sábado, 19 de julio de 2014

Fucks FIFA



Ordem et Progresso. Orden y Progreso reza la bandera de Brasil, país en el que hace una semana termino la Copa Mundial de Fútbol con la victoria final, parece ser (dadas algunas opiniones "ilustradas", ya que no habré visto ni un 1% del total de minutos de fútbol que han soltado por televisión) que justa visto lo visto en el terreno de juego, de Alemania. Vamos, como en la vida misma.

Pero este no va a ser un post futbolero tradicional. No va a tratar sobre cuestiones tácticas o técnicas. Tampoco sobre la infoxicación a la que nos induce el sistema con el fútbol, y otros opios, como protagonista absoluto cegando la capacidad de discernimiento, critica y la autogestión informativa sobre lo verdaderamente importante. Desde luego no va a ser uno de esos posts que celebran la belleza y espíritu puro de este deporte, prostituido en su élite y esferas superiores, pero que sigue guardando un placer innenarrable a la hora de jugarlo y disputarlo, además, de guardar pequeñas historias de grandeza y autenticidad en las que se habla de deporte y no de negocio. Este post, viene a exponer y expulsar la rabia interna por el uso abusivo de este deporte, y sus miserias para cegar a millones de personas en todo el mundo de lo realmente importante. De esta situación que han llamado crisis, y que como se puede ver en la hemeroteca de esta mi bitácora en red, no es más que una estafa masiva y globalizada para esclavizar a millones de seres humanos dejando sus condiciones de vida a la altura del barro y los derechos humanos y sociales sepultados por las malas hierbas. Y en este caso, particular, se añade el negocio de una organización mafiosa, sin un funcionamiento democrático, que a efectos prácticos opera como una empresa codiciosa y multinacional, dejando su cuerpo fiscal (tanto en impuestos, como en responsabilidades) a los de una fundación sin ánimo de lucro.

A mi, ya lo sabéis, me gusta el fútbol. Me gusta jugarlo. De hecho, ahora tengo un "mono", unas ganas de echarme un 5x5 o un 7x7 increíbles. Lo que no me gusta es el ultra profesionalismo, los millones, muchos de ellos públicos y/o que vienen de actividades ilegales y mafiosas, que impregnan de miseria moral a quienes lo disfrutan. Y odio la sobrexplotación continua que sufrimos con el fútbol como monotema. Durante la participación de la selección española, los medios de comunicación tuvieron a bien llenar las redes sociales con hagstags y promociones para animar a los millonarios de "la roja" (aunque lo uso Luis Aragones, nunca un nombre fue tan desafortunado). Si este tipo de acciones las hubieran hecho para apoyar a los que luchan contra los deshaucios, los 6 millnoes de parados, contra la #CorruPPcion, o contra las prospecciones en búsqueda de petróleo y gas anti naturales y anti la opinión de la ciudadanía, estos problemas ya habrían desaparecido. En cambió con el balón rodando (o sin él, porque los medios del sistema pueden hablar de cualquier gilipollez relacionada con el fútbol pero sin él, para embrutecer, aún más, a la plebe) tenemos la perfecta dormidera para que el sistema siga su espiral de recortes y usurpando libertad y derechos a la ciudadanía. Por eso era el momento ideal para el paripe del cambio de rey.

Lo que ha pasado en Brasil, ya ocurrió en Sudáfrica. Es verdad, y tengo que pedir disculpas, porque allí como #Españistan ganó, no nos preocupamos. La diferencia es que aquí y ahora gracias a la experiencia sudáfricana y a la griega con los JJOO de 2004, ya todo el movimiento anti globalización, anti capitalista y pro derechos humanos estábamos en movimiento desde el mismo instante en que se adjudico la organización de este Mundial de Fútbol (y los JJOO 2016) porque sabíamos lo que iba a ocurrir en Brasil.

Brasil ha tenido en los últimos 30 años un crecimiento económico brutal, convirtiéndose en miembro de pleno derecho del grupo de países emergentes. Como es habitual dentro de la ruleta trucada en la que el capitalismo neoliberal convierte la economía, tal aumento de la riqueza no se ha distribuido de manera equitativa entre los distintos estratos sociales, llegando a provocar una sociedad notoriamente desigual, en la que un 3% de la población acapara el 86% de la riqueza nacional, y en la que además, por las especiales condiciones geográficas y demográficas brasileñas un 56% de la población malvive en infravivienda (hablamos de las famosas favelas y de las zonas tribales del norte en la cuenca del Amazonas).

