capitales de provincia que apenas reunían a medio centenar de personas, a parte de la mayoritaria concentración en la capital del centralismo español, por respuesta. Y muchos golpes en el pecho del PSOE, su líder y de la izquierda tratando de pescar en la indignación y la rabia de la parte más activa de la sociedad civil, ante el atropello a los derechos humanos perpetrado por los fascistas y neoliberales.

Algunos pensaban que con “el gobierno socio comunista más progresista de la Historia” estás vergüenzas terminarían. Pero estaban equivocados. Incapaces de derogar la propia Ley Mordaza que ampara legalmente en España crímenes de lesa humanidad como las devoluciones en caliente; o de revertir las tropelías a las clases trabajadoras con las reformas laborales; o intervenir el mercado de la vivienda y la energía; o de garantizar por ley los servicios públicos; o de salir de la OTAN, proclamar la República o nacionalizar sectores estratégicos… Absolutamente inútiles en mejorar las condiciones materiales de la gente, también lo son en tener un mínimo de coherencia y diferenciarse de los usos y abusos de la ultra derecha.

Los inmigrantes salvajemente asesinados, y digo si, asesinados por las fuerzas de opresión del Estado marroquí con la conveniencia y bajo la supervisión de las españolas, provenían de Sudán del Sur y de Chad, huyendo de una Guerra Civil y catástrofe humanitaria, de esas que no salen continuamente en los informativos. Si en los últimos meses España ha dado asilo a más de 124.000 ucranianos, víctimas de la salvaje invasión de su país por parte de Rusia (y también del fascismo con el que se mueve su propio gobierno), de los conflictos más alejados, en África o Asia, con personas de distinta raza no se tolera ni un mínimo de humanidad, ni una mísera cantidad de refugiados. Son aparcados ante la frontera por estados para-policiales subcontratados por esta Unión Europea del capital. Hacinados en campos de refugiados sin unas mínimas condiciones, solamente asistidos por las escuálidas ayudas de las ONGs (que también luchan contra la criminalización de su actividad a ojos de los que mandan) y cuando intentan entrar en Europa, apresados, apaleados, heridos, moribundos y dejados morir como perros, para después ser enterrados sin fecha y sin nombre, como el polvo que escondemos debajo de la alfombra.

A esta descripción, “nuestro presidente de izquierdas” respondió con un clarísimo “bien resuelto”. Ya sabemos que este personaje a parte de las toneladas de marketing político está hueco de la más mínima decencia socialista. Pedro Sánchez es un producto más del sistema ultraliberal y ni su acción ni dejación, hacen ver políticas que vengan a mejorar las condiciones materiales de la mayoría ni dar mayor empaque a la democracia. Él no está para eso, como tampoco lo está la dirección federal del PSOE, ni sus retrógradas baronías caciquiles. Por desgracia, tampoco lo están unas bases que han abandonado definitivamente las anclas ideológicas de la izquierda para abrazarse al sentimiento hooligan de defensa de “su” partido.

Todo entra dentro del vergonzoso acuerdo con la dictadura Marroquí que nos pone a los pies de un sátrapa que oprime a su propio pueblo, masacra a nuestros hermanos españoles del Sahara Occidental, nos chantajea con las vidas de los inmigrantes, alberga terroristas y fundamentalistas y erosiona toda convivencia en el Magreb.

Pero y la “verdadera izquierda” qué. Qué hace y qué va a hacer Unidas Podemos y Yolanda Díaz, tras esta matanza es clave. Sin embargo, viendo que tras arrancar unas pocas medidas que den opciones a las clases más desfavorecidas, no podremos esperar más que unos cuantos tuits muy indignados pero nada de forzar la situación a un año vista. Lo primero de todo porque queda mucho para que la nueva plataforma de la izquierda se construya. Lo segundo porque en este país, con un racismo y un patriarcado tan marcados, fruto de 40 años de dictadura nacional-católica fascista y una transición a la democracia que fue la garantía de superviviencia de aquellos valores (y de quienes se lucraron y mucho bajo su amparo), sería muy difícil explicar con éxito, por qué se deja atrás un gobierno por unos africanos muertos, cuando durante tres largos años se ha sido incapaz de acercar mayor dignidad a las clases trabajadoras españolas.

El tacticismo lo empaña todo. Incluso lo que debía ser la propia coherencia y las líneas rojas de uno mismo. Si se conservará coherencia más de uno y de una debería salir hoy de ese gobierno y luchar contra él con la misma fuerza que se hizo (o se aparentaba hacer) contra el gobierno del PP en 2014. Cómo van a explicar PSOE y Unidas Podemos, o lo que venga, a sus votantes una actuación tan represiva y en contra de los derechos humanos más básicos. Cómo pueden diferenciarse de lo que harían los fascistas del PP y Vox y cómo quieren seducir a los votantes trabajadores, si no son lo suficientemente valientes para desmarcarse y ofrecer y cumplir un programa de garantía de los derechos humanos, la igualdad y la fraternidad.

