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domingo, 6 de julio de 2025

Wasted Years: Imposible malgastar tiempo con Iron Maiden


 


[Verse 1]

From the coast of gold

Across the seven seas

I'm travelin' on far and wide

But now it seems

I'm just a stranger to myself

And all the things I sometimes do

It isn't me but someone else


[Verse 2]

I close my eyes and think of home

Another city goes by in the night

Ain't it funny how it is?

You never miss it till it's gone away

And my heart is lying there

And will be till my dying day


[Chorus]

So, understand

Don't waste your time

Always searching for those wasted years

Face up... make your stand

And realize

You're living in the golden years


[Verse 3]

Too much time on my hands

I got you on my mind

Can't ease this pain, so easily

When you can't find the words to say

It's hard to make it through another day

And it makes me wanna cry

And throw my hands up to the sky


[Chorus]

So, understand

Don't waste your time

Always searching for those wasted years

Face up... make your stand

And realize

You're living in the golden years


[Guitar Solo]


[Chorus]

So, understand

Don't waste your time

Always searching for those wasted years

Face up... make your stand

And realize

You're living in the golden years


So, understand

Don't waste your time

Always searching for those wasted years

Face up... make your stand

And realize

You're living in the golden years


Wasted Years es la segunda canción del álbum Somewhere in Time, el sexto disco de Iron Maiden, publicado en 1986. escrita por el guitarrista Adrian Smith, no solo destaca por su potente melodía y su característico sonido de metal progresivo, sino también por las profundas reflexiones que plantea acerca del paso del tiempo, el arrepentimiento y la búsqueda de un propósito en la vida.

La letra de Wasted Years se centra en el sentimiento de pérdida asociado al tiempo malgastado. A través de ella, el narrador expresa un anhelo por el pasado y una crítica hacia la manera en que a menudo dejamos escapar momentos importantes, dedicándonos a actividades que no nos llenan. Este tema resuena a muchas personas que, al mirar atrás en sus vidas, pueden sentir que no han aprovechado al máximo las oportunidades que se les presentaron. La frase recurrente en la canción, "Don’t waste your time always searching for those wasted years", encapsula este mensaje central: el tiempo es precioso y no debe ser desperdiciado en la inercia o en decisiones que no nos conducen a la realización personal.

A nivel musical, Wasted Years combina elementos característicos de Iron Maiden, como la fusión de guitarras melódicas y ritmos alternativos, creando un ambiente sonoro que complementa el peso emocional de la letra. La sección instrumental del tema, especialmente el solo de guitarra de Smith, transmite una sensación de nostalgia y reflexión, sumergiendo al oyente en la atmósfera que la canción busca evocar. Esta dualidad entre la letra y la música es fundamental para entender el impacto que Wasted Years tiene sobre quienes la escuchan, permitiendo una conexión inmediata con sus sentimientos.

Además, es interesante destacar el contexto en el que fue creada esta canción. Durante la década de los ochenta, el mundo experimentaba cambios significativos, tanto a nivel político como social. La ansiedad y el desencanto eran comunes, especialmente entre las generaciones más jóvenes que buscaban un sentido de propósito en medio de las presiones externas. Wasted Years puede interpretarse como una respuesta a esos sentimientos de desorientación y pérdida, un llamado a la auto-reflexión y a la acción proactiva en busca de una vida significativa. La canción invita al oyente a detenerse y evaluar dónde está en su vida, y si realmente está siguiendo su propio camino o simplemente dejándose llevar por las circunstancias.



En conclusión, Wasted Years de Iron Maiden trasciende su categoría como mera canción de heavy metal, convirtiéndose en un poderoso himno que evoca la lucha intrínseca del ser humano con el tiempo y el significado de sus elecciones y de sus emociones. A través de su letra introspectiva y una composición musical que resulta a la par conmovedora y electrizante, la banda logra transmitir un mensaje atemporal que sigue resonando hoy en día. Así, invita a todos a no dejar pasar la vida sin un propósito claro, recordándonos que cada año, cada día, y cada momento cuentan. La reflexión propuesta por esta canción no solo es relevante para los fanáticos del metal, sino para cualquier persona que busca darle sentido a su existencia.

En definitiva, con Iron Maiden nunca habrá años malgastados.

viernes, 4 de julio de 2025

Hallowed be thy name: La obra culmen de Iron Maiden

 

[Intro]

I'm waiting in my cold cell when the bell begins to chime

Reflecting on my past life and it doesn't have much time

'Cause at five o'clock they take me to the gallows pole

The sands of time for me are running low

Running low, yeah


[Verse 1]

When the priest comes to read me the last rites

Take a look through the bars at the last sights

Of a world that has gone very wrong for me

Can it be that there's some sort of error?

