Mostrando entradas con la etiqueta música en directo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta música en directo. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de octubre de 2025

Yungblud, ¿el nuevo Rey?


 

El pasado sábado 11 de octubre nos movimos a Madrid para ver en concierto a Yungblud, en un regalo que hice a mi chica, por tantos momentos y sacrificios hechos por ella ante mis caprichos y necesidades. Como paradoja y después de llevar ya 10 añazos arrastrándola a conciertos heavys, hicimos 400 kilómetros para ver a un artista de rock, con buena relación con el Metal. Tanto es así que ya hay quien lo ve como el relevo en la escena rockera internacional.

Al llegar las inmediaciones del Palacio de Vistalegre eran las de un concierto propio de un fenómeno de masas adolescente. La vuelta a la manzana hasta la calle que rodea la Quinta de Vistalegre, para encontrar nuestro sitio en la fila, era un paseo rodeado de gente joven, alguna muy joven. La mayoría chicas, algunas acompañadas por mayores, sus padres supongo, casi todas en grupo. Las indumentarias cercanas al metal gótico. Mucho negro y encaje, mucha bota y mucha media de rejilla, falda o pantalón de cuero y ojos sombreados. Si hubierais puesto la misma atención de vuestro dresscode a dejar la calle sin tanta basura nos hubiera ido a todos mejor.

Una de las primeras satisfacciones dentro del recinto, al que volvía, ni se sabe cuántos años hace ya de ver partidos del Estu y algún que otro concierto, fue que la sala está muy renovada en el interior. Me parece acogedora, diáfana y accesible. La segunda fue que el pincha del local, desconozco si de forma autónoma o por prescripción del cabeza de cartel, nos fue colocando algunos imperecederos de buen hard rock e incluso Heavy. Por desgracia, no estoy acostumbrado entrar en un ambiente tan masivo y que te estén poniendo She Sells Sanctuary de los infravaloradísimos The Cult. Mientras mi chica y yo la celebrábamos, por desgracia pasaba desapercibida entre la chavalería.

Entraron temas enlatados para ir calentando el ambiente de Mötley Crue, los Rolling, Guns and Roses, Audioslave entre otros para abrir los teloneros de la velada. Los dos grupos británicos -bueno de estilo seguro ambos, pero uno proviene de Estados Unidos-, que abrían al cabeza de cartel eran perfectos desconocidos que hicieron acto de presencia para recordarnos a algunos y descubrir a otros que en el Reino Unido existe una escena músical de rock espectacular y que salen bandas cada día con talento, con tablas y con mensaje.

Me gustaron especialmente los primeros, Weathers, a los que obviamente desconocía, pero que me sonaron muy frescos pese a presentar unas notables influencias a bandas de gran recuerdo como Placebo o Super Grass. Los segundos, originarios de Las Vegas, Palaye Royale, no me disgustaron en absoluto, pero su sonido me dejo más indiferente, aunque si bien como digo, la pericia técnica de ambas bandas es notable y merecen tenerlos en cuenta. Qué tiempos aquellos en los que cada mes te llegaban propuestas de rock desde el otro lado del Canal.

Rompía el silencio el War Pigs de Black Sabbath ante la demencia de a quienes nos vuelve locos este verdadero himno del Metal y de la música. El humo inundaba el escenario y el griterío de la muchachería, no sofocaba ni los acordes de Iommy, ni la voz de Ozzy, por más que los juveniles nervios se exaltaban según rompían los segundos previos al espectáculo.

 

 

Los músicos tomaron posiciones en penumbra, y de repente, se hizo la luz. Dominic Richard Harrison, un chico de 28 años salía con gafas de sol, sonrisa burlona y pose de estrella para desatar la locura con Hello Heaven, Hello, su tema estrella de su último disco, Idols, que nos venía a presentar. Y qué manera de marcar territorio. La canción suena redonda, muy bien ajustada para ser comienzo del concierto y no merma durante los nueve minutos de duración. El público encendido y Yungblud con la actitud necesaria para hacer que todos los presentes disfruten. 

Se saca el chaleco de animalprint para quedarse a pecho descubierto en el coso carabancheleño. Vuelan las gafas de sol y entra sin dilación el segundo trallazo The Funeral, temazo brutal de su anterior disco que a mi me ha enganchado mucho desde que mi mujer me lo dio a conocer.

El frontman, absoluto protagonista, corre, salta, se divierte y hace que el público, ya predispuesto, tome partida. Las llamaradas restañan en el escenario, estalla el confeti hasta en dos ocasiones, blanco y rojo, mientras Yungblud interpela al público, dialoga con él, cantando y la mayoría de las veces hablando directamente. En el quinto corte, con la platea entregada, sube a un chaval al escenario para que le acompañe a la guitarra en Fleabag, en una divertida interpretación celebrada con ahínco por el público.

Así hasta el momento culminante, su versión del Changes, de Black Sabbath dedicada con cariño y dolor por la reciente pérdida, que nos lleva a varios a señalar el cielo mientras se inunda los ojos de lágrimas. Por desgracia, buena parte del público, por lo menos a mi alrededor, no acabó de entender el sentido del momento, ni tampoco las propias lágrimas de Yungblud que acababa el cover mirando también al cielo y susurrando algo a Ozzy. Sin duda, el instante culmen de todo el concierto.