Fue a partir de 2002 cuando por fin la verdadera izquierda asaltaba el poder al ganar las elecciones de ese año el Partido de los Trabajadores de Lula da Silva. Así se iniciaba una época de gobiernos anti imperialistas en América del Sur que han potenciado las relaciones comerciales y diplomáticas entre ellos fuera del discurso del padre yankee y entendiendo su labor de gobierno como una herramienta en busqueda de la justicia social y el bienestar ciudadano de una región olvidada y deprimida que parecía destinada unicamente a ser el huerto y granja de Estados Unidos, así como una remesa interminable de mano de obra barata. Buena parte de los primeros años del gobierno de Lula tuvieron como fin buscar la equidad social, promoviendo planes en educación y sanidad (escuelas y centros médicos rurales, alfabetización y red de saneamientos en las favelas, programas de nutrición infantil y adulta, servicios sociales con especial atención a los hábitos sexuales y el riesgo de embarazos y enfermedades de transmisión sexual) así como un reparto más justo de la riqueza (mayor carga impositiva para los grandes salarios y fortunas patrimoniales, programas de becas para pobres), establecer un marco legal menos lesivo para los intereses del proletariado, potenciando mejoras en seguridad y salubridad laboral, así como una política de salarios más justos (promoviendo un salario mínimo y renta básica para las pensiones) y un cuidado especial del medio ambiente y los espacios naturales cariocas. Todo esto en política interior.

Sin embargo, en política exterior, a la red de relaciones estratégicas en defensa del mercado común que supone América del Sur con países como Venezuela, Ecuador, Argentina y el Chile de Bachelet, comenzo un proceso aperturista en el Occidente clásico (Estados Unidos, Canada y la UE) para promocionar una especie de "Marca Brasil" como lugar atractivo para inversiones que fomenten un empleo de calidad y cualificado, así como un mercado prioritario para muchos productos del hemisferio norte. Y dentro de esa política de imagen estaba la celebración de grandes eventos.

Lo que empezó con un proceso de visitas papales, congresos y certamenes deportivos de carácter minoritario, llevo a la candidatura de los JJOO para 2016 y a la organización del Munidal de fútbol 2014, solicitado en el año 2008. Y allí ambas organizaciones, COI y FIFA, entendieron Brasil, como un destino fantástico para continuar con sus prácticas habituales. Brasil, de la mano de sus gobiernos del Partido de los Trabajadores, les prometió mano de obra (más barata que la que podían encontrar, por ejemplo en Europa), una política de infrastructuras (aeropuertos, metros, autopistas) que se justificaban en las necesiades intrínsecas brasileñas, y por supuesto en espacios y contenedores deportivos para la celebración de los eventos, para que en ellas también pudieran entrar constructoras y contratistas que participan en los mismos fondos de inversion que la FIFA o el COI. Y por último dentro de uno de los paraísos turísticos mundiales (la ambivalente Brasil recibe a 50 millones de turistas al año) el potencial consumista del propio ciudadano brasileño, con la llegada masiva de turistas ávido del espectáculo deportivo propuesto.

Y para llevar todo esto a cabo, el Partido de los Trabajadores cambió su en cierto grado su política, lo que unido a distintos casos de corrupción (que a diferencia que los de "nuestro gobierno" han solucionado con expulsiones de partido, investigaciones y condenas judiciales) les hizo bajar en popularidad.

