miércoles, 15 de mayo de 2019

Unas elecciones mucho más importantes de lo que parecen




Desde 1979 se eligen los representantes en el Parlamento Europeo. Cada 5 años, por lo tanto tras estos 40 años, estas son las novenas Elecciones Europeas, los ciudadanos de los estados miembros somos llamados a las urnas para depositar el voto sobre una institución, que desde España, ni entendemos, ni nos molestamos en entender.
Habitualmente el hecho de que el Parlamento Europeo se componga a través de circunscripciones nacionales hace que la toma del contacto tanto del electorado como de los temas se hagan en clave nacional, dando poco o ningún valor a los problemas de la UE y si como un campo de experimentación y resultado valido para la política interior.
Las mismas instituciones empezando por la misma Europa, no hacen nada en su labor de dar a conocer el trabajo de las y los parlamentarios, el proceso de toma de decisiones y control político. Tampoco la administraciones nacionales ayudan en esta labor y muchos menos los partidos políticos enfrascados en la batalla del día a día.
Tampoco es que los medios trabajen en pro de informar a la ciudadanía de lo qué, cómo y por qué se decide en Bruselas y Estrasburgo y estamos una vez más a escasos días de pasar por las urnas sin saber qué se supone que votamos. Y en esta ocasión la elección es muy importante.
Y para rematar en España hemos aunado las elecciones europeas con las autonómicas y municipales (incluso estuvo la posibilidad de añadir las generales) usando torciteramente el término del ahorro y privando del debate político y de la importancia necesaria a la decisión de la administración que decide las líneas maestras de la economía entre otros muchos temas. Incluso más allá de la propia Europa como propuesta y como solución a todos los problemas comunes. Pero evidentemente, no esta Europa del capital, sino una nueva Europa de las personas. Y del medio ambiente y del patrimonio histórico y cultural de Europa.
Será la primera vez en la que las competencias ampliadas del Parlamento Europeo tras la puesta en marcha del Tratado de Lisboa sean puestas a consulta y deberíamos tener como ciudadanos y los partidos proponerlas, propuestas para mejorar y dotar de agilidad, participación y transparencia la institución seno de la democracia europea. Además, dentro de las claves nacionales de cada país, se produce una común a todos que es la respuesta que la política como se entiende tanto a altos niveles como a pie de calle puede dar al auge de la extrema derecha.
Tiene que haber debates e información ante problemas de carácter propio de cada país pero que tienen que ser resueltos en común: Terrorismo internacional, crimen internacional, cambio climático, migración y movimientos humanos, paro, sistema de bienestar, envejecimiento, volatilidad económica, especulación financiera, corrupción. Todo ello para solucionar en primer lugar los problemas de la gente, después la propia identidad de la Unión Europea así como su idoneidad y tercero para recuperar desde la política y sobretodo desde la izquierda el altavoz para defender salidas progresistas a todos estos problemas y que no quede en manos de la ultra derecha que parece crecer como hongos en cada país.