De ahí y hasta el cierre más carreras y saltos. Interacciones con el público. Algunas físicas caminando sobre y mezclándose con ellos. Otras pidiendo máxima implicación a los brazos y las manos. Algunos desajustes técnicos, tomados con risa. Destilando una pose que parece querer romper el espacio sagrado de los totem del género. Como si viniera a apropiarse algo que está desierto o usurpado desde hace mucho tiempo.

Quizás se deba a que éramos de los más veteranos en el concierto, pero con todo estuvimos en una demostración más, y no será la última, de que el rock está muy vivo. De qué hay cantera. Hay pasión. Y ganas de pasarlo bien con la música bien hecha como excusa. Si puede haber ese relevo entre aficionados al género es porque existen artistas y propuestas como las de Yungblud, capaces de irradiar hacia los más jóvenes. Y en especial al público femenino.

Desde luego, Yungblud ejercita sobre el escenario su propio estilo y personalidad. Pero también las influencias de la música que le gusta y ha compuesto su balance. Se nota esa afinidad con Ozzy y también con Steve Tyler. Veo detalles de Iggy Pop, por supuesto, de Freddy Mercury, y también las más glameras a lo Vince Neil. Con todo lo malo y bueno que tiene. En conjunto es capaz, y bien que se le agradece, de hacer de correa de transmisión de la música rock entre generaciones, y está llamado a convertirse en un referente.

A mi juicio tiene mucho mérito, que en la actualidad, un chaval haciendo rock (ignoro sus poderes y si viene o no desde el arroyo) sea capaz de hacerse un nombre y arrastrad a una multitud de personas jóvenes, muchas chicas y mujeres, hasta un concierto de género. Que escriba letras concienciadas con los problemas generacionales, de identidad, muchos de índole psicológica y todos complejos y trascendentes en una vida. Hoy en día, con la música prefabricada y las letras para idiotas donde la mujer es hiper sexualizada. Donde el algoritmo marca la música como un producto más de usar y tirar. Cuando todo es marketing e impacto en las redes sociales lo que marca el ritmo de qué se escucha y qué pasa ignorado o desapercibido. Cuando más imposible parece. Cuando la homogeneidad cultural es más totalizadora, todavía salen nuevas propuestas que reverdecen los viejos laureles del rock. Que proponen canciones claramente generacionales, como Hello Heaven, Hello con la también abre este último disco, sin importarle que dure más de nueve minutos en la era del consumismo rápido de usar y tirar. Una valiente declaración de intenciones.

Entre lo negativo la corta duración del setlist puesto que este buen mozalbete atesora una buena retahíla de temas para paladear en directo. Y sin embargo, tras hora y media cerró la sesión con el temazo Zombie. Echamos en falta, sobretodo mi mujer, canciones como Mars, Parents y fundamentalmente Polygraph Eyes que es de las que me había gustado de los deberes como escuchas previas a los que me había comprometido. Entiendo que después de la intensidad exhibida y la exigencia física adquirida Yungblud se retirara exhausto, pero fue una pequeña desilusión ante la propuesta de un artista que precisamente ha exhibido talento interpretativo y compositivo como para abrir discos con temas de casi 10 minutos.

Tampoco me hizo una ilusión extrema los muchos cortes al desarrollo continuo de las canciones y la música. Interpelar al público está bien, pero en mi opinión, estas deben ser breves y cortas, no hacerse repetitivas y ni romper la dinámica propia de la música y su interpretación. Hacerse más para emocionar que para una foto o una pose, pero es innegable que la conexión conseguida con el público fue colosal, gracias a la espontaneidad y naturalidad con la que se hacían, y llevo a ambos, cantante y platea, a una catarsis tremenda.

Son mis cosas, como también el ver que algunos tramos del guitarra principal (lo tenía enfrente) estaban sampleados. Pero eso ya para el oído y ojo expertos. O tener que lidiar con mendrugas que protestan porque se saca una camiseta con mensaje cuando ni ha empezado el concierto, pero que no protestan cuando todo se inunda de móviles haciendo videos. Por cierto, de verdad, no hay que grabar el concierto ni hacer 300 fotos que además van a quedar regu. De nada, eh

Y sin embargo, la satisfacción con el concierto de Yungblud fue plena y se hará poderosa en la memoria con el tiempo. Un concierto sin fisuras, coherente en su propuesta de caos y emoción.

Quizá asistimos, sin saberlo, al advenimiento de la nueva rockstar, el nuevo icono que engarce a las nuevas generaciones, y en especial a las féminas, al mundo del rock y del Heavy Metal. El Mesías que abra la puerta del Valhalla a todos aquellos que viven cegados bajo la tiranía del algoritmo del más adinerado y de la laminación multicultural. Que rompa los rigores de la uniformidad musical.

¡Larga vida a Yungblud! ¡Larga vida a la música! ¡Larga vida al rock!

 

 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Dark Tranquillity, intensidad y calidad


Siempre que me preguntan cual es mi grupo preferido, la respuesta la tengo clara. Porque debajo de un vasto conocimiento y gusto musical, que van desde la apreciación y puesta en valor del jazz o la música clásica, hasta la auténtica pasión y frikismo dilatado por el metal como género y prácticamente todos sus de sub-géneros, siendo el Death Metal Melódico el que más me representa, con el que más me identifico y el que desata todas mis pasiones y enarbola más alto la bandera del metal en mi cabeza y mi corazón.

