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lunes, 15 de junio de 2020

Isabel. Serie de historia y política para el confinamiento


Captura del Capítulo final de la segunda temporada de Isabel. 
Recreación en la serie del cuadro La Rendición de Granada de Francisco Pradilla

 

Como por responsabilidad seguimos en confinamiento, no dejándonos llevar por la euforia de los cambios de fase, mi chica y yo, hemos hecho maratón de serie este último mes y medio tirando de Isabel, la ficción histórica de RTVE emitida por televisión entre septiembre de 2012 y diciembre de 2014.
Volvemos a la costumbre de ver series ya concluidas. Dejarnos de seguir ficciones que estiran el chicle o porque no nos llaman la atención las tramas desde su planteamiento o bien por el desarrollo del mismo. Isabel, además con su estructura de tres temporadas (trece capítulos por temporada) tiene una coherencia notable. Aunque eso sí, mi mayor critica es la duración de los capítulos, extremadamente largos (entre una hora y diez y una hora y viente), fruto del medio, el prime time de la televisión en España, para el que se destinó la obra.
Como apasionado de la historia y de la política tengo que decir que he disfrutado muchísimo con Isabel. La serie ha resultado una agradable sorpresa porque ha conjugado con maestría la veracidad histórica, con el ritmo narrativo; buenísimas interpretaciones, con buena disposición de decorados (interiores y exteriores); el carácter de servicio público del ente público, divulgado cultura y divirtiendo a los espectadores.
Lo primero que llama la atención, no puede ser de otra manera, es Michelle Jenner como Reina Isabel de Castilla. La joven actriz esta sublime en el papel. Sorprende y engancha a la par demostrando mucha versatilidad para interpretar a tal poliédrico personaje. Ayudada por el maquillaje para ir envejeciendo junto a su personaje le dota de mucha expresividad y afectación. El dolor como esposa, madre y reina; las dudas ante las tomas de decisiones; el miedo al destino. Jenner siempre está muy cómoda con el personaje dándole la humanidad necesaria. Un acierto. No desentona Rodolfo Sancho como Fernando de Aragón al que también se muestra con sus múltiples caras, incluso aunque algunas no gusten tanto. Y toda la corte de secundarios se sube al listón dotando a la serie, con tan notables interpretaciones, de mayor verosimilitud, trasladando al espectador al salón de recepciones, a la alcoba real o al palacio de la Alhambra recién conquistado.
Pedro Casablanc como obispo Carrillo, Peris Mencheta como el Gran Capitán, Ginés García Millán como Pacheco el Marqués de Villena, Julio Manrique como Cristobal Colón y sobretodo Pablo Derqui como Enrique IV, Irene Escolar como Juana la Loca, Raúl Mérida como Felipe El Hermoso, Ramon Madaula como Gonzalo Chacón -único amigo y principal asesor de Isabel durante toda su vida- y Eusebio Poncela como el Cardenal Cisneros, sobresalen en un elenco que actuó sin fisuras, envolviéndose en el maquillaje y ambientación de finales del siglo XV y de un vestuario que se acaba convirtiendo en un personaje más, al uso de la narración y el remarcado de las personalidades y los momentos vividos para cada actor y actriz.
Isabel resultó una súper producción dentro de las series españolas, pero sin dejar de ser modesta comparada con la producción internacional. Es por eso donde los escenarios -pese al notable esfuerzo y trabajo realizado- flojean algo, produciéndose re aprovechamientos, algo mitigado con la muy buena fotografía y dirección de la serie en la que jugando con la luz natural y la luz de los candiles otorgan el ambiente lúgubre, intimo o claustrofóbico según convenga, pero siempre sobrio dentro de la Castilla (y de las cortes europeas) y más luminoso para la ambientación en el Reino de Granada. Son notables los encuadres de momentos históricos al uso de la pintura histórica del XIX y además una invitación para indagar en aquel movimiento y en sus artistas.