Pero lo que está claro y es indiscutible y además perentorio asumir ya es el debate en el carácter que las políticas de la Unión Europea tiene que seguir. Si vamos a continuar por la senda marcada por el neoliberalismo o si vamos a abrir un proceso de izquierdas que devuelva a la socialdemocracia la toma de decisiones, y poder lograr así un mayor socialismo y una mejor justicia social en Europa. Vamos “a seguir optando” por la mayor desregulación de los mercados y por la libre circulación de capitales (que no os engañen: nunca intereso el flujo libre de personas, sino el libre flujo sin impuestos ni tasas de dinero), por el adelgazamiento de las estructuras internas de los países o vamos a perseguir todas las corruptelas, a destinar fondos sociales y a reforzar los sistemas públicos de educación, sanidad, pensiones y servicios sociales.
Fruto de esas políticas suicidas, austercidas, Europa y sus países han visto como la ultra derecha se alza a escaños a lanzar sus incendiarias soflamas. No es un fenómeno localizado en el viejo continente (Trump, Bolsonaro, etc.) pero las políticas neoliberales que han dominado con puño de hierro estos últimos 30 años Europa (y Occidente) nos han llevado a una crisis económica y social que han acabado por una deslegitimización de la institución Europa, de su espíritu, porque muchos hemos visto una Europa vengativa con los más pobres -países y personas- y protectora y dulce con los que nos han llevado a esta situación.
Desde luego la burocracia instalada es uno de los grandes males de la Unión Europea. Lejos de decidir planes legislativos el próximo domingo 26 de mayo, elegiremos una representación sin legitimidad para presentar propuestas en el Parlamento, y que únicamente tiene funciones de control de la Comisión Europea. Fuera queda el Consejo de Europa -órgano formado por los jefes de Estado de los países miembros- quienes son los que mandan y toman decisiones, siempre mirando los intereses nacionales, y más aún los intereses oligarcas de multinacionales y bancos, particulares por encima de los comunes y europeos.
Eso también está en juego en estas elecciones. Poder articular una Unión Europea comprensible y en el que las decisiones las deleguemos -no podemos aspirar a otra cosa hoy en día dentro de las democracias parlamentarias- en un Parlamento que nos represente y se interese por los problemas de la gente, desde el territorio más pequeño, hasta el bien común europeo.
En esta legislatura europea a punto de terminar hemos visto como el fascismo crecía. Y hemos visto como cientos de miles de refugiados eran repelidos en fronteras exteriores de países matones pagados con impuestos de los europeos. Hemos visto a niños ahogados en las playas. A gente rebuscando en los contenedores de basura. A millares de personas despojados de sus casas ante el avance de la especulación inmobiliaria. A millones de parados desesperados por un futuro negro.
Y también hemos visto como se resquebraja la Unión Europea por su miembro más díscolo. Un Reino Unido que siempre vio en el aislacionismo su mejor estrategia y que tras el #Brexit y la demencial negociación de divorcio, como patada adelante de los conservadores británicos y que ya a estas alturas tenía que haberse hecho efectivo.
Un ejemplo más de por qué el ciudadano debe de espabilar y mantenerse informado de manera proactiva, para no verse manejado por las filias, fobias de ultras y caraduras.
Europa y sus elecciones merecen el mayor y mejor tiempo de debate y conocimiento sobre lo que implica y qué supone votar a una u otra formación en unas elecciones con circunscripción única que será tomadas como lectura en clave nacional. Infórmense y tomen la mejor decisión consciente por una Europa, como ente supranacional, solidario, libertario, anti fascista, garante de los derechos humanos y que apueste por un modelo económico y social en el que el bienestar de las personas y el bienestar del medio ambiente y del patrimonio se garantice y fortalezca.


