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miércoles, 19 de enero de 2022

Iniciativa y discursos

Dos años acaba de cumplir el gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y lo hace inmerso en una catarata de contradicciones. Por un lado, parece seguro que dado el radicalismo, y la absoluta falta de sentido de estado, con el que el principal partido de la oposición está funcionando, la estabilidad de la coalición de gobierno va a continuar y cumplir su mandato. Pero por el otro lado, vemos como el tradicional alineamiento de la élite del partido socialista con el modelo del 78 y el neoliberalismo, provoca severas tensiones sobre el acuerdo de investidura y los eventuales y necesarios apoyos de los partidos nacionalistas y regionalistas.

Basta con ver la artificial polémica en la que el ministro de consumo, Garzón, se ha visto inmerso por decir lo que es verdad y a estas alturas de la película todo el mundo sabe. Qué las macrogranjas existen. Que son una aberración climática que sepulta los modos de vida del campo y el entorno rural. Que sus productos son de ínfima calidad y enfocados a alimentar a una masa cada vez más precaria a la que se condena por segunda vez. Que se saltan todos los estándares de dignidad laboral. Y que carecen de las mínima ética con animales torturados, masacrados, enfermos, atiborrados a antibióticos que redundan en su ineficacia cuando los productos cárnicos llegan al consumo humano. Que incluso tienen que ver y mucho con la situación de pandemia.

A estas palabras de Alberto Garzón respondió el corrupto, inútil e impresentable de Mañueco, para y en campaña, tratar de movilizar al sector rural. Mañueco lanzaba el bulo, transformando las declaraciones de Garzón y pedía la dimisión o cese del ministro. Encontraba aliados enconados en la ultraderecha y en los medios de comunicación donde las voces para desautorizarse desaparecían y callaban. Y también en la parte socialista del gobierno, dándose por aludido, en vez de respaldar a su ministro -y de paso los propios acuerdos que tiene firmados- se ponía del lado de la mentira. Incluso los presidentes autonómicos Page y Lambán hacían lo propio respaldando el modelo de ganadería extensiva que asfixia y lastra de futuro el mundo rural de La Mancha o Aragón (también en Castilla Y León). En ese sentido, eran coherentes con los lobbys e intereses privados de caciques y caza subvenciones de todo pelaje que anquilosan sus regiones al atraso, el desamparo y la despoblación.

La falta de ética de este sector es lacerante como mínimo y como las pocas expresiones de periodismo independiente de este país han mostrado, también hay que decirlo, en contadas ocasiones. Pero lo indignante es que cuenten con el respaldo de politicuchos de medio pelo como los barones del bipartidismo que desde la urbanización privada de la capital regional viven fenomenal de los cohechos otorgados por los beneficios de las plusvalías materiales y morales de este sistema de producción agro alimentaria.

El otro polo de indignación viene de un PSOE que timorato y anquilosado no se toma en serio su propia palabra y parece incapaz de hacer cumplir una tibia agenda de lucha contra el cambio climático.

El debate está en la calle y en los pueblos lo lleva estando ya bastantes años. Si salieran a las calles y campos de los pueblos y el mundo rural sabrían de la injusticia del modelo, de la falta de ética del sector, de la condena a futuro que supone, de que hasta la Unión Europea se ha hecho eco reclamando un cambio de modelo productivo y de consumo. Pero no, siguen encerrados en su endogamía, absortos ante los problemas de la gente y aplicando el guante de terciopelo ante los oligarcas de este país, arrodillados ante su poder millonario y mediático y las influencias que todavía captan en las provincias. Con el ministro de Agricultura o los presidentes autonómicos de La Mancha y Aragón disparando a las rodillas de sus poblaciones rurales, al tiempo que seguro, cobrarán los servicios prestados de estos caciques provinciales. Con la ministra de Medio Ambiente y desarrollo sostenible en un inexplicable silencio, al tiempo que Garzón, pausado, manteniéndose firme ganaba la batalla y acaba tomando el pulso a las organizaciones agrarias y a numerosos habitantes de los pueblos y pequeños productores ganaderos y agrícolas.

Que al final el tiro les ha salido por la culata se demuestra en cómo ha pasado al ostracismo todo el debate toda vez que ha quedado claro que la opinión de Garzón es la correcta. La que más futuro aporta al medio rural, al sector primario y a la lucha contra el cambio climático y la degradación de los ecosistemas.

Frente a un modelo colectivo de ganadería extensiva, progresivo en los beneficios, basado en la cooperación y el trabajo, sostenible tanto desde el punto de vista medioambiental como en cuanto a derechos laborales y los derechos animales, respetuoso con los recursos naturales, en especial el agua, pero también en cuanto a la contaminación de suelos, aire y acuíferos en el que estamos la sociedad civil, con un mínimo de sentido común, ponen los intereses de las grandes fortunas y los especuladores. La ganadería intensiva de los caciques de siempre basadas en la explotación del territorio y de todos sus recursos, en su contaminación, en la precarización de los derechos laborales y en la inexistencia de los de los animales. Un modelo basado en el individualismo y el consumismo de productos baratísimos, de bajísima calidad.

Alberto Garzón y Unidas Podemos han salido fortalecidos ante toda la caverna mediática y hedionda de la derecha de este país, incluido los propios y presuntos “aliados” del PSOE, por mantenerse firme en sus propuestas y que estas sean certeras y representantes del sentimiento general de la sociedad civil.

Sin embargo, la Reforma laboral de Yolanda Díaz es un ejemplo concreto de lo contrario. Para la patronal y la derecha de este país representada desde el PSOE hasta Vox es una oportunidad magnífica. En nombre de la concordia y el consenso se les ha presentado un texto que sacraliza las tropelías y atracos perpetrados por el PP hace 10 años.

Y es que hace una década no había diálogo social, ni consenso y se aprobaba por Decreto Ley una normativa laboral que nos ha desposeído como clase trabajadora a unos niveles brutales. Pero por desgracia, casi todas las tropelías de aquella fechoría (salvo la recuperación de los convenios) quedan autorizados y respaldados porque con tal de conseguir la firma final de la patronal, el visto bueno de la UE y la aprobación del componente ultraliberal del gobierno representado en Calviño se fue bajando el listón.

Es cierto que se recuperan ciertos derechos, se reduce el horizonte hacia acabar con la precariedad y la temporalidad y en definitiva, la orientación de la nueva ley laboral cambia el componente tradicional de defensa de la parte contratante para garantizar estabilidad y poder de negociación a la parte contratada, es decir, a los trabajadores. Pero hay otras muchas que quedan expuestas, se mantienen hachazos y se va a hacer muy difícil recuperar muchos de los derechos y garantías que se perdieron en 2012.

El siguiente paso escabroso está ya siendo la Ley de vivienda. Garantizar el acceso a la vivienda de la población debería ser el objetivo final del texto, desvirtuando el componente de bien económico, especulativo y patrimonial de la vivienda, para poder convertirla en un derecho aspiracional que permita la vida en dignidad. Que sea un seguro del ascensor social y no otro componente más de su avería. Frente a este planteamiento tenemos a los tenedores de toda la vida: la derecha patria, los fondos buitres, los medios de comunicación y la convicción general de que la vivienda es una inversión siempre provechosa que no debe ser frenada por darle una cobertura social.

En estos temas es donde se ve la diferente concreción de España, de su sociedad y economía que tiene tanto el PSOE como Unidas Podemos. No está demás recordar que hace casi 11 años salió la gente a la calle a reclamar vivienda digna frente al abuso de tanta corrupción y latrocinio. Y no hablemos ya de la izquierda real o de la que tienen actores decisivos como puedan ser las izquierdas nacionalistas. De si lo dejamos todo en la mano del talante y el pactismo del PSOE de toda la vida con el estado de las cosas de este país, o si luchamos y trabajamos hacia un mundo mejor, más fraterno, digno y donde se aporten soluciones a los problemas que nos lastran desde hace siglos.

De momento y ante las próximas elecciones generales, la mejor baza de Unidas Podemos es Yolanda Díaz y saber capitalizar los avances sociales, que aún siendo tibios y tímidos son, sin duda, responsabilidad directa de la presencia en el gobierno.

Ya he dicho otras veces que es fundamental que desde la izquierda seamos tan beligerantes cuando ostentamos el poder como lo es la derecha cuando lo tiene. Y que seamos ambiciosos y luchemos con los boletines oficiales para defender a la clase trabajadora, garantizando la igualdad, los servicios públicos y las condiciones de trabajo y de vida de la gente. Porque si no será imposible que confíen en nosotros y en vez de avanzar en democracia acabaremos avocados a caminos de fascismo, tecnocracia u oligocracia.

Sin duda no tiene la misma importancia (al menos aparente) los asuntos de fondo que han movilizado la acción política de unos y otros. Pero mientras con la Ley de Vivienda o la Reforma Laboral se ha transitado a través de un camino marcado para no disgustar a los poderosos, Alberto Garzón nos ha mostrado qué hay que hacer. Mantenerse firme frente a los bulos, las amenazas. Reafirmarse en la verdad aunque esta sea incómoda. Ser coherentes en lo más básico y diferencial: en la defensa de los más vulnerables frente a las tropelías de los poderosos, acostumbrados a usar este país para su nauseabundo disfrute.

Sólo así, siendo agresivos legislando y ejecutando, pero también comunicando, se conseguirá que la sociedad, la clase trabajadora, reconozca en Unidas Podemos a quien le defiende, al tiempo de una más que necesaria, imprescindible, toma de conciencia obrera. No en el PP o en la extrema derecha a los que es preciso desenmascarar. Y ni mucho menos en el PSOE que lleva 40 años traicionando la memoria y la esencia de sus bases electorales. Es la única manera de movilizar y hacer que se amplíen los apoyos a la izquierda a dos años vista de las próximas elecciones generales y evitar que lleguen los que no sólo quieren que nada cambie, sino que además, se verán legitimados para desmontar las condiciones de trabajo y de vida de la gente haciendo que la desigualdad ya campante sea total.




lunes, 27 de marzo de 2017

Abandono CC.OO.


Hoy es un día duro. Seguro que te dirás cómo he aguantado tanto. Cómo se han soportando tantas tropelías, tantas sinvergoncerías, tantas fotos, reuniones y declaraciones bochornosas para la lucha obrera y la dignidad colectiva trabajadora. De qué manera se convive con tantos intereses creados, estómagos agradecidos y calaña de miserables. Pues con mucho estoicismo. Y con más convencimiento aún si cabe, de que sólo unidos, sólo informados y sólo comprometidos podemos defendernos como clase trabajadora de las continuas agresiones que el sistema, su sistema, nos inflinge.
Es difícil decir adiós cuando has formado parte de algo 18 años. En el sindicato al que tu padre te llevó; donde desde su otrora bien suministrada biblioteca conseguí las primeras lecturas disidentes y alternativas, y donde me dieron el primer Estatuto de los Trabajadores que tuve. Desde que cumplí los 16 y comencé con aquel recuerdo malogrado de la Sección juvenil. Ya con 18 afiliado de pleno derecho, compatibilizando con el Sindicato de Estudiantes, y trabajando. Con 19 siendo delegado de personal. Luego con 28 otra vez en otra empresa en otro sector. Siempre, todos estos años, atento a las informaciones y convocatorias, siempre tratando de estar en vanguardia, informar a mis compañeros, amigos, familiares. Hacer militancia sindical, crear conciencia de clase. Siempre en Comisiones Obreras.
Hasta hoy, que he solicitado formalmente mi baja de Comisiones Obreras.
Desde hace años CCOO perdió la identidad de lo que fueron aquellas Comisiones Obreras de base de los años 70, comprometidas en la lucha, enfrentado los planes del Gobierno de turno y comprometidas en la unidad de toda la clase obrera y los sectores mas oprimidos de la sociedad.
Desde hace años, los dirigentes de CCOO se olvidaron de aquel compromiso de lucha por crear una Central Única de Trabajadores, basada en la democracia obrera, por definición abierta y pura, de funcionamiento asambleario.
Y desde entonces el esfuerzo de miles de luchadoras y luchadores por intentar reconducir el curso del sindicato ha chocado una y otra vez con un aparato entregado a los gobiernos de turno, a los pactos permanentes con la patronal, a hacer de la Paz Social, un principio sacrosanto, para al final depender, y cada vez más, económicamente del Estado y sus subvenciones, que no han sido más que correas, cadenas y bozales, útiles para perpetrar todas la ristra de agresiones con la que el neoliberalismo, la oligarquía y la España rancia y cutre nos han obsequiado todos estos años.
La actual dispersión de las organizaciones sindicales, centrados en ser únicamente “sindicatos de servicios”, la división de la clase obrera huérfana de conciencia de clase, las tremendas diferencias materiales entre distintos sectores de trabajadores, tiene a los dirigentes de CCOO (y también de UGT) como principales responsables, por haber apuntado a toda la clase trabajadora a una cacería en el papel de presas.
La “paz” presupone que ambos contendientes dejan de atacarse, pero mientras la patronal y los gobiernos (tanto del PSOE, como sobretodo del PP) nos declaran la guerra, hablar de paz social es un eufemismo más que esconde una vergonzosa capitulación por vete a saber tú que intereses personales en el juego de las puertas giratorias.
El 25 de enero de 2010, día infame, CCOO y UGT firmaron con la CEOE el Acuerdo para el Empleo y la negociación colectiva, un pacto para bajar los salarios y no aplicar en las empresas las condiciones recogidas en los convenios colectivos de ámbito superior, dejando al 70% de los asalariados que trabajan en PYMES solos ante la negociación con sus patrones (tampoco se lo deja fácil a los contratados en empresas grandes y multinacionales). Con semejante acuerdo, que por supuesto, de nuevo se hizo sin consulta alguna a los afiliados/as, se daba carta blanca a los empresarios para poder hacer a su antojo cambios de horarios, de jornada y de funciones de trabajo, descuelgues de convenios, etc.
Muchos lo denunciamos en su momento, tanto en las redes, como a través de los cauces internos asamblearios y asistimos al silencio y la desconsideración para con la militancia desde la cúpula directiva federal a cada federación y sector. Defendíamos que tal acuerdo no hacía más que facilitar el gobierno al PP que ya poseía la más grande mayoría parlamentaria (unida a casi todas las regiones e infinidad de ay-untamientos) de la democracia española. Que así iban a poder aplicar una lesiva reforma laboral, en la que “nuestro” secretario general Toxo justificaba “que se necesitaba el acuerdo y lo demandan las personas que están en el paro”. El mismo argumento de Rajoy para la Reforma Laboral. Pues bien, ¿cuántos puestos de trabajo se iban a crear? ¿Cuántos se han creado? ¿Cuáles eran y cuáles son las tasas de actividad, empleo y paro? Aquel acuerdo supuso media reforma laboral y al escenificarlo con las direcciones sindicales mayoritarias se garantizaron, intuyo que pronto sabremos a qué precio, el silencio en los centros de trabajo.
Desde entonces, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras de este país han salido a las calles para solicitar en varias ocasiones la petición de la Huelga General, instrumento máximo del conflicto obrero, para constatar la negativa a la Reforma Laboral, así como para lograr su derogación y así abrir desde la empresa más pequeña hasta la administración las vías de la negociación, restitución de las condiciones laborales, el diálogo para su mejora, que pasan inexorablemente por la disminución de la jornada laboral manteniendo (por lo menos) los salarios.
En frente, no nos hemos encontrado al gobierno y la patronal, sino a Toxo y Méndez (y a unos cuantos secretarios provinciales o regionales) haciendo declaraciones de “no querer confrontar”, sino que el gobierno “rectificará” que querían “negociar”. ¿Pero cómo negociar con corruptos y miserables que perpetran un atraco y una estafa a la clase trabajadora y a su país?
No quisieron ni quieren escuchar otra cosa que no sea garantizar con el Gobierno la "paz social" a costa de la cada vez mayor miseria de los trabajadores y el pueblo.
No hay otra salida para derrotar esa Reforma, para crear conciencia de clase y lograr la defensa y progreso de la clase trabajadora que no sea, la huelga general y no testimonial de un día como pasó el 29 de Septiembre, sino como parte de un plan de lucha hasta echarla a abajo.

Cuanto más nos hace falta un sindicato para unirnos y luchar más convierten los dirigentes de CCOO y UGT a sus sindicatos en un factor de división y de entrega.

¿Cómo vamos a defender desde la sección sindical de CCOO los salarios, los derechos conquistados, si nuestros dirigentes firman sus recortes primero y ahora se niegan a responder con contundencia a la reforma? ¿Cómo vamos a decirles a nuestras compañeras y compañeros que las cosas las decidimos entre todas, democráticamente, en asambleas, si nuestro sindicato hace lo opuesto, funciona por "el ordeno y mando" de los jefes del sindicato sin consulta a la base? ¿Cómo vamos a decirles a nuestras compañeras que el pan y el trabajo se defienden luchando si nuestros dirigentes se entregan una y otra vez al gobierno de turno y a la patronal? ¿Cómo hacer pedagogía de la lucha obrera si el sindicato es en sí una organización kafkiana en la que quien menos talento tiene y menos hace mayor progreso obtiene? ¿Cómo lograrlo todo esto desde una estructura dedicada a la prestación de servicios (cursos, seguros, vacaciones,…) que ni siquiera respeta lo que dice defender cuando trata sus propias relaciones laborales con sus propios empleados y empleadas?

Quizás haya tardado mucho pero no se puede seguir ni un día más en un Sindicato así. Quedarse, desgraciadamente, es acabar haciéndose cómplices de cuanto éste hace.

Abandono CC.OO. pero no la lucha obrera, de la que cada día, me encuentro y pese a las dificultades que siempre versan en los egoísmos personales de mediocres, más convencido.

miércoles, 28 de marzo de 2012

29 de marzo de 2012: Huelga General por el estado del bienestar, los derechos de la clase obrera y nuestra dignidad. Contra la avaricia, la corrupción y el despotismo neoliberal



Aparte de las dudas que dejan los convocantes y sus representantes-bien comidos y bebidos-creo que esta huelga es la de los trabajadores desempleados, trabajadores en activo, votantes del gobierno actual desencantados, profesionales que no han trabajado aún, estudiantes que quieran revindicar su derecho a un trabajo digno. Parece que no faltarían razones para secundarla masívamente. Como era de esperar, el ejecutivo presidido por Mariano Rajoy no se ha avenido a negociar con las plataformas sindicales mayoritarias una modificación de los elementos más sensibles de la reforma laboral. Dicho esto, tanto UGT como CCOO han cumplido su amenaza y, automáticamente, han procedido a desplegar la herramienta más poderosa con la que cuenta la clase trabajadora ante un conflicto de envergadura nacional: la huelga general.

Pero, precisamente, frente a una normativa en materia de relación laboral tan estridente para con las garantías de los trabajadores por cuenta ajena, cabría hacerse la pregunta sobre si esta medida de presión encaja adecuadamente con el escenario a combatir. Los resultados de participación y seguimiento obtenidos en la anterior convocatoria nacional, el pasado 29 de septiembre, fueron desastrosos, dejando en evidencia la fragilidad en la relación entre las entidades destinadas a proteger y liderar la defensa de los derechos y garantías de los trabajadores y éstos últimos. Es cierto que siempre ha resultado más complejo plantear un escenario de huelga al PSOE que a la derecha, que la crisis en ese momento había asomado la patita pero con las uñas pintadas… pero el fracaso en las cifras de seguimiento presentaban ese daño estructural desde el lado de los asalariados.

Todo esto, no obstante, queda en agua de borrajas frente al decorado que se vislumbra por estas fechas: las cifras de desempleo no dejan de crecer, la crisis económica ha derivado en crisis social, de confianza en la capacidad propia, así como desesperanza en el futuro inmediato y, para rematar, llega precedido por ese marco legal mencionado, convalidado ayer en el Congreso de los Diputados, que legitima la posición exclusiva de poder por parte del empleador en todas aquellas cuestiones que afecten a una relación que nunca será entre iguales, pero que ahora se consolida como exclusivamente desequilibrada.

Los millones de potenciales trabajadores desempleados secundarán, en su inmensa mayoría, las movilizaciones, lo que a tiro de cámara periodística reproducirá un vacuo éxito en la movilización, pero no hay que olvidar que el objetivo último de una huelga general es detener la productividad de un Estado para forzar negociaciones colectivas y, reforma laboral en mano, el enemigo a batir se convierte, paradójicamente, en el principal disuasor del seguimiento de la convocatoria por aquellos empleados en activo. La huelga existe como derecho constitucional, pero aparece como reminiscencia normativa frente a un acorralamiento absoluto por parte del nuevo escenario.

Todo aquel que se plantee acudir a la cita lo hará aterrado por represalias más que posibles, por estar encabezando la lista de esclavos a empapelar con las orejas de burro del paro. De igual manera, veinte días de margen para conseguir una movilización eficaz no parecen el plazo más adecuado para conseguirlo.

Precisamente, millones de potenciales secundadores hubieran entendido más conveniente esta celeridad si se hubiera establecido en el transcurso de la aprobación del decreto-ley y, por ende, el conocimiento exacto del contenido, y su convalidación parlamentaria, con el objeto de presionar modificaciones en el trámite que ayer se consagró. Son matices, tal vez excusas, ante un panorama que nos reclama compromiso valiente y enfrentamiento sin ambages, todo con tal de recuperar terreno perdido desde una óptica solidaria y colectiva. En definitiva, hay mil pegas, hay millones de impedimentos, pero hay que decir SÍ a la huelga general.

El 20 de noviembre de 2011, Mariano Rajoy ganaba las elecciones a la presidencia del Gobierno de España. Su partido, el Partido Popular (PP), obtuvo la mayoría absoluta en escaños con un total de 186 (a pesar de que sólo lo votaron el 31% de los españoles llamados a las urnas, cosas de nuestro corrupto sistema electoral). No han pasado ni 4 meses de su llegada al poder y la mayoría de la población española, especialmente la situada ideológicamente en la izquierda, ya está saturada del que sin duda va a ser el mandato más derechista desde el regreso a nuestro país de la pseudodemocracia en 1975. Lo último y más grave: la Reforma laboral.

Hoy, día 8 de marzo del 2012, ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados la nueva Reforma laboral del Gobierno. Ésta, ha sido aprobada con el apoyo del PP, de CiU, de UPN y del FAC. La partitocracia funciona así. Una serie de supuestos representantes del pueblo deciden leyes de vital importancia para todos en vez de preguntar directamente al pueblo, como ya propugnaba Jean Jacques Rousseau allá por el siglo XVIII. El resto de formaciones políticas (PSOE, IU, UPyD, PNV, ERC, NABAI, Amaiur, etc.) han votado en contra. La aprobación de esta nueva e injusta Reforma laboral, es la guinda del pastel de las reformas que ha efectuado el "des"Gobierno del PP" desde que lleva en el poder. Tras 7 años y medio de Gobierno del PSOE (vergüenza debería darles llevar en sus siglas la O de obrero), en los que especialmente en la segunda legislatura, se maltrató al trabajador en favor del empresario, ha llegado ahora el PP para culminar el proyecto y hacerlo, además, sin un atisbo de condescendencia con los trabajadores y con un fervor apoyo hacia las medidas neoliberales que se quieren impulsar en toda la UE (medidas que se está demostrando que no sirven ni para generar empleo ni para salir de la crisis, sólo para castigar a los Estados y para enriquecer a unos pocos aún más).

Y es que, desde el poder y sus acólitos medios de comunicación, se nos bombardea diariamente con la necesidad de hacer recortes, con lo negativo del déficit, y con que hay que efectuar reformas que ayuden a los empresarios a crear empleo ante la crisis que nos sacude. Y nos piden a nosotros, el pueblo, que hagamos un esfuerzo. Pues bien, resulta que todo esto es falso. Esta vieja técnica, que se conoce como "Doctrina del shock", busca hacer pensar a la gente que todo va tremendamente mal, para que la población acabe aceptando cualquier cosa. Es decir, privatizaciones baratas a mansalva, reformas laborales injustas, y recortes tremendos a lo público, que es lo de todos. Esto no es nuevo, Margaret Tatcher y Ronald Reegan fueron los primeros gobernantes modernos en aplicarla.

Pero hay infinidad de economistas (por ejemplo Vicenç Navarro) que subrayan que el déficit de un Gobierno no tiene por qué ser malo. Es como si a una familia se le impidiera pedir créditos. Es decir, endeudarse. Sería imposible que dicha familia pudiera emprender nuevos gastos que sobrepasaran sus sueldos, con lo que eso conlleva. Pues éso es lo que quieren hacer los "Mercados" con los Estados soberanos. Los denominados "Mercados" son en realidad las agencias de bolsa, de calificación, las entidades financieras, los lobbys y las empresas multinacionales, que son quienes realmente gobiernan el mundo en la actualidad. Para este poder político, resulta de lo más interesante hacer creer a la población que la culpa de la crisis la han tenido los déficits de los Estados y su modelo de bienestar. Algo totalmente falso. La culpa de la crisis, y en esto coinciden el 90% de los expertos en economía, la han tenido los especuladores financieros y los corredores de la Bolsa. Por supuesto, también son cómplices los gobiernos de la Unión Europea, de los Estados Unidos, de Japón y de otras potencias, que han permitido que los denominados "Mercados" hayan adquirido tantísimo poder hasta el punto de poder chantajear a los gobernantes electos por el pueblo.

Para llevar a cabo su "hazaña", Rajoy ha situado como ministros a una curiosa mezcla de hooligans de la política (como el impresentable de José Ignacio Wert o Arias Cañete), de neoconservadores (con Ana Mato, Ana Pastor o María Dolores de Cospedal como claros ejemplos), de políticos bien vistos por la opinión pública (Gallardón o Soraya Saénz de Santamaría) y, lo más importante, de personajes que en su día estuvieron relacionados con esos "Mercados" que dominan el mundo, como son Luis de Guindos o  Cristóbal Montoro. De hecho, el actual Ministro de Economía, De Guindos, fue director de Lehman Brothers, cuya caída es uno de los componentes de esta crisis económica internacional. Con lo cuál, uno puede sospechar sobre de quiénes recibe órdenes el Presidente del Gobierno a la hora de gestionar el país.

Así pues, este gobierno ha efectuado, o tiene en trámite, medidas como la subida del IRPF (suponiendo una de sus grandes mentiras electorales) a todas las capas de la población, la reducción drástica del gasto público (con lo que ello conlleva, especialmente para el funcionariado español), el aumento en la subvención de las corridas de toros (para la tortura sí hay dinero por lo visto, ¿verdad señor Wert?), la aprobación de la llamada Ley Sinde, la retirada del nuevo temario de la oposición de los profesores de secundaria (puteando a 60.000 opositores), la introducción del copago en la justicia (lo cuál habría que ver si no vulnera la Constitución en su artículo que dice que todos los españoles somos iguales ante la justicia), la reforma de la Ley del aborto (que veremos en dónde acaba), recortes en la investigación científica, y por supuesto, la ya nombrada Reforma laboral que convertirá a los trabajadores del Estado Español en casi esclavos.

Por tanto, los próximos meses van a ser duros. Nos quedan, probablemente, casi 4 años de Gobierno del PP (y lo peor es que seguramente la alternativa que elegirá la mayoría será el PSOE), que seguro traerán mucha polémica, mucho populismo barato (se avecina la imposición de la cadena perpetua revisable, casi nada) y muchos recortes en los derechos de los trabajadores. Contra ello, sólo nos queda movilizarnos, protestar, hacernos oír. Hay que intentar informar a la gente de lo que los medios de comunicación capitalistas no cuentan. En definitiva, y a pesar de lo vendidos que están los sindicatos mayoritarios de este país (CCOO y UGT), debemos unirnos en una misma voz que luche por gritar e imponer que otra economía es posible (¿Les suena, por ejemplo, el keynesianismo?), y que las personas somos más importantes que el interés de los "Mercados". Citando una eterna consigna anarquista que vi escrita hace ya mucho tiempo: LA LUCHA NOS DA, LO QUE LA LEY NOS QUITA.

Esto es lo que nos jugamos mañana
  • Derecho a que te bajen el sueldo. Defiéndelo.
  • También tienes derecho a que te despidan si tu jefe ha ganado un poquito menos de lo que le gustaría. Esto es importante.
  • No olvides tu derecho a que tu jefe se pueda saltar el convenio y ofrecerte unas condiciones de trabajo individuales por debajo de los mínimos estipulados en convenio.
  • Defiende el derecho a que te puedan despedir en cuatro días, a pesar de que hayas decidido trabajar en un día de huelga.
  • Te corresponde el derecho a que te despidan por la mitad de dinero.
  • Derecho al trabajo en el día de huelga, los parados que se jodan los otros 364 días del año.
  • Derecho a pensar que no vamos a conseguir nada con la huelga. Es mejor quedarse quietos y no hacer nada. Aguantaremos con lo que venga y ya está. Es por nuestro bien.
  • Que nadie te quite la ilusión de heredar la empresa. Estaría bueno.
  • Tienes derecho a “pasar” de los sindicatos, porque son todos iguales. Lo único que quieren es ganar dinero sin trabajar. Van a lo suyo y son todos unos chupópteros ¡todos! Incluso la CNT, que no tiene liberados, que se gestiona con la cuota de sus afiliados y no cobra un euro del estado. A ti no te la dan.
  • Tienes derecho a ponerte en lugar del empresario. Cuántos problemas tiene... no como tú, egoísta.
  • Derecho a que te alarguen la edad de jubilación hasta los 67 años o incluso a los 70, aunque estés para el arrastre. Fundamental.
  • Derecho a que te suban los años de cotización para que puedas cobrar menos jubilación. Que no te quiten este derecho.
  • No renuncies al derecho de entregar tu dinero (dinero público) a los bancos, para que se puedan hacer recortes en gastos sociales e infraestructuras. ¿Para qué queremos tantos hospitales o escuelas? Lo primero es la banca, que está sufriendo mucho.
  • Pero sobre todo, que nadie te quite el derecho a dejar un mundo peor para tus hijos, dilapidando los pocos derechos que nos quedan y que nuestros antepasados conquistaron con sangre, sudor y lágrimas. Que les den por saco, di que sí.
Y un par de lecturas obligadas sobre la huelga de hace año y medio

RECORDATORIO: ¿Qué derechos tengo en una huelga?


No hay lugar a la resignación, la lucha nos ha enseñado muchas veces que es el camino, y será la lucha la que nos hará recuperar terreno y hacerles retroceder.






NO SOMOS SUS ESCLAVOS.


¿Los Servicios Mínimos son legales?

Los únicos servicios mínimos legales son aquellos que están publicados en el Boletín Oficial del Estado o en el del Gobierno autonómico que corresponda.

En ese boletín sale mencionado explícitamente el nombre de la empresa y departamento que tiene que hacer un servicio mínimo. El empresario, mediante carta, ha de hacer mención al punto del BOE exacto que justifique el servicio mínimo.

En el sector de Informática o Consultoría es casi imposible que haya cualquier tipo de servicio mínimo. El establecimiento de servicios mínimos fuera de los indicados por el Gobierno se consideran un ataque gravísimo al derecho de Huelga y es denunciable.

Mi Jefe me pregunta si voy a hacer Huelga ¿Tengo que responderle?

NO. El trabajador notifica a su empresa que hace Huelga cuando no va a trabajar. Esta decisión se puede tomar en el último momento y no afecta si antes dijo lo contrario.

Mi Jefe me presiona para que no haga Huelga ¿Qué hago?

El derecho a Huelga es considerado un derecho fundamental de los ciudadanos y, como tal, protegido especialmente por la Constitución.

Si algún jefe o empresario coacciona a un trabajador para que no haga Huelga está cometiendo un delito muy grave. Debe ser parado y denunciado. Ponte en contacto con la Sección Sindical de tu empresa en la que confíes más.

Ese día me toca Guardia ¿tengo que hacerla?

NO. En la Huelga, legalmente, no se realiza ningún tipo de trabajo, sea el habitual o el puntual como una intervención por guardia.

De hecho, uno de los objetivos de una Huelga es que la ausencia de nuestro trabajo tenga consecuencias en sus negocios. ¿No somos tan prescindibles para ellos? ¿No nos tratan como basura o despiden a la primera oportunidad?

Que comprueben cómo de prescindibles son los ’recursos’.

Si tienes móvil o portátil de guardia dáselo a la empresa o simplemente apaga el móvil las 24 horas de la Huelga.

¿Las horas que no trabaje las tengo que recuperar después?

En absoluto.

Y la Huelga ¿Servirá para algo?

Todo lo que hemos conseguido como trabajadores nunca se nos ha regalado. Desde el esclavismo del s.XIX cualquier mejora ha sido arrancada mediante movilizaciones y lucha de los trabajadores en diferentes países.

En todo este tiempo hemos parado también innumerables agresiones mediante nuestra movilización. A veces no es suficiente y no hay garantía asegurada de victoria porque el enemigo es muy poderoso, pero podemos tener algo muy claro: Si no luchamos, nos machacan hoy y nos aplastarán mañana.

La Historia no es sólo un libro, es la evidencia de que luchando recuperamos dignidad y seguridad mientras que no haciendo nada compramos sumisión, miedo y explotación salvaje.

domingo, 18 de marzo de 2012

Nos hemos vueltos locos ya


Existe un episodio de Los Simpsons que resulta en estos momentos, como siempre con todas sus reposiciones, especialmente recurrente. Perdida toda la familia en el desierto, Homer advierte que lo más seguro es que terminen todos locos e inician un viaje sin rumbo en el que los niños no hacen otra cosa que preguntar “¿nos hemos vuelto locos ya?, ¿nos hemos vuelto locos ya?, ¿nos hemos vuelto locos ya?", a semejanza del repetido “¿Hemos llegado ya?” que suele ser frecuente en todos los viajes con niños. Pues bien, ese “¿nos hemos vuelto locos ya?” me asalta reiteradamente en estos ya largos meses con cada medida que se anuncia o cada vuelta de tuerca que nos aprietan. Porque ninguna de las medidas anunciadas tiene como resultado el objetivo que pretenden o anuncian, incluso no tienen reparo en decirlo, y como en una mala película “¿nos hemos vuelto locos ya?” resulta ser un mantra que expresa mi (y no sé si debo decir nuestra) sorpresa creciente ante el despropósito y a la vez nuestra esperanza de que alguien de puro repetida y de puro desatino se dé cuenta y rectifique.

Resulta sorprendente que ya todos hayamos asumido que el sistema público de pensiones es insostenible, que es necesario aumentar la edad de jubilación y que la enorme riqueza acumulada no pueda traducirse ya en un retiro merecido, deseado y digno. Y en cambio siguen aumentando las aportaciones a planes privados de pensiones con desgravación fiscal.

Produce no menos asombro que se implante el “céntimo sanitario” que no pretende en modo alguno mejorar el sistema público de salud, que también resulta insostenible, porque ya sabemos que están aplazados hasta el día del juicio las obras del hospital y los nuevos centros de salud aquí en Salamanca, y se anuncian recortes severos en atención y recursos, que “obliguen” a poner sobre la mesa eso que llaman “copago”, mientras se recomienda y, a veces, se obliga a contratar servicios privados o se derivan a centros privados pruebas o servicios rentables.

Lo mismo ocurre con la educación, objetivo prioritario para todos los políticos en campaña, pero que ahora los recortes dificultan atender al abastecimiento de luz, calefacción, etc. por no hablar de las necesidades educativas, mientras se siguen concertando centros privados.

Así que, en esta nueva locura, se admite como necesario una reforma laboral que debilita los derechos (que no privilegios) de los trabajadores (que no de los sindicalistas, sobretodo de su cúspide), precariza el empleo, abarata el despido, desactiva la negociación colectiva y deja inermes a los trabajadores ante las decisiones de los empresarios (empleadores, emprendedores como quiera llamárseles ahora) y que ya han advertido que no va a crear empleo hasta que la economía no se recupere, y no se recuperará porque entrará en recesión como consecuencia de los recortes necesarios para reducir el sacrosanto déficit. Así que, ¡ya me dirán si eso es un horizonte esperanzador para los 5 millones de parados y los que aun conservan su empleo!

Y el problema de todo esto no es que rompa el equilibrio de fuerzas, ni modifique el marco de las relaciones laborales. Entendida en su contexto, esta reforma laboral es otro de los recortes salariales y de derechos, que rebasa la línea roja de la concertación y abre a un horizonte de conflictividad laboral.

Tomados de uno en uno estos recortes constituyen un retroceso peligroso, pero en su conjunto, representan la ruptura no sólo del consenso democrático y constitucional, sino del previo y preliminar consenso político y social. Si resulta que el estado no garantiza ni las pensiones, ni la sanidad, ni la educación, ni los servicios sociales, ni el trabajo, y no lo garantiza para todos, porque una minoría quiere preservarlo para ellos y negarle los derechos a la mayoría, los principios de la convivencia social están rotos y hay que revisarlos empezando desde el principio.

Cuando no confiamos en que quienes supuestamente nos representan en las instituciones defiendan los derechos de la mayoría, la solución no está sólo en el parlamento. La reforma laboral es la gota que colma el vaso de unas políticas de recorte insolidarias e injustas. De nosotros depende el 29 de marzo cambiar el rumbo de la política económica y llevarla a la senda del consenso, la democracia y la justicia. La respuesta está en la calle.

lunes, 20 de febrero de 2012

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XVI


Han dicho en su congreso donde se han afilado los sables en base a un ejercicio sin igual de peloteo y doramiento de la píldora que la crisis es culpa de todos. ¡Hombre! dicho así, pues sí, es culpa de todos. Lo único que pasa, es que hay algunos “todos” que son más culpables que otros todos. Hay unos “todos” que nos han metido una sociedad insostenible más que nada, porque no hay recursos para TODOS, y si unos se llevan mucho, otros necesariamente se han de llevar menos. Y claro eso “todos” lo saben muy bien, pero para que ellos tengan mucho, necesitan que todos, consumamos mucho, sobre todo muchas cosas que no necesitamos.

Así que “todos” diseñan una sociedad que nos meten por los ojos (medios de comunicación), que cuentan con que el ser humano es avaricioso casi por naturaleza, sobre todo cuando te están vendiendo también la moto (si ya te compras la casa, por poco más te compras un coche y además te metemos en el mismo crédito el coste de amueblarla)… eso no está escrito, claro, no, eso te lo han dicho los empleados con quien negociabas la hipoteca. Eran lo que te ofrecían. Y por ná… si te ponías a leerte la letra pequeña, no había manera. Con el gasto que era, ¿para qué consultar con un abogado? además, no habría servido de nada, si no es con esas condiciones tampoco tenías hipoteca. Así que… ¡oh, wait! qué resulta que ahora no sólo pierdes la casa, sino que tienes que seguir pagando la hipoteca, porque ahora la casa, no la cubre… y claro es que el banco no quiere casas, pero bueno, igual, si se queda la casa y además sigue cobrando… la pérdida no es tanta, ¿o si?

Pero claro, ya hemos dicho que TODOS somos culpables. Estoy de acuerdo. Por gilipollas. Por creer que por vivir “medianamente bien”, ya no teníamos que seguir luchando por un mundo mejor, por creer que nuestros representantes políticos nos protegían en lugar de venderse al capital.  Por creer en los cuentos de hadas, que el bueno es bueno y el malo es malo y es algo que sabemos casi desde el prinicipio.

Si, somos culpables porque nos han puesto la miel en los labios y luego nos han dicho que está dulce y que no nos va a costar casi nada. Somos culpables por no montar un pollo cuando comprobamos las condiciones a la hora de contrar un seguro y comprobar que luego es más estafa que otra cosa. Por no montar un pollo, cuando comprobamos que la electricidad que estamos pagando es al precio más caro, cuando ésta tiene varios precios y que en lugar de hacer un prorrateo, directamente hace los números de lo que les debemos, con el más alto… por no montar un pollo por tener el adsl de menor calidad y más caro de toda Europa,... y así sucesivamente, y con multitud de situaciones que he ido recopilando en el blog a lo largo de estos años.

Y si, podría seguir, pero creo que con estos ejemplos queda claro a dónde quiero ir a parar. Si de algo somos todos culpables es de haber sido confiados, de habernos despreocupado. Y sobre todo de haber dejado de pensar por nosotros mismos. De haber dejado de mirar por “nuestras cosas”, no sólo pensando en que es “nuestra cosa”, sino que un poco de nuestra cosa, con otro poco de la cosa del vecino, igual resultaba que lo que nos estaban vendiendo “todos” pues no era realmente lo que todos creíamos…

Y tan metido tenemos que esa es la sociedad que nos gusta, nuestro “cuento de hadas” que cuando de repente nos encontramos con que no tenemos suelo bajo nuestros pies, nuestra respuesta es volvernos hacia nuestros representantes, y confiar en que ellos van a saber arreglarlo. A veces porque nos dicen que es cuestión de “responsabilidad”, otras porque nos dicen que está claro que los empresarios saben mejor gestionar “los negocios”, porque no podemos vivir si un banco se va a la mierda, tampoco si se va una fábrica de coches, luego no podemos vivir sin Europa, así que hay que hacer lo que nos dicen, por más que veamos que las medidas que han puesto en otro países, más que arreglarlos, ha ayudado a hundirlos…. y no vemos salida. Y luego resulta que España gana un mundial, ¡joé qué alegría, qué subidón, qué efecto placebo, oe, oe oe!… nos meten una reforma laboral en plenas vacaciones, porque saben que la respuesta ahí va a ser mejor dado que “estamos felices”… o luego nos meten otra reforma laboral brutal y lo más importante es que los franceses se meten con nuestros deportistas… a esto en psicología y en todas partes, se le llama no querer afrontar la realidad.

Así que sí, la culpa es de TODOS, aunque no “todos” lo están pasando tan mal como todos.

Pero este es el momento de reaccionar, y al ataque neoliberal cada ddía que pasa, cada acción que sucede, se añaden más y más reacciones. El ciudadano español sigue en su bavia aletargado, votando al pp para que estos a su vez les boten, devaluando al ciudadano, al trabajador ya que no tienen potestad ni moneda que devaluar.

La reforma laboral que nos han presentado es un ataque a la línea de flotación del estado del bienestar y sólo sirve para garantizar la barra libre del despido y enquistar la crisis en un círculo vicioso de desarraigo social, desigualdad, marginalidad para la mayoria, y de corrupción, riqueza, beneficios para una minoría. Este ataque rompe la paz social y hace evidente el fracaso del bipartidismo español, de las políticas neoliberales y de la dirección que la unión monetaria europea ha llevado hasta ahora.

Si creen que con esta reforma laboral la salida de la crisis es la inversa a las políticas actuales.Están muy equivocados; pero más lo estaríamos nosotros si les seguimos dejando, y les seguimos dando confianza para continuar esquilmando los derechos por los que ha luchado el movimiento obrero durante más de dos siglos. Nuestros bisabuelos, abuelos y padres, que soñaron un mundo mejor de justicia social y libertad, y que nosotros mismos hemos puesto en peligro cediendo en demasiadas ocasiones a los lobos el control del gallinero, tan preocupados como hemos estado saboreando insípidos opiáceos consumistas, que nos han distraido de lo importante. Que nos han alejado entre nosotros, separado y construido un miedo infame e injustificable, que ahora debemos doblegar para unirnos todos y todas, por un futuro mejor, sin las desigualdades sociales que su religión, su trasnochado y retrogrado pensamiento, su política, su economía, su liberalismo han provocado.

A pesar de la propaganda, de las mentiras sobre los sueldos de los liberados y del ataque permanente contra los sindicatos, las masivas manifestaciones de ayer fueron un éxito: cientos de miles de personas dejaron claro en la calle que no van a rendirse sin más, que no van a permitir en silencio que el Gobierno de Rajoy pisotee sus derechos. Desde el Partido Popular y sus medios afines ya están restando importancia a la protesta del domingo. Se equivocan. Si la primera gran movilización ciudadana contra el decretazo le parece al PP y a sus mariachis pequeña, irrelevante, irresponsable, rencorosa o trasnochada, que esperen unos cuantos meses. Bastará con que los verdaderos efectos de la reforma laboral se hagan patentes –más paro, despidos de oferta y sueldos aún más baratos– para que las protestas que vengan después hagan que el 19-F parezca una simple broma.

Se equivoca también el Gobierno y su coro mediático con esa evidente campaña de desprestigio contra los sindicatos, esas organizaciones que quieren aparcar como obsoletas los mismos que defienden la vuelta al siglo XIX como única solución contra el paro. Les pueden pasar dos cosas: que se les vaya la mano y su propio prestigio quede tocado –qué hipócrita resulta ver al PP criticar la falta de transparencia de los sindicatos cuando ellos mismos no aclaran los sobresueldos que pagan desde Génova, un dinero que también es público–. O que esta campaña sea un éxito y, muertos los sindicatos, tengan enfrente a un rival mucho más peligroso para la estabilidad social de España: a una protesta amorfa e incontrolable, sin líderes ni interlocutores claros, a unas movilizaciones a la griega, a un nuevo 15-M desbocado.

Y aunque la policia fascista agreda impunemente siguiendo los dictados de sus amos y anhelando tiempos franquistas, incluso a niños y jóvenes de un instituto valenciano, la lucha en la calle seguirá. Porque es el resultado del despertar ciudadano por un mundo social de igualdad y libertad,por una salida a la coyuntura económica que llaman crisis, y que es una estafa, con justicia y que nos traiga una sociedad en la que la corrupción y la bajeza moral esten penadas y castigadas. En definitiva, que el pueblo depositario de la soberanía y utilizando su libertad y su pensamiento crítico sea capaz de coger las riendas de su destino para construir su futuro, y decidir por y para todos un lugar mejor donde vivir. Un lugar, como por ejemplo Islandia.

Rajoy dice que la reforma es justa, buena y necesaria. Rajoy quiere que creeamos lo que no vemos. Y no se ve, porque no es. Ya se sabe: "Si el paro baja sera por la reforma laboral; si no lo hace, por la herencia socialista". El presidente del gobierno ha hablado también de “sacrificio” ¿a qué estamos jugando? Es demasiado grave nuestro problema para confiarlo a la fe o al “como dios manda”.

Se estudia si su decreto ley incumple 8 preceptos constitucionales… cuya resolución se extendería no menos de 5 años. Ya hay ejemplos de su aplicación: un taller de coches de Gijón propone aumentar 5 horas la jornada y reducir salarios en un 15%. O estos otros, víctimas de la barra libre del despido. Así, dice Rajoy, nos ponemos “a nivel europeo”. No es cierto, pero sería en el despido en todo caso, no en los sueldos que duplican y triplican los nuestros y permiten afrontar cualquier eventualidad. Tampoco en las prestaciones sociales que se sitúan para los españoles entre las más bajas de la tabla. Y toda la plana mayor del PP sigue a Cospedal, cuando se quita la mantilla española y el rosario, para decir: ha sido la “herencia“.

Es mentira. Un editorial del New York Times se lleva las manos a la cabeza por el Curso erróneo de Europa que pagamos en particular, griegos, portugueses y españoles. Es la austeridad, las políticas neoliberales -que también aplicó Zapatero- lo que aumentará la recesión y el paro. De Guindos –que me parece un curioso personaje- lo dice también bien claro: La economía española va a empeorar y las cifras del desempleo también. Pero no las finanzas de los aliados del neoliberalismo. De los ricos que se lucran de él, no de los incautos (por no decir algo que podrían considerar más ofensivo) que lo sustentan aceptando el “sacrificio” y los autos de fe. Incluso los recortes que ponen en peligro hasta nuestra vida. En tanto otros ganan a nuestra costa cantidades obscenas.

No somos todos, centenares de miles de personas hemos salido a la calle en toda España, en 57 ciudades, para decir no a esta reforma laboral. A tanta mentira. A tanta injusticia. Rajoy dice que respeta las manifestaciones, pero le traspasan de una oreja hasta la otra en un segundo. La cuarta parte de los españoles le ha votado lo que curiosamente le da una mayoría aplastante de gobierno, no hay más que hablar. Ya veremos. Ostentar la representación de la soberanía popular, obliga a escuchar a la sociedad, y a gobernar para ella, no solo para empresarios varios. Son ellos los que han acabado con el diálogo, los que han provocado la ruptura de la paz social.

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros X
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XV


lunes, 13 de febrero de 2012

No somos mercancía en manos de políticos y banqueros XV


Este resumen y los pdfs, me los han pasado de CCOO, y si, sé que algunos pensáis que en los sindicatos nos comemos los niños crudos, y aunque yo mismo soy muy beligerante con la dirección que los dos mayoritarios han tenido los últimos 8 años riéndole las gracietas a ZP incluso cuando no cumplía sus promesas (reforma del mercado de la vivienda, ley del suelo, inversión en I+D+i,...) y también cuando este abrazo el dogma neoliberal sin rechistar, pasándose entre otras cosas la democracia española, la sagrada constitución, la separación de poderes y la decisión legítima de los ciudadanos españoles por la entrepierna de merkel y sarkozy...

Pero aquí tenemos delante, y a partir de hoy y con RETROACTIVIDAD, la reforma laboral pepera. Supongo que alguno, alguna, habrá votado a la derecha. Muy bien.
No me entra en la cabeza lo de votar a los patronos, pero para que sepáis lo que nos quieren hacer, por favor, leerlo y reflexionar.
Con votos cargados de costumbrismo, odio, religión, intolerancia, revanchismo lo que tenemos hoy es la degradación de las condiciones de vida del 90% de la población española. Si, incluido jubilados.
Con el pretexto del alto paro, nos quieren colar, y nos han colado, una vuelta al esclavismo y la servidumbre más rastrera, falaz y retrógrada. Nos dicen que busca facilitar la contratación, y yo digo los cojones. Cómo va a servir para bajar el paro una reforma que en vez de fomentar la contratación, sirve pàra simplificar, ampliar el espectro y disminuir el gasto de un despido. En qué cabeza entra.

O como se explica sino es con ánimo de convertir la vida de los asalariados en un infierno, con consecuencias deleznables en el consumo interno (motor económico de este país) y en la sociedad en general, la ruptura unilateral por parte de lo que se supondría agente conciliador y árbitro, que debería ser el gobierno, en el diálogo entre patronal y sindicatos¿?
Valorar las consecuencias sobre el descuelgue de convenios, o simplemente leeros con atención el convenio vigente al que estáis adscritos en vuestra empresa, vuestra profesión o en los estudios que estáis desarrollando (en este enlace, va el mio) y valorar en qué grado de beneficio, salubridad y calidad de vida se mueve el ambiente en vuestro entorno de trabajo, y las consecuencias sobre él que ha tenido el diálogo social y la firma de convenios con las partes implicadas. Y ahora pensar, como pueden cambiar las condiciones de vida, simplemente cuando un empresario, unilateralmente, adscribiéndose a la reforma laboral vigente cierre el marco jurídico sobre el que desarrolla su actividad y relaciones laborales, y pueda hacer, hablando pronto y mal, lo qué le salga de los cojones.

Por no hablar, de qué si te ausentas del trabajo 9 días, con baja médica en regla y firmada, en 2 meses te puedan despedir.
Lo que quieren es seguir maximizando sus beneficios; cobrar sus subvenciones y dinero público y que seamos los trabajadores y la clase baja (olvidaros eso de que hay clase media, y empezar a pensar en Grecia, como país, coyuntura y también como posición sexual) los que paguemos la factura.
Y ahora como no tienen peseta que devaluar, ni cojones, para plantarle cara al eje franco-alemán, lo que quieren devaluar es la calidad de vida y la vida en si misma de los ciudadanos.
Con recortes sobre educación, sanidad, derechos y deberes sociales, y ahora con una reforma laboral que unido a su programa electoral nos coloca como un estado medieval, con el integrismo religioso exhacerbado y descocado, y en materia de relaciones laborales, en el siglo XIX.

Pues bien, lo dicho: gracias por aguantarme el tostonazo; pero es muy importante leer, pensar, reflexionar y después actuar. No se puede permitir que nos quieran llevar al pasado, para que ellos puedan seguir llevando su tren de vida, y sus corruptelas. Esta Crisis no la pagamos; y de aquí y ahora, se sale con un mundo mejor, más social, justo, igualitario y ético.

Primera valoración del Real Decreto de la reforma laboral.
  1. El Gobierno, pese a sus declaraciones, ha despreciado el diálogo y la concertación social y lo ha hecho tanto por no convocar a las organizaciones sindicales y empresariales para negociar los contenidos de la futura reforma como por instrumentalizar interesadamente el contenido del segundo acuerdo para el empleo y la negociación colectiva suscrito entre los agentes sociales el pasado 25 de enero.
  2. El Gobierno abarata y facilita el despido:
    • Reduce la indemnización de 45 días por año con un limite de 42 mensualidades en el despido improcedente,  a 33 días con un limite de 24 mensualidades en todos los contratos indefinidos.
    • Se modifican las causas de despido para evitar el control judicial.
    • Elimina la autorización administrativa en los despidos colectivos, lo que va a afectar gravemente a las posibilidades de alcanzar acuerdo con indemnizaciones superiores a los veinte días por año.
    • Facilita el despido por absentismo (entre el que se encuentra el debido a enfermedad), al desvincular el del trabajador del nivel del resto de la plantilla.
  3. El Gobierno no reduce las modalidades de contratación indefinida; al contrario crea un nuevo contrato:
    • Contrato indefinido que podrán utilizar el 95% de las empresas españolas. Este contrato podrá extinguirse durante su primer año sin indemnización alguna por la simple voluntad del empresario.
    • Además se empeoran las condiciones de otras dos modalidades de contratación:
    • Contrato para la formación y el aprendizaje. Se desvincula de la formación del trabajador.
    • El contrato a tiempo parcial se modifica para permitir la realización de horas extraordinarias, lo que anima al fraude en la concertación de  sus condiciones y tiene efectos en las cotizaciones y prestaciones sociales.
  4. El Real Decreto afecta gravemente a la negociación colectiva  conduciendo a los trabajadores a la negociación individual de sus condiciones de trabajo:
    • Contempla la inaplicación de los convenios a través del arbitraje obligatorio,  pone fin a la ultraactividad de los convenios colectivos a los dos años de la terminación de su vigencia inicial; individualizando las condiciones laborales de los trabajadores.
    • El convenio de empresa, sea cual sea el número de sus trabajadores, se sitúa sin excepción como preferente respecto al convenio sectorial.
  5. El Gobierno a través de las medidas de flexibilidad interna pretende corregir la dualidad del mercado de trabajo colocando a todos los trabajadores en una situación más desprotegida frente al poder discrecional del empresario:
    • Amplía las posibilidades de movilidad geográfica,
    • Facilita al empresario la posibilidad de modificar unilateralmente jornada, horario y sistema de rendimiento, entre otras condiciones sustanciales de trabajo,
    • Permite, sin autorización administrativa suspender o reducir temporalmente la jornada de trabajo.
  6. Incide en la calidad de los servicios públicos y se facilita el despido de los trabajadores de las Administraciones Públicas:
    • Puestos de trabajo hasta ahora ocupados con contratos laborales podrán ser ocupados por desempleados perceptores de la prestación por desempleo.
    • Se contemplan para los empleados con contrato de trabajo de las Administraciones Públicas las mismas las causas de despido que las establecidas para las empresas privadas.
  7. Introduce diferencias en las posibilidades de empleo de los parados colocando en mejor situación a quienes perciben prestaciones respecto de aquéllos que ya han agotado las mismas. Se hace posible compatibilizar la percepción de desempleo con trabajo y se contemplan incentivos fiscales por la contratación de perceptores de desempleo.
  8. Crea las condiciones para condenar definitivamente a los jóvenes al desempleo y al infraempleo a través de “infrajobs” por la vía de la contratación a tiempo parcial y de un nuevo contrato de aprendizaje desvinculado realmente de la formación.
En conclusión, es una nueva reforma que no sólo no va a crear empleo sino que va a favorecer su destrucción. Una reforma que desprotege todavía más a los trabajadores y trabajadoras y favorece un mayor poder discrecional de los empresarios; que va a condenar definitivamente a los jóvenes al desempleo o a la infracontratación, que penaliza a los desempleados sin prestaciones de desempleo en sus posibilidades de contratación.


No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
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No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIV

domingo, 12 de febrero de 2012

No somos mercancía en manos de políticos y banqueros XIV



Si hoy llegará a Hispanistán una nave espacial. O si el día de mañana, dentro de 100 años, nos estudiarán en sociedades mucho más avanzadas de primates superiores. O simplemente en un colegio español de dentro de un siglo, si es que existen, en una clase de historia, sin adoctrinamiento. En cualquiera de los casos mencionados o los que dejo para vuestra imaginación muy díficil, imposible va a resultar explicar lo que esta semana nos ha traído. La vergüenza total e inmediata de ser español. El convencimiento cada minuto que pasa, cada titular que se lee y se oye de estar más cerca del destierro económico que supone la emigración.

El futuro que le queda a esta piel de toro, que siempre tuvo muchos nobles, pero poca nobleza.
Empezábamos con los ecos de que la justicia en este país no es cosa muy seria, es de todo menos justa, esta mediatizada constantemente, y los grandes partidos, con la derecha a la cabeza tiene las manos metida en ella hasta los hombros. Un poco menos que hasta donde llegan sus ansías de corrupción. Que un jurado popular en Valencia haya enoxorado y librado de la cárcel y la inhabilitación a los dos chorizos prevaricadores como Costa y Camps es el reflejo claro de que el problema en este país es mucho más grave que una simple crisis económica. Es la constatación de que todo esta podrido; que efectivamente el caudillo totalitario, la iglesia retrógrada y siempre omnipontente y el nuevo conservadurismo, de carácter económico y social y que responde al nombre de neoliberalismo, van de la mano en la degradación constante de la vida del ser humano de condición española. Al parecer resulta que Camps se cayo dentro de un traje, o así lo constata una sentencia que tira por tierra pruebas comprobadas y validas que hablan de una red de corrupción y tráfico de influencias que salpica a todo el PP, por su parte más poderosa: La autovía que une Madrid con Valencia.

Por el contrario lo que hemos tenido es la inhabilitación y castigo a Garzón, el juez de los derechos humanos, como le están llamando por todo el mundo, precisamente por investigar los chanchullos de los que ahora están en el poder. Lo que valió para los GAL, Filesa o Roldán no ha valido para Camps y el PP; y no sólo eso sino que a través de una denuncia de la ultraderecha ha sido procesado y condenado por un mediatizado y radical de extrema derecha tribunal supremo, denigrando no solo a él, sino a todos, a cualquiera que crea en un sistema de democracia justo y universal. En la justicia y la reparación a todos los que lucharon por la libertad y murieron y yacen en cunetas y tapias de cementerios. Han pasado 80 años y ya para muchos no ha habido justicia social. Tampoco reconocimiento moral, ni siquiera un día de homenaje. Mucho menos seguir los designios de la ONU que ha instado publicamente a España a investigar y perseguir los crimenes fascistas. No lo veréis en ningún medio tradicional. Ni la noticia, ni el hecho.

Y para remtar la semana Reforma Laboral, que venden desde el gobierno y sus altavoces como necesaria e imperiosa, además de útil en la lucha contra el desempleo. Pues bien, me dirán, cómo cojones va a mejorar la situación del desempleo en España, si su único uso y disfrute viene porque facilita, y de una manera salvaje, llevando a la precariedad, la angustia y la provisionalidad a todo proyecto de vida de un trabajador. La reforma laboral la celebran en la CEOE, en las mansiones de banqueros y especuladores y de empresarios esclavistas. Es la constatación de que algunos obreros (demasiados por desgracia) votan a la derecha para hacerse ricos. Y que los ricos votan a la derecha para que los pobres sigamos siendo pobres y ellos hacerse mucho más ricos. Y como tienen el poder...

Nunca una reforma laboral ha provocado un cierre patronal, y si huelgas generales. Y muchas. Y esta no es y no debe ser una excepción. Nos pueden intentar despistar pero ahora lo realmente importante es protestar y parar con la lucha obrera como estandarte un ataque brutal a la economía de la clase baja del país y a las generaciones posteriores, que unido a los recortes en educación, sanidad, ciencia e innovación, igualdad, va a lastrar sin duda, la riqueza y las posibilidades de los futuros españoles. Su empeño por hacernos pagar esta crisis, ya no queda en el banco malo, que elimine la pérdida en la ruleta de las finanzas, sino que además le suma en la degradación de las condiciones de vida, ya muy lastimosas, en los países que sufrieron dictaduras en la segunda mitad del siglo XX (España, Portugal y Grecia) con relación a sus vecinos norte europeos, poniendo el freno a la mejora en todos los estamentos de la ciudadanía. Como no se puede devaluar el euro, la idea vendría a ser devaluar las condiciones de vida de obreros y ciudadanos.

El objetivo es anclarnos a los trabajadores en las condiciones laborales y de vida del Siglo XIX, aderezado con la religión y la inquisición del mejor siglo XVI. La única licencia el deporte.

En las aguas revueltas que vivimos, abundan las mareas de colores, cada una agrupada en una causa: la marea verde por la educación pública, la marea blanca por la sanidad pública, la marea violeta contra los recortes en igualdad, o la marea amarilla de los bibliotecarios.

Pero por desgracia, el color de moda es otro: el negro. Para marea, la marea negra que tiñe comunidades autónomas y ayuntamientos y que amenaza con cubrir de chapapote todo lo público, a base de reducciones presupuestarias y de personal, cierre de servicios, deterioro de la calidad y privatizaciones. Una marea pegajosa que no respeta nada, que ennegrece las líneas que antes eran rojas y se lleva por delante todo aquello que creíamos intocable.

¿En qué momento lo público pasó a ser parte del problema? Porque si no recuerdo mal, en el origen de la crisis no estaba el sector público, ni mucho menos estaban la sanidad o la educación públicas. Antes bien, los problemas presupuestarios de las administraciones no son causa, sino consecuencia de la crisis, debido a la caída de la actividad económica, la consiguiente reducción de ingresos, y el esfuerzo hecho por los estados para rescatar el sector financiero y la economía tras el estallido.

A partir de ahí, los ideólogos del shock han hecho de la necesidad virtud, y están aprovechando la crisis –y el pánico colectivo por la misma- para llevarse por delante un Estado de Bienestar que, en el caso de España, aún no había remontando su retraso histórico cuando ha empezado a ser desguazado.

Por ahora, la defensa de lo público la estamos dejando en manos de sus trabajadores, que sostienen las mareas de colores frente al empuje de la marea negra. Pero lo público es –hay que recordarlo, por obvio que parezca- cosa de todos, no sólo de sus trabajadores. Estos días se suceden las convocatorias de protesta. Esta tarde salen a la calle los trabajadores públicos en Madrid, el sábado la comunidad educativa catalana, y muchos más. La única forma de levantar un dique contra la marea negra es sumarnos todos: padres, alumnos, pacientes, usuarios, ciudadanos.

La situación de España la definió Julio Anguita hace un mes:  
Un yerno sin verguenza 
Un ex-banquero de lehman ministro de economia 
Un ministra de Sanidad, que no se enterba de lo que pasaba en su casa. 
Un ministro de defensa que creaba bombas de racimo. 
Un ministro de Agricultura y medio Ambiente con intereses privados en el mundo del petroleo. 
Todos ellos pertenecientes a un partido que ha sido salpicado por un asunto tan feo como el de filesa (la gurtell). Muchos de ellos de su anterior etapa de Alianza Popular (toma por el cambio). 
Todos ellos jurando ante la biblia y un santo cristo en el 2011. 
No se si España es un pais de chorizos, pero se extraña de que haya pueblos como los vascos/catalanes (por poner un ejemplo ) que se quieran independizar.? 

La crisis mundial iniciada en 2008 ha planteado una disyuntiva clara a todos los gobiernos occidentales: o dejar que se hunda la banca o dejar que se hunda el país. La decisión de todos ellos, fueran de derechas o de “izquierdas”, ha sido salvar a la banca al precio que fuera. Tras su victoria electoral el PP ha dado una nueva vuelta de tuerca en la misma dirección, adoptando de manera inmediata medidas que suponen una reducción brutal del poder adquisitivo de la clase asalariada y haciendo recaer el coste de la crisis sobre el 99% de la ciudadanía, tal como dice la gente indignada de los EEUU.

El prólogo de la regresión social más brutal que, si no lo impedimos en las calles, las plazas y las empresas, habrá conocido este país desde la Guerra Civil, consiste en una batería de recortes calculada en 8.900 millones, que supone amplias reducciones salariales y de personal en la Administración; modificaciones fiscales, con las cuales se pretende recaudar otros 6.200 millones y una actuación múltiple en el sistema financiero, con provisión de 100.000 millones en avales para el sistema bancario y la creación del Banco Malo; una nueva Reforma Laboral está también esperando. Y pretenden inflar una nueva burbuja inmobilaria echándole gasolina a los rescoldos de la gran fiesta que prepararon hace 10 años y que el psoe no quiso rectificar.

Pretenden hacernos pagar la factura de la crisis a todo el mundo, salvo a las grandes fortunas financieras y empresariales que, al modo de los estamentos privilegiados de pasados siglos de la historia, apenas pagan impuestos. Un grupo reducido de banqueros y grandes capitalistas, si no hacemos que cambien las cosas, van a ser los grandes beneficiarios de esta crisis, acrecentando sus fortunas hasta límites insospechados, sin correr riesgos porque papa estado estará con ellos en los malos momentos, y les dejará todos los beneficios en los buenos; convirtiéndose en déspotas políticos, acabando incluso con esta democracia formal y dejándonos al resto en una situación que tendrá poco que envidiar a la de la depauperada y desprotegida clase obrera del siglo XIX.

Ante esta situación, la disposición claudicante de las direcciones sindicales mayoritarias- que ha trascendido en la prensa estos días -a aceptar aumentos salariales inferiores a la subida del IPC, a que las empresas puedan convertir a su antojo contratos fijos en contratos temporales y que los empresarios puedan imponer medidas de precarización suplementarias hace pensar que las direcciones de CCOO y UGT se han situado en una vía suicida ante la debacle social y económica que viviremos en los próximos meses y años. Justo en el momento en que se agudiza la lucha de clases y en la que es fundamental contar con instrumentos potentes para organizar el combate. Por ello, los y las sindicalistas honestas de esas centrales deberían rebelarse contra unas orientaciones que convierten a los grandes sindicatos en cómplices del saqueo que las derechas y la burguesía están orquestando. Al final nos han impuesto una reforma laboral que no fomenta la contratación: Fomenta, ayuda y subvenciona el despido.

La lucha es el único camino posible ante ataques de tal magnitud. Sólo mediante una movilización lo más unitaria posible, intensa y sostenida en el tiempo podemos poner freno a esta barbarie y a la desvergüenza y prepotencia de banqueros y grandes empresarios. Será preciso volver a las calles y a las plazas y también, cueste lo que cueste, extender el movimiento a las fábricas y centros de trabajo; será necesario recurrir a las huelgas y a cualquier forma de lucha que sirva para fortalecer y darle duración a la resistencia. No lo podremos hacer todo en un día, pero hay que decir bien alto y claro ya: ¡Hasta aquí hemos llegado!




No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IV
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros V
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros VIII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros IX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros X
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XI
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XII
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIII

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