De
hoy en 11 días celebraremos el cuarto aniversario del 15M. De
estos cuatro años se ha escrito ya mucho y aún así queda mucho por
hacer en cuanto a un análisis riguroso, histórico y social de la
trascendencia del movimiento en el contexto en el que nació y se ha
desarrollado hasta hoy, tanto que ya no solo daría para un libro,
sino para varios volúmenes; incluso para una enciclopedia. Y un buen
tomo de esa enciclopedia sería el que haría referencia a Podemos.
Podemos
surgió de la calle. De las protestas espontáneas ante tanto
atropello a los derechos fundamentales. De
la indignación por los abusos de un poder insaciable que llamó
crisis a una estafa que generó desempleo, exclusión y desigualdades
inconcebibles. Podemos se
convirtió inmediatamente en el vehículo de la esperanza en un
momento donde parecía que nada era posible a favor de una sociedad
justa. Podemos fue -y tal vez todavía sea- la rebelión posible para
que "El mundo va a
cambiar de base... Los nada de hoy todo han de ser",
como canta en una de sus primeras estrofas La
Internacional.
La
situación era y es más que propicia ante la decadencia evidente de
la "casta". Eso de lo que algunos llaman el "bipartidismo",
lo que quizá no sean más que las dos caras de la misma moneda. El
PP (#PartidoPutrefacto)
atormentado y derruido por sus políticas depredadoras y por una
corrupción sistémica inocultable e incontenible; y el PSOE (#PPSOE)
tratando de recuperar un discurso mínimamente de izquierdas que
disimule un poco su inserción hasta el cuello en un sistema que se
derrumba. Ambos se muestran incapaces de ofrecer alguna salida al
desastre, que no sea más que cavar en el hoyo del capitalismo
neoliberal depredador. Mientras Izquierda
Unida y UPyD
se muestran (nos mostramos) incapaces de aglutinar el voto
descontento con el bipartidismo de ambas vertientes, izquierda y
derecha, víctimas de nuestras propias contradicciones y por qué no
decirlo, del rumiaje de liderazgos trasnochados y la incapacidad para
dejar paso a nuevas ideas, nuevas políticas y en definitiva nuevas
personas.
Entonces
hace un año y unos meses, en enero de 2014 surgió Podemos. Ahí
teníamos la herramienta del cambio. Por fin el 15M estructuraba todo
el maravilloso, impagable y sustancial trabajo en pro de democracia
real ya y un sistema
económico más humano en una opción de voto. Dirigidos por casi
seguro las personas más capaces en materia política y social (y
electoral, como la tercera pata del andamiaje de una formación
política) teníamos la alternativa para una verdadera Transición
democrática, para
sustituir la constitución violada que sufrimos por una Constitución
libertaria y por aplicar ética, cordura y honradez a la vida
política de este país.
Llegaron
las europeas y dentro del estado de malestar y el pasotismo político
en que se ha convertido #Españistan,
Podemos irrumpió con fuerza aprovechando el desgaste del corrupto
partido en gobierno, del inoperante partido de la oposición y no lo
olvidemos, de la suscripción electoral única. Pero aquella primera
bocanada de aire fresco en el maltrecho corpus político patrio
avivaba el fuego de la ilusión por la regeneración. Incluso se
podía decir que se podía atisbar la victoria anti fascista y la
celebración de políticas pro-humanas con una economía que funcione
al servicio de todos y todas. Eso fueron los meses de mayo, junio y
julio.
El
Régimen reaccionó. Lo primero que hizo fue abrir las ventanas,
airear el castillo y cambiar las caras de las instituciones. Después
comenzó la campaña de acoso y derribo. Así como hasta ese momento
del éxito los jóvenes de Podemos eran novedosos, curiosos y hasta
graciosos, al ver la convocatoria que tenían, los poderosos se
asustaron y comenzaron a acusarlos de todo un poco. Les dijeron
radicales, por ejemplo, como si el neoliberalismo y el Poder fueran
moderados; o extrema izquierda, a pesar de que jamás propusieron
ninguna medida que excediera el capitalismo; irreales, porque para
ellos existe una sola realidad, la suya, y el resto queda fuera de lo
razonable; venezolanos o -más grave aun- "bolivarianos",
para confundirlos con el demonio; populistas, para minimizar su
arraigo popular; y un montón de cosas más, para afectar su
credibilidad y tratar de emparejarlos con la corrupción imperante.
