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lunes, 11 de marzo de 2019

La Reacción de la Reacción



Necesitábamos, como izquierda y también como sociedad, un chute de optimismo y activación como el que el pasado viernes, 8 de marzo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, los millones de mujeres (y también hombres) que salieron a las calles a clamar por la igualdad, a defender lo ya conseguido y a juntarse para avanzar en progreso y prosperidad. Veníamos de unos meses desalentadores; de una semanas agoreras; de un tiempo con un tufo rancio a carcoma y a podredumbre. Y ante esa reacción a la revolución latente e imperecedera que necesita éste país y todo el sistema capitalista, le ha seguido la reacción de quienes saben que no tienen nada que perder.
Ya sabíamos que el movimiento feminista en España es muy potente y que puede presumir de aunar a mujeres de toda condición, especialmente en lo referente a la edad, en una lucha inter generacional sin parangón. Pero la demostración de fuerza, solidaridad y cooperativismo con la que han salido a gritar por el fin del machismo y el patriarcado ante el advenimiento de un proceso reaccionario y de extrema derecha no sólo es un toque a la ilusión por el cambio revolucionario del estado de las cosas; es también, la constatación de que el discurso está en la calle y en un lugar del espectro ideológico, muy a la izquierda de lo que convencionalmente se viene a defender (o atacar) en los medios de comunicación.
Esa demostración de fuerza, empuje y cohesión en materia de derechos, igualdad, conciliación y futuro para todas las mujeres independientemente de sus condiciones han vuelto a pillar a toda la derecha con el pie cambiado. Es la demostración de nuevas generaciones de mujeres que quieren y saben un mundo mejor y con futuro es posible, inevitable, y que saben y quieren que serán todas juntas, desde las más mayores y veteranas hasta las más noveles como se conseguirá. Especialmente alentador me parece el recuerdo y la lucha para las mujeres que viven en el entorno rural, porque de su mejora en igualdad y condiciones vendrá la mejora de nuestro campo y del gravísimo problema territorial que tenemos.
Unidos Podemos y el PSOE han sabido sumarse a tiempo a la ola que puede, y debe, traerles buenos resultados en las próximas convocatorias electorales, pero la derecha, tanto política, como económica sale trasquilada.
PP y Vox desde la extrema derecha quedan como machistas en su calculo de que hay mucho reaccionario anti-8M y anti liberalización de la mujer, siguiendo dictados de una Iglesia católica española particularmente beligerante con éste tema. Ojo, no les falta razón, existen significativos sectores reaccionarios frente a la igualdad entre hombres y mujeres, pero les vamos a dejar sin argumentos y están abocados a la extinción.
Y luego esta Ciudadanos que tratando de bailar en medio de la ciénaga sin marcharse se inventa un cínico “feminismo liberal” en el que el mismo día 8, Albert Rivera presenta acompañado de 5 mujeres pero sin darles la palabra. El liberalismo ya es en sí una opresión y todo ello tratando de conjugar con su plan para legalizar la prostitución o sobre los vientres de alquiler. Parece ser que “feminismo liberal” es esclavizar a las putas con alta de autónomos y poner a parir como conejas a las mujeres sin recursos.
No desentonan en Ciudadanos con algunas de las reacciones que la convocatoria del 8M habían provocado. Mientras para la CEOE la brecha salarial entre hombres y mujeres no se explica por la opresión de los primeros sobre las segundas, las nulas políticas de conciliación familiar y de educación reproductiva y social, sino con frenología, en no pocos medios de comunicación se lanzaba un mensaje de perfil bajo sobre la convocatoria, tratando de desprestigiarla y desmovilizarla desde arriba. Curiosamente, ante el éxito de la jornada, los medios del capital han olvidado estos mensajes. Todo ello mientras la justicia se convierte en cómplice del machismo, del abuso, de la violencia y de la opresión de todas las mujeres.
Pero si estas reacciones han demostrado algo es que la lucha de las mujeres trabajadoras no sólo son justas, inaplazables, sino además de buen provecho e interés general. Comprobar el miedo, el pánico desatado, en las cúpulas empresariales, en los altos despachos de las redacciones de los medios convencionales y en las direcciones de los partidos del tripartito de extrema derecha español, es a su vez, confirmar que valoran la importancia de los cambios a conseguir y que están decididos a combatirlos e impedirlos.
Una ola femenista como la que ya está instalada en España y en buena parte del globo es trascendente. Y vital. Ante el avance de posiciones fascistas se hace necesaria un empoderamiento colectivo como el demostrado el pasado 8 de marzo. Y formar parte de él apoyando sin querer ser protagonista a mi pareja, a mi madre, a las mujeres del mundo, me enorgullece. Porque las protagonistas son ellas.
Porque el feminismo no excluye. No es sectario. Sólo se excluye el que quiere. Por eso se llenaron hasta reventar plazas, calles y avenidas el pasado viernes. Y mientras se maten mujeres por el hecho mismo de serlas; se torturen a mujeres por ser consideradas propiedad de los hombres seguirá siendo necesaria la lucha feminista desde un punto de vista libertario e igualitario.
Y quiero remarcar el carácter trabajadora del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, porque las mujeres no cobran menos porque tengan menos educación, o porque voluntariamente trabajen en sectores con contratos a tiempo parcial en sectores precarios y mal pagados. Si las mujeres cobran menos y soportan más precariedad que les impide tener vidas con mayor y mejor dignidad es porque existe el machismo y porque además es un gran negocio para el capital.

