domingo, 17 de mayo de 2020

Julio Anguita. Que la tierra te sea leve maestro

Julio Anguita, imagen de RTVE

Ayer, 16 de mayo, fallecía Julio Anguita. Lo hizo como todo en su vida, luchando. Haciendo frente por tercera vez a un ataque al corazón sobrevenido hace una semana y del que finalmente no ha podido recuperarse.
Son incontables los pequeños y anónimos homenajes. Éste es uno más de ellos. Son inagotables los videos, entrevistas y artículos en los que Julio Anguita durante toda su vida nos ha dejado muestras de su compromiso por la verdad, la igualdad y los derechos humanos. Y es en nuestro recuerdo donde guardamos el tesoro de su ejemplo por su constancia en la lucha con coherencia, inasequible al desaliento y siempre dando voz a los sin voz.
Julio Anguita fue la nota discordante de la alta política en España. Un hombre humilde y honesto. Paradigma del trabajador que con esfuerzo primero consigue con brillantez su formación, tanto política, como licenciado en Historia y maestro de educación secundaria. Después como miembro del Partido Comunista en Andalucía, en su Córdoba natal, de la que llego a ser alcalde en la transacción que como le gustaba a él llamar los años tras la muerte del dictador. Allí se ganó el apodo del Califa y el cariño y aprecio de miles de sus convecinos que vieron en primera persona que otra manera de hacer política, de construir una sociedad para todas y todos, libre y sobretodo libertaria, sin dejar a nadie detrás, no solo era recomendable. Era y es posible.
De ahí al saltó a la dirección nacional del Partido Comunista y bajo el necesario No a la OTAN la creación de Izquierda Unida como coalición política de la izquierda alternativa de éste país. Anguita ya sabía que la OTAN lo que traía era la militarización del estado para gusto de los generales franquistas y la subordinación de España (y de toda Europa) al imperio militarista yankee.
Julio Anguita también estuvo fino en su profecía sobre Maastricht y lo que la austeridad mal entendida nos ha traído estos últimos años. El Califa Rojo de Córdoba ahora era el Quijote caricaturizado por los guiñoles y por sus rivales políticos que querían mostrarlo como un loco que veía fantasmas en la modernidad europea.
Pero no podía tener más razón don Julio, como también se demostró cuando como Prometeo anunció la llegada de la movilización social que fue el 15M. El capitalismo desaforado, capaz de convertir todo, desde los derechos más básicos, el medio ambiente, el patrimonio en un negocio de unos pocos, no podía aguantarse más. No puede hacerlo. Y como antes, ya es el momento de no cejar el empeño y de demostrar que las palabras además de necesarias, son verdaderas. Que la dignidad, es el mínimo a defender.
Julio Anguita es un maestro y un padre para todas y todos aquellos que buscamos mejorar la vida de la gente a través de la política. Usando la verdad, explicándola, acercándola a los iguales que quedan tras los intereses de los medios de comunicación de masas. Es el ejemplo del hombre que pudo haberse ido con una pensión máxima por sus años de Diputado, pero prefirió su modesta pensión de maestro. Él estaba orgulloso de ser un trabajador y siempre transmitió ese orgullo, esa pertenencia, como algo digno y necesario.
Julio Anguita es el padre de varias generaciones de militantes de la izquierda de éste país. Desde los 80 ha compuesto una carrera política y mediática donde la coherencia ha sido la nota predominante y el convencimiento el denominador común. Su voz y su pluma han sido capaces de cautivar y soliviantar, pero sobretodo de hacernos pensar. 
Su corazón era a la vez un órgano débil pero un músculo poderoso que alimentaba su ansía por desenmascarar el teatro que tenemos delante.
Siempre que escuchabas a Anguita o leías algo suyo le seguía un momento de reflexión. Y así me siento ahora que he pasado toda la tarde, leyendo, escuchando, aprendiendo...
Ayer lloraba por la marcha de un hombre bueno. Un maestro que siempre será ejemplo de conducta y de activación política y social. Hace 5 años en Ciudad Rodrigo a la salida de un acto en el que volvió a sorprender mostrando su coherencia y como él mismo decía, “las verdades del barquero”, me dijo que no abandonará jamás la lucha. Y con y por él, como guía y ejemplo. Pero por todos los demás también, para luchar y conseguir mejorar nuestra vida.
Julio Anguita se reunió ayer con su hijo, brillante periodista de guerra fallecido durante la guerra de Irak en 2003. Que la tierra te sea leve, compañero y maestro.

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