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viernes, 9 de febrero de 2024

Autovías y Tractores


Hay convocadas diversas manifestaciones y acciones reivindicativas de corte de carreteras y accesos a ciudades por parte de algunas de las asociaciones agrarias. Están causando problemas de circulación y alterando lógicamente el orden y funcionamiento del país. Lo han hecho, por cierto, sin las pertinentes convocatorias y anuncios reglados por el estado de derecho, y no están recibiendo la coerción que se supone se le exige a las fuerzas de orden en estas ocasiones. Por recordarlo ante las agresiones de los esbirros del estado con permisos en la mano que algunos otros hemos sufrido.

Existe un descontento evidente y razonable en el sector agroganadero europeo y sus legítimas reivindicaciones y protestas están siendo instrumentalizadas por la extrema derecha, tanto en España como en el resto del continente, recogiendo el testigo de lo que fueron las protestas de los Chalecos Amarillos en Francia. Esto hace que sea muy difícil al común de los habitantes saber interpretar de qué va esto. Entre otras cosas, porque a los medios de comunicación de masas parece que les ha pillado con el pie cambiado y de sorpresa. Sin embargo, esto contrasta con el hecho de que la opinión pública, y también desde la izquierda, estamos absolutamente con los agricultores, ganaderos y con el mundo rural en general. Se entienden muchas de las reivindicaciones y de las problemáticas que existen, y aunque haya quien quiera hacer creer que tanto en el sentir popular, como en esos propios medios, como desde la izquierda se aplica una conciencia urbana que no acaba de entender la realidad del sector primario y de sus gentes, la realidad es que hay un consenso unánime en apoyarlas. Porque es natural y lógico, justo y digno. Y porque estas protestas en el fondo discuten los usos del modelo neoliberal aplicado en este caso al sector primario donde ha llevado la precariedad, la inseguridad y la indignad. Eso sí, la izquierda centrada en las cuitas internas y en el análisis teórico de procesos vuelve a estar alejada del conflicto, y queda el terreno baldío para que la política fascista y reaccionaria se apropie de estas protestas.

Sin embargo y que baste como ejemplo, como al segundo día de manifestaciones y algaradas, los medios han empezado a dar voz a supuestos portavoces del colectivo agrícola y ganadero. La sensación que queda es que esta propuesta va de una caterva de fascistas, metidos en la conspiranoia más aberrante, y sobretodo impulsados contra Perro Sanxe porque “no sé qué de la Amnistía”. Así entrevistan en las autovías o en plató a latifundistas, a terratenientes, a nobles y demás fauna que no ha cogido una azada en su vida. No sabe uno a ciencia cierta si es un “error” de los medios de comunicación de masas al confundir a estas asociaciones del campo, que son grupúsculos de patronos y dueños de los terrenos con entidades que fueran representantes de los trabajadores agrícolas. Ni siquiera con asociaciones mayoritarias. Pareciera que se trata de un mensaje buscado con una intención evidente.

Los tractores y las personas que los conducen protestan contra la Agenda2030, contra Marruecos, Sudáfrica o Chile. Contra los ecologistas porque desde la ciudad no conocen el medio natural. Contra la UE que llena de burocracia, requisitos y umbrales el día a día de la actividad agraria mientras firma acuerdos comerciales hiper laxos con los países del Sur. Y contra el gobierno. Por supuesto.

Que quede totalmente claro que desde aquí y desde toda la izquierda estamos con estas protestas, las apoyamos, las comprendemos y las respaldamos. Faltaría más. De entrada porque lo que están diciendo los agricultores y los ganaderos es lo mismo, igualito, que lo que lleva la izquierda, y particularmente Izquierda Unida, diciendo casi ya 40 años. Que el capitalismo neoliberal es suicida, opresivo. Que el acuerdo de Maastricht iba a traer la desregulación de las cadenas de distribución dejando a quienes se dedican al sector primario en una clara y flagrante desigualdad con respecto a los grandes comercializadores. Que añadía toneladas de papeleo y burocracia que lastraban el trabajo de los profesionales. Que iba a impedir el relevo generacional y por lo tanto aumentaría el fenómeno demográfico del éxodo rural. Que los acuerdos comerciales transnacionales, como el TTIP, dejan el campo y al trabajador a los pies de los caballos de los poderosos. Que iban a poner nuestros productos a competir con otros de escala global producidos con ningún tipo de control y con prácticas y técnicas abusivas y que laminan los derechos de los trabajadores, la salud o el medio ambiente. Que es vital un acuerdo de estado que proteja el medio natural incorporando las legitimas reclamaciones y las enseñanzas y trabajo de todo el mundo rural.

Desde luego la Unión Europea entregada al neoliberalismo ha mostrado una vez más su fracaso y el de esta ideología perversa y homicida. Ha dejado a su propio campo, a sus graneros y provisiones en una situación de desventaja flagrante con respecto a los productos importados de otros países y con los grandes mangantes de las cadenas de producción (no me he equivocado). Y por esta puerta, como ya pasó en el Brexit, la extrema derecha está valiendo su fuerza telúrica en el campo español para incluir su euroescepticismo, su negacionismo climático (y de propina, el entre géneros) y sus proclamas racistas y xenófobas. Y por supuesto, su único afán en tener el poder para saquear el país.

Como contraste estaría bien saber cuántos trabajadores del campo, braceros y jornaleros están siguiendo estas manifestaciones. Cuántos trabajan en el sector. Cuántos lo hacen con contrato y seguridad jurídica. Alguien ha preguntado a las mujeres del mundo del campo que llevan día a día el trabajo en la explotación, del hogar, de cuidados y a veces otro trabajo fuera del sector primario qué piensan de esto (sé que también hay hombres que hacen estas labores, pero el porcentaje de mujeres es abrumador). Hasta el momento las imágenes son de hombres. Casi todos mayores de 50 años.

Sin embargo, según estos ganaderos hay que “derogar la ley de bienestar animal” y “derogar leyes ambientales y de protección de especies que atentan contra la agricultura, ganadería y zonas rurales”. Pues me parecen una serie de reglamentaciones bien necesarias y que nada tienen que ver con el trabajo de los productores pequeños, y si sobre las formas de operar de las macrogranjas, los cotos de caza o las ganaderías de toro de lidia. Si a una empresa que dice que no puede pagar el SMI a sus empleados se le dice que lo mejor que puede hacer es cerrar, en este caso, aplico lo mismo: Si no puedes dar una calidad de trato a la vida de los animales que tienes en la explotación, mejor ciérrala.

Por otro lado, de toda esta protesta rechina bastante lo que tiene que ver con todo lo que es cuidado del Medio Ambiente y de la salud de la población como consumidores de los productos agroganaderos. No tanto por las reclamaciones frente a la Agenda2030. Sí, un emblema que  viene impuesto por las élites, pero que también es uno de los acuerdos internacionales vinculantes más ambiciosos a la hora de plantear políticas y alternativas en defensa del planeta y sus gentes. Y que señoras y señores, está proyectado para el año 2098. No creo que muchos de los que están cortando las carreteras esta semana se hayan leído el plan al completo, y sólo sigan las medias verdades vomitadas por intereses creados de quienes han puesto al campo en la situación actual y que no quieren que nada de eso cambie. De acuerdo en que las iniciativas más importantes que ya sabemos viene impuesta por las élites neoliberales como patada hacia adelante cuqui y en purpurina de un supuesto futuro de progreso y garantía de los derechos humanos pero sin cuestionar las circunstancias de base de toda desigualdad. Pero precisamente por eso, estos agricultores y ganaderos no deberían permitir jamás que la extrema derecha se apropie de sus legítimas y razonables preocupaciones y protestas.