Por eso el formato de huelga es tan importante. Huelga de cuidados para dejar claro que sin la labor, casi siempre no remunerada, de las mujeres, el sistema capitalista se detendría porque siempre están listas y dispuestas a realizar tareas que el propio capitalismo no cubre, porque no las considera rentables. Huelga de consumo, porque hay que hacer daño en los ingresos que las patriarcales patronales contabilizan. Y huelga laboral. Sobre la que siempre caen los lugares comunes y equívocos interesados para ponerla en jaque, pero que subyace como fundamental para demostrar la pujanza de la mujer en la economía y su trabajo como pilar del sistema, del que infravalorándolo sacan jugosas cuantías los opresores.
Soy hombre y por lo tanto, aunque no quiera, machista. Tengo dejes patriarcales, convenciones mentales y sociales que favorecen comportamientos de pensamiento, palabra y acción que me avergüenzan y contra los que lucho cada día. Y si para poder vencerlos, domarlos y erradicarlos frente a una cultura de dominación del hombre sobre la mujer, me tengo que declarar feminazi, lo hago, como ha hecho Iñaki Gabilondo, sin ningún tipo de pudor ni alergia. Las buenas personas solamente con ver quien está en cada bando saben dónde situarse y desde dónde ayudar y aportar.

miércoles, 7 de marzo de 2018

8 de marzo: Huelga Feminista



Nada volverá a ser igual a partir de este 8 de Marzo. Quién pretenda medir el éxito de la Huelga General convocada para mañana con los viejos parámetros, no habrá entendido nada. No es una huelga al uso porque el sujeto somos las mujeres, porque el ámbito en el que se convoca no es solo el laboral, aunque también. Y es que el foco se pone también en ámbitos que por no estar monetizados y estar protagonizados por las mujeres, han permanecido en la penumbra de la Historia, pese a resultar claves, fundamentales en el devenir social y en la bonanza económica. Invisibilizado y desvalorizado el trabajo de cuidados y su papel en la reproducción social del capitalismo. Invisibilizadas las espaldas y vidas sobre las que recae este trabajo sin el que el sistema se desplomaría.
La Huelga feminista surge tras el éxito que reivindicaciones similares han tenido en países como Islandia -del Norte de Europa lógicamente- donde tras años de luchas similares se han conseguido avances en materia de igualdad, conciliación y sobretodo en el cambio ideológico y ético para considerar a la mujer una ciudadana del mismo orden y nivel que le hombre. Con los mismos y efectivos derechos y deberes, y con el apoyo en el reparto de las tareas dentro y fuera del hogar, así como con la consideración del papel decisivo de la mujer en el curso de la Historia y en el futuro devenir.
La potencia de la Huelga feminista reside en la radicalidad de su discurso, en la transversalidad y diversidad de las formas y espacios de lucha en los que se despliega y en la osadía de las mujeres, de recuperar la huelga como herramienta política en tiempos en los que el derecho efectivo a huelga está en entredicho. Hemos criticado en multitud de ocasiones la hegemonía del feminismo liberal y hemos construido desde la práctica concreta una propuesta que sobrepase los muros capitalistas de clase social, de sector profesional, de fronteras políticas y económicas o de techos de cristal y paredes enrejadas que reconoce y nombra las opresiones que nos atraviesan. Pues bien, aquella hegemonía ha empezado a resquebrajarse. El mensaje en torno al que se están movilizando y organizando millones de mujeres cuestiona el capitalismo y el patriarcado, sitúa con radicalidad que este modelo económico y social que nos mata, agrede, cosifica, explota, precariza y oprime, es insostenible con la reproducción de una vida digna de ser vivida.
