lunes, 19 de septiembre de 2011

Apología del Fascismo

La historia, la memoria histórica de este país es un terreno pantanoso, peligroso y lleno de alambradas de espino. España, al contrario que los países de su entorno (Portugal, Grecia, Alemania, Italia, incluso hasta las repúblicas de la ex-Yugoslavia o Rumania) no ha sido capaz de cerrar su transición a la democracia, ni siquiera en los libros de texto, de elevar un pacto de reconciliación histórica y política, entre las dos facciones que se enfrentaron en los años 30, izquierda y derecha, de la que basta con ver un debate del parlamento, para paladear la revancha, violencia y falta de respeto de una, y la resignación, orgullo y gallardía de la otra.

Evidentemente, con ese primer parrafo véis ya mi orientación, y porque me siento mal, y como yo tantos otros. La realidad es que hace casi 36 años que falleció el dictador, y unos 33 de una constitución que se articula como un ejercicio de equilibrismo por el fino alambre marcado por el fascismo para una posible reconciliación, y que cualquiera avezado en la historia política europea la reconoce como una constitución de transición con una vida útil de no más de 25 años, y que tenía que haber sido el guión para marcar una democracia real, participativa, igualitaria y que terminará, como no puede ser de otra manera, con la voz del pueblo expresada en forma de referendums para dictaminar bajo consenso y consulta popular las formas del estado, sus caminos de participación, su articulación tanto geográfica, social como económica y un sinfin de materias que de solo plantearlas en la justicia social y obrera provocan picores en la revanchista, y eso que salió vencedora, derecha de toda la vida. Esa derecha de ejército, clero y nobleza que impide a este país salir hacia adelante.

Lo cierto es la generación de la guerra civil y la postguerra está falleciendo, y uno de los últimos ejemplos, no anónimos, fue Jorge Semprún. No quiero pensar que se dirá de España, y de los españolitos de ahora, de su pueblo y de sus líderes políticos, en un futuro, en 100 años por ejemplo, cuando se estudien en los colegios e institutos y universidades de todo el mundo, el por qué y cómo en España se decidió dar sepultura a la verdad, la libertad, la justicia y el derecho, y a la vez dar pábulo a la mentira, la injusticia, los liberticidas y asesinos que rompieron con las bombas el sueño de un país mejor para todos y todas con el único argumento que siempre han manejado: las bombas.

Lo que ya no puedo ni tan siquiera imaginar, es como puede ser el estertor de la muerte de uno de sus niños o niñas de la postguerra, ya ancianos, que en su lecho de muerte, caen sin vida sin saber todavía, qué pasó con sus padres, madres, hermanos mayores, familiares, etc. y sin la reparación de la justicia (partidista, y por lo tanto fascista y de derechas) que merecen, como individuos y también las instituciones y la República, ese sueño de progreso, libertad e igualdad para todos, que se rompió por la violencia. Pero es que aún hay más.

Hace unos meses, la Real Academia de la Historia presentó el estudio que montó para acabar con el vacío historiográfico de los grandes nombres de este país. Había que amarrar la memoria de las vidas y obras de los excelentes con una inversión de 5,8 millones de euros. El pasado tiene su precio. Una semana después, el hueco se  multiplico y magnifico hasta convertirse en un maloliente asidero por el que se ha permitido que algunos hayan vomitado las mentiras, las ficciones y los delirios de la propaganda franquista. Con las páginas de estos 25 volúmenes entre las manos, todos ellos han sido acusados de no haber respetado las pautas científicas ni el rigor moral de una ciencia a la que maltrataron con ideología. La realidad es que poco se podía esperar de un país que no llama dictador a Franco, pero esta visto que los impresentables, te llegan a sorprender.

Y es que ha funcionado a la inversa y el diccionario de la Real Academia de Historia ha dejado de lado la ciencia y la verdad y ha utilizado única y exclusivamente dinero público para ensalzar, una vez más, las figuras, acontecimientos, hechos y definiciones que atañen el franquismo y la dictadura, y por el contrario ha minimizado (como si ya lo anterior, no valiera para denigrar la memoria republicana), y en muchos casos criminalizado y ninguneado a los perdedores, que llevaban la bandera de la libertad y la igualdad.

La estrategia de recuperación de la memoria histórica ha sido un rotundo fracaso justo por lo contrario que sostienen sus detractores: no porque el pasado esté muerto, sino porque está demasiado vivo. Y está demasiado vivo porque fue demasiado injusto. El fracaso de la iniciativa de Zapatero demuestra que había que intentarlo, al igual que el hecho de que la derecha interpretara esa iniciativa como una agresión demuestra que las cuentas con la historia no están saldadas y que el pasado sigue vivo.
Tan vivo que, por ejemplo, se cuela con toda naturalidad en un aséptico diccionario impulsado por una venerable institución como la Academia de Historia cuyo cometido último es precisamente saldar de manera respetuosa y científica las cuentas del pasado, no engordarlas incorporando nuevas infamias o legitimando las antiguas, dejando de lado cualquier aspecto del historicismo,el sentido crítico, la verdad o el aspecto técnico y ciéntifico por el que ya han sido criticados y repudidados por las instituciones universitarias.