Y dentro del estilo del lado más sensible de la parte más brutal del metal, con todas sus bandas, casi todas nórdicas, hay una que desde el primer día me capturo. Llegaron desde Suecia, y se puede decir que son los padres del género, los precursores del Death Metal Melódico, y no sólo eso, sino también los que más lo perfeccionaron y fijaron sus señas de identidad. Provenientes de la ciudad de Gotemburgo, en mi mente y mi alma, identificar el sonido, escuchar cualquiera de los grupazos que inundan mis gramolas digitales, tarjetas de memoria y también estanterias de discos originales, me remonta a ellos, me hace inequívocamente volver a ellos. Y ese grupo es Dark Tranquillity.

Y por fin también pude cumplir uno de sus anhelos que se clavan y no se ven saciados. Ni siquiera cuando se prueba, puesto que demostrado esta, te enganchan mucho más hasta volver a sentir, volver a anhelar, a deshacerse esperando que llegue, ahora ya nuevamente, ese momento. Y después de 20 canciones, casi 2 horas no puedo dejar de sentir lo mismo. Energía, rabia y sentido en la actuación. Una escenificación de manual de puro death metal, sin entrar en que sea melódico o no, sólo sentimiento, rabia contenida y desatada, sin cansancio. Sólamente intensidad. Pero es que si ya fuera "sólo" por esa intensidad tan exhaustiva valdría la pena, y sin embargo le añaden unas dosis de talento instrumentalidad, profesionalidad y calidad musical, tanto en la interpretación como en la composición, generando un coctel más que sabroso y memorable. Una auténtica fiesta y amalgama de sensaciones por concierto, con Dark Tranquillity como génesis, cómplice, excusa, motivo, fin y leiv motiv.

Tras más de 10 años esperando para verlos por primera vez no puedo más que seguir frotandome los ojos ante la puesta en escena de los suecos. No es fácil encontrar adjetivos para describir lo que sentí, y sentimos, todos los que estábamos en la Sala Arena de Madrid, el pasado martes 19 de noviembre de 2013. La rabia, la actitud implicadora y festiva de los integrantes del grupo, lo enchufado que estuvieron desde el primer momento con la única intención de pasarselo bien y que nos lo pasáramos bien, de que todos lo recordaramos y deseáramos volver a repetirlo. Y acabado, dormido y recordado, no pudieron hacerlo mejor. Dark Tranquillity ha visitado en este otoño de 2013 en España, presentando su disco de estudio, Construct, que compone en mi opinión un giro en la trayectoria estílistica de la banda. Con un sonido más oscuro y gótico, dado por los teclados mucho más mimetizados con la parte rítmica de la banda, en la que las guitarras se turnan para aplicar intensidad y melodía y que toda la construcción musical y escénica de la banda sea redonda, destacando distintos componentes y sus características en el hilo tanto de las canciones, los discos, como así de verlos en directo.



Y primeramente hay que destacar la figura de Mikael Stanne, el impresionante vocalista de Dark Tranquillity. A través de su voz gutural, sin duda una de las tres mejores del micro cosmos del death (Angela Gossow y Joe Duplantier en este podium) le posicionan como uno de los más grandes cantantes del metal. Y todo ello porque a una técnica brillante y amplia le auna una intensidad en la interpetación salvaje, comiéndose el escenario y provocando el extasis en todo el público, que alucina ante tal derroche de simpatía y metal desarrollada por el sueco.

Aunque al final se notó cierto cansancio en la calidad de la garganta de Stanne lo que no aminoró en ningún momento fue la sintonía con el publico, regalando sonrisas, miradas y poses, pequeños comentarios y disfrutando con nosotros de su música, intensiad, calidad y energía.

Y que decir de las dos guitarras. Martin Henriksson y Niklas Sundin, brillantes en todas las interpretaciones aunque su talento quedo oscurecido por la mala acústica de la sala que aunque los técnicos salvaron en buena medida para algunos de los solos alternados y la guitarra melódica, dejaron las partes de guitarra rítmica bastante ocultas tras la bateria. Pero aún así su labor fue inconmensurable, muy profesional, prácticamente clavando todos los sólos y jugando con Stanne en acaparar la atención del público en primera línea de escenario, sin apenas moverse para sabiendo hacerse importantes en cada momento. Henriksson que es quien hace la grabación de bajo en los discos, interpretó pocas partes del setlist con este instrumento con su Gibson, lo que nos dejo un concierto heavy sin bajo, pero creo que nadie lo hecho en falta puesto que la labor de ambos guitarristas fue colosal envolviendo todo el ambiente y cada canción con una profesionalidad majestuosa y un talento especial para desarrollar cada parte ya sea melódica, de riffs encadenados o de base rítmica y sonora al estilo Dark Tranquillity.



Con un Anders Jivarp muy profesional en el desarrollo de la bateria donde en ningún momento quedo eclipsado ante sus compañeros sino que encontro su sonido, quizás a veces tapando las cuerdas pero casi según mi percepción sin fallar en ningún momento. Y también fue brillante la calidad al teclado de un Martin Brändström oculto ante el derroche de los tres "frontmans" de la banda, pero que como no podía ser de otra manera aplicó esas melodías y entradas tan características de Dark Tranquillity y que hacen reconocible su sonido dentro del Death Metal Melódico.