Sin duda donde más puede cojear está falta de dinero sea en la recreación de las batallas, sobretodo si comparamos, con Juego de Tronos con la que las comparaciones eran inevitables ya que se emitían al mismo tiempo, y porque la superproducción de HBO ha trascendido de maneras insospechadas. No hay apenas escenas del fragor de la batalla (si de inicios de ofensivas, planteamientos y sobretodo consecuencias con campos trufados de muertos y moribundos) y por eso Isabel tiene que refugiarse en algo más económico, pero que sin embargo resulta un manjar exquisito: política e historia.
Si en Juego de Tronos vemos un camino marcado, sobretodo a raíz de que la ficción siguiera su historia alejada de los libros de George R.R. Martin, en el que la política, los diálogos, fueron paulatinamente dejando paso a épicas batallas, a vuelos sobre dragones, emboscadas por tierra y por mar o a huidas y persecuciones. En Isabel se puede decir que mantiene una coherencia en el que los diálogos entre personajes con escenas de confidencias entre reyes, príncipes, consejeros, vasallos y enemigos, se suceden durante las tres temporadas poniendo en imagen lo recogido por las crónicas e historias.
Esa fidelidad histórica acaba imponiéndose al mito y a la leyenda, por más que estas licencias se empleen para dar mayor empaque a lo que nos quieren contar. Así al final se puede decir que a través de la1 de Televisión española nos han enseñado historia, con sus claros y sus oscuros, sus aciertos y errores de manera rigurosa y ofreciendo una ventana abierta para explorar más sobre aquel período histórico tan decisivo en nuestra identidad nacional.
Así tenemos por encima de todos los personajes a los que se pone a contraste (qué bien queda reflejado el mezquino Obispo Fonseca o el siempre leal a Castilla, Beltrán de la Cueva) a los dos principales puesto a la lupa de la historia por sus actos y su trascendencia.
Se dice con acierto, que Isabel y Fernando unieron el germen de lo que hoy es España tras el proceso de Reconquista iniciado en Covadonga en el 722. Pasaron de “las Españas” a “España” (pasarían más de medio siglo hasta que si identificará la Hispania romana o la Hispania visigoda con la España, digamos actual). Y también se dice, con no menos acierto pese a que es obviado, que Isabel y Fernando pusieron sus reinos bajo dominio de reyes extranjeros. Si, eran de su familia y Felipe II fue criado en España, pero es evidente que las noblezas y proto burguesías de Castilla y Aragón se vieron sustituidas por las de la familia Habsburgo que velarían sin dudar por sus intereses en Flandes.
La influencia que no cambió, sino que es más, se afianzó fue la de la jerarquía de la iglesia católica española que vio como durante el reinado de Isabel de Castilla su poder aumentó y sus riquezas se multiplicaron con la llegada del oro de las Indias que muchas veces pasaba de Sevilla directamente a Roma y sus prelados en territorio hispano.
Durante la serie, Isabel es retratada con verosimilitud como reaccionaria y sobretodo fundamentalista. Implanta la Inquisición y ante sus primeros desmanes aumenta su autoridad. Episodios como la expulsión de los judíos, de los árabes del Reino de Granada y la persecución sobre los conversos se enmarcan dentro de la época de las cruzadas, pero evitaron que toda la capacidad e ingenio de estos colectivos beneficiará a su reino, continuando un Renacimiento marcado por el descubrimiento del “Nuevo Mundo” y de lo que sucedía en las ciudades estado de la península itálica.
Como aficionado a la Historia no quiero cometer el error de mirar la vida y obra de Isabel de Castilla, una mujer noble de finales del siglo XV y principios del XVI, con ojos del siglo XXI. Es de alabar y reseñar la implicación con la política de su reino y de su familia que Isabel tuvo desde el primer momento. Pero tenemos que entender y contar también como sus acciones resultaron una apuesta por la jerarquía eclesiástica más reaccionaria frente a los mitos de la convivencia y las tres culturas.
Europa estaba recién salida de la época de las Cruzadas, se temía al enemigo musulmán de Oriente y todavía había un reino de domino árabe sobre la península. Había una quiebra social dentro del estado por la posición privilegiada de judíos y conversos frente al vulgo plenamente católico, que en muchas diócesis, a través de los púlpitos, recibía odio e incomprensión hacia los distintos. Su distinción como sus católicas majestades creció con el impulso de evangelizar (antes eso que alfabetizar) a los indígenas “descubiertos” por Colón.
