Llevamos
110 días desde las Elecciones Generales del 20 de diciembre.
110 días sin gobierno tras aquellos comicios. 110 días de teatrillo
en las tertulias políticas televisivas y radiofónicas, y también,
mucho más grave, en el Parlamento, donde se ha instalado por un lado
el tacticismo político de una precampaña electoral indisimulada,
aunque la disfracen de sesiones de investidura y una banalización
del debate político, dejándolo para el selfie, el hagstag
y el eslogán. 110 días de infoxicación informativa, con miles de
artículos, horas en tv y en la radio, entrevistas, presencia
mediática total de los candidatos a presidente de los 4 partidos
implicados, … 110 días con unos partidos políticos encantados en
su Día de la Marmota particular, con campañas, pre-campañas,
elecciones, rondas con el Rey, debates de investidura mientras que
los problemas de la gente siguen ahí. Se enquistan aún más.
Y
110 días más en los que la maltrecha democracia españistaní se
sigue yendo por el sumidero, y en el que las víctimas de esta estafa llamada crisis siguen sufriendo desahucios, un empleo escuálido
y precario, la mayor desigualdad en los países de la OCDE, unos
servicios sociales, sanidad y educación con inasumibles recortes y una política fiscal esquizofrénica que
merman la calidad de la democracia, la igualdad definitiva de
derechos y sobretodo a las clases populares. Situaciones en
definitiva, de emergencia social y también a nivel
individual, totalmente límite, tras cuatro años de gobierno de derechas que ha degradado el estado del país a los años 80.
Y
todo ello suponiendo de propina, una aún mayor desidia con
respecto a la política, a las decisiones, que se supone
deberíamos tomar entre todos y todas (con unos mínimos de
información de calidad, disponible, para construir opiniones y
argumentos coherentes y racionales). Estamos cada vez más
cansados, hartos, cabreados por la parálisis institucional y por el
deleznable espectáculo al que estamos asistiendo, con los repartos
de sillones, los canibalismos varios o el mallado de líneas rojas.
Esta desilusión es cada vez más patente, y cada vez más complicado
encontrar a personas con ímpetu por cambiar las cosas desde la
participación y la implicación.
Como
consecuencia tenemos 110 días más de Gobierno del #PartidoPutrefacto, un PP sumido en la corrupción
sistémica de una organización creada durante y al final de la
dictadura franquista, con el único objetivo para beneficiar a las
clases pudientes que se privilegiaron con la mal llamada Guerra
Civil, que fue en realidad un golpe de estado, violento y genocida
para anclar a este país en el medievo y sobretodo para ampliar las
ganancias económicas de los de siempre.
Pero
aquí estamos, 110 días después con un gobierno en funciones,
con un presidente que es incapaz de entender su propia letra
manuscrita, encerrado tras un plasma y partícipe por omisión y por
beneficio de la trama corrupta que es en sí el Partido Popular. Un
gobierno que se niega a acudir ante el parlamento, como es su
obligación, porque este parlamento no es el que ha sustentado con
una mayoría absolutista abusiva y fascista 4 años de políticas
ultra liberales, reaccionarias y clericales. Y un presidente y gabinete en funciones que han soslayado su supervivencia política (y también judicial) a eso mismo, manoseando las instituciones para negarse a presentarse a investidura como era su deber, propuesto por el ciudadano Felipe de Borbón y por haber sido el partido más votado. Una estafa (una más en el PP) democrática; una burla al sistema que tanto se vanaglorian en defender; un cachondeo al elector (el suyo y el de otros partidos). En definitiva un bochorno más a apuntar al curriculum de los horrendos Rajoy y su consejo de gobierno.
A
sujetos netamente fascistas y amorales como el ministro del Interior,
Fernández Díaz, o el de industria, energía y turismo, Manuel
Soria, poco les importa la avergonzante actuación de la UE con los Refugiados Sirios,
o que te hayan pillado veraneando por 70€ noche en temporada
alta en el Caribe en el hotel de un empresario amigo.
Y
todo ello con la explosión entre medias de estos 110 días de la
trama corrupta, total y absoluta, del PP valenciano (Operación
Taula), demostrando lo que ya (casi) todos sabíamos que ha traído
como resultado la desintegración del grupo municipal popular en el
tercer Ayuntamiento del país, dejando una recua de concejales
investigados, por una gestión para su lucro e interés privado y
dejando la ciudad y el bienestar de sus habitantes en un pozo.
En
definitiva, un partido que realmente es una mafia, y que no
tiene ningún problema en valerse a través de su posición dominante
en el escenario político españistaní para ir lastrando la justicia
en todo lo que le compete. Como es bien sabido, cuando al Partido
Popular un juicio le va mal, no cambia de abogado como haríamos todos, sino que cambia de juez, cuando no directamente, las leyes.
110
días en los que PSOE, Podemos y Ciudadanos han acelerado su
invariable camino al centro del espacio electoral sin importarles
caer en serios desvarios ideológicos para orgía de la hemeroteca y
el donde dije, digo.
De
la gran coalición que busca Rajoy y el PP, junto a PSOE y
Ciudadanos, y que no ve con malos ojos la troika y el resto de
secuestradores de la democracia de la UE (ya reformaron juntos el Art. 135 y en el Parlamento UE votan el 75% de las resoluciones
exactamente igual), pasamos al pacto a izquierda y derecha para
excluir a PP que Pedro Sánchez está promoviendo, fundamentalmente
para contentar las baronías territoriales de su partido y a la
detestable Susana Díaz. Pero tal triángulo amoroso de momento y
hasta que las encuestas no lo precipiten parece imposible por la
animadversión Ciudadanos-Podemos + Confluencias + Compromis e IU.
Desde luego supone un pacto contra natura, toda vez que Ciudadanos se
ha posicionado claramente como un partido neo liberal que lo fía
todo al mercado sin importar lo que éste pueda infligir a los
trabajadores.
La firma del pacto PSOE – Ciudadanos es a mi juicio inasumible para
las bases del partido socialista y ha dejado de forma palpable el
espectro ideológico de la izquierda a Podemos e Izquierda Unida. Sin
embargo, lanzados en esta barca (en la que se subieron ya 50 días
después de las elecciones del 20D) han surcado los rápidos del
cainismo del PSOE y las contradicciones programáticas mientras se
van filtrando por los medios encuestas con intención de voto e
intereses ciudadanos donde todo parece quedarse como esta, salvo
por las tendencias interesadas.
Por
contra, la firma de este pacto, supuso la ruptura del posible
Gobierno de Izquierdas
(PSOE+Podemos+Confluencias+Compromis+Izquierda Unida, más la
abstención de ERC y DiL) por el veto de todos estos a Ciudadanos y
sus políticas iguales a las que el PP ha venido realizando estos
nefastos últimos 4 años.
Pero
estos 110 días no es más que la perversión de la democracia,
cuando no su eliminación efectiva. No hay ejecutivo, y tampoco
legislativo (unos pequeños conatos para Aumentar la Protección del Lobo Ibérico, y la presión de la anémica sociedad civil para
Derogar la LOMCE o la Ley Mordaza).
En
estos 110 días no hemos tenido nada más que pre campaña electoral
burda y nauseabunda. Sigue sin haber propuestas reales que mejoren
las condiciones de vida de los ciudadanXs y seamos capaces de paliar
la desigualdad y empezar a ejercitar la justicia social. Y ahora ya
la situación ha cambiado. No se ha producido el sorpasso
que algunos querían, pero ya
están en las instituciones y su obligación no es liderar el ranking
de gracietas y Trending Topics,
sino más bien cumplir con el mandato que han recibido, que en este
momento, sobretodo en el caso de Sánchez, Iglesias y Rivera sentarse
a una mesa y ser capaz de articular acuerdos sostenibles que cambien
este país. Mandato
ciudadano y electoral si, pero que parece claramente, entrar en
conflicto con lo que la oligarquía, los mercados, los poderosos
desean.
Desde
luego esto último, es difícil, sobretodo teniendo en cuenta algunos
de los personajes introducidos en la ecuación, pero existe un riesgo
muy importante de deslegitimización de la democracia
debido a la irresponsabilidad y el tacticismo de los líderes y las
directivas de los distintos partidos políticos, que
llevan 110 días preparando unas nuevas elecciones
(detesto por perverso que se diga repetición de elecciones) mientras
en este país, la situación social es absolutamente catastrófica.
No
es baladí esto último que apunto. Las consecuencias de la
deslegitimización de la democracia como mejor método de gobierno y
puesta en común y consenso de la solución de los problemas de todos
y todas, no son desconocidas. Y si al fascismo que organismos como la
UE, el FMI o el Banco Mundial, de las élites le añadimos el
respaldo de una sociedad ignorada, ávida de interés y proclive a aceptar los populismos, podemos encontrarnos con un escenario
horriblemente peligroso.
Pero
así estamos tras 110 días y a 26 días del 2 de mayo fecha límite
para cerrar la investidura sino hay un gobierno constituido, lo que
llevaría a la convocatoria de nuevas elecciones en #Españistan para el 26 de junio.
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