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miércoles, 26 de abril de 2017

¡¡¡Metal en Burgos!!!


Voy a hacer una pequeña crónica de la fantástica noche de conciertos que vivimos en Burgos el pasado martes 11 de abril, en plena Semana Santa 2017.
No suele ser lo habitual, por desgracia, que en ciudades de provincias se monte un cartel como el que tuvimos en la ciudad castellana aquella soleada tarde y que se replicó también en Málaga el día anterior y en Zaragoza el posterior. Que Amon Amarth cubra otra etapa de su gira Jomsviking y tan sólo un par de días después de sus espectaculares conciertos de noviembre anunciaran está ronda fue sorprendente. Que además sumarán al elenco a unos prometedores Omnium Gatherum y a unos consagrados, padres del death metal melódico como Dark Tranquillity me llenó de alegría y convencimiento de que por esas fechas iba a andar en Burgos visitando está bella ciudad y disfrutando de las morcillas y otras lindezas gastronómicas.
Y es que si al gran sabor que me acaban de dejar las huestes de Johan Hegg en La Riviera se le sumaba el disfrutar y paladear una vez más a mi grupo favorito, Dark Tranquillity, estaba claro que allí iba a estar y aquí y ahora, recordando y escribiendo no puedo más que sonreír y agradecer a mi chica, por regalarme las entradas por mi cumpleaños, ya que el espectáculo fue soberbio, a la altura de las expectativas creadas. Una noche mágica de música, de Melodic Death Metal, fiesta, cerveza y vikingos.
Así nos pusimos en ruta hacia la capital burgalesa y después de comer y descansar, nos encaminamos bajo el sol hacia la Sala Hangar, espacio de conciertos habilitado en 2009, en los antiguos talleres e intercambiador de la estación de tren de Burgos.
Tenía cierto temor al entrar en la sala. Las críticas en internet a la acústica eran considerables, así como también la disposición de la platea ya que existían una serie de columnas de hierro forjado, propias de la construcción original y que vienen a cumplir función estructural por lo que podían estropear el disfrute de los conciertos.
Pero ahí están una de las certezas de la vida. Tan cierto como la corrupción sistémica del PP o que la inteligencia simplifica lo difícil y la estupidez complica lo sencillo, es reconocer y aplaudir la calidad y maestría de los técnicos de sonido suecos.
Ahí estaban una vez más el equipo de sonido que acompaña a una banda nórdica, ajustando a la perfección el sonido de los conciertos, dando a todas las bandas la misma calidad y claridad sin distinciones. Unos pequeños ajustes al empezar y a disfrutar. Es verdad, que con respecto a la exposición en La Riviera, se ajusto más bajo el micro de Hegg, pero también lo es el hecho de que salimos de la sala encantadísimos con todo y el sonido que disfrutamos fue pieza importante. Así, con la experiencia y maestría en la escenografía se pusieron todos los requerimientos necesarios para que los músicos pudieran expresarse y darnos una noche más espectacular de metal.


Era Omnium Gatherum los que abrían la tarde noche de conciertos y cumplieron maravillosamente bien en su papel de teloneros y animadores de la fiesta. No habían pasado 10 segundos de la hora fijada de inicio y ya estaban descerrajando The Pit, tema introductorio de su último álbum Grey Heavens. Fue un brillante inicio para una actuación corta, pero de tremenda calidad, en la que a base de simpatía de su frontman Juka Pelkonen y del resto de miembros, se metieron a todo el público en el bolsillo a cambio de imbuir en el ambiente y en el sentir general que íbamos a vivir una noche épica, imborrable.
Sin duda, estos finlandeses se han ganado un hueco en mis gramolas y el estar atento a sus futuras visitas (vendrán en noviembre) ya que ofrecen un Death Metal vigoroso, virtuoso y vibrante, a parte de demostrar mucha profesionalidad y simpatía cuando acabaron su actuación.