Isabel, como cualquier rey o reina de la época, se consideraba elegida por derecho divino. Herramienta de la voluntad de dios y llamada a un fin superior, en su caso la expulsión del último infiel sobre los antiguos reinos visigodos. Y ella siguió su dictado al pie de la letra y sin apenas titubeos incluso cuando supo de la violencia contra judíos, moriscos y conversos.
Sus acciones también bebieron de la hipocresía. Por un lado dio alas a la Inquisición incluso para perseguir a prestamistas y aliados de la corona. Pactó matrimonios de conveniencia con todos sus hijos que se mostraron casi en totalidad fallidos, cuando ella desestimó varios pretendientes para poder decidir su marido, lo que provoco no pocos enfrentamientos con muertos en el campo de batalla. Estos matrimonios de conveniencia por las casas reales de la Europa occidental fueron fracasando. Unos por la escasa salud de su prole (recordemos que Isabel y Fernando eran primos, y que es clara la enfermedad -cáncer de útero-, la causa de la muerte de la reina), otros por el desatino en el acierto o no de los pretendientes y en la voluntad que moldeaban sobre sus hijas. Y otros por pura mala suerte, lo cierto es que al final de sus reinados Castilla se quedó al borde de una nueva Guerra Civil, Guerra por la sucesión.
Es importante también valorar la política sucesoria de los Reyes Católicos en cuanto a Portugal y una hipotética unión ibérica. Desde luego a la hora de plantear los matrimonios de sus hijos esta idea estuvo sobre la mesa, pero parece claro que el hecho de que tuvieran que casar con una hija al príncipe de Portugal y que éste fuera el hombre de la casa en la corte de Castilla desestimo este plan -después sería un príncipe “holandés” el que estuvo sentado en el trono como consorte de la hija Juana-. Siguió planeando esa posibilidad sobre las tres coronas, más aún con la muerte del rey Juan de Portugal y la subida al trono de Manuel I que era hijo de la prima segunda de Isabel, Maria de Braganza. Lo cierto es que la historia es como es y las muertes de la primogénita Isabel y su hijo Miguel, Príncipe de la Paz, cerraron aquella posibilidad por lo que, lo que se podría haber cerrado en dos generaciones un reino ibérico con dominio absoluto sobre lo descubierto por Colón y Vasco de Gama (dejando el Tratado de Tordesillas en papel mojado), control absoluto del Mediterráneo occidental y con importantes asentamientos coloniales tanto en el golfo de Guinea como en la costa africana del Índico, jamás se produjo. ¿Cómo hubiera sido la historia? Nunca lo sabremos.
Es importante citar como hace la serie, la consideración que buena parte de la nobleza tuvo para con Isabel como usurpadora del trono. Fallecido su primo Enrique IV (y también su hermano, el que habría sido Alfonso XII de Castila) Isabel se auto proclamo Reina por encima de la vástago de su primo, la siempre sospechosa Juana la Beltraneja. A la guerra de sucesión que le siguió, le continuó un reinado de relativa calma en cuanto a las intrigas internas de palacio, pero que a la muerte de Isabel y debido al escaso tino en su pronóstico de descendencia añadió notable inestabilidad al reino.
Isabel de Castilla es presentada y con verosimilitud como la principal valedora que tuvo Cristóbal Colón en su aventura buscando una ruta alternativa a las Indias. Frente al desdén con el que no pocos de sus consejeros, y su propio marido, trataron al genovés (en la serie no hay ninguna duda sobre el origen del Almirante), Isabel siempre vislumbró la conveniencia de tan magna aventura y mantuvo las promesas y la inversión en el viaje de 1492 enfrascados como estaban los reinos tanto en la conquista de Granada como en las campañas en Napolés y el Rosellón.
Pero también hay que hablar de la figura de Fernando de Aragón, rey consorte de Castilla, principal consejero de Isabel cuando no decisivo en la toma de decisiones, y una figura que históricamente quizás, haya quedado enterrada bajo la imagen de una mujer decidiendo sobre la vida de los hombres en el siglo XV.
Fernando de Aragón es un personaje que me interesa desde las primeras líneas de El Príncipe de Maquiavelo. Para el filósofo florentino el rey de Aragón era el modelo y tipo de rey que Italia (lo que era Italia en aquel entonces) necesitaba.
Un rey capaz de mandar sus ejércitos en el campo de batalla y mancharse de sangre, pero sobretodo un rey capaz de jugar las partidas diplomáticas jugando con las alianzas, los ejércitos y situaciones, propias y ajenas. Un rey capaz de interpretar las intenciones de sus enemigos y anticiparse a ellas, modulando su respuesta ante el carácter de sus contendientes. En definitiva, un rey que con política consigue sus fines. Incluso cuando esa política se convierte en guerra y violencia pero siempre haciéndolo en situaciones de ventaja porque la partida previa la ha ganado.
Muchas criticas de El Príncipe y hasta el propio Maquiavelo reconocen en la figura de Fernando de Aragón la inspiración para relatar las funciones y cualidades del buen gobernante y muchos episodios de la vida y obra de Fernando en la corte de Aragón y Castilla y sobretodo en relación a sus disputas con Francia y con los Estados Pontificios, son relatados en la magna obra de Maquiavelo (también en Del Arte de la Guerra de 1520) y reflejados en el discurrir de la serie de televisión, Isabel. Son ejemplos del hacer maquiavélico, no como algo malvado y tremebundo como ha trascendido por algún interés oscuro, sino como una cualidad generosa y conveniente para el buen gobierno.
Por todo esto y más, mucho más, como los castillos que se ven (Oropesa, Castillo de la Mota, Arévalo, Madrigal, Alcázar de Segovia), las calles de Plasencia, Trujillo o Toledo. El fabuloso vestuario, siempre bien asesorado. La música, primero puesta por la Orquesta de Hungría y después por la orquesta de RTVE y unas geniales interpretaciones no puedo deciros más que veáis o reviséis Isabel. La encontraréis en la web de rtve.


sábado, 4 de noviembre de 2017

Mi homenaje al Ministerio del Tiempo


El pasado miércoles 1 de noviembre concluía la tercera temporada de El Ministerio del Tiempo. En principio viene a cerrar la obra creada e impulsada por los hermanos Olivares (Javier y Pablo) con una conclusión determinada en estas tres temporadas y en entorno a la treintena de capítulos.
Los avatares de la serie venían a confirmar veladamente ese cierre. Y la exposición narrativa y el tono y el tema empleados en éste último capítulo confirman esa intención, más allá de posibles parones en búsqueda de la frescura -necesaria también- y de plataformas, Netflix lo más seguro, más amables y seguras del producto cultural que tienen entre manos.
Durante este último año desde el brillante cierre de la segunda temporada en mayo del año pasado hasta el estreno de esta temporada, en junio, la dirección de la serie ha tenido que sufrir con la desidia y el martirio de una televisión pública dueña de los derechos de emisión que ni entendía ni le interesaba el producto cultural que posee, ya que lejos de creer en el servicio público, se tratan de personajes políticos de partido, de yugo y flechas, que sólo ven el negocio, el dinero en lo que debería ser función pública, servicio y calidad.
  • Así primero pasaron hasta 4 meses en la confirmación de esta última temporada, lo que hizo que naturalmente varios de los miembros del elenco tuvieran que escoger otros proyectos, dificultando sobremanera la puesta en marcha de la grabación.
  • Más tarde, con la obra filmada y montada, se postergaba en un cajón hasta la llegada del verano, momento del año donde menos gente ve televisión.
  • Se anunciaba para un día, y pasaban dos semanas hasta su final estreno.
  • Después, se anunciaba un parón veraniego para pasar a emitir la segunda mitad ya a partir de septiembre, todo parece ser para que las bajas audiencias no diesen carpetazo definitivo.
  • Ya en octubre y para los dos últimos capítulos, la serie se pasaba al competido miércoles noche, dejando su tradicional espacio de los lunes para un reallity show de cantantes de mierda.
