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martes, 12 de agosto de 2025

Discriminaciones no. Pero sobretodo no a las discriminaciones materiales

 


La conjunción en Españistan de la alta política y los medios de comunicación de masas acostumbran a poner en la palestra toda suerte de problemas irrelevantes y dónde no los hay, tratando de hacer desaparecer de la opinión pública los problemas materiales. Los verdaderamente importantes y trascendentales cuya resolución implicaría que esas mismas instancias de la élite se ocuparan, implicarán y se pusieran a trabajar. Esto no es nuevo. Como tampoco lo es el tener una izquierda institucional entregada de buen gusto a debatir sobre estas situaciones sin atajar nunca el problema de raíz, y soterrando directamente los que su solución provocarían pérdidas en riqueza y poder a las élites cleptómanas del estado españistaní.

La polémica artificial de esta semana es la decisión del pleno del Ayuntamiento de Jumilla, en la región de Murcia, regido por PP y Vox, de prohibir las celebraciones musulmanas en espacios municipales públicos, como venían permitiéndose hasta ahora.

Bien. Aquí hay muchas aristas y agentes involucrados y antes de diseccionarlas voy al final, a lo que me ha puesto de mala leche. Porque encima, aunque uno intente pasar de todo esto, e incluso huir de los informativos, al final llegas a ellos porque te quieres enterar de el tiempo o de la sucesión de incendios forestales. La decisión de que el gobierno, a través de la fiscalía general y el Defensor del Pueblo, entren en tal cuestión con el ánimo de mantener los derechos (supuestos) de la comunidad musulmana, compone en mi opinión, otra más de las traiciones a las clases trabajadoras de este país. Y mientras la extrema derecha a sentarse a esperar el apoyo de las mismas.

Porque yo no he visto a ninguno de estos entes ponerse en marcha, ni en agosto, ni en ningún momento, por acabar de una vez con la especulación inmobiliaria, con los accidentes laborales o con la defenestración de los derechos públicos. Cómo queremos convencer a unas bases electorales que ven una y otra vez sus problemas tratados como irrelevantes, arrinconados en la pila de situaciones “imposibles de solucionar”, y mientras, estas administraciones “corren” a satisfacer las demandas culturales y de identidad de una comunidad (también parte de la clase trabajadora con especial significación en el campo murciano), pero que poco tienen que ver con la identidad predominante dentro de la clase trabajadora del estado español. En vez de ir a los problemas de la gente común, que son todos los mismos independientemente de la religión particular que profese cada uno, o la población en la que viva, nos quedamos en la superficie de lo simbólico.

Es que seguimos sin aprender, y para mi es desesperante, que no debemos entrar en los campos de discusión ideológica que plantea la derecha. Qué le hacéis el juego. Qué entráis en su campo minado. En su terreno de falacias y medias verdades. Qué os convertís en parte colaboradora de la laminación de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, bajas o populares como queráis llamarla.

Porque sí. Aquí se plantea una discriminación para con la comunidad religiosa islámica, pero esto no se puede dirimir con herramientas que permanecen permanente calladas cuando se trata de los problemas materiales de la gente. Qué no se levanta cuando se incrementan el precio de la luz, el azúcar, el café o el aceite de oliva. Qué no se indigna cuando trabajadoras y trabajadores tienen que vivir en campos de caravanas como una distopía, o como la realidad norteamericana. Qué permanece desaparecida mientras los trabajadores mueren de golpes de calor o extenuados por la presión oligarca y neoliberal.

E insisto. En Jumilla quieren practicar una discriminación. De acuerdo. Pero a lo mejor se soluciona quitando la sobre-protección que tiene la religión católica en un estado aconfesional, según su constitución, cada vez más navegando a un estado laico, o cuando menos en el que los temas de espiritualidad quedan en el ámbito privado de las personas, si atendemos a las encuestas oficiales.

