miércoles, 21 de febrero de 2024

Assange y la decadencia de Occidente

 

 

Imagen tomada del articulo de referencia del diario Público (21 de febrero de 2024)


Esta semana ha comenzado la audiencia en la que la alta Corte Británica dictaminará si Julian Assange debe ser extraditado a Estados Unidos, dónde se le reclama por espionaje, revelación de secretos y creación de una organización para delinquir (entre otros cargos), por las revelaciones que realizó Wikileaks en 2010, con casi 100.000 documentos militares y de los servicios secretos estadounidenses. Más de 700.000 documentos en total (391.000 pertenecientes a la Segunda Guerra de Irak en la segunda oleada de la filtración) que son la mayor filtración de información de la Historia.

El colosal volumen de los secretos revelados por Assange, Wikileaks y los patriotas colaboradores que filtraron la información desde los servidores de las instituciones militares, diplomáticas y del servicio secreto solo es comparable a la brutal calidad que los documentos presentan. Los papeles publicados revelaron las estrategias militares, de contra-insurgencia y espionaje empleadas por el ejército estadounidense y otros funcionarios de seguridad en el contexto de la Guerra contra el terror iniciada por el presidente George W. Bush tras los ataques del 11S. Las guerras de Afganistán e Irak, las intervenciones de todo tipo (militar, político, diplomático o económico) en otros puntos calientes que provocaron cientos de miles de bajas civiles (se estiman unas 70.000 sólo en los 5 primeros años de intervención en Irak), detenciones y secuestros forzados, desapariciones, torturas y asesinatos impunes.

Unas filtraciones en bruto. Documentos de todo tipo (textuales, grabaciones de audio, de vídeo, imágenes) puestos tal cual se encuentran en los archivos del Pentágono para que la comunidad mundial los estudiará, interpretará y re-publicase con análisis de contexto, labor a la que muchas cabeceras periodísticas internacionales de buena gana se sumaron. Hoy en día muchas de ellas, se mantienen en silencio por este atropello a riesgo de perder fuentes de financiación tanto vía subvención, como colaboraciones, inversiones y a través de la publicidad de muchas grandes marcas.

Esta impagable, democrática, libertaria y necesaria filtración sacó a la luz las tácticas, conductas, comportamientos e intenciones del todopoderoso conglomerado militar-económico de Estados Unidos, con sus agencias y recursos gubernamentales dedicados a fomentar el negocio de la guerra en todo el mundo. Y sin embargo, a la espera de Assange, los únicos que han pasado por los juzgados y prisiones americanas todo este tiempo han sido los filtradores, como la soldado Manning o el analista, fugado y refugiado político en Rusia Edward Snowden, acusados de alta traición y de “poner en peligro la vida de los soldados estadounidenses”.

Para el imperialismo yankee y la élite de las élites Julian Assange y Wikileaks son los enemigos públicos número 1, por cumplir con el papel que en democracia y en los sistemas legales de representación, participación y toma de decisiones dejan al periodismo como cuarto poder. Todo por revelar sus constantes e ininterrumpidas violaciones de los Derechos Humanos y de los convenios internacionales para su defensa y promoción. Una persecución por todos los medios y canales para acabar con Wikileaks y su legado, atacando las fuentes de financiación, y promoviendo ataques informáticos a los servidores tanto de la plataforma, como de los medios (generalmente auto presentados como alternativos, de izquierdas o revolucionarios). Toda una estrategia de opresión y silencio cuya cúspide es el proceso contra su fundador y promotor, Julian Assange, que de ser extraditado se enfrentaría a peticiones de prisión de 175 años en régimen de máxima exclusión.

Una situación que continuaría con la tortura en vida que lleva sufriendo Assange todos estos años desde la publicación de la primera oleada de filtraciones. Assange ha sido víctima de una torcitera y nauseabunda campaña de difamación y desprestigio, tratando de boicotear la publicación y la fiabilidad de la fuente primaria de la información. Ha sido acusado de violación, en un proceso muy anunciado pero cuya resolución demostrando la inocencia del australiano ha pasado desapercibida. También ha visto como era acusado de delitos económicos, emparentado con las mafias rusa o china. Un tortuoso camino que le ha llevado a ser detenido, llevado de una forma muy sospechosa y saltándose todos los convenios y garantías legales internacionales a Reino Unido (tras el brexit una suerte de limbo legal judicial en Europa para el principal aliado estadounidense). A ser retenido en prisiones de máxima seguridad, sin acceso a sus familiares y asesores legales. Y con un episodio dantesco como su asilo y encierro en la embajada de Ecuador en Londres, cuando un gobierno izquierdista en el país andino fue a su auxilio y rescate. En 2019 con el cambio del color político fue vilmente entregado a las autoridades británicas.

Desde entonces y con el paréntesis por la pandemia se inició el proceso de extradición a Estados Unidos por los delitos ya referidos, de espionaje y revelación de secretos.

Y contra esta situación tienen que levantarse toda persona que se declare demócrata, y quiera un mundo más justo, pacífico y en el que los Derechos Humanos sean el mínimo sobre el que construir una sociedad más fraterna y con futuro. Rebelarse en contra de la extradición y la tortura que está sufriendo Julian Assange, su familia y sus colaboradores, es defender la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho a la información que tenemos los ciudadanos. Porque todo este proceso es un intento de matar al mensajero para callar las voces, criminalizar y amedrentar a los periodistas y medios, y los particulares que se oponen a este estado de las cosas que sigue condenando al 99% a la inmundicia moral y material. Un poder alternativo al cuarto poder.

Muchos medios que se aprovecharon del trabajo desinteresado, gratuito y libertario de Assange, Wikileaks y todos los colaboradores, apenas han publicado una nota sobre el proceso abierto ayer, y sobre la situación de Assange todos estos años. No hay columnas de opinión que hablen de la vergüenza americana y mundial de que los urgidores, ya fueran cargos militares o políticos, que permitieron estas agresiones a los Derechos Humanos denunciadas por Wikileaks. Tampoco de los autores directos de tales tropelías y violencias a la más básica dignidad humana y a toda legalidad internacional, tanto en el contexto de la Guerra, como de la paz. ¿Dónde está la prensa libre en Europa? ¿Dónde está la sociedad civil europea? ¿Dónde están las organizaciones cívicas, partidos y sindicatos europeos que movilicen a la gente contra este atropello?

La Historia se repite como tragedia con pasmosa eficacia en una secuencia que acorta los tiempos y espacios en una espiral que compagina el dolor de las víctimas y la indiferencia de los testigos. Israel masacra Gaza cometiendo un genocidio con la población árabe y pobre de Palestina ante el silencio de un Occidente cobarde y descerebrado que acrecenta su carencia moral y los vicios decadentes de una sociedad que se desmorona. Pablo González, periodista español, va a encadenar su octavo confinamiento en una prisión polaca (un miembro de la UE, supuesto aliado) sin haber tenido un juicio y sin saber realmente en que se sustenta su reclusión. No hay periódicos, ni radios, ni televisiones, ni tampoco partidos políticos (salvo honrosas excepciones) que se cuestionen este atentado a la legitimidad de nuestro país y a un pilar fundamental de los estados democráticos como es la libertad de información. Y sin embargo, la opinión pública se ha tenido que tragar panegíricos a un nazi, corrupto, archimillonario por los tratos corruptos y nepotistas de su padre en tiempos del fin de la URSS, como Navalny sólo porque ha convenido presentarlo como un “opositor”, “demócrata” encima, de Putin. La misma basura humana que los opositores de Venezuela o Cuba que a lo que realmente se oponen es a que les usurparon el privilegio de masacrar y aprovecharse de las poblaciones vulnerables y pobres de ambos países.

Qué puede ofrecer Europa al mundo si no es un legado de democracia y ejercicio y defensa de la libertad y la dignidad humana. Posicionados de la debacle del perverso imperio estadounidense se está viendo arrastrar a una posición de mera atracción turística ante la emergencia de nuevas potencias globales que traen de la mano la decadencia de Estados Unidos como faro del mundo libre. Un nuevo mundo se está construyendo y lo único que podría aportar Europa es pisoteado cada día por seguir los dictados de unas élites endogámicas, homicidas e irresponsables entregadas al dinero y que desprecian los Derechos Humanos.

Ya estamos más que acostumbrados a que la élite se posicione siempre del lado del poder y no discuta ni uno sólo de los desmanes, hipocresías y chantajes que ejerce sobre el mundo y su ciudadanía. El caso de Julian Assange y Wikileaks es un buen momento para que el pueblo se posicione a favor de los Derechos Humanos y de un ecosistema global garante de la paz y la dignidad.

 

 

viernes, 9 de febrero de 2024

Autovías y Tractores


Hay convocadas diversas manifestaciones y acciones reivindicativas de corte de carreteras y accesos a ciudades por parte de algunas de las asociaciones agrarias. Están causando problemas de circulación y alterando lógicamente el orden y funcionamiento del país. Lo han hecho, por cierto, sin las pertinentes convocatorias y anuncios reglados por el estado de derecho, y no están recibiendo la coerción que se supone se le exige a las fuerzas de orden en estas ocasiones. Por recordarlo ante las agresiones de los esbirros del estado con permisos en la mano que algunos otros hemos sufrido.