Hard to stop the surmounting terror

Is it really the end, not some crazy dream?


[Verse 2]

Somebody please tell me that I'm dreaming

It's not easy to stop from screaming

But words escape me when I try to speak

Tears fall, but why am I crying?

After all, I'm not afraid of dying

Don't I believe that there never is an end?


[Instrumental Break]

[Verse 3]

As the guards march me out to the courtyard

Somebody cries from a cell, "God be with you"

If there's a God, why has He let me go?

As I walk, my life drifts before me

And though the end is near, I'm not sorry

Catch my soul, it's willing to fly away


[Verse 4]

Mark my words, believe my soul lives on

Don't worry now that I have gone

I've gone beyond to seek the truth

When you know that your time is close at hand

Maybe then you'll begin to understand

Life down here is just a strange illusion


[Instrumental Break]

[Outro]

Yeah, yeah, yeah

Hallowed be thy name

Yeah, yeah, yeah

Hallowed be thy name

Yeah


Hallowed be the Name (Santificado sea el nombre) es la canción que cierra The Number of the Beast, el tercer álbum de la banda de Heavy metal por autonomasía: los británicos Iron Maiden.

Escrita por el bajista y letrista habitual de los Maiden, Steve Harris, la letra describe los pensamientos de un hombre condenado a muerte, momentos antes de acudir al cadalso y que la horca cumpla la sentencia. El reo pasa por los estados mentales, las fases previas a la ejecución, desde la negación hasta la expiación de los pecados, y compone en conjunto una colosal obra en el que se desliza una crítica religiosa y un profundo análisis filosófico sobre la vida, tanto física como espiritual, la muerte, el más allá, la divinidad y el propio significado de la existencia.

La canción narra la historia de un prisionero que enfrenta su ejecución inminente, reflexionando sobre su vida y la inevitabilidad de la muerte. En este sentido, se puede apreciar una profunda conexión con temas existenciales y filosóficos que han resonado a lo largo de la Historia de la humanidad. El uso de la figura del prisionero encarna el dilema humano sobre el sentido de la vida y la confrontación con la muerte, haciendo eco de obras literarias clásicas y de la tradición del teatro trágico

La letra refleja una sentida introspección sobre la vida pasada, plena de errores, que le han llevado a tener que afrontar su inevitable destino. La mención directa del “Gallows Pole” (la horca), y el sonido de las campanas (recurso de la batería) añaden simbolismo a una construcción narrativa que busca imbuir en el oyente los estados que pasa el protagonista. La repetición de frases como "I'm waiting in my cold cell" (Estoy esperando en mi fría celda) establece un tono sombrío y claustrofóbico, un reflejo de la lucha interna del prisionero.

Uno de los aspectos más notables de la letra es la dualidad en la percepción de la muerte. El protagonista oscila entre el miedo y la aceptación, lo que se manifiesta en la repetición de preguntas retóricas que invitan al oyente a reflexionar sobre su propia mortalidad. Frases como "When you're sent to die" (Cuando te envían a morir) resuena con un sentimiento universal que provoca empatía, independientemente de las creencias personales de cada oyente.

Además, el uso de referencias religiosas, como en el título mismo, evoca una búsqueda de redención y significado en el sufrimiento. La mezcla de elementos del cristianismo con una perspectiva crítica hacia la condena pone de manifiesto la complejidad moral del juicio final, sugiriendo que incluso en la desesperación hay un espacio para la espiritualidad.

Por lo tanto, la letra no sólo aborda la vida, su reflexión y la mortalidad, sino que también cuestiona la existencia de un “Dios” o poder superior, y su supuesta magnanimidad o justicia.

Desde el punto de vista histórico, el contexto propio de la canción sería imperdonable obviar el hecho de que se trató en su momento del primer álbum con Bruce Dickinson como frontman de los Maiden, tras la salida del, fallecido el año pasado, Paul DiAnno como cantante. La presentación de Dickinson durante todo el Number of the Beast es colosal y marca diferencias con el trabajo de DiAnno, que si bien era este también de una calidad magnífica, sus problemas legales y con el alcohol provocaron su salida de la banda.

