Los Valles Pasiegos, desde Vega de Pas
En
las últimas semanas por distintos motivos he estado viajando y en
contacto con zonas rurales y montañosas de nuestra geografía como
puedan ser la Sierra de Yemas en Ávila o los Valles Pasiegos en
Cantabria.
En
ambos al hecho de escapar de la rutina, visitar la montaña, saborear
el paisaje y disfrutar de la compañía se le ha añadido el conocer
de primera mano la terrible situación que se está viviendo en estas
zonas y en otras de nuestro país. De un tiempo a esta parte nuestros
vecinos en estos parajes al igual que las gentes del Valle del Yeltes
en el Campo Charro están viendo como proyectos megalómanos de
minería basados en la especulación están arruinando sus vidas y
lastrando para siempre su futuro y el de unas tierras que ya de por
sí, han permanecido relegadas y olvidadas, siempre en la retaguardia
del interés nacional.
No
cabe duda que desde siempre el mundo rural, y más aún, en Castilla
son vistos por las administraciones como adyacentes, sin más
importancia que la de unos pocos votos, y sobretodo como un buen
lugar para especular con un beneficio económico sin importar ni lo
más mínimo la vertebración del territorio, el bienestar de la
ciudadanía que vive en las zonas rurales, ni tampoco la salud del
paraje o la conservación del medio ambiente.
Y
es que como un ataque al sentido común y como un agresión al medio
ambiente se puede calificar las pretensiones de los promotores y
sobretodo de las administraciones que lo permiten el querer montar
una mina de uranio en pleno Campo Charro, una mina de feldespatos en
la cornisa paisajística de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, de
Ávila. O permitir y seguir promoviendo el uso del fracking como
técnica de extracción de gas en las zonas de montaña de Burgos,
Palencia, Cantabria y Alava.
La Sierra de Yemas, vista desde Riofrío
Para
llevar a cabo tan siquiera el planteamiento de estos atentados se
hacen necesarias una serie de cuestiones básicas.
Por
un lado es muy importante la legislación. Y en cuanto a las minas,
España es un paraíso para las multinacionales extranjeras que
tienen ante sí un texto legal que ampara la práctica totalidad de
las tropelías que se les ocurra para ir ganando dinero, desde el
primer momento, de planteamiento del proyecto, hasta el día en el
que se marchen.
La
Ley de Minas, del año 73, es decir, no ha pasado ni tan siquiera por
un refrendo de unas Cortes democráticas, da prevalencia a los usos
mineros y de extracción de los suelos, amparando incluso la
expropiación de viviendas tanto para la instalación misma, como
para todo lo que esta pueda necesitar, ya sean pasos de camiones,
balsas de agua, zonas de seguridad para voladuras, escombreras, etc.
Incluso habilita el cauce legal de la expropiación para generar
actividad minera en zonas con algún tipo de protección especial de
la conservación de la Naturaleza. Y todo esto, además, en un país,
no hay que recordarlo mucho, basta con mirar los titulares de cada
día, en cuyos dirigentes siguen funcionando como hace 40 años,
aceptando sobornos, mordidas y prebendas para facilitar por acción u
omisión la ejecución de estas barbaridades.
La
legislación además favorece permisos de explotación abusivos, de
hasta 30 años y prolongables por término general de 10 en 10 hasta
otros 90 años. Un impacto brutal que acabaría para siempre con los
modos de vida de nuestros pueblos, mandando al olvido el folclore de
cientos de años y borrando el futuro y el entorno que quedaría
irrecuperable.
Sin
duda a esta legislación propia por origen y funcionamiento de una
dictadura fascista, le favorece y mucho el control caciquil y
cortesano de la Junta de Castilla y León y las diputaciones
provinciales, todas ellas desde siempre dominadas con mano de hierro
por el Partido Popular. Sus prepostes, no tienen ningún reparo en
laminar el medio ambiente de todos y los usos, costumbre y el futuro
de los pueblos y sus habitantes si con ello consiguen más comisiones
y más re-elecciones. Total, el club de campo y el chalet en la
pedanía de Valladolid va a quedar muy lejos de las voladuras y el
paso de camiones.
Escena de el Campo Charro en Villavieja de Yeltes
Resulta curioso cuando menos, como durante años, la Junta de Castilla y León ha dejado a su suerte a comarcas enteras y miles de trabajadores y a sus familias que vivían gracias a las minas de carbón. Alegan con desfachatez su falta de rentabilidad, sin dar alternativa siquiera para tratar de arraigar esas gentes y frenar la despoblación que sufre una región sin futuro, que parece sólo sirve para hacer negocio sin importar gentes, historia o medio ambiente.
Incluso
y gracias a su control de las élites, consiguen frenar las
iniciativas que han ido modificando normativas en defensa del medio
ambiente y las personas. Así, para salvaguardar la obligatoriedad
introducida en 1994 para dejar el entorno como lo encontraron antes
de empezar la actividad extractora, han encontrando en la ingeniería
financiera una solución a todos sus problemas. Lo que hacen es
sencillo y muy perverso. La empresa promotora, multinacional, crea
una sociedad en el país a la que pone al nombre del proyecto y que
“vende” los réditos de la actividad a la multinacional madre a
través de paraísos fiscales y demás parafernalía burocrática.