Existe un descontento evidente y razonable en el sector agroganadero europeo y sus legítimas reivindicaciones y protestas están siendo instrumentalizadas por la extrema derecha, tanto en España como en el resto del continente, recogiendo el testigo de lo que fueron las protestas de los Chalecos Amarillos en Francia. Esto hace que sea muy difícil al común de los habitantes saber interpretar de qué va esto. Entre otras cosas, porque a los medios de comunicación de masas parece que les ha pillado con el pie cambiado y de sorpresa. Sin embargo, esto contrasta con el hecho de que la opinión pública, y también desde la izquierda, estamos absolutamente con los agricultores, ganaderos y con el mundo rural en general. Se entienden muchas de las reivindicaciones y de las problemáticas que existen, y aunque haya quien quiera hacer creer que tanto en el sentir popular, como en esos propios medios, como desde la izquierda se aplica una conciencia urbana que no acaba de entender la realidad del sector primario y de sus gentes, la realidad es que hay un consenso unánime en apoyarlas. Porque es natural y lógico, justo y digno. Y porque estas protestas en el fondo discuten los usos del modelo neoliberal aplicado en este caso al sector primario donde ha llevado la precariedad, la inseguridad y la indignad. Eso sí, la izquierda centrada en las cuitas internas y en el análisis teórico de procesos vuelve a estar alejada del conflicto, y queda el terreno baldío para que la política fascista y reaccionaria se apropie de estas protestas.

Sin embargo y que baste como ejemplo, como al segundo día de manifestaciones y algaradas, los medios han empezado a dar voz a supuestos portavoces del colectivo agrícola y ganadero. La sensación que queda es que esta propuesta va de una caterva de fascistas, metidos en la conspiranoia más aberrante, y sobretodo impulsados contra Perro Sanxe porque “no sé qué de la Amnistía”. Así entrevistan en las autovías o en plató a latifundistas, a terratenientes, a nobles y demás fauna que no ha cogido una azada en su vida. No sabe uno a ciencia cierta si es un “error” de los medios de comunicación de masas al confundir a estas asociaciones del campo, que son grupúsculos de patronos y dueños de los terrenos con entidades que fueran representantes de los trabajadores agrícolas. Ni siquiera con asociaciones mayoritarias. Pareciera que se trata de un mensaje buscado con una intención evidente.

Los tractores y las personas que los conducen protestan contra la Agenda2030, contra Marruecos, Sudáfrica o Chile. Contra los ecologistas porque desde la ciudad no conocen el medio natural. Contra la UE que llena de burocracia, requisitos y umbrales el día a día de la actividad agraria mientras firma acuerdos comerciales hiper laxos con los países del Sur. Y contra el gobierno. Por supuesto.

Que quede totalmente claro que desde aquí y desde toda la izquierda estamos con estas protestas, las apoyamos, las comprendemos y las respaldamos. Faltaría más. De entrada porque lo que están diciendo los agricultores y los ganaderos es lo mismo, igualito, que lo que lleva la izquierda, y particularmente Izquierda Unida, diciendo casi ya 40 años. Que el capitalismo neoliberal es suicida, opresivo. Que el acuerdo de Maastricht iba a traer la desregulación de las cadenas de distribución dejando a quienes se dedican al sector primario en una clara y flagrante desigualdad con respecto a los grandes comercializadores. Que añadía toneladas de papeleo y burocracia que lastraban el trabajo de los profesionales. Que iba a impedir el relevo generacional y por lo tanto aumentaría el fenómeno demográfico del éxodo rural. Que los acuerdos comerciales transnacionales, como el TTIP, dejan el campo y al trabajador a los pies de los caballos de los poderosos. Que iban a poner nuestros productos a competir con otros de escala global producidos con ningún tipo de control y con prácticas y técnicas abusivas y que laminan los derechos de los trabajadores, la salud o el medio ambiente. Que es vital un acuerdo de estado que proteja el medio natural incorporando las legitimas reclamaciones y las enseñanzas y trabajo de todo el mundo rural.

Desde luego la Unión Europea entregada al neoliberalismo ha mostrado una vez más su fracaso y el de esta ideología perversa y homicida. Ha dejado a su propio campo, a sus graneros y provisiones en una situación de desventaja flagrante con respecto a los productos importados de otros países y con los grandes mangantes de las cadenas de producción (no me he equivocado). Y por esta puerta, como ya pasó en el Brexit, la extrema derecha está valiendo su fuerza telúrica en el campo español para incluir su euroescepticismo, su negacionismo climático (y de propina, el entre géneros) y sus proclamas racistas y xenófobas. Y por supuesto, su único afán en tener el poder para saquear el país.

Como contraste estaría bien saber cuántos trabajadores del campo, braceros y jornaleros están siguiendo estas manifestaciones. Cuántos trabajan en el sector. Cuántos lo hacen con contrato y seguridad jurídica. Alguien ha preguntado a las mujeres del mundo del campo que llevan día a día el trabajo en la explotación, del hogar, de cuidados y a veces otro trabajo fuera del sector primario qué piensan de esto (sé que también hay hombres que hacen estas labores, pero el porcentaje de mujeres es abrumador). Hasta el momento las imágenes son de hombres. Casi todos mayores de 50 años.

Sin embargo, según estos ganaderos hay que “derogar la ley de bienestar animal” y “derogar leyes ambientales y de protección de especies que atentan contra la agricultura, ganadería y zonas rurales”. Pues me parecen una serie de reglamentaciones bien necesarias y que nada tienen que ver con el trabajo de los productores pequeños, y si sobre las formas de operar de las macrogranjas, los cotos de caza o las ganaderías de toro de lidia. Si a una empresa que dice que no puede pagar el SMI a sus empleados se le dice que lo mejor que puede hacer es cerrar, en este caso, aplico lo mismo: Si no puedes dar una calidad de trato a la vida de los animales que tienes en la explotación, mejor ciérrala.

Por otro lado, de toda esta protesta rechina bastante lo que tiene que ver con todo lo que es cuidado del Medio Ambiente y de la salud de la población como consumidores de los productos agroganaderos. No tanto por las reclamaciones frente a la Agenda2030. Sí, un emblema que  viene impuesto por las élites, pero que también es uno de los acuerdos internacionales vinculantes más ambiciosos a la hora de plantear políticas y alternativas en defensa del planeta y sus gentes. Y que señoras y señores, está proyectado para el año 2098. No creo que muchos de los que están cortando las carreteras esta semana se hayan leído el plan al completo, y sólo sigan las medias verdades vomitadas por intereses creados de quienes han puesto al campo en la situación actual y que no quieren que nada de eso cambie. De acuerdo en que las iniciativas más importantes que ya sabemos viene impuesta por las élites neoliberales como patada hacia adelante cuqui y en purpurina de un supuesto futuro de progreso y garantía de los derechos humanos pero sin cuestionar las circunstancias de base de toda desigualdad. Pero precisamente por eso, estos agricultores y ganaderos no deberían permitir jamás que la extrema derecha se apropie de sus legítimas y razonables preocupaciones y protestas.

No, se trata de cómo están estos agricultores españoles y europeos adaptándose al contexto cambiante que nos está tocando vivir. A un mundo en el que los combustibles tanto para producir como para transportar lo producido son cada vez más escasos, y por lo tanto más caros. Con un cambio climático real e imparable que está transformando la forma en la que los ecosistemas y sus integrantes se interrelacionan. Con fenómenos atmosféricos cada vez más extremos ya sean sequías, lluvias torrenciales, olas de calor más intensas y repetidas, u olas de frío siberiano más frecuentes. Y sin embargo, ahí los tienes cuestionando a la ciencia, en otra característica básica de lo que es Españistan, y al más evidente sentido común.

En el campo y sólo basta con mirar los resultados de todas las elecciones, se ha castigado tradicionalmente a la izquierda y sus políticos y programas, porque van a traer las penurias a lo rural. Las demandas ecológicas y por protección del medio ambiente se hacen desde la ciudad, sin comprender la realidad del campo, eso dicen, y por lo tanto, se dan mayorías a partidos de derechas que en principio les defienden. Craso error. Porque estas políticas de derechas, de desregulación de los mercados, son las que se cargan el medio rural por intereses especulativos que poco o nada tienen que ver con las necesidades de las poblaciones, de desprotección de la ciudadanía en todos su roles (productor, trabajador, consumidor), las medidas que han favorecido las concentraciones parcelarias hasta el mega-latifundio, las macrogranjas o la pérdida de los puntos de venta en cadenas de distribución más cortas, son las que han puesto la soga y atado el nudo alrededor del cuello del agricultor y el ganadero.

Sí, es muy fácil echar la culpa al urbanita que quiere productos más naturales, ecológicos y saludables. Que estos se produjeran con unas condiciones de prosperidad y dignidad para toda persona que participe en el proceso de producción, distribución y venta. Y que no se deteriorará el medio ambiente. Lo que pasaba hace 50 o 60 años en Europa, 40 o 50 en España. Con lo cual el relato de lo que siempre se ha hecho es falso. Porque antes no se abonaba con cientos de píldoras de colores. Ni se sulfataba a mansalva con drones y avionetas extensiones de 4000 hectáreas o más. Ni había cultivos de regadío donde tienen un suelo y un clima de secano. No se llenaba el buche del ganado con antibióticos a granel, ni se les tenía que impartir vacunas contra enfermedades que aquí no se conocían. Es la globalización y el neoliberalismo los que están cargándose el trabajo y la vida del sector primario. No lo olvidemos.