  • Y todo ello, en una serie pretendidamente familiar cuya puesta en marcha cada semana se retrasaba hasta las 11 de la noche, cuando otras cadenas ya han comenzado la emisión de su programa estrella.
Así y también hay que decirlo, porque a una parte muy notable de espectadores españoles les interesan más programas que no les hagan pensar, con contenidos chabacanos y zafios, las audiencias en la emisión oficial fueron bajando, mientras me temo, porque no se conocen esos datos, los visionados a través de otros dispositivos e Internet han ido creciendo.
Pero El Ministerio del Tiempo va a perdurar en la memoria y simpatía de una legión de seguidores, los Ministéricos, que hemos disfrutado, algunas veces más que otras, con dosis de televisión de alta calidad. Narraciones brillantes y originales. Geniales interpretaciones de muy buenos actores y actrices (salvo por esta Lola Mendieta joven, interpretada por Macarena García y que no había quien se la pudiera creer en cada escena). Innumerables referencias a otras series, películas y personajes televisivos de nuestra vida. E Historia. Mucha, buena, necesaria y bien contada Historia.
Por todo esto la serie ha calado y cambiado el panorama televiso nacional. Porque ha demostrado que si se cuidan ideas y proyectos y se lanzan con honestidad y tratando a los posibles espectadores con inteligencia existe en éste país una audiencia, posiblemente reducida en número pero de alto valor, que pide y se suma a este tipo de contenidos. Porque MdT ha demostrado también que las series, en el mundo actual, no pueden vivir de una emisión tradicional. Son entes vivos, con permanencia y redundancia en las redes sociales y foros, que generan grupos de seguidores y cantidades ingentes de contenido, que comparten y participan, que ansían sumergirse en universos más completos y que van más allá de lo que se ve en la televisión.
Y porque, El Ministerio del Tiempo, ha vuelto a crear tendencia al generar un universo cultural propio y redondo (repito con altibajos en algunas ocasiones) con un cierre y un final.
Con todo esto pretender que el dato de audiencias sea clave para decidir si continúa o no la serie en una cadena pública se me antoja erróneo y anticuado. Más si cabe cuando, repito en una cadena pública que no vive de la publicidad, debería tener como principio máximo la calidad. El servicio público, tanto informativo, social y cultural como en materia de ocio con valor añadido. Y justo ahora en el momento en el que la credibilidad y reputación de RTVE está por los suelos, lo único que ha recuperado o mantenido cierto nivel de empatía con el ente público.
Por todas estas razones es natural considerar que el pasado miércoles El Ministerio del Tiempo cerró su andadura, queda por ver si temporal o definitivamente, pero cuando menos si en RTVE a corto y medio plazo.
La ficción del género de aventuras en un relato de ciencia ficción -los viajes en el tiempo- que han traído sucesos y personajes históricos así como notables referencias de la cultura pop, ofreciéndoselos a todo el publico. Una patrulla de agentes de éste Ministerio secreto, que se adentra en épocas anteriores para desactivar cambios en la narración de la Historia que la cambiarían tal y como la conocemos, aunque muchos sepamos y los propios personajes se lamenten a veces, que podríamos haber cambiado a mejor.


Homenajes
Y el miércoles con “Entre dos tiempos” se cerró. Cada diálogo y cada escena se sentía la sensación de que creadores y equipo se despedía, cerraban una etapa siendo fieles así mismos y respetando una vez más y como siempre, al público, a sus “Ministéricos”.
Era un homenaje a todos ellos pero también lo era para si misma, para la serie en su capítulo final, como recorrido. Usando la trama -una misión a los 60 para tratar de evitar el estreno de una serie en TVE sobre el Ministerio del Tiempo- se recorrieron momentos vividos durante estos treinta y tantos capítulos. Y se criticó aquella televisión pública y a la actual, tan alejadas en el tiempo y cercanas en eso de manipular y hacer que la gente “piense lo que queramos que piense”.