lunes, 6 de mayo de 2019

Mi experiencia como Presidente de una mesa electoral



Ya escribí en su momento sobre Mi experiencia como apoderado en una mesa electoral y ahora lo hago para narrar Mi experiencia como Presidente de mesa electoral en las Elecciones Generales del pasado 28 de abril y dar unas pequeñas opiniones sobre los pormenores y vicisitudes de tan democrática función.
Hace más o menos un mes recibía a través de mis padres -ya no vivo aunque sigo empadronado en mi pueblo- la citación y recuerdo aquí el derecho, pero sobretodo el deber, ciudadano para participar formando parte de las mesas electorales. Tanto si se es “titular” como “suplente” la importancia en la responsabilidad que un hombre o una mujer tienen que asumir va más allá de los 65€ de dieta y las 5 horas de libranza de la jornada laboral del día siguiente (para quien trabaje por cuenta ajena, claro).
Hablamos de ejercer como correa de transmisión de la democracia entre el voto depositado en las urnas y la representación efectiva de los candidatos elegidos. Esto se hace a través del recuento y de una serie de formalidades legales que en esencia otorgan la garantía de limpieza y participación democráticas a la que aspiramos como sociedad moderna y activa.
Por eso da tanto asco y también tanto pavor comprobar el escaso, bajísimo, nivel que muchos de nuestros vecinos y vecinas tienen en la materia. O al menos el nivel de las personas que junto a mi, salimos tras el sorteo público.
El viernes 26 asistí a una reunión previa para informarnos a los miembros de mesas electorales sobre la documentación, el protocolo y las posibles dudas para el domingo, y así ir con una mínima preparación.
Esa mínima preparación debía pasar por haberse leído previamente con interés el Manual que las juntas electorales de zona dan a cada persona. Poco más de 30 páginas que explican clara y ordenadamente el proceso electoral, y que lamentablemente, la mayoría de los asistentes no tuvieron a bien ni siquiera ojear. Y si además, las carencias y desconocimientos en materia de “nuestra” democracia, “nuestra” Constitución y de cómo funcionan las instituciones, y un poco las elecciones son tan profundos se produce el bochorno que viví, escuchando las intervenciones de quienes debían, o podían, sentarse en una mesa electoral el domingo siguiente.
Desde luego me reconozco como rara avis en el auditorio donde nos sentaron. Soy una persona interesada en la política, sobretodo a nivel de calle y participación, con ya experiencia en las elecciones siendo apoderado en varios procesos.
Por eso, casi no tenía dudas, y asistí asombrado al nivel de chabacanería y estulticia con la que se fueron destilando los temas. Preguntas del tipo sobre “si las elecciones acaban a las 14:30”, “si los votos con la tarjeta censal son válidos” o “si tengo que estar en la mesa hasta las dos y luego viene el suplente”. A parte, quedan los chistes y gracias varias que afloraron en mi un sentimiento de vergüenza ajena.
Pecando de elitista no pude más que sentirme indignado y a la vez apesadumbrado del escaso nivel que “tenemos” como sociedad para conocer nuestra propia democracia y su funcionamiento. Aquí hago una denuncia a las instituciones y medios de comunicación para que trabajen en informar de manera efectiva. Para conocer la importancia decisiva de la función que realizamos miles de personas el pasado domingo, de lo que supone, qué hay que hacer, lo que puede implicar no hacerlo y no tomárselo en serio, y del proceso general de unas elecciones.
Hablamos del deber cívico en democracia que no sólo tiene que estar regido por figuras como el delito electoral, sino que tiene que apelar de entrada a la responsabilidad basada en una cultura democrática sólida y funcional.