Y la derecha y la extrema derecha no van a parar esa rueda por muchas facilidades y promesas que hagan. Van a pisar el acelerador del capitalismo más depredador. Mirad lo que ha pasado en Reino Unido, en Estados Unidos, en Brasil o en Argentina. No van a redistribuir la riqueza. Recordemos que por ejemplo votaron en contra de la Ley que prohíbe a las grandes cadenas de distribución obligar a los productores a vender por debajo de coste. Algo que estaba pasando y sigue pasando por la carencia de inspectores que no se han puesto en las administraciones autonómicas que legisla la ultraderecha. Que llevan años gobernando administraciones y provocando trastornos a las personas y a las empresas, al medio ambiente y al patrimonio de todos. Que son corruptos.

No se cuestionan el estado de medio ambiente y de los derechos de los trabajadores del campo. O los formularios y requisitos burocráticos que tienen que hacer frente las explotaciones y sus propietarios. No han vigilado, de hecho han alentado, un reparto de ayudas a través de la PAC totalmente inmoral, injustificado y delictivo, durante ya 30 años.

Desde la izquierda no se puede ver a estas manifestaciones como expresiones de la extrema derecha. Eso sería un error. No comparecer y dejarles que llenen de banderas, muchas preconstitucionales, las justas reclamaciones del sector agrario y ganadero español y europeo sería perder otra oportunidad para poder construir un país más digno, justo y con futuro.

Además es preciso ayudar a que los pequeños productores puedan sobrevivir a este momento de zozobra y cambio, porque el pueblo en general está con ellos, sin usar banderas ni consignas rancias o fascistas. Simplemente porque la mayoría de la gente entiende la labor esencial del mundo rural, porque lo valoramos y lo queremos. Y porque entendemos que merecen un futuro y un bienestar con dignidad. Para todas y todos los integrantes del mundo rural.

 

 

miércoles, 7 de febrero de 2024

Qué no lo llameís feminismo

 


El día a día de la actualidad en Españistán suele estar salpicado de polémicas artificiales generadas desde arriba y que nada (o apenas un poco) tienen que ver con la realidad de la vida de las personas y de la dinámica social. El continuo teatrillo de la alta política con partidos, líderes y medios cumpliendo su papel para mantener alejada a la plebe de la toma de decisiones, y que estas, nunca atenten contra los privilegios establecidos. Cualquier declaración o proyecto es susceptible de ser atacada por el rival político, merced a sus sicarios mediáticos y por las respectivas turbas en las redes sociales que la vilipendian o defienden sin crítica según corresponda. Ocupa horas de televisión y radio (supongo que algunas páginas en periódicos también) vertiéndose toneladas de contaminante opinión sesgada, parcial e indocumentada, vomitada por tertulianos y todólogos.

A escala, desde lo nacional hasta lo local, se reproduce el patrón, y los temas planteados siempre desde arriba permean la capa freática de la opinión pública relegando al ostracismo las noticias y hechos que si que tienen que ver con la vida de las clases populares, la calidad democrática, el sentido ético de la sociedad o la conservación de todo tipo de patrimonio común.

A veces estos temas, e insisto, lanzados por las élites, son esporádicos y solamente una vez cada 4 o 5 años atentan la santa tranquilidad del ciudadano medio. Las más de las veces son acontecimientos que periódicamente vuelven y revuelven para mantenernos a todos ocupados discutiendo lo que a estas alturas de la película debería estar ya bien claro.

Estos temas recurrentes pueden ser de todo tipo. Políticos y sociales, también económicos, pero sin duda, los más polémicos son aquellos que cuestionan los convencionalismos y patrones culturales. Por ejemplo, están las discusiones en torno al balón, en cuanto a la selección española o la polémica semanal entre farsa y mandril. Cada español era un seleccionador nacional y una espada en los ejércitos de las dos españas futboleras, pero gracias a los dineros de las televisiones se ha alejado el fútbol a muchos que no pueden pagar estos empeños, y el ruido sobre la pelotita rodando ha ido bajado bastantes escalas. O al menos eso me parece a mi.

Luego hay acontecimientos culturales como las galas de los Goya, los premios literarios o algunas fiestas populares que asaltan la tranquilidad, merced a la más torcitera manipulación mediática cuando lo que en esos eventos se expresa no es precisamente lo que quieren que se diga por parte de las élites.

Pero si existe un evento que marca la polémica es todo lo que tiene que ver con Eurovisión. El competir en un contexto europeo (bueno más o menos) con una canción pop, que sea más o menos representativa y del buen gusto lo más generalizado posible, hace enervar las más bajas pasiones hispanas, volviendo a configurarse las dos, o más, españas.

No es poca cosa y no me parece, de entrada, negativo, puesto que una de las funciones de la cultura y el arte (si una canción pop enlatada y perpetrada desde parámetros de negocio puede considerarse arte) es cuestionar los rigores ideológicos y los marcos de convivencia, haciéndonos pensar, reflexionar, sentirnos incómodos para así, por medio de esa reflexión, ser mejores. Si esto se produjera sin más pues hasta el negocio estaría bien inventado.

Y digo negocio porque ya hace mucho que el ente público, RTVE, lo convirtió en un modo de facturar a través de las audiencias, patrocinios y productos varios.

Cuando surgió Operación Triunfo se abrió la veda para generar un microcosmos que comprendiera todo lo que tiene que ver con el concurso internacional, y al tiempo que automáticamente se acabó la música en vivo en RTVE (repasen los cachitos y cuenten cuantos pedacitos salen después de 2001) se generó un negocio y una acaparación de atención que periódicamente sublevaba a las audiencias.

Este año no ha sido una excepción. En los últimos años y tras la troleada mítica del Chikilicuatre, RTVE controló mucho más uno de sus productos estrella y montó una suerte de festival en Benidorm, al que en teoría podía llegar cualquiera que reuniera los votos populares necesarios. Primera falsedad porque en realidad todo queda planteado y producido por los gigantes de la música de este país. Así está siendo estos últimos años. Y para completar todo el guiso y que éste no se salga de los parámetros que requiere RTVE entre un jurado “profesional” y un recuento del voto telemático algo sospechoso ya van tres años que colocan al producto en forma de canción y voz femenina que va a representar a España en Eurovisión.

Este cóctel resulta explosivo por naturaleza y el resultado siempre es polémico. Si hace dos años se desechó a las favoritas del público Txantxugueiras y a Rigoberta Bandini por una canción interpretada por una mujer semidesnuda, que encima canta en spanglish, en lugar de mandar una canción en gallego a Eurovisión. El año pasado se apostó por la clásica canción de flamenco pop en vez de otras propuestas que tenían mucha más aceptación del fan eurovisivo español. Y este año, la polémica no ha sido menor y ya está aquí.

Los representantes de España en Eurovisión será el dúo de electropop Nebulossa con la canción “Zorra”. Un pastiche facilón y perfectamente olvidable que pone el acento en que una mujer, y especialmente las mujeres de más de 50 años (la intérprete femenina tiene 55) pueden hacer lo que quieran. Faltaría más. Todos los que somos demócratas, anti-fascistas, feministas y con sentido común, estamos de acuerdo.

La cuestión es si es apropiado la apropiación del término “Zorra” para la causa feminista a través de una canción que va a recibir toneladas de promoción.

El apelativo tomado del precioso y pequeño cánido silvestre de frondosa cola y alargada boca y nariz, tiene un matiz distinto si se lo ponemos a un hombre o a una mujer. Lo que para el hombre es sinónimo de “listo, astuto, atento o vivaz”, para la mujer lo es de “promiscua, ligera, insolente o facilona”. Lo que para uno tiene una connotación positiva que emana inteligencia, para la otra es negativa y provoca escarnio por la falta de moralidad y por la pulsión sexual. Es evidente que muchos, erróneamente y a veces dejados por la costumbre, hemos usado este término de estas formas. Pero es que es el insulto, junto al de puta, fácil y asiduo en la boca del machista cuando regaña a una mujer que no le hace caso, o que quiere unas iguales condiciones laborales, reclama sus derechos, o incluso cuando la tortura y la mata. Por lo tanto, estamos ante un término con una connotación violenta y opresora. O es que se os ha olvidado lo que ha pasado con la selección femenina de fútbol.

En este sentido, el apropiarse del término “Zorra” podría ser positivo. Pero hay que comprender que esto no se hace de la noche a la mañana y tienen que pasar generaciones para que se pueda dejar atrás el uso maniqueo del vocablo y que se sume a un diccionario de igualdad. Por ejemplo, y esto lo sé gracias a un amigo afroamericano de ascendencia caribeña que trabajó en Estados Unidos antes de venir a España, la apropiación del término despectivo “Negro” (Nigga en inglés) por parte de los afroamericanos ha terminado en fracaso. Porque usar entre ellos el apelativo que emplean los blancos cuando hablan despectivamente de la población afroamericana, no se ha traducido, por más que hayan pasado treinta años, en que se le quite la connotación racial y de clase, y siguen siendo asociados a los bajos fondos, la delincuencia, la marginalidad o la drogadicción.