Y por último no puedo dejar de hablar y admirar la escenografía de la banda sueca durante la actuación. El juego de cañones y haces de luz es de auténtico lujo y precisión y constantemente generaban una atmósfera oscura que hacía resaltar cada vez más la pantalla gigante que exponía dependiendo de cada momento y cada canción mostrando espléndidas composiciones de video-arte que iban desde mostrar la letra de la canción en cuestión para que fuera coreada por el público a creacciones con imágenes de naturaleza y otras creadas ex profeso bajo una gama de colores intensa, cercana al fuego, y en el que el fundido a negro con su logo, su DT en blanco cumplia los momentos culmen.

Aunque con ausencias el setlist fue genial, contentando de sobra a los recién llegados influenciados por el sonido de los últimos trabajos, como a los seguidores de siempre, aunque aquí muchos echamos de menos (The Mudance and the magic, Misery in Me, Lost to the Apathic o las más recientes Iridium o mi canción favorita de ellos In My Absence). Y lo mejor es que Dark Tranquillity lograron la misma aceptación de todos con el desarrollo del concierto aunque alguno al final se lamentaba voz en grito de las ausencias,, quizás provocadas como decía antes, por cierto cansancio en la voz de Stanne, que aún así, nos dió 2 horas brillantes y pletóricas. 



Con una parte central de recorrido absoluto por su discografía donde conto con la italiana Mariangela Demurtas, la atractiva vocalista de los teloneros, Tristania, góticos noruegos que pese a mostrar una buena actitud y dejarnos varios de sus grandes temas, no acabaron de conectar como esperaba, debido ello a que antes y después de la excisión en Sirenia quedaban como una muy buena banda, y aunque sonaron MercySide o Evenfall podrían haber sonado mejor y haberse lanzado con The Ravens. Mariangela que posee un registro sorprendente no desentono ni mucho menos con Stanne e incluso interpreto maravillosamente UnDo Control en un duelo a lo The Beauty and The Beast.



Sonaron genial la apertura con The Science of Noise y una coreadísima White Noise/Black Silence, para después continuar con temas de su último disco Construct, como What only you know y The Science in Between, para así ir desarrollando toda su discografía en el setlist, con momentos álgidos con Monochromatic Stains, Indifferent Suns y unas The Wonders at Your Feet y The Fatalist, que fueron ampliamente coreadas y seguidos por el público consiguiendo una comunidad entre músicos y asistentes sublime.

Y así fueron caldeando el ambiente con unas grandes State of Trust, ThereIn y Final Resistance, ya como bis esta última, a la que la siguió una impresionante, y para mi la que mejor sonó, Misery`s Crown, majestuosamente interpretada, intensa en su composición, arreglos así como en la destreza de su desarrollo en vivo, y cuya letra (tan aplicable al #Españistan de los Borbones), sólos y melodía dejaron el pabellón de los suecos lo más arriba posible. Hubiera sido un gran cierre pero nos dejaron con Uniformity, que no bajo un ápice en intensidad y calidad.

Y es que, y una vez más, con una banda nórdica de protagonista, esas dos palabras lo resumen todo. Desde las ganas de verlos, el disfrute máximo de vivirlo, y el ya perpetuo anhelo de repetirlo cuantas más veces y lo antes posible mejor. Dark Tranquillity, intensidad y calidad.








- Ficha técnica:
Madrid, 19 noviembre 2013; Sala Arena
Hora de comienzo: 21:10; hora de final: 22:50
Teloneros: Tristania
Asistentes: 500 aprox.

- Músicos:
- Mikael Stanne: Voz
- Martin Henriksson: Guitarra rítmica
- Niklas Sundin: Guitarra eléctrica
- Anders Jivarp: Batería
- Martin Brändström: Teclados

Setlist:
1. The Science of Noise
2. White Noise/Black Silence
3. What Only You Know
4. The Fatalist
5. The Silence in Between
6. Zero Distance
7. A Bolt of Blazing Gold (* con Mariangela Demurtas)
8. UnDo Control (* con Mariangela Demurtas)
9. Monochromatic Stains
10. The Wonders at Your Feet
11. To a Bitter Halt
12. Indifferent Suns
13. Silence, and the Firmament Withdrew
14. Terminus (Where Death Is Most Alive)
15. State of Trust
16. Endtime Hearts
17. ThereIn
18. Final Resistance
19. Misery's Crown
Encore:
20. Uniformity

- Calificaciones técnicas:
Set list: 8
Sonido: 6
Duración: 8
Interpretación: 8
Actitud: 9
Público: 8
Media: 7,8

domingo, 17 de noviembre de 2013

Un Grupazo: Amorphis


Los descubrí hace un par de años con su antepenúltimo trabajo, Skyforger, y tras la primera escucha online del disco, me quedaron claras dos cosas: Una, necesitaba encontrar más sobre ellos, sus anteriores trabajos (hasta 8); y dos, la imperiosa necesidad de verlos en directo lo antes posible. Y si la primera de ellas la pude paliar en un par de horas, en las que empece a empaparme de estos finlandeses hasta hoy mismo, la otra, no pudo ser hasta el pasado sábado 16 de noviembre y en Madrid, cuando la pude cumplir: Amorphis en directo.

Preparamos viaje relámpago a la capital, mi hermanito y servidor, en el saxito atravesando una fría tarde las nevadas Avila y Segovia y llegando a todo el centro de Madrid por la A6 sin ningún tipo de problema.