Todas y todos queríamos acabar la jornada lo antes posible sin incidentes ni problemas, porque no hay necesidad de tener que asumir una citación judicial para explicar que un acta no está bien, o que había alguna denuncia, por lo que la labor que tenemos como sociedad para conocer la manera en la que convivimos y nos regimos es básica.
A continuación, voy a relatar desde mi experiencia y valiéndome como guía del propio manual de instrucciones de las Elecciones a Cortes Generales el proceso cronológico a seguir, siendo Presidente de mesa electoral:
Cronología de un Presidente de Mesa electoral:
En primer lugar, recalco el deber cívico ineludible que es ser miembro de una Mesa Electoral, cuya dejación, expresada en no presentarse a la hora de formación de la Mesa, es considerada delito electoral castigado con penas de entre 3 meses y un año de prisión, y una multa de hasta 3.400€. Poca broma.
Formar parte de una mesa electoral, tanto si se es presidente, vocales, o en titular o suplentes, viene a través de un sorteo público, realizado en pleno del ayuntamiento. Serán elegidos entre las personas con derecho a voto los menores de 70 años que sepan leer y escribir, quedando para la presidencia, personas con estudios superiores (aprobado el bachillerato), consignados para cada mesa en cada sección del censo. Es decir, sobre cada mesa se eligen presidente, dos vocales y hasta dos suplentes por cada puesto. En total 9 personas.
Si has sido elegido te llegará la citación a través de la policía local o Guardia Civil, y hasta el día de las elecciones, a parte de una reunión previa, tu única función y realmente importante es leerte el Manual que te den.
Se puede renunciar a la función, pero hay que tener muy buenos motivos y poder argumentarlos con documentación ante la Junta Electoral de zona. Ya no vale con haber solicitado el voto por correo e incluso el tener billetes de vuelo adquiridos previamente puede no valer para librarse. La documentación en principio ha de presentarse de manera personal, aunque también se puede enviar por fax.
Vayamos al día de la votación.
8:00 de la mañana. Reunión en el local electoral que tenemos asignado. Deben estar presentes todas las personas que integren la mesa y sus suplentes. Si una vez que se ha constituido la mesa no es necesario realizar ninguna sustitución los suplentes pueden marcharse.
Durante más de viente minutos esperé a que vinieran el resto de personas asignadas a mi mesa. Estaba yo solo, pese a la obligatoriedad de la citación. Desconozco si se tomó nota o si se va a llevar a cabo alguna sanción a quienes faltaron.
Hasta las 8:30 de la mañana, momento en el que se formaliza la constitución de la mesa electoral hay una serie de funciones a realizar:
1. Comprobar el material electoral:
1.1. Urnas para cada elección. En mi caso una para las cortes y otra para el Senado.
1.2. Cabina de votación para ejercer el voto de manera secreta.
1.3. Sobres y papeletas. Hay que comprobar que todas las candidaturas están presentes y que hay tanto papeletas y sobres para llevar a cabo la votación. Normalmente, hay como 3 o 4 veces más de lo necesario.
Aconsejo, si se tiene tiempo, disponer las papeletas, tanto en la mesa auxiliar como en la cabina en el mismo orden que el dictado por la Junta Electoral. De hecho estas palabras, “es el mismo orden que ha dictado la Junta Electoral y además es el orden que aparece publicado en el B.O.E.” la repetirás como presidente varias veces durante la votación.
