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sábado, 6 de febrero de 2021

Wintersun: Sons Of Winter And Stars

 

Llevo unas cuantas semanas atronando con gusto a los vecinos y disfrutando como un enano con Wintersun y su canción Sons Of Winter And Stars.

Ya conocía desde hace varios años a esta banda proveniente de Finlandia comandada por Jari Mäenpää al que a su vez conocía de su proyecto paralelo, la banda de viking metal Ensiferum. Aquí acompañado por el talentoso profesor de bateria (y nuevo batería de Nightwish) Kai Hahto y de dos jóvenes músicos (Jukka Koskinen al bajo y Teemu Mäntysaari a la guitarra -vaya talentazo-) desarrollaba toda su faceta compositiva creando un universo paralelo, pleno de imaginación, en la que el Death Metal melódico es desarrollado con un grado de virtuosismo altísimo.

No sorprende que desde el norte de Europa con su sistema educativo y su facilidad para dar oportunidades a la gente joven para hacer música (o cualquier cosa que se propongan) las personas adquieran un nivel técnico en la ejecución sin comparación en el mundo. Y ojo, que esto no es sólo cosa del metal sino que también la música clásica o el jazz se benefician de ello.

La envidiable consecuencia es multitud de bandas de tremenda calidad originarias de Escandinavia y con particular dedicación de Finlandia. Propuestas heredadas y propias que crean estilos reconocibles y canciones que se convierten en icónicas y que fácilmente sabes situar en un espacio geográfico y temporal determinado.

Wintersun tiene tres discos de estudio (Wintersun (Self Titled) (2004), Time I (2012), The Forest Seasons (2017)) y dos en directo (Wintersun: Tour Edition (2006), Wintersun: Live at Tuska Festival 2013 (2017)) en los que desarrolla su propia visión de la música y de la mitología y las leyendas escandinavas.

Sons Of Winter And Stars forma parte de Time I, y me tiene totalmente loco. El nivel que alcanzan los músicos es tremendo y estimulante. La batería se desenvuelve en una variedad de ritmos y solos verdaderamente apabullante que nos hacen admirar la docta pericia de Hahto, así como envidiarla hasta el punto de ofrecer un pacto al diablo como Fry para tocar el holofono. Al tiempo la atmósfera creada por los solos de guitarra de Mäenpää y Mäntysaari componen el paisaje sobre el que nos van a llegar las referencias mitológicas de la letra a través de la voz, de los increíbles registros que Mäenpää emplea sin prácticamente inmutarse. Acompañado en los coros por sus compañeros la música no sólo te llega: rodea tu ser y te transporta al paisaje de los reinos de Asgard donde viajas con la banda como una valkyria o einherjer más.

El resultado final es una obra maestra, plena y deliciosa que invita sin excepción a investigar más en la discografía de Wintersun.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Mi homenaje al Ministerio del Tiempo


El pasado miércoles 1 de noviembre concluía la tercera temporada de El Ministerio del Tiempo. En principio viene a cerrar la obra creada e impulsada por los hermanos Olivares (Javier y Pablo) con una conclusión determinada en estas tres temporadas y en entorno a la treintena de capítulos.
Los avatares de la serie venían a confirmar veladamente ese cierre. Y la exposición narrativa y el tono y el tema empleados en éste último capítulo confirman esa intención, más allá de posibles parones en búsqueda de la frescura -necesaria también- y de plataformas, Netflix lo más seguro, más amables y seguras del producto cultural que tienen entre manos.
Durante este último año desde el brillante cierre de la segunda temporada en mayo del año pasado hasta el estreno de esta temporada, en junio, la dirección de la serie ha tenido que sufrir con la desidia y el martirio de una televisión pública dueña de los derechos de emisión que ni entendía ni le interesaba el producto cultural que posee, ya que lejos de creer en el servicio público, se tratan de personajes políticos de partido, de yugo y flechas, que sólo ven el negocio, el dinero en lo que debería ser función pública, servicio y calidad.
  • Así primero pasaron hasta 4 meses en la confirmación de esta última temporada, lo que hizo que naturalmente varios de los miembros del elenco tuvieran que escoger otros proyectos, dificultando sobremanera la puesta en marcha de la grabación.
  • Más tarde, con la obra filmada y montada, se postergaba en un cajón hasta la llegada del verano, momento del año donde menos gente ve televisión.
  • Se anunciaba para un día, y pasaban dos semanas hasta su final estreno.
  • Después, se anunciaba un parón veraniego para pasar a emitir la segunda mitad ya a partir de septiembre, todo parece ser para que las bajas audiencias no diesen carpetazo definitivo.
  • Ya en octubre y para los dos últimos capítulos, la serie se pasaba al competido miércoles noche, dejando su tradicional espacio de los lunes para un reallity show de cantantes de mierda.
  • Y todo ello, en una serie pretendidamente familiar cuya puesta en marcha cada semana se retrasaba hasta las 11 de la noche, cuando otras cadenas ya han comenzado la emisión de su programa estrella.
Así y también hay que decirlo, porque a una parte muy notable de espectadores españoles les interesan más programas que no les hagan pensar, con contenidos chabacanos y zafios, las audiencias en la emisión oficial fueron bajando, mientras me temo, porque no se conocen esos datos, los visionados a través de otros dispositivos e Internet han ido creciendo.
Pero El Ministerio del Tiempo va a perdurar en la memoria y simpatía de una legión de seguidores, los Ministéricos, que hemos disfrutado, algunas veces más que otras, con dosis de televisión de alta calidad. Narraciones brillantes y originales. Geniales interpretaciones de muy buenos actores y actrices (salvo por esta Lola Mendieta joven, interpretada por Macarena García y que no había quien se la pudiera creer en cada escena). Innumerables referencias a otras series, películas y personajes televisivos de nuestra vida. E Historia. Mucha, buena, necesaria y bien contada Historia.
Por todo esto la serie ha calado y cambiado el panorama televiso nacional. Porque ha demostrado que si se cuidan ideas y proyectos y se lanzan con honestidad y tratando a los posibles espectadores con inteligencia existe en éste país una audiencia, posiblemente reducida en número pero de alto valor, que pide y se suma a este tipo de contenidos. Porque MdT ha demostrado también que las series, en el mundo actual, no pueden vivir de una emisión tradicional. Son entes vivos, con permanencia y redundancia en las redes sociales y foros, que generan grupos de seguidores y cantidades ingentes de contenido, que comparten y participan, que ansían sumergirse en universos más completos y que van más allá de lo que se ve en la televisión.
Y porque, El Ministerio del Tiempo, ha vuelto a crear tendencia al generar un universo cultural propio y redondo (repito con altibajos en algunas ocasiones) con un cierre y un final.
Con todo esto pretender que el dato de audiencias sea clave para decidir si continúa o no la serie en una cadena pública se me antoja erróneo y anticuado. Más si cabe cuando, repito en una cadena pública que no vive de la publicidad, debería tener como principio máximo la calidad. El servicio público, tanto informativo, social y cultural como en materia de ocio con valor añadido. Y justo ahora en el momento en el que la credibilidad y reputación de RTVE está por los suelos, lo único que ha recuperado o mantenido cierto nivel de empatía con el ente público.
Por todas estas razones es natural considerar que el pasado miércoles El Ministerio del Tiempo cerró su andadura, queda por ver si temporal o definitivamente, pero cuando menos si en RTVE a corto y medio plazo.
La ficción del género de aventuras en un relato de ciencia ficción -los viajes en el tiempo- que han traído sucesos y personajes históricos así como notables referencias de la cultura pop, ofreciéndoselos a todo el publico. Una patrulla de agentes de éste Ministerio secreto, que se adentra en épocas anteriores para desactivar cambios en la narración de la Historia que la cambiarían tal y como la conocemos, aunque muchos sepamos y los propios personajes se lamenten a veces, que podríamos haber cambiado a mejor.


Homenajes
Y el miércoles con “Entre dos tiempos” se cerró. Cada diálogo y cada escena se sentía la sensación de que creadores y equipo se despedía, cerraban una etapa siendo fieles así mismos y respetando una vez más y como siempre, al público, a sus “Ministéricos”.
Era un homenaje a todos ellos pero también lo era para si misma, para la serie en su capítulo final, como recorrido. Usando la trama -una misión a los 60 para tratar de evitar el estreno de una serie en TVE sobre el Ministerio del Tiempo- se recorrieron momentos vividos durante estos treinta y tantos capítulos. Y se criticó aquella televisión pública y a la actual, tan alejadas en el tiempo y cercanas en eso de manipular y hacer que la gente “piense lo que queramos que piense”.
Si bien las tramas propias de la tercera temporada -Hijos de Padilla y Ángel Exterminador- se cerraron en el penúltimo episodio, para éste quedaron las más íntimas y personales de los protagonistas, quedaron todas ellas, y sin excepción abiertas y libres a la imaginación de los seguidores. El objetivo no era ese. El objetivo era divertirse haciendo el capítulo, reírse de si mismos, plantear auto crítica pura y dura y hacernos a todos participes para rendir homenaje a una ficción que trasciende y nos ha hecho felices durante todos estos capítulos.
También éste episodio final resulta un homenaje al medio, a la televisión, y si también, y pese a todo, a la televisión pública.
Se vio como se construye y filma una serie y se recorrieron las intrigas palaciegas entre creadores y directivos, mientras se homenajeaba a todos y cada uno de los partícipes en la serie a través de guiños, referencias culturales tanto históricas como propias de la cultura pop, de la Historia y de la televisión. Meta-televisión en estado puro.
Una muestra, y no la única, que El Ministerio del Tiempo nos ha ofrecido de televisión de calidad, de servicio público, que debía nacer en la televisión pública (y obviamente es de agradecer que se apostará en aquel momento por un producto para nada convencional, ni dirigido al público mayoritario), y debería continuar y seguir como seña de identidad, porque más allá de audiencias, un medio que no vive de la publicidad, debería valorar bastante más el reconocimiento critico y social así como el valor añadido que otorga un contenido u otro.
A la vuelta de preservar el pasado como es, la patrulla se encontraba un presente cambiado, del mismo modo que en el final de la segunda temporada, sólo que esta vez era porque a través de una compañía privada, se había convertido el Ministerio en negocio ofreciendo viajes a momentos históricos, importantes de la vida de uno mismo (“¿quién no querría asistir a su propio parto?” -llega a preguntar la megafonía de los pasillos-) o cacerías de seres humanos por la historia para ricos. La crítica a la privatización de todo y al individualismo que nos invade, es a la par atinada y mordaz.
Para solucionarlo y tras ver como cada personaje ha tratado de luchar contra esa deriva, se sucede el primer viaje al futuro, que sepamos, en el Ministerio. Un futuro que resulta atroz y apocalíptico como estamos “acostumbrados” a vislumbrar en las distopías que nos llegan del cine y la literatura norteamericana.
Y sobretodo era un homenaje en vida -y más que merecido- a Chicho Ibañéz Serrador, el fantástico e impresionante creador e innovador, que con sus programas y sobretodo ese “Historias para no dormir” que también aparecía en la trama amplió las estrechas miras de un país cuando más difícil era. La impresionante caracterización e interpretación de Sergio Villanueva como el realizador de origen uruguayo pone colofon a una serie innovadora y original. Donde la calidad se demuestra planteando preguntas y respuestas a interpretar al público, que es tratado con respeto de manera inteligente.
Sin duda, El Ministerio del Tiempo ha supuesto un hito en la ficción televisiva en España, y para mi, particularmente, reconciliarme con una parte de los creadores, y trabajadores tanto en el aspecto técnico, como artístico de la televisión.
Muchas gracias por tantas horas, tantas risas, tantos zascas, tantos chupitos de conmemoración y tantos momentos también dolorosos. Por tratarme con respeto. Por hacer de la Historia de España accesible a todas y todos. Por ofrecerla des interesadamente para que instruya, para que debatamos, aprendamos y no cometamos los errores del pasado. Gracias y mucho ánimo por y para hacer televisión de calidad.

lunes, 19 de junio de 2017

Un salvavidas para la televisión de calidad

 "La Patrulla" durante su última misión. Hugo Silva, Aura Garrido y Nacho Fresneda en 'El Ministerio del Tiempo'
Hace dos semanas, tras ver el primer episodio de la tercera temporada de El Ministerio del Tiempo escribí un artículo que ha tenido mucha visibilidad al retuitearlo Javier Olivares, el creador de la serie. Escribía porque había disfrutado muchísimo con lo que acababa de ver: Una historia bien montada, con un guión ágil; resolviendo tramas y planteando nuevas entre ellas las del capítulo como principio y final, de manera rápida e inequívoca; con un montaje que no pierde frescura; con los habituales crossover entre géneros; con un homenaje al cine de Hitchcook, y con un actor invitado, José Ángel Égido, simplemente primoroso.
Lo hacía porque siempre que escribo lo hago sobre algo que me apasiona, como un buen método para reordenar mis ideas y poder compartir mis pensamientos, sensaciones y experiencias, sin importarme lo más mínimo, si me leen 10 veces o 1800.
Y ahora lo voy a hacer para expresar la pena y cierta desazón que estoy sintiendo con el devenir y el futuro que le espera a El Ministerio del Tiempo.
Desde luego comenzar la emisión de un capítulo de una serie, pretendida y definida como familiar, del género aventuras, a las 11 de la noche (¡por lo menos!) es un handicap que no ayuda a fijar audiencias que permitan la continuidad del producto. Esta es una de las consecuencias más palpables de la actitud con la que el ente público está tratando a la serie de los hermanos Olivares, y que hicieron que el pasado viernes tras la emisión del tercer episodio y con los datos de audiencias que confirman el descenso en las mismas en la mano, Javier Olivares expresará en twitter su sensación de abandono y de crónica de una muerte anunciada.
Para RTVE, El Ministerio del Tiempo, se está convirtiendo en un problema. Lo que debería ser una oportunidad, un respaldo a la producción televisiva nacional y un emblema de marca ha pasado a ser un lastre para la dirección tanto política como artística, ya que no saben, o no quieren, defender la calidad del producto, su promoción y su posibilidad para convertirse en un estandarte de calidad, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, que atenué la imagen casposa, cutre y rancia que el resto de la parrilla de la primera de TVE ofrece (afortunadamente, de momento, y salvo Misas y Tendidos Ceros, La2 es otra cosa).
Pero tampoco convendría atacar el cien por cien de los males de El Ministerio del Tiempo a la saboteadora y arcaica gestión de RTVE. Desde luego, como vengo diciendo parte de la bajada de audiencias es achacable a los que mandan, que parece, como con tantas otras parcelas que han tenido la desgracia para el interés general de gestionar, parecen emplear su proceder habitual: Maltratas lo público, dices con la ayuda de los voceros habituales, que lo público no funciona o no es rentable, se lo vendes tirado de precio a los amiguetes, y cuando sales de la rueda de la política coges la siguiente puerta giratoria para cobrar los servicios prestados de quien se ha enriquecido vilmente con lo que antes era riqueza de todos. Y mientras las condiciones de vida y el patrimonio público lacerados. El neoliberalismo aplicado a la política en estado puro.
Pero sería cortoplacista por mi parte quedarme en eso únicamente. También sería falso e injusto conmigo mismo, porque no puedo negar que existe una bajada en la calidad de la propuesta. Se ha perdido frescura, algo normal porque ya estamos en la tercera entrega, pero quizás resulte demasiado evidente al haber desaparecido el personaje de Julián (Rodolfo Sancho) quien enraizaba el momento actual con los personajes de otras épocas, lo que ha restado eficiencia a las dosis de humor y critica social que la serie ha destilado desde el primer día.
Pero particularmente en mi caso lo que ha provocado que me encuentre algo desilusionado, quizás también preocupado, ha sido el desarrollo narrativo en está tercera temporada, tras el primer capítulo el del homenaje a Alfred Hitchcook.
Tras estas dos semanas la trama general de la serie se ha enrevesado tanto, que lejos de ir ofreciendo caminos que cierren intrahistorias para poder acabar con la serie en esta tercera temporada (es la idea que los creadores han manifestado en varias ocasiones) han aparecido nuevas sub-tramas, y recuperado otras, como el "affaire" Mendieta (que ya aparecía en el libro, producto de merchandising, aparecido el año pasado) que incluso atacan al axioma principal del Ministerio "Preservar la historia", y a la explicación de la emergencia del mismo, "El tiempo es el que es".
Al reclutar a Lola Mendieta durante la Segunda Guerra Mundial, la dirección del Ministero ya ha modificado su futuro hasta el presente, y con él es lógico pensar que se han trastocado aspectos en el que la Lola Mendieta "original" participa en su futuro y ya no lo va a hacer, y también con las que a partir de ahora formada y tutelada en el seno del Ministerio va a participar.
No resulta esto algo indigno de ser considerado, puesto que cuanto se trata de series u otras obras de ficción que se basan en el subgénero de la ciencia-ficción de los viajes en el tiempo, el desarrollar mal un transcurso o interpretar mal una paradoja temporal puede acabar con todo el sentido del producto final, que a parte de los ataques furibundos que los haters o los fans más especializados pudiesen lanzar, provocará la salida del gran público al abrir el abanico de posibilidades, y también la de quienes comprenden la naturaleza de los viajes en el tiempo.
Me temo que la llegada de Netflix pueda provocar que se alargue el chicle hasta la extenuación. A mi por lo menos se me hace evidente que la serie en su contexto está planteada para desenvolverse en un tiempo concreto, tres temporadas, con un total entorno a los 40 capítulos. Sin embargo, estas primeras semanas, lejos de ir planteando vías para la resolución de las existentes, tenemos nuevas sub-tramas, el abandono de alguna de las antiguas y el enrevesado de no pocas relaciones entre personajes. Desde luego pensar en el deterioro y en la sensación de pérdida de calidad de un producto cultural, como es esta serie, no es agradable. Prefiero mil y una veces, poder disfrutar y recordar una serie coherente, con principio y fin, planificado y cuidado al detalle, antes que la desconexión y cansancio que ya me ha pasado con otras series (Los Simpsons, House, Prison Break, Lost, etc.) en su avanzar de temporadas sin más justifiación que la de ganar dinero.
Esta sensación se hace evidente cuando compruebo la bajada de calidad en los guiones que ha hecho que la serie pierda fuerza y acidez en comparación con las temporadas anteriores, especialmente la primera y capítulos concretos de la segunda, como el del "falso" Cid, el capítulo doble sobre el sitio de Baler o el capítulazo final con un Felipe II Rey del Mundo y del Tiempo.
En el capítulo del pasado jueves la mezcla de géneros no salió tan homogénea. El capítulo en su trama propia derivaba en viaje donde no se sabía si el protagonista era Becquer o la bruja. O el pueblo. O el monasterio. Incluso por momentos me fallaba el montaje, puesto que se sucedían escenas in media res, con condicionantes que no se habían incluido en el visionado del espectador y que te dejaban, al menos a mi me sucedió, "tocado" sin saber que había pasado.


Por último, hay una cuestión que no quiero olvidar. Aún reconociendo posibles y serias dificultades para su realización, como sería el uso del latín, el árabe o el sefardí en la proliferación de tramas, empieza a agotar la predilección por las historias ambientadas en el XIX y el XX. Puede pasar, que los intereses económicos que motivan la intervención del Ministerio en una época sean más proclives en nuestros últimos 200 años de historia, de decadencia, donde ni éramos, ni somos tan dominantes y donde nuestros enemigos, muchas veces internos, aparecieron con frecuencia. Pero es un error olvidar que tenemos mucha historia por detrás. Quizás no bajo éste emblema informe y roído llamado España, pero si con cultura e historia propia que llegan desde los antiguos imperios que colonizaron la Península Ibérica, los reinos y pueblos que se fueron sublevando, o incluso antes con las autóctonas tribus que habitaban estas tierras.
Pensando en todo ello considero que una forma brillante y atrevida de ganar agilidad, improvisación y espolear las condiciones que nos atrajeron a muchos al Ministerio es el abarcar otras etapas de nuestra Historia.
Pero mientras estos posibles capítulos con estos planteamientos llegan seguiré atento al Ministerio del Tiempo, y a la plataforma web de rtve para poder ver los capítulos cuando y como quiera. Empezando por la entrega de esta semana que hoy empieza en la que la historia girará en torno a Goya.
Al final, nunca sabemos si la audiencia ve en televisión lo que quiere, atendiendo a sus inquietudes y nivel cultural, o si asume sin rechistar lo que le ofrecen, con la oscura y latente intención de idiotizar a la gente y dejarla sin inquietudes ni espíritu crítico.


martes, 15 de noviembre de 2016

Amon Amarth: Hordas Vikingas en Madrid

 

Con un sol frio de noviembre nos encaminamos una vez más a Madrid, a La Riviera para disfrutar de un concierto heavy de una de las grandes bandas del Metal europeo.
Desde hacía un par de años mantenía la intención de ver en directo a Amon Amarth y esa era la principal atracción del cartel compuesto en el que Testament hacia de glorioso telonero y Grand Magus de grupo a descubrir.
Trasladarse a Madrid, luchar contra su funesto tráfico y encontrar aparcamiento cerca de La Riviera para estar lo más cerca posible de la sala para el antes y el después de los conciertos. Así tras las cervezas de rigor y costumbre en las inmediaciones de la sala, entramos a las 7 y media, cuando ya prácticamente acababa su actuación Grand Magus, por lo que sólo podemos dejar constancia del buen ambiente que reinaba en la sala y del muy buen metal de estos suecos desgranaban en sus dos últimas muescas del setlist, con esa tan nórdica profesionalidad y dejando un muy buen sabor de boca en base a un sonido redondo de hard rock en su última “Hammer of the North”.
Era el momento de escuchar a Testament y había ganas en el respetable y en mi mismo por paladear de genuino trash metal de los californianos del Bay Arena. La histórica banda de los años 80 siempre se ha mantenido fiel a su estilo y entregado periódicamente gran música, cañera y auténtica para disfrute de una legión de seguidores que en algunos casos no podían comprender esta especie de sorpasso de algunas de las bandas nórdicas surgida a finales de los 90 o principios de la década pasada sobre los otrora inaccesibles bandas de los 80.
Quizás a la salida de La Riviera esa sensación se atenuará visto y sobretodo escuchado la calidad de la exposición de ambos grupos. Ni que decir tiene que Testament puso todo de su parte para hacernos disfrutar del mejor trash. Pero el sonido que se ajusto y padecimos los presentes no le hizo justicia en ningún momento. Las guitarras apenas se escuchaban, salvo al bajar para los solos, y la voz de un siempre enérgico y dispuesto Chuck Billy apenas se hacia audible. Sólo brillaba y de que manera Gene Hoglan a la batería imponiendo ritmo endiablado a cada canción que formó parte del corto, por exigencias de no ser cabezas de cartel, setlist que los californianos mostraron a la audiencia que ya llenaba la sala.
Empezaron con “Brotherhood Of Snake” de su último trabajo para rápidamente ir hacia sus clásicos que hacían salivar a la muchedumbre: “The New Order”, “Disciples of the Watch” y sobretodo una “Into the Pit” que fue en mi opinión la que mejor sonido disfruto con Billy haciendo un air guitar tan inmenso con su pie de micrófono que parecía realmente que había 3 guitarras sobre el escenario.
Eran las 21:18 y sonaba la habitual intro de Amon Amarth mientras cada uno de los miembros de la banda sueca aparecía en acción. El primero de ellos, su última incorporación, el batería Jocke Wallgren que se encaramaba a los mandos de su instrumento sobre un enorme casco de vikingo adornados con dos inmensos cuernos, provocando la ovación del público y quizás también la tradicional inexactitud histórica.
Ovación que iba en aumento hasta la locura con la aparición de Johan Hegg frontman y líder de la banda que en todo momento se mostró atento y hospitalario en el paseo por la mitología nórdica, la historia vikinga y el mejor metal europeo que Amon Amarth nos ofreció durante una hora y media.

 

Al saludo en un rudimentario castellano de Hegg pronto le siguió “The Pursuit of Vikings” que sonó potente, sonó claro y permitió embarcarnos a todas y todos en su drakkar paladeando la mejor música digna del mismo Odín y de su palacio en Valhalla.
As Loke Falls”, “First Kill” y “The Way of Vikings” está última con la representación histórica de un combate entre guerreros vikingos siguieron a la inicial bajo un gran telón que representaba el último álbum de la banda sueca, Jomsviking, excusa para esta nueva gira.
A esas alturas ya era evidente que toda la platea de hordas de vikingos iba a disfrutar de un gran concierto. La voz de Hegg sonaba poderosa y acertada, incluso en sus alocuciones con el público, más numerosas que las habituales que otros grupos nórdicos tienden a expresar, lo que hacía las delicias de algunas damiselas como podía constatar con mi acompañante. En el bajo Ted Lunstron se hacía oír, mientras poderosos riffs melódicos y solos intensos de ambas guitarras de Olavi Mikkonen y Johan Söderberg se disputaban llevar la batuta musical sobre el escenario. Disputa que acabo en empate para regocijo y disfrute de todos los heavys que nos movíamos extasiados, gritando guturalmente cada letra y disfrutando como auténticos Berserkers.
Para ese momento en la bateria Wallgren ya nos había hecho olvidar a Fredrik Andersson. El chileno disipó cualquier duda sobre su demostrada calidad a base de imprimir velocidad y virtuosismo a cada propuesta del setlist de Amon Amarth.
Le siguió “At Dawn's First Light” y el otro clásico de la banda como es “Cry of the Black Birds” que sonó tremenda, no menos que la mejor recibida y coreada hasta el final “Deceiver of the Gods” del anterior y homónimo disco.
On a Sea of Blood” iluminó el escenario de rojo y “Destroyer of the Universe” hizo que desde las primeras hasta las últimas filas no quedará nadie sin botar al son que marcaba los headbangers de la banda. Siguió “Death in Fire” del histórico Versus the World de 2002, y la reciente “One Thousand Burning Arrows” que fue de las que mayor impresión me causó por su in crescendo desde la melodía inicial de la guitarra de Olavi y el crecimiento del melodrama de la trama bajo la voz de Hegg, todo ello mientras los dos vikingos nos apuntaban con sus arcos y flechas amenazantes. Pura, auténtica y magistral muestra de Death Metal Melódico.
De aquí al final no bajo la calidad con la impetuosa “Father of the Wolf”, ni tampoco con “Runes to My Memory” del With Oden On Our Side, para amenazar con el final con una poderosa “War of the Gods” que lógicamente sonaba como hidromiel servido por valquirias.
Volvieron tras unos pocos segundos al escenario para causar más destrozos en nuestras gargantas con una inapelable “Raise Your Horns” que hizó que toda la platea sacará cuernos al son del mejor heavy europeo del momento, para poner al final, broche momentáneo con el clasicazo, “Guardians of Asgaard”.
Por último y tras unos pocos segundos de ausencia, Hegg y los suyos volvían, y éste lo hacia con su Mjolnir, el poderoso martillo de Tor. Y todos ya sabíamos lo que tocaba: “Twillight Of The Thunder Gods”, era el cierre y era el mejor posible dejándonos en todo lo alto, a las puertas del valhalla del metal con el corazón a mil y el sentimiento vikingo a flor de piel.
Amon Amarth, paso por Madrid dejando su inconfundible sello de calidad, mitología e historia vikinga, con un Death Metal Melódico de indudable talento, sonoridad y autenticidad. Sin ninguna duda una noche para el recuerdo, y muchas, muchas ganas de volverlos a ver y disfrutar.