Evidentemente “se compranlos relatos y marcos de discusión que maneja la ultra derecha. Porque esto no va de “nuevas cruzadas” o “re-conquistas”. No van a replicar a Felipe III quien expulsó a los moriscos (últimos descendientes de la ocupación islámica que mantenían su credo) en 1613. España no va a ser “católica” porque su sociedad ya no lo es y no lo será ya más, fundamentalmente porque lo doctrinario de lo católico choca con lo esencial de lo democrático. Y también porque la globalización es un cambio de paradigma de tal amplio calado que ha roto hasta lo irreversible los condicionantes económicos, sociales y culturales de las sociedades. Igual que por mucho que se empeñen no van a desaparecer la influencia musulmana o sefardí de la cultura española. Ni vamos a recuperar las supuestas bondades del Imperio (que no fue como tal, ni tampoco benefició a las clases bajas peninsulares de los siglos XV al XVIII). A la ultra derecha se la trae floja no conocer la propia Historia del territorio del que quieren adueñarse. Su interés radica en adoctrinar, en presentarse como supuestos defensores de la pureza de unas bases identitarias culturales basadas en la religión, la raza o el idioma. Y encuentran la colaboración interesada de los medios, y la necesaria de una izquierda desnortada que ha perdido el rumbo.

Mientras los ultras persiguen mezquitas, incluso puede que hasta las incendien, y lanzan cacerías en pueblos donde la mano de obra inmigrante magrebí es fundamental, lo que deberíamos aprovechar es a poner en solfa todos los privilegios que la religión católica, la malvada Conferencia Episcopal, tiene, y así, profundizar en un estado laico. También, la propia comunidad islámica de Jumilla o Murcia se verán atacados al no poder disponer de un espacio para sus credos, pero a lo mejor les debería importar más la situación de las mujeres en su seno, y las condiciones de la educación y sanidad en sus comunidades, que por cierto, son compartidas con otros grupos étnicos que conforman las clases más bajas dentro del sistema productivo del agro murciano.

De acuerdo. No habrá rituales islámicos en el polideportivo de Jumilla. Tampoco los debería haber católicos, ni evangélicos, ni de ningún tipo de confesión. Discutamos seriamente qué tiene de religión, qué de identidad cultural y qué de negocio turístico mil millonario las procesiones de Semana Santa. No digo que se prohíban directamente, pero si que reflexionemos sobre si el estado aconfesional es otra licencia más de la transición (como el estado de las autonomías frente al centralismo o el federalismo). Pero a lo mejor si se podría aprovechar esto para reclamar y conseguir que paguen el IBI y sus impuestos. Y estos se dedicasen a los servicios sociales de todas y todos. O por lo menos a mantener con dignidad y seguridad el patrimonio de todas y todos, y que hasta ahora mantienen en usufructo perpetuo.

En Jumilla, donde la base trabajadora inmigrante y magrebí es fundamental para mantener su sistema productivo y económico, con la manipulación más torticera posible (de hecho la que habitualmente destila la derecha, absoluta y dolorosamente incapaz, irresponsable e ignorante) han promovido una legislación que prohíbe la celebración de los ritos de esta comunidad en los edificios públicos. Si, a lo mejor hay que poner en movimiento la maquinaria del estado por aquello de la convivencia entre religiones y comunidades, escenarios verdaderamente falaces porque todo aquel que haya convivido y vivido en los barrios trabajadores sabe que cada uno permanece aislado del resto. Pero se atreven desde la izquierda buen rollista a plantearlos como líneas a defender, cuando no se han movido o incluso han promovido todo tipo de ataques y pérdida de las condiciones materiales y de la identidad de las clases trabajadoras. Incapaces de defender el derecho al trabajo digno y seguro, a la vivienda, a la conciliación familiar o a la educación y salud públicas, desde el círculo interior de la M30 se levantan escandalizados porque no se va a poder hacer “el rito del cordero en el pabellón polideportivo”.

Por otro lado, me hace mucha gracia que la ultraderecha lancé estas ideas desnortadas y de la época de la Inquisición, cuando la realidad es mucho más compleja. Cuando también hay españoles y familias que son musulmanas. Cuando presentan un privilegio para esta comunidad magrebí, y no discuten la presencia hasta el hartazgo de los modos de vida americana yankee, en nuestras ciudades. Cuando todos los días y en todos los lugares se reproducen patrones culturales que no tienen nada que ver con lo español, o con lo de esta tierra si te escandaliza la palabra. Cuando no seguimos nuestro propio urbanismo, nuestra propia Historia, Geografía o Arte. Cuando ignoramos u olvidamos la gastronomía, la música, el baile o las formas de relacionarse tradicionales y que han sido siempre nuestra esencia.

