Con un sol frio de
noviembre nos encaminamos una vez más a Madrid, a La
Riviera para disfrutar de un concierto heavy de una de las
grandes bandas del Metal europeo.
Desde hacía un par de
años mantenía la intención de ver en directo a Amon Amarth
y esa era la principal atracción del cartel compuesto en el que
Testament hacia de glorioso telonero y Grand Magus de
grupo a descubrir.
Trasladarse a Madrid,
luchar contra su funesto tráfico y encontrar aparcamiento cerca de
La Riviera para estar lo más cerca posible de la sala para el antes
y el después de los conciertos. Así tras las cervezas de rigor y
costumbre en las inmediaciones de la sala, entramos a las 7 y media,
cuando ya prácticamente acababa su actuación Grand Magus, por lo
que sólo podemos dejar constancia del buen ambiente que reinaba en
la sala y del muy buen metal de estos suecos desgranaban en sus dos
últimas muescas del setlist, con esa tan nórdica profesionalidad y
dejando un muy buen sabor de boca en base a un sonido redondo de hard
rock en su última “Hammer of the North”.
Era el momento de
escuchar a Testament y había ganas en el respetable y en mi
mismo por paladear de genuino trash metal de los californianos
del Bay Arena. La histórica banda de los años 80 siempre se ha
mantenido fiel a su estilo y entregado periódicamente gran música,
cañera y auténtica para disfrute de una legión de seguidores que
en algunos casos no podían comprender esta especie de sorpasso
de algunas de las bandas nórdicas surgida a finales de los 90 o
principios de la década pasada sobre los otrora inaccesibles bandas
de los 80.
Quizás a la salida de La
Riviera esa sensación se atenuará visto y sobretodo escuchado la
calidad de la exposición de ambos grupos. Ni que decir tiene que
Testament puso todo de su parte para hacernos disfrutar del
mejor trash. Pero el sonido que se ajusto y padecimos los presentes
no le hizo justicia en ningún momento. Las guitarras apenas se
escuchaban, salvo al bajar para los solos, y la voz de un siempre
enérgico y dispuesto Chuck Billy apenas se hacia audible. Sólo
brillaba y de que manera Gene Hoglan a la batería imponiendo ritmo
endiablado a cada canción que formó parte del corto, por exigencias
de no ser cabezas de cartel, setlist que los californianos mostraron
a la audiencia que ya llenaba la sala.
Empezaron con
“Brotherhood Of Snake” de su último trabajo para
rápidamente ir hacia sus clásicos que hacían salivar a la
muchedumbre: “The New Order”, “Disciples of the
Watch” y sobretodo una “Into the Pit” que fue en mi
opinión la que mejor sonido disfruto con Billy haciendo un air
guitar tan inmenso con su pie de micrófono que parecía
realmente que había 3 guitarras sobre el escenario.
Eran las 21:18 y sonaba
la habitual intro de Amon Amarth mientras cada uno de los
miembros de la banda sueca aparecía en acción. El primero de ellos,
su última incorporación, el batería Jocke Wallgren que se
encaramaba a los mandos de su instrumento sobre un enorme casco de
vikingo adornados con dos inmensos cuernos, provocando la ovación
del público y quizás también la tradicional inexactitud histórica.
Ovación que iba en
aumento hasta la locura con la aparición de Johan Hegg
frontman y líder de la banda que en todo momento se mostró atento y
hospitalario en el paseo por la mitología nórdica, la historia
vikinga y el mejor metal europeo que Amon Amarth nos
ofreció durante una hora y media.
Al saludo en un
rudimentario castellano de Hegg pronto le siguió “The Pursuit
of Vikings” que sonó potente, sonó claro y permitió
embarcarnos a todas y todos en su drakkar paladeando la mejor
música digna del mismo Odín y de su palacio en Valhalla.
“As Loke Falls”,
“First Kill” y “The Way of Vikings” está
última con la representación histórica de un combate entre
guerreros vikingos siguieron a la inicial bajo un gran telón que
representaba el último álbum de la banda sueca, Jomsviking, excusa
para esta nueva gira.
A esas alturas ya era
evidente que toda la platea de hordas de vikingos iba a disfrutar de
un gran concierto. La voz de Hegg sonaba poderosa y acertada, incluso
en sus alocuciones con el público, más numerosas que las habituales
que otros grupos nórdicos tienden a expresar, lo que hacía las
delicias de algunas damiselas como podía constatar con mi
acompañante. En el bajo Ted Lunstron se hacía oír, mientras
poderosos riffs melódicos y solos intensos de ambas guitarras
de Olavi Mikkonen y Johan Söderberg se disputaban llevar la batuta
musical sobre el escenario. Disputa que acabo en empate para regocijo
y disfrute de todos los heavys que nos movíamos extasiados, gritando
guturalmente cada letra y disfrutando como auténticos Berserkers.
Para ese momento en la
bateria Wallgren ya nos había hecho olvidar a Fredrik Andersson. El
chileno disipó cualquier duda sobre su demostrada calidad a base de
imprimir velocidad y virtuosismo a cada propuesta del setlist de Amon
Amarth.
Le siguió “At
Dawn's First Light” y el otro clásico de la banda como es “Cry
of the Black Birds” que sonó tremenda, no menos que la mejor
recibida y coreada hasta el final “Deceiver of the Gods”
del anterior y homónimo disco.
“On a Sea of Blood”
iluminó el escenario de rojo y “Destroyer of the Universe”
hizo que desde las primeras hasta las últimas filas no quedará
nadie sin botar al son que marcaba los headbangers de la
banda. Siguió “Death in Fire” del histórico Versus
the World de 2002, y la reciente “One Thousand Burning
Arrows” que fue de las que mayor impresión me causó por su in
crescendo desde la melodía inicial de la guitarra de Olavi y el
crecimiento del melodrama de la trama bajo la voz de Hegg, todo ello
mientras los dos vikingos nos apuntaban con sus arcos y flechas
amenazantes. Pura, auténtica y magistral muestra de Death Metal
Melódico.
De aquí al final no bajo
la calidad con la impetuosa “Father of the Wolf”, ni
tampoco con “Runes to My Memory” del With Oden On Our
Side, para amenazar con el final con una poderosa “War of
the Gods” que lógicamente sonaba como hidromiel servido por
valquirias.
Volvieron tras unos pocos
segundos al escenario para causar más destrozos en nuestras
gargantas con una inapelable “Raise Your Horns” que hizó
que toda la platea sacará cuernos al son del mejor heavy europeo del
momento, para poner al final, broche momentáneo con el clasicazo,
“Guardians of Asgaard”.
Por último y tras unos
pocos segundos de ausencia, Hegg y los suyos volvían, y éste lo
hacia con su Mjolnir, el poderoso martillo de Tor. Y
todos ya sabíamos lo que tocaba: “Twillight Of The Thunder
Gods”, era el cierre y era el mejor posible dejándonos en todo
lo alto, a las puertas del valhalla del metal con el
corazón a mil y el sentimiento vikingo a flor de piel.
Amon Amarth, paso
por Madrid dejando su inconfundible sello de calidad, mitología e
historia vikinga, con un Death Metal Melódico de indudable
talento, sonoridad y autenticidad. Sin ninguna duda una noche para el
recuerdo, y muchas, muchas ganas de volverlos a ver y disfrutar.
Hoy es el #DíaDeLaMúsica
y también el primer día del verano y no se me ocurre mejor forma de
celebrar el primer evento y paliar los sofocos del segundo que
escuchar y escribir un poco sobre Black Metal.
No es a priori el estilo,
la vertiente del Heavy Metal que más escucho, pero es innegable que
grupos y temas icónicos grabado a fuego sobre iglesias de madera aparecen en
mis dispositivos y estantería.
Surgido a mediados de los
80 en Europa, el Black Metal combina por un lado las letras paganas y
anti-cristianas llevadas con voces guturales y sonidos rápidos y
contundentes producto de guitarras muy distorsionadas, baterías
veloces y la creación de atmósferas oscuras y cargadas, donde la
escenografía es parte fundamental, de una representación
conceptual, donde el satanismo es el leiv motiv
recurrente tanto como en las letras con temas asociados al odio, la
misantropia, la violencia y la sabiduría tradicional pan-europea,
profundamente antimonoteísta y marcado por fuertes dosis de
ocultismo.
Aunque
comunmente se recurre a la explosión de bandas de Black Metal en
Noruega a mediados de los 90 como origen del género, es importante
hacer una pequeña cronología del mismo, yéndonos a 1979, y al
álbum Black
Metal
de los británicos Venom.
Tal título, que dio bautismo al estilo, adentro a la Nueva
Ola de Metal Británico
(NWOBHM)
en el terreno agresivo paralelo pero independiente, sobretodo por
razones geográficas, del Trash
Metal
que surgía en ambas costas de Estados Unidos.
Poco
tiempo después en Europa surgían bandas como los italianos Death SS
o los daneses Mercyfull Fate, y sobretodo quienes se convirtieron en
emblema del género, en la primera mitad de los 80, los suizos Celtic
Frost.
La
calidad de estos así como una brutal puesta en escena fueron
“popularizando” dentro de los círculos del metal el género, con
lo que aparecieron numerosas bandas por todo el centro y norte de
Europa que encontraron en el Black
Metal
su forma de expresión. Hablamos de Burzum, Darkthorne, Emperor,
Sodom, Bathory, Behemont o Graveland quienes ya a finales de la
década habían construido la parafernalia asociada a la música y
convertido sus actuaciones en vivo, en auténticas obras teatrales,
donde lo tétrico, satánico y la violencia envolvían todo bajo
pario de cultos paganos y la escenificación indisimulada de los
antiguos ritos de las culturas barbaras del norte y el centro de
Europa, tales como recreaciones de batallas, de sacrificios, incluso
humanos a imagen de los vikingos en el templo de Uppsala, o de
relatos de las Sagas o las Leyendas de los Nibelungos.
Dentro
de esta escenificación muy importante era la imagen de los propios
integrantes de las bandas, que unían a la tramoya de casquería,
sangre y vísceras (incuso reales), y las representaciones de bosques
y templos mitológicos, su propio cuerpo como lienzo, con la única
finalidad de imponer su visión, componiendo un retrato homogéneo e
integro de las influencias e historias de las que se alimentaban.
Así,
tomados de la iconografía de Kiss,
llegaron para quedarse las muñequeras de pinchos, cada vez más
extremos, las botas y sobretodo la pintura facial, componiendo el
espectro que hoy conocemos como gótico. Llegaron los cinturones de
cuero, los de municiones y los complementos normalmente de plata como
anillos, colgantes, cruces invertidas con alusiones a la simbología
y la idolatría a la que se admira. Todo ello con el negro como
denominador común en las vestimentas. También se quedaron en el
olvido los nombres propios y comunes de los músicos, siendo
sustituidos por apodos de claras referencias satánicas o extraídos
del acervo cultural nórdico.
En
estas estamos cuando llegamos a los 90 y concretamente a Noruega,
donde, junto a la explosión del género desde el punto de vista
musical, al Black
Metal
se le añade un movimiento cultural y social, que sobrepasa los
círculos musicales y artísticos hasta llegar al fenómeno
sociológico.
Una
serie de pequeñas bandas formadas por jóvenes músicos que se
conocían entre sí y que compartían unos ideales y gustos tanto
musicales, como casi reverenciales por la historia y el ocultismo,
forman lo que se dio en llamar el Inner
Circle,
(Círculo Interno) donde aparte de desarrollar su música, iniciaron
un camino que derivo en una ola de criminalidad, poniendo en jaque,
la hasta ese momento, pacífica vida de los noruegos.
Lo
que empezó como profanaciones de cementerios y hurtos en templos y
alguna amenaza a sacerdotes, pronto paso a ser palizas a detractores o policías y más allá el hecho que más trascendió sus propias
fronteras y las de la historia: La
quema de Iglesias Cristianas.
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templos ardieron, incluidos algunos de un valor histórico
incalculable como las iglesias de madera de Fortun y Stavkirke del
siglo XII e intentos de incendio como el de la Catedral de Nidaros
tras un concierto de Mayhem.
Pero
más allá fue la ola criminal que acabo con dos asesinatos y el
suicidio de Per Yngve Ohlin, alias Dead,
vocalista y alma mater de Mayhem, y del que después hablaré.
Y
es que todo empezó en un pequeño negocio familiar en Oslo, donde
Øystein Aarseth, (alias Euronymous)
guitarrista de Mayhem, añadió a la librería de su padre un espacio
de compra venta de discos de Black Metal y una productora con estudio
de grabación incluido en el sótano. Así se fueron acercando
jóvenes noruegos con las mismas inquietudes artísticas, culturales
y sin no tantas perspectivas de futuro (eran los años de la Crisis
Financiera Escandinava de los 90,
en la que el paro en Noruega subió a un “insoportable” 12%, con
un 15% de paro de menores de 30 años).
Lo
cierto es que estos jóvenes añoraban el ideal histórico-cultural
de Escandinavia tanto la vikinga, como la nacionalista del Siglo XIX
considerando tanto la cristianización, como las invasiones tanto
culturales o militares de británicos o nazis en el siglo XX, como
invasiones extranjeras esforzadas en eliminar la auténtica cultura
nórdica y sustituirla por costumbres ajenas e inferiores. En ese
ideal de cultura toma fuerza el Vikingo,
el ideal guerrero, como lectura interesada e interpretación de las
Sagas (sabemos sobradamente que mucho más que guerreros, los
vikingos eran campesinos y comerciantes), con la guerra y la
violencia como estatus empoderador de los hombres y a la antigua
religión politeista vikinga, como vástagos de Odín.
Con
éste, espero que animado relato las vicisitudes del Black Metal, nos
ponemos en situación para escuchar música. Diez canciones de diez
grupos icónicos del Black Metal. Disfrutarlo.
10.
Enslaved
Naturales
de Bergen, Noruega, su nombre viene de otro tema icónico, el
Enslaved
in Riot
de Inmortal.
Su música es un retrato actualizado del Black Metal con teclados y
mayor armonía en las composiciones para revestir letras de temática
vikinga y ensalzamiento de los usos y costumbres de los antiguos
moradores de Escandinavia.
9.
Marduk
El
nombre de esta banda sueca formada en 1990 salio de un antiguo dios
babilónico “Marduk”. Los temas musicales de la banda incluyen lo
religioso y lo filosófico del satanismo, anti-cristianismo y una
mirada oscura en el pasado, incluyendo recuerdos brutales de la
Segunda Guerra Mundial y las atrocidades cometidas por el Tercer
Reich.
Una
demostración temprana y blasfema de la banda fueron las representaciones de
una monja usando un crucifijo al masturbarse, por la que fueron denunciados, aunque curiosamente nunca se les censuro en su país de origen.
Algunos
títulos incluyen: “Jesus
Christ Sodomized”,
“Death
Sex Ejaculation”,
“Burn
My Coffin”,
“Blessed
Unholy”,
“With
Satan”
y “Victorious
Weapons”.
Debido al tema prominente de la Segunda Guerra Mundial, muchos han
acusado al grupo de ser racista, antisemita e incluso
social-nacionalista, pero los miembros de la banda han insistido que
Marduk no tiene ninguna agenda política, sino que utiliza la
historia de la Alemania fascista con fines artísticos y sólo
música.
8.
Behemont
Provenientes
de Polonia, Behemoth formado en 1991 se ganó a un público local,
como una banda de Black Metal tradicional, con temas tempranos de
paganismo nórdico y el ocultismo. Está liderado por el cantante y
guitarrista Nergal.
La fusión de la mística y la imagen del Black Metal Satánico, la
precisión y la brutalidad del Death
Metal,
la banda se mantuvo fiel a su contenido lírico que explora temas
anti-cristiano, así como otras filosofías satánicas. Álbumes
clave de revisar son: Satanica
(1999), Thelma6 (2000)
y The
Apostasy
(2007).
La
banda casi se disolvió cuando Nergal fue diagnosticado con leucemia
en el 2010. Sin embargo después de una larga recuperación, la banda
volvió a plena vigencia y la música no se ha hecho menos sino que
revivió su esencia de maldad. Uno de sus últimos discos se denomina
The
Satanist.
7.
Satyricon
Esta
banda de Black Metal noruega esta obsesionada con la
historia
medieval
desde su creación en los años 90. Con los primeros álbumes se
centra en los bosques y castillos de la edad media, la banda
desarrolló un sonido que es hoy en día tan siniestro como el Black
Metal pero aún lo suficientemente accesible para ser popular.
El
arsenal secreto detrás de la furia de Satyricon es el baterista
Frost,
una leyenda del Black Metal con un ritmo parecido a una perforadora y
la velocidad inhumana.
Liderados
por el vocalista y letrista Satyr,
la banda toma un enfoque moderno de black metal en bruto como
Darkthrone, Bathory y Burzum, y la música inspirada por la Madre
Tierra, antiguo paganismo, el ocultismo y la naturaleza del mal.
Imposible no escuchar el mejor arsenal de la banda: Nemesis
Divina
(1996), Rebel
Extravaganza
(1999) Volcano
(2002) y Now,
Diabolical
(2006).
6.
Bathory
El
grupo sueco formado en Estocolmo en 1983 y que se disolvió en 2004
con la muerte a consecuencia de un ataque al corazón de su vocalista
y alma mater Quorthon,
es sin duda el más influyente y a la vez desconocido, fuera de los
círculos del Metal, grupo de Balck Metal.
Muchos
grupos de este u otros géneros citan a Bathory como fuente de
inspiración. No obstante fue uno de los primeros en asimilar la
estética propia e identitaria del Black
Metal.
Pero
no sólo de lo visual beben quienes dicen tener a Bathory entre sus
influencias. Musicalmente aporto muchísima densidad a la puesta en
escena y a todo lo que rodeaba a la creación artística. Un disco ya
es un viaje a un espacio oscuro y asfixiante donde la atmósfera
pagana lo envuelve todo, desde letras originales donde se conjugan la
lectura de las sagas vikingas (fueron los pioneros en ello) hasta los
relatos fantásticos y tenebrosos de los siglos XVIII y XIX tanto de
la literatura nórdica, británica o germana.
Sin
duda, no pueden faltar en cualquier repositorio y selección de Black
Metal.
5.
Dimmu
Borgir
Quizás
estos noruegos sean la banda más conocida del género en la
actualidad. No cabe duda de que aún
manteniendo la iconoclastía propia del Black
Metal,
el estilo y las letras, son los que de forma más sencilla consiguen
encontrar hueco en festivales y espacios del heavy metal por todo el
mundo.Aparecieron
en 1993 y desde el primer momento dotaron de mayor raigambre al Black
Metal no teniendo miedo (faltaría más) en añadirle teclados y
sintetizadores, así como grabaciones con orquestas fil armónicas y
órganos con el objetivo indisimulado de sumar sonoridad y construir
un edificio musical capaz de aguantar sus letras con toda su carga de
anticlericalismo, anti-cristianismo, profundamente paganas y
huérfanas de un pasado medieval glorioso.
Como
curiosidad, decir que Dimmuborgir (no el nombre de la
banda) es un lugar en el norte de Islandia, donde las leyendas
cuentan que es una entrada o la puerta hacia el infierno, "Dimmu"
significa oscuridad, y "Borgir" podría significar
ciudad, pueblo, castillo o vivienda.
4.
Dark
Funeral
Al
salir de Suecia en los años 90, Dark Funeral está en la misma liga
que los contemporáneos Gorgoroth y Marduk. La banda se convirtió en
realidad justo en el pico de la explosión del Black Metal noruego, en una época en que la música sombría igualó un estilo de
vida masoquista y violento de los artistas del Black Metal:
asesinatos, quema de iglesias, el satanismo, la auto-mutilación, el
suicidio, las drogas y su abuso e incluso en algunos casos, la
homofobia y el racismo.
La
música de Dark
Funeral
se centra más en las representaciones literales de los bajos fondos,
el infierno y el Fin
de los Tiempos
en sus álbumes, que incluyen muchos himnos de Black Metal sinfónico,
nocturnos, y melódicos dedicados hacia el odio, la misantropía, la
adoración al diablo y las artes negras. El sonido de Dark Funeral es
angustioso aún melódico, hermoso pero destructivo; y es aún mejor
experimentado en el entorno vivo, sus espectáculos a menudo
consisten en pinturas de cadáveres, sangre, fuego, pentagramas,
muerte y pinchos.
3.
Deicide
Lejos,
muy lejos del frío de Escandinavia, apareció esta banda de Black
Metal estadounidense formada en 1987. Los de Tampa, Florida, realizan un completo
homenaje musical a Satanás, en confrontación abiertamente contra el
cristianismo, con cada álbum y concierto. El nombre del grupo
significa literalmente la
muerte de Dios.
Su miembro fundador, bajista y vocalista es Glen Benton, es
consistentemente un profundo y demoníaco satanista, mientras que sus
letras son consideradas blasfemia. No es ninguna sorpresa que la banda suscita
controversia entre muchos grupos fundamentalistas cristianos con
álbumes como Once
Upon the Cross
(1995), Serpents
of the Light
(1997), In
TormentIn
Hell
(2001), y To
Hell With God
(2011).
Benton
incluso se tatuó una cruz invertida en la frente, para probar su
lealtad al Señor Oscuro, aunque los ex compañeros de banda han
puesto en duda su sinceridad en los últimos años. A pesar de
numerosos cambios en la alineación, Deicide
actualmente cuenta con el baterista/miembro fundador Steve Asheim, y
los guitarristas Jack Owen y Kevin Quirion.
Al
principio de la carrera de la banda, Deicide fue perseguido por las
protestas de la Iglesia, los grupos de derechos de los animales que
denunciaron la tortura de animales, e incluso varios pleitos que
alegan la música influenciando al suicidio, crimen, e incluso
asesinato.
Deicide
está entre las tres primeras bandas de metal más altas de venta de
todos los tiempos (junto con Cannibal
Corpse
y Morbid
Angel).
2.
Gorgoroth
No
existe una banda con un show en vivo, un concierto y una escenografía
tan auténtica y tan propia del Black
Metal,
como la de esta banda fundada en 1992 por el guitarrista Infernus, el
vocalista Hat y el batería Goat Pervertor en la ciudad de Bergen
(Noruega).
A
un estilo especialmente denso y endemoniadamente vertiginoso le suman
una puesta en escena en la que no les ha importado contar con
artistas del sadomaso y fakires para representar crucificiones y
martirios, así como sacrificios satánicos.
Las
cabezas de cordero y las vísceras tienen su espacio en el escenario
como los amplis y las guitarras. Incluso durante unos años, sólo
tocaban en salas con un sistema de incendios de riego por aspersión.
El motivo era que en vez de llenar los depósitos con agua, los
llenaban con sangre de carnero y durante el tema final en la gira del
Incipt
Satán,
When
Love Rages Wild in My Heart,
los accionaban para llenar a toda la platea de sangre.
Las
demandas se sucedieron, y primero tuvieron que “avisar” a la
entrada, para luego regalar un chubasquero con un pentáculo, y
después, tras paso por Estados Unidos a solamente tocar en salas que
tuvieran riego por aspersión con varios depósitos independientes.
Se cuenta que llegaron a rociar a la gente con 4.000 litros de
sangre.
Hoy
en día, siguen siendo una de las bandas de culto, con una legión de
seguidores en todo el mundo. Sus espectáculos matienen la raya de la
polémica, mientras su música, su voz gutural y sus letras de
ensalzado de la violencia y el paganismo no aflojan
1.
Mayhem
Formado
en 1984 en Noruega, Mayhem es un sonido infernal y un estilo de vida
violento como epítome de verdadero Black
Metal noruego.
La banda ha pasado por innumerables cambios en su formación desde su
inicio. Inspirados inicialmente por la talla de Slayer, Celtic
Frost, Venom, Judas Priest y Motörhead. Pero a medida que pasaba el
tiempo la música se hizo más rápida, más oscura, más violenta y
sombría, con temas y letras deprimentes, macabras e incluso
satánicas se centraron en la muerte y el ocultismo. El cantante
original de la banda, “Dead” se suicidó al volarse los sesos con
una escopeta en 1991 (imágenes tomadas por el guitarrista de la
banda de Euronymous están en el álbum de contrabando en vivo Dawn
of the Black Hearts),
pero incluso la muerte de Dead no ralentizó a la banda.
Poco
después de esto, más violencia se produjo alrededor de la banda,
incluyendo al bajista original de Varg Vikernes (Burzum) que cometió
una juerga de incendios provocados en iglesias, para proclamar su
odio por el cristianismo; y el eventual asesinato de Euronymous, por
Vikernes en 1993, justo antes del lanzamiento del álbum
quintaesencia de Mayhem, “De Mysteriis Dom Sathanas”, una frase
en latín que significa ritos secretos misteriosos del Señor
Satanás.
El
disco salió en 1994, cuando Vikernes fue condenado por el asesinato
de Euronymous. El álbum también contiene inquietantes letras
escritas por Dead
antes de su suicidio, y las últimas canciones grabadas por
Euronymous
antes de ser asesinado. Casi 20 años después del caos literal,
Mayhem
la banda ha sobrevivido a la primera década del siglo XXI, y
actualmente cuenta con sus miembros originales, el baterista
Hellhammer,
y el bajista Necrobutcher,
junto con el cantante clásico Atilla
Csihar
y guitarrista Teloch.
Actuaciones
de la banda en el pasado incluyen sangre, cuchillos e incluso cabezas
de cerdo en pinchos de metal. Con siete álbumes de larga duración
en su haber no hay luz que podrían frenar a estos veteranos impíos
del Black
Metal