Como las mentiras manchan en papel mucho más que en la punta de la lengua, ha llegado la hora de la verdad. El momento en el que la Academia, después de reconocer su mala praxis, debe retirar esos mil ejemplares que andan sueltos por la calle. Cuando me hablan de peligro público, pienso en ellos, en los tomos; cuando me dicen que el futuro se ha estropeado, que ahora es sucio y degradado, este diccionario es parte de la montaña de basura que contamina la respiración de los antepasados. La memoria es una especie amenazada que sobrevive a sus doctores.

Hay que ser muy sin vergüenzas para utilizar dinero público con el fin NO de crear una obra de referencia en materia de historia, sino para emplear esa misma obra como un modo de exaltación del fascismo y la dictadura. Lo hizo el PP, cuyo gabinete planteo en su momento la creación de este diccionario, y lo hace el PSOE que después de una buena teoría con la Ley de Memoria Histórica nunca tuvo las gonadas suficientes para evitar la pinza parlamentaria (tan bien utilizada, y expresión máxima de lo falsa que es esta democracia), y darle práctica a esa teoría con los fondos suficientes para rastrear en archivos, en bosques, en cementerios y en cunetas y asi dar JUSTICIA y reparación a todas las víctimas de ambos bandos, pero dejando claro, la verdad: La República era la forma del estado de España en 1936 y tras las elecciones de junio de ese año, era la izquierda comunista los llamados a formar legítimo gobierno, porque así lo quiso la mayoría de la población. La República y todas las gentes y asociaciones que agarraron un fusil o un lápiz y lucharon por ella, son las víctimas, y deben de ser los homenajeados y consagrados en la libertad, la justicia y la igualdad, han de tener la reparación y el homenaje ahora, que hay una (supuesta) democracia; y no los liberticidas, asesinos y traidores, que son los que tienen homenajes en las fachadas, estatuas y en lo que es peor, en las leyes que en teoría votamos todos, porque quien voto al PSOE, entre otras cosas, seguro que buscaba y necesitaba esa reparación justa y necesaria.

No puedo dejar de plasmar el excelente artículo de Vincenç Navarro, a colacción de tan sádicos acontecimientos:

La dictadura terrorista y totalitaria
A la vuelta de un largo exilio, uno de los hechos que más me sorprendieron de la vida política española fue la percepción –ampliamente aceptada por el establishment político, y promovida por los medios de mayor difusión– de que la Transición de la dictadura a la democracia había sido modélica, creando una democracia que era homologable a las existentes en la Europa occidental. La realidad, sin embargo, mostraba con toda su crudeza una democracia muy incompleta y un bienestar muy insuficiente, realidad que continúa hoy, 33 años después.

España continúa teniendo el gasto público social (que financia al Estado del bienestar) per cápita más bajo de la UE-15. Y políticamente acabamos de ver cómo las fuerzas conservadoras han intentado prohibir la participación en el proceso democrático de un partido político, Bildu, debido a su origen, enraizado en una fuerza terrorista, ETA, y ello a pesar de que tal partido se ha distanciado de la violencia y ha aceptado las reglas del proceso democrático. Pero esto parece no ser suficiente para el Partido Popular, que desea que este partido condene tal pasado terrorista, intentando llevar a la cárcel a todos aquellos que todavía hoy defienden a ETA.

Este comportamiento sancionador del terrorismo contrasta, sin embargo, con el comportamiento del propio Partido Popular, que nunca ha condenado explícitamente y por su nombre a la mayor fuerza terrorista que existió en España durante el siglo XX, responsable del mayor número de asesinatos políticos que haya ocurrido en la historia del país. Ningún otro régimen ha asesinado a tantos españoles como la dictadura iniciada por un golpe militar, liderado por el general Franco, en contra de un sistema democrático, la II República. Fue un régimen basado en el terror, con asesinatos políticos (por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000), torturas (sistemáticamente realizadas en sus cárceles), campos de concentración y exilio. Aquel golpe fue realizado por los que falsamente se autodefinieron como los nacionales (la mayoría de sus tropas de ataque eran mercenarios y extranjeros, y su victoria se debió única y exclusivamente al apoyo extranjero de Hitler y Mussolini) que estaban en una “cruzada” (cuyas tropas de choque, paradójicamente, eran musulmanas) y que supuestamente defendían a la patria (imprimiendo un enorme retraso económico, político, cultural y social al país). En realidad, era una minoría en contra de la mayoría de las clases populares de los distintos pueblos y naciones de España, lo cual requería el terror para su propia supervivencia. El terror fue sustancial en la existencia de aquel régimen hasta su último día.