No son malas las interrelaciones e intercambios culturales. Ni mucho menos. Son necesarias y hasta saludables, pero es de broma que se pongan en ristra de defensa de la pureza hispánica, los que nos han metido con calzador las bases norteamericanas, sus restaurantes de comida rápida (busquen los apellidos de los “dueños” en España de estos templos de la bazofia y el consumismo), la música alienante moderna o los usos de reproducción o comunicación social.

Desde luego, me parece mal que no dejen a la comunidad islámica de un pueblo murciano hacer sus celebraciones en un espacio público. Como también me parece mal que se persiga a una asociación cultural o medio-ambientalista por hacer sus actividades y por reclamar mejoras y concienciación en la defensa del patrimonio natural. También me parece lamentable que se persiga cualquier otro tipo de disidencia, incluso infiltrando policías durante años en esas organizaciones, y ahí tampoco se ha levantado de su sillón el Defensor del Pueblo.

Pero me cabrea sobremanera que aceptemos como válidos cualquier salida trasnochada de la ultraderecha y seamos incapaces, bueno en realidad lo es la élite de la “izquierda”, de salir de sus marcos. De hecho, a las bases nos quedan tener que licuar esas incongruencias y seguir.

No a la discriminación por religión, raza, etnia y clase social. Si a la resolución de los problemas de la gente. Atrás hasta el olvido a los rancios y caducos fachas que quieren generar odio y problemas donde no los había. Harto ya de la continua e in crescendo crispación del estado español.

martes, 1 de julio de 2025

Y otra ola de calor

 


Si. Voy a continuar escribiendo sobre las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora. Y también del asqueroso verano y las cada vez más recurrentes, agresivas e insoportables olas de calor que provoca el cambio climático de origen antropocéntrico. O como me gusta señalar como hacen muchas científicas, provocado por el capitalismo: el capitaloceno.

Junio ha terminado como el mes récord de temperatura media superando los 24 grados, incluyendo máximas y mínimas. La práctica totalidad de las estaciones meteorológicas de la Península han sobrepasado marcas de temperaturas máximas, tanto de día y de noche, y los fenómenos de noches tropicales, calimas y polvo africano en suspensión han sido habituales de Sur a Norte. Esto también ha provocado tormentas de extrema violencia, con lluvias torrenciales y granizo, que han sido reiterativas en el interior del Este peninsular, sobretodo en la franja entre Teruel y la cuenca del Segura.

En general, día a día la temperatura y la sensación agobiante de bochorno y calor asfixiante ha ido creciendo, hasta una última semana (y comienzos de julio) con una ola de calor declarada. Aprovecho para indicar que como ola de calor se entiende el período de tiempo en el que la previsión de temperaturas máximas, de al menos 3 días consecutivos en un 75% de las estaciones de una región o espacio determinado, supera el percentil del 95% de la temperatura media.

¿Y cómo sobrevivimos a esto?

En mi caso, y en mi casa, viviendo en la penumbra. Por la mañana marchamos de casa dejándola ya con las persianas bajadas, las ventanas cerradas. En oscuridad intentando controlar la temperatura del interior, aislándola y cerrándola a la entrada del calor extremo del exterior. Antes, desde que nos levantamos y hasta que nos vamos mantenemos abierta la vivienda para tratar de que se siga aireando aprovechando el frescor de las horas del amanecer que son las más frescas del día. Desde la noche, con ventanas abiertas, persianas levantadas y puertas libres tratando de que corra el aire y se recambie, con la intención de poder conciliar el sueño. Que ese es el principal damnificado que tenemos en esta situación: el descanso.

Y por supuesto, con el aire acondicionado, portátil, a pleno funcionamiento desde que llegamos hasta que nos acostamos. En fin de semana, todo el día. Una inversión necesaria y puede que hasta contraproducente en eso de generar más cambio climático, más consumo energético y provocar el fenómeno de las islas de calor. Pero también un privilegio que nos permite sobrellevar una vida normal durante los meses de verano. Y casi todas las noches, con el ventilador echándonos aire, removiéndolo. Una práctica desde luego y acertadamente no recomendada por las molestias musculares que puede llegar a causar. Pero que es imprescindible si queremos dormir “algo”.

