Voy
a hacer una pequeña crónica de la fantástica noche de conciertos
que vivimos en Burgos el pasado martes 11 de abril, en plena
Semana Santa 2017.
No
suele ser lo habitual, por desgracia, que en ciudades de provincias
se monte un cartel como el que tuvimos en la ciudad castellana
aquella soleada tarde y que se replicó también en Málaga el día
anterior y en Zaragoza el posterior. Que Amon Amarth cubra
otra etapa de su gira Jomsviking y tan sólo un par de
días después de sus espectaculares conciertos de noviembre
anunciaran está ronda fue sorprendente. Que además sumarán al
elenco a unos prometedores Omnium Gatherum y a unos
consagrados, padres del death metal melódico como Dark
Tranquillity me llenó de alegría y convencimiento de que por
esas fechas iba a andar en Burgos visitando está bella ciudad y
disfrutando de las morcillas y otras lindezas gastronómicas.
Y
es que si al gran sabor que me acaban de dejar las huestes de Johan
Hegg en La Riviera se le sumaba el disfrutar y paladear una vez
más a mi grupo favorito, Dark Tranquillity, estaba claro que
allí iba a estar y aquí y ahora, recordando y escribiendo no puedo
más que sonreír y agradecer a mi chica, por regalarme las entradas
por mi cumpleaños, ya que el espectáculo fue soberbio, a la altura
de las expectativas creadas. Una noche mágica de música, de
Melodic Death Metal, fiesta, cerveza y vikingos.
Así
nos pusimos en ruta hacia la capital burgalesa y después de comer y
descansar, nos encaminamos bajo el sol hacia la Sala Hangar,
espacio de conciertos habilitado en 2009, en los antiguos talleres e
intercambiador de la estación de tren de Burgos.
Tenía
cierto temor al entrar en la sala. Las críticas en internet a la
acústica eran considerables, así como también la disposición de
la platea ya que existían una serie de columnas de hierro forjado,
propias de la construcción original y que vienen a cumplir función
estructural por lo que podían estropear el disfrute de los
conciertos.
Pero
ahí están una de las certezas de la vida. Tan cierto como la
corrupción sistémica del PP o que la inteligencia simplifica lo
difícil y la estupidez complica lo sencillo, es reconocer y aplaudir
la calidad y maestría de los técnicos de sonido suecos.
Ahí
estaban una vez más el equipo de sonido que acompaña a una banda
nórdica, ajustando a la perfección el sonido de los conciertos,
dando a todas las bandas la misma calidad y claridad sin
distinciones. Unos pequeños ajustes al empezar y a disfrutar. Es
verdad, que con respecto a la exposición en La Riviera, se ajusto
más bajo el micro de Hegg, pero también lo es el hecho de que
salimos de la sala encantadísimos con todo y el sonido que
disfrutamos fue pieza importante. Así, con la experiencia y maestría
en la escenografía se pusieron todos los requerimientos necesarios
para que los músicos pudieran expresarse y darnos una noche más
espectacular de metal.
Era
Omnium Gatherum los que abrían la tarde noche de conciertos y
cumplieron maravillosamente bien en su papel de teloneros y
animadores de la fiesta. No habían pasado 10 segundos de la hora
fijada de inicio y ya estaban descerrajando The Pit, tema
introductorio de su último álbum Grey Heavens. Fue un
brillante inicio para una actuación corta, pero de tremenda calidad,
en la que a base de simpatía de su frontman Juka Pelkonen y
del resto de miembros, se metieron a todo el público en el bolsillo
a cambio de imbuir en el ambiente y en el sentir general que íbamos
a vivir una noche épica, imborrable.
Sin
duda, estos finlandeses se han ganado un hueco en mis gramolas y el
estar atento a sus futuras visitas (vendrán en noviembre) ya que
ofrecen un Death Metal vigoroso, virtuoso y vibrante, a parte
de demostrar mucha profesionalidad y simpatía cuando acabaron su
actuación.
No
tardaron nada en aparecer Dark Tranquillity y ofrecer otra dosis de tremenda calidad y ese Melodic Death Metal tan
auténtico. Venían como invitados presentando su último disco,
Atoma, y se hace necesaria su futura visita ya como cabezas de
cartel. Además, esta visita trajo la sorpresa de presentar una
formación prácticamente nueva ya que Niklas Sudin es baja temporal
y está siendo sustituido ni más ni menos por Christopher Amott,
el hermano de Michael Amott padre y fundador de los también
imprescindibles Arch Enemy. También eran nuevos el para mi
desconocido Johan Reinholdz que sustituía a Martin Henrikson y el
ex-bajista de In Flames Anders Iwers que venia a ocupar esa
bacante huérfana desde 2013 cuando salió Daniel Antosson.
Sin
embargo ese status y esta nueva formación no fue óbice para que
Mikael Stanne y los suyos dieran todo lo que tienen en un
setlist, por exigencias, corto pero en el que nos presentaron
alguno de sus últimos temas y varios de los clásicos imperecederos
como un Therein que siempre que escucho evoca mis más
profundos sentimientos, o un The Wonders at your feet que sonó
espectacular y Misery Crown con la que cerraron la actuación.
Y
por supuesto tampoco fueron menos, y acabada, tras una ovación de
varios minutos su actuación, derrocharon simpatía y cordialidad
con todo el público recibiendo con sonrisas toda petición de
fotografía, como la de este servidor, y sonriendo a los
agradecimientos y felicitaciones por el tremendo show que una vez
más, nos habían dado.
Como
siempre, Dark Tranquillity, máxima eficiencia y calidad sobre el
escenario, y tanto a mi, como a muchos de los asistentes nos
dejaron con ganas de más y con la sensación de haber ofrecido el
mejor concierto de la noche.
Una
media hora fue lo que se tardó en dejar ese mismo escenario listo
para Amon Amarth. Las huestes de Johan Hegg salían con
ganas y utilizando la misma escenografía y el mismo setlist
que en noviembre en La Riviera hicieron a todos los presentes
divertirse y disfrutar de un concierto vikingo que a la vez
fue único.
El
nivel de la banda está por las nubes y no hubo apenas diferencias
entre lo que ofrecieron en Burgos y el tremendo concierto que se
cascaron en La Riviera en noviembre. De hecho, exceptuando el ajuste
de sonido que bajando algo el micrófono del frontman dio mayor brío
a la puesta musical, lo cual nos regaló una “versión” más
atenuada con la admirar y disfrutar de la clase que tienen estos
músicos y que quizás Hegg no estuvo tan locuaz como en aquella
ocasión, no hubo ninguna diferencia, ni añadido, con aquella
actuación.
Es
decir, máxima profesionalidad. Un día más “en la oficina”,
pero en la que no cabe la comparativa, porque el nivel fue tan alto
en ambos conciertos ofreciendo lo mismo que volver a comentarlo sería
absurdo.
Lo
único que puedo decir es lo de aquella vez: Siempre que tengan la
oportunidad vean y disfruten a Amon Amarth. O generen esa
oportunidad.
En
definitiva, una gran jornada la vivida en Burgos. Las ciudades
pequeñas, las ciudades de provincias también merecen aspirar y
organizar estos eventos con bandas internacionales. Burgos y la Sala
Hangar demostraron su capacidad, llenando el recinto, y haciendo una
llamada para que metaleros de los alrededores (había gente de
Valladolid, de Segovia, de Tudela, de Vitoria, de Logroño, de
Madrid, de Salamanca, nostros mismos que íbamos desde Toledo,...) se
acercarán a la villa castellana.
Ahora
lo único que podemos desear es que el buen nivel (al menos aparente;
habrá que ver si esa impresión se han llevado los músicos y
también desde el punto de vista de la profesionalidad de los
promotores y la posible rentabilidad que les haya dejado) y buenas
sensaciones hagan ver que hay más vida, y más metal en
España a parte de Madrid o Barcelona, y que cunda el ejemplo y más
y más bandas de nivel se acerquen a ciudades pequeñas para
demostrar su tremenda calidad.