Por lo tanto, si bien puede ser interesante el poner el énfasis en el uso que hacemos del lenguaje, pero de ahí a validarlo porque es la canción de Eurovisión, va un trecho.

No conozco a ninguna mujer que le guste que le llamen “Zorra”, y creo que oír a todas horas como se avecina la cancioncita de marras es un martirio innecesario. Pero es que es más que eso, puesto que la representación nacional en Eurovisión sea “Zorra” puede que mande un mensaje a fuera de nuestras fronteras, pero también dentro, bastante perverso. No creo necesario explicarlo, salta a la vista.

Llegados aquí hay que hablar del contexto en el que se pretende la canción funcione como campaña: El festival de Eurovisión.

En primer lugar, por la propia puesta en escena que se replicará en Suecia. Bailarines ligeros de ropa, una cantante sexy que reproduce una vez más el ideal de sexualización de la mujer, y contoneos de índole sexual. Es decir, una vez más estamos ante una cosificación de la mujer, entendida como objeto sexual, a la que coyunturalmente se suma el hombre representados por los bailarines, que por otro lado no dejan tampoco de cumplir con el estereotipo queer. Por lo que son las apetencias sexuales del hombre, sea hetero o no, las que se satisfacen a través de las personas cosificadas en pantalla. Todo eso con el mensaje machacón de que “y qué si soy una zorra”, por lo que si de lo que se trata es de retirar la connotación negativa a la palabra “Zorra” y romper con los estereotipos impuestos por el heteropatriarcado y la opresión machista me parece que estaremos, como mínimo, ante un intento fracasado.

Por otra parte es preciso completar el cuadro del contexto. Eurovisión se ha convertido en un evento de amplio calado reivindicativo de los colectivos LGTBI, y es algo bien positivo, y que no tiene que ser sentido como excluyente. Y estos colectivos no deberían dejar que las mujeres se sintieran menospreciadas o incluso insultadas por una canción porque se le quiera dar una patina rompedora a una cosa que por lo de más, es bastante pro-sistema. Fundamentalmente, porque en esa barricada de sufrir la opresión del machito ambos colectivos están juntos. Y porque pareciera como si no fuera suficiente el machismo ejercido por los heterosexuales, también tuvieran que soportar el machismo ejercido por homosexuales o transgénero. Mucho cuidado con esto, porque esto laminó muchísimo la labor del Ministerio de Igualdad la anterior legislatura. Vuelvo a insistir en que dotar de derechos a un colectivo, no tiene que significar impedir que otro los obtenga, o que incluso los pierda.

Volviendo al propio festival de Eurovisión, al fin y al cabo estamos ante una verbena musical televisada en el que la parafernalia de la puesta en escena, los mecanismos y códigos aparecidos y las músicas, indumentarias, actitudes y temáticas expresadas no son más que la agenda heteropatriarcal, que huele a cerrao y que saca muchas de las peores cosas del país. Parece mentira que corriendo ya el siglo XXI tengamos que conformarnos con unas actuaciones musicales televisadas (no sólo la de “Zorra”) como las del evento del pasado sábado. Pero quizás si, sea por esto mismo por lo que cada año todo lo que rodea a Eurovisión es sinónimo de polémica.

Más si cabe en una edición como la que se avecina, con la presencia de Israel inmersa en una Guerra de ocupación y exterminio de la población palestina. La invitación israelí no se discute, porque claro, todos sabemos que “Eurovisión es un festival apolítico”, pero esto choca y mucho si recordamos el caso de Rusia vetada (al igual que en las competiciones deportivas) por su guerra y ocupación de los territorios rusófilos de Ucrania.

Me da mucha pereza tener que escribir esto para ordenar mis ideas, porque Eurovisión y el trato que RTVE da a la música me decepciona bastante o directamente no me interesa. Pero lo que no hay quien pueda comprender son las severas taras e hipocresías con las que tenemos que desayunarnos cada día. Más si cabe cuando estas lastiman o dañan a las mujeres.

lunes, 5 de febrero de 2024

Política ficción: La Independencia de León

 

Imagen de la manifestación convocada el pasado domingo 21 de enero de 2024.

 

Hace un año y medio ya escribí sobre la Región Leonesa y la necesidad y conveniencia de que se constituyera en la décimo-octava autonomía para dar algo de dignidad, futuro e identidad a las tres provincias del Oeste castellano-leones. Pues bien, hoy, con la legislatura ya funcionando y con la agenda de oposición mediática de la derecha fascista y ultraliberal puesta en marcha se han reactivado las cuestiones que discriminan a estos territorios. Por lo tanto, me he animado a juntar unas letras en un hipotético paso más allá: el de una propuesta de independencia y nacionalismo leonés que crearán una nueva nación-estado en la península Ibérica.

A estas propuestas reivindicativas que estos días han sido noticia, mediática en sus lugares, apenas un breve a nivel nacional, se suman las élites políticas y económicas de los territorios, como en el caso de Salamanca con su alcalde y su cueva de ladrones del PP. Por supuesto, lo hacen ahora para hacer ruido y oposición, cuando ha quedado claro que no van a tener en su poder los artefactos del gobierno central. No olvidamos que buena parte de los desvarios y despropósitos que sufrimos vienen por sus administraciones corruptas, inmorales e inútiles. A los que, ya seamos organizaciones, colectivos o personas individuales, nos encontramos desde hace muchos lustros reclamando oportunidades para estas tierras nos congratula poder sumar a las élites políticas y económicas de los terruños a las mismas, y sólo pedimos que respeten la identidad propia de estas reivindicaciones, que no las instrumentalicen burdamente por intereses particulares, y sobretodo, que si son coherentes se queden aquí cuando en la rueda turnista del poder representativo de las democracias liberales les toque gestionar lo de todos.

Pasado el mega-ciclo electoral de 2023, se han vuelto a animar los movimientos y plataformas de defensa y denuncia, las manifestaciones o propuestas en pro de la sanidad y la educación públicas, que sufren la desigualdad inherente del estado centralista españistaní, y la horrenda gestión autonómica del PP, ahora con los neofascistas. Pero fundamentalmente está resonando la reclamación por la restitución, cuando no creación directamente, de un servicio ferroviario digno para Salamanca, y también para todas las provincias del Oeste peninsular, vertebradas por aquel invento de la Ruta de la Plata.

Salamanca fue la primera ciudad y provincia de Castilla y León que perdió sus conexiones ferroviarias que no tuvieran destino a Madrid. Durante un tiempo incluso fue imposible ir en tren a Valladolid. Pero lo más importante es que perdió las conexiones a Norte y Sur con las provincias limítrofes. Para colmo, nunca estuvo sobre el papel la salida al Oeste hacia Oporto en un tren que por su sólo planteamiento salta a la vista ya sería rentable. Sin embargo, la falta de rentabilidad fue la excusa para que hace ya muchos años se eliminasen las líneas provinciales que conectaban la raya y las comarcas con la capital provincial. Hoy son vestigios de un pasado que ya no volvera, y las infraestructuras como el espectacular tren minero de las Arribes y la Fregeneda, o la línea Alba de Tormes-Salamanca son meras atracciones turísticas (El Tren del Hierro en el caso del primero, una vía-verde en el segundo).

De este modo Salamanca se sumó a otro buen número de ciudades y provincias maltratadas en la construcción del sistema ferroviario nacional como Cáceres y Badajoz, Asturias en sus comunicaciones con la Meseta, la región "Mudéjar" (Sur de Zaragoza, Teruel, Soria, Guadalajara, Cuenca e interior de las provincias de Castellón o Valencia).Y es que en España, tenemos un problema muy serio cuando con el dinero de todos se construyen y mantienen infraestructuras que solo sirven para que los habitantes de la capital central se muevan por el país a su antojo y el resto tengamos que jodernos, y o pasar por allí, o funcionar con el vehículo privado. Y no olvidemos que no hace tantos años, en realidad a penas unos viente, que las comunicaciones viales por carretera mejoraron en muchas de estas provincias, y en Salamanca en particular, al llegar la construcción de autovías (otras ciudades todavía no han tenido esa suerte).

Por lo tanto, no hay nadie con dos dedos de frente que sepa leer y contar que pueda defender mínimamente el estado actual de las cosas a menos que tenga intereses pecuniarios en la cuestión. “Tenemos” un país a dos, o más velocidades, con regiones (y sus poblaciones en muy diversas y desiguales escalas de oportunidades y aprovechamientos) acaparando todo el poder económico y el dinamismo social. Y en cambio, quedan otras, depauperadas, empobreciéndose, quedando como destinos turísticos pintorescos o de fiesta barata, cuya principal materia de exportación es el talento de sus jóvenes.

Solo con echar un vistazo a las estadísticas demográficas y económicas comparativas entre provincias y regiones para constatar empíricamente lo que está sucediendo y la necesidad y justicia de los planteamientos que reclaman estas infraestructuras.