Y no somos en esto unos bichos raros. Con quien hables es la rutina diaria durante todo el verano (y buena parte de la primavera) por millones de personas, que aunque les guste “el veranito” tienen que rendirse a la evidencia de que en invierno se vive mucho mejor, porque se puede hacer vida. Qué llegado el estío, este verano tórrido y saharauí la única opción es refugiarse en la vivienda (quien la tiene, claro), y si se puede, tratar de refrescarse cuando ya anochece. E incluso esta rutina es muy difícil en las ciudades españolas, cementadas, alicatadas y asfaltadas hasta el absurdo. Con plazas y calles hostiles, sin sombras naturales, sin parques donde la tierra respire porque está tapiada por el cemento que ahoga los pocos árboles que malviven en los entornos urbanos españistaníes.

El clima ha cambiado. Es un hecho. Tenemos una temperatura media superior a los registros que tenemos de los lustros y décadas anteriores. Y con este clima los ecosistemas y biotipos también están cambiando. Se agotan los humedales, mueren los bosques y se extienden las zonas desérticas. Especies, sobretodo y en primer lugar, de insectos se hacen habituales en estas latitudes provocando las molestias e incidencias que son la antesala de las emergencias sanitarias.

¡Qué bonito es el verano!”, “¡Qué alegría ya el calorcito!”, “¡Por fin llegan las terracitas!” Y qué bien que funciona el turismo. Llegan los visitantes, sobretodo bienvenidos son los extranjeros que llenan los hoteles y hacen que el paro baje estacionalmente. Se vienen a divertir, a ponerse morenos. A emborracharse, a ensuciar nuestro entorno y a comportarse como animales aquí, porque en sus países y sociedades, durante el resto del año no pueden hacerlo. Aquí los aceptamos y les damos cálida, tórrida, acogida, porque claro, “es una bendición vivir en un país con tanto y tan bueno sol”.

El domingo fallecía una mujer trabajadora del servicio de limpieza viaria de Barcelona. Y esto no es mala suerte, o que sus condiciones de salud se agravaron por un episodio de calor extremo. No. Esto no se puede tolerar sin más. Es una muerte absolutamente evitable, pero eso si, cuestionando el modelo económico que exige que la ciudad este limpia y sea un decorado para los turistas.

Habrá que ver cuánto van a aguantar los turistas europeos viniendo a España, si sigue esta alza de temperaturas que impide dormir y que imposibilita la vida normal durante el día. Mientras nosotros somos incapaces de replantearnos el urbanismo, los horarios de trabajo y el calendario y las jornadas en los colegios o institutos, ya hay güiris que marchan de Españistan, vendiendo sus propiedades y buscando acomodo más al Norte. Galicia, Asturias, pero también la Costa Azul francesa, las Landas, o incluso el Sur de Inglaterra.

Pero, ¿y nosotros?. ¿Y los trabajadores?. Las muertes y enfermedades en el trabajo debidas a jornadas laborales bajo esta ola de calor, por qué no se tratan como homicidios. No son accidentes laborales sin más. No son episodios de mala suerte. Son genocidios sobre la clase trabajadora perpetrados por la avaricia empresarial y la desconsideración de las instituciones para con su propio pueblo. Nos han dejado cautivos e indefensos ante una adversidad climática cada vez más insoportable, que nos atenta, que nos limita. Que impide el desarrollo de la vida. No proponen nada, no luchan contra el cambio climático y contra las condiciones, la avaricia del capitalismo, que nos ha llevado a esta situación ya (casi) irremediable mientras nos morimos de calor. A veces literalmente.

El cambio climático se ha convertido en uno de los desafíos más apremiantes del siglo XXI, impactando de diversas formas en amplios sectores de la sociedad. En el contexto español, este fenómeno no solo repercute en el medio ambiente, sino que también tiene efectos significativos en las condiciones de trabajo, especialmente en lo que respecta a la seguridad laboral, la prevención de riesgos y las condiciones de vida de las clases trabajadoras.