También recuerdo una cosa muy importante: Tanto sobres y papeletas por separado, como juntos en forma de voto, sólo pueden ser manipulados por los miembros de la mesa electoral. Cuídense de que interventores o apoderados las toquen porque si hay algún problema pueden invalidar el trabajo de la mesa y tener que repetir la elección dos días después.
1.4. Documentación:
1.4.1. Copia del censo electoral
1.4.2. Actas: Constitución, escrutinio y sesión.
1.4.3. Certificados de Votación para entregar a quien lo solicite, normalmente trabajadores que hacen un alto en la jornada para ejercer su derecho al voto. En todo el día, sólo rellene uno.
1.4.4. Lista numerada de votantes: Aquí se anotarán los nombres y apellidos de cada persona que vaya a votar. Importante dejar en blanco el hueco -con el Senado pasa a veces- donde se abstiene.
1.4.5. Plantilla Auxiliar para facilitar el recuento del Senado.
1.4.6. Copia de las credenciales de los interventores e interventoras que actúen en tu mesa. Habrá como mucho dos por candidatura. Como es una labor bastante sacrificada no todos los partidos pueden disponer de ellos, y de hecho, sólo se suelen presentar uno o una del PP y uno o una del PSOE.
Hay que matizar que estas personas estarán junto a ti en la mesa, llevando un control de los votantes, con copias del censo facilitadas por su partido. No deja de ser una ayuda, una comprobación a mayores del voto, que puede venir bien a la hora de realizar el recuento, pero también, pueden dar problemas. Los interventores de tu mesa, votarán en la mesa aunque estén censados en otras mesas.
1.4.7. Copia de las credenciales de interventores e interventoras censadas en tu mesa, pero que van a ejercer su función en otra mesa. Donde votarán. Estos en el listado del censo, aparecen con una “I” que indica que se han acreditado como interventores.
1.4.8. Sobres y recibos de entrega para al final de la jornada presentar los documentos, tanto en el juzgado como a un funcionario de Correos.
1.4.9. Procedimiento de votación para personas con discapacidad visual que lo hayan pedido con anterioridad.
Tuve un caso. Una persona ciega, solicitó ejercer su derecho. Tenía un credencial y una carpeta con las papeletas en braille troqueladas con su habitual correspondiente. Es decir, la persona utiliza esta carpeta para identificar a través del braille las candidaturas y decidir a cual vota, para después separar la papeleta normal que tiene troquelada a la de braille, que será puesta en un sobre de votación. Esta persona podía habérselo llevado a su domicilio para hacer la tarea, pero decidió componer su voto en la cabina ayudado por una persona de su confianza que la acompañaba.
1.4.10. Bolígrafos, lapiceros, rotuladores fluorescentes, regla, grapadora, corrector, gomas elásticas, cuño,
1.4.11. Una hoja con los teléfonos de contacto tanto de funcionarios y de la Junta Electoral de zona, para comunicarse en caso de necesidad.
IMPORTANTE: Si alguno de estos materiales no se encuentra o está en mal estado hay que comunicarlo inmediatamente para que la Junta electoral de zona pueda enviarlo y sustituirlo.
2. Comprobación de las condiciones del local electoral.
Esto es, básicamente, cerciorarse de que los carteles que indican a cada persona donde votar según su sección y mesa están bien puestos y son visibles. Creo que todas y todos nos hemos despistado más de una vez al ir a votar y guiarse a través de estos paneles, por lo que a parte de asegurarse de que son visibles, poco más podemos hacer.
3. Recepción de las credenciales de interventores e interventoras.
Tienen entre las 8 y las 8:30 para presentarse ante la mesa. En mi caso, llegaron dos interventoras, una del psoe y otra del pp, antes que el resto de miembros de la mesa…