En el argumentario de la convocatoria de Huelga, emanado del Encuentro Estatal del Movimiento Feminista celebrado en Zaragoza, se señala: "Nosotras ponemos la vida en el centro, por eso defendemos vidas dignas donde todas las personas, en las distintas partes del mundo, podamos acceder a los recursos necesarios para cubrir nuestras necesidades en condiciones de igualdad y de sostenibilidad ambiental. El patriarcado y el capitalismo con su lógica del beneficio y de la acumulación capitalista, van en contra de lo que proponemos, generan fuertes desigualdades, relaciones de poder y destrucción de los recursos y las condiciones necesarias para una vida digna".
La sostenibilidad de la vida como propuesta no solo cuestiona el papel atribuido a las mujeres o su situación desigual respecto a los hombres (que no es poco). No se trata de que pasado el 8 de marzo exploten a las mujeres igual que a los hombres. Propone una alternativa de ruptura con el contrato social y el contrato sexual: una nueva forma de organizar las relaciones económicas, políticas, sociales y entre sexos, que parte del hecho comprobado de que nuestra explotación, nuestra opresión es estructural y hunde sus raíces más profundas en el capitalismo patriarcal. Ahí reside su potencia transformadora. Por ello las tildan de peligrosas o endemoniadas, porque hace tambalear los cimientos de su sistema. Porque señala los beneficios que el sistema extrae del trabajo desempeñado en el hogar o fuera de él y porque señala la naturaleza de las violencias que se ejercen sobre las mujeres. Y porque no duelen prendas a la hora de señalar los privilegios que han obtenido los hombres del mismo durante siglos.


La Huelga ya es un éxito incontestable. Que las élites se sientan interpeladas y hayan tenido que sacar su artillería para generar ruido y odio, intentar infructuosamente fragmentar al movimiento y distanciarlo de la mayoría social, acusándolo de ideologizado y peligroso, evidencia el éxito de la huelga y los miedos que esta genera. PP y Cs han corrido presurosos a confrontar con la huelga por cuestionar el capitalismo, el PSOE también ha confirmado que no la secunda. Los sindicatos mayoritarios CC.OO y UGT no respaldan el paro de 24 horas. No esperábamos menos. Habrá intentos de criminalizar y descafeinar sus demandas, de cuestionar la centralidad de nuestra lucha, de cuestionar el sujeto protagonista de la misma, pero la Huelga ya lo ha removido todo. Está haciendo que emerjan los discursos más misóginos y reaccionarios, pero también la sororidad más movilizada. Nada volverá a ser igual después del 8M, hemos emprendido un camino sin retorno y tenemos el ejemplo de millones de mujeres referentes, anónimas muchas de ellas, que nos han precedido en la lucha. Amenazamos con empezar a pensar desde ya en el 9M, en la necesidad de seguir fortaleciendo los espacios feministas unitarios, en la centralidad que ha de ocupar el feminismo en los procesos de construcción de unidad popular y en el impulso de un nuevo ciclo movilizador que continúe abriendo las grietas del sistema. ¡A la huelga, compañera!