España es uno de los países más vulnerables al cambio climático en Europa debido a su geografía, su clima y, especialmente, a las actividades económicas que componen su productividad. Las proyecciones climáticas sugieren un aumento de las temperaturas medias, con un incremento notable en la frecuencia e intensidad de las olas de calor. Estos cambios no solo afectan a los ecosistemas, sino que también alteran las dinámicas laborales, especialmente en sectores como la agricultura, la construcción y el turismo, donde los trabajadores están expuestos a condiciones climáticas extremas.

Las olas de calor son periodos de temperaturas anómalamente altas que pueden tener consecuencias severas para la salud de los trabajadores. En España, el verano de 2022 registró temperaturas récord, superando los 45 grados centígrados en algunas regiones. Estas condiciones pueden provocar deshidratación, agotamiento por calor e incluso golpes de calor, que pueden ser mortales si no se toman las precauciones adecuadas.

Sin duda, los trabajadores al aire libre son los más afectados, enfrentándose a un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con el calor. Además, llevan a cabo las tareas más penosas en sectores como la limpieza viaria, la construcción, el transporte, pero también la agricultura o el turismo. La falta de medidas adecuadas de prevención puede resultar en un aumento de la morbilidad y mortalidad laboral, lo que pone de manifiesto la necesidad de una regulación más estricta en materia de salud y seguridad ocupacional.

La seguridad laboral es un aspecto crítico que debe ser reevaluado en el contexto del cambio climático. Las normativas actuales a menudo no contemplan específicamente las condiciones extremas provocadas por fenómenos climáticos como las olas de calor. Es imperativo que las empresas implementen políticas de prevención de riesgos que aborden de manera efectiva estas nuevas realidades climáticas.

Esto incluye la planificación de horarios de trabajo que eviten las horas pico de calor, la provisión de acceso a agua potable y sombra, así como la formación y concienciación de los trabajadores sobre los riesgos asociados al calor extremo. Además, es fundamental realizar evaluaciones de riesgo que consideren el impacto del cambio climático en el entorno laboral. Pero también en el tiempo libre de las clases trabajadoras, con especial énfasis en las viviendas y el urbanismo.

Las administraciones deben tomar cartas ya en el asunto y ser intensas y proactivas en vigilar los entornos de trabajo y de vida. Inspecciones y castigos, vigilancia y cambios legislativos que nos ayuden a poder vivir con dignidad y seguridad en este nuevo clima que el orgasmo capitalista ha provocado.

Y es que el cambio climático no solo afecta las condiciones de trabajo, sino que también repercute directamente en las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Los trabajadores que laboran en condiciones de calor extremo suelen tener salarios bajos, lo que limita su capacidad para acceder a recursos que les permitan mitigar los efectos del calor, como el aire acondicionado o una vivienda adecuada.

Asimismo, las familias trabajadoras que habitan en zonas vulnerables a olas de calor pueden enfrentarse a estrés adicional debido a la inseguridad energética y la necesidad de adaptarse a viviendas que no están diseñadas para soportar temperaturas extremas. Esta situación puede generar un ciclo de pobreza y desigualdad que se ve exacerbado por el cambio climático.

Las políticas públicas deben ser reforzadas para proteger la salud y el bienestar de los trabajadores en el contexto del cambio climático. Esto incluye la creación de estándares específicos para la protección contra el calor, la promoción de tecnologías sostenibles en el lugar de trabajo y el fomento de la investigación sobre los efectos del cambio climático en la salud laboral.

Son vitales ya los cambios en nuestro modo de vida, y deberían de ser las administraciones las que tanto en el entorno del trabajo, como en el de la vivienda y en el urbanismo promover alternativas que impidan que lo que ya es un problema, no se convierta en un drama. Deshacer los discursos ignorantes y falsos que promueven los fascistas y sus lacayos mediáticos. Está en juego la salud de millones de personas, como también con el tema de las vacunas, y si no se garantiza la igualdad y equidad de acceso a recursos, la inestabilidad social será el siguiente paso.

Y mientras tanto en mi casa. Otra botella de agua fría. Bebiendo una pareja entre 5 y 6 litros diarios. Más helados y otras formas de refrescarse. Con el pingüino echando horas extra (ya verás la factura). No quiero ni pensar cómo sobrevivir si ahora viniera el apagón. Y esta noche, “¿podremos dormir?”.