No tardaron nada en aparecer Dark Tranquillity y ofrecer otra dosis de tremenda calidad y ese Melodic Death Metal tan auténtico. Venían como invitados presentando su último disco, Atoma, y se hace necesaria su futura visita ya como cabezas de cartel. Además, esta visita trajo la sorpresa de presentar una formación prácticamente nueva ya que Niklas Sudin es baja temporal y está siendo sustituido ni más ni menos por Christopher Amott, el hermano de Michael Amott padre y fundador de los también imprescindibles Arch Enemy. También eran nuevos el para mi desconocido Johan Reinholdz que sustituía a Martin Henrikson y el ex-bajista de In Flames Anders Iwers que venia a ocupar esa bacante huérfana desde 2013 cuando salió Daniel Antosson.
Sin embargo ese status y esta nueva formación no fue óbice para que Mikael Stanne y los suyos dieran todo lo que tienen en un setlist, por exigencias, corto pero en el que nos presentaron alguno de sus últimos temas y varios de los clásicos imperecederos como un Therein que siempre que escucho evoca mis más profundos sentimientos, o un The Wonders at your feet que sonó espectacular y Misery Crown con la que cerraron la actuación.
Y por supuesto tampoco fueron menos, y acabada, tras una ovación de varios minutos su actuación, derrocharon simpatía y cordialidad con todo el público recibiendo con sonrisas toda petición de fotografía, como la de este servidor, y sonriendo a los agradecimientos y felicitaciones por el tremendo show que una vez más, nos habían dado.


Como siempre, Dark Tranquillity, máxima eficiencia y calidad sobre el escenario, y tanto a mi, como a muchos de los asistentes nos dejaron con ganas de más y con la sensación de haber ofrecido el mejor concierto de la noche.
Una media hora fue lo que se tardó en dejar ese mismo escenario listo para Amon Amarth. Las huestes de Johan Hegg salían con ganas y utilizando la misma escenografía y el mismo setlist que en noviembre en La Riviera hicieron a todos los presentes divertirse y disfrutar de un concierto vikingo que a la vez fue único.
El nivel de la banda está por las nubes y no hubo apenas diferencias entre lo que ofrecieron en Burgos y el tremendo concierto que se cascaron en La Riviera en noviembre. De hecho, exceptuando el ajuste de sonido que bajando algo el micrófono del frontman dio mayor brío a la puesta musical, lo cual nos regaló una “versión” más atenuada con la admirar y disfrutar de la clase que tienen estos músicos y que quizás Hegg no estuvo tan locuaz como en aquella ocasión, no hubo ninguna diferencia, ni añadido, con aquella actuación.
Es decir, máxima profesionalidad. Un día más “en la oficina”, pero en la que no cabe la comparativa, porque el nivel fue tan alto en ambos conciertos ofreciendo lo mismo que volver a comentarlo sería absurdo.
Lo único que puedo decir es lo de aquella vez: Siempre que tengan la oportunidad vean y disfruten a Amon Amarth. O generen esa oportunidad.


En definitiva, una gran jornada la vivida en Burgos. Las ciudades pequeñas, las ciudades de provincias también merecen aspirar y organizar estos eventos con bandas internacionales. Burgos y la Sala Hangar demostraron su capacidad, llenando el recinto, y haciendo una llamada para que metaleros de los alrededores (había gente de Valladolid, de Segovia, de Tudela, de Vitoria, de Logroño, de Madrid, de Salamanca, nostros mismos que íbamos desde Toledo,...) se acercarán a la villa castellana.
Ahora lo único que podemos desear es que el buen nivel (al menos aparente; habrá que ver si esa impresión se han llevado los músicos y también desde el punto de vista de la profesionalidad de los promotores y la posible rentabilidad que les haya dejado) y buenas sensaciones hagan ver que hay más vida, y más metal en España a parte de Madrid o Barcelona, y que cunda el ejemplo y más y más bandas de nivel se acerquen a ciudades pequeñas para demostrar su tremenda calidad.


martes, 15 de noviembre de 2016

Amon Amarth: Hordas Vikingas en Madrid

 