En un momento de crisis total, con el imperio desvaneciéndose ahogado por su propia inmundicia, con los derechos humanos cada vez más pisoteados, incluidos aquellos que parecían garantizados (hay que aprender la lección de que si no hay lucha, no hay garantía de nada) las buenas personas tenemos que mantener la propia coherencia y exigirla a nuestros representantes y gobernantes. El crimen de lesa humanidad cometido este fin de semana, se suma a todos los que se están cometiendo los últimos años, y quienes aspiramos a un mundo más digno y decente, no podemos perdonar ni olvidar los atentados que se cometen contra los más vulnerables. Sean mujeres, sean pobres, sean inmigrantes, sean africanos, negros, magrebíes, niños, ancianos, lo que sean. No en mi nombre.

 

sábado, 18 de junio de 2022

El Manifiesto Comunista. Comentario

 


Introducción

En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Humanidad. Un documento que diagnosticaba las causas que explicaban el mundo tal cual era y es, y al mismo, tiempo proponía como solución la unión de la humanidad para garantizar su futuro y desarrollo, a través de la igualdad y la dignidad. El Manifiesto Comunista, de Karl Marx y Friederich Engels, les fue encargado por la Liga de los Comunistas en el contexto de las revoluciones sociales de 1848 con el objetivo de poner un marco ideológico que reconociera a los comunistas como fuerza política revolucionaria en Europa, exponiendo sus conceptos, fines, tendencias y orígenes. Marx consideraba que los filósofos habían trabajado por interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que de verdad se trataba es de cambiarlo.

Marx y Engels culminaban en el Manifiesto su vasto desarrollo filosófico que se puede resumir en los siguientes tres aspectos:

  1. Materialismo dialéctico versus Idealismo (dialéctico) absoluto de Hegel: Para el marxismo la realidad es dinámica, con dinamismo intrínseco o dialéctico, lo mismo que para el idealismo absoluto; pero “suponerla” insuflada por el espíritu, una realidad distinta de la materia es pura especulación. La realidad que se nos manifiesta, la realidad empírica es materia. Materia, eso sí, no estática, sino dinámica, en constante autodesarrollo. El evolucionismo tendrá como teoría filosófica al marxismo.

  2. Materialismo histórico (científico) versus voluntarismo histórico. Según el marxismo la Historia es el resultado de la dialéctica de las estructuras socioeconómicas y del enfrentamiento de las clases sociales, y no la acumulación de intervenciones de personajes protagonistas, que es como tradicionalmente había sido interpretada.

  3. Filosofía sociopolítica transformadora, de la praxis revolucionaria versus Filosofía sociopolítica especulativa, contemplativa de la realidad. Frente al espectáculo injusto de los “muertos de hambre” hay que rebelarse contra una filosofía conservadora, puramente teórica y contemplativa. Hay que terminar con la alienación del hombre, con la explotación del hombre por el hombre y acelerar el proceso de implantación de un humanismo radical. Es necesaria una filosofía de la praxis transformadora y revolucionaria que acelere el proceso progresivo de la historia.

 

Vida y Obra

Karl Marx (1818-1883) nació en Treveris y murió en Londres. De familia burguesa acomodada y de ambiente familiar judío. Debido a la influencia paterna, quien era abogado, estudió derecho. Sin embargo, pronto comenzó a llevar una vida bastante accidentada debido a su participación en movimientos político-ideológicos, por lo que nunca ejerció y cuyas consecuencias obligaron a su exilio de Alemania en varias ocasiones. En Londres, permaneció largos años, alternando con etapas en París y en Bruselas, desarrollando una intensa actividad como publicista y escritor, en colaboración con su amigo Frederich Engels (1820-1895). Engels también procedía de una familia acomodada y que propietaria de fábricas pronto inició una intensa actividad de denuncia de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, así como de la injusticia que el capitalismo moderno estaba infligiendo en las clases productoras. En 1866 se celebra el Primer Congreso de la Internacional Socialista, animada por Marx. Al año siguiente aparece el primer libro de El Capital. En 1872 rompe definitivamente con los anarquistas de Bakunin y en 1875 con el Partido Socialdemócrata de Liebknecth. En el plano práctico Marx no resultó un político demasiado hábil, sin embargo, es sin duda, en el plano teórico uno de los grandes genios de la humanidad. Entre su abundante obra podemos destacar: El Capital, cuyo segundo y tercer volumen fueron publicados por Engels, después de la muerte de Marx, La miseria de la filosofía (1847), El manifiesto comunista (1848), en colaboración con Engels, y Crítica de la economía política (1859).


