Subida
del salario mínimo interprofesional, pensiones subidas al IPC,
sueldo de los funcionarios del estado subido, inicio del trámite
para le ley
del derecho a una muerte digna,
ley
contra la exaltación del franquismo,
paralizado con política y diálogo el conflicto del campo español
azuzado por las derechas, des-tensión
el tema de Catalunya.
Éste
es el bagaje del primer mes de gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos.
Y
no parece mal bagaje dadas las expectativas de caos y colapso que
auguraban las resentidas derechitas
cobardes y ultra derecha clasista a las que visto lo visto en la
primera sesión de control al nuevo gobierno se han quedado con el
único argumento de “Venezuela”. Sea lo que sea que signifique
eso.
La
agenda
política
la marca el gobierno desde el martes
con
el cambio
del Consejo de Ministros de viernes al segundo día de la semana.
Así evitan que durante la semana, en las tertulias de café, de
trabajo, de comida se hable de lo que la oposición quiera. Este gran
acierto estratégico del gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias,
tiene descolocados a sus oponentes, tanto políticos como mediáticos.
El
anuncio de la intención del Gobierno de tipificar
como delito la
apología y exaltación
del franquismo,
tan criminal, corrupto, traicionaero y homicida como el nazismo
alemán o el fascismo italiano, ya ha provocado las furibundas
reacciones de los cuerpos del estado impregnados en esencia de tan
detestable régimen. Medios, judicatura, miembros de las fuerzas
armadas y cuerpos de seguridad del estado y partidos políticos
herederos directos del catequismo franquista se han puesto en solfa
no vayan a perder la oportunidad de cantar las alabanzas y amenazar
con el golpismo como han estado acostumbrados estos 40 años largos
ya de pseudo democracia ibérica.
Que
esta gentuza aluda a la libertad de expresión es un chiste de mal
gusto cuando hay más de 150.000 personas ejecutadas y desaparecidas
en nuestro país y hubo más de 4 millones de exiliados por
su forma de pensar y vivir.
Pero es lo que tiene esa legitimidad auto impuesta con la Ley de
Amnistía (siguiente paso, debería ser derogarla y pasar a juzgar
los delitos de lesa humanidad, que por cierto, nunca prescriben)
que sustentó
judicialmente lo que socialmente impregno el franquismo durante
tantos años en la educación, las costumbres y los criterios de la
población.
A
las ultra derechas de éste país no sólo les preocupan que sus
rituales de exaltación fascista sean perseguidos y condenados por
vía penal. Lo que más les duele es que de seguir avanzando en el
camino de la Memoria Histórica,
los privilegios y las usurpaciones al pueblo saldrán a la luz, se
repararán y tendrán que pagar la traición a la clase trabajadora y
al país al que dicen tanto adorar. Se les cae la máscara de
democracia cuando los pones ante los fantasmas de un pasado caínita,
violento y genocida y que ahora en el presente, muestran poniendo
trabas a cualquier avance social que la población reclame, a
cualquier mínimo atisbo de justicia social y a cualquier llamamiento
de emancipación que los y las oprimidas lancen.
Las
interesadas igualdades con el terrorismo etarra, o con el comunismo
en la República o en Venezuela son el manoseo de uso y abuso de
conceptos que contraponen única y exclusivamente para salvaguardar
sus privilegios que vienen de un golpe fascista militar, de una
guerra civil salvaje y traicionera, de una larga dictadura que
implantó garantizó los modelos de corrupción y nepotismo y una democracia
siempre amenazada por la repetición de la historia de un ejército,
una iglesia, una nobleza y una burguesía perennes enemigos de la
clase trabajadora española.
Todos
hemos visto como la ley y su peso caía sin escrúpulos sobre unos
chavales de Alsasua por una pelea de bar con unos Guardias Civiles
envalentonados; sobre una diputada que defendía el derecho a la
vivienda digna; sobre anarquistas y comunistas; sobre cantantes y letras; sobre humoristas y chistes; sobre tuiteros; sobre vecinos que defienden su barrio; sobre unos tirititeros que realizaban una sátira
sobre la libertad
de expresión.
Y así mil casos más. Y también hemos visto como la ley resbalaba
sobre el manto de la impunidad sobre los fascistas que asaltaron la
librería Blanquera; sobre los asesinos de antifascistas o
aficionados a un club vasco de fútbol; sobre los que salen a cazar
inmigrantes y homosexuales.
Como
decía Galeano, “la
justicia es como las serpientes, sólo muerde a los descalzos”.