 

martes, 20 de enero de 2015

Toledo: Modelo de calidad en el turismo de interior



Cuando uno se encuentra sometido a un habitual aburrimiento y falta de alternativas del lugar donde vive. Cuando esa falta de opciones, se presentan en el plano social, en el espacio y el tiempo de ocio, donde la oferta única que queda es emborracharse. Si sientes que por más que rastrees la agenda de eventos, y salvo honrosas y contadas excepciones, no se encuentra nada distintivo, atrevido y de calidad. Si todo esto te lleva, día tras día y sobretodo en las noches a deshechar la idea de salir e intentar divertirse, el llegar, visitar, un lugar nuevo que te ofrece alternativas para todos los sentidos puede provocar que te dejes llevar por la desesperación de la desgracia de muerte en vida, o por el contrario reafirmarte en un modelo de ciudad y ocio que se pueda definir por diverso, trascendente, mágico y de calidad.

Por azares de diversa índole y naturaleza he llegado a visitar Toledo con cierta frecuencia (dos veces en menos de 10 de meses y seguro que algunas más también) y no puedo estar más que sorprendido con lo que me encontre.

Sin acudir la primera vez con prejuicios y si con algo de documentación a través de una guía de viaje de la biblioteca que me puso en antecendentes sobre la llamada Ciudad de las Tres Culturas, llegue a una Toledo vibrante y alterada por la celebración del IV Centenario de la muerte de El Greco, embajador foráneo y universal de lo que con el tiempo acabo siendo la capital de Castilla la Mancha. Y quizás por ese torbellino de visitantes y acontecimientos al calor de esa efeméride del arte mundial lo que el visitante se encuentra (nos encontramos) fue una ciudad claramente abierta, llena de propuestas de toda índole (desde rutas históricas, artísticas y legendarias hasta espacios gastronómicos creativos) que ha entendido, a mi juicio, su espacio, su naturaleza y cuales son sus fortalezas (inequívocamente ligado al conocimiento de las debilidades) para poder así desarrollarse y ofrecer un espacio de vida y prosperidad para sus vecinos (en torno a unos 85.000 en la actualidad; unos 15.000 viven en torno al casco histórico de la ciudad).

Toledo te saluda con la figura del Alcázar omnipresente en todas las estampas paisajísticas de la ciudad, mientras que la belleza gótica de la Catedral del siglo XIII se muestra más tímida, quizás por la presión que le ejercen todo el conjunto de edificios del casco histórico que funcionan bajo el modelo árabe de ciudad, de estrechas y a menudo empinadas calles, empedradas a mediados de siglo, y que le confluyen a todo el perfecto decorado medieval para los paseos, andanzas y caminos tanto del día a día como de la noche, tanto del espectador habitual como del casual.

Todo el centro histórico de la Ciudad Imperial, se halla elevado sobre el risco horadado en forma de hoz por el también, siempre presente Río Tajo. Su curso lega sin duda una de las imágenes panorámicas de la península ibérica y a la vez abre sendas naturales que espero poder en breve inspeccionar en práctica deportiva, corriendo o en bicicleta. Para llegar a este risco elevado que es el epicentro de la vida social de Toledo, desde los bulevares de los nuevos barrios que conforman la ciudad de Toledo y median entre el núcleo monumental y las zonas industriales y de asentamientos de viviendas unifamilares, las autoridades levantaron hasta tres escaleras mecánicas, que facilitan (y mucho) el acceso. Pero la gran entrada a la ciudad se hace subiendo hacía la Puerta de Bisagra, del siglo XIII y consagrada a Alfonso VI reconquistador de la ciudad del dominio árabe. Esta puerta desemboca directamente a la populosa y animada Plaza de Zocodover, punto de encuentro y distribución. En ella y en la calle de El comercio, que sale de la misma plaza, serán los únicos puntos en los que encontrarás el ya, y por desgracia, típico comercio de franquicias que ha homogenizado todas las ciudades, aunque están sean Patrimonio de la Humanidad.

Por fortuna, Toledo mantiene innumerables ejemplos de comercio tradicional. Desde pañerías y tiendas de ropa "de toda la vida", a fantásticas librerias, cafeterías, y tiendas de souvenirs, que sin duda alguna, y quizás por esto mismo, son el mejor exponente del "ácero toledano" con el que se forjan espadas y demás utensilios y aperos de guerra en este país desde hace más de 15 siglos.

Estas colecciones de espadas, dagas, hachas, abre-cartas, armaduras, escudos y demás parafernalia bélica medieval añaden un punto más que interesante y peculiar a cualquier ruta por las estrechas calles del centro, dando al paseo un punto más de vislumbre.

Caminar por estas mismas calles es una experiencia fantástica. No siempre tan cómodas, como quizás estamos acostumbrados los visitantes, la estrechez y los recovecos definen una estructura urbana notoriamente árabe que no ha sufrido más intromisión que la entrada del coche como elemento urbano (con su señalización pertinente) y el alumbrado eléctrico (con sus cables de tendido) que también mantienen un espíritu novecento más que especial.

Decir que sin duda alguna, y al igual que sucede en otras ciudades como también Salamanca, eliminar o llevar al mínimo (carga y descarga y vehículo autorizados) la presencia del coche en estos centros históricos Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO se antoja decisivo para la preservación de estos conjuntos, siguiendo la propia recomendación de la propia UNESCO que ya en 1996 abogaba por la eliminación de todo tráfico rodado en estas zonas. A mi juicio, en esto Toledo tiene un déficit, pero también hay que resaltar que en esa zona vive gran parte de población desde hace muchos años y sabemos que el vehículo propio es un apéndice indispensable de nuestra vida urbana, o mejor dicho del modelo de vida impuesto.

Pero continuamos caminando por las estrechas y bellas calles toledanas, descubriendo a cada paso nuevos detalles. Tanto la judería como la morería, sobrevivien hoy como decía, sin apenas cambios, y mantienen la estructura de calles estrechas, con los tejados casi rozándose, pero con las ventanas de los edificios, nunca enfrente una de otra. Cada paseo emprendido (reconozco mi absoluta incapacidad, de momento, para orientarme) es una aventura de vislumbre de nuevas torres, casas señoriales, dínteles decorados, celosías y herrajes en las ventanas, y edificios que transcurren desde la mampostería típica de la época y zona de dominación árabe al bloque granítico impuesto ya en los edificios religiosos y palacetes construídos ya bajo dominio "español".

Nos dejamos caer hacia las sinagogas, la del Tránsito donde disfrutamos y aprendimos con el museo sefardí allí alojado y la de Santa María la Blanca, hoy reconvertida en iglesia católica pero que su interior resulta un espectáculo de contrastes entre el blanco de sus arquerías y el negro policromado de sus artesonados en el techo.

Continuas el trayecto por las calles y llegas hasta la Catedral de Toledo. Aprisionada por distintos edificios no tienes demasiada distancia para admirar su construcción y el detallismo de sus alturas, arcos, la torre o el cimborrio, salvo por la apertura e forma de plaza delante de la puerta de El Perdón. La consagrada como Catedral de Santa María reune todas las características propias del gótico español, y su construcción con piedras de intenso color blanco la resaltan del resto de edificios de su alrededor. La torre o campanario se presenta robusta y de menos altura que otras catedrales hispanas, y de noche, con una original iluminación ornamental nos hace vislumbrar un torreón más propio de un mundo imaginario y tenebroso. Sin duda de esta catedral resltan sus puertas, especialmente la profusa y con elementos neoclásicos Puerta de El Reloj.

El caminar por Toledo es un descubrir a cada paso de nuevos rincones arquitectócnicos singulares y de indudable belleza. Salir de su recinto histórico a través de sus puentes como el de Alcantará o el de San Martín bajando desde la judería, para cruzar en ambos casos El Tajo y poder admirar espacios naturales, salpicados de cigarrales (típicas casas manchegas de campo) y sendas y veredas que ansío explorar de encinas, pinos, alcornoques...

Pero podemos volver al interior de la ciudad y seguir andando con aires de impresión y trascendencia. Como decía antes las tradicionales Espaderías de Toledo, muestran en sus escaparates obras de artesanía delicada y pintoresca con muestrarios de las espadas y hojas más famosas de la actualidad, sacadas del cine y las series de televisión. Se hechan en falta, supongo que en los museos tendrán su espacio, las reproducciones de espadas de personajes históricos, como pudiera ser la Tizona de El Cid, la daga castellana de Alfonso VI, las armas templarias, árabes, mozárabes, etc, pero supongo que hoy en día es más conocido un Jon Nieve que Don Rodrigo Díaz de Vivar.

Pero no sólo de espadas esta hecha la artesanía de Toledo y sus escaparates así lo atestiguan con numerosos espacios dedicados a la repostería, los quesos, los vinos, la carne de caza que además se pueden disfrutar en los estimulantes locales que dispone la capital manchega hoy en día, y también en el inaugurado el año pasado Mercado de San Agustín: una propuesta sorprendente basada en la más alta calidad de los productos allí ofertados. En un edificio de indudable estructura renacentista remodelado con materiales del siglo XXI lo que da distinta luminosidad y calor a las estancias, puedes elegir entre los distintos productos y momentos y degustar tremendas carnes tanto de vacuno, como de cerdo o de caza; pescados y mariscos, fritos o al estilo japonés, panes artesanales, espacios gourmet, de embuditos ibéricos, productos de huerta, cervecerías, vinacotecas o incluso un espacio chill out en la terraza provisionada con coctelería. Pero sin ninguna duda deberás dejar de probar la colección de pasteles que ofrecen en el puesto nada más entrar, a la derecha. Una absoluta delicia.

Pero éste no es el único espacio dedicado a la sorpresa de los paladares y demás sentidos. Toledo, probablemente al calor del año del centenario de la muerte de El Greco, ha renovado su oferta gastronómica, y con los productos autóctonos de la zona se ha abierto a las nuevas tendencias, hasta posicionarse ella misma como una tendencia. Por lo tanto, visitar Toledo esta de moda, y resulta estimulante.

Degustar tapas en Alfileritos es una obligación, así como los Restaurantes de El Cuchifrito (en la zona de barrios fuera de el centro histórico), el Quitapenas, el Hierbabuena, o un escondido pero no menos excepcional para comer El Gallo. Tampoco desmerecen en absoluto las tapas de el Nuevo Almacen, La Malquerida o La Flor de la Esquina. También destacan las hamburguesas para una cena informal de El Ermitaño.

Para la hora del café, y también para cualquier momento debido a su apretada agenda de actividades alternativas y especiales, es altamente adictivo El Internacional, un espacio abierto a nuevas experiencias que puede albergar el mercado de huerto ecológico y una biblioteca de material descatalogado, donado y reciclado. Sin duda un lugar especial.

Entre las cervecerías destaca El Livingstone, típico pub irlandés, y no puedo dejar de admirar el fantástico Margot, como coctelería, especializada en gin-tonics, que es todo un lujo debido a la combianción de postureo modernista, con precios bajos y espacio abierto a nuevas experiencias. No conocí mucho de la noche toledana pero destaco Los Clásicos, un local amplio preparado para la música en directo y que luego te da una buena dosis de pop-rock setentero. Y todo esto es una dosis de los locales que he podido disfrutar en dos visitas, quedando otra buena tanda de estimulantes y geniales propuestas esperando para ser reconocidas en próximas visitas.

No se pueden perder las opciones de disfrutar de las tremendas rutas temáticas que la ciudad de Toledo, gracias a diferentes organismos y asociaciones culturales pone a disposición tanto del visitante como del vecino toledano. Aprovechando la historia del lugar, la arqueología, los espacios inter culturales entre árabes, cristianos y judíos, y la conveniencia de sus tradiciones orales de leyendas y mitos se puede disfrutar tanto de la medieval arquitectura toledana. A una tradicional ruta monumental por este casco histórico Patrimonio de la Humanidad, le pueden seguir, previo avituallamiento siguiendo los consejos de los anteriores párrafos, una suerte de rutas que harán las delicias de los amantes de la historia más mundana en conceptos habituales así como de los de "la nave del misterio". Podremos descubrir así con la ayuda de los historiadores y voluntarios cuenta-cuentos un Toledo Secreto, Oculto, Subterráneo y Mágico. Tampoco se escaparán las leyendas Tenmplarias y los mitos en torno a figuras reconocidas tanto de la historia documentada como de la prolífica apócrifa toledana.

Pero si tengo que aconsejar un destino por el que pasar en una visita o estancia en Toledo, es sin ninguna duda los baños árabes de Medina Mudejar. Absoluto descubrimiento de paz, relajación y trascendencia. Un lugar de otro mundo, de otra época. La ruta explicativa que dan sobre la historia y reconstrucción del edificio es estimulante, y en todo el recinto se respira un ambiente de tranquilidad fantástico. La zona de baños es entrar en otro microclima aislado de todo, incluso de los problemas que uno traiga en su cabeza. Las tres cubas a distintas temperaturas, la sauna, el patio acristalado para sentarse sobre las antiguas columnas graníticas y degustar un té; el espacio para masajes con una absoluta profesionalidad y calidad por parte de los y las masajistas. Normalmente suelen reservar para organizar pequeños grupos, lo cual es muy positivo. Puede parecer caro, pero os aseguro que en absoluto lo es. No importa el estress que tengas, porque esta experiencia te deja como nuevo: Siempre que pasé por Toledo, reservo un espacio para Medina Mudéjar. Más que recomendable, indispensable.

Sin ningún atisbo de duda debes de visitar Toledo. Una ciudad estimulante y atractiva que se está configurando como un gran sitio para vivir (siempre que haya empleo, que esa es otra cara de la tostada), y en el que el tiempo de ocio se queda corto para descubrir y disfrutar de las enormes posibilidades y alternativas que está construyendo en base a un modelo de calidad y distincción que bien podrían aprender "otras ciudades" que no distan ni 240 km.

Sin ninguna duda puede parecer pretencioso el título de la entrada, pero no lo resulta, puesto que Toledo cumple sobradamente las expectativas y se configura como una alternativa de turismo de interior (turismo de fin de semana, habitualmente) especial, recomendable y edificante.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Dark Tranquillity, intensidad y calidad


Siempre que me preguntan cual es mi grupo preferido, la respuesta la tengo clara. Porque debajo de un vasto conocimiento y gusto musical, que van desde la apreciación y puesta en valor del jazz o la música clásica, hasta la auténtica pasión y frikismo dilatado por el metal como género y prácticamente todos sus de sub-géneros, siendo el Death Metal Melódico el que más me representa, con el que más me identifico y el que desata todas mis pasiones y enarbola más alto la bandera del metal en mi cabeza y mi corazón.

Y dentro del estilo del lado más sensible de la parte más brutal del metal, con todas sus bandas, casi todas nórdicas, hay una que desde el primer día me capturo. Llegaron desde Suecia, y se puede decir que son los padres del género, los precursores del Death Metal Melódico, y no sólo eso, sino también los que más lo perfeccionaron y fijaron sus señas de identidad. Provenientes de la ciudad de Gotemburgo, en mi mente y mi alma, identificar el sonido, escuchar cualquiera de los grupazos que inundan mis gramolas digitales, tarjetas de memoria y también estanterias de discos originales, me remonta a ellos, me hace inequívocamente volver a ellos. Y ese grupo es Dark Tranquillity.

Y por fin también pude cumplir uno de sus anhelos que se clavan y no se ven saciados. Ni siquiera cuando se prueba, puesto que demostrado esta, te enganchan mucho más hasta volver a sentir, volver a anhelar, a deshacerse esperando que llegue, ahora ya nuevamente, ese momento. Y después de 20 canciones, casi 2 horas no puedo dejar de sentir lo mismo. Energía, rabia y sentido en la actuación. Una escenificación de manual de puro death metal, sin entrar en que sea melódico o no, sólo sentimiento, rabia contenida y desatada, sin cansancio. Sólamente intensidad. Pero es que si ya fuera "sólo" por esa intensidad tan exhaustiva valdría la pena, y sin embargo le añaden unas dosis de talento instrumentalidad, profesionalidad y calidad musical, tanto en la interpretación como en la composición, generando un coctel más que sabroso y memorable. Una auténtica fiesta y amalgama de sensaciones por concierto, con Dark Tranquillity como génesis, cómplice, excusa, motivo, fin y leiv motiv.

Tras más de 10 años esperando para verlos por primera vez no puedo más que seguir frotandome los ojos ante la puesta en escena de los suecos. No es fácil encontrar adjetivos para describir lo que sentí, y sentimos, todos los que estábamos en la Sala Arena de Madrid, el pasado martes 19 de noviembre de 2013. La rabia, la actitud implicadora y festiva de los integrantes del grupo, lo enchufado que estuvieron desde el primer momento con la única intención de pasarselo bien y que nos lo pasáramos bien, de que todos lo recordaramos y deseáramos volver a repetirlo. Y acabado, dormido y recordado, no pudieron hacerlo mejor. Dark Tranquillity ha visitado en este otoño de 2013 en España, presentando su disco de estudio, Construct, que compone en mi opinión un giro en la trayectoria estílistica de la banda. Con un sonido más oscuro y gótico, dado por los teclados mucho más mimetizados con la parte rítmica de la banda, en la que las guitarras se turnan para aplicar intensidad y melodía y que toda la construcción musical y escénica de la banda sea redonda, destacando distintos componentes y sus características en el hilo tanto de las canciones, los discos, como así de verlos en directo.



Y primeramente hay que destacar la figura de Mikael Stanne, el impresionante vocalista de Dark Tranquillity. A través de su voz gutural, sin duda una de las tres mejores del micro cosmos del death (Angela Gossow y Joe Duplantier en este podium) le posicionan como uno de los más grandes cantantes del metal. Y todo ello porque a una técnica brillante y amplia le auna una intensidad en la interpetación salvaje, comiéndose el escenario y provocando el extasis en todo el público, que alucina ante tal derroche de simpatía y metal desarrollada por el sueco.

Aunque al final se notó cierto cansancio en la calidad de la garganta de Stanne lo que no aminoró en ningún momento fue la sintonía con el publico, regalando sonrisas, miradas y poses, pequeños comentarios y disfrutando con nosotros de su música, intensiad, calidad y energía.

Y que decir de las dos guitarras. Martin Henriksson y Niklas Sundin, brillantes en todas las interpretaciones aunque su talento quedo oscurecido por la mala acústica de la sala que aunque los técnicos salvaron en buena medida para algunos de los solos alternados y la guitarra melódica, dejaron las partes de guitarra rítmica bastante ocultas tras la bateria. Pero aún así su labor fue inconmensurable, muy profesional, prácticamente clavando todos los sólos y jugando con Stanne en acaparar la atención del público en primera línea de escenario, sin apenas moverse para sabiendo hacerse importantes en cada momento. Henriksson que es quien hace la grabación de bajo en los discos, interpretó pocas partes del setlist con este instrumento con su Gibson, lo que nos dejo un concierto heavy sin bajo, pero creo que nadie lo hecho en falta puesto que la labor de ambos guitarristas fue colosal envolviendo todo el ambiente y cada canción con una profesionalidad majestuosa y un talento especial para desarrollar cada parte ya sea melódica, de riffs encadenados o de base rítmica y sonora al estilo Dark Tranquillity.



Con un Anders Jivarp muy profesional en el desarrollo de la bateria donde en ningún momento quedo eclipsado ante sus compañeros sino que encontro su sonido, quizás a veces tapando las cuerdas pero casi según mi percepción sin fallar en ningún momento. Y también fue brillante la calidad al teclado de un Martin Brändström oculto ante el derroche de los tres "frontmans" de la banda, pero que como no podía ser de otra manera aplicó esas melodías y entradas tan características de Dark Tranquillity y que hacen reconocible su sonido dentro del Death Metal Melódico.

Y por último no puedo dejar de hablar y admirar la escenografía de la banda sueca durante la actuación. El juego de cañones y haces de luz es de auténtico lujo y precisión y constantemente generaban una atmósfera oscura que hacía resaltar cada vez más la pantalla gigante que exponía dependiendo de cada momento y cada canción mostrando espléndidas composiciones de video-arte que iban desde mostrar la letra de la canción en cuestión para que fuera coreada por el público a creacciones con imágenes de naturaleza y otras creadas ex profeso bajo una gama de colores intensa, cercana al fuego, y en el que el fundido a negro con su logo, su DT en blanco cumplia los momentos culmen.

Aunque con ausencias el setlist fue genial, contentando de sobra a los recién llegados influenciados por el sonido de los últimos trabajos, como a los seguidores de siempre, aunque aquí muchos echamos de menos (The Mudance and the magic, Misery in Me, Lost to the Apathic o las más recientes Iridium o mi canción favorita de ellos In My Absence). Y lo mejor es que Dark Tranquillity lograron la misma aceptación de todos con el desarrollo del concierto aunque alguno al final se lamentaba voz en grito de las ausencias,, quizás provocadas como decía antes, por cierto cansancio en la voz de Stanne, que aún así, nos dió 2 horas brillantes y pletóricas. 



Con una parte central de recorrido absoluto por su discografía donde conto con la italiana Mariangela Demurtas, la atractiva vocalista de los teloneros, Tristania, góticos noruegos que pese a mostrar una buena actitud y dejarnos varios de sus grandes temas, no acabaron de conectar como esperaba, debido ello a que antes y después de la excisión en Sirenia quedaban como una muy buena banda, y aunque sonaron MercySide o Evenfall podrían haber sonado mejor y haberse lanzado con The Ravens. Mariangela que posee un registro sorprendente no desentono ni mucho menos con Stanne e incluso interpreto maravillosamente UnDo Control en un duelo a lo The Beauty and The Beast.



Sonaron genial la apertura con The Science of Noise y una coreadísima White Noise/Black Silence, para después continuar con temas de su último disco Construct, como What only you know y The Science in Between, para así ir desarrollando toda su discografía en el setlist, con momentos álgidos con Monochromatic Stains, Indifferent Suns y unas The Wonders at Your Feet y The Fatalist, que fueron ampliamente coreadas y seguidos por el público consiguiendo una comunidad entre músicos y asistentes sublime.

Y así fueron caldeando el ambiente con unas grandes State of Trust, ThereIn y Final Resistance, ya como bis esta última, a la que la siguió una impresionante, y para mi la que mejor sonó, Misery`s Crown, majestuosamente interpretada, intensa en su composición, arreglos así como en la destreza de su desarrollo en vivo, y cuya letra (tan aplicable al #Españistan de los Borbones), sólos y melodía dejaron el pabellón de los suecos lo más arriba posible. Hubiera sido un gran cierre pero nos dejaron con Uniformity, que no bajo un ápice en intensidad y calidad.

Y es que, y una vez más, con una banda nórdica de protagonista, esas dos palabras lo resumen todo. Desde las ganas de verlos, el disfrute máximo de vivirlo, y el ya perpetuo anhelo de repetirlo cuantas más veces y lo antes posible mejor. Dark Tranquillity, intensidad y calidad.








- Ficha técnica:
Madrid, 19 noviembre 2013; Sala Arena
Hora de comienzo: 21:10; hora de final: 22:50
Teloneros: Tristania
Asistentes: 500 aprox.

- Músicos:
- Mikael Stanne: Voz
- Martin Henriksson: Guitarra rítmica
- Niklas Sundin: Guitarra eléctrica
- Anders Jivarp: Batería
- Martin Brändström: Teclados

Setlist:
1. The Science of Noise
2. White Noise/Black Silence
3. What Only You Know
4. The Fatalist
5. The Silence in Between
6. Zero Distance
7. A Bolt of Blazing Gold (* con Mariangela Demurtas)
8. UnDo Control (* con Mariangela Demurtas)
9. Monochromatic Stains
10. The Wonders at Your Feet
11. To a Bitter Halt
12. Indifferent Suns
13. Silence, and the Firmament Withdrew
14. Terminus (Where Death Is Most Alive)
15. State of Trust
16. Endtime Hearts
17. ThereIn
18. Final Resistance
19. Misery's Crown
Encore:
20. Uniformity

- Calificaciones técnicas:
Set list: 8
Sonido: 6
Duración: 8
Interpretación: 8
Actitud: 9
Público: 8
Media: 7,8

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