miércoles, 6 de abril de 2016

Ciento diez días


Llevamos 110 días desde las Elecciones Generales del 20 de diciembre. 110 días sin gobierno tras aquellos comicios. 110 días de teatrillo en las tertulias políticas televisivas y radiofónicas, y también, mucho más grave, en el Parlamento, donde se ha instalado por un lado el tacticismo político de una precampaña electoral indisimulada, aunque la disfracen de sesiones de investidura y una banalización del debate político, dejándolo para el selfie, el hagstag y el eslogán. 110 días de infoxicación informativa, con miles de artículos, horas en tv y en la radio, entrevistas, presencia mediática total de los candidatos a presidente de los 4 partidos implicados, … 110 días con unos partidos políticos encantados en su Día de la Marmota particular, con campañas, pre-campañas, elecciones, rondas con el Rey, debates de investidura mientras que los problemas de la gente siguen ahí. Se enquistan aún más.
Y 110 días más en los que la maltrecha democracia españistaní se sigue yendo por el sumidero, y en el que las víctimas de esta estafa llamada crisis siguen sufriendo desahucios, un empleo escuálido y precario, la mayor desigualdad en los países de la OCDE, unos servicios sociales, sanidad y educación con inasumibles recortes y una política fiscal esquizofrénica que merman la calidad de la democracia, la igualdad definitiva de derechos y sobretodo a las clases populares. Situaciones en definitiva, de emergencia social y también a nivel individual, totalmente límite, tras cuatro años de gobierno de derechas que ha degradado el estado del país a los años 80.
Y todo ello suponiendo de propina, una aún mayor desidia con respecto a la política, a las decisiones, que se supone deberíamos tomar entre todos y todas (con unos mínimos de información de calidad, disponible, para construir opiniones y argumentos coherentes y racionales). Estamos cada vez más cansados, hartos, cabreados por la parálisis institucional y por el deleznable espectáculo al que estamos asistiendo, con los repartos de sillones, los canibalismos varios o el mallado de líneas rojas. Esta desilusión es cada vez más patente, y cada vez más complicado encontrar a personas con ímpetu por cambiar las cosas desde la participación y la implicación.
Como consecuencia tenemos 110 días más de Gobierno del #PartidoPutrefacto, un PP sumido en la corrupción sistémica de una organización creada durante y al final de la dictadura franquista, con el único objetivo para beneficiar a las clases pudientes que se privilegiaron con la mal llamada Guerra Civil, que fue en realidad un golpe de estado, violento y genocida para anclar a este país en el medievo y sobretodo para ampliar las ganancias económicas de los de siempre.
Pero aquí estamos, 110 días después con un gobierno en funciones, con un presidente que es incapaz de entender su propia letra manuscrita, encerrado tras un plasma y partícipe por omisión y por beneficio de la trama corrupta que es en sí el Partido Popular. Un gobierno que se niega a acudir ante el parlamento, como es su obligación, porque este parlamento no es el que ha sustentado con una mayoría absolutista abusiva y fascista 4 años de políticas ultra liberales, reaccionarias y clericales. Y un presidente y gabinete en funciones que han soslayado su supervivencia política (y también judicial) a eso mismo, manoseando las instituciones para negarse a presentarse a investidura como era su deber, propuesto por el ciudadano Felipe de Borbón y por haber sido el partido más votado. Una estafa (una más en el PP) democrática; una burla al sistema que tanto se vanaglorian en defender; un cachondeo al elector (el suyo y el de otros partidos). En definitiva un bochorno más a apuntar al curriculum de los horrendos Rajoy y su consejo de gobierno.
A sujetos netamente fascistas y amorales como el ministro del Interior, Fernández Díaz, o el de industria, energía y turismo, Manuel Soria, poco les importa la avergonzante actuación de la UE con los Refugiados Sirios, o que te hayan pillado veraneando por 70€ noche en temporada alta en el Caribe en el hotel de un empresario amigo.
Y todo ello con la explosión entre medias de estos 110 días de la trama corrupta, total y absoluta, del PP valenciano (Operación Taula), demostrando lo que ya (casi) todos sabíamos que ha traído como resultado la desintegración del grupo municipal popular en el tercer Ayuntamiento del país, dejando una recua de concejales investigados, por una gestión para su lucro e interés privado y dejando la ciudad y el bienestar de sus habitantes en un pozo.