Si bien las tramas propias de la tercera temporada -Hijos de Padilla y Ángel Exterminador- se cerraron en el penúltimo episodio, para éste quedaron las más íntimas y personales de los protagonistas, quedaron todas ellas, y sin excepción abiertas y libres a la imaginación de los seguidores. El objetivo no era ese. El objetivo era divertirse haciendo el capítulo, reírse de si mismos, plantear auto crítica pura y dura y hacernos a todos participes para rendir homenaje a una ficción que trasciende y nos ha hecho felices durante todos estos capítulos.
También éste episodio final resulta un homenaje al medio, a la televisión, y si también, y pese a todo, a la televisión pública.
Se vio como se construye y filma una serie y se recorrieron las intrigas palaciegas entre creadores y directivos, mientras se homenajeaba a todos y cada uno de los partícipes en la serie a través de guiños, referencias culturales tanto históricas como propias de la cultura pop, de la Historia y de la televisión. Meta-televisión en estado puro.
Una muestra, y no la única, que El Ministerio del Tiempo nos ha ofrecido de televisión de calidad, de servicio público, que debía nacer en la televisión pública (y obviamente es de agradecer que se apostará en aquel momento por un producto para nada convencional, ni dirigido al público mayoritario), y debería continuar y seguir como seña de identidad, porque más allá de audiencias, un medio que no vive de la publicidad, debería valorar bastante más el reconocimiento critico y social así como el valor añadido que otorga un contenido u otro.
A la vuelta de preservar el pasado como es, la patrulla se encontraba un presente cambiado, del mismo modo que en el final de la segunda temporada, sólo que esta vez era porque a través de una compañía privada, se había convertido el Ministerio en negocio ofreciendo viajes a momentos históricos, importantes de la vida de uno mismo (“¿quién no querría asistir a su propio parto?” -llega a preguntar la megafonía de los pasillos-) o cacerías de seres humanos por la historia para ricos. La crítica a la privatización de todo y al individualismo que nos invade, es a la par atinada y mordaz.
Para solucionarlo y tras ver como cada personaje ha tratado de luchar contra esa deriva, se sucede el primer viaje al futuro, que sepamos, en el Ministerio. Un futuro que resulta atroz y apocalíptico como estamos “acostumbrados” a vislumbrar en las distopías que nos llegan del cine y la literatura norteamericana.
Y sobretodo era un homenaje en vida -y más que merecido- a Chicho Ibañéz Serrador, el fantástico e impresionante creador e innovador, que con sus programas y sobretodo ese “Historias para no dormir” que también aparecía en la trama amplió las estrechas miras de un país cuando más difícil era. La impresionante caracterización e interpretación de Sergio Villanueva como el realizador de origen uruguayo pone colofon a una serie innovadora y original. Donde la calidad se demuestra planteando preguntas y respuestas a interpretar al público, que es tratado con respeto de manera inteligente.
Sin duda, El Ministerio del Tiempo ha supuesto un hito en la ficción televisiva en España, y para mi, particularmente, reconciliarme con una parte de los creadores, y trabajadores tanto en el aspecto técnico, como artístico de la televisión.
Muchas gracias por tantas horas, tantas risas, tantos zascas, tantos chupitos de conmemoración y tantos momentos también dolorosos. Por tratarme con respeto. Por hacer de la Historia de España accesible a todas y todos. Por ofrecerla des interesadamente para que instruya, para que debatamos, aprendamos y no cometamos los errores del pasado. Gracias y mucho ánimo por y para hacer televisión de calidad.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Final como punto de partida


Como ayer escribí sobre el guión y la realización más desastrosa de la andadura de Game of Thrones, me veo obligado a dejar escritos también algunas de mis opiniones e ideas sobre el cierre de esta séptima temporada de la afamada serie basada en la saga Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin. Y sí, va a ver spoilers.
El séptimo de la séptima resultó ser mucho más redondo y consecuente con todo lo visto anteriormente. Recupero los clásicos diálogos cargados de política e intriga, de deseo y aversión, y de medias verdades y rotundas mentiras.