Volviendo a Dickinson por Hallowed be the Name y el video pasado a las televisiones de presentación de la canción en vivo, marcó la calidad técnica de Bruce, además de mostrar su carisma y cercanía con el público y su entrega con la música en directo, epítetos todos ellos, imprescindibles al narrar el trabajo y legado de Bruce Dickinson como cantante. El video, ya hoy en día como video oficial, es una grabación de la primera vez que Iron Maiden tocaba la canción en direto. Espectacular.

La voz de Dickinson interpreta con una suficiencia, personalidad y sentido dramático la letra como nadie había hecho nunca, dotándola de una vida propia, una que se acaba al fin y al cabo, donde el juego entre estrofas es sublime y cargado de intensidad. Momento culminante por supuesto, el agudo sostenido al final de la primera estrofa, en un alarde de técnica bucal y capacidad pulmonar, mientras el resto de músicos engola la canción con su intervención.

Y es que el resto de la banda aparece en estado de gracia y entregada a la causa, tanto en la composición como ejecución en directo, se muestra pletórica. Steve Harris amartillea el bajo y dota de ritmo la canción, lo que permite al batería Clive Burr (posteriormente lo mismo con Nicko McBrain) explorar los timbales y percutir secuencias complejas que cuadran con precisión matemática en los tempos marcados por el bajo.

Si la base rítmica funciona con tal perfección dejando una estructura que solo necesita de decoración, qué mejor que disponer de la pericia en las cuerdas de acero de Adrian Smith que genera una introducción que da aires melancólicos a la primera estrofa, y después, flirteando con el progresivo alterna pasajes más melódicos con secciones más rápidas. Y qué decir de un Dave Murray que nos regala uno de los mejores solos de guitarra de la historia del heavy metal, logrando un equilibrio perfecto entre emoción y virtuosismo.

La progresión de acordes y cambios rítmicos acentúan la narrativa, aumentando según crece la desesperación del protagonista, y haciendo que quienes escuchamos la composición experimentamos mental y hasta físicamente la angustia y la redención final del personaje.

En conjunto, Hallowed by Name es una obra maestra y el mejor ejemplo del legado de Iron Maiden. Una canción imprescindible en el setlist y en cualquier listado de obras de la mejor banda de música de la Historia. Sí. La mejor no sólo del heavy o el rock duro. La mejor en cualquier estilo. Imperecederos. Imborrables y Eternos.

domingo, 2 de junio de 2013

Sonisphere 2013: Iron Maiden, Avantasia y el día de la marmota para el metalero españistani


 
Tercera visita al Sonisphere en tres años y segunda vez para vislumbrar, vivir y disfrutar a Iron Maiden. Hacía Rivas VaciaMadrid, emplazamiento elegido para esta edición nos encaminamos Fio, mi hermano y servidor en el saxito desde Salamanca y David desde Valencia, con la intención de disfrutar de los más grandes héores del metal, y unas cuentas buenas bandas. Pero pongámonos en antecedentes.

Fue por febrero cuando se anunció a Iron Maiden como cabeza de cartel del Sonisphere España 2013. Y no sólo eso, sino que además dieron la primicia de celebrar el festival de dos días, en dos emplazamientos distintos, Madrid y Barcelona, algo que no tiene que ser ni positivo, ni negativo, sino un experimento más y que incluso podría permitir el lujo de traer un cartel más redondo, asegurando dos fechas para cada grupo y pudiendo emplear la pasta que se gasta para rellenar dos días de festival, en rellenar un día, por partida doble, con grupos de mucho nivel.

Eso fue a finales de febrero, y hasta mediados de abril no se completo el cartel que muchos ansíabamos ya con las entradas de la mano, sólo por el reclamo de Iron Maiden. Pues bien, como digo, fueron pasando las semanas y meses hasta que se completo el cartel, sin comunicaciones desde la web o perfiles sociales de la empresa promotora. Al contrario.

Se fueron completando el resto de carteles a nivel europeo (impresionante el cartel de dos días del Sonisphere francés) y aquí un día llegamos y vimos como Tierra Santa, Voodo Six, Danzig, Red Fang, October File, Ghost y Newsted iban a rellenar las horas hasta la actuación del cabeza de cartel, y al que seguirían Anthrax, Megadeth y Avantasia, que fueron anunciados creo recordar un par de semanas después. Por cierto, después de este último anuncio, anunciaban una banda más que nunca llegó...

Ni que decir tiene que pagar 60€ por este cartel, a priori no puede parecer tan caro. El problema viene cuando ves con que grupos se han revestido la actuaición de los Maiden en Francia, Italia y Alemania, por ejemplo. Aquí tuve un problema con una web de metal que seguía, por expresar mi libre opinión sobre el cartel, y las condiciones. Ellos muy dignos, yo creo que esperando los pases vip y pases de prensa, defendían la organización y los grupos traídos de manera incondicional, y aunque me explicaron las condiciones de este festival, que a nivel europeo, funciona a modo de franquicias estatales, con los increíbles costos en organización, infrastructuras, personal, seguros, aviones, hoteles, etc. etc., que esto es #Españistan, lo cual tienen razón, y entre poco movimiento, IVA y SGAE se iba mucha pasta... pero sin querer admitir en ningún momento que los aficionados al género ya nos hemos movido dentro de este festival y sabemos como funciona.

Pero el caso es que en la tarde del viernes 31 de mayo nos pusimos en funcionamiento con las ganas de disfrutar, paladear heavy, reir, saltar y gritar; preparados con nuestros bocadillos para antes de entrar en el recinto y para después de salir de él, intentando minimizar costes y evitar perder mucho tiempo en colas, que ya conocíamos.


Ahora continuamos con la habitual crítica a los grupos que vimos para acabar con la no menos tradicional crítica y puesta en solfa del desastre de festival que montan Sonisphere España S.L.




Nuestra intención era clara: Llegar para ver a Ghost. Y así hicimos. Decir que a priori, y a posteriori con matices, el emplazamiento madrileño de este año, me pareció muy bueno: Con salidas fáciles a la A3 y M50 (aunque nunca señalizan con el cartel del festival), con bastante aparcamiento, con espacio asfaltado central, y gradas que envolvían el escenario. Quizás lo único lamentable, el viento pegando, que parece ser propio de la zona y que con la orientación del escenario daba problemas de sonido y que en el espacio central, más que pedaltado lo que era es un hoyo.

Pero allí estábamos con ganas de ver a Ghost. Quizás excesivas por mi parte, no queriendo reconocer que quizás este tipo de festivales minimizan lo que Ghost puede ofrecer y dejándolos algo descuadrados antes de ver a los Maiden. El caso es que sus dos buenos primeros discos (el primero a mi juicio excelente y sorprendente) quedaron descafeinados en una actuación muy mediatizada por el lamentable audio que había en ese momento en el recinto, y ante un público que parecía más esperar a los Maiden que paladear a los suecos. Lo cierto es que a las 7 de la tarde cuando empezó Ghost el sol reinante hizo desmerecer la puesta en escena, tan rica y fascinante, y el sonido de Hard Rock y rock setentero quedaba minimizada.

Compartiendo las primeras cervezas sonaba la intro de los suecos, el Master Ball de Jocelyn Pook, y pronto fueron apareciendo los integrantes del grupo, hasta hacer entrada el Papa Emeritus II para abrir con Infestissuman y Per Aspera ad Inferi, antes de descerrajar un Con Clavi Con Dio, excelso y metódico que sonó mucho mejor que los primeros temas de la actuación. Continuaron unos minutos más con Secular Haze, Stand by Him, Death Knell, Year Zero y terminaron con Ritual, un temazo de su primer disco que sonó fenomenal, y me dejaron con ganas de más (sobretodo de Elizabeth). Fue una actuación de suficiente raspado la verdad, quizás mediatizado por las ganas que les tengo (y mantengo) quizás por estar ubicados fuera de sitio. Tampoco ayudaron los fallos técnicos que metieron voces sampleadas a destiempo, pero aún así pondremos a Ghost como otro grupo con ganas de verlos en directo, pero en una sala pequeña, a oscuridad. Y habiendo tocado temas, como Con Clavi con Dio, Stand by Him y Ritual a tan buen nivel y clavándonos en el cerebelo ese "Satanas; Lucifer" , bien lo merecen.

Iron Maiden

Era el momento que todos estábamos esperando y poco a poco nos encaminabamos a ello, hasta que empezaron a sonar los acordes del "Doctor, Doctor", de UFO, entrada inequívoca de Iron Maiden cuyos integrantes empezaban a desfilar por un escenario de tonos azules y morados (rememorando la portada del Seventh son of a Seventh son) ante una audiencia enfervorizada. Entraba a través de las pantallas, y enlatada, la intro del Moonchild (todos los grupos lo hacen, pero meter en un concierto partes de canciones grabadas del cd original, me parece feo, y un sacrilegio cuando hablamos de Iron Maiden) y Bruce Dickinson correteaba por la parte superior del escenario, mientras la luz natural deslumbraba a los espectadores y deslucía el juego de luces de los cabezas de cartel (en #Españistan nunca pondremos a los grupos grandes de noche, verdad, será porque somos el paraíso europeo del sol, en fin...).