Por poner en antecedentes las reclamaciones que desde Salamanca se están haciendo van desde la restitución del cuarto y quinto tren diario a Madrid (suprimidos con la excusa de la Covid-19) y mejora de la puntualidad de estos servicios. La re-apertura de la Vía de la Plata, es decir, el tren Gijón-Sevilla que de Norte a Sur recorría la zona Oeste del país, en una reclamación a la que se han sumado todas las provincias que han visto perdida esta conexión. También, y gracias en buena medida al impulso puesto por Portugal y por la UE de la creación de un tren entre Oporto y Salamanca (con extensión hacia Madrid). Y por último, también debido al interés del gobierno portugués y de la Comisión Europea de la puesta en marcha del Corredor Atlántico una infraestructura que busca generar un dinamismo comercial e industrial en el Sur del continente que equilibre el peso del eje del Mar del Norte, y que al igual que el Corredor Mediterráneo tienen que ponerse en marcha sin tener que pasar por el agujero negro del estado españistaní: Madrid.

El caso es que llegados a este punto yo me he puesto a reflexionar y a volver a calibrar sobre la idea de un movimiento nacionalista, instrumentalizado en forma de partido político, es decir, de fuerza electoral, sin marcar una agenda de izquierdas o de derechas. Este ejercicio de política ficción era una conversación habitual en mis tiempos de bachiller cuando con otras personas lúcidas y atentas nos conformábamos nuestra manera de pensar y observar el mundo. Quizás influenciados por el ejemplo de la burguesía catalana consiguiendo beneficios del gobierno central del mequetrefe de Aznar y su banda de ladrones y secuaces. Pero ahora también lo ha motivado la bastante desencantadora gestión del nuevo ministro de transportes, el ex alcalde de Valladolid, Óscar Puente. De momento mucho más centrado en su papel de azote de la oposición y de tuitero mayor del gobierno, Puente ha minusvalorado la trascendencia de las manifestaciones y reclamaciones expresadas, incluso teniendo en cuenta que sus compañeros de partido dentro del PSOE de Castilla y León las están respaldando.

Entre zasca y zasca le ha dado tiempo a anunciar una nueva mega inversión para ampliar el aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez con una infraestructura que corresponde más a los intereses de las élites financieras y constructoras, de aquí y de más lejos, que a las necesidades de transporte.

Otra inversión que se cuenta por cientos de miles de millones para la capital cuando con "apenas" unos 400 millones las infraestructuras demandas por el Oeste del estado español se podrían poner en marcha. No sé qué indigna, cuando no encabrona más: El seguir perdurando un modelo de estado centralista que deconstruye España y que, por cierto, ha ido fatal para las propias aspiraciones del PSOE y de la izquierda; el que se siga apostando por un modelo de transporte absolutamente fallido, sobredimensionado, irracional e insultante en un contexto de cambio climático de origen antropocéntrico; o que estas medidas las haga un político salido de Castilla y León. Y me da bastante igual que sea una medida que anuncia y ha trabajado su antecesor.

Lo cierto, es que en buena parte de la opinión pública de Salamanca y de León este anuncio ha provocado indignación. Sobretodo en quienes como digo, llevamos años en organizaciones que claman por algo de inversión y dignidad para estas tierras y que vemos, que indistintamente quien gobierne se sigue dando una preponderancia a Madrid que va a seguir chupando juventud y riqueza de lo que tiene alrededor. Es que ya no es el coste de oportunidad perdido. Es que se afianza un modelo que si que de verdad rompe España.

En este sentido, hay que recordar que si ahora se han sumado el PP a reclamar trenes y líneas para León es más fruto de su estrategia de oposición ante los pactos del gobierno central con el independentismo catalán. Por lo tanto, poca o ninguna colaboración vamos a encontrar ahí, ni con unos ni con otros, lo que me lleva de manera inevitable a cobrar ejemplo y plantear, por qué no, una independencia de León.

Si el antiguo reino de León, con Zamora y Salamanca se lanzará una campaña que buscará una independencia para constituidos como nación-estado soberano poder tener más dignidad y oportunidades para sus gentes qué pasaría.

Imaginamos por un momento que estas reclamaciones encuentran acomodo en las regiones a Norte y Sur. Asturias y Extremadura. Comparten con nosotros algunos aspectos identitarios y culturales que han salvado montañas y valles, pero sobretodo compartimos ser parte de una España Maltratada, ignorada y pitorreada.

Sería un nacionalismo de la zona más pobre del país, a diferencia de los nacionalismos independentistas catalanes y vascos, planteados por las burguesías industriales de las regiones más ricas del país, punta de lanza en cuanto a dinamismo social y avance científico y técnico.

Renta por habitante año

 

Aquí quienes queremos ser un país somos los más pobres de España. Y a lo mejor queremos ser un país, o a lo mejor queremos integrarnos en Portugal, por qué no. La constitución actual de la península Ibérica bebe y mucho de las apetencias de una adolescente como era la infanta Isabel, la posterior católica, que en aquel momento no estaba destinada a ser reina de Castilla y que desecho casarse con el príncipe portugués, su primo segundo de parte materna, y si con el príncipe aragonés, también con el mismo parentesco. Quiero decir con esta anécdota histórica que muchas de las instituciones y realidades que hoy se dan por sentadas, tienen su origen en cuestiones bastante, cuando menos, azarosas.

Pero volviendo a la cuestión imaginada, qué pasaría si León pidiese la independencia (León, entendido como reino medieval casi mítico, junto a Zamora y Salamanca). De entre los factores que favorecerían la creación de este artilugio y consenso político podrían emplazarse dos: Uno, a nivel institucional, con la remembranza de las Cortes medievales de León, las primeras asambleas de carácter legislativo y participativo de la Historia europea, y que ya en tiempo, decidieron aspectos que tenían que ver con estas provincias, por lo que compartimos un pasado común. Y en segundo lugar, el sentimiento compartido de sentirse discriminados por Madrid y por Valladolid, por lo que se hace necesario un repliegue identitario entre quienes sufren las consecuencias de tales discriminaciones. Nos faltarían algunas cuestiones básicas a la hora de construir estados-nación, como una lengua propia y compartida, y a la vez, superar estos casi 50 años de colocación castellano-leonesa. Pero todo sería posible.

Pues sólo se me ocurre un caso moderno con el que comparar, el de un territorio más pobre que pide la independencia de otro más rico. Normalmente, insisto, son las naciones más ricas las que piden independizarse (Euskadi, Catalunya, Roselló, Córcega, Flandes en Bélgica, etc., quizás el ejemplo más disonante sea el escocés con respecto a Reino Unido).

El único caso similar fue lo que sucedió en los años 90 en Checoslovaquia a la caída del Muro de Berlín y del Comunismo. Poco más de un año después la clase política eslovaca atendía ciertas presiones populares para solicitar su independencia de Chequia. Había diferencias culturales y sobretodo económicas. Checoslovaquía había sido fruto de los acuerdos de Versalles tras la Primera Guerra Mundial y el acuerdo de Trianon en 1920 que desmembraba el antiguo Imperio Austro-Hungaro tras su derrota en la contienda. Todo el imperio se fracturó en diversos estados pequeños, con cierta cohesión interna a través del idioma, lo que condujo a la creación del estado de Checoslovaquia que aglutinaba no sólo a Chequia y Eslovaquia, sino también a Moravia y Bohemia (incluidos los condados alemanes de las montañas de los Sudetes que serían objetivo de Hitler en el Tercer Reich).

La nueva nación de Checoslovaquía deambuló sin coherencia interna antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Hasta 1939 la amenaza desde Alemania y desde Hungría marcó al país que al mismo tiempo se dividía entre comunistas en Eslovaquia y anticomunistas en Chequia, liderados por el sacerdote colaboracionista nazi, Tiso. En 1939, ante el avance nazi, Eslovaquia se constituyó en estado independiente comunista, pero su estatus sólo duro hasta 1945, cuando en la Europa salida de la Guerra se decidió consagrar Checoslovaquia que pasó a formar parte del bloque del Este regido por el partido comunista checoslovaco. Como digo el período comunista no funcionó a la hora de dotar de cohesión y fraternidad (a través de la clase trabajadora y la ideología socialista) al conjunto del estado, y se mantuvieron las aspiraciones de las dos naciones que estallaban cuando desde Praga se pedía democracia y libertad.

La caída del muro provocó que se fueran marcando las diferencias entre Chequia y Eslovaquia. La Revolución de Terciopelo en 1989 provocó la caída del régimen comunista colaborador con la URSS. Bajo un estado, Checoslovaquia, convivían dos repúblicas federales con claras diferencias económicas y sociales. El más dinámico, industrial, urbano y occidental Chequia y la más rural y agraria Eslovaquia. El resultado fue que las aspiraciones soberanistas de Eslovaquia fueron creciendo a medida que se plasmaban las mayores diferencias ante la apertura de mercados y la aplicación de liberalismo económico. De este modo, en julio de 1992 Eslovaquía se declaró como estado soberano.