No fue el capítulo más espectacular de la serie, pero si que destilo un guión lógico y con armonía; fue filmado con soltura y momentos de brillantez aprovechando tanto la potencia de las localizaciones (especialmente esa nueva “Dragonpit” -algo así como la Guarida de los Dragones- ambientada en las ruinas romanas de Itálica, en Santiponce, Sevilla), como el saber hacer de actrices y actores que tienen totalmente domados sus personajes y el estado de los mismos ante la batalla de emociones que tienen que jugar.

[AVISO: AQUÍ VIENEN LOS SPOILERS]  
[AVISO: AQUÍ VIENEN LOS SPOILERS]  

The Dragon and the Wolf (El Dragón y el Lobo) no fue tan perfecto como otros cierres de temporada (sin ir más lejos, el del año pasado) pero si que ha dejado el escenario que es la mesa de Westeros en RocaDragón con sus piezas en posición y claramente definidas.
Aquí la concatenación de los hechos:
  • Reunión de los reyes de Poniente, Cerscei, Jon y Daenerys, acompañados de sus lugartenientes.
  • Diálogo de los hermanos Clegane, o mejor dicho, monólogo de El Perro.
  • Muestra cual barraca de feria, del no-muerto que ha venido desde Más Allá del Muro.
  • La Lannister que pide el sometimiento del Rey en el Norte, para sumarse a la tregua, y Snow demostrando que tiene más honor que cerebro. lo rechaza.
  • Abandona Cercsei la mesa de discusión.
  • Tras unas frases hechas, Tyron decide por mutu proprio, reunirse con su hermana. Tras duros reproches, la mano de Daenerys descubre que su hermana está embarazada, y arranca a puerta cerrada un acuerdo para que las huestes de los Lannister se sumen a la alianza frente al Rey de la Noche. Los guionistas no quieren que sepamos sobre qué términos discutieron los Lannister. De momento.
  • Con la vuelta de Cerscei a la mesa se anuncia la alianza. Los forasteros abandonan Desembarco del Rey.
  • Cerscei le explica a su hermano y amante, Jaime, que no piensa poner ni un sólo soldado al servicio de la guerra contra los no muertos; que piensa batallar con el que resulte ganador, con la ayuda de los mercenarios de la Compañía Dorada, que pagará gracias a sus acuerdos previos con el Banco de Hierro, de Braavos.
  • Jaime se enfada. Se rebela. Alude a su honor y a la trascendencia de la batalla que está por venir y decide traicionar a su hermana, ante la inexpresiva mirada de La Montaña. Al final, mientras caen los primeros copos de nieve en Desembarco, marcha sólo hacia el Norte.
  • Al mismo tiempo, o en otro tiempo, antes o después, en Invernalia, Meñique continúa con su conspiración entre las hermanas Stark.
  • Sansa monta en la Sala del fuego un juicio contra Ayra, bajo la sonrisa confiada de Lord Peter Baelish. Pero la más Tully de los Stark demuestra que aprende, lento, pero aprende y acusa de traición a las casas Stark y Tully a Meñique con el Cuervo de Tres Ojos como testigo. Meñique comienza a suplicar ayuda y clemencia pero acaba siendo ejecutado por Ayra, que “ya mata a nivel de quinto”.
  • Al poco tiempo Samuel Tarly llega a Invernalia y habla con Bran sobre el origen de Jon Snow y ambos llegan a la conclusión de Jon Snow es en realidad Aegon Targaryen Stark, hijo de Raeghar y Lianna y el legítimo heredero del Trono de Hierro, despejándose así la gran duda de toda la serie.
  • En ese instante, o en otro, en el barco que los lleva a Invernalia, Jon Snow o Aegon Targaryen y Daenerys Targaryen, es decir, su tía, pasan a los hechos y consuman su alianza con un revolcón, que no escapa a un Tyrion meditabundo, quien sabe si tramando algo con ese pacto secreto con su hermana.
  • Un poco más tarde, Bran como Cuervo de Tres Ojos vislumbra el Muro, en Guardaoriente donde ve como el Rey de la Noche, montando a Vyserion derrite y derrumba el Muro, lo que provoca el avance de los No-muertos hacia el sur.