Lo que ha pasado y esta pasando en Brasil ahora mismo es que un país con graves problemas en materia de sanidad, educación, empleo, vivienda y seguridad se ha llevado a cabo el mayor gasto de la historia de los mundiales para construir instalaciones, estadios e infrastructuras y transportes, de dudosa rentabilidad posterior. Los vendedores callejeros han sido despojados de su medio de vida para dejar espacio a los patrocinadores oficiales de la FIFA. Y más de 150.000 brasileños han sido desplazados de su vivienda (su infra vivienda) para dejar paso a la maquinaria del dinero de al FIFA. La policía brasileña limpia con dureza favelasy las calles de niños pobres (se han denunciado incluso asesinatos) para dar buena imagen a los visitantes. Todo ello y más, mientras la FIFA saca del país los beneficios del evento para "tributarlos" en Suiza, dejando a los brasileños las pérdidas y los gastos, mientras la conflictividad en las calles crece, silenciada por los medios, como ocurre con las protestas de aquí, pero que les ha servido para ir obteniendo ciertos reditos en forma de derechos y prebendas rescatadas al gobierno local. Curiosamente, tras la eliminación de Brasil del torneo, nos quisieron vender, los altercados, que en todos los partidos y actos que tenian en el Mundia su explilcación se han ido produciendo, como fruto del descontento de los aficionados por el resultado deportivo. Aunque no discuto que alguno los hubiera, la realidad es que las protestas llevan en Brasil más de un año, por lo que todo esto no es más que otro insulto a la inteligencia desde los medios del sistema neoliberal.

Rapidamente entendieron muchos de los brasileños lo que se les venía encima, y lo que la organización de estos eventos les iba a ocasionar. Cuando el ayuntamiento de Sao Paulo, acuciado por las deudas de la construcción de un estadio de futbol, la ampliación del aeropuerto, la construcción de un monorrail desde la estación central de transportes hasta el estadio, más la ampliación de autopistas y viales. Pues bien, cuando el ayuntamiento decidió sufragar parte de estos costes con la subida un 40% del precio del billete de autobus, la ciudad, el estado y todo el país estalló en colera. La protesta ocupo las calles, se organizo y se hizo patente el malestar de la población brasileña que ha visto como su bienestar social quedo relegado a un segundo plano para el enriquecimiento de ese ente llamado FIFA (y también en lo correspondiente el COI).

Cuando los brasileños comprendieron la que se les avecinaba también salió a la luz las protestas de Grecia y Sudáfrica, donde pasados los eventos, se ha demostrado que COI y FIFA se llevaron los millones por la celebración de los mismos y las deudas quedaron para las poblaciones locales. Se habla, fuentes no oficiales, puesto que la FIFA al no estar considerada una empresa, no tiene un ánimo de lucro controlable, de 3500 millones de beneficio que se embolso la FIFA tras el mundial de Sudáfrica, justo o muy parecida a la cantidad, esta si auditada de deuda que esta afrontando el pueblo sudafricano fruto de la construcción y mantenimiento de infrastructuras, tanto campos de futbol y estadios infrautilizados como medios de transporte deficitarios. Más grave es lo de Grecia, donde 15 días de JJOO dejaron una brecha en las arcas públicas de más de 4500 millones de euros, en un país que por poner sólo dos ejemplos, ha visto desde 2008 caer en 10 años su media de esperanza de vida y en el que la malnutrición infantil alcanza el 40% de la población en edad escolar. Y esto en la Europa de los 12.



A los brasileños pobres, los de las favelas les han obligado a dejar atrás sus viviendas, mejor dicho infraviviendas, para que se pudieran construir diversos estadios de fútbol, o ampliaciones de autopistas y redes de metros para las avalanchas de un mes de mundial. Han estado sufriendo en los últimos años retrasos en los transportes por las obras y a su vez subidas en los precios del transporte público. En los tres últimos años, igual que el gobierno de #Españistan, han bajado los montantes de becas escolares, sólo para que se pudieran ir pagando los plazos de obra pública y fastos para gusto de la FIFA. A su vez han comprobado como sus clubes de fútbol tradicionales se han ido borrando de la utilización de diversos estadios, por el alto coste de mantenimiento, desdechando así una de las justificaciones políticas de la celebración del mundial. Un caso particularmente sangrante, es el de la ciudad de Belo Horizonte, donde el club local incapaz de llenar un estadio de 16.000 espectadores en el centro de la ciudad, y al que le ofrecian el estadio mundialista donde se han jugado 5 partidos del mundial, de 40.000 espectadores y a ¡25 kilómetros del centro de Belo Horizonte!