No, se trata de cómo están estos agricultores españoles y europeos adaptándose al contexto cambiante que nos está tocando vivir. A un mundo en el que los combustibles tanto para producir como para transportar lo producido son cada vez más escasos, y por lo tanto más caros. Con un cambio climático real e imparable que está transformando la forma en la que los ecosistemas y sus integrantes se interrelacionan. Con fenómenos atmosféricos cada vez más extremos ya sean sequías, lluvias torrenciales, olas de calor más intensas y repetidas, u olas de frío siberiano más frecuentes. Y sin embargo, ahí los tienes cuestionando a la ciencia, en otra característica básica de lo que es Españistan, y al más evidente sentido común.

En el campo y sólo basta con mirar los resultados de todas las elecciones, se ha castigado tradicionalmente a la izquierda y sus políticos y programas, porque van a traer las penurias a lo rural. Las demandas ecológicas y por protección del medio ambiente se hacen desde la ciudad, sin comprender la realidad del campo, eso dicen, y por lo tanto, se dan mayorías a partidos de derechas que en principio les defienden. Craso error. Porque estas políticas de derechas, de desregulación de los mercados, son las que se cargan el medio rural por intereses especulativos que poco o nada tienen que ver con las necesidades de las poblaciones, de desprotección de la ciudadanía en todos su roles (productor, trabajador, consumidor), las medidas que han favorecido las concentraciones parcelarias hasta el mega-latifundio, las macrogranjas o la pérdida de los puntos de venta en cadenas de distribución más cortas, son las que han puesto la soga y atado el nudo alrededor del cuello del agricultor y el ganadero.

Sí, es muy fácil echar la culpa al urbanita que quiere productos más naturales, ecológicos y saludables. Que estos se produjeran con unas condiciones de prosperidad y dignidad para toda persona que participe en el proceso de producción, distribución y venta. Y que no se deteriorará el medio ambiente. Lo que pasaba hace 50 o 60 años en Europa, 40 o 50 en España. Con lo cual el relato de lo que siempre se ha hecho es falso. Porque antes no se abonaba con cientos de píldoras de colores. Ni se sulfataba a mansalva con drones y avionetas extensiones de 4000 hectáreas o más. Ni había cultivos de regadío donde tienen un suelo y un clima de secano. No se llenaba el buche del ganado con antibióticos a granel, ni se les tenía que impartir vacunas contra enfermedades que aquí no se conocían. Es la globalización y el neoliberalismo los que están cargándose el trabajo y la vida del sector primario. No lo olvidemos.

Y la derecha y la extrema derecha no van a parar esa rueda por muchas facilidades y promesas que hagan. Van a pisar el acelerador del capitalismo más depredador. Mirad lo que ha pasado en Reino Unido, en Estados Unidos, en Brasil o en Argentina. No van a redistribuir la riqueza. Recordemos que por ejemplo votaron en contra de la Ley que prohíbe a las grandes cadenas de distribución obligar a los productores a vender por debajo de coste. Algo que estaba pasando y sigue pasando por la carencia de inspectores que no se han puesto en las administraciones autonómicas que legisla la ultraderecha. Que llevan años gobernando administraciones y provocando trastornos a las personas y a las empresas, al medio ambiente y al patrimonio de todos. Que son corruptos.

No se cuestionan el estado de medio ambiente y de los derechos de los trabajadores del campo. O los formularios y requisitos burocráticos que tienen que hacer frente las explotaciones y sus propietarios. No han vigilado, de hecho han alentado, un reparto de ayudas a través de la PAC totalmente inmoral, injustificado y delictivo, durante ya 30 años.

Desde la izquierda no se puede ver a estas manifestaciones como expresiones de la extrema derecha. Eso sería un error. No comparecer y dejarles que llenen de banderas, muchas preconstitucionales, las justas reclamaciones del sector agrario y ganadero español y europeo sería perder otra oportunidad para poder construir un país más digno, justo y con futuro.

Además es preciso ayudar a que los pequeños productores puedan sobrevivir a este momento de zozobra y cambio, porque el pueblo en general está con ellos, sin usar banderas ni consignas rancias o fascistas. Simplemente porque la mayoría de la gente entiende la labor esencial del mundo rural, porque lo valoramos y lo queremos. Y porque entendemos que merecen un futuro y un bienestar con dignidad. Para todas y todos los integrantes del mundo rural.

 

 