El Manifiesto Comunista de Karl Marx y Friedetich Engels

Opúsculo de unas 40 páginas con una breve introducción y cuatro partes. Se publica en 1848. Viene precedido por los distintos prólogos correspondientes a las respectivas ediciones que en vida de los autores se hicieron. Se convirtió en la síntesis del pensamiento marxista para uso de los trabajadores comprometidos con la lucha social.

Partes:

Introducción

En la introducción se expresa el claro propósito de la obra: manifestar públicamente que es el comunismo, saliendo al paso así de las falsas acusaciones hechas por las fuerzas reaccionarias y conservadoras ante el temor que les suscitaba su aceptación por parte de los trabajadores.


Parte I

La primera parte, titulada Burgueses y Proletarios, es la más doctrinal e interesante, por su densidad teórica. En ella se fundamenta la teoría de la lucha de clases, haciendo en su explicación una interpretación de la Historia y de las luchas sociales.

Se ve la mano de Marx, formado en la filosofía hegeliana.

La preocupación fundamental es el materialismo histórico, es decir, que los fenómenos materiales, los hechos económicos, determinan los fenómenos sociales o políticos. La infraestructura económica determina las sobreestructuras (Superestructura) sociales, políticas, jurídicas, ideológicas y culturales. La historia aparece como un orden racional necesario en el que la lucha de clases entre productores oprimidos (proletarios) y capitalistas opresores (burgueses) es su motor.

Carácter determinista de la historia que camina hacia la superación de los contrarios, en lógica dialéctica, en la utopía de la sociedad sin clases, pero en la que cabe la acción político-revolucionaria humana que acelere el proceso y supere antes la alienación en la que se encuentra el hombre.


Parte II

La segunda parte, Proletarios y Comunistas, tiene como objeto central la exposición de un programa concreto de reformas como diseño de un modelo de transición del capitalismo al socialismo. Tiene tres bloques de conceptos.

En el primer bloque apunta la tarea de organización política del proletariado (hay que recordar que el “Manifiesto” intenta ser un programa de la “Federación de los Comunistas”). Esta tarea es la constitución de la clase trabajadora en un partido, partido de clase, para, unidos, destruir la dominación burguesa y acceder a la conquista del poder político. La dictadura del proletariado es, pues, un eslabón necesario para llegar a la sociedad socialista.

El segundo bloque temático consiste en una refutación de los argumentos tópicos de la cultura burguesa contra el socialismo y en una propuesta de un programa de medidas concretas. El primer tópico es el de la abolición de la propiedad privada. Esta tesis básica del marxismo significa que la propiedad de los bienes, fruto de las fuerzas productivas, producto que es, por lo tanto, colectivo “no debe ser un patrimonio personal, sino social”. Significa, pues, la transformación del capital en propiedad colectiva, despojada de su carácter de clase social dominante y dominadora. Esto supone liberar al obrero de una situación de alienación en la que sólo vive para multiplicar el capital de la clase dominante. El segundo tópico es el de las ideas y la cultura. El régimen comunista no es un enemigo de la cultura ni de los productos culturales. Querer destruir la cultura de la clase dominante como un instrumento de dominación, derivado del dominio económico, no es querer destruir la cultura, sino una determinada cultura. El modo de entender el matrimonio, la familia, la patria, la nacionalidad y las ideas religiosas, morales, jurídicas, políticas y filosóficas cambia al cambiar las condiciones de vida: “La historia de las ideas es una prueba palmaria de cómo cambia y se transforma la producción espiritual con la material. Las ideas imperantes en una época han sido siempre las ideas propias de la clase imperante”. “La clase que forma el poder material dominante en la sociedad forma también su poder dominante espiritual”. La revolución comunista que viene a romper de manera radical el régimen tradicional de la propiedad se ve obligada a romper también con las ideas que de él se derivan y que se dirigen a su conservación.

El tercer bloque con el que finaliza esta segunda parte es una propuesta programática de las medidas que el proletariado deberá aplicar una vez en sus manos el poder político, para destruir la opresión de una clase por otra y dejar paso a una sociedad sin clases, una sociedad en la que “el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos”. Esta propuesta programática es la siguiente:

  1. Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos.

  2. Fuerte impuesto progresivo.

  3. Abolición del derecho de herencia.

  4. Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes.

  5. Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco Nacional con capital del Estado y en régimen de monopolio.

  6. Nacionalización de los transportes.

  7. Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.

  8. Proclamación del deber general de trabajar. Creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo.

  9. Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales. Tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.

  10. Educación pública y gratuita para todos los niños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricas. Régimen combinado de la educación con la producción material, etc.