Hicimos el tiempo hasta la hora de la actuación paseando por Madrid, merendando y entrando en un pub en Sol a ver el Irlanda vs Australia de los test match del November de rugby (¡¡joder, cómo me gusta este deporte!!) y ya en ese momento nos encaminamos a la Sala But a ver a los fineses.

No dejo de llamarnos la atención que el control de acceso en la puerta a los que veníamos con la entrada impresa de casa, bien por ticketmaster o por otra plataforma, no hubiera un lector que escaneara el código de barras de la entrada y así certificar la validez de la misma, sino que simplemente el segurata rompía la esquina de mi folio impreso. Vamos si lo llego a saber, la hubiera escaneado o compuesto desde photoshop y me hubiera ahorrado unos eurillos, pero claro eso dejaría mi catadura moral, qué decirte, a la altura de la de un cargo del #PartidoPutrefacto.

Pero entramos en la sala, pequeña y obviamente no pensada para estos eventos, ya que querer montar un concierto heavy sin tener en la barra un grupo de cerveza de barril a presión es un sacrilegio. De hecho para tomar un litrito de cerveza, o mini como lo llaman en Madrid, hubo que ir al ingenio. Y digo litrito porque los dos tercios de Estrella Galicia derramados en el vaso de litro de plástico sería para clamar el cielo por si sólo, sino fuera porque por semejante tropelía al buen gusto y el espíritu del metal me cobraron de 10€, lo cual hizó que me encabronará un buen rato. Menos mal que el audio era bastante bueno (la acústica de la sala era buena, y ya se sabe que estos grupos van con técnicos de sonido que son auténticos magos) porque sino se hubiera montado una buena. Y con razón.

Llegamos y estaba acabando su actuación StarKill. Los americanos como teloneros dejaron constancia de su death metal sin fisuras, cercano a Children of Bodom, y que si progresan adecuadamente, pueden hacer que revivamos ese fugaz encuentro como preludio para una gran noche con ellos de protagonistas.

Con agilidad se cambió el telón de fondo y la instrumentación de ambas bandas, mientras el público terminaba de entrar conformando un bloque, en mi opinión, bastante homogéneo en cuanto a edades (todo el mundo rondaba la treintena, menos mi hermano, jeje, quizás fruto lo desonocido que puede llegar a ser el grupo o del precio de la entrada) y algo más heterogéneo en las pintas, que iban desde metaleros clásicos, a aquellos que nos va más el death metal y también algunos rockers.


Con puntualidad norte europea, Amorphis salía a escena con la premisa de presentar Circle, su undécimo disco, que ha sido galordonado por Metal Hammer, y con razón, el mejor disco del año. Y no especularon. Tras los acordes de la intro, vitoreados por los asistentes que ya llevábamos un rato salivando, descargaron "Shades of Gray" y de seguido "Narrow Path" primeros singles de Circle, demostrando desde el primer momento que iba a ser una noche gloriosa, con un sonido impecable, manteniéndose perfectamente definido y que mantuvo la constante de poder separar en la audición a cada componente con su instrumento en todo momento. Tras la presentación y saludo a la parroquia madrileña y del resto de #Españistan que allí estábamos, los dos siguientes cortes, "Sampo" y "Silver Bride", de mi bautismo con ellos Skyforger ajustaron el sonido para ganar contundencia sin dejar en ningún momento de poder paladear cada acorde de cada miembro con una dulzura exquisita. Fueron cuatro cortes, los primeros, cantados junto al frontman, Tomi Joutsen que fue creciendo a cada tema en intensidad, demostrando ser, como toda la banda, profesionales hasta el límite. Sus espectaculares rastas (joder, ¡qué envidia!) danzaban al aire en las partes duras de instrumentación, y cuando se ponía frente al micro (curioso elemento escenográfico con el que nos deleitaron, aunque ocultaba la expresividad de Tomi) descerrajaba un abanico vucal sorprendente y brutalmente amplio, desde su voz "natural" intensa y grave de por sí, pero que es capaz de desarrollar buenos agudos, y sobretodo a las partes de voz gutural, cambiando de un sentido a otro, sin ningún tipo de problema. Impresionante registros los que Tomi Joutsen pone en funcionamiento, y que se pudieron comprobar con el clasicazo "Against Windows" del primer disco Elegy (1996) donde se podía encontrar unos Amorphis evolucionados musicalmente desde un gothic metal de aquellos tiempos, al death metal melódico que han desarrollado ya de 10 años para acá, con increibles reminiscencias al metal progressive o incluso al folk, pero que sonando con la variación bucal de Jountsen enriquecia el tema de una manera brutal, dándole un matiz distinto y dejando uno de los momentos de la noche.


Toda esa evolución la ha vivido Esa Holopainen, el guitarra principal de la banda, maximo compositor y miembro de Amorphis desde su fundación ininterrumpidamente y que con la ayuda de Santeri Kallio a los teclados (el otro compositor) va desarrollando toda la línea musical de la actuación, clavando todos los punteos y todos los solos (estos con pocas variaciones con respecto a lo mostrado en las grabaciones) y dejando, junto a la inestimable ayuda de su equipo de sonido, la sensación de haber vivido no sólo un concierto, sino una sesión de grabación, puesto que todo el repertorio que nos ofrecieron, no puede dejar de decirlo, sonó espléndido y memorable.