Mañana 8 de marzo hay Huelga Feminista. Os animo a todas a ir y luchar por la igualdad y por la emancipación de este sistema que nos denigra a todos, pero que a vosotras, mujeres, compañeras, os maltrata, cosifica y os humilla.
Mañana hay huelga y os pido a todos, a nosotros, que acudamos a nuestro puesto de trabajo y que allí constatemos y comprendamos la vital importancia que el trabajo desarrollado por mujeres tiene en el devenir de nuestros puestos. Que dejemos el protagonismo de las reivindicaciones a ellas. Que simple, pero seguro, las apoyemos, con respeto y convencimiento.
Mañana esta huelga no acaba al finalizar la hora de los turnos o en la manifestación convocada. Esta huelga empieza cuando suena el despertador, con el desayuno, haciendo la cama. Y termina cuando nos acostemos tras haber hecho las comidas, fregado los platos, la cocina, el baño, barrido el salón. Cuidado a nuestros enfermos. Mañana la huelga es en nuestras vidas personales, para comprender todo lo que la mujer, individual y en colectivo, hace por el devenir de nuestras vidas. Como su empeño, en el papel de madres, abuelas, cuidadoras, parejas, amigas y compañeras, sirve para facilitarnos la vida a nosotros. Para que funcione la sociedad. Y en esta labor están casi siempre solas, sin agradecimiento, sin apoyo y reparto de trabajos. Sin retribución. Sin justicia social.
Mañana es el día de decirle al mundo que se acabó el patriarcado. Que el machismo, muchas veces institucional y otras tantas inconsciente, no nos representa como hombres. Que se acabaron las violaciones y los maltratos; la propiedad del hombre por encima de los deseos y necesidades, de la dignidad de la mujer. Que ha llegado el momento de construir una sociedad plenamente igualitaria, tanto la asignación de roles, como en la ejecución de tareas, personales o profesionales, y en su recompensa sin ningún tipo de discriminación.
Mañana 8 de marzo, hay huelga feminista y va a suponer, supone ya, un cambio en el modo de pensar. Mañana es la hora de ellas, de su revolución legítima y necesaria que acabe con el machismo y hunda el capitalismo basado en la depredación del supuesto sexo débil.
Mañana luchemos todas juntas, solidarias, confiadas y convencidas: Vamos a cambiar todo.





jueves, 9 de marzo de 2017

El deporte de élite femenino en #Españistan


La selección femenina de baloncesto, celebrando su medalla de Plata en los JJOO Rio 2016

La selección está jugando el europeo”.
Sí, has oído bien. Puede que la selección está jugando y tú no te hayas enterado. Los bares no sacan pantallas gigantes a las terrazas, no hay anuncios televisivos protagonizados por las estrellas del equipo, los supermercados no ofertan merchandising, y ni siquiera vemos los balcones adornados con banderas. Por si fuera poco, seguramente, la selección está compitiendo a un muy buen nivel, está ganando, ha pasado a cuartos de final invicta, pero no se oyen petardos ni la gente se baña en las fuentes. 
¿Qué es lo que pasa?
"Es baloncesto, no es fútbol". “O balonmano”. “Es natación sincronizada o gimnasia rítmica”.
"Sí, pero 'los chicos de oro' llenaron la plaza de Colón cuando ganaron el mundial en Japón".
"Es la selección femenina".
"Haber empezado por ahí".


Selección femenina, hay que decirlo todo, que si no puede dar lugar a confusión. La selección de baloncesto, de fútbol, o de balonmano; el deporte sin "apellido" siempre es el practicado por hombres. Consideramos necesario colocar un adjetivo detrás si las que juegan son mujeres. El deporte masculino es el universal, el bueno, el de verdad, no necesita presentaciones. El femenino es una excepción y por eso hay que especificar.
Sabemos que quien destaca en un deporte se convierte en referente, en un ejemplo a seguir para niños y jóvenes que buscan alguien a quien parecerse. Seguro que eres capaz de nombrar tres o cuatro grandes deportistas de diferentes disciplinas, aunque no sean tu preferida. Y seguro que los primeros que se te vienen a la mente, sin pensarlo mucho, son hombres. Encontrar un referente femenino cuesta más, una niña que empieza a jugar y a ver baloncesto conocerá a Juan Carlos Navarro, Pau Gasol o Sergio Llull de manera casi inmediata, porque todas las semanas podemos ver algún partido de ellos. Para conocer a Alba Torrens, Marta Xargay, Silvia Domínguez, estas tienen que llegar a clasificarse para algún campeonato internacional y que alguna televisión haga un hueco en su parrilla.


Y es que no es noticia. A pesar de los logros alcanzados en europeos, mundiales y olimpiadas, el deporte femenino ocupa una columna en un periódico, treinta segundos en la radio, una imagen al final del telediario o una franja horaria nocturna en algún canal secundario. Los medios de comunicación siguen ejerciendo un papel muy importante en la opinión de la sociedad, y las decisiones que toman sobre los contenidos que incluyen y la relevancia que les adjudican son determinantes a la hora de hacer que un tema esté de actualidad, que hablemos de ello con los vecinos en el ascensor o al llegar al trabajo. Sin repercusión mediática, el deporte femenino es invisible. Y si es invisible es muy difícil que una niña vea que se puede llegar alto, que con esfuerzo y constancia nosotras también podemos lograr grandes hazañas.
Siempre hay excepciones. Carolina Marín y Mireia Belmonte han saltado a las portadas llegando al máximo nivel de sus respectivos deportes, han conseguido escalar el muro, desplazando noticias muchísimo menos relevantes pero que están protagonizadas por hombres. Pero ningún medio informa sobre cómo ha sido el entrenamiento previo a la competición de Mireia, o si Carolina ha tenido problemas físicos, algo a lo que estamos acostumbrados cuando se trata de deporte masculino. Por eso, aun en casos excepcionales como los de estas dos portentos, el deporte femenino sigue relegado a un segundo plano.
Es más, en multitud de ocasiones, “la noticia del día” referente a estas deportistas, u otras, del brillante panorama polideportivo femenino en España, son sus relaciones, sus parejas, o sus fotos en bikini en un descanso o en su tiempo de ocio. Y estamos hablando de medios, periódicos, supuestamente deportivos, que no pasan de ser gacetillas forofas de Madrid o Barça, según sea la localización de la redacción, o tertulias “salvamizadas” de fútbol protagonizadas por hinchas garrulos acompañados de alguna mujer florero.
Frente a esta realidad que atormenta al deporte patrio, esta el día a día de todos y todas los deportistas que trabajan en silencio durante toda su vida para un momento, una calificación, una final que a lo mejor distrae la atención colectiva durante unos pocos minutos al año.
Si está realidad colectiva del deporte español es dolorosa para nuestros atletas masculinos, lo es mucho más para nuestras mujeres deportistas. Ellas además de esta discriminación, sufren la del adjetivo del principio de este artículo: la femenina.
Al igual que el resto de mujeres en sus ámbitos laborales o personales, las mujeres deportistas sufren discriminaciones y desigualdades que van desde el acceso a menores en número y cuantía becas deportivas; la dificultad extrema para compatibilizar la vida diaria, los entrenos, la competición y la posibilidad de ser madre, una situación común a la vida de la mujer, en cualquier profesión. Y además, tienen que luchar para que su mínima exposición a los medios no se convierta en una caricatura o en una llamada de atención al onanismo.
Ayer fue 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Como cada año, miles de mujeres (y hombres) salimos a las calles a reclamar igualdad de derechos entre hombres y mujeres, justicia social y acabar ya con una política firme de Estado con el machismo, el heteropatriarcado y la violencia doméstica.
Y mientras caminábamos, pensaba en la oportunidad que estamos perdiendo como sociedad, para a través del deporte, y el talento, descaro, trabajo y fenomenal ejemplo de nuestras deportistas, educar en valores de emancipación femenina, e igualdad, respeto y tolerancia hacia la mujer, tanto en el mundo laboral, como en el social y el afectivo.
Debemos de exigir que el deporte femenino tenga su espacio, amplio, consecuente y trabajado en los espacios de información y retransmisión deportiva. Ampliando las disciplinas y los eventos, como por supuesto en el deporte masculino que no es fútbol de Madrid y Barça.
Sólo así, de esta manera, el deporte, ayudará a la concienciación y la educación en valores y respeto e igualdad, tanto por exponer la práctica deportiva como una forma de enriquecimiento personal tanto a hombres, como mujeres, así como para mostrar la inmensa capacidad de las mujeres para lograr el éxito en todo lo que se propongan y provocar, como han hecho en cada momento de la historia, el avance como sociedad.

miércoles, 8 de marzo de 2017

8 de marzo: Día de la Mujer Trabajadora. Reivindicativo y festivo para acabar con la desigualdad, la violencia y la precaridad