 

lunes, 13 de febrero de 2012

No somos mercancía en manos de políticos y banqueros XV


Este resumen y los pdfs, me los han pasado de CCOO, y si, sé que algunos pensáis que en los sindicatos nos comemos los niños crudos, y aunque yo mismo soy muy beligerante con la dirección que los dos mayoritarios han tenido los últimos 8 años riéndole las gracietas a ZP incluso cuando no cumplía sus promesas (reforma del mercado de la vivienda, ley del suelo, inversión en I+D+i,...) y también cuando este abrazo el dogma neoliberal sin rechistar, pasándose entre otras cosas la democracia española, la sagrada constitución, la separación de poderes y la decisión legítima de los ciudadanos españoles por la entrepierna de merkel y sarkozy...

Pero aquí tenemos delante, y a partir de hoy y con RETROACTIVIDAD, la reforma laboral pepera. Supongo que alguno, alguna, habrá votado a la derecha. Muy bien.
No me entra en la cabeza lo de votar a los patronos, pero para que sepáis lo que nos quieren hacer, por favor, leerlo y reflexionar.
Con votos cargados de costumbrismo, odio, religión, intolerancia, revanchismo lo que tenemos hoy es la degradación de las condiciones de vida del 90% de la población española. Si, incluido jubilados.
Con el pretexto del alto paro, nos quieren colar, y nos han colado, una vuelta al esclavismo y la servidumbre más rastrera, falaz y retrógrada. Nos dicen que busca facilitar la contratación, y yo digo los cojones. Cómo va a servir para bajar el paro una reforma que en vez de fomentar la contratación, sirve pàra simplificar, ampliar el espectro y disminuir el gasto de un despido. En qué cabeza entra.

O como se explica sino es con ánimo de convertir la vida de los asalariados en un infierno, con consecuencias deleznables en el consumo interno (motor económico de este país) y en la sociedad en general, la ruptura unilateral por parte de lo que se supondría agente conciliador y árbitro, que debería ser el gobierno, en el diálogo entre patronal y sindicatos¿?
Valorar las consecuencias sobre el descuelgue de convenios, o simplemente leeros con atención el convenio vigente al que estáis adscritos en vuestra empresa, vuestra profesión o en los estudios que estáis desarrollando (en este enlace, va el mio) y valorar en qué grado de beneficio, salubridad y calidad de vida se mueve el ambiente en vuestro entorno de trabajo, y las consecuencias sobre él que ha tenido el diálogo social y la firma de convenios con las partes implicadas. Y ahora pensar, como pueden cambiar las condiciones de vida, simplemente cuando un empresario, unilateralmente, adscribiéndose a la reforma laboral vigente cierre el marco jurídico sobre el que desarrolla su actividad y relaciones laborales, y pueda hacer, hablando pronto y mal, lo qué le salga de los cojones.

Por no hablar, de qué si te ausentas del trabajo 9 días, con baja médica en regla y firmada, en 2 meses te puedan despedir.
Lo que quieren es seguir maximizando sus beneficios; cobrar sus subvenciones y dinero público y que seamos los trabajadores y la clase baja (olvidaros eso de que hay clase media, y empezar a pensar en Grecia, como país, coyuntura y también como posición sexual) los que paguemos la factura.
Y ahora como no tienen peseta que devaluar, ni cojones, para plantarle cara al eje franco-alemán, lo que quieren devaluar es la calidad de vida y la vida en si misma de los ciudadanos.
Con recortes sobre educación, sanidad, derechos y deberes sociales, y ahora con una reforma laboral que unido a su programa electoral nos coloca como un estado medieval, con el integrismo religioso exhacerbado y descocado, y en materia de relaciones laborales, en el siglo XIX.

Pues bien, lo dicho: gracias por aguantarme el tostonazo; pero es muy importante leer, pensar, reflexionar y después actuar. No se puede permitir que nos quieran llevar al pasado, para que ellos puedan seguir llevando su tren de vida, y sus corruptelas. Esta Crisis no la pagamos; y de aquí y ahora, se sale con un mundo mejor, más social, justo, igualitario y ético.