Volvieron a Circle momentáneamente con “The Wanderer”, primer single del último disco y que ha funcionando de manera notable, poniendo al disco como uno de los mejores en todos los países, para después descargarnos temas de su carrera como la delicadeza de "My Kantele", basada en la mitología nórdica, e "Into Hiding" del Tales from the Thousand Lakes, donde la escenografía viró a colocar a todos los componentes en primera línea del escenario sobre unos monitores, elevando el espectáculo visual considerablemente, pero lejos de la verdadera clase magistral de death metal melódico y actuación en vivo que estamos comtemplando.

Prácticamente sin parar fueron desarrollando todo el setlist: "Nightbird's Song" (Circle) donde sonaron los brutales gruñidos de Joutsen marcandonos el camino, "The Smoke" (Eclipse), "Your I Need" (The Beginning of Times), "Hopless Days" (Cirlce) y "Leaves Scars" (Eclipse) todas redondas, intensas y sin fallo.

Y así, sin darnos tan siquiera cuenta de ello, estábamos ya en los bises, tras más de una hora de perfecto recorrido a su trayectoria y presentación de su último albúm, yendo siempre a más, y ahora no iban a dejar un mal sabor de boca: A su vuelta sonaron "Sky In Mine" temazo del Skyforger que ya desde la sorpresa de su entrada a la guitarra de Holopainen, coreada y colosal, dejaron en mi la sensación del mejor tema de la actuación (y el nivel, vuelvo a repetir, era altísimo). Con los corazones a todo trapo nos sumergieron en su lado más progressive con “Black Winter Day”, que no bajo tampoco el nivel en cuanto a calidad musical, aunque si es cierto que podían haber metido un tema más "cañero" para ir in crescendo, y haber provocado con su cierre una catarsis mayor.

Catarsis que no es en absoluto exagerada, puesto que "House of Sleep" (Eclipse) sono brutal como cierre, de nuevo hiper intensa, absolutamente descomunal, demostrando que como buenos oriundos del Norte de Europa desplazan una profesionalidad absoluta, y para nada incompatible con la emoción que sienten, muestran y provocan en el público. 



Así fue como Amorphis se desenvolvió en Madrid, el sábado 16 de noviembre. Fue sin duda, un concierto corto, breve, pese a ser de una hora y media, pero fueron tan intensos y demostraron una calidad y profesionalidad, tanto instrumental, como escénica y de sintonía con el público que a todos nos dejaron con ganas de más, y que sin duda, pese a cumplido una deuda que tenía, no queda saldada porque tengo muchas ganas de repetir y volver a vivir las geniales sensaciones que tuvimos con ellos en directo, y que por el momento tengo que paliar con dosis de su recomendable discografía. Grandes Amorphis!!


SETLIST AMORPHIS
1. Shades of Gray
2. Narrow Path
3. Sampo
4. Silver Bride
5. Against Widows
6. The Wanderer
7. My Kantele
8. Into Hiding
9. Nightbird's Song
10. The Smoke
11. You I Need
12. Hopeless Days
13. Leaves Scar
14. Sky Is Mine
15. Black Winter Day
16. House of Sleep

AMORPHIS SON

Tomi Joutsen - Voz
Esa Holopainen - Guitarra
Tomi Koivusaari - Guitarra
Niclas Etelävuori - Bajo
Santeri Kallio - Teclados
Jan Rechberger - Batería



 



miércoles, 21 de marzo de 2012

Fromheadtotoe: La herencia española de The Cranberries





Tengo en casa un par de cd's desde hace muchos años. Son de un grupo casi desconocido, cantan en inglés, y beben de la mejor herencia del rock indie y alternativo que se hacía a finales del siglo pasado en las islas británicas. Estos discos desentonan, con mi habitual vitrina de discos. Uno de ellos la portada una trapa metálica de comercio de cualquier tienda en cualquier barrio, en cualquier ciudad... Iluminada focalmente, el resto a negro. El nombre del grupo es Fromheadtotoe.


Fui a ver al cine Nadie conoce a Nadie, gran thriller psicológico made in Spain y que demuestra que de vez en cuando en este país, se puede hacer cine de calidad, con originalidad y sin copiar continuamente el mismo patrón. De la buena película de Mateo Gil ambientada en una Semana Santa Sevillana cualquiera, me llamaron la atención muchas cosas: hablar sin paliativos de la violencia en el entorno familiar, del extremismo y fanatismo de las opciones religiosas, de la intolerancia; una Natalia Verbeke desnuda y prometedora, y una banda sonora sublime que a la música sacrosanta le contrarestaba y superaba tremendos ápices de hard rock con letras en inglés.


Fromheadtotoe, I'm the Fuel. Video de la canción con imágenes de Nadie conoce a Nadie

No sabía que grupo era y me informe. Pensé que eran The Cranberries grupazo el irlandés liderado por Dolores O'Riordan pero cual fue mi sorpresa al ver que el grupo autor de canciones se llaman Fromheadtotoe, y son de Barcelona. Formados a finales de 1995 después de que Rafael Molina (guitarra) y Raquel Pascual (voz y guitarra) dejaran un grupo hardcore de la zona de Barcelona, llamado Childhood. Luchando por hacerse un nombre fueron acumulando experiencia tocando por la siempre abierta y atenta nocturnidad barcelonesa, haciéndose hueco en los locales y con un nutrido grupo de fanes y amigos que disfrutaban enormemente en los conciertos, que siempre eran plenos de sinceridad, honestidad ante el público, máxima intensidad y sintonia mutua. Tal fue su nivel que en 1998 llegaron a ganar el festival de Bilbao para música en directo, y consiguieron dentro de las discográficas underground, como Subtefuge, llegar a poder editar su música y hacerse algo más accesible, para lo que fue una gran ayuda su participación en la película protagonida por Eduardo Noriega y Jordi Mollá.