Esto no provocó ningún conflicto con Praga que aceptó la situación y pasó a negociar abiertamente la independencia de las dos naciones en lo que se conoce como el Divorcio de Terciopelo. Finalmente se anunció para el último día de ese mismo año. A 1 de enero de 1993, República Checa y Eslovaquia eran dos naciones distintas y soberanas que se fueron incorporando a su ritmo, pero al mismo tiempo, a las instituciones internacionales como el Consejo de Europa, la OTAN o la Unión Europea. Por poner en comparación, basta el ejemplo coetáneo de Eslovenia y Croacia, las dos naciones más ricas dentro de la antigua Yugoslavia que proclamaron su independencia al mismo tiempo. Todos sabemos y recordamos lo que pasó.

Por este motivo, me parece tan significativo el ejemplo de Eslovaquia para una hipotética independencia del Reino de León (León, Zamora y Salamanca), ampliado a Asturias y Extremadura. No tengo ninguna duda de que las élites del estado españístaní aceptarían aliviados sin más un planteamiento así y se abriría el proceso de negociación. Evidentemente, todo tendría que hacerse con un buen respaldo popular, porque aunque los movimientos se planteen desde arriba, estos tienden a beber de las inquietudes y sentimientos de abajo.

Otra cosa es que desde Madrid una independencia de León, Zamora y Salamanca no se pudiera aceptar para no dar ejemplo a Euskadi y Catalunya, absolutamente fundamentales para mantener este chiringuito que es Madrid, digo España. Por lo tanto, quizás sería lógico pensar pese al loable ejemplo eslovaco, en caso leonés también hubiera hondanadas de hostias.

En todo caso, y valga como conclusión, me lo he pasado muy bien estas dos horas largas preparando y escribiendo estos párrafos, y espero sirva, para quien lo lea en pensar en lo que podría pasar, y fundamentalmente, en la necesidad ya imperiosa, de otorgar dignidad y futuro a las gentes y los territorios del Oeste peninsular. Lo necesitamos, lo queremos y lo reclamamos.


 


jueves, 1 de febrero de 2024

Cine, Historia y Arte: El Tormento y el Éxtasis

 


En 1965 se estrenaba The Agony and the Ecstasy, plasmada en castellano como El Tormento y el Éxtasis, película histórica de género dramático, ambientada en la Roma del Renacimiento italiano, en el siglo XVI (el Cinquecento) dirigida por el director inglés Carol Reed sobre un guión basado en la novela biográfica del mismo título publicada ese mismo año por el escritor norteamericano Irving Stone.


The Agony and the Ecstasy

Director: Carol Reed

Guión: Philip Dunne sobre un texto de Irving Stone

Año de estreno 1965

Origen: Estados Unidos, Italia.

Duración: 126 minutos.

Idioma(s): Inglés (IMDB, 2023).


 

 

La película tuvo una recepción limitada en su tiempo con un respaldo del público en taquilla modesto y de la crítica bastante frío, en un contexto para el cine norteamericano muy mediatizado por el gran éxito de las grandes producciones de época, los conocidos pupuls o películas ambientadas en la Antigua Roma, que mezclaban historia y epopeya en películas de aventuras con apariencia de dramas históricos.

Pareciera como si en aquel momento ni siquiera el extraordinario cartel con dos de los grandes nombres del cine del momento, Charlton Heston y Rex Harrison, hubiera podido animar a los espectadores a escoger esta película en un año en el que los premios les fueron esquivos bajo el fenómeno de Sonrisas y Lágrimas (junto a Doctor Zhivago, El Tormento y el Éxtasis son las dos grandes “damnificadas” de la película de Robert Wise).

Probablemente fuera el tema y muy especialmente el tono elegido para narrar la historia lo que marcó la primera andadura de la obra de Reed. Sin embargo, y con justicia, ha pervivido como una obra de culto, imprescindible para quienes gustan del buen cine, más si cabe de ese que te cuenta cosas con las que aprendes y con el que puedes filosofar. Una película que sin duda ha envejecido de muy buena forma, a la que no le pesan los años, ni siquiera en las interpretaciones (y tampoco en el doblaje al castellano, ya que para escribir esta entrada he visto la película primero en versión doblada, y luego la versión original).

En cuanto al tema no podría haber uno más trascendente y a la vez singular. Roma, 1508. Los Estados Pontificios se encuentran ante una encrucijada al ser hostigados por varias potencias europeas, y principalmente por la familia Borgia desde dentro de la península itálica. En noviembre de 1503 Giuliano della Rovere asciende al papado con el sobrenombre de Julio II y sustituye al fallecido papa Pío III quién sólo ocupó el papado 25 días tras la muerte de Alejandro VI, el valenciano de Xátiva Rodrigo de Borja (Borgia italianizado) que en conveniencia con sus hijos Juan, Pedro, Lucrecia y sobretodo César había despojado al estado papal de muchas de sus posesiones, en especial las marcas hacia el Norte (“pequeños” territorios asimilados por ciudades-estado y regidos por los ducados que eran empleados como campos de cultivo), para afianzar a la Casa Borgia dentro de la nobleza de la miríada de ciudades-estado y repúblicas italianas de la época.

Julio II se ve en la necesidad de recuperar todo el terreno perdido para los Estados Pontificios y al mismo tiempo de ganar poder para su apellido, por lo que su papado llevará una triple estrategia. Por un lado, ampliará los tentáculos de la política interna en la Iglesia y el estado papal (ambos lo mismo) empleando los tradicionales usos del nepotismo y el clientelismo para afianzar a familiares suyos tanto en la curia como en la nobleza italiana, sin obviar el empleo del matrimonio de conveniencia, la extorsión o las alianzas más insospechadas. Al mismo tiempo empieza una concatenación de guerras de defensa primero, y luego de expansión y dominio de los Estados Pontificios por toda la Península Itálica, pero con ramificaciones a Cerdeña, la Provenza francesa, el Sur de Alemania o incluso Navarra. Fruto de esta intensa actividad guerrera le lleva a fundar la todavía hoy presente Guardia Suiza. Su anhelo principal es unir a todos los estados italianos para lograr una unificación italiana bajo la fuerza aglutinadora de la religión católica, con Roma como capital y él como Rey. Esta actividad le llevó a grandes campañas fuera del Vaticano, liderando sus tropas y mostrándose al mismo tiempo como un gran estratega militar y un no menos diplomático manipulador, que sin embargo, a su muerte no había conseguido la unificación italiana, pero si restituir muchos de los dominios del Papado que sus antecesores habían perdido o usurpado. En cambio, su actividad eclesiástica y concilial se vio reducida a las órdenes para la evangelización del Nuevo Mundo dispensada a la Corona de Castilla, así como varios privilegios jubilares y de peregrinación, que más allá de la trascendencia simbólica, religiosa y cultural (esta última vista con perspectiva temporal) se debían a favores con los que comprar voluntades que se aliasen con sus intereses militares y personales en la causa italiana.

El tercer aspecto de su política como Papa es en el que se centra la película: Su legado potenciado a través del arte y su labor como mecenas.

Julio II fue un gran patrocinador del arte y el Renacimiento italiano. Sin duda, no se puede obviar un íntimo interés personal en el arte en la figura del papa, sobretodo por lo que sabemos de su etapa como Giuliano della Rovere, pero con su ascenso al trono papal la importancia de legar un patrimonio artístico y arquitectónico que pudiera competir con la pujanza de las ciudades-estado del Norte resultaba fundamental. Julio II envidiaba la belleza y dinamismo cultural de las Milán, Pisa, Bolonia, Parma, y por encima de todas ellas la Florencia de los Borgia.

Para ello Julio II adoptó bajo su protección a diversos artistas entre los que destacaron Rafael Sanzio y el florentino Miguel Ángel Buonarroti, y con ello lo que consiguió fue trasladar de Florencia a Roma lo mejor de la creación pictórica. Y este es el aspecto que recoge la película de Carol Reed a través de la biografía de Miguel Ángel escrita por Irving Stone. Y lo hace, primero sin obviar las otras caras del poliédrico personaje de Julio II y el contexto en el que se vio inmerso. Pero centrándose en Miguel Ángel da a la temática del arte, a su filosofía y trascendencia el peso necesario que hace a la película un ejercicio de arte por el arte, aleccionador y estimulante. En ese sentido, no deben dejarse atrás algunas características de este período histórico y artístico que son tratadas por la película. Fundamentalmente el humanismo como agente dinamizador de la cultura y el arte, y el interés por el estudio y comprensión del propio hombre, con su carácter individual y único y su pensamiento como ejercicio de libertad y porvenir.

Es preciso entender el Renacimiento italiano como el fenómeno cultural cuya emergencia entre el siglo XIV y XV supuso el cierre de la Edad Media (y de los valores que englobaba) y el advenimiento de la Edad Moderna con una nueva forma de pensar y expresarse. En un contexto de profundo cambio en el sistema de valores tradicional y en la propia estructura de poder, en las ciudades-estado italianas se avanzó en un movimiento nuevo, que venía a recuperar la Antigüedad gracias al gran impacto que causó el re descubrimiento de las obras de la Antigua Grecia y Roma. Junto a ello, la influencia decisiva del Humanismo como movimiento filosófico y de gran calado político y cultural, que propugnaba la posición central del hombre como medida de todas las cosas y la razón como valor supremo.

