Los
griegos aún sabiendo el futuro incierto que se les puede venir
encima, ayer 5 de julio de 2015 eligieron decir NO a la
imposición de nuevas medidas de austeridad hacia los más
desfavorecidos. Los griegos han llevado a cabo una dura confrontación
frente, no sólo a la oposición griega, sino también frente a las
instituciones europeas y los partidos socialdemócratas y
conservadores de la UE. Como siempre se ha utilizado la política del
miedo, amenazando con la expulsión de Grecia de la zona euro y de la
llegada del todos los males para la ciudadanía griega. Por el eso el
incuestionable triunfo del NO tiene un mayor mérito porque se ha
conseguido en la peor de las condiciones. Ha sido el triunfo de la
dignidad de la ciudadanía griega frente a la Troika.
A pesar
del corralito, a pesar de las amenazas, a pesar de la campaña por el
sí de los principales líderes europeos y de los dos principales
partidos (derecha y socialdemócratas), los griegos han dicho NO a
la troika, no a más recortes, no al callejón sin salida en el
que llevan atrapados desde hace ya años. Todos ellos en Europa
deberían preguntarse cómo de desesperado tiene que estar un pueblo
para respaldar de forma tan clara y contundente a su Gobierno cuando
solo pueden sacar 60€ del cajero.
Con un
resultado del casi el 62% a favor del NO (#OXI) por un 37% de
los partidarios del SI, defendido entre otros por los dos partidos
clásicos del escenario heleno (Nueva Democracia y el PSOK), Grecia
ha sido el primer pueblo por primera vez en la historia que ha
deslegitimado las políticas de austeridad, los dictamines neo
liberales, que anteponían la dignidad de las personas y la soberanía
de los pueblos a los beneficios económicos, al libre tránsito de
capitales y a la especulación financiera. Ayer domingo, los griegos
y griegas dijeron que ya está bien de amenazas, que se acabó la
época en la que los rescates dados por miles de millones sólo
servían para socializar las pérdidas de la banca privada
especulativa que bien se afanaba en privatizar los beneficios
sacándolos de los países (y Grecia no ha sido una excepción) a
paraísos fiscales. Que se acabaron los recortes en los servicios
públicos.
Desde
las instituciones europeas se había convertido las negociaciones con
Grecia en una especie de confrontación desligitimadora del
gobierno griego. A la UE y a la Merkel les incomodaba Syriza y
Tsipras y por eso las negociaciones sobre el rescate griego se
enrocaban para que no pudiera haber acuerdo y eso lo prueba la
exigencia de que la austeridad se siguiera cebando sobre las clases
más desfavorecidas y no sobre las grandes empresas y las grandes
fortunas como pretendía hacer al gobierno griego. Les ha salido mal,
muy mal. Hoy Syriza y Tsipras han salido reforzados frente a
la intransigencia de la UE y ha salido reforzada la corriente de
opinión dentro la UE de que las políticas de recortes no sirve
para salir de la crisis económica y que hay que cambiar la
política económica.
Este
referéndum fue un compromiso claro de Syriza antes de las
elecciones generales griegas del pasado enero (además de ser un
punto inquebrantable de su tratado constitucional que garantiza las
consultas ciudadanas para todo ordenamiento de rango superior que
afecte a la ciudadanía). Pero también ha sido un arma de doble filo
en las negociaciones por la reestructuración de la deuda, ilegítima,
griega que Tsipras y su (ex-)ministro de economía Varoufakis han
llevado a cabo frente al muro opresor fascista que representaba a los
acreedores. FMI, el BCE, garantes del pago a los bancos alemanes y
con la canciller alemana, Ángela Merkel, como cúspide de la
pirámide del IV Reich alemán sobre la Europa de los pueblos.
Y no es
que Grecia no quiera pagar, es que no puede. Es materialmente
imposible que un país pueda devolver una deuda pública del 180% del
PIB y esto es algo que era ya evidente hace cinco años, cuando se
descubrió que el Gobierno conservador de Nueva Democracia –el
mismo partido al que apoyan Merkel y Rajoy– había trampeado las
cuentas públicas para ocultar el pastel. El debate no es si
Grecia debe o no debe pagar las deudas. Lo que está en discusión
es cómo va a dejar de pagar y hay dos opciones: con una quita
ordenada o con su salida del euro, que provocaría una devaluación
de su nueva moneda y también dejaría a los acreedores parcialmente
sin cobrar.
A Grecia
se le prometió ya en 2012 que si hacía los deberes se
reestructuraría su deuda y podría permanecer en el euro. Y después
del mayor ajuste de gasto público de la historia, después de perder
el 27% de su PIB, después de que la troika fallase estrepitosamente
en todos sus cálculos sobre las consecuencias que provocarían sus
recortes, ese compromiso sigue sin llegar para escarnio de la
sociedad griega que ha visto reducido en términos terribles su
bienestar.
Ahora la
troika esperaba que el referéndum fuese la muerte política de
Alexis Tsipras. Para desgracia de Angela Merkel y Christine Lagarde
no ha sido así. Syriza ha ganado la consulta con mucho más margen
del esperado y tiene hoy toda la legitimidad y una posición mejor
para aguantar el pulso frente a la troika. Aguantar. Eso no significa
que aún hayan ganado, porque lo que Alemania teme no es que se
apruebe una quita a Grecia que todos dan por inevitable: es que eso
lo consiga Syriza. Y dé mal ejemplo.
Enhorabuena y gracias griegos y griegas por vuestro ejemplo.
Su
gobierno les ha dado la posibilidad de pronunciarse, algo que los
nuestros no nos han dado –recordemos que en 2011, con nocturnidad y
alevosía, #PPSOE y #PartidoPutrefacto cambiaron el artículo 135,
sin pedir la opinión a los ciudadanos, dando prioridad al déficit
financiero sobre el Estado del Bienestar—. Hoy Grecia ha dado
ejemplo, porque a sabiendas de lo que pretendían los poderosos de
Europa, no se han dejado humillar y les han hecho frente, por encima
de limosnas y de miserables préstamos han ante puesto su orgullo y
su honor. Los valores de Grecia han subido unos cuantos enteros en la
bolsa de la dignidad. Hoy les han dicho a los prebostes europeos que
ellos eligen un gobierno para que les defienda y les gobierne y no
para que se arrodille ante la Troika.
Hoy yo
también me siento griego, porque este pueblo ha demostrado que es
posible rebelarse contra la injusticia, contra la indignidad, contra
la esclavitud.
OXI,
OXI, OXI a la Europa de los mercaderes y de los poderosos
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