lunes, 11 de marzo de 2019

La Reacción de la Reacción



Necesitábamos, como izquierda y también como sociedad, un chute de optimismo y activación como el que el pasado viernes, 8 de marzo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, los millones de mujeres (y también hombres) que salieron a las calles a clamar por la igualdad, a defender lo ya conseguido y a juntarse para avanzar en progreso y prosperidad. Veníamos de unos meses desalentadores; de una semanas agoreras; de un tiempo con un tufo rancio a carcoma y a podredumbre. Y ante esa reacción a la revolución latente e imperecedera que necesita éste país y todo el sistema capitalista, le ha seguido la reacción de quienes saben que no tienen nada que perder.
Ya sabíamos que el movimiento feminista en España es muy potente y que puede presumir de aunar a mujeres de toda condición, especialmente en lo referente a la edad, en una lucha inter generacional sin parangón. Pero la demostración de fuerza, solidaridad y cooperativismo con la que han salido a gritar por el fin del machismo y el patriarcado ante el advenimiento de un proceso reaccionario y de extrema derecha no sólo es un toque a la ilusión por el cambio revolucionario del estado de las cosas; es también, la constatación de que el discurso está en la calle y en un lugar del espectro ideológico, muy a la izquierda de lo que convencionalmente se viene a defender (o atacar) en los medios de comunicación.
Esa demostración de fuerza, empuje y cohesión en materia de derechos, igualdad, conciliación y futuro para todas las mujeres independientemente de sus condiciones han vuelto a pillar a toda la derecha con el pie cambiado. Es la demostración de nuevas generaciones de mujeres que quieren y saben un mundo mejor y con futuro es posible, inevitable, y que saben y quieren que serán todas juntas, desde las más mayores y veteranas hasta las más noveles como se conseguirá. Especialmente alentador me parece el recuerdo y la lucha para las mujeres que viven en el entorno rural, porque de su mejora en igualdad y condiciones vendrá la mejora de nuestro campo y del gravísimo problema territorial que tenemos.
Unidos Podemos y el PSOE han sabido sumarse a tiempo a la ola que puede, y debe, traerles buenos resultados en las próximas convocatorias electorales, pero la derecha, tanto política, como económica sale trasquilada.
PP y Vox desde la extrema derecha quedan como machistas en su calculo de que hay mucho reaccionario anti-8M y anti liberalización de la mujer, siguiendo dictados de una Iglesia católica española particularmente beligerante con éste tema. Ojo, no les falta razón, existen significativos sectores reaccionarios frente a la igualdad entre hombres y mujeres, pero les vamos a dejar sin argumentos y están abocados a la extinción.
Y luego esta Ciudadanos que tratando de bailar en medio de la ciénaga sin marcharse se inventa un cínico “feminismo liberal” en el que el mismo día 8, Albert Rivera presenta acompañado de 5 mujeres pero sin darles la palabra. El liberalismo ya es en sí una opresión y todo ello tratando de conjugar con su plan para legalizar la prostitución o sobre los vientres de alquiler. Parece ser que “feminismo liberal” es esclavizar a las putas con alta de autónomos y poner a parir como conejas a las mujeres sin recursos.
No desentonan en Ciudadanos con algunas de las reacciones que la convocatoria del 8M habían provocado. Mientras para la CEOE la brecha salarial entre hombres y mujeres no se explica por la opresión de los primeros sobre las segundas, las nulas políticas de conciliación familiar y de educación reproductiva y social, sino con frenología, en no pocos medios de comunicación se lanzaba un mensaje de perfil bajo sobre la convocatoria, tratando de desprestigiarla y desmovilizarla desde arriba. Curiosamente, ante el éxito de la jornada, los medios del capital han olvidado estos mensajes. Todo ello mientras la justicia se convierte en cómplice del machismo, del abuso, de la violencia y de la opresión de todas las mujeres.
Pero si estas reacciones han demostrado algo es que la lucha de las mujeres trabajadoras no sólo son justas, inaplazables, sino además de buen provecho e interés general. Comprobar el miedo, el pánico desatado, en las cúpulas empresariales, en los altos despachos de las redacciones de los medios convencionales y en las direcciones de los partidos del tripartito de extrema derecha español, es a su vez, confirmar que valoran la importancia de los cambios a conseguir y que están decididos a combatirlos e impedirlos.
Una ola femenista como la que ya está instalada en España y en buena parte del globo es trascendente. Y vital. Ante el avance de posiciones fascistas se hace necesaria un empoderamiento colectivo como el demostrado el pasado 8 de marzo. Y formar parte de él apoyando sin querer ser protagonista a mi pareja, a mi madre, a las mujeres del mundo, me enorgullece. Porque las protagonistas son ellas.
Porque el feminismo no excluye. No es sectario. Sólo se excluye el que quiere. Por eso se llenaron hasta reventar plazas, calles y avenidas el pasado viernes. Y mientras se maten mujeres por el hecho mismo de serlas; se torturen a mujeres por ser consideradas propiedad de los hombres seguirá siendo necesaria la lucha feminista desde un punto de vista libertario e igualitario.
Y quiero remarcar el carácter trabajadora del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, porque las mujeres no cobran menos porque tengan menos educación, o porque voluntariamente trabajen en sectores con contratos a tiempo parcial en sectores precarios y mal pagados. Si las mujeres cobran menos y soportan más precariedad que les impide tener vidas con mayor y mejor dignidad es porque existe el machismo y porque además es un gran negocio para el capital.

Por eso el formato de huelga es tan importante. Huelga de cuidados para dejar claro que sin la labor, casi siempre no remunerada, de las mujeres, el sistema capitalista se detendría porque siempre están listas y dispuestas a realizar tareas que el propio capitalismo no cubre, porque no las considera rentables. Huelga de consumo, porque hay que hacer daño en los ingresos que las patriarcales patronales contabilizan. Y huelga laboral. Sobre la que siempre caen los lugares comunes y equívocos interesados para ponerla en jaque, pero que subyace como fundamental para demostrar la pujanza de la mujer en la economía y su trabajo como pilar del sistema, del que infravalorándolo sacan jugosas cuantías los opresores.
Soy hombre y por lo tanto, aunque no quiera, machista. Tengo dejes patriarcales, convenciones mentales y sociales que favorecen comportamientos de pensamiento, palabra y acción que me avergüenzan y contra los que lucho cada día. Y si para poder vencerlos, domarlos y erradicarlos frente a una cultura de dominación del hombre sobre la mujer, me tengo que declarar feminazi, lo hago, como ha hecho Iñaki Gabilondo, sin ningún tipo de pudor ni alergia. Las buenas personas solamente con ver quien está en cada bando saben dónde situarse y desde dónde ayudar y aportar.

lunes, 4 de mayo de 2015

Podemos y la traición al 15M


De hoy en 11 días celebraremos el cuarto aniversario del 15M. De estos cuatro años se ha escrito ya mucho y aún así queda mucho por hacer en cuanto a un análisis riguroso, histórico y social de la trascendencia del movimiento en el contexto en el que nació y se ha desarrollado hasta hoy, tanto que ya no solo daría para un libro, sino para varios volúmenes; incluso para una enciclopedia. Y un buen tomo de esa enciclopedia sería el que haría referencia a Podemos.
Podemos surgió de la calle. De las protestas espontáneas ante tanto atropello a los derechos fundamentales. De la indignación por los abusos de un poder insaciable que llamó crisis a una estafa que generó desempleo, exclusión y desigualdades inconcebibles. Podemos se convirtió inmediatamente en el vehículo de la esperanza en un momento donde parecía que nada era posible a favor de una sociedad justa. Podemos fue -y tal vez todavía sea- la rebelión posible para que "El mundo va a cambiar de base... Los nada de hoy todo han de ser", como canta en una de sus primeras estrofas La Internacional.
La situación era y es más que propicia ante la decadencia evidente de la "casta". Eso de lo que algunos llaman el "bipartidismo", lo que quizá no sean más que las dos caras de la misma moneda. El PP (#PartidoPutrefacto) atormentado y derruido por sus políticas depredadoras y por una corrupción sistémica inocultable e incontenible; y el PSOE (#PPSOE) tratando de recuperar un discurso mínimamente de izquierdas que disimule un poco su inserción hasta el cuello en un sistema que se derrumba. Ambos se muestran incapaces de ofrecer alguna salida al desastre, que no sea más que cavar en el hoyo del capitalismo neoliberal depredador. Mientras Izquierda Unida y UPyD se muestran (nos mostramos) incapaces de aglutinar el voto descontento con el bipartidismo de ambas vertientes, izquierda y derecha, víctimas de nuestras propias contradicciones y por qué no decirlo, del rumiaje de liderazgos trasnochados y la incapacidad para dejar paso a nuevas ideas, nuevas políticas y en definitiva nuevas personas.
Entonces hace un año y unos meses, en enero de 2014 surgió Podemos. Ahí teníamos la herramienta del cambio. Por fin el 15M estructuraba todo el maravilloso, impagable y sustancial trabajo en pro de democracia real ya y un sistema económico más humano en una opción de voto. Dirigidos por casi seguro las personas más capaces en materia política y social (y electoral, como la tercera pata del andamiaje de una formación política) teníamos la alternativa para una verdadera Transición democrática, para sustituir la constitución violada que sufrimos por una Constitución libertaria y por aplicar ética, cordura y honradez a la vida política de este país.
Llegaron las europeas y dentro del estado de malestar y el pasotismo político en que se ha convertido #Españistan, Podemos irrumpió con fuerza aprovechando el desgaste del corrupto partido en gobierno, del inoperante partido de la oposición y no lo olvidemos, de la suscripción electoral única. Pero aquella primera bocanada de aire fresco en el maltrecho corpus político patrio avivaba el fuego de la ilusión por la regeneración. Incluso se podía decir que se podía atisbar la victoria anti fascista y la celebración de políticas pro-humanas con una economía que funcione al servicio de todos y todas. Eso fueron los meses de mayo, junio y julio.
El Régimen reaccionó. Lo primero que hizo fue abrir las ventanas, airear el castillo y cambiar las caras de las instituciones. Después comenzó la campaña de acoso y derribo. Así como hasta ese momento del éxito los jóvenes de Podemos eran novedosos, curiosos y hasta graciosos, al ver la convocatoria que tenían, los poderosos se asustaron y comenzaron a acusarlos de todo un poco. Les dijeron radicales, por ejemplo, como si el neoliberalismo y el Poder fueran moderados; o extrema izquierda, a pesar de que jamás propusieron ninguna medida que excediera el capitalismo; irreales, porque para ellos existe una sola realidad, la suya, y el resto queda fuera de lo razonable; venezolanos o -más grave aun- "bolivarianos", para confundirlos con el demonio; populistas, para minimizar su arraigo popular; y un montón de cosas más, para afectar su credibilidad y tratar de emparejarlos con la corrupción imperante. "¿Ven? Son tan casta como nosotros", fue el mensaje subliminal. Como todo esto, bajo la notable influencia mediática de Iglesias y lo suyos no acabo de funcionar (se comían y comen a las huestes ultras, reaccionarias y liberales de la casta). Esto era inevitable y evidente. Cuando algo amenaza al Poder, este pone toda su maquinaría, al servicio de la causa de destrozar al rival.
Por si esto no fuera suficiente, la dirección de Podemos y bajo el paradigma de la transversalidad, viró a mi juicio notabilisimamente, su ideario político de la calle, de la izquierda, hacia unos preceptos más centristas, por no llamarlos conservadores. Se paso de clamar referéndum y república en la jornada de proclamación de Felipe VI a un inocuo pero insultante "Ahora no toca"; se dejaron atrás ideas sobre la recuperación de servicios públicos privatizados en un segundo o incluso tercer lugar y ya no se volvió a hablar de la legitimidad de la deuda, mientras que en el otoño Syriza lo hacia su emblemahacia su victoria en las elecciones griegas.
Por cambiar cambiaron el principio de horizontalidad del partido, el funcionamiento asambleario por una dirección que lo regía absolutamente todo, lo que ha llevado a desilusiones colectivas, a pérdidas de confianza de algunos participantes destacados ante las maniobras oscurantistas llevadas a cabo por la dirección de Podemos para que nada se escape del triángulo de la Complutense.
Mientras llenaban los platos y maximizaban las audiencias, dejaban de lado los círculos y la controversia y debate internos.
Han seguido tanto la centralidad que han seguido los artesonados con los que funciona el bipartidismo ante sus casos de corrupción. Hablamos de Juan Carlos Monedero y su affaire con Hacienda y de Errejón y su asunto con la Universidad de Málaga aireados por el sector ultra de la caverna mediática. Estos lo han negado todo, han clamado que son objeto de persecución, han dado respuestas esquivas cuando no evitado preguntas incómodas y se han mantenido en el cargo (cargo en el partido dicho sea de paso). Incluso y esto lo sé de buena tinta, no han tenido reparos en que las candidaturas para las próximas municipales en las que participan se hayan llenado de algunos personajes sospechosos o hayan sido totalmente impulsadas por personas que conforman los círculos, lo que es de hecho un fraude de ley, puesto que agrupaciones de electores, las han pasado a formar 100% personas vinculadas a círculos de Podemos.
El asunto está en cómo defenderse: profundizando el cambio deseable o suavizándolo para no irritar a los que mandan. Podemos optó por retroceder en su impulso renovador. En ir rebajando sus postulados más atrevidos, que de todos modos nunca se pasaron de la raya sensata, hasta hacerlos parecer aceptables para toda la gente de buena voluntad. En fin, se fueron alejando del pueblo, de los estafados y de los indignados para abarcar más simpatías; se arrepintieron públicamente de los malos pensamientos; y se asearon y arreglaron para estar presentables ante los ojos inquisidores del capitalismo alerta.

Ahí vino el impulso en las encuestas comiendo votos de todos los lados: Ambos polos del bipartidismo, nacionalistas bisagra, Izquierda alternativa, partido renovación de carácter centrista (UpyD). Era febrero de 2015 y ya había encuestas que les daban primeros en intención de voto directa. La estrategia del poder no estaba funcionando y estos decidieron ir un paso más allá y erigieron los cambios para en el fondo no cambiar nada y como parte de esa estrategia de supervivencia idearon al partido bisagra perfecto, a la marca blanca del bipartidismo: Ciudadanos. La formación de Albert Rivera ya había funcionado bajo ese mismo prisma en Cataluña y por qué no el Régimen del 78 pensó que podía hacer lo mismo en clave nacional.
 
Y lo más grave de todo fue una decisión que nadie ha dado a la dirección de Podemos, pero que es real y tangible. Un hecho que aparentemente no es responsabilidad de nadie pero que puede traer trágicas consecuencias, porque este país, #Españistan no puede soportar 4 años más de un sistema político para usufructo de unos pocos, de una democracia caciquil garantista de que el poder esté donde ha estado los últimos 80 años y que ahora ampara un giro en el sistema económico para convertirnos a todos en carne de cañón de cuya espoleta nunca estaremos al cargo.

Con Podemos creciendo en las encuestas y posicionándose como opción de voto y alternativa de gobierno, se paro la conflictividad en las calles. Se han parado las mareas ciudadanas, ya no hay asambleas del 15M con lo que eso suponía a nivel de grupos y activistas que allí nos sentábamos. Tan sólo Stop Deshaucios ha continuado con sus acciones, pero llevadas únicamente a parar lanzamientos. Y los mineros. Siempre los mineros nos recuerdan donde está la dignidad.

A mi personalmente me parece un error tremendo que no se haya trabajado todavía más en exponenciar el estado de malestar vigente a principios de 2014. En aquel momento la ciudadanía no estaba ni mucho menos cansada de estar en las calles, aunque efectivamente en provincias siempre nos viéramos los mismos. No, al contrario. Se había conseguido que buena parte de la "mayoría silenciosa" de Rajoy apoyase las protestas porque se había logrado la visualización de todos los problemas que las políticas fascistas, los recortes y la corrupción sistémica que nos asola habían provocado. La dignidad estaba a flor de piel y quiero creer que quedaba poco para ese Rubicón en el que la sociedad española decidiera empoderarse definitivamente y clamar un "Basta Ya. Estamos hartos. Luchemos por convertirnos en una sociedad plena democrática".

Ahora ya y con todo esto en las encuestas la intención de voto a Pablo Iglesias ha bajado. No vamos a obviar que la mayoría de ellas están manipuladas. Comprendemos además el adelanto de las elecciones andaluzas como una forma de evitar su crecimiento en el juego que se trae Susana Díaz más por su causa que por la de los andaluces.
Pero es que además en Podemos yano eran de izquierdas. Eran de los de abajo, y prácticamente la totalidad de todo ideario de izquierdas con el que nacieron y compitieron en las europeas de mayo de 2014, y que no olvidemos eran propuestas nacidas en el 15M, las mareas ciudadanas y las Marchas de la Dignidad que se transmitieron tal cual a los círculos, se diluyó con un buen rollismo, una especie de social democracia renovada que ya muchos sabemos que acaba en el cubo de basura del neo conservadurismo económico y que no sólo no arregla los problemas de la mayoría sino que los agrava.
Podemos en su táctica no quiere molestar al gran capital. Esa mano invisible que todo lo domina y dirige. Incluso las democracias. Puede que la estrategia sea certera y así se consiga conseguir una fuerza electoral y un respaldo social lo suficientemente amplio y mayoritario como para discutir la intromisión del capital en la vida pública, la supremacía financiera de unos pocos sobre los derechos y libertades de todos y todas.
Pero, ¿se trata sólo de ganar? ¿Para qué queremos ganar, solo para adecentar el sistema o para cambiarlo? Y si no ganamos, ¿se termina la política, la lucha por la dignidad y la esperanza de una sociedad mejor, justa y realmente democrática? ¿Por qué el insistente rechazo a la integración de Izquierda Unida en un frente común?
Para mi todas esas preguntas tienen una fácil respuesta, y sin embargo, nos hemos encontrado con la contraria desde Podemos, en lo que supone toda una traición al movimiento indignado. Una traición al 15M sustentada en quitarle su identidad que estaba en la calle, en el debate político y social, para aglutinarlo en una papeleta electoral, que todo parece indicar servirá para actualizar el software de la política española. Una "Transición 2.0", que volverá a funcionar como una transacción, en la que habrá los mismos agentes de siempre, pero con trajes nuevos y con un denominador común: La baja calidad democrática del país y de la sociedad; el desapego por la política de buena parte de la población y la sumisión de la mayoría de la población a un sistema económico, el capitalismo neo liberal y ultra conservador, que esclaviza y esquilma el planeta.

martes, 5 de marzo de 2013

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XXI


No es una crisis es ideología

La crisis económica está sirviendo de coartada para derribar el hasta ayer muro de contención que suponía el Estado del Bienestar, que para muchos ciudadanos suponía la posibilidad de consumir bienes y servicios esenciales, cuya provisión era pública. Un hecho que hacía real la democracia, igualando las posibilidades democráticas, de convivencia y las posibilidades de cada ciudadano. Si a todo eso le añadíamos la igualdad ante la justicia, que ya era supuesta y que ya ha rematado el Gobierno del #PartidoPutrefacto, era creíble la sensación de vivir en un estado democrático. Ahora ya, ni eso. La fortísima reducción de las principales partidas del gasto público, como educación, cultura, sanidad, vivienda y en general aquellas partidas que permitían mantener una estructura social homologable a la de nuestros vecinos europeos han desaparecido en el primer Presupuesto, plenamente #PartidoPutrefacto, desmotrando una vez más, ya sin maquillajes y a todas luces que la crisis no es más que una estafa estructurada a la población, a la ciudadanía, por parte de las élites económicas, cuyo segundo apellido viene a ser casi siempre, conservadoras y neoliberales.

 Durante años hemos asistido impasibles a la degradación del Contrato Social, a la banalización y criminalización tanto de los usuarios de los servicios públicos, como de sus trabajadores (los funcionarios) y al deterioro mayor si cabe, de la estructura fiscal en #Españistan, heredera del franquismo y muy alejada de la proporcionalidad, equidad y funcionamiento de los países de nuestro entorno. Todo ello en una estrategia de pérdida de renta y riqueza, tanto monetaria, como en especie, lo que está provocando el hundimiento de una gran parte de la clase media, reduciendo la distancia entre las clases más bajas y medias, y elevando notablemente los índices de desigualdad y pobreza, a la par que aumentando la distancia entre los muy ricos y ricos sobre la clase media. Este proceso, muy peligroso en términos sociales, económicos y políticos, no es baladí y responde a un ciclo conservador en la mayoría de gobiernos europeos, cuyo objetivo último es desmontar los monopolios públicos de provisión de servicios públicos, para entregarlos al gran número de lobbys que dominan el panorama europeo.

Y con la crisis, el miedo, el paro y la pobreza llamando a la población en las puertas de sus casos, encontraron el momento perfecto para a través de las políticas de austeridad realizar una efectiva pérdida de derechos colectivos, deslegitimizando a los gobiernos nacionales y generando un proceso deflacionario en el ámbito salarial, rentas y riqueza y que reducirá drásticamente el crecimiento potencial de las economías más débiles. Todo ello cebándose no sólo, con los estratos poblacionales más pobres y débiles; sino por definición también en la Europa del Sur, la Europa pobre, que había vivido una época de crecimiento desaforado, inflado por la facilidad crediticia de entre siglos, pero que no sirvió para construir una democracia y unas redes sociales más fuertes, seguras y eficientes. Curiosamente, estos países (Portugal, Italia, Grecia y España) provenían de una época no muy alejada, de dictadura fascista y militar (salvo Italia), y su estructura política se mueve entre clientelismo, el nepotismo, la corrupción y la desidia hacia la causa pública de gran parte de las poblaciones, lo que provocaba democracias de falsete, muy poco fuertes, sin servicios públicos fuertes, agencias de recaudación de impuestos sólidas y con estructuras productivas basadas en un sector servicios de baja calidad y la construcción, desperdiciando el poder de investigación y creación, un sector primario poderoso y por ende un sostenible sector industrial.

Y así y todo, el "Austercidio", el mantenimiento de políticas de austeridad y recorte en el gasto público y de recaudación sobre el consumo y las rentas del trabajo (nunca el patrimonio o las rentas del capital) se ha producido la merma en los derechos y libertades de la ciudadanía y en su capacidad adquisitiva. Todo para pagar a los acreedores, a los especuladores, a los corruptos y a todos los ladrones de Guante Blanco que no contentos con cobrar monstruosidades en la bonanza económica ahora por la dejación de sus servicios, el cese por su inoperancia e inutilidad, se embolsan indecentes finiquitos y pensiones vitalicias.

En #Españistan después de un primer año de legislatura recortando y continuando el trabajo de Zapatero de hacer pagar a los trabajadores y clases medias y bajas, socializando las pérdidas posteriores a los bien privatizados y protegidos beneficios, los costes de lo que no habían provocado, el #PartidoPutrefacto presento un presupuesto que cavaba aún más abajo en la tumba de la democracia. Todo ello silenciando las alternativas, las verdades publicadas por Wikileaks y añadiéndole opio. Con datos macroeconómicos sonrojantemente falsos o cuando menos falseados para lavar la cara a las imposiciones que desde Bruselas, y sobretodo Alemania, sus corrilegionarios de filas nos imponen. Nos van a tratar de imponer un déficit del 6'5%, absolutamente irreal, y cuyo baldío esfuerzo no va a salir de recortar en gastos superfluos, de representación, diputaciones, pensiones, dietas, proyectos fantasiosos, infrastructuras alocadas, putas y coca. Sino que va a salir de la educación, la sanidad y los servicios públicos de todos, denigrando cada vez más la calidad y el acceso a los mismos, lo que además cierra el círculo vicioso del neoliberalismo conservador y depredador: promover el estímulo de las privatizaciones, en aras (falsas y soeces) de mejora de los servicios a los ciudadanos y poder seguir haciendo negocio cobrando a los propios ciudadanos, a las instituciones (insultantes subvenciones públicas) y todo ello con una mínima inversión (colegios y hospitales ya están construidos y equipados) y que arrojan una cuenta de beneficio abrumadora, llevándose de paso la calidad y la salud democrática del país. Y es que si todos no tenemos los mismos derechos y deberes, las mismas oportunidades y obligaciones, es imposible que exista una democracia.

Y nuestros hijos vivirán peor

La desconfianza marca el ánimo y el camino en la vida española. Lo hace desde hace varios meses. Incluso desde antes de la llegada del #PartidoPutrefacto al poder. Ya llegó con el pliego al neoliberalismo por parte del anterior Gobierno socialista. Y sólo la momentánea luz del Movimiento 15M mitigo aquella sensación. Y ahora no es sólo un sentimiento de gravedad individual. Tenemos ya aquí, a la puerta de nuestras casas una dimensión social de la desconfianza. Es esta dimensión, inequívocamente, desemboca en el descrédito de la política.

¿Había confianza en años anteriores? ¿Hubo confianza en los años 70 ó 90? Por denominador común podíamos decir que sí. Por muy difíciles y duras que fuesen las situaciones en la dictadura, por muchos errores que se cometieran, y cometieron (de aquellos polvos, estos lodos), en la Transición, había confianza en que algo decisivo se estaba gestando entre todos, con la sociedad partícipe y liderada por políticos de mayúsculas, muchos de ellos, bajo un espíritu de cambio. Y todo llevaba a una sensación general: los hijos iban a vivir mejor que los padres. Los sacrificios y la valentía, la lealtad y el esfuerzo estaban justificados por una recompensa posterior.

Esa sensación hoy ha desaparecido. Vivimos con indicios muy claros de que nuestros hijos vivirán peor que nosotros. Podemos decir con dolor y sin tapujos, que lo sabemos. Las altas preguntas sobre el futuro se encarnan en un malestar muy humilde. ¿Qué va a ser de ti?, ¿cómo vas a vivir?, ¿encontrarás trabajo?, ¿deberás irte de España?, así fluye el interrogatorio silencioso de un padre cuando piensa en su hijo.

Se trata de un interrogatorio que debe tenerse muy en cuenta para comprender la pésima consideración que hoy tienen los españoles de la política, los partidos y el Parlamento. La corrupción es un espectáculo bochornoso, ensucia un país y pudre las costumbres. Y lo triste es que muchos de los errores de la Transición aparecen cuando observamos con pasmosidad como muchos de los imputados y acusados por corrupción se presentan, y son re-elegidos por amplias, bochornosas mayorías. Insulto a la inteligencía; síntoma del mayor mal que ha aquejado a #Españistán desde siempre: la falta de educación. En este caso, la educación política, filosófica y democrática.

El sectarismo, las mentiras electorales y las mentiras del día a día en la legislatura, las justificaciones de lo injustificable, las promesas partidistas, las interpretaciones tergiversadas de la realidad, la ley del embudo y el clientelismo -todas las características propias de la representación política bipartidista-, componen un espectáculo molesto, triste y sobretodo, irritante. Pero, por desgracia, los ciudadanos acaban utilizando el rencor y el miedo como moneda de cambio y acuden a votar no por fe en los suyos sino por desprecio de sus adversarios.

Y todo ello trae una consecuencia mucho más dolorosa y que siempre las élites del poder han buscado, y lastimosamente, tan cerca nunca han estado de poder conseguirlo. El desctredito en la democracia, fruto de la desconfianza en el futuro, en el sistema representativo ahora esclavo de los mercados, y la pérdida de fe en la soberanía popular, la conciencia de que el Parlamento no sirve para solucionar los problemas, porque sirve a los intereses partidistas y de los poderosos sobre las soluciones a los problemas del día a día de los ciudadanos, y que los hijos, por mucho que se vote, acabarán viviendo peor que los padres. Esta es la sensación que tienen hoy los españoles. Con más evidencia que en otros países europeos, porque nuestra vendida como idílica Transición pacto una democracia limitada y precaria, sentimos que el Parlamento no es un lugar útil, un espacio de decisión, un taller de futuro. En despachos de gente no votada, ámbitos opacos y extranjeros, los especuladores toman la decisión de lo que será la realidad de nuestros hijos. Y las élites españolas, contentas de mantener sus privilegios, abandonan al país en manos del negocio ajeno y aceptan un acelerado empobrecimiento general.

Nuestros hijos, pues, vivirán peor. Esa es la razón definitiva del descrédito de la política española. El progrsismo ha muerto víctima del virus de inmunodeficiencia adquirida del planeta que es el capitalismo, cuyo brote más vírico, es el irracional, amoral e inhumano neoliberalismo conservador, y que durante los últimos 30 años ya había causado estragos en otras partes del continente, pero que siempre salivo por infectar al paraíso del Estado del Bienestar, y las sociedad modernas, justas, racionales y democráticas: Europa

Queda aclarar un punto: ¿Qué es vivir peor? ¿Cómo se presenta el futuro para las generaciones venideras? Vivir peor significa formar parte de una sociedad, una estructura social, con menos derechos cívicos, sin garantía de libertades, ni siquiera las básicas. Lo harán con unos servicios públicos deficientes y degradados en el último escalón de la competencia pos privatización y negocio de las élites con los derechos de la ciudadanía de estas primeras dos décadas del siglo XXI en Europa. Sanidad, educación y servicios sociales rotos e inservibles, alejados de su función máxima que es garantizar la igualdad ciudadanía en unos límites básicos que garanticen el correcto funcionamiento de la democracia, paliando las posibles y desmesuradas diferencias que el capital provoca. Nuestros hijos y nietos, trabajarán bajo el amparo de legislaciones laborales humilladas y cercionadas más cercanas al siglo XIX y la esclavitud que se mantiene en los países en vías de desarrollo o subdesarrollados que lo que tenemos aquí y ahora. Las pensiones serán mucho más frágiles y todo ello construye un edificio de inseguridad social eterno y que garantizará a un 1% de la población Mundial casi todo; y al resto casi nada.

Al acabar la Dictadura y en la Transición a nuestros padres y a nosotros mismos nos convencieron que vivir mejor significaba consumir más, casi irreflexivamente, a modo de capircho, como manera de distinción y supremacía. Ahora nos quieren convencer de que se saldra de esta "su crisis", pero nuestra estafa, cuando circule nuevamente el crédito, el dinero. Así se desatará el consumo y las calles llenas de desperdicios serán el síntoma de la felicidad. Obviamente felicidad vacía de contenido porque se sustentaría en una moral de usar y tirar. Pero aún así todo ese dinero y capitalismo desmesurado, esos bienes y servicios de quita y pon, no impedirán que nuestros hijos vivan peor, con menos derechos y libertades, porque los beneficios de la reactivación económica, serán, como han sido los de la parada en seco del círculo productivo y económico, elitistas, antidemocráticos, insolidarios y amorales.

Pero no todo esta perdido. Nuestros hijos pueden vivir mejor, y podemos conseguirlo recuperando la labor y función de la política, con partidos y personas capaces de defender todos nuestros derechos cívicios y democráticos en el espacio destinado a ello: El Parlamento. Y para conseguirlo es el momento de luchar, informarse, asociarse, moverse y entender que esto no es una crisis momentánea y temporal del sistema capitalista. Más bien es un fin de ciclo, la demostración en vivo y en directo, de un sistema podrido por la bajeza y la avaricia que tiene los días contados, aunque a través del "austericido" trate de dar sus últimos coletazos, tratando de reventar las pocas cosas que le quedan al proletariado y al ciudadano común, que no utiliza paraísos fiscales para evadir impuestos.

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros I
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros II
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros III
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No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XIX
No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XX

viernes, 15 de febrero de 2013

No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros XX

Pórtada de la Revista El Jueves, 13 de febrero de 2013


Se abre el telón y aparecen, en un mismo escenario: el ex presidente de Bankia firmando su propia indemnización; dirigentes de la Caja Castilla La Mancha, de la CAM y de Banco de Valencia revisando extractos bancarios para comprobar si han cobrado sus respectivos finiquitos; consejeros de ex Cajas de Ahorro hoy convertidas en banco añadiendo ceros a la derecha de diversas cantidades; concejales de urbanismo estrechando manos de promotores mientras con la otra mano se guardan un abultado sobre en el bolsillo; los mismos concejales y otros cuantos más aprobando en plenos municipales nuevos barrios para duplicar o triplicar la población local, urbanizaciones sobre la arena de las playas, campos de golf en zonas resecas, palacios de congresos, auditorios y puentes colgantes de renombrados arquitectos; concejales tránsfugas cambiando de sillón y de voto; presidentes de Diputación inaugurando aeropuertos sin aviones, autovías sin tráfico y museos sin contenido; presidentes y consejeros autonómicos firmando falsos ERE, fraccionando contratos para no sacarlos a concurso, entregando hospitales públicos a empresas constructoras, haciéndose trajes a medida, hablando por teléfono con amiguitos del alma, poniendo primeras piedras de parques temáticos, velódromos, ciudades de las artes, ciudades de la justicia, ciudades de la luz, ciudades de la ciencia, ciudades de la hostia; Candidaturas a las olimpiadas; dirigentes tan defensores de la familia que contratan a la propia hasta varios grados de consanguinidad; directores generales cargando copas, putas y coca al presupuesto; consejos de ministros firmando indultos a banqueros y aprobando amnistías fiscales; bancos perdonando deudas a partidos; gobernantes incrementando su patrimonio a ritmo exponencial; tesoreros firmando contratos fantasma para financiar el partido; empresarios ofreciendo sobornos para conseguir contratos públicos; concejales exigiendo sobornos a empresarios para otorgarles contratos públicos; diputados votando en bloque para impedir comisiones de investigación y comparecencias; empresas privatizadas y entregadas a compañeros de pupitre; palcos futbolísticos donde se cierran negocios; un presidente de la patronal quebrando empresas, dejando agujeros millonarios y a cientos de trabajadores en la calle; grandes fortunas haciendo la declaración de la renta y saliéndole a devolver; aviones con destino a paraísos fiscales que despegan con dificultad por lo cargadas que llevan las bodegas; noventa y nueve mariachis cantando corridos en la junta general de una Sicav; obispos marcando la X en la casilla de la declaración de la renta; obispos disfrutando vacaciones eternas en el paraíso fiscal español; un presidente del Tribunal Supremo cenando de lujo con su amigo en Marbella; el yerno del rey, la hija del rey, el rey; Don Vito saliendo de la cárcel; Jaume Matas usando la escobilla… el líder de la oposición diciendo que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" y subiéndose el sueldo; ese partido con una contabilidad B, afincada en un paraíso fiscal, y distribuida en sobres por todos los jerifantes, tanto nacioniales, como de provincias,...

¿Cómo se llama la película?

¿ Crisis? Frío, frío. ¿ Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades? Frío, mucho frío, helado. ¿ Burbuja? Frío, frío, seguimos lejos. ¿ Estafa? Templado, templado. ¿ Robo? Calentito, calentito. ¿ Corrupción? Caliente, muy caliente. ¿ Corrupción masiva? Cada vez más caliente, a punto de quemarte. ¿ Corrupción sistémica? Cuidado, cuidado, que te quemas…


La Corrupción. Síntoma de un Estado Fallido

Arden las calles. Las manifestaciones y los manifestantes, descontentos, indignados y ya cabreados,  se mulitplican. Para protestar contra las condiciones laborales, las injusticias (o mejor dicho la falta de Justicia) o por la superviviencia del sistema del bienestar. Sin embargo, el Parlamento, el Senado, Comunidades Autónomas, diputaciones y ay-untamientos se mantienen sordos, alejados a la realidad ciudadana españistaní. El pensamiento de los políticos, sobretodo los que dan el salto a la política nacional en los dos grandes, gira en torno a su propio enriquecimiento, a mal-solucionar los problemas que provocan dentro de su propia estructura de partido y sobretodo, a rendir pleitesía al poder del dinero. Sus palabras y discursos son maquillajes de ocultas y aviesas intenciones, fuera de las ambiciones, necesidades de los ciudadanos y del propósito general de su acceso a la función pública. Y una de las peores consecuencias de todo ello, es que con su actitud, y en casos también su aptitud, manchan la iniciativa y vocación política y social de otros muchos, mayoría inclusive, de personas que quieren trabajar por el bien común.

Dentro de la ruleta del bipartidismo españistaní del #PPSOE, ahora le toca al paritdo socialista cumplir la función de oposición. El lado menos grotesco, descarado y en ocasiones avergonzado reclama ahora que sean los causantes de la crisis, de esta estafa general amparada por el neoliberalismo y el capitalismo más execrable, los que paguen las consecuencias, pues bien se habían beneficiado en su momento. Se oponen a la ola de recortes y deterioro de los servicios públicos, y de las libertades, derechos y deberes tanto civiles, como laborales, que neoliberalismo cocainómano y corrupto del #PartidoPutrefacto han emprendido con la aquidiscencia de la población, toda vez que tiene el mayor poder otorgado en unas urnas en #Españistan, en la pírrica historia democrática que tenemos. Se oponen ahora, y en ocasiones con susurros y cómplices silencios, porque en casi 8 años de gobierno central, ni pusieron remedio a los males que muchos veíamos (pinchazo controlado de la búrbuja inmobiliaria, regeneración democrática, Constitución 2.0, protección de los servicios básicos de los ciudadanos,...) ni muchos menos aplicaron la factura a las élites financieras, ya que aquel gobierno decidió como primicia socializar las pérdidas y dejar a salvo los privatizados beneficios que el capitalismo incontrolado, el TE-RRO-RRIS-MO financiero y capitalista había provocado. Es decir, Zapatero y su tropa que ahora ha heredado el PSOE completo el circulo de la estafa a gran escala a la que ellos llaman crisis. Pero cada vez más en la calle, llamamos Estafa.

Y no sólo estafa. Es más. Yo ya lo llamo Ideología. Sobretodo si los que mandan son el #PartidoPutrefacto. Una muestra de esa ideología, es cómo hoy, decidir con la pomposidad de una rueda de prensa demagógica y vomitiva que el 82% de los concejales de este país, no cobren. El lavado de cara esta hecho, y no tocamos las Diputaciones, principal foco de nepotismo y corrupción, a parte de ser un maravilloso lugar para encontrar acomodo a tantos "amigotes". ¿Por qué para reducir el déficit hay que empezar por hacérselas pagar a los de abajo esquilmándoles su sanidad y educación y no empezar por reformar las instituciones y reducir el número de puestos políticos inútiles y gravosos?

Quizás la consecuencia más desgarradora y deshumanizada de esta estafa a escala mundial y particularmente rancia e inmoral en #Españistan sea el drama de los desahucios. Mientras aumenta la visivilidad en los medios de los casos de suicidio de personas que ven su vida atormentada por una orden de desahucio (digo bien, ahora salen en los medios, pero desde 2009 el drama ha ido apareciendo y aumentando), llega una Iniciativa Legislativa Popular que pedía la Dación en Pago y el Alquiler Social para frenar la degradación en la vida de las personas, y por ende en toda la sociedad. Sin embargo la ideología dominante, el neoliberalismo, con sus banqueros y empresarios caciques y codiciosos, y con los políticos apegados a este sistema vejatorio, no dudan en mantener una ley hipotecaria practicamente del Cuaternario, en cuanto a derechos del hipotecado, la parte más débil, y asombrosa, y avergonzantemente, laxa y favorecedora en multitud de supuestos, para el "hipotecador", la parte más fuerte. La falta de humanidad de los bancos (ojo, no sólo Consejos, Presidentes y máximos directivos, sino también Directores de sucursal de barrio y de pueblo) en exigir esas ejecuciones y la de los políticos por permitirlos tiene que acabar. No se puede echar a la gente de su casa y encima exigir que la continuén pagándola. «En España, la hipoteca es un contrato privado, ajeno a la vivienda. Por eso, una vez entregada la propiedad, la deuda sigue pendiente», dicen los técnicos. Desde 2007 se han iniciado más de 400.000 procesos de ejecución hipotecaria. Se adelgazan lo salarios pero las hipotecas siguen lo mismo. Las políticas desarrollistas, fundadas en la especulación y el dinero, que excluyen el factor humano: la debilidad, la compasión, la justicia, la incertidumbre, no pueden llevar más que a la miseria. Y más aún, cuando la ideología neoliberal, impone socializar las pérdidas y privatizar los beneficios, las malas gestiones de los bancos se han solapado con dinero público (qué tan poco recaudamos en potencial, y tanto cuesta recaudar) con lo que aumento el Déficit Público, y que ahora para bajarlo, está saliendo de los servicios básicos: Educación, Sanidad, Servicios Sociales,... Justicia... todos ellos claves para poder definir a un estado como demócrata. Todo ello mientras la deuda privada sigue en aumento.

Algo muy parecido sucede con las Preferentes. La solución es tan fácil, tan lógica y tan justa que me avergüenza llamarme español teniendo esta realidad en mi conciencia. Se debe devolver el dinero a las personas estafadas (muchas en mayor parte hijos de la Dictadura, practicamente analfabetos, personas mayores ya jubiladas a los que han timado el dinero de toda una vida) y correr la acción de la justicia, para que los Gerentes de esos bancos y todos los que han aconsejado mal, y a sabiendas, a sus clientes acaben en la cárcel. Y no estaría mal que la restauración moral y los gastos de gestión, de investigación y costas judiciales, saliera de sus propiedades. Pero la vergüenza es mayor cuando te das cuenta de que muchos de esos bancos, son Cajas, en las que participan Partidos Políticos, diputaciones, patronal y también sindicatos mayoritarios.


La Financiación de los Partidos, con la burguesía democristiana en Catalunya o el #PPSOE dando vergüenza ajena, y dejando la #MarcaEspaña a la altura del betún. En cualquier lugar y mejor dicho, a cualquier persona "normal" la pillan robando y le obligan a devolver lo robado y acaba en la cárcel. El PSOE y el PP, siguiendo la doctrina de Maquiavelo, disculpan a Duran «porque es la única cuña que pueden mantener en Cataluña para defender el orden constitucional». Todo esto puede estar justificado desde la estrategia política, pero no creo que pueda defenderse desde la ética porque «los fines no justifican los medios». Algunos columnistas, olvidando que un error no se corrige con otro error, califican de visión política y capacidad de estrategia la falta de honestidad, la marrullería y los chanchullos de algunos políticos, y justifican los errores de unos con los errores de los otros.

En Españistan, la ley es la misma para todos pero su aplicación, no. Hasta el momento y salvo raras excepciones, los políticos corruptos ni devuelven el dinero ni van a la cárcel. La corrupción no es necesaria pero tal vez sea inevitable. A los políticos corruptos hay que sentarlos en el banquillo, hacerles devolver el dinero y encerrarlos en la cárcel, si procede, como a todo el mundo que comete un delito. Es más, yo propongo una Ley de Limpieza en las Administraciones Públicas: Si te pillan robando, no sólo va a desaparecer tu patrimonio; también lo hará el de tu familia hasta el segundo Grado de consaguiniedad. Seguro que el corrupto se lo piensas más.

La Corrupción sistémica y la irrupción a los medios del destape de los casos de corrupción, malversación, etc. que "nuestros representantes" realizan no siempre con nocturnidad, pero siempre, siempre con alevosía es continúa, bochornosa y un síntoma de la realidad de este estado fallido que aún hoy, casi 40 años después, mantiene los vicios de la Dictadura fascista y franquista, porque no se ha llevado una verdadera Transición a la Democracia, con sus juicios, depuraciones, limpiezas, etc.. La casi totalidad del pueblo español piensa que la casta política es corrupta y mediocre aunque admita que dentro hay gente honrada y brillante. Da la impresión de que a los políticos les preocupa poco el descrédito social en el que se arrastran. Su único síntoma de preocupación ante el abatimiento de los ciudadanos es que hoy una y mañana otra de las familias emprenda alguna campaña de imagen sin cambiar nada de su comportamiento.

El colectivo político actúa con los mismos mecanismos que la mafia. Tienen reglas inquebrantables, se defienden como una familia. Una familia ataca a otra o a un miembro de ella misma cuando vulnera las reglas que rigen el funcionamiento del grupo y pone en peligro la seguridad del resto de corruptos componentes y, sobre todo, el sistema que les permite llenar los bolsillos. A los políticos parece importarles poco o nada lo que los ciudadanos piensen siempre que éstos acudan a las urnas.

Decir que el pueblo tiene la oportunidad de castigar a los corruptos en las urnas es una falacia; los ciudadanos votan según su ideal. Por muy corrupto que sean los políticos de su partido no van a votar a otros a los que considera contrarios a sus ideales, encarnados en unas siglas. "La única manera sería deslegitimarlos con la abstención", oí decir. ¡Difícil!Y más cuando es notorio que la justicia, esta intervenida, no existe la división de poderes, puesto que esta secuestrado por el capital, y los políticos y grandes fortunas meten sus manos dentro para que la impunidad sea la tónica general.

Todo ello, sumado a las dificultades que pasa el ciudadano de a pie en su día a día, provocados por todos estos desmanes, y muchos otros, hacen que la desconfianza hacía la política sea enorme. Y no será fácil recuperarla.

Pero quizá en ese momento es cuando más cabe ser optimista y luchar. Vuelve a haber un cuestionamiento de la élite. Los trabajadores estamos percibiendo que la conservación de la prosperidad económica pasa por implicarse en la política, por tener ideología que represente nuestras inquietudes, valores y soluciones, por informarse, por implicarse un poco más. Pasa por saber qué cobran los representantes, qué hacen o qué se publica en los boes. Pasa por convertirse en ciudadanos.



No somos mercancía en las manos de políticos y banqueros:

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