La agencia tributaria brasileña estima que dejarán de recaudar 150MILL de dolares durante el mundial. Además en toda la inversión no ha habido capital privado, dado los pocos réditos, o ninguno, que sacarón en Sudáfrica o en los últimos JJOO de Londres. Toda la inversión la ha puesto el pueblo brasileño. Como es posible que la construcción de estadios e infrastructuras (aeropuertos, metros, autopistas) pueden mejorar la vida de la población local, dentro de una sociedad tremendamente polarizada y desigual, con una penosa restribución de la renta y una entrega a las élites financieras y oligarcas brasileñas de toda la inversión, en detrimiento de lo público. Se ha invertido en el mundial, para gloria de la FIFA y las oligarquías locales y globales, dejando atrás a la población local, donde el coste de la vida se ha duplicado en pocos años mientras que los salarios se mantienen prácticamente igual.

Y no todo es coste económico que se reflaja en lo social y en lo político. También hay una factura ética. Por poner algunos ejemplos en Brasil los turistas que llegan a ver el mundial tienen tarifa cero en el transporte público. Los brasileños que han pagado el dispendio y tienen precios abusivos para sus condiciones. Esta desigualdad ha sido centro durante un año de las protestas en Brasil, pero no ha sido noticia en ningún medio del sistema en occidente, para evitar que se disipará el efecto llamada al evento futbolístico.

Pero hay más. Hay quien no duda de que el turismo sexual, una de las lacras más execrables y vergonzosas que existen ha tenido un repunte con la celebración del Mundial. Han aparecido paquetes turísticos con entradas a partidos de futbol, visitas turisticas a los lugares más emblemáticos como la playa de Copacabana o el Cristo de Corcovado, pero también a los suburbios y zonas de fiesta donde la prostitución es más asequible para el turista europeo y norteamericano. Y también la infantil. Mujeres, niños y niñas brasileños sufren la explotación sexual por su doble condición de víctimas del hecho violento sexual y de víctimas de la desigualdad y la pobreza. El turismo fomentado en el evento tiene una oferta no publicitada pero ímplicita en occidente que incluye el sexo barato. Sin embargo podemos decir que el plan brasileño para evitar la trata de niños y niñas contra la explotación social ha tenido un presupuesto de 4 millones de dolares, por los más de 10.000 millones que ha costado el estadio de Fortaleza.

Toda la ola de protestas de Brasil que conveniente y "extrañamente" ha estado solapada en los medios occidentales ha sido una constante desde 2007, momento en el que Rio fue designada como anfitriona de los JJOO 2016. Ya en ese momento comenzaron las movilizaciones por parte de asociaciones estudiantiles, sindicatos alternativos y movimientos ciudadanos e indignados brasileños de corte anti-globalizacion, anti-capitalista y anti-fascista. Pero fueron las protestas por las subidas y las malas condiciones de los transportes fueron las más multitudinarias, y las que colocaron el foco de la información alternativa al sistema sobre lo que estaba pasando, y el por qué había que apoyar al pueblo brasileño. Y bajó esa publicidad poco beneficiosa empezaron las operaciones de represión por parte de la policia brasileña. Hay datos escalofriantes: 885 muertos por cada año por la acción de la policia brasileña en el proceso de limpieza de pobres, represión de las protestas. Uno de cada 5 ciudadanos de Rio de Janeiro ha muerto desde el año 2007, desde el momento en el que se proclamo la candidatura de rio como anfitriona de los JJOO de 2016.

Por todo esto y más, se hace perentorio e inevitable que los movimientos ciudadanos y la revolución contra el neoliberalismo y el capitalismo depredador y suicida que nos imponen como sistema único, también pongan en su punto de mira organizaciones como la FIFA y el COI. Estas organizaciones supra-nacionales, funcionan como auténticas multi-nacionales acaudalando inmensas fortunas con los eventos que celebran, y que debemos recordar son por el propio hecho intrínseco y natural del ser humano, patrimonio de todos los hombres, y no deberían ser negocios claros de complejos empresariales que no tendría que tener otro objetivo más allá de la promoción del deporte, con sus hábitos de salud y esparcimiento, y que sin embargo funcionan a modo de conglomerados, sin ningún tipo de democracia interna, acaudalando millones y millones en cuentas en Suiza y otros paraísos fiscales.

Si queremos tener deporte se hace necesario promover organizaciones, desde asociaciones y clubes locales, hasta federaciones nacionales como internacionales, en las que prime el propio deporte y su promoción como algo beneficioso para el ser humano, en su salud y en su bienestar, no en la celebración de eventos para por un lado ser opio de la ciudadanía, y cobrarse esa labor de cerrar el campo de visión del pueblo con millones y más millones.

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