Tipificar
como delito la exaltación del franquismo llega tarde. Y
probablemente será difícil ejecutarla, mientras exista la Ley de
Amnistía. Pero es necesario y un primer paso para educar
a la sociedad en democracia
y poder abrir los melones que la dictadura y 40 años de silencio han
dejado madurar hasta que se han podrido. España necesita una revisión de su historia y una aplicación de la justicia de manera urgente,
reparando a las víctimas y condenando a los verdugos ante la
historia, y también a sus privilegiados herederos, cuyos privilegios
vienen de aquellas matanzas.
Una
buena parte de esos herederos están en las altas instancias de la judicatura y en las asociaciones “conservadoras” fachas de la
justicia. Ya han expresado su disconformidad y las dudas legales
sobre tal medida. Aquí es bueno recordarles que en una democracia, la justicia, lo
legal o ilegal, lo moral o inmoral, lo decide la sociedad en su
conjunto. Y hay cosas que son absolutamente incomprensibles en un
estado de derecho. Exaltar el fascismo en una democracia es una de
ellas, quizás la más importante de todas, como nos demuestran todos
nuestros países vecinos.
Desde
luego existe un riesgo. Poner a la extrema derecha con la bandera de
la defensa de la libertad de expresión es un juego peligroso. Mas si
cabe porque ya conocemos a los medios de persuasión que trabajan
para ellos. No sería la primera vez que una medida coercitiva
para acabar con los abusos del fascismo, se convierta años después
en un arma
para atacar la disidencia desde la izquierda.
Que los demócratas, socialistas y comunistas nos veamos atacados por
llevar una bandera republicana, una camiseta con una hoz y un
martillo o por leer a Miguel Hernández, Lorca, Barea o a la
pasionaria.
Para
evitarlo es evidente la necesidad de perseguir, investigar y
judicializar Guerra Civil, dictadura y años de plomo dentro de la
Transición.
Dar las herramientas necesarias a la Ley
de Memoria Histórica
para acabar con la impunidad y la amnistía. Pero sobretodo hace
falta mucho compromiso
antifascista.
En las calles, en la educación y en los medios. Para enseñar, para
cultivar el sentido democrático y libertario en la población y así
evitar que se dejen seducir por los cantos de sirena de los clasistas
y fascistas que siempre nos han considerado, a la clase trabajadora,
infrahumanos a los que explotar, aprovecharse, despreciar
y asesinar.
El
gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos debe de continuar en
esta línea marcando el ritmo político, y dentro de ese ritmo, los
que creemos en ese inmenso espacio a la izquierda de estas dos
fuerzas, aprovecharnos y construir un modelo revolucionario que
termine con la indignidad de la clase trabajadora.
Éste
gobierno de coalición tiene incontables y enormes retos que asumir.
Y el próximo sin mayor demora, debe de ser la
derogación de la Ley Mordaza. También es conveniente y urgente, deshacer el entuerto de mordaza digital.
Funcionando
así, se lanzaría el mensaje de permitir la disidencia, la libertad
de expresión, siempre dentro de unos valores democráticos y de
igualdad, no empleando la nostalgia
en la apología y exaltación de la dictadura franquista que tanto
dolor y tanta opresión han causado al pueblo español.
Engordar
el código penal, una herramienta de opresión de la burguesía y del
sistema, puede no parecer una buena idea y que se vuelva en contra de
la clase trabajadora. Pero lo que ya se ha demostrado como una idea
fallida es permitir que la agenda y el ruido lo marquen los
nostálgicos de la dictadura franquista.
España,
o mejor dicho la oligarquía de derechas, ya tiene sobrada
experiencia de aplicar la brocha gorda sobre el rival ideológico, es
decir la clase trabajadora o los pueblos oprimidos, y que luego venga
Europa a enmendar la plana y llamar la atención sobre los abusos de
poder de una juridicatura reaccionaria, siempre al servicio de un
estado de las cosas anti democrático. Con la Ley Mordaza ha sido una constante. Puede pasar que la libertad de
expresar alabanzas a Franco y a sus secuaces asesinos sea abalada por
el Tribunal
europeo de Derechos Humanos.
A mi, me parece harto improbable cuando no inverosímil.
Si
abrir este debate sirve para poner negro sobre blanco lo que sucedió
en éste país durante el último siglo bien vale la pena. Si sirve
para desenmascarar a los que hoy en un escaño, un micrófono o una
columna de periódico defienden la supervivencia de valores
machistas, homófobos, racistas y clasistas bien vale la pena. Si
sirve para ayudar a reabrir todas las fosas comunes, todos los
procesos sumarísimos, todos los delitos de odio, todas las muertes
por razones de ideología, bien vale la pena. Si sirve educar en
memoria, en historia y en democracia a toda la ciudadanía para que
puedan interpretar libremente y componer su ideario bajo una imagen
certera de la historia, bien vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario