miércoles, 14 de junio de 2017

Una huelga de todos




Mientras se celebra la segunda jornada y con votación de la Moción de Censura de Unidos Podemos al gobierno del fascista y corrupto PP de Mariano Rajoy, otro de los múltiples conflictos en los que está sumiendo al país por su gestión vive un momento decisivo en la jornada de hoy.
Arranca hoy miércoles 14 de junio un paro de 48 horas en todos los puertos españoles promovido por los estibadores. Frente a la horrenda y corporativa con los suyos gestión de Rajoy y la agresiva acción de la ideología dominante, el ultra liberalismo, los y las trabajadores portuarias del estado español han enseñado los dientes para defender sus derechos.
Está jornada de huelga es una más dentro del ciclo de movilizaciones promovidas por las asociaciones profesionales y sindicatos de estibadores frente a las reglamentaciones primero europea y luego nacional para favorecer la regularización y liberalización del sector, entendidas ambas como máxima flexibilización de las condiciones de trabajo y contratación de los trabajadores portuarios, lo que abre la puerta a las subcontratas y otras formas de degradación de las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Quizás hoy, con toda la derecha mediática volcada en descalificar e insultar a quien hoy propone algo digno y distinto en las Cortes, no asistamos al despliegue de manipulación que la caverna ultra dedica con la única intención de que todos y todas nosotros, como clase trabajadora, nos posicionemos en contra de los estibadores.
Desde hace un par de meses cuando estalló el conflicto de la estiba en los medios (a raíz de la multa diaria de 134.107€ que la ultra liberal UE impone a España por mantener su propia legislación en los puertos nacionales. De la multa de 128 millones de € que la UE nos impone por recortar en energías renovables, nadie habla) hemos escuchado que los y las estibadores son un monopolio. Que son unos privilegiados. Que son una mafia. Que son machistas y misóginos. Y un largo etcétera de juicios simples de valor que no analizan la situación laboral y profesional del colectivo, y que desprestigian al sector sin otorgarles la naturaleza clave la para la economía del estado, como así lo son.
Pero realmente, si contextualizamos las condiciones de los trabajadores de la estiba en nuestro país, con las situaciones del resto del precariado españistaní, por supuesto que salen bien y podemos decir que si, son unos privilegiados. Pero, ¿por qué?
Pues muy sencillo; porque mientras la clase trabajadora, huérfana de liderazgos sindicales y sumidas en una competitividad e individualismo taciturno es pisoteada y precarizada, existe un colectivo que, gracias a su unión, su lucha sin tregua y su cooperativismo conserva los derechos conseguidos durante decenas de años, lo cual es inadmisible para la élite. Que los estibadores dejen de ser unos privilegiados no debería suponer para el resto de la clase trabajadora que ellos perdieran derechos, sino que nosotros recuperáramos los nuestros.
La liberalización de la estiba traerá precariedad, caídas de salarios, aumento de la inseguridad laboral y abrirá nuestros puertos que deben de ser un valor y un puntal estratégico de la riqueza nacional a los especuladores extranjeros. Y sin embargo, lejos de abrazar la solidaridad obrera y plantear discursos de compañerismo, los estibadores no sólo se encuentran solos sino que además, tienen la beligerancia de una clase trabajadora engañada que culpa de su precariedad e incertidumbre a otros trabajadores, dejando libres sin mácula a quienes con legislaciones y discursos nos han puesto la etiqueta de prescindibles, de mercado, de recursos con los que especular sin importar nuestras vidas.
Por todo esto, la huelga de los y las estibadores, es también una huelga de todos y todas nosotros. Tenemos que recuperar el sentimiento de clase obrera, que nos han arrebatado o que, mejor dicho, hemos perdido de forma paulatina, inconsciente. Porque si hoy apoyamos a la estiba, mañana será el profesorado, el personal sanitario, los teleoperadores, los camareros, los científicos, los funcionarios… todos y todas unidos y convencidos en la lucha para anteponer nuestra vida, futuro y dignidad por delante del dinero, de la avaricia y la inmoralidad de unos pocos.
Seguramente mi planteamiento resulte romántico. Idealista. Pero si algo tengo muy claro pese a las extremas dificultades para movilizar a esta ciudadanía que parasita frente al televisor o la pantalla del móvil, la nula colaboración de los sindicatos mayoritarios muletas de este sistema, es que tenemos que estar juntos y luchar con solidaridad obrera. No os dejéis engañar y manipular. Recordar lo que decía el pastor luterano Niemöller en su célebre poema Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas:

Original
Traducción
Als die Nazis die Kommunisten holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Kommunist.

Als sie die Sozialdemokraten einsperrten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Sozialdemokrat.

Als sie die Gewerkschafter holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Gewerkschafter.

Als sie die Juden holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Jude.

Als sie mich holten,
gab es keinen mehr, der protestieren konnte.
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

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