Parte III

La tercera parte, Literatura Socialista y Comunista, es una polémica frente a otros socialismos históricos en la que, valorándolos críticamente, afirma la necesidad de situar el movimiento obrero dentro de la concepción de la lucha de clases.

  1. Bajo el título El Socialismo Reaccionario engloba tres tipos de socialismos:

    1. Al Socialismo Feudal lo califica de falso y reaccionario, por cuanto tiene como origen el resquemor de la clase aristocrática, incluido el clero, que reprocha a la nueva clase dominadora, la burguesía, haber engendrado la miseria del proletariado moderno, desconocido bajo el imperio, denunciando veladamente no tanto el lamentable estado de la clase obrera como la pérdida irremediable de su imperio y el auge de un proletariado revolucionario.

    2. Al Socialismo Pequeñoburgués de Sismondi también lo califica de reaccionario y utópico. Es el socialismo de la clase intermedia entre la burguesía y el proletariado. Su denuncia contra los nuevos sistemas de producción, contra las consecuencias negativas del maquinismo, la concentración de capital, la división del trabajo, las desigualdades, la miseria del proletariado, brota de la resistencia a desaparecer como la clase de pequeños burgueses y labriegos y de la aspiración a restaurar los antiguos modos de producción del régimen tradicional, a saber, los gremios y el régimen patriarcal.

    3. Del llamado Socialismo Alemán o “Verdadero” Socialismo se dice que es una abstracción teórica que la conciencia filosófica alemana hizo del socialismo y comunismo francés, del que se importarán las ideas, pero no las condiciones sociales, al persistir el régimen feudal y la monarquía absoluta, que lo utilizarán para contener el surgimiento de la burguesía “revolucionaria” y conservar un orden ya perdido en Francia e Inglaterra.

  2. El segundo grupo de socialismo, el Socialismo Burgués o Conservador, es el socialismo de los filántropos y humanitarios que aspiran a conservar la sociedad burguesa, pero mitigando sus injusticias sociales. Son reformadores sociales que quieren compaginar burguesía con socialismo como el ideal de la sociedad moderna: la burguesía sin el proletariado. Dentro de este socialismo se cita la obra de Proudhon, Filosofía de la miseria.

  3. El tercer grupo es el Socialismo y Comunismo Críptico-Utópico. Es una forma embrionaria de socialismo. Es el socialismo anterior al Marxismo, el de Sant-Simon, el de Fourier, el de Robert Owen y el de Louis Blanc. Falto de la acción política y revolucionaria de la clase obrera, del proletariado, pretende una transformación radical de la sociedad desde una incipiente critica de las bases injustas en que se levanta. Aspira a una sociedad futura igualitaria, de armonía social, sin clases, pero desde un voluntarismo filantrópico y generoso, desde la generosidad de los corazones y los bolsillos burgueses. “Un socialismo que se ejerce verticalmente, en vez de horizontalmente. De arriba a abajo, y no hacia los lados”. Este socialismo utópico ante el advenimiento de la acción político-revolucionaria del proletariado se torna también en reaccionario y conservador.


Parte IV

La cuarta y última parte, Actitud de los comunistas ante los otros partidos de la oposición, es la más coyuntural e inmediata, en el contexto de mediados del siglo XIX, por cuanto se refiere al quehacer que corresponde a los comunistas. Su objetivo básico es generar entre los obreros la conciencia de clase antagónica y revolucionaria frente a la burguesía, y para ellos teoriza un pragmatismo que elimine las diferencias metodológicas e ideológicas ante la coincidencia en un bien común inminente y necesario. Para ello se deben aliar en Francia con el partido democrático socialista, Suiza con los radicales, en Polonia con el partido de la revolución agraria, en Alemania con la burguesía frente a la monarquía absoluta…

El Manifiesto termina con la célebre frase:

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!

 

jueves, 16 de junio de 2022

La anormalidad democrática en Españistan

 

En una democracia, ¿qué es la normalidad para los demócratas? El respeto a los Derechos Humanos en el marco de la diversidad de todas las personas. No hay un ser humano igual que otro, pero todos y todas tenemos los mismos derechos y deben ser garantizadas las mismas oportunidades independientemente de esa diversidad, independientemente de su lugar de origen, de sus creencias, de su orientación sexual, de su sexo, de su lengua, de su ideología... Un demócrata, de izquierdas o de derechas o de “centro”, cree, o al menos debería creer, en esa igualdad y respeta la diversidad humana en todas sus manifestaciones; cree en el Estado de derecho y en el Estado social para garantizar la justa aplicación de la igualdad de derechos y libertades.