Pero dentro de esta conciencia humanista del Renacimiento y el Arte acabará ganando una consideración mayor. Lo que a principios del siglo XV era una idea de productores de obras como artesanos, no como artistas, se transformará con los nuevos movimientos culturales, filosóficos y estilísticos a obtener una mayor importancia y trascendencia, premiándose como artistas, donde el aspecto intelectual y psicológico de una obra tengan incluso más valor que la simple pericia técnica en su desarrollo. En esta nueva concepción que irá tomándose durante el siglo XVI cobra especial importancia el redescubrimiento de las obras clásicas, de la Antigua Grecia y Roma, que son tomadas como modelos y culmen de la perfección en la imitación de la naturaleza. Esta perfección será apropiada por la religión que verá en el Arte la forma más elevada de imitar la obra de Dios.

El estudio de la anatomía del cuerpo humano se vuelve fundamental y Miguel Ángel se demuestra como un esforzado y meticuloso observador, intrigado por trasladar los volúmenes, formas y gestos de cada músculo, cada torsión, cada hueso y cada nervio al mármol, y en menor medida, al lienzo o al muro preparado para la pintura. Se busca el naturalismo como verdad no sólo del propio cuerpo y naturaleza, sino también, y mucho más importante, de la grandeza de Dios y de la Iglesia que lo consagra. Lo que apenas un siglo antes sería tachado de impúdico, perverso y zafio, en el Renacimiento y bajo el talento de Miguel Ángel se sacraliza y celebra como expresión máxima de un Arte promovido bajo el amparo y el dinero del papado de Julio II. Un siglo después, en el contexto de la Contrareforma y su movimiento artístico propio, el Barroco, volverá a ser considerado inapropiado y de mal gusto.

La película comienza como un documental puro. Las primeras escenas son planos centrados sobre el Arte del Renacimiento italiano, con imágenes de obras arquitectónicas, escultóricas y pictóricas de algunos de los más grandes artistas de la Historia, tanto en Florencia, como en la propia Roma. Son comentadas por una voz en off que narra las características de las obras en tono didáctico, su trascendencia e influencias, por lo que las primeras imágenes en Roma sirven para recoger el legado clásico Romano y griego. Casi 10 minutos de metraje dispuestos como un documental parece que alertan al espectador de que no va a encontrar una película de ficción al uso. El tono es la otra gran característica de la película y es que una vez entrada en materia dramática no deja de lado un marco pedagógico y formativo en el que se complementan tanto los diálogos, como las imágenes donde gana un protagonismo inesperado, pero para mi absoluto, la ambientación de las escenas.

Hoy en día ya estamos acostumbrados a recreaciones digitales que plasman la ambientación de los escenarios en pos producción sobre las actuaciones de los intérpretes filmadas con un fondo en croma verde. Los artesanos son por lo tanto, los diseñadores gráficos y animadores que con ordenador y lápiz magnético adelgazan el peso presupuestario y de las producciones al mismo tiempo que diseñan planos de imaginaciones imposibles coreografiadas por las nuevas tecnologías.

Evidentemente en 1965 no se disponían de estos medios, y siempre quedará la duda de si ante el advenimiento de su uso, las formas de hacer las películas y esta en particular, no hubieran sido distintas. En aquella época, y en realidad de forma generalizada hasta hace unos 15 años, las filmaciones se llevaban a cabo tras laboriosas y cuantiosas horas de trabajo de artesanos carpinteros, pintores, albañiles, iluminadores y constructores que creaban en estudio aquello que se quería recrear para que ejercieran como decorados propios y auténticos a las interpretaciones actorales, por lo que se dice y con acierto, que el camino entre el dramatismo del teatro y del cine era mucho más reducido que hoy en día.

En El Tormento y el Éxtasis no es una excepción y todos los planos interiores, y algunos de los fondos en exteriores fueron recreados por artistas que quizás impulsados por el recuerdo del gran Miguel Ángel, compusieron su arte para poder representar la vida y obra del genio florentino.

La Capilla Sixtina fue recreada a escala 1x1, es decir, tal cual es en la realidad, en los estudios Cinnecittá de la capital italiana. Lo mismo para el resto de interiores, entre los que destacan las estancias palaciegas del Vaticano, el claustro de un palacio nobiliar, el alojamiento y patio de Miguel Ángel, o la taberna que dio cobijo a una de las escenas más potentes de la película.

En cuanto a los exteriores, se recreó la Roma del Cinquecento a base de cartón-piedra y pintura basándose en las fuentes que bien podían ser las obras pictóricas de paisajistas de la época como Venanti o Panianni o de los textos de Bramante, Vasari, Condivi, el De pictura de Alberti o del propio Miguel Ángel. Muy celebrada e inolvidable son las escenas en las canteras de Carrara donde el Buonarroti se refugiaba, y donde tras su primera huida sobre el encargo de la Capilla Sixtina recibe la inspiración para acometer su obra maestra.

Y es que la espectacular y acertada ambientación no sólo se conseguía en base al trabajo artesano de carpinteros y pintores, sino que el papel de los asesores, como historiadores, tanto del período renacentista, de la política de los Estados Pontificios o del Arte resultaba fundamental. Volviendo a la actualidad, vivimos un tanto asqueados ante tanta propuesta fílmica en todos su formatos que desprecia el trabajo de los historiadores y desecha las verdades conseguidas a base de estudio de las fuentes y rigor científico multidisciplinar. Pareciera hoy en día, que es más importante la espectacularidad, los efectos digitales y de sonido o cumplir con la agenda oculta o no sobre revisionismos queer y multiculturales, que contar la Historia (y la historia) como es y fue. Se trata de presentar el cine y la televisión como volubles pastiches que entretengan y apenas formen a los espectadores. Que los idioticen a base de repeticiones y clones donde una teta, un beso lésbico o un personaje de color sean la nota anecdótica con la que quedarse por encima de la historia que nos quieren contar. Cuando es evidente que mostrando la verdad de los hechos es la mejor forma de plasmar las contradicciones e hipocresías del sistema que tanta desigualdad ha acabado desparramando y tanto odio provocando.

Por eso, tan potente y trascendente es El Tormento y el Éxtasis porque a base de ambientación, trama e Historia es con lo que consigue construir un relato que se antoja muy fidedigno a la realidad histórica para darnos a conocer, a todos, la verdad sobre la época, los tiempos, las instituciones, las personas y los personajes tratados. Eso sí, como aviso a futuros historiadores aficionados o no, no sobra decir que no debe tomarse una película de ficción, incluida por muy cercana que esté esta misma a los acontecimientos, porque habrá claro-oscuros, cuando no errores flagrantes que impidan ser tomadas como una fuente fidedigna del hecho histórico que quieren representar.

Volviendo a la película, son de destacar en esta línea las interpretaciones de todos los personajes, pero en especial la de los dos protagonistas que se lanzan a un duelo interpretativo de máximo nivel. Si el siempre limitado Charlton Heston destaca en su papel de Miguel Ángel, empleando los clichés con los que el Presidente Vitalicio de la Asociación Nacional del Rifle, construyó su Judea Ben-Hur o su posterior coronel Taylor de El Planeta de los Simios, lo que hace Rex Harrison dando vida a Julio II es un auténtico ejercicio de veracidad y humanidad para dar vida a un personaje que ha pasado por la Historia con un legado de absolutismo todopoderoso. Los diálogos entre ambos adquieren una trascendencia y vigor muy notables y una complicidad ante la cámara máxima, más si cabe cuando te enteras y lees que la relación personal y profesional entre ambos era nula debido a sus diferencias políticas y de la tendencia al divismo de los dos. Lo cierto y lo bello es que acabas de ver la película y te quedas maravillado ante el despliegue de estos dos actores y con la sensación de conocer como era aquella relación entre mecenas y artista en la Italia del Renacimiento, sin duda el período artístico y el lugar más importante en la Historia del Arte.

Hay que destacar que cómplices de los dos actores y de todo el equipo artístico de la película fueron los asesores históricos que complementaron el trabajo de Irving Stone en la redacción de la obra original, en el guión adaptado de Phillip Dunne y en la escenografía montada por el italiano Dario Simoni.

Como se decía un par de párrafos arriba la película se rodó en Italia y la propia implicación de Irving Stone como productor garantizó que en la pantalla se transmitiera lo que se sabía sobre la vida y obra de Miguel Ángel y el contexto histórico de aquellos turbulentos años con máximo rigor y veracidad.

Fruto de estos compromisos colectivos son escenas en las que se enseña como eran las técnicas y tecnologías con las que se surtía y construía el Arte en la época. Realmente son admirables por la fidelidad histórica muchos aspectos de la película y las licencias que los autores toman son casi nulas a tenor de lo que cuentan algunas de las fuentes consultadas. Y es que entienden que el dinamismo narrativo no tiene porque verse comprometido porque se aplique más o menos verosimilitud a lo que se quiere mostrar al espectador. De este modo, algunas escenas como todas las que muestran el proceso de elaboración de las pinturas de la Capilla Sixtina son un manual en vivo de cómo se ejercía el Arte en la época. No sólo en la más visual como pueda ser la elaboración de los andamios, siguiendo las instrucciones que el propio Miguel Ángel dejó escrito en sus tratados. Es que además se toma su palabra para crear en taller las mezclas de colores y pinturas con elementos naturales originales, por lo que los artistas que iban recreando el trabajo del florentino en la réplica en la ciudad del cine italiana, lo hacían siguiendo los mismos patrones y técnicas que en el auténtico.