8:30 de la mañana. Constitución de la mesa electoral.
Momento trascendente. Es vital hacerlo y además de manera correcta. Una vez que ya estábamos todos los que teníamos que formar la mesa, nos pusimos a la tarea de rellenar el Acta de Constitución.
No tiene mucha complicación pero sí que es preciso poner atención para que todos la firmen, incluidos los interventores acreditados. Viene en papel auto-copiativo, es decir, con múltiples caras en las que se remarca la información, y debemos dar una copia a cada candidatura, interventores o apoderados, que nos la pidan.


9:00. Comienza la votación.
Puesto de pie gritéEmpieza la votación” y ese fue el disparo de salida para que fueran llegando más y más electores. De hecho ya había una cola a las 9 menos diez -no sé si es que la gente desconoce que como te pillen por ahí y falten miembros de mesa te toca a ti formar parte. O es que lo buscan-. El caso es que no tuve mucho tiempo para protocolizar un poco el voto.
A mi derecha, el primer vocal. Una persona, de más de cuarenta años, cuya mayor preocupación era salir a fumar e incluso ir a comprar tabaco, y con severos problemas para conocer el funcionamiento del abecedario. Era el “encargado” de buscar al votante en el censo. A mi izquierda, la segunda vocal, una ni-ni con una vida social activísima a través del móvil que debía inexorablemente consultar cada 30 segundos después de haber venido de fiesta casi de empalmada (ya que pasó el resto del día diciendo que había dormido 2 horas las noche anterior y otras 3 las del viernes), y que era la encargada de apuntar nombre, apellidos e id de censo junto a su autonumérico correspondiente en la planilla de control del número de votantes. Me dará problemas más adelante.
A la hora de votar, el protocolo es el siguiente:
Como presidente, recibes al votante y recoges su documento de identificación (DNI, carnet de conducir, pasaporte, originales aunque estén caducados. No valen fotocopias, y tuve 3 o 4 que mande a casa).
Indico a mi primer vocal los apellidos y nombre del votante. Como veía que no desenvolvía la mayoría de las veces, con vista de águila le indicaba yo dónde estaba esa persona. Una vez encontrada, y visto que no tenía la “C” de voto por correo (más adelante hablaré de esto) y que obviamente no estaba tachado con el fluorescente porque hubiera ya votado, le recogía su voto. Palpaba cada sobre para comprobar que era normal y no estaba manipulado, y después, como había dos urnas, Congreso y Senado, primero le destapaba la del Congreso y le daba el sobre blanco para que él o ella introdujera su voto. Y después la misma operación con la urna del Senado y el sobre sepia.
Tiene que hacerse así, por la principal razón de que cada persona tiene el derecho de depositar su voto el mismo, pero minimizando errores de introducir un sobre donde no toca.
Mientras hacía eso, la segunda vocal apuntaba nombre y apellidos del votante en la planilla, al igual que lo que hacían las interventoras. Una, la del PP, tachaba en su listado del censo, la del PSOE, apuntaba el id en su planilla.
Así hasta las 8 de la tarde que se cierra la votación, con la última persona que se encontraba en el local a esa hora, momento en el que indique “Se concluye la votación”.
11 horas casi de pie, salvo la media hora escasa en que me ausenté para ir a comer a casa. Lo hicimos por turnos, como cuando había que ir al excusado, quedando siempre, como marca la ley, dos personas en la mesa, y rezando para que el elenco del que disponía no me preparará alguna en ese rato.