Aquí las posibles consecuencias:
  • La primera de todas ellas es que vamos a tener que esperar para ver el desenlace, por lo menos hasta inicios de 2019. David Benioff y D.B. Weiss, productores y creadores de la serie, han explicado más de una vez que iniciarán la producción de la nueva temporada en octubre de 2017 y las grabaciones se podrían extender hasta agosto de 2018.
En caso que así sea, la temporada 8 no se estrenará hasta inicios de 2019. Es un largo tiempo de espera, pero mientras más tiempo, más oportunidad de hacer las cosas bien y que los fanáticos de la serie quedemos realmente contentos con el final.
  • Están anunciados 6 episodios, con una duración cada uno entre 100 y 120 minutos. Es decir, para finalizar Juego de Tronos nos van a estrenar cada semana ¡¡una película!!
  • Y luego vendrán los spin off basados en el Universo fantástico de Martin, anteriores o incluso posteriores a Juego de Tronos... ¡yuhu!
  • ¿Está vivo Tormund? Quiero creer que si, en un personaje de los más queridos e interesantes de la trama, y tras caer el muro, no se dio ninguna pista para saber si él y Dondarrion sobrevivieron.
  • ¿Se producirá la “Cleganebowl”? La batalla a muerte entre los hermanos Clegane... De producirse será, sin duda, uno de los momentos cumbre de lo que queda por venir.
  • En la Batalla contra los Caminantes Blancos va a jugar un papel decisivo Vyserion como ”dragón zombie” al servicio del Rey de la Noche. Y al tiempo, Theon Greyjoy, en un arranque de valentía ha partido hacia las Islas del Hierro en busca de su hermana Yara (no sabemos si está allí, en Desembarco, o en la bodega de Euron “Ojo de Cuervo” que navega a Essos para traer a la Compañía Dorada). Pero el tema es que en Pyke está un elemento mitológico y poderoso que apareció en los libros, pero no en la serie: El cuerno Dragón capaz de controlar los dragones. No sabemos si está en poder de Euron, también, pero de existir (en el universo de la serie), lo más probable es que siga en Pyke. ¿podría éste cuerno dominar al zombie Vyserion?
  • Melissandre apostó por Jon Snow como Señor de Luz (Azor Azhai en los libros), el mesías prometido que liderará la victoria de los vivos sobre los muertos, de la luz sobre la oscuridad. ¿Es Jon Snow -o Aegon Targaryen- Azor Azhai?
  • El romance entre Jon Snow y Daenerys ha sobrepasado la simple alianza militar o estratégica y va a ocasionar profundas grietas en la confianza que tienen en sus allegados. Tanto Sansa, y todo el Norte, como Tyrion, y el olvidado esta temporada Daario, tendrán su opinión.
  • ¿Y cómo se tomarán ellos su casquete incestuoso? ¿Cómo van a reaccionar cuando se enteren de que son tía y sobrino?
  • Y, ¿va a asumir Jon que es legítimo heredero al Trono de Hierro?
  • Y, Daenerys, ¿cómo se lo va a tomar?
  • Y por último, ¿Quién ocupará finalmente el Trono de Hierro?
Como veis, queda mucho, y muy apasionante por descubrir. Por vivir y sentir. Por disfrutar de una serie, como evento de entretenimiento, también cultural y por supuesto como fenómeno social.
Tenemos un año para leer y releer la saga literaria de Martin; para, esperemos, devorar el nuevo libro (Vientos de Invierno), y también para revisar la serie para tenerlo todo fresco ante el estreno de la última temporada de Juego de Tronos.
Pero hagámoslo conscientemente: Cuidaros de y no deis spoilers porque si. Avisad de ellos. Ser generosos y preguntad si vuestros interlocutores están al día. Respetemos y favorezcamos que todas y todos puedan disfrutar de la serie o de los libros descubriendo por si mismo, sus destinos y sus secretos.
Y también, muy importante, no os dejéis despistar. No viváis vuestra vida en Poniente y os olvidéis de que aquí y ahora, nos roban, nos mienten y nos manipulan. Que siempre tengamos en el horizonte, que debemos luchar y podemos ganar por nuestro futuro y el de las generaciones venideras.


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...