Primera valoración del Real Decreto de la reforma laboral.
  1. El Gobierno, pese a sus declaraciones, ha despreciado el diálogo y la concertación social y lo ha hecho tanto por no convocar a las organizaciones sindicales y empresariales para negociar los contenidos de la futura reforma como por instrumentalizar interesadamente el contenido del segundo acuerdo para el empleo y la negociación colectiva suscrito entre los agentes sociales el pasado 25 de enero.
  2. El Gobierno abarata y facilita el despido:
    • Reduce la indemnización de 45 días por año con un limite de 42 mensualidades en el despido improcedente,  a 33 días con un limite de 24 mensualidades en todos los contratos indefinidos.
    • Se modifican las causas de despido para evitar el control judicial.
    • Elimina la autorización administrativa en los despidos colectivos, lo que va a afectar gravemente a las posibilidades de alcanzar acuerdo con indemnizaciones superiores a los veinte días por año.
    • Facilita el despido por absentismo (entre el que se encuentra el debido a enfermedad), al desvincular el del trabajador del nivel del resto de la plantilla.
  3. El Gobierno no reduce las modalidades de contratación indefinida; al contrario crea un nuevo contrato:
    • Contrato indefinido que podrán utilizar el 95% de las empresas españolas. Este contrato podrá extinguirse durante su primer año sin indemnización alguna por la simple voluntad del empresario.
    • Además se empeoran las condiciones de otras dos modalidades de contratación:
    • Contrato para la formación y el aprendizaje. Se desvincula de la formación del trabajador.
    • El contrato a tiempo parcial se modifica para permitir la realización de horas extraordinarias, lo que anima al fraude en la concertación de  sus condiciones y tiene efectos en las cotizaciones y prestaciones sociales.
  4. El Real Decreto afecta gravemente a la negociación colectiva  conduciendo a los trabajadores a la negociación individual de sus condiciones de trabajo:
    • Contempla la inaplicación de los convenios a través del arbitraje obligatorio,  pone fin a la ultraactividad de los convenios colectivos a los dos años de la terminación de su vigencia inicial; individualizando las condiciones laborales de los trabajadores.
    • El convenio de empresa, sea cual sea el número de sus trabajadores, se sitúa sin excepción como preferente respecto al convenio sectorial.
  5. El Gobierno a través de las medidas de flexibilidad interna pretende corregir la dualidad del mercado de trabajo colocando a todos los trabajadores en una situación más desprotegida frente al poder discrecional del empresario:
    • Amplía las posibilidades de movilidad geográfica,
    • Facilita al empresario la posibilidad de modificar unilateralmente jornada, horario y sistema de rendimiento, entre otras condiciones sustanciales de trabajo,
    • Permite, sin autorización administrativa suspender o reducir temporalmente la jornada de trabajo.
  6. Incide en la calidad de los servicios públicos y se facilita el despido de los trabajadores de las Administraciones Públicas:
    • Puestos de trabajo hasta ahora ocupados con contratos laborales podrán ser ocupados por desempleados perceptores de la prestación por desempleo.
    • Se contemplan para los empleados con contrato de trabajo de las Administraciones Públicas las mismas las causas de despido que las establecidas para las empresas privadas.
  7. Introduce diferencias en las posibilidades de empleo de los parados colocando en mejor situación a quienes perciben prestaciones respecto de aquéllos que ya han agotado las mismas. Se hace posible compatibilizar la percepción de desempleo con trabajo y se contemplan incentivos fiscales por la contratación de perceptores de desempleo.
  8. Crea las condiciones para condenar definitivamente a los jóvenes al desempleo y al infraempleo a través de “infrajobs” por la vía de la contratación a tiempo parcial y de un nuevo contrato de aprendizaje desvinculado realmente de la formación.
En conclusión, es una nueva reforma que no sólo no va a crear empleo sino que va a favorecer su destrucción. Una reforma que desprotege todavía más a los trabajadores y trabajadoras y favorece un mayor poder discrecional de los empresarios; que va a condenar definitivamente a los jóvenes al desempleo o a la infracontratación, que penaliza a los desempleados sin prestaciones de desempleo en sus posibilidades de contratación.


No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros X
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIV

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...