20:00 horas. 8 de la tarde.
Una vez terminado el voto presencial, vamos con el voto por correo.
A media mañana había llegado un cartero, con la montaña del voto por correo. Hasta 32 personas lo habían solicitado -así recontamos del propio censo con la famosa “C”- y habían llegado 27 votos. Entre ellos, el mío.
La normativa que rige el voto por correo cambió junto al tema del voto rogado para las personas que residen en el extranjero, y ahora prevalece frente al voto presencial. Qué quiere decir esto. Antes, tu podías haber solicitado el voto por correo e incluso haberlo enviado en la oficina de correos, pero si el día de las elecciones votabas presencialmente se te tachaba del censo, y para cuando llegará la hora del voto por correo, tu voto era desechado al comprobar que ya habías votado.
Ahora no. Ahora en el censo, las personas que habíamos solicitado el voto por correo, veníamos marcados con una “C”, y no podíamos votar presencialmente. Y vistas las colas, las ampliaciones del horario, y el estrés que ciudadanos y trabajadores de Correos han tenido para poder hacer efectivo el derecho al voto, uno, mal pensado, no puede dejar de pensar que está reforma ha sido parte del pucherazo electoral que el PP nos ha colao estos años.
Rellené una incidencia al tener que negarle el voto a una chica que lo había solicitado por correo, pero que no pudo ejercerlo al no llegarle la documentación en plazo y que se las había ingeniado para ir a votar presencialmente el domingo. Cuando vimos que esa “C” venía marcada junto a su nombre en el listado del censo, tuve que impedirle ejercer su derecho al voto, y explicarle, a ella y a su padre, cómo funciona el sistema ahora. Todo ante su violencia verbal hacia mi persona, como si yo me lo hubiera inventado. Por supuesto, les indique que iba a dejar constancia en el acta de éste hecho y así lo hice al rellenar el acta de sesión.
Que de más de 2 millones y medio de españoles residentes en el extranjero sólo hayan podido votar poco menos del 6% es una cacicada más de quienes critican lo que sucede en Venezuela. Que después de precarizar Correos -una empresa pública que debía ser una joya estratégica de la economía patria- no pueda atender la demanda, no es un mero accidente, sino una prueba más de que querían eliminar del censo a buena parte de la gente -los que residimos fuera, normalmente lo hacemos por la falta de oportunidades en nuestra tierra- que no les iba a votar.
Espero y deseo que el nuevo gobierno derogue el voto rogado y esta normativa relativa al voto por correo, así como dotar a Correos de la estabilidad y potencia de una empresa pública. Tres deseos que nos darían un mejor país donde vivir.
Pero volvamos al lío del voto por correo. Abrí cada sobre, y comprobé que a parte de los dos sobres de la elección (Congreso y Senado) venía el certificado de voto por correo. Sin él, el voto no era válido y debía destruirse. De los 27 me encontré con 4 en esa situación, pero es que sin el certificado es imposible comprobar que la persona está en el censo, ya que el único documento que queda es el sobre y su remitente, que no valida esa opción.
Introducidos los votos por correo, incluido el mío, se dispusieron a votar los miembros de la mesa, los vocales, y después las dos interventoras, y ya en ese momento nos dispusimos a realizar los recuentos.
Escrutinio
El escrutinio es público. Cualquier persona puede entrar a ver como se lleva a cabo. Lamentablemente, no tuve espectadores con los que entretener con mis destrezas y labores democráticas.
En principio, el escrutinio tiene que hacerse con el siguiente protocolo: Abierta la urna, el presidente extrae uno a uno los sobres, que irá abriendo y leyendo la papeleta en voz alta.
Digo en principio porque a mi a todas luces me parecía un proceso eterno que además podía llevar a errores, como paso en dos de las otras tres mesas vecinas.
Mi propuesta era la siguiente: Presidente y dos vocales (obviamente, los únicos autorizados para tocar los votos), irán abriendo los sobres y disponiendo cada papeleta en su montón correspondiente para después contarlos. Guardaremos los sobres abiertos, agrupados de 10 en 10 para hacer más fácil el recuento y comprobar que votos y sobres coinciden.
Al principio las dos interventoras, y dos apoderadas de Ciudadanos y Unidas Podemos que llegaron no estaban muy seguras de mi proceder, pero como habían comprobado que tenía la situación bajo control y el funcionario me dio el visto bueno, procedimos a hacerlo así.
Aprovecho para decir que en una mesa electoral las decisiones las toma la presidencia. Interventores y apoderados pueden opinar, pero no tienen voto.
El caso es que una vez vieron que el recuento era rápido y que fue cuadrando, salvo en la planilla que la segunda vocal ( la que venía de resaca, recordemos) debía rellenar, donde teníamos una varianza de más de 30 números, cuarenta electores, menos que el número total de votos emitidos.
Fuimos a comprobar todo el listado y aquí vino bien que la interventora del PSOE fuera haciendo una hoja igual, porque comprobamos que en un momento determinado, en vez de apuntar “360”, la segunda vocal apuntó “330”, encontrando ahí el entuerto, que encima se tardó bastante en subsanar porque todas las hojas que venían después tenían puesto mal el número y había que corregirlas.
Mientras hacía eso yo aproveché para rellenar el acta de escrutinio del Congreso, y salir a la puerta a tomar un poco el aire.
Solucionado nos pusimos con el recuento del Senado, donde la interventora del PP nos dio una gran ayuda: Comentó que para evitar errores e ir algo más rápido la mejor forma de hacerlo era separar en un montón las papeletas donde los tres elegidos fueran del mismo partido, en otro los que fueran de dos, y en otra los que fueran de uno.
Ya sabéis que la papeleta del Senado es única con todos los partidos y se debe marcar la casilla de la persona a la que deseamos depositar nuestro voto, no siendo necesario que pertenezcan a la misma candidatura.
Lo hicimos como propuso esta señora y he de decir que avanzamos rápidamente puesto que pudimos contar como una papeleta normal los votos donde habían votado a las tres personas de un partido, que además suponen la mayoría de la urna. Luego ya fue más tedioso indicar los nombres de cada marca, pero indudablemente habíamos acabado el recuento muy rápido, más que en otras elecciones en las que había estado yo en anteriores ocasiones, y también las de las mesas vecinas.