Desigualdad, precariedad, discriminación y violencia son las palabras que definan la situación de la mujer en este 8 de marzo, un año más, Día Internacional de la Mujer, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Desigualdad con respecto a los hombres, precariedad en el trabajo -el desempleo, el empleo temporal y a tiempo parcial y la precariedad laboral le afecta más que a los hombres- discriminación para acceder a puestos de responsabilidad y la violencia de genero que en este comienzo de año esta alcanzando cotas inimaginables.
Algunos datos ejemplificares de la brecha y la desigualdad laboral de las mujeres:
  • 11 puntos en la tasa de actividad, el 53,41% para las mujeres frente al 64,50% de los hombres.
  • 3 puntos en la tasa de paro, 20,36% mujeres 17,34% hombres.
  • 11 puntos en la tasa de empleo femenina, el 42,59% frente 53,63% de los hombres.
  • El 72,60% de las personas con contrato a tiempo parcial; es decir, 7 de cada 10 son mujeres.
  • 30% de brecha salarial: el salario medio anual de las mujeres tendría que aumentar un 30% para equipararse al masculino. (Encuesta Estructura Salarial 2014).
  • Se incumple el porcentaje de paridad 40/60 establecido en la Ley de Igualdad de 2007 en el acceso de las mujeres a la toma de decisiones; en las empresas del IBEX las consejeras tienen una escasa presencia del 19%.
  • Del total de personas desempleadas, 2.218.273 son mujeres, lo que cons tuye el 53,44% del paro registrado.
  • 10,6% en la tasa de cobertura de la prestación por desempleo (49,5% mujeres frente al 60,1% hombres), con menor cuantía de la prestación (un 19% menos para las mujeres al depender del tiempo y salario cotizado).
  • La pensión media de las mujeres está en 767 euros, frente a los 1.219 euros de los hombres.
  • Además, con la crisis, perdón estafa, que desde 2008 venimos sufriendo las clases trabajadoras, la mujer ha tenido que ampliar su papel de cuidadora y ama de casa, algunas veces expulsada de los “mercados” laborales y otras tomando esa decisión para cuidar y sostener a sus progenitores y/o los de su pareja, o a parientes con enfermedades y discapacidades. Cifras estimadas, porque no hay una estadística oficial, indican que sólo en España y desde 2010, 450.000 mujeres han dejado su trabajo a tiempo completo fuera del hogar, para desempeñar labores de cuidadoras, teniendo a consecuencia una disminución de los ingresos en las economías familiares del hasta 35% en algunos casos, sin contar con la disminución en las cotizaciones y en los seguros públicos de jubilación de estas mujeres.
Es decir, la contrarreforma laboral del Partido Popular y los recortes en Sanidad y servicios sociales (también en Educación que junto a un modelo aupado en la LOMCE, olvida la educación inclusiva en igualdad y respeto) se ha cebado más con las mujeres, lo que une en una sola norma la más absurda ideología neoliberal, con la no menos lacerante y abusiva ideología heteropatriarcal, machista y conservadora de la que los “populares” hacen gala día si y día también.


Por otro lado, la lacra de la violencia de genero, lejos de frenarse o atenuarse, parece que este año pretende batir un siniestro récord. Si durante 2016, 53 mujeres murieron a mano desus parejas o ex parejas, durante los meses de enero y febrero de 2017 fueron asesinadas 15 mujeres, dejando además un terrible reguero de decenas de niños/as huérfanos y huérfanas.
Ante esta situación el gobierno del PP se muestra ineficaz en las políticas públicas para combatir la violencia estructural contra las mujeres. Yendo de la palabrería vana a la más completa desidia. Por eso es comprensible y necesario el Paro Internacional de Mujeres para denunciar el nulo compromiso político de los Gobiernos para erradicar la violencia contra las mujeres, así como la desigualdad y discriminación que padecen en el ámbito laboral.
Y no puedo dejar de recordar la situación de mujeres que no tendrán su 8 de marzo y por las que es necesario movilizarse aún mucho más, por sufrir una mayor discriminación por el hecho de ser mujer. Mujeres, de todas las edades y estratos, en sociedades fundamentalistas, retrógradas y de corte fascista, que proliferan en todo el mundo, uniendo a la desigualdad por ser pobre, desheredada, víctima de una guerra o un exilio, de la prostitución y la trata, del hambre y la enfermedad, y también, desgraciadamente cómo no, por ser mujer.
El 8 de marzo hay que levantar la voz por los derechos laborales, la eliminación de las desigualdades de las mujeres y contra la lacra de la violencia de genero. Por la falta de respeto a los derechos humanos y civiles de todas las mujeres en el mundo.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...