Siguieron siendo elegidos y premiados como uno de los mejores directos lo que les dió acceso a grabar para la BBC británica en 1999 y participar en festivales por Europa. Consiguieron grabar dos discos y junto a sus maquetas previas reunieron un buen material para desengranar en sus cacareados conciertos. La rudeza de la voz de Raquel, que jugaba entre la ruptura y la contención daba pasión a un cuerpo rítmico ajustado bebido de fuentes que iban desde el jazz, hasta el metal que dos guitarras, un bajo y una bateria simple podían dar, pero siempre, bajo el traje del rock alternativo. Con letras que clamaban dolor y redención, en las pequeñas victorias y derrotas de la vida, plenas de una fortaleza propia que les hacía únicos en cada show en vivo y que le daba magnetismo a sus trabajos.


Lamentablemente, Fromheadtotoe, nunca consiguió en un país tan zafio y díficil para lo que se sale de lo convencional, como es España, hacerse con un gran hueco, lo cual es doloroso y sorprendente a partes iguales, puesto que si lo hicieron otros, en el mismo estilo, cantando en inglés y con menos talento... Pero claro, supongo que no les acompañaba una empresa de refrescos.

Han tenido un par de intentos de vuelta, siempre en forma de conciertos, y aunque ahora parece alejado ese momento para una nueva gira o para nuevo material, somos bastantes los que guardamos un buen recuerdo de una banda española, plenamente underground, y que se mantuvo fiel y coherente a sus ideas, sabiendo y haciéndose disfrutar con su sentimiento y sentido original. Sería genial volverlos a ver en concierto.



martes, 20 de septiembre de 2011

La Charanga Metálica






Ya hace un par de meses desde el Sonisphere 2011, del que ya di buena crónica en su momento, y ha llegado el momento de hablar de una banda que no aparecía en el cartel, pero que nos divirtió y sorprendió por su propuesta fresca, divertida y sobretodo su espíritu metalero. Hablo de Blass of Glory.

Es maravilloso que haya gente que en base al talento (mucho) y las ganas de pasarlo bien te sorprendan de forma tan asombrosa y con el metal como excusa, o más bien como arma. Y es que resulto maravilloso percibir las notas en acústico de este grupo holandés, en los descansos entre actuaciones en el Sonisphere, dando nota de color y diversión entre tanto polvo y calor cuando callaban (momentáneamente) los buffers y guitarras en el escenario. Creada en 2007 la banda holandesa Blass of Glory, funciona increiblemente bien.

En ella, caminando, se desenvuelven un bombo, caja y platillos (con caja de percusión), clarinete, bombardino, trombón, acordeón, un banjo, el rascador al estilo tabla de lavar la ropa en el rio y una guitarra clásica. Además se suma una voz principal profusa capaz de ajustarse a todos los rigores técnicos y sonoros de las versiones que tienen a bien por nosotros tocar e incluir en su repertorio, y en la que además recibe el apoyo del resto de grupo para cubrir cualquier registro vocal, por no hablar de ese ánimo para hacer a todo su público corear cualquier estribillo. A un talento musical notable, se le suma la indumentaria y un estilo propio, que bebe de las fuentes del rock glam ochetentero y de una especie de apocalipsis fiestero y sus consecuencias sobre las ropas, rostros y greñas de los integrantes del grupo. La indumentaria de abajo a arriba se describe con las converse, los pantalones de pitillo y mallas a dos colores y estampados, las clásicas chaquetas de banda musical, pero en una versión más ajada y desgastada, a juego con las gorras, que se hierguen sobre las cabezas de melenudos. Todo ello formando un collage visual en el que las ganas de continuar la fiesta, pese a los destrozos que la previa les lleva ya provados, es el leitmotiv de su puesta en escena, en la que el cachondeo, las ganas de pasarlo y hacerlo pasar muy bien y el heavy metal son ingredientes fundamentales.

Tienen ya un disco, Highway To Hell de principios de este año y en el que a alguna canción propia, le suman un repertorio de versiones de clásicos del rock y el metal, clave para hacerlos indispensables y descubrir como el talento y la pasión puede reescribir cualquier obra maestra y hacernos a todos saltar y corear con ellos en un festival cualquiera o en nuestra propia casa todos estos himnos. Temas como el Highway to Hell de AC/DC, November Rain de los Guns, The final countdown de Europe, Master of Puppets o Enter Sandman de Metallica, el Ace of Spades de Motorhead, de los Van Halen su sempiterno Jump o incluso el Living of a Prayer de Bon Jovi. Pero son sus temas de Iron Maiden los que desatan la pasión hasta cuotas inconcevibles, con versiones impresionantes, festivaleras y fiesteras del Iron Maiden (Iron Maidley), Run to the Hills o The Evil that men do. Con sus propios videos ya editados, son sus actuaciones en los distintos festivales en los que son contratados para divertir y amenizar la espera entre grupos son auténticos momentazos y ya todo un mítico, en los que sacan toda la vena metalera del público, y exponencian todo el ánimo de los allí presentes, haciéndolos pasar de agradables sorpresas, a indispensables en cualquier gran festival que se precie con ese espíritu innegociable de fiesta y recogijo general, que siempre las charangas, y más si son buenas, consiguen sacar.