Más impresionantes son las escenas en la cantera de Carrara donde Charlton Heston trabaja como un cantero más. Se enseña el trabajo colaborativo y sincronizado de cientos de personas para extraer de la roca las voluminosas placas de mármol, fragmentando la roca viva y valiéndose de la física para separarla y luego poder ser acarreada ladera abajo hasta que entra en la siguiente fase productiva para generar las planchas más pequeñas y transportables, muchas de ellas con sus características relativas a tamaño, color y vetas a petición de los artistas, como le recuerda un trabajador a Miguel Ángel sobre el mármol colosal del que deberá sacar su Moisés.


El Moisés, obra central del conjunto escultórico de la tumba de Julio II en la iglesia de San Pietro in Vincoli, de Roma. Foto tomada por Ángel Luis Domínguez, diciembre 2023.

 

Y es que la película se va a centrar, y a diferencia en la obra biográfica de Irving Stone que lo hace sobre la vida de Miguel Ángel, en el proyecto de los techos de la Capilla Sixtina que Julio II le encargó en 1508. La magnitud de la empresa provocó severas discusiones entre ambos dado que para Miguel Ángel la pintura era un arte menor en comparación con la escultura, y apenas le motivaba la propuesta que le hacía abandonar el para él mucho más estimulante encargo de la tumba del propio papa. Las dificultades técnicas de tener que trabajar a más de 20 metros de altura en un espacio que consideraba “poco más que un establo, indigno para la casa de Dios” que había sido ordenada construir por el Papa Sixto IV treinta años antes, sobre una superficie abovedada y salpicada por hasta 12 pechinas que requerían trabajos singulares en cuanto a la perspectiva y profundidad de la obra, se complementaban con los requisitos temáticos e iconográficos que el propio Julio II le encomendó. A regañadientes Miguel Ángel comienza la obra, pero pronto huye y desaparece de Roma abandonando la magna tarea y refugiándose, como se ha dicho en las canteras de mármol. Julio II entra en cólera y ordena su búsqueda al tiempo que batalla por toda la península Itálica y más allá en sus campañas militares.

En Carrara el intimista Miguel Ángel recibe la inspiración para pintar el techo de la Capilla Sixtina, por lo que vuelve para pedir el perdón del Papa. Un perdón visto desde el punto de vista personal entre mecenas y artista, sin connotaciones religiosas, y emprende la obra, re-haciéndola a su gusto completamente. Así durante 5 años y hasta 1512, con alguna que otra crisis personal, Miguel Ángel ejecuta la obra ante la presión de su promotor, Julio II quien le va preguntado “¿Cuándo acabarás?” y recibiendo por respuesta el célebre “¡Cuándo acabe!”.

Absolutamente trascendental es la escena en la que varios cardenales ojean el trabajo del Buonarroti y se muestran encolerizados por la falta de clasicismo, naturalismo y pudor de las pinturas de Miguel Ángel que ya exhibe toda una fuerza de cuerpos expresivos, abigarrados, de musculaturas exacerbadas y en movimiento que plasman la acción para mostrar los textos del Génesis, La Creación, La Relación de Dios con la Humanidad y La Caída del Hombre. El diálogo entre Miguel Ángel y los cardenales con las miradas impasibles de un Julio II atento y que dejó hablar componen un absoluto testamento artístico y vital de obligado aprendizaje para quien le interese la esencia del proceso creativo y su trascendencia.


Forma parte del retrato psicológico del personaje de Miguel Ángel, en el que el misticismo, la religiosidad, el sentido del arte y un compromiso irrompible con su propia coherencia y sentir del hecho artístico construyen la prosopopeya que lleva a cabo con acierto Charlton Heston. El agotamiento físico, emocional y psíquico del trabajo artístico, con su componente filosófico, se muestra en toda su crudeza. El talante polifacético, auto exigente y entregado del artista aparece reflejado por la multitud de proyectos e ideas que atesora, que le dejan agotado, que abandona y retoma, y que quedaron incompletos. Un amor al arte y a la vida, pero también a la religión y a una fuerte convicción cristiana que traslada a su observación y recreación del cuerpo humano, fruto más perfecto del amor y la generosidad de Dios. Todo ello bajo un carácter impetuoso, arrebatador y torturado de máxima implicación en cada uno de los proyectos que le apasionaron y pasaron por ante sus ojos, incluida su propia vida.

Al final, y no hay espoilers que valgan porque la película transcurre fiel a la historia, Miguel Ángel cumple el encargo y maravilla a Julio II quien no le exonera de sus responsabilidades para que volviese a Florencia, sino que le encarga la decoración de la pared Oeste donde va a ir El Juicio Final, desechando la primera idea de encargárselo a Rafael Sanzio.

Miguel Ángel sobrevivirá a su patrocinador y antes de marchar de Roma podrá completar su relación personal con su mecenas, esculpiendo el maravilloso conjunto de la tumba de Julio II, en cuya parte baja está el colosal Moisés que hoy se exhibe en la iglesia de San Pietro in Vincoli.

En definitiva y como cierre no dejéis de ver esta película y atesorarla como merece: Una obra de arte sobre el Arte, hecha con compromiso de rigor y veracidad, con intención pedagógica y en esencia como un tratado sobre el Renacimiento, los Estados Pontificios y sus dos personajes principales, el papa Julio II y el gran artista Michelangelo Buonarroti.




Las imágenes del colosal trabajo de Miguel Ángel son del propio Vaticano como poseedora de los Derechos de Imagen.



BIBLIOGRAFÍA

ARGELICH, María Antonia (2021). El humanismo como fundamento del arte en la época moderna. Barcelona: Fundació Universitat Oberta de Catalunya.

ARGELICH, María Antonia (2023). La época moderna y su periodización. Barcelona: Fundació Universitat Oberta de Catalunya.

ARGELICH, María Antonia (2019). El desnudo y la anatomía en el arte de la época moderna. Barcelona: Fundació Universitat Oberta de Catalunya.

BURKE, Peter (2015) “Las artes en la Italia del Renacimiento” (pp.23-34) En: BURKE, Peter. El Renacimiento italiano. Cultura y sociedad en Italia. Madrid: Alianza.

CARMONA, J. (2000). Iconografía clásica: guía básica para estudiantes (pp. 22-35). Ed. Akal.

CRUZ OLIVA, Óscar Rene (2020). Miguel Ángel Buonarroti. Madrid: Idbcom LLC.

GARCÍA MAHÍQUES, Rafael (2008). Iconogarfía e Iconología. Madrid: Ediciones Encuentro, S.A.

GAYFORD, Martín (2013). Miguel Ángel. Una vida épica. Trad. Federico Corriente. Barcelona: ed. Taurus.

GERVAIS DE LAFOND, Delphine (2017). Miguel Ángel. Trad. Laura Bernal Martín. Madrid: Ed. Arpa Arte y Literatura.

HAUSER, Arnold (1965) “1. Concepto de Manierismo”. En: HAUSER, Arnold. El manierismo: la crisis del Renacimiento y los orígenes del Arte Moderno. Madrid: Ed. Guadarrama.

KÖNIG, Eberhard (2007). Los grandes pintores italianos del Renacimiento : el triunfo del dibujo. Bonn: Ed. H.F. Ullmann.

MIGUÉLEZ CAVERO, Alicia; REGA CASTRO, Iván (2019). Iconografía cristiana. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.

PANOFSKY, Erwin (2006). "Renacimiento: ¿Autodefinición o Autoengaño? (Cap.1)" (pp. 31-35). En: PANOFSKY, Erwin. Renacimiento y renacimientos en el arte occidental. Alianza Editorial.

RIDEAL, Liz (2014). Cómo leer pinturas : una guía sobre sus significados y métodos. [traducción, Jesús Espino Nuño]. Madrid: Ed. Blume.

STOICHITA, Víctor (2018). "Pennello / Scalpello". En: Bolaños, María. La invención del cuerpo: desnudos, anatomía, pasiones. Donostia: Museo Nacional de Escultura. p. 35-55.



WEBGRAFÍA

BABELIO (2024) “La Agonía y el Éxtasis”. Recurso en línea: Babelio español – Descubre libros, críticas, extractos, resúmenes. Consultado el 29/01/24. URL: https://cutt.ly/1wZ6QvN8.

CINTILATIO (2024) “ El tormento y el éxtasis El arte como remedio imposible o catarsis”. Publicado por González Irala, Daniel, 31/10/23. Recurso en línea: Revista Cintilatio – Espacio de ensayo fílmico. Consultado el 29/01/24. URL: https://cutt.ly/TwZ6nBiW.

IMDB (2024) “El tormento y el éxtasis”. Recurso en línea: Internet Movie Data Base. Consultado el 29/01/24. URL: https://cutt.ly/SwZ6ncTb.

El Manifiesto Comunista. Comentario

  Introducción En 1848 se publicaba el documento político-ideológico y filosófico más trascendental de la Historia de la Human...