Sin pretender establecer categorías, el número de víctimas de aquel terror (asesinatos políticos) fue de casi 200.000, una cifra mucho mayor que la realizada por ETA (839). Las víctimas de aquel régimen terrorista continúan ignoradas durante el periodo democrático, sin que el Estado las haya homenajeado como se merecen. El contraste entre el comportamiento del Estado hacia las víctimas de ETA y las víctimas de la dictadura es vergonzoso e ilustra no sólo la diferente vara de medir el terrorismo, sino la baja calidad del estado democrático, cuyo Tribunal Supremo, por cierto, está enjuiciando al único juez que ha intentado en España que el Estado se responsabilizara de encontrar a los desaparecidos en aquella dictadura y de enjuiciar a los responsables de tanto dolor y terror.

La entrada dedicada a Franco del Diccionario Biográfico Español –publicado por la Real Academia de la Historia, e iniciado y financiado por el Gobierno del PP dirigido por José María Aznar– es una alabanza y una apología del responsable del mayor terror que haya existido en España. A pesar de ello, un dirigente del PP alabó la biografía de tal terrorista, presentándola como obra ejemplar. Utilizando el mismo criterio que tal partido aplica a ETA, el autor de tal biografía debiera estar en la cárcel y la Real Academia de la Historia tendría que haberse cerrado. Y, al propio portavoz del PP que hizo tal alabanza, se le hubiera tenido que llevar a los tribunales.

El hecho de que todo esto no ocurra muestra el enorme poder de las fuerzas conservadoras que hegemonizaron el proceso de la Transición y el periodo democrático. ¿Cómo, si no, puede explicarse que incluso hoy, en los libros de texto de la asignatura obligatoria de cultura cívica se sostengan posturas dignas de la ultraderecha del Tea Party de EEUU, tales como definir al feto como ser humano, considerar el aborto voluntario como un asesinato, o definir al darwinismo como una doctrina sospechosa? ¿Y, cómo, si no, pueden explicarse la visión tan sesgada y negativa que se da de la II República y el silencio sobre el terror del régimen que la derrocó que están presentes en los libros de texto de las escuelas públicas?

Pero la represión de aquel régimen fue también psicológica e ideológica, precisamente debido al carácter totalitario del mismo. La ideología que imponía era el nacionalcatolicismo, mezcla de un nacionalismo españolista extremo e imperialista, con características racistas (el día nacional se llamaba el Día de la Raza, y la película que realizó el dictador se llamó Raza) y de un catolicismo reaccionario en extremo que, junto con su caudillismo, un machismo muy acentuado y una hostilidad al mundo obrero y sindical, constituyó una ideología totalizante, pues quería cambiar “al hombre”, penetrando en las áreas más íntimas de las personas, desde el sexo hasta la lengua, todo ello normatizado. Tal régimen tuvo pleno control de los medios y de las instituciones. Considerar aquel régimen como meramente autoritario es ignorar la asfixia intelectual, política, económica y cultural que la mayoría de las clases populares sufrieron para mantener la “placidez” de aquellos que se beneficiaron de tal terror.  

Vicenç Navarro es catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra

2 comentarios:

  1. Oye chico, ¿como es posible que con tan solo treinta años tengas tan mala leche? ademas de demagogo eres inteligente y tu mismo sabes que la historia ni es negra ni es blanca, que victimas hubo en todos los casos y que ciertamente ellos mismos prefieren dejarlo como esta, que el propio ZP de los cojones a despilfarrado euros que hoy no podemos pagar en una farsa en la que se han enriquecido los de siempre, los socialistas, que en aquel supuesto sueño del 36, la gente que no pensaba como ellos, si los del PSOE otra vez, era asesinada, como ocurria con religiosos o el mismo lider del partido conservador, pero tu eres mucho mas inteligente que eso y si realmente queremos un futuro que supere nuestras diferencias, debemos de fijarnos en lo que nos une y no en lo que nos separa, de lo contrario tendremos generaciones superpuestas de odio hacia el otro bando eternamente.

    Un saludo.

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  2. Gracias por tu visita y comentario!!!
    Creo firmemente en lo que dices en una reconciliación, en cerrar los capítulos de los libros de historia de una vez por todas, con la verdad, con las matanzas, culpables de ambos lados, nadie dice lo contrario.
    PEro lo que me indigna es que la constitución transitoria del 78 no da para más, y debería haber servido como instrumento, si todos lo utlizamos como es debido, para dar un paso hacia adelante, y hubiera una reparación a las víctimas.
    Porque sé que la historia no es blanca, ni negra, es una, o debería serlo, y es muy triste que los que lucharon por un estado autoritario estén ensalzados, me parece bien, pero los que defendieron un estado de derecho, la legalidad o la libertad, no estén plenamente reconocidos, no haya habido justicia, y aquellas generaciones que sufrieron la pérdida de familiares y seres queridos estén ahora dejando este mundo, sin ese reparo, ese reconocimiento, sin esa justicia.
    No me considero para nada demagogo,pero pido disculpas si lo he parecido. Sólo quiero que en España se sentarán en el banquillo los genocidas y liberticidas, como ha sucedido en Argentina, Chile, Paraguay, Honduras, Rumania, Portugal, Grecia, Albania, Croacia, Eslovenia, Alemania, etc.
    Lo dicho, gracias y saludos!!!

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