Incluso puedo decir que me resulta extraño que surgiera en Holanda, no por su apuesta en el rock y el metal, sino más bien por la infinidad de charangas que por España circulan y se encargan maravillosamente bien, con intenso sacrificio y amor por la música en directo y la diversión, de animar y magnificar nuestras tan profusas, arraigadas, católicas y a veces salvajes fiestas patronales.









Sin duda alguna, si en alguna ocasión monto un sarao fiestero o festivalero, boda, bautizo o comunión, y reunó el capital suficiente, no dejaría de contar con estos fenómenos de Blass of Glory o con alguna otra banda o charanga rockera y metalera que haría las delicias de cualquiera de mis afínes, acostumbrados a botar, saltar y gritar, llevando un estilo de vida rockero y pleno con viva voz al metal, a la lucha, la libertad, alegría y ganas de pasarlo bien, no, sino de puta madre.




lunes, 8 de junio de 2009

Nocte




Con motivo del festival de las Artes de Castilla y León el viernes 5 de julio llego a Salamanca, proviniente de Valladolid, el grupo de gothic metal Nocte. La sala Potemkin fue como siempre el lugar elegido, y pronto se convirtió en final de la travesía de almas nocturnas y góticas (pocas, pero entregadas). Los eternos y habituales problemas de acústica del recinto no se perdieron su cita y en las primeras canciones, maldijimos su existencia por privar a la banda de entregarnos su sonido tal y como es, con toda su calidad. Pero ya nos habían convencido con su propuesta y su talento que creció sobremanera cuando se le bajaron los graves. La melódica y firme voz de Rak velada por una silueta de inocencia y agresividad encauzo el recital hacia el trabajo de sus compañeros. Canciones en inglés o castellano, interpretadas con sutileza o con fuerza, acompañadas de miradas de lujuria y rebeldía que elevaron la testosterona y la felicidad por descubrir a un nuevo grupo, de gran talento, fuerza, que lucha por hacerse oír en el gothic metal, desde las viejas y retrógradas tierras de la vieja Castilla.

Pero la fuerza y clase de una voz femenina (y su ceñido vestido que dejaba sus piernas al desnudo) no dejo en segundo plano a sus compañeros de banda, donde el trabajo en teclado y bajo fue sublime, y con el que supieron dar mayor ímpetu a la batería, en la que el repertorio de doble bombos, platillos, cajas y distintos ritmos, aportaron una base rítmica de calidad excelente y necesaria ovación. Fueron el contenido perfecto para aderezar la voz, la guitarra solista y solitaria de Juan Diego, plena de fuerza y sensibilidad, y los solos de una batería que arrancaron en mi, merecida ovación una vez hechas las presentaciones.

Y es que la novedad de este grupo y su trabajo y talento fueron enormes, tanto como para arrancarme los dineros en su nuevo disco (que vivamente recomiendo) así como en buscar en la red sus anteriores trabajos (esfuerzo tampoco en absoluto baldío). Las canciones y su recuerdo crecen por doquier. Estatuas de Sal, The Cure, Carax, Tempest o Bucle Infinito. Con la melancolía, la soledad y la derrota como temática, como seña de una vida. Sus letras son himnos de generaciones aletargadas y muertas en la letanía de tiempos duros, de batallas desiguales entre el mundo y el individuo. El negro es color adornado con los puños cerrados, el brillo de las mandíbulas firmes y los ojos prisioneros del dolor. Música para excitar, para pensar, para rebelarse.

NOCTE se forma en los albores de una fría noche de Enero de 2004, cuando los hermanos Rak y Juan Diego tras dejar Efemérides por diferencias musicales contactan con Alfredo, un joven batería con el que Juan Diego había coincidido en el mundo itinerante de las orquestas, y con Dieddro, teclista y productor que a pesar de haber formado parte de grupos como Agnóstica y Sincrono, llevaba años sin unirse a ninguna banda, sumido en sus proyectos personales.
Con una música envolvente, melódica, de corte oscuro, cercana a lo que podríamos llamar Gothic Metal, con sus letras, que siempre encierran algo de poética y rozan los sentimientos más ocultos del ser humano, Nocte pretende llegar al público.

Las influencias que se perfilan en su estilo musical son muy variadas; pasando de Lacuna Coil, Chalice, Him,Theatre of Tragedy, Crematory hasta Depeche Mode, Roxette y Madonna. Su trabajo y talento mantienen una calidad sobresaliente, que nos hace enviarlos a ocupar el puesto número 1 en las escena gótica nacional; son ellos propios, ellos mismos, pero suenan a bandas de gran talento como The Gathering, Sirenia o Lake of Tears. Está clase, el sonido profesional y maduro que desarrollan debería permitirles “fichar” por alguna discográfica de renombre o mejor algún productor solvente y no atado a la dictadura del marketing, que les de el impulso definitivo tanto a nivel publicitario para ocupar un puesto no desierto en el panorama musical español, sino inexistente: El de la mejor banda española de rock gótico.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...