El debate político no debería de estar en este mínimo común compartido por todo demócrata. Estaría en las formas de gestionar el estado y los servicios públicos, como garantías de esa igualdad de oportunidades entre los ciudadanos, que constituye los cimientos de la democracia, como sistema político, que en principio, nos hemos dado entre todos. Se hablaría así, de aplicar medidas socialistas o liberales en esa gestión, con las consecuencias que ocasionarían y también, con los límites que socialismo y liberalismo deberían de marcar inexorablemente en una democracia. Cualquier desviación hacia al extremo en ambos lados provocarían el desmoronamiento democrático. Sobretodo en el caso del liberalismo, donde ya vemos, como el ultraliberalismo ha procedido a una voladura de los sistemas democráticos liberales de la segunda mitad del siglo XX al haber acabado con la igualdad efectiva de derechos y oportunidades.

¿Pero qué ocurre en Españistan? En Españistan se consiguió la democracia sin lucha, pasando de una dictadura fascista, militar y clerical que dejo una economía autárquica, un sistema social esquelético y un modelo de estado centralista y criminal para con el resto de nacionalidades del estado español y con el mundo rural. Un corpus político atrofiado y privilegiado con profundas raíces en el partido único y en la convivencia con un alto empresariado que lleva casi un siglo beneficiándose de continuo de los recursos del país y de sus gentes. Con estos mimbres y en un contexto de crisis decisiva y definitiva de un capitalismo que hace aguas y arrastra en su acometida a la democracia liberal, el fascismo vuelve a caminar sin máscaras ni disfraces y desplegando su batería de odio y atraso.

Con la esperada y a la vez torpe cesión del PP de CyL, de Mañueco y de su nuevo líder, Feijoo a la ultraderecha se pretende normalizar la nauseabunda forma de hacer política de Vox que tiene su emblema en el gilipollas que han puesto de vicepresidente que sin asumir responsabilidades políticas, pasa a cobrar un pastizal para únicamente enturbiar el clima político y disparar odio y víscera a todo aquel que no cumple con sus mantras cutres y trasnochados: hombres blancos, el ultracatolicismo, el machismo, la misoginía, la negación a las otras realidades culturales y nacionalistas, anteponer una suerte de derechos individuales dopados por la capacidad extractiva económica de las élites a los derechos colectivos, al bienestar y al bien común. Discutir el cambio climático y las medidas urgentes ya a tomar para paliarlo. Ignorancia cientifica, sexual, política, democrática,…

Vox es una gangrena de este sistema político españistaní que ya estaba enfermo y presentaba síntomas de agotamiento desde hace mucho. Es a la vez causa y consecuencia de los errores del pasado que no limpiaron las instituciones (ejército, fuerzas de seguridad, universidades y judicatura) de fascistas; del uso político, electoral y mediático de su ideario y sus seguidores para afianzar mayorías durante 40 años que no discutieron ni construyeron la defensa de la memoria y la democracia.

Extirpar el miembro mohoso, ennegrecido, rancio y tóxico es ya urgente pero el enfermo no se va a curar sin más. La podredumbre ya ha roído los huesos y el esqueleto se tambalea. Los órganos de la democracia en España también están podridos y si ya era urgente extirpar el fascismo de ellos hace 40 años ahora se convierte en trascendental. Se trata de justicia, de memoria y de coherencia. Y se trata de no olvidar los que con su dejación de funciones pero sobretodo con sus intereses personales y privados han favorecido el estado de las cosas de un país que se hunde en la miseria, sin convivencia, sin igualdad y siempre dependiente de los intereses de Estados Unidos.

La corrupción y el fascismo son las dos caras de la misma moneda que lastimosamente ancla en el atraso a España y a sus buenas gentes. Que haya mayorías que voten ultraderecha -ya sea pura y novedosa como Vox o disfrazada y antigua como el PP-, se debe al nulo proceso de redención política y democrática que se hizo con la transacción -cómo añoramos a don Julio Anguita-. También es parte clave de este insidioso tinglado la élite de un partido socialista profundamente clasista y herramienta de desposesión de los trabajadores al servicio de los poderosos. Así, los problemas se enquistan y no se solucionan, y las clases trabajadoras parecemos ajenas y sin defensa ante este estado de las cosas.

Pese a tener una parte del gobierno que está trabajando bien en mejorar, o al menos mantener, las condiciones de vida de las trabajadoras y trabajadores, estos avances pasan de soslayo sin atención mediática -los grandes emporios mediáticos que dominan este país pertenecen a oligarcas patrios empeñados en impedir que quienes estábamos hace 10 años en las calles y plazas lleguemos a gestionar- y sin ser reconocidos por la población como medidas que ahondan en su beneficio. En este contexto, disputar desde la izquierda la sempiterna campaña electoral que es la alta política de este país es una quimera y a la vez algo digno de estudio y agradecimiento.

Con episodios concretos como las elecciones autonómicas del próximo domingo en Andalucía, la necesidad de crear una candidatura fuerte de izquierdas que luche por la dignidad de la clase trabajadora es cada vez más urgente y al mismo tiempo, un camino inevitable.

El reto es hacer que la buena gente no se quede en su casa y vaya a votar. Y que vote a quienes les defiendan. Y que estos, antes, hayan dejado atrás las diferencias personales -casi siempre enfocadas en los curriculums que cada uno quiere hacerse- para articular candidaturas donde el programa político venga no sólo a defender la tibia democracia que padecemos y mantener mal que bien una igualdad simulada. Sino a venir a abrir las puertas y las ventanas de este edificio carcomido, erradicar el fascismo, denunciarlo y combatirlo, y ejercitar un programa que amplié la igualdad entre todas y todos para poder ampliar nuestro futuro.

miércoles, 15 de junio de 2022

Una Des calificación Mundial

 

El peor escenario se hizo posible. Apenas unas pocas semanas después de ganar en el campo la plaza para el Mundial de Rugby masculino Francia 2023, se perdía en los despachos por los usos y destrozos de una forma de hacer selección en los que se entremezcla ineptitud, corrupción, nepotismo y deslealtad. World Rugby dejaba en nada el billete sacado aquel domingo en la Central, atendiendo a las demandas de nuestro acérrimo rival Rumania (qué también tiene sus pasaportes oscuros), y marcaba como irremediable su primera sentencia (estamos a horas de que salga la resolución definitiva). La continua y descarada negligencia es lo que nos echa del mundial y al mismo tiempo que invalida el esfuerzo y el éxito deportivo, censura la dirección del rugby patrio, y se convierte en el arma que inflige un castigo colosal al rugby español del que va a ser muy duro recuperarse.

Ya en la anterior clasificación mundialista World Rugby puso en solfa el comportamiento de la FER con la conveniencia de varios de los clubes de División de Honor en su búsqueda de jugadores extranjeros que pudieran subir el nivel competitivo del 15 del León. Con bonificaciones repartidas entre los clubes, agentes y los propios jugadores, se alimentaba un negocio corrupto e inmoral que podía provocar lo que finalmente ha pasado.

Gavin van der Bergh es un pillier sudafricano que llegó en 2018 a Lexus Alcobendas. Su desempeño en el campo no ha sido ni espectacular ni decisivo como para hacerse un imprescindible en las convocatorias. No será recordando especialmente por sus habilidades en el campo y si por protagonizar un escándalo que nos daña, nos deja sin Mundial y envilece los nobles valores del rugby. Solamente ante el doble envite contra Holanda en noviembre del año pasado entró en las convocatorias y en los partidos. Y esos son los resultados que se han saldado con derrota para España en los despachos por su manifiesta ilegilibidad. Si hubiera jugado en las dos derrotas contra Georgia, hoy España seguiría en el Mundial.

Pero no. Van der Berg jugaba contra Holanda sabedor que no cumplía con las reglas de World Rugby para con los nacionalizados. La famosa regla 8 que velaba porque el jugador no hubiera salido más de 60 días al año del país de destino y que flagrantemente este jugador sabía que no cumplía. Mintió y se benefició, tal y como ha hecho su club, que de la nada salió a ser un claro aspirante a todo con varios fichajes del mismo pelaje y que con el escándalo estallado han revelado una trama por el que la captación de potenciales jugadores para la selección se convertía en un lucrativo negocio para jugadores, agentes, clubes e incluso directivos que debían velar por el cumplimiento de la normativa.

No está demostrada la conveniencia de la FER con la trama. No está claro que la dirección deportiva conociera la situación y que se haya beneficiado a titulo personal de los tejemanejes con convocatorias y pasaportes. Lo mismo puede decirse de la comisión de selección federativa. Lo que si que es seguro es que no han cumplido con su labor de asegurar la total seleccionabilidad de los jugadores foráneos llamados a filas. Que somos reincidentes de saltarnos la norma, y de que jugar al filo de las normas por ser competitivos nos ha vuelto a estallar en la cara. Y por lo tanto reciben el castigo de World Rugby.

Pero los verdaderos castigados somos dos entes del rugby español. Por un lado, y evidentemente, la selección, el 15 del León; el grupo humano que ha formado el equipo que brillantemente se clasificó para el Mundial, y que ahora se queda en tierra víctima de la avaricia y la mentira. Pasan de vivir un sueño a sufrir una pesadilla que les deja sin poder competir y ser partícipe de la mayor fiesta de nuestro deporte.

Y esa misma pesadilla se torna al rugby de base y aficionados que más allá de la oportunidad de disfrutar y de ver a nuestra selección jugando contra Irlanda, Escocia o la Campeona del Mundo, Sudáfrica, recibe el impacto colosal de un castigo por tramposos y corruptos a unas altas direcciones federativas que tenían que aprovechar el Mundial para construir mucho más rugby, más sólido y accesible. Perdemos la opción de crecer con una base sólida y por el contrario, somos castigados sin acceso a los recursos que podían propiciar ese crecimiento, estigmatizados por una forma de hacer, chapucera y chupoctera.

Parece evidente la limpia que hay que hacer en la federación y que se está alargando mientras se queman las etapas entre recursos y decisiones definitivas. El CSD apostó por el rugby al calor del éxito clasificatorio y ahora con la vergüenza internacional de que nos han pillado a todos en la trampa de unos pocos, tiene que entrar como elefante en cacharrería en llamas para tratar de apagar el incendio con la trompa. La limpia que necesita la federación es colosal porque de aquí en adelante para no estar en la eterna sospecha se tienen que ofrecer las máximas garantías en pulcritud, honestidad y honorabilidad. No bastará con ser creíble. Además habrá que parecerlo y hacer propaganda de ello.

Pero en medio, y mientras todas estas decisiones se toman, se asumen sanciones y responsabilidades, nos quedamos los aficionados que ansiamos por un rugby español que crezca y se convierta en un deporte más, el mejor deporte, para nuestros jóvenes. Queda mucho para construir un equipo impoluto que pueda luchar por la clasificación para un Mundial. Pero antes hay que hacer una limpia extrema para restaurar el buen nombre del rugby. Para que sus valores no sigan siendo pisoteados.

martes, 14 de junio de 2022

Crítica a la Razón Toledana

 

Visitar una ciudad o un área concreta durante unos pocos días, un fin de semana, únicamente permite vislumbrar su potencial turístico. Paladear unas pocas opciones del patrimonio local en sus distintas acepciones (histórico, gastronómico, cultural, natural, etc.). Si se tiene experiencia viajando, sobretodo en el ámbito propuesto, se puede discernir los recursos, con ventajas e inconvenientes en los aprovechamientos para hacer especial, recomendable o re-visitable esa cierta área, poniéndola en contraste con otros destinos de similares naturalezas y en competencia. El paisaje se impregna, mientras que el paisanaje apenas se otea. Los usos y formas quedan limitados a la mera transacción turística. Es imposible, por lo tanto, captar la esencia de ese lugar, fundamentalmente porque esa esencia se transmite en el día a día, de continuo.

Por eso mismo, lo que las primeras visitas de turismo y estar con mi pareja, me dieron buenas sensaciones en la ciudad de Toledo, ahora, que tras 5 años viviendo allí, hemos marchado, puedo hacer una crítica argumentada a la forma de ser de toledanos y toledanas de pro, que explica en buena medida, muchas de las cosas que allí suceden y cómo nos sentimos muchas veces, los que vamos a trabajar y vivir por aquellos lares.

Quiera el secarral y el menguante Tajo que de esta sarta de generalizaciones y hechos probados no se generalice en su negatividad a todas las gentes que allí cohabitan. Faltaría más, que tras más de un lustro, habitando las tierras del cardenal Cisneros todo contacto humano hubiera sido negativo y censurable. No, ni mucho menos. Guardo recuerdo, cariño y amistad de bastantes buenas personas con las que he compartido compras, servicios, salidas -las menos- y algún trabajo. Con casi todas y todos ellos compartimos un diagnostico en la valoración de la forma de ser y comportarse del toledano medio, más si cabe, porque muchas de estas personas, a pesar de llevar años viviendo en la ciudad, remarcan su origen distinto al de la capital manchega. Vengan de pueblos de la provincia, de la región, de otras ciudades o lugares, todos los que allí pasamos un tiempo acabamos hartos de la forma de ser del toledano de toda la vida -TPV- que orgulloso de ello se regodea en el fango de una manera de comportarse por lo general, maleducada, malencarada, déspota y para nada acogedora.

Probablemente en la virtud este el castigo, y dada la ingente cantidad de turistas y visitantes que recibe Toledo cada día, y en especial de abril a finales de octubre-, los allí residentes están cansados de bregar con los de los palos selfies, las sombrillas de colores, las visitas guiadas y las plazas enguarradas por los envoltorios de comida rápida de estos turistas lowcost. Pero eso no justifica unas formas de comportarse que dan la vergüenza ajena y te hacen sentir forastero en la propia ciudad que has elegido para vivir.

El proceso de disneyficación de la ciudad, por la que esta se esfuerza en atraer y atender visitantes, descuidando a los residentes es un hecho más que probado en Toledo y es algo que cala en el día a día y poco a poco, va quitando las ganas de interactuar por las calles de esta urbe milenaria. Buscar mesa para comer, cenar o alternar por Toledo es un suplicio al que únicamente se puede poner remedio reservando con antelación. Son pocos los ejemplos de establecimientos en los que acogen con gusto a los residentes, y que por lo tanto, te tratan con el ánimo de fidelizarte como cliente y parroquiano. Por lo general, y esto es una experiencia repetida por muchos conocidos, en muchos restaurantes y bares de Toledo la calidad humana en el trato es baja puesto que sabedores de que van a recibir turistas, prefieren el personal de paso y que se va a conformar, por lo general, con cualquier cosa, que en cuidar a personas con las que comparten código postal.