Dickinson soltaba la primera estrofa del MoonChild, y ya veíamos que el sonido no era el mejor. Tampoco digno de Maiden, y ni siquiera para un supuesto festival de renombre (la palabra clave, supuesto). Es más, podíamos decir claramente que el sonido era malo, y no estariamos exagerando. El viento seguía haciendo de las suyas y dificultando la audición del concierto. Los Maiden finalizaron en periódo de pruebas el MoonChild que comenzó la versión enlatada preludio de la actuación, y así sin más Dickinson descerrajó "Can I Play With Madness", siguiendo el guión dictado por Seventh son of a seventh son, que ya sonó bastante mejor, para llegar a uno de los momentos redondos: The Prisioner. La banda se encontro a gusto y exacerbo aún más al público haciéndonos olvidar el viento, el sol y el resto de los elementos no invitados, al son de los dos solos inmensons de Smith y Murray que ofrece este tema.



Subidón que se vino abajo, inexplicablemente con "2 Minutes to Midnight", donde mientras todo el auditorio se volcaba en corear y cantar el tema, se noto la ausencia de la voz principal de Dickinson, durante una estrofa entera, mientras trataba de desenredar el cable del micro del pie. Bastante dramático, aunque tener como compañeros de viaje a esta impresionante banda, minimizo el estropicio, aunque aún así, no esta de más decir que con más de 30 años tocando por todo el mundo con la banda más grande del género, debería haber bastado para sacar el micro del pie, echarle cara, seguir cantando y ya se desenredará el nudo, cuando se pueda.

Después de esto el concierto, eso sí, y como era de preveer mejoro mucho. Tanto en la intensidad ofrecida por los Maiden, como el propio sonido que por fin se ajusto, a lo que en el escenario había y a las expectativas generadas. Incluso ayudo también el atardecer, dejando ya si entrever los juegos de luces en el escenario, con los inmenos telones "temáticos" de los Maiden para cada canción, además de ya sí y por fin, eliminando el factor vislumbre en el público cuando alzaba la vista al escenario.

Llegó todo ello con la parte en la que nos devolvieron a la adolescecia, con los himnos "The Trooper" y "The Number of The Beast" que sonaron fantásticos y redondos, haciéndonos a todos los presentes parte de la fiesta, ya imparable, y que continúo sin fisuras por "Phanthom of the Opera", "Run to the Hills", "Wasted Years" y "The Clairvoyant" con el bajo de Harris, tan característico e inolvidable. El escenario cambiaba con cada canción al igual que los clásicos riffs de guitarra y así, nos encontramos con un organo en la parte superior del escenario, a la derecha de la inmensa cabeza de un Eddie, de blanco espectral. Sonaba "Seventh son of a Seventh son" y aunque probablemente pueda parecer lenta, densa y compleja esta obra, sin duda alguna, germén de lo que hoy conocemos como Metal Progresivo, mantuvo acorde todo el espíritu de los Maiden. Había quien opinaba que debía quedarse fuera del setlist, en un concierto que ya de por si, es un repaso, un todo éxitos en vivo de los más grandes, pero el propósito de este concierto, esta gira, no existiría sin este momento, homenaje y puesta en valor de uno de los hechos que más claro ponen de manifiesto en la intensa y soberbia capacidad creativa de Iron Maiden.

No bajo el espectáculo, porque otro Eddie nos "atemorizaba" y el escenario se envolvía en colores verdes y azules, resaltándolo y haciéndolo más brillante. Se mezclan los vitores con las voces simuladas del público de la intro de "Fear of The Dark" y joder, como sonó. Fantástica, perfecta, sublime, inolvidable, una vez más. Sólo puedo decir que todo lo demás sobra, por esta canción merece la pena ver a los Maiden. Una, dos, tres, mil veces, las que haga falta. Es indescriptible la sensación que te recorre con este himno histórico de nuestro género, sonando en vivo. Ahora escribiendo se me eriza la piel de tan sólo recordarlo. Si no has visto Iron Maiden, ve y paladea Fear of The Dark; si lo has visto ya, vuelve; Ambos me lo agradeceréis.

Fue el perfecto preludio a una acelerada pero no con menos pronta de calidad "Iron Maiden" que supuso el cierre a la actuación, y que calento lo suficiente nuestras voces para pedir otra al grito de la canción homónima. Y allí salieron rapidamente para regalarnos, tres bises, perfectos en la parte musical y escenográfica. "