"¿Ven? Son tan casta como nosotros", fue el mensaje
subliminal. Como todo esto, bajo la notable influencia mediática de
Iglesias y lo suyos no acabo de funcionar (se comían y comen a las
huestes ultras, reaccionarias y liberales de la
casta). Esto era inevitable
y evidente. Cuando algo amenaza al Poder, este pone toda su
maquinaría, al servicio de la causa de destrozar al rival.
Por
si esto no fuera suficiente, la dirección de Podemos y bajo el
paradigma de la transversalidad, viró a mi juicio notabilisimamente,
su ideario político de la calle, de la izquierda, hacia unos
preceptos más centristas, por no llamarlos conservadores. Se paso de
clamar referéndum y república en la jornada de proclamación de
Felipe VI a un inocuo pero insultante "Ahora no toca"; se
dejaron atrás ideas sobre la recuperación de servicios públicos
privatizados en un segundo o incluso tercer lugar y ya no se volvió
a hablar de la legitimidad de la deuda, mientras que en el otoño
Syriza lo hacia su emblemahacia su victoria en las elecciones griegas.
Por
cambiar cambiaron el principio de horizontalidad del partido, el
funcionamiento asambleario por una dirección que lo regía
absolutamente todo, lo que ha llevado a desilusiones colectivas, a
pérdidas de confianza de algunos participantes destacados ante las
maniobras oscurantistas llevadas a cabo por la dirección de Podemos
para que nada se escape del triángulo de la Complutense.
Mientras
llenaban los platos y maximizaban las audiencias, dejaban de lado los
círculos y la controversia y debate internos.
Han
seguido tanto la centralidad que han seguido los artesonados con los
que funciona el bipartidismo ante sus casos de corrupción. Hablamos
de Juan Carlos Monedero
y su affaire con Hacienda y de Errejón y su asunto con la
Universidad de Málaga aireados por el sector ultra de la caverna
mediática. Estos lo han negado todo, han clamado que son objeto de
persecución, han dado respuestas esquivas cuando no evitado
preguntas incómodas y se han mantenido en el cargo (cargo en el
partido dicho sea de paso). Incluso y esto lo sé de buena tinta, no
han tenido reparos en que las candidaturas para las próximas
municipales en las que participan se hayan llenado de algunos
personajes sospechosos o hayan sido totalmente impulsadas por
personas que conforman los círculos, lo que es de hecho un fraude de
ley, puesto que agrupaciones de electores, las han pasado a formar
100% personas vinculadas a círculos de Podemos.
El asunto está en
cómo defenderse: profundizando el cambio deseable o suavizándolo
para no irritar a los que mandan. Podemos optó por retroceder en
su impulso renovador. En ir rebajando sus postulados más
atrevidos, que de todos modos nunca se pasaron de la raya sensata,
hasta hacerlos parecer aceptables para toda la gente de buena
voluntad. En fin, se fueron alejando del pueblo, de los estafados y
de los indignados para abarcar más simpatías; se arrepintieron
públicamente de los malos pensamientos; y se asearon y arreglaron
para estar presentables ante los ojos inquisidores del capitalismo
alerta.
Ahí vino el impulso
en las encuestas comiendo votos de todos los lados: Ambos polos del
bipartidismo, nacionalistas bisagra, Izquierda alternativa, partido
renovación de carácter centrista (UpyD). Era febrero de 2015 y ya
había encuestas que les daban primeros en intención de voto
directa. La estrategia del poder no estaba funcionando y estos
decidieron ir un paso más allá y erigieron los cambios para en el
fondo no cambiar nada y como parte de esa estrategia de supervivencia
idearon al partido bisagra perfecto, a la marca blanca del
bipartidismo: Ciudadanos. La formación de Albert Rivera ya
había funcionado bajo ese mismo prisma en Cataluña y por qué no el
Régimen del 78 pensó que podía hacer lo mismo en clave nacional.