Cuando se va a acabar la actividad minera, la sociedad radicada en el
país, aduce quiebra económica, por lo que se cierra al día
siguiente de acabar el permiso de extracción, quedando esa
obligación de retornar el entorno a su estado primigenio en manos de
las administraciones. Una burla dolorosa e inmoral más.
Otra
parte importante para lograr los objetivos es disponer de unos medios
de comunicación serviles en todo momento. Capaces de sin
remordimiento lapidar estas informaciones y tergiversarlas hasta el
infinito para el beneficio de promotor y administración. En estos
medios tradicionales, como puedan ser los periódicos provinciales
será imposible encontrar informaciones de las plataformas ciudadanas
en contra de este tipo de explotaciones. O las declaraciones de
partidos, ecologistas o consumidores que se muestran beligerantes
ante estas agresiones. Sin embargo ese espacio y mucho más podrá
ser vendido al promotor para que cante durante meses las alabanzas de
su proyecto y las supuestas bondades que van a introducir en el
pueblo, la comarca y la provincia en forma de inversiones, puestos de
trabajo o incluso infraestructuras.
Ni
que decir tiene que pasados los tiempos de la propaganda, las
inversiones son mínimas, los puestos de trabajo precarios y muy
reducidos, y las infraestructuras, no os voy a hacer reír. Un buen
ejemplo de todo esto fueron los publirreportajes que durante casi dos
años, La Gaceta de Salamanca, fue dedicando a Berkeley la promotora
de la Mina de Uranio en Retortillo. Estos, de varias páginas a color
y en cuadernillo central los domingos, contrastan con los escasos(o
nulos) espacios que se dedican para la información de la actividad
de las asociaciones en contra del proyecto, su voz o de las profundas
ilegalidades que esta empresa lleva cometiendo en nuestra Salamanca
todo este tiempo. Sin embargo, hasta que no saltó el escándalo a nivel nacional nada se leyó en La Gaceta sobre la tala de miles de encinas, algunas centenarias, que Berkeley ha llevado a cabo sin tener los permisos necesarios para ello.
Al
final se constata una realidad y es que para las administraciones,
los medios tradicionales y por supuesto estas empresas plantear en
Castilla y León y en general en el mundo rural español estos
proyectos era muy rentable puesto que no se encontraban con oposición
y resistencias o si la había era de muy baja intensidad, ya que se
trata de zonas despobladas, con población envejecida y además, por
lo general, con un bajo nivel de estudios.
Sin
embargo y afortunadamente esto ya no es así. La paulatina vuelta al
campo de jóvenes, el auge (esperemos que moderado) del turismo
rural, el mayor acceso a la información y contactos que la llegada,
moderada, de Internet a nuestros pueblos y el siempre rocoso y
combativo sentimiento de pertenencia que algunas veces sacamos a
pasear los castellanos han tejido redes para saltar las barreras y
encontrar altavoces que le hacen llegar a audiencias reivindicativas
mayores, tanto en las propias capitales de provincia, como también
en Madrid.
Mientras
que los medios del capital silencian estas actuaciones y abusos que
las multinacionales, de la mano de “nuestras” administraciones,
perpetran la sociedad civil, primero en los pueblos y luego poco a poco, en las ciudades, hacen resonar el clamor por la justicia y la
defensa del interés general.
Aún
con todo, estos pueblos no tienen recursos (casi siempre económicos)
para defenderse, alzar la voz y dar conocimiento de su lucha que no
sólo es suya, por su porvenir y entorno, sino también por toda la
sociedad. Y es que es muy díficil creerse el interés general de
estos proyectos cuando los beneficios se los queda una multinacional
extranjera, que subcontrata hasta la extenuación y ejecuta trampas
fiscales para pagar menos impuestos.
No hay estudio de impacto medio-ambiental, ni análisis de causas económicas y de viabilidad y rentabilidad que avale este tipo de proyectos en nuestro mundo rural. Es absolutamente demagogo y falso ese interés general en la apertura de una mina de cielo abierto a 20 km de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, de Ávila; lo mismo en el caso de la mina de uranio en plena dehesa salmantina, un ecosistema, de intervención humana, único en el mundo que alberga además, humedales y zonas de especial protección para las aves; Y lo mismo podemos hablar sobre el fracking en los Valles Pasiegos que vaciaría unos pueblos con modos de vida peculiares, interesantísimos desde el punto de vista antropológico e histórico, y que también han legado uno de los paisajes más interesantes y ricos de la goegrafía nacional.
En los enlaces anteriores he dejado la información de las Plataformas en contra de estos proyectos mineros y a favor de la vida, el medio ambiente y el futuro para nuestro mundo rural. A continuación dejo las campañas en change.org para presionar y evitar estas agresiones al entorno y a los modos de vida y el futuro de todos y todas:
- Campaña contra la Mina de Uranio en Retortillo (Salamanca)
- Campaña contra la Mina de Feldespatos en la Sierra de Yemas (Ávila)
- Campaña en contra del uso del Fracking en España
Por favor, firmar y compartir. Nos jugamos mucho.
El
interés general es defender nuestros pueblos. Nuestro medio
ambiente. Los campos, montañas, rios y acuíferos de nuestra región.
Y los usos y costumbres milenarios. Así como el futuro de un mundo
rural y el sector primario (agricultura, ganadería, recursos
forestales) que lo sustentan en el día a día. Así como también
garantizar los derechos de nuestros vecinos y vecinas en el mundo
rural, empezando por el primero de ellos: su elección de un modo de
vida.