Hechos los escrutinios y comprobados que no había errores y anunciados los resultados de la votación (n.º de electores en el censo, n.º de votantes, votos nulos, votos en blanco, votos por candidatura) nos dispusimos a rellenar las actas tanto de escrutinio, como de sesión.
Es importante, que durante el día, sobretodo en esos momentos de media tarde, donde no suele votar mucha gente, ir rellenando lo que se pueda rellenar, y sobretodo ir firmando las hojas de la planilla de electores que tienen que ir firmadas por todos los miembros de la mesa. Esto evita carreras y nervios al final del día cuando ya estamos todos cansados.


Acta de Escrutinio.
Una por cada proceso celebrado. Es decir, cada urna. Se tiene que rellenar y firmar por cada miembro de la mesa (Presidente, vocales e interventores). Una vez relleno, el original, se dispondrá en lugar visible (normalmente la puerta del colegio electoral). La primera copia se le da al funcionario representante de la Administración. Y el resto de copias se da a interventores y apoderados, siendo una copia por candidatura.
Acta de Sesión.
También un acta por cada urna. Se rellena y se firman por todos los integrantes y se dispondrán las copias para los interventores y apoderados de igual modo que con el acta de escrutinio.


A continuación, rellenamos los sobres para la entrega de la documentación electoral. Habrá un juego de tres sobres por cada urna que hemos tenido en la mesa y se cumplimentarán de la siguiente forma:
Sobre número 1
-Acta de constitución de la mesa.
-Original del acta de sesión de la urna correspondiente.
-Lista numerada de votantes. En el caso de unas elecciones generales, se introduce en el sobre correspondiente a la elección al Congreso de los diputados.
-Papeletas nulas o que hayan sido objeto de reclamación si es que la hubiera.
-Lista del censo electoral. Pregunté en la reunión informativa si los censos que llevan los interventores se tenían que recoger. Me dijeron que no.
-Copias de las credenciales de los interventores acreditados en la mesa.
-Certificaciones censales en caso de que las hubiera.
-Solicitudes de reintegro de gastos del voto por correo en caso de que las hubiera.
Sobres número 2 y número 3
-Copia del acta de constitución de la mesa
-Copia de las actas de sesión correspondientes.


Una vez rellenos, se cerrarán y se firmarán por todos los integrantes de la mesa (incluidos interventores) y se procederá a entregarse:
Sobres números 1 y 2, los entregará el presidente de la mesa electoral en el juzgado de guardia.
El sobre número 3 será recogido por un trabajador de Correos en el mismo colegio electoral.


Así con un paseo en un coche de la policía local desde el colegio electoral, al juzgado de guardia y después hacia casa de mis padres terminé un día maratoniano. Había salido de casa a las 8 menos cuarto y volvía, a la 1 de la mañana.
Cuando salía del colegio electoral, en las mesas que había al lado en dos estaban picando el recuento del senado y en otra rellenando el acta de escrutinio del Congreso. Desconozco a la hora a la que terminaron el proceso.
En cualquier caso, más allá de los 65€, me parece mucho más importante, dar una jornada entera, incluso dos, sin perder sueldo ni otros derechos, a las y los trabajadores que forman parte de un proceso electoral. Necesitas al menos una jornada para descansar y recuperar una rutina normal y no se va a caer el mundo porque no vayas a trabajar el día después de estar 17 o 18 horas en pie. Quizás menos propaganda electoral, especialmente esa que atenta a la sacrosanta intimidad de nuestros buzones podía costear éste derecho.
También estaría bien que nos facilitarán agua, así como algo para picar, cenar, antes del escrutinio, que como habéis visto se puede alargar varias horas. Gracias, cariño por llevarme 3 botellas de agua y traerme viandas para cenar.
Aconsejo llevar ropa cómoda. No me refiero al chándal del madrid, ni tampoco a las mallas del decathlon con las que vais ahora a todos los sitios. No se trata de ir de cena de nochevieja, ni tampoco de vuelta del gimnasio, sino de vestir con coherencia a la situación, teniendo en cuenta, que pasaréis muchas horas fuera de casa, sentados o de pie, y ropa excesivamente ajustada puede causar estragos.
Poned atención sobretodo en el calzado. Algo cómodo que no recaliente el pie, pero por favor, calzado cerrado, que no tenemos que estar oliendo los juanetes del pijo que ha ido en sandalias.
Y sobretodo, tomároslo en serio. Tendréis, como en mi caso, interventores y apoderados que os cuestionarán por sistema la forma de hacer las cosas y que cuando les digáis que eso es lo que viene en el manual, os digan que ellos no se lo han leído, podréis cerrarles la boca.
La función que vais a realizar, incluso aunque os hayan designado como suplentes, es muy importante para la salud y el buen funcionamiento de nuestro país y nuestra democracia. Insisto, leed el manual de instrucciones para integrantes de la mesa electoral, y que os darán el día que os entreguen la citación. Hacedlo una, dos y hasta tres veces. Podéis consultar en internet las dudas que tengáis y/o luego preguntárselas a los funcionarios en la reunión previa. Reflexionad sobre cómo va a ser el día y preparaos para una jornada intensa, que requiere vuestra máxima implicación y atención, para no tener errores y que transcurra con normalidad.
Informaros seriamente del funcionamiento de unas elecciones y acudid con responsabilidad a ejercer vuestro deber, pero también derecho. Pensad que hace 50 años, no teníamos esta posibilidad, y que hubo millones de compatriotas que murieron o sufrieron para que tú puedas presidir o estar presente en una mesa electoral.
Tu labor es mucho más importante de lo que imaginas.

El Manifiesto Comunista. Comentario

  Introducción En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Human...