martes, 3 de mayo de 2016

Porque SI a la Confluencia entre Izquierda Unida y Podemos (y otras fuerzas de la izquierda, política y social)



  1. Llegamos tarde. Esta es la primera nota que quería expresar. El momento fueron las elecciones Generales del 20D. Era el momento de la generosidad en los pactos y la responsabilidad ante la situación social y política del país para organizar una confluencia electoral seria que sobrepasara la relación de fuerzas del bipartidismo y las de su agente naranja de renovación. Ahora el tacticismo y el deleznable espectáculo ofrecido de una campaña electoral indisimulada disfrazada de pactos post-electorales enfangan todo propósito y sobretodo abren la puerta y de par en par a una gran confluencia nacional (PP+PSOE+Cs) que mantengan la economía al servicio del capital y la oligarquía, entierren la cuestión del modelo de estado y sumerjan la emergencia social, libertaria y democrática tras varias capas más de indignidad, insidia, corrupción y fascismo.
  2. Existe un clamor social por la confluencia. Es evidente. Las bases electorales de ambos partidos, y buena parte de la militancia de los mismos, se han mostrado favorables a la unión bajo el paradigma de la coalición electoral. Es bien sabido, que no pocos lamentamos el fracaso de la anterior ocasión, momento, que como decía hace un momento era el más oportuno e idóneo. También incluso caras conocidas del mundo de la cultura y el arte han elaborado un manifiesto por esta confluencia. Prácticamente, todo aquel que se defina de izquierdas aboga por la suma de fuerzas, que pese a las evidentes diferencias programáticas, puedan provocar el famoso “sorpasso” al PSOE y forzar a estos a buscar un pacto de gobierno de izquierdas, duradero y que luche por salvaguardar la democracia poniendo la economía al servicio de las personas.
Como fuerza social, que es lo que es, o debería ser un partido político ya con el primer argumento debería valer para generar un clima de diálogo entre las fuerzas de izquierdas. Pero como existen resistencias quiero dejar claro, y sólo bastaría con navegar por este blog, si algo ha dejado claro estos casi 5 meses de gobierno del PP en funciones, sumados a 4 años de mayoría absolutista, es el agravamiento de la emergencia social que vive el estado, junto a la “crisis del sistema del 78” con su deslegitimización política.
Se sigue desahuciando a un ritmo escandaloso. El empleo creado es precario, mal pagado e inseguro y está sustituyendo al empleo de calidad cualificado que se destruye vertiginosamente. Los para nada aislados casos de corrupción siguen irrumpiendo en la vida diaria de los españoles y españolas, con partidos políticos urgidos en una trama corrupta, con asociaciones mafiosas y chantajistas, y con jueces y fiscales vendidos a los mismos o a la supervivencia del sistema. Los casos de intolerancia y delitos de odio aumentan. El machismo, el racismo, la xenofobia, la transfobia o la homofobia salen dolorosamente a la palestra casi cada día. Europa sigue su hoja de ruta hacia el fascismo y el ultra liberalismo, como demuestran las filtraciones del #TTIPLeaks o la vergonzosa actuación de la UE ante la Crisis de Refugiados y la Guerra Civil en Siria, que demuestran como el bagaje de un siglo de lucha por los derechos civiles, los derechos sociales y los derechos laborales, la defensa del medio ambiente frente al oscurantismo de los medios del capital y de las instituciones están yéndose por el sumidero a un ritmo endiablado.
No nos jugamos las próximas elecciones. Nos jugamos los próximos 30 años. En España (y también en Europa) los pilares de la democracia, como puedan ser la Justicia o el periodismo, se supeditan al poder económico, a la oligarquía del 1% que decide y despoja al 99% restante de derechos y libertades para su lucro incesante.
Es el momento de intentar darle la vuelta al país, al estado de las cosas, para mejorar la vida de todos y todas, y asegurar el porvenir a las siguientes generaciones dejando un legado de democracia, libertad y derechos, medio-ambiente, patrimonio y bienestar.
  1. El programa es lo más importante. Esto es evidente, y para Izquierda Unida es así. Existen importantes diferencias programáticas entre lo que ha propuesto Izquierda Unida y lo que tras la deriva al centro y la transversalidad, finalmente propuso Podemos.
Ahora bien. La importancia máxima del momento, la incertidumbre, la falta de tiempo y debates menos trascendentes pero también importantes en un primer momento, hacen que no se pueda, y tampoco deba, a mi juicio, entrar en el terreno programático. Sin embargo, si es importante fijar un programa de mínimos, unos objetivos para unos (supuestos) 100 primeros días de gobierno de izquierdas:
  • Derogación Ley Mordaza
  • Ley de Emergencia Social
  • Derogación LOMCE
  • Derogación Ley Estabilidad Presupuestaria
  • Derogación del voto rogado
  • Ley de la reforma de la Justicia
  • Ley de la reforma del Ejército
  • Derogación de la Ley del Auto-consumo Eléctrico
  • Derecho a decidir. Sistema federal y encaje de todos dentro del estado plurinacional español.
  • Compromiso del Estado para publicar todo lo que tiene sobre el TTIP y defensa de la legalidad sanitaria, medioambiental, laboral y social de España y de la Unión Europea, por encima de cualquier normativa que sólo busca el crecimiento económico.
Unas pocas medidas, pero significativas y ambiciosas, dentro de lo mucho que hay que legislar y ejecutar, pero que componen un retrato de las coincidencias programáticas entre Podemos e IU (y donde también se pueden sumar más partidos y movimientos sociales).
  1. Por escrito y firmado. Es clave resolver en primera instancia el asunto de las listas electorales, pero no desde un punto de vista de buscar acomodo a unos y otros, sino más bien, como síntoma de garantía y respeto. Es necesario, circunscripción electoral por circunscripción, componer las mejores listas electorales posibles, con el compromiso claro de ganar todos los escaños en juego, pero sabiendo disponer las piezas para tener la representatividad que merecemos.
Ante la confluencia es fundamental posicionar a las mejores personas, hombres y mujeres capaces de representar los intereses de la clase trabajadora y de sus provincias, sin ninguna tacha a su honorabilidad y capacidad. Pero junto a esa composición de las listas electorales, Izquierda Unida debe exigir la firma de un protocolo claro que garantice los espacios de expresión de nuestra organización, así como la creación del grupo parlamentario propio, dentro de la rigidez que el reglamento del Congreso propone, pero que permite esta posibilidad.
No nos engañemos. Las encuestas por un lado han hecho pagar a Podemos, en mi opinión, su escaso acierto en la gestión de los resultados electorales del 20D. Por contra, Izquierda Unida – Unidad Popular, ha incrementado en la intención de voto, fruto de la coherencia esgrimida por Alberto Garzón en todo momento, así como la demostración dolorosa y empírica de la vigencia de la lucha de clases, y el conflicto entre trabajadores y poderosos.
Izquierda Unida respeta el loable impacto que la irrupción de Podemos ha supuesto, y aunque haya diferencias programáticas, que las hay, ese respeto prevalece en búsqueda de una confluencia que pare la tremenda desigualdad que crece cada día en en nuestro país. Por contra, Podemos, debe reconocer la valía del programa de Izquierda Unida, su coherencia y su infatigable lucha durante muchos años (algunos de ellos en la clandestinidad) alzando la voz contra un sistema de las cosas que tiene poco de democrático y de justicia social.
En este viaje para empoderar a las clases populares son necesarias alforjas en forma de lucha social y unión en la conflictividad contra los poderosos, pero también lo son las mochilas, cargadas de experiencia, ilusión, ganas y programa para conseguirlo.
  1. Las resistencias internas. Existen como es inevitable en una organización democrática, y además son positivas, si se hacen con respeto e ímpetu innovador y constructivo. Parece ser (lo digo así, porque no pertenezco a Podemos y no me parece apropiado asegurar por mis escritos cosas que no conozco) que ante la posibilidad de una confluencia para el 20D, una corriente del partido morado se mostraba contraría a tal confluencia porque rajaba el principio de transversalidad que ha regido los designios de este partido desde su congreso fundacional en octubre de 2014.
En Podemos parece que esas resistencias, sin haberse vencido, si han quedado algo lapidadas fruto de la actuación de su mesías y líder Pablo Iglesias, principal impulsor de la confluencia y que se lanzó para asegurar el viaje en este sentido.
En Izquierda Unida, como de costumbre, no hay unión y si un debate que lamentablemente ha trascendido debido al interés del capital y a lo jocoso que ha resultado dadas algunas de las intervenciones de los reaccionarios a la confluencia.
Como decía apenas hace un par de párrafos la disensión en una organización política es positiva. Desde luego hay planteamientos en la tendencia contraria a la confluencia que han de ser tenidos en cuenta, ya que no les falta razón y permiten asegurar la supervivencia del partido más allá de la coherencia con la vigencia del programa. A nadie se le escapa que en su momento de irrupción Podemos, trato y con algunos consiguió, fichar a cuadros valiosos de Izquierda Unida. Su principal objetivo era Alberto Garzón, con lo que también buscaban, por qué no decirlo, la desactivación de la fuerza política que ha ocupado irremediablemente el ala izquierda del tablero ideológico para lograr algo parecido a lo que Cs ha conseguido con UPyD.
El problema reside cuando los gritos no dejan oír los mensajes. La anterior dirección del partido y la actual pertenecientes a Izquierda Abierta consideran que una confluencia sería negativa para Izquierda Unida, pero mientras que el coordinador federal, Cayo Lara, dentro de la divergencia ha entendido el mandato ciudadano y el respeto a unas bases que ven que es el momento, otros como Gaspar Llamazares se han lanzado en una espiral de declaraciones a los medios favorecido por su importancia en la historia del partido con absoluta vehemencia en contra de la confluencia, con ataques in disimulados tanto a Podemos como a Alberto Garzón y tergiversando la realidad, haciendo que el temor a una absorción o una eliminación de Izquierda Unida crezca en algunos de los militantes.
La libertad de expresión no debería de usarse para mentir o cuando menos falsear la realidad. Alberto Garzón e Izquierda Unida están constantemente defendiendo la independencia de Izquierda Unida dentro de este momento histórico en el que podemos, por primera vez, proponer una oferta electoral capaz de asaltar el poder para cambiar las cosas. Y estos también han sido vehementes asegurando la defensa del programa, su vigencia, así como la supervivencia de Izquierda Unida.
Desde luego todos estamos avisados de lo que el círculo de la Complutense trasladado ya al Congreso pueda hacer otra vez hacia IU, con la que cabria sospechar que están intentando el mismo juego de antes del 20D: que parezca que hay muchas ganas de una coalición, para en el último momento levantarse de la mesa llevándose lo único que a Podemos le interesa de IU: sus votos.
Pero como digo se trata de una Confluencia, con significado y plural que reconozca a las partes y claramente e irrenunciablemente de izquierdas. Una auténtica Revolución Democrática de la izquierda social y política que multiplique el efecto. Programa, propuesta federal, primarias abiertas, respeto a las partes y ausencia de imposiciones. Una confluencia que desborde a la mera unión electoral.
  1. La situación de Izquierda Unida. Ya escribí sobre ella y no ha cambiado. Mientras se esfumaba la legislatura y se ha empezado a buscar la confluencia electoral, Izquierda Unida ha ido cubriendo los plazos para su XI Asamblea, que debe traer la refundación de la coalición para asegurar su supervivencia unida a un programa rupturista y vigente en defensa de los derechos humanos y el bienestar de la clase trabajadora.
Es en el marco de este proceso interno donde deberían aparecer las voces discordantes con la confluencia electoral de la izquierda. Pero a estos, puedo decirles algunas cosas:
Como bien dice Julio Anguita, “Los partidos no son fines en sí mismos. Son herramientas (…) Si tengo que renunciar a la simbología, a lo externo, para conseguir lo interno, el mensaje, lo hago ahora mismo”. Cuando nuestra Constitución no se cumple en absoluto; Cuando los Derechos Humanos son pisoteados por instituciones en apariencia democrática se hace necesario, y más aún, si existe un clamor social, ser consecuentes y arriesgar lo que haga falta por cambiar las cosas. Yo le digo a los contrarios a la confluencia, ¿de qué sirve Izquierda Unida con 2 diputados pese a tener 920.000 votos en las últimas generales?
¿En qué va a cambiar la realidad? ¿Cómo vamos a recuperar los derechos laborales perdidos durante la estafa llamada crisis? ¿Qué vamos a hacer en la situación que tenemos y vivimos para denunciar y conseguir que cambie la política migratoria y contra los refugiados de la UE neoliberal y fascista?
Yo estoy en política para cambiar la realidad de las personas. Para conseguir un mundo mejor, con futuro. Quiero mejorar el bienestar de todos y todas. ¿Cómo conseguimos con el actual impacto de Izquierda Unida disipar la línea divisoria entre las fuerzas políticas y las fuerzas sociales? Esa línea es la UE, el €, la OTAN, el debate de la deuda pública, el Art. 135 de la Constitución... El enemigo no es Podemos ni otras fuerzas de Izquierdas. El enemigo es la derecha. Es el fascismo. El neoliberalismo.
Me gustaría saber señor Llamazares, y todos y todas los que piensan y se manifiestan como él, ¿Cómo ha impedido Izquierda Unida comportándose como un satélite o una muleta del PSOE la realidad en la que vivimos?
  1. La Gran Coalición. Los resultados del 20D y la, porque no decirlo, coherencia de Pedro Sánchez han imposibilitado el anhelo pajillero del capital. El orgasmo de la troika. El Gran Pacto entre PP y PSOE, más Ciudadanos. Una Gran Coalición que ya existe en la toma de decisiones y en el anclaje del poder en las fuerzas conservadoras, ultraliberales y fascistas. Por lo tanto, es claramente contraria a los intereses de la ciudadanía, de las clases populares. De la clase trabajadora.
Éste riesgo existe y seguramente crezca si la Confluencia Podemos e IU sale adelante. Por eso es importante que toda la ciudadanía, y sobretodo las bases del PSOE, sepan que candidatura va a representar un programa verdaderamente de izquierdas que rompa con el estado de las cosas. Si conseguimos ese reconocimiento, con él vendrá aún más fuerza para poder cambiar las cosas y así empoderar a la sociedad civil en la defensa de su libertad, su democracia, su bienestar y del futuro.
  1. Una confluencia electoral de izquierdas, integradora y abierta. Desde luego este pacto, esta confluencia electoral no debe cerrarse a una unión Podemos e IU. Compromis, Ahora en Común o Anova son parte importante en este juego. Sindicatos, desde CC.OO. hasta CGT, SAT o CNT, pasando por CSIF o algún sindicato sectorial que ha sido claramente beligerante con el bipartidismo. Movimientos sociales, que se activaron con el 15M y que ahora están desconectados. Mareas Ciudadanas, Marea Granate, Rodea el Congreso, las Marchas de la dignidad, plataformas como la PAH, colectivos periodísticos, estudiantiles, culturales...
Incluso otros partidos políticos de ámbito nacional como PACMA, Izquierda Anticapitalista o el Partido Pirata tienen su encaje dentro del modelo de país y sociedad que propugnamos.
A la confluencia política, se le debe de unir una confluencia social, que sea capaz de sostener en las calles y en la opinión pública, el mensaje de ruptura con el estado de las cosas, ante las agresiones que verán por parte de quienes temen, y van a perder su oligarca poder.
Desde las instituciones, con el gobierno, y con una sociedad activada, participe y exigente tanto en el fondo como en las formas, será posible hacer cumplir desde las normas más evidentes, pero no por ello menos pisoteadas, como la Constitución o los Derechos Humanos, hasta programas de progreso, todo ello con un doble objetivo final: Erradicar el fascismo de Europa para siempre y generar una economía, un sistema económico, que esté al servicio de las personas, que haga menos pobres a los pobres. En definitiva de recuperar y ganar dignidad para todos y todas.

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