Célebre en el círculo de mis amistades es la anécdota de pedir café a las tres de la tarde un sábado de puente. Hasta 9 bares fuimos visitando sin que a nadie le diera por servirnos unos tristes cafés ante la retahíla de explicaciones estúpidas, balbuceos incoherentes y contestaciones mal educadas. Y narrar tan épica aventura acaba con la sorpresa y la solidaridad de muchas personas, que también residen en Toledo y se han visto en la misma circunstancia.

Por general, y está mal generalizar porque no es justo con las buenas personas, en Toledo son mal educados. No te saludan, no te dicen un simple "Hola!" aunque estén cansados de verte por las zonas comunes de la “urba”. He tenido experiencias en dos bloques, en sus garajes, portales y piscinas, y como yo, muchos amigos más. Este proceso se hace extensible cuando vas a comprar, subes a un autobús urbano o das con un funcionario concreto en alguna gestión necesaria. Puede parecer que haga un molino gigante de un mísero grano de arena, pero es tan lacerante la falta de educación, de saber estar y te hace sentir tan indigno que es punzante. Más, cuando es una tónica que se repite una y otra vez.

Al final, uno, en su día a día acaba haciéndose con sus lugares refugio para comprar y sentirse humano, con gente que se comporta como es debido y con quien da gusto comprar y consumir. Hacer un listado de estos es un reto y a la vez es injusto, porque se corre el riesgo de dejarse a alguien que ha sido amable y a la vez, también sufre los desmanes de la mayoría toledana. Pero recuerdo el Odelot, la terraza de Recaredo, el café Atenas, los chicos del Pastucci y la otra pizzeria que ahora no me acuerdo; Maxi y Elena, las hermanas pescaderas y su sobrino; Iván, Alberto y el otro charcutero; el gimnasio Roma; algunas buenas y amables bibliotecarias, los chicos de la copisteria Villaber… Con todos cuando he hablado ha coincidido dos cosas: la primera que sentían lo mismo que siento yo y escribo aquí; y lo segundo que veníamos de fuera de Toledo.

Otro aspecto que nos ha desesperado ha sido lo que hemos venido a llamar “ingeniería toledana”. Algo así, como una capacidad milimétrica para hacer las cosas fundamentalmente “al revés” que en el resto del mundo, haciéndote perder a ti dinero y sobretodo tiempo y la salud de tus nervios. Por más que pruebes y les muestres en la cara lo erróneo de sus planteamientos, lo viciado de su concepción, lo infrautilizado de sus formas y el desperdicio de recursos que sus maneras de hacer provocan, al día siguiente seguirán haciendo “lo de toda la vida”. Esto no es casual, cuando uno ha trabajado en varios sitios allí, en varios sectores, y se ha encontrado con gente haciendo las cosas mal directamente, muchas veces de maneras más dificultosas y costosas de lo que debería de ser, por probado y por conocido. Cuando tu chica en el Hospital tiene la misma rutina de necedad cada día. El que se retroalimenten en esa cabezonería, quita toda gana de innovación para mejorar su sistema, sus empresas y a ellas y ellos mismos. Y como uno no viene al mundo a discutir continuamente, al final, acabamos por hacer las cosas a nuestra manera para ganar nosotros nuestros tiempo, y ellos, que allá se las entiendan.

Para ir terminando, sólo decir que pese a que he sido feliz y mi pareja también, no acabamos de sentirnos acogidos y eso ha limitado mucho nuestra estancia, justo en el momento, en el que quizás, debíamos dar un paso adelante y radicarnos allí. Ha sido difícil sentirse cómodo, y sin embargo, fácil hacerlo frustrado por la falta de talante y talento de esta gente que se siguen creyendo la capital del imperio cuando no son más que un apéndice paleto de esnobismo madrileño. Cuando no son más que el decorado de finde de unos madrileños.

Me gusta la ciudad de Toledo y tiene unas posibilidades tremendas. Pero tiene unos déficits personales en educación y saber escuchar que les hacen ser muy poco considerados y tener unas capacidades muy limitadas para mejorar y aprender. Ójala estas cuatro letras se las tomen como propósito de enmienda y sean capaces de mejorar para ganar dignidad y futuro en su ciudad y territorio, manteniendo su buena esencia y su patrimonio, y cambiando estas actitudes que no les hacen ningún bien.

 

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