Ya hace un par de meses desde el Sonisphere 2011, del que ya di buena crónica en su momento, y ha llegado el momento de hablar de una banda que no aparecía en el cartel, pero que nos divirtió y sorprendió por su propuesta fresca, divertida y sobretodo su espíritu metalero. Hablo de Blass of Glory.
Es maravilloso que haya gente que en base al talento (mucho) y las ganas de pasarlo bien te sorprendan de forma tan asombrosa y con el metal como excusa, o más bien como arma. Y es que resulto maravilloso percibir las notas en acústico de este grupo holandés, en los descansos entre actuaciones en el Sonisphere, dando nota de color y diversión entre tanto polvo y calor cuando callaban (momentáneamente) los buffers y guitarras en el escenario. Creada en 2007 la banda holandesa Blass of Glory, funciona increiblemente bien.
En ella, caminando, se desenvuelven un bombo, caja y platillos (con caja de percusión), clarinete, bombardino, trombón, acordeón, un banjo, el rascador al estilo tabla de lavar la ropa en el rio y una guitarra clásica. Además se suma una voz principal profusa capaz de ajustarse a todos los rigores técnicos y sonoros de las versiones que tienen a bien por nosotros tocar e incluir en su repertorio, y en la que además recibe el apoyo del resto de grupo para cubrir cualquier registro vocal, por no hablar de ese ánimo para hacer a todo su público corear cualquier estribillo. A un talento musical notable, se le suma la indumentaria y un estilo propio, que bebe de las fuentes del rock glam ochetentero y de una especie de apocalipsis fiestero y sus consecuencias sobre las ropas, rostros y greñas de los integrantes del grupo. La indumentaria de abajo a arriba se describe con las converse, los pantalones de pitillo y mallas a dos colores y estampados, las clásicas chaquetas de banda musical, pero en una versión más ajada y desgastada, a juego con las gorras, que se hierguen sobre las cabezas de melenudos. Todo ello formando un collage visual en el que las ganas de continuar la fiesta, pese a los destrozos que la previa les lleva ya provados, es el leitmotiv de su puesta en escena, en la que el cachondeo, las ganas de pasarlo y hacerlo pasar muy bien y el heavy metal son ingredientes fundamentales.
Tienen ya un disco, Highway To Hell de principios de este año y en el que a alguna canción propia, le suman un repertorio de versiones de clásicos del rock y el metal, clave para hacerlos indispensables y descubrir como el talento y la pasión puede reescribir cualquier obra maestra y hacernos a todos saltar y corear con ellos en un festival cualquiera o en nuestra propia casa todos estos himnos. Temas como el Highway to Hell de AC/DC, November Rain de los Guns, The final countdown de Europe, Master of Puppets o Enter Sandman de Metallica, el Ace of Spades de Motorhead, de los Van Halen su sempiterno Jump o incluso el Living of a Prayer de Bon Jovi. Pero son sus temas de Iron Maiden los que desatan la pasión hasta cuotas inconcevibles, con versiones impresionantes, festivaleras y fiesteras del Iron Maiden (Iron Maidley), Run to the Hills o The Evil that men do. Con sus propios videos ya editados, son sus actuaciones en los distintos festivales en los que son contratados para divertir y amenizar la espera entre grupos son auténticos momentazos y ya todo un mítico, en los que sacan toda la vena metalera del público, y exponencian todo el ánimo de los allí presentes, haciéndolos pasar de agradables sorpresas, a indispensables en cualquier gran festival que se precie con ese espíritu innegociable de fiesta y recogijo general, que siempre las charangas, y más si son buenas, consiguen sacar.
Incluso puedo decir que me resulta extraño que surgiera en Holanda, no por su apuesta en el rock y el metal, sino más bien por la infinidad de charangas que por España circulan y se encargan maravillosamente bien, con intenso sacrificio y amor por la música en directo y la diversión, de animar y magnificar nuestras tan profusas, arraigadas, católicas y a veces salvajes fiestas patronales.
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