En definitiva, un partido que realmente es una mafia, y que no tiene ningún problema en valerse a través de su posición dominante en el escenario político españistaní para ir lastrando la justicia en todo lo que le compete. Como es bien sabido, cuando al Partido Popular un juicio le va mal, no cambia de abogado como haríamos todos, sino que cambia de juez, cuando no directamente, las leyes.
110 días en los que PSOE, Podemos y Ciudadanos han acelerado su invariable camino al centro del espacio electoral sin importarles caer en serios desvarios ideológicos para orgía de la hemeroteca y el donde dije, digo.
De la gran coalición que busca Rajoy y el PP, junto a PSOE y Ciudadanos, y que no ve con malos ojos la troika y el resto de secuestradores de la democracia de la UE (ya reformaron juntos el Art. 135 y en el Parlamento UE votan el 75% de las resoluciones exactamente igual), pasamos al pacto a izquierda y derecha para excluir a PP que Pedro Sánchez está promoviendo, fundamentalmente para contentar las baronías territoriales de su partido y a la detestable Susana Díaz. Pero tal triángulo amoroso de momento y hasta que las encuestas no lo precipiten parece imposible por la animadversión Ciudadanos-Podemos + Confluencias + Compromis e IU. Desde luego supone un pacto contra natura, toda vez que Ciudadanos se ha posicionado claramente como un partido neo liberal que lo fía todo al mercado sin importar lo que éste pueda infligir a los trabajadores.
La firma del pacto PSOE – Ciudadanos es a mi juicio inasumible para las bases del partido socialista y ha dejado de forma palpable el espectro ideológico de la izquierda a Podemos e Izquierda Unida. Sin embargo, lanzados en esta barca (en la que se subieron ya 50 días después de las elecciones del 20D) han surcado los rápidos del cainismo del PSOE y las contradicciones programáticas mientras se van filtrando por los medios encuestas con intención de voto e intereses ciudadanos donde todo parece quedarse como esta, salvo por las tendencias interesadas.
Por contra, la firma de este pacto, supuso la ruptura del posible Gobierno de Izquierdas (PSOE+Podemos+Confluencias+Compromis+Izquierda Unida, más la abstención de ERC y DiL) por el veto de todos estos a Ciudadanos y sus políticas iguales a las que el PP ha venido realizando estos nefastos últimos 4 años.
Pero estos 110 días no es más que la perversión de la democracia, cuando no su eliminación efectiva. No hay ejecutivo, y tampoco legislativo (unos pequeños conatos para Aumentar la Protección del Lobo Ibérico, y la presión de la anémica sociedad civil para Derogar la LOMCE o la Ley Mordaza).
En estos 110 días no hemos tenido nada más que pre campaña electoral burda y nauseabunda. Sigue sin haber propuestas reales que mejoren las condiciones de vida de los ciudadanXs y seamos capaces de paliar la desigualdad y empezar a ejercitar la justicia social. Y ahora ya la situación ha cambiado. No se ha producido el sorpasso que algunos querían, pero ya están en las instituciones y su obligación no es liderar el ranking de gracietas y Trending Topics, sino más bien cumplir con el mandato que han recibido, que en este momento, sobretodo en el caso de Sánchez, Iglesias y Rivera sentarse a una mesa y ser capaz de articular acuerdos sostenibles que cambien este país. Mandato ciudadano y electoral si, pero que parece claramente, entrar en conflicto con lo que la oligarquía, los mercados, los poderosos desean.
Desde luego esto último, es difícil, sobretodo teniendo en cuenta algunos de los personajes introducidos en la ecuación, pero existe un riesgo muy importante de deslegitimización de la democracia debido a la irresponsabilidad y el tacticismo de los líderes y las directivas de los distintos partidos políticos, que llevan 110 días preparando unas nuevas elecciones (detesto por perverso que se diga repetición de elecciones) mientras en este país, la situación social es absolutamente catastrófica.
No es baladí esto último que apunto. Las consecuencias de la deslegitimización de la democracia como mejor método de gobierno y puesta en común y consenso de la solución de los problemas de todos y todas, no son desconocidas. Y si al fascismo que organismos como la UE, el FMI o el Banco Mundial, de las élites le añadimos el respaldo de una sociedad ignorada, ávida de interés y proclive a aceptar los populismos, podemos encontrarnos con un escenario horriblemente peligroso.
Pero así estamos tras 110 días y a 26 días del 2 de mayo fecha límite para cerrar la investidura sino hay un gobierno constituido, lo que llevaría a la convocatoria de nuevas elecciones en #Españistan para el 26 de junio.

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