Con un sol frio de noviembre nos encaminamos una vez más a Madrid, a La Riviera para disfrutar de un concierto heavy de una de las grandes bandas del Metal europeo.
Desde hacía un par de años mantenía la intención de ver en directo a Amon Amarth y esa era la principal atracción del cartel compuesto en el que Testament hacia de glorioso telonero y Grand Magus de grupo a descubrir.
Trasladarse a Madrid, luchar contra su funesto tráfico y encontrar aparcamiento cerca de La Riviera para estar lo más cerca posible de la sala para el antes y el después de los conciertos. Así tras las cervezas de rigor y costumbre en las inmediaciones de la sala, entramos a las 7 y media, cuando ya prácticamente acababa su actuación Grand Magus, por lo que sólo podemos dejar constancia del buen ambiente que reinaba en la sala y del muy buen metal de estos suecos desgranaban en sus dos últimas muescas del setlist, con esa tan nórdica profesionalidad y dejando un muy buen sabor de boca en base a un sonido redondo de hard rock en su última “Hammer of the North”.
Era el momento de escuchar a Testament y había ganas en el respetable y en mi mismo por paladear de genuino trash metal de los californianos del Bay Arena. La histórica banda de los años 80 siempre se ha mantenido fiel a su estilo y entregado periódicamente gran música, cañera y auténtica para disfrute de una legión de seguidores que en algunos casos no podían comprender esta especie de sorpasso de algunas de las bandas nórdicas surgida a finales de los 90 o principios de la década pasada sobre los otrora inaccesibles bandas de los 80.
Quizás a la salida de La Riviera esa sensación se atenuará visto y sobretodo escuchado la calidad de la exposición de ambos grupos. Ni que decir tiene que Testament puso todo de su parte para hacernos disfrutar del mejor trash. Pero el sonido que se ajusto y padecimos los presentes no le hizo justicia en ningún momento. Las guitarras apenas se escuchaban, salvo al bajar para los solos, y la voz de un siempre enérgico y dispuesto Chuck Billy apenas se hacia audible. Sólo brillaba y de que manera Gene Hoglan a la batería imponiendo ritmo endiablado a cada canción que formó parte del corto, por exigencias de no ser cabezas de cartel, setlist que los californianos mostraron a la audiencia que ya llenaba la sala.
Empezaron con “Brotherhood Of Snake” de su último trabajo para rápidamente ir hacia sus clásicos que hacían salivar a la muchedumbre: “The New Order”, “Disciples of the Watch” y sobretodo una “Into the Pit” que fue en mi opinión la que mejor sonido disfruto con Billy haciendo un air guitar tan inmenso con su pie de micrófono que parecía realmente que había 3 guitarras sobre el escenario.
Eran las 21:18 y sonaba la habitual intro de Amon Amarth mientras cada uno de los miembros de la banda sueca aparecía en acción. El primero de ellos, su última incorporación, el batería Jocke Wallgren que se encaramaba a los mandos de su instrumento sobre un enorme casco de vikingo adornados con dos inmensos cuernos, provocando la ovación del público y quizás también la tradicional inexactitud histórica.
Ovación que iba en aumento hasta la locura con la aparición de Johan Hegg frontman y líder de la banda que en todo momento se mostró atento y hospitalario en el paseo por la mitología nórdica, la historia vikinga y el mejor metal europeo que Amon Amarth nos ofreció durante una hora y media.

 

Al saludo en un rudimentario castellano de Hegg pronto le siguió “The Pursuit of Vikings” que sonó potente, sonó claro y permitió embarcarnos a todas y todos en su drakkar paladeando la mejor música digna del mismo Odín y de su palacio en Valhalla.
As Loke Falls”, “First Kill” y “The Way of Vikings” está última con la representación histórica de un combate entre guerreros vikingos siguieron a la inicial bajo un gran telón que representaba el último álbum de la banda sueca, Jomsviking, excusa para esta nueva gira.
A esas alturas ya era evidente que toda la platea de hordas de vikingos iba a disfrutar de un gran concierto. La voz de Hegg sonaba poderosa y acertada, incluso en sus alocuciones con el público, más numerosas que las habituales que otros grupos nórdicos tienden a expresar, lo que hacía las delicias de algunas damiselas como podía constatar con mi acompañante. En el bajo Ted Lunstron se hacía oír, mientras poderosos riffs melódicos y solos intensos de ambas guitarras de Olavi Mikkonen y Johan Söderberg se disputaban llevar la batuta musical sobre el escenario. Disputa que acabo en empate para regocijo y disfrute de todos los heavys que nos movíamos extasiados, gritando guturalmente cada letra y disfrutando como auténticos Berserkers.
Para ese momento en la bateria Wallgren ya nos había hecho olvidar a Fredrik Andersson. El chileno disipó cualquier duda sobre su demostrada calidad a base de imprimir velocidad y virtuosismo a cada propuesta del setlist de Amon Amarth.
Le siguió “At Dawn's First Light” y el otro clásico de la banda como es “Cry of the Black Birds” que sonó tremenda, no menos que la mejor recibida y coreada hasta el final “Deceiver of the Gods” del anterior y homónimo disco.
On a Sea of Blood” iluminó el escenario de rojo y “Destroyer of the Universe” hizo que desde las primeras hasta las últimas filas no quedará nadie sin botar al son que marcaba los headbangers de la banda. Siguió “Death in Fire” del histórico Versus the World de 2002, y la reciente “One Thousand Burning Arrows” que fue de las que mayor impresión me causó por su in crescendo desde la melodía inicial de la guitarra de Olavi y el crecimiento del melodrama de la trama bajo la voz de Hegg, todo ello mientras los dos vikingos nos apuntaban con sus arcos y flechas amenazantes. Pura, auténtica y magistral muestra de Death Metal Melódico.
De aquí al final no bajo la calidad con la impetuosa “Father of the Wolf”, ni tampoco con “Runes to My Memory” del With Oden On Our Side, para amenazar con el final con una poderosa “War of the Gods” que lógicamente sonaba como hidromiel servido por valquirias.
Volvieron tras unos pocos segundos al escenario para causar más destrozos en nuestras gargantas con una inapelable “Raise Your Horns” que hizó que toda la platea sacará cuernos al son del mejor heavy europeo del momento, para poner al final, broche momentáneo con el clasicazo, “Guardians of Asgaard”.
Por último y tras unos pocos segundos de ausencia, Hegg y los suyos volvían, y éste lo hacia con su Mjolnir, el poderoso martillo de Tor. Y todos ya sabíamos lo que tocaba: “Twillight Of The Thunder Gods”, era el cierre y era el mejor posible dejándonos en todo lo alto, a las puertas del valhalla del metal con el corazón a mil y el sentimiento vikingo a flor de piel.
Amon Amarth, paso por Madrid dejando su inconfundible sello de calidad, mitología e historia vikinga, con un Death Metal Melódico de indudable talento, sonoridad y autenticidad. Sin ninguna duda una noche para el recuerdo, y muchas, muchas ganas de volverlos a ver y disfrutar.

 

lunes, 26 de mayo de 2008

¡¡¡Cómo esta la música!!!



Hacemos un alto en el camino y dejo de alardear de "mis movidas" y de rojezes varias para hablar de música. Y no vamos a hablar como esperaís, de heavy, hard rock, rock classic, gothic metal o gotemburg metal, sino que le vamos a dedicar este espacio a la cultura musical de masas de este país que no necesita de mucho talento para hacerse oír (y hacerse asquear) y que causa estragos en la población sumisa de la SGAE y las compañías discográficas. Que en ocasiones aparezcan productos como el Chiki, Chiki nos impiden disimular nuestro orgullo en tener gustos propios.

Empezaremos por orden cronológico y para ello descargaremos nuestra ira contra el atentado cometido el martes pasado. Enfrascado en el maravilloso mundo de House, entro mi hermano en el salón para inquirirme que cambiará de canal. Sacrifique por unos minutos a House en un acto de barbarie contra mi mismo, y sintonice Operación Truño (digo Triunfo). A los "bien-pensantes" de Tele5 no se les ocurrió otra cosa que hacer que dos triunfitos, imberbes y en pañales, cantantes de segunda fila (no, artistas no, porque estos son interpretes, como los de las verbenas veraniegas; estos no crean, solo vomitan y repiten lo que otros han creado) destrozaban un himno de toda una generación, un símbolo de la apatía, la sinrazón y el ocaso de niños perdidos. y en definitiva, un single sin el cual no se podría explicar la historia del rock y de la música en los 90. Hablo de "Smell like teen spirit" de los inconfundibles Nirvana (a quienes les debo una actualización).

Asistí a ese espectáculo enlatado de niños pijos, groupies de MTV como diría el maestro Sabina, que seguramente saldrían de allí pensando que habían escuchado en vivo algo "Heavy", cuando en realidad tuvimos que soportar todos los espectadores (en mi caso, casual), un ridículo espantoso encabezado por dos niñatos, convencidos así mismos como muchachos rompedores, al destripar la esencia de un símbolo inviolable. Sus "pintas" desmarcadas por completo del submundo grunge, su gestualidad encorsetada propia de los despampanantes mundos del pop, más cercano a los supuestamente rockeros El Canto del loco que a otra cosa medianamente merecedora de esta canción, y por último, un par de mini-voces que no juntaban entre las dos, la mitad de la fuerza desgarradora del desaparecido Kurt Cobain.

Puede gustar o no este género -de hecho yo precisamente no soy el fan número 1-, pero tras aquello, no es de extrañar que hasta mi señora madre se revolviera del sillón al ver con sus propios ojos semejante estupidez, y tuviera la tentación de zapear.

Para predicar con el ejemplo, y para quienes fueron los afortunados que no pasaban repentinamente por delante de televisores con la cadena Telecinco puesta, les animo a que experimenten lo que yo.

Primero, los antecedentes. Seguro que todos la habréis escuchado, pero os refresco la memoria. Nada más que comentar sobre ella. Escuchad primero esto:


A continuación sienta vergüenza ajena, y experimenten el escarnio inducido que estos dos valientes imbéciles, cuyo nombre por suerte desconozco cometieron; Tampoco de desdeñar es la respuesta de ese personaje de subcultura llamado Risto.

Conclusiones:
1. Risto es un tipo imbécil, narcisista y un chulo de barrio. Pero, al menos hoy, y sin entrar a valorar en lo que yo considero como un papel de "jugador" dentro del "juego" que es el morbo y la violencia verbal gratuita (carnaza para el espectador al fin y al cabo), que se ha convertido tanto OT como la inmensa mayoría del resto de la programación de Telecinco, quiero romper una lanza a su favor tras su reacción al final de la canción;
2. La Televisión de prime time, es un negocio en apariencia gratuito para el espectador, pero la pregunta es: el caldo de cultivo que provoca para la ignorancia ¿lo paga cada espectador de manera individual o la sociedad entera teniendo que soportar las memeces que algunos sin-neuronas adquieren viendo la tele-basura?
3. La Música es un arte; una vía de comunicación entre seres humanos, que entre los múltiples estilos y épocas ha intentado dar sentido al mundo a través de la belleza, siendo esta universal para todos. Entendiendo esto como es posible que exista la SGAE, y lo más importante: ¿le cobrarán a Tele5 derechos de autor en nombre de Kurt Cobain por semejante sacrilegio?. Lo normal sería que sí; lo moral sería que no, porque es tan grande el destrozo que sería el propio Kurt, bueno mejor dicho Courtney Love, la que exigiera el cobro.

Sigamos hacia adelante y parémonos para disertar sobre Eurovisión. Festival audiovisual, de espiritú verbenero; oda a la canción ligera, orgullo de "frikis" y espejo socio-político europeo, en el que las Alianzas, los pactos y las Ententes alimentan todo tipo de hipótesis más allá de las que los hechos nos dejan ver. El Festival creado en 1956 ha ido transcurriendo año a año con las mismas directrices. España que solo venció en 1968 (alimentado en la polémica) y 1969 (de forma conjunta) es socio fundador del certamen, junto a Reino Unido, Alemania y Francia. En todos estos años ha dejado grandes actuaciones y descubierto a algunos de los mejores grupos de la historia de la música, como por ejemplo ABBA.



Pero lo que siempre ha existido y se ha alimentado son las sospechas. Compra de votos, conjuraciones secretas entre países afines. Francia que nunca nos vota, ¡jeje! y así año a año, cayendo en la desilusión, como en las Eurocopas y los Mundiales. Ahora se ha puesto de moda el festival en los países del Este, del antiguo bloque soviético o de la extinta Yugoslavia. Estas Repúblicas hermanadas por una historia y un futuro común viven el espectáculo con máxima intensidad, como un acontecimiento nacional y simbólico y en los últimos años se vienen repartiendo "democráticamente" los galardones.

Al resto del público que vive tranquilamente sin preocuparse por estas lides, el festival de Eurovisión nos sirve para descubrir todas esas bellezas indo-europeas que acuden a representar a sus países.

Elena Paparizou, representante de Grecia en 2006



Gisela, cantante de OT española que represento a Andorra en 2008

Sólo tuvimos una especial emoción, aquellos heavys, en aquel año en el que Finlandia, fiel a su música mando a Eurovisión a Lordi. Vencieron entonces, con aquel Hard Rock Hallelujah, y aunque múltiples sospechas también existen, no cabe duda de que fueron los mejores, los más innovadores e inaguraron una tradición genial. Sería maravilloso ver un año por ejemplo a Moonspell representando a Porgual, a Vader por Polonia, Sonata Arctica por Finlandia, In Flames por Suecia, Paradise Lost por Reino Unido, Epica por Holanda, Wildpath por Francia. De ilusiones se viven.



Pero este año algo diferente había. TVE en su afán de reflotar el concurso inició un debate. Colgo en internet la posibilidad de todo el que quisiera pudiera presentarse. Hasta aquí todo normal. Las discográficas y los interpretes de verano mandaron todo su arsenal, con continuo spam para ser los agraciados. Pero aquí Buenafuente lo vió claro: Qué mejor manera de denunciar y reírnos a costa de toda Europa. Con la ayuda de Santiago Segura y Pedro Guerra y la soberbia interpretación de David Fernández (Santi Clima, jeje) se inventaron un personaje; un cantante de acento porteño, vestuario desfasado, tupe incorrupto, enormes gafas y gracejo forzado. Acompañado por su guitarra Luciana y las patosas bailarinas Disco y Gráfica vapulearon las ondas, internet y devoro el propio producto de TVE: Salieron elegidos para representar a España en Belgrado en el Festival de Eurovisión 2008. Entonces TVE tiro pa alante con el invento. Tuvieron que apaciguar a las vacas sagradas, entre ellas al eterno presentador del festival, el señor Urribarri. Durante dos meses ha estado continuamente machacando con el producto. Se fueron inventando galas, siendo la más provechosa para los sentidos en las que eligieron a las bailarinas.



El Baile del ChikiChiki lo tenía todo. Un personaje surrealista al mando, dos patosas a los lados haciendo el indio, tres tías buenísimas, un ritmo peleón y bailable y una letra para partirse la caja. Y así con estos ingredientes llegaron a Belgrado, actuaron, se rieron e hicieron que nos riéramos de toda Europa, de toda esta gente que se lo toma tan en serio. Su actuación memorable y recordada. La máxima audiencia; Eurovisión salvada.




Al final ganó Rusia
(avatares energéticos aparte y coaliciones entre vecinos). Chikilicuatre quedo el 16, mejorando las actuaciones de los últimos 5 años, y lo más importante ayudo de forma importante a mostrar como somos en España. Nuestro cachondeo y fiesta se regodeo en Europa.


Para terminar y para dejar un buen sabor de boca musical, dos vídeos:



Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...