Y lo más grave de
todo fue una decisión que nadie ha dado a la dirección de Podemos,
pero que es real y tangible. Un hecho que aparentemente no es
responsabilidad de nadie pero que puede traer trágicas
consecuencias, porque este país, #Españistan no puede
soportar 4 años más de un sistema político para usufructo de unos
pocos, de una democracia caciquil garantista de que el poder esté
donde ha estado los últimos 80 años y que ahora ampara un giro en
el sistema económico para convertirnos a todos en carne de cañón
de cuya espoleta nunca estaremos al cargo.
Con Podemos creciendo
en las encuestas y posicionándose como opción de voto y alternativa
de gobierno, se paro la conflictividad en las calles. Se han
parado las mareas ciudadanas, ya no hay asambleas del 15M con lo que
eso suponía a nivel de grupos y activistas que allí nos sentábamos.
Tan sólo Stop Deshaucios ha continuado con sus acciones, pero
llevadas únicamente a parar lanzamientos. Y los mineros. Siempre los
mineros nos recuerdan donde está la dignidad.
A mi personalmente me
parece un error tremendo que no se haya trabajado todavía más en
exponenciar el estado de malestar vigente a principios de
2014. En aquel momento la ciudadanía no estaba ni mucho menos
cansada de estar en las calles, aunque efectivamente en provincias
siempre nos viéramos los mismos. No, al contrario. Se había
conseguido que buena parte de la "mayoría silenciosa" de
Rajoy apoyase las protestas porque se había logrado la visualización
de todos los problemas que las políticas fascistas, los recortes y
la corrupción sistémica que nos asola habían provocado. La
dignidad estaba a flor de piel y quiero creer que quedaba poco para
ese Rubicón en el que la sociedad española decidiera
empoderarse definitivamente y clamar un "Basta Ya. Estamos
hartos. Luchemos por convertirnos en una sociedad plena democrática".
Ahora ya y con todo
esto en las encuestas la intención de voto a Pablo Iglesias ha
bajado. No vamos a obviar que la mayoría de ellas están
manipuladas. Comprendemos además el adelanto de las elecciones
andaluzas como una forma de evitar su crecimiento en el juego que se
trae Susana Díaz más por su causa que por la de los andaluces.
Pero
es que además en Podemos yano eran de izquierdas. Eran
de los de abajo, y
prácticamente la totalidad de todo ideario de izquierdas con el que
nacieron y compitieron en las europeas de mayo de 2014, y que no
olvidemos eran propuestas nacidas en el 15M,
las mareas ciudadanas
y las Marchas de la Dignidad
que se transmitieron tal cual a los círculos, se diluyó con un buen
rollismo, una especie de social democracia renovada que ya muchos
sabemos que acaba en el cubo de basura del neo conservadurismo
económico y que no sólo no arregla los problemas de la mayoría
sino que los agrava.
Podemos en su táctica no quiere molestar al gran capital. Esa mano invisible
que todo lo domina y dirige. Incluso las democracias. Puede que la
estrategia sea certera y así se consiga conseguir una fuerza
electoral y un respaldo social lo suficientemente amplio y
mayoritario como para discutir la intromisión del capital en la vida
pública, la supremacía financiera de unos pocos sobre los derechos
y libertades de todos y todas.
Pero,
¿se trata sólo de ganar? ¿Para qué queremos ganar, solo para
adecentar el sistema o para cambiarlo? Y si no ganamos, ¿se termina
la política, la lucha por la dignidad y la esperanza de una sociedad
mejor, justa y realmente democrática? ¿Por qué el insistente
rechazo a la integración de Izquierda Unida en un frente común?
Para
mi todas esas preguntas tienen una fácil respuesta, y sin embargo,
nos hemos encontrado con la contraria desde Podemos, en lo que supone
toda una traición al
movimiento indignado. Una
traición al 15M
sustentada en quitarle su identidad que estaba en la calle, en el
debate político y social, para aglutinarlo en una papeleta
electoral, que todo parece indicar servirá para actualizar el
software de la política española. Una "Transición 2.0",
que volverá a funcionar como una transacción, en la que habrá los
mismos agentes de siempre, pero con trajes nuevos y con un
denominador común: La baja calidad democrática del país y de la
sociedad; el desapego por la política de buena parte de la población
y la sumisión de la mayoría de la población a un sistema
económico, el capitalismo neo liberal y ultra conservador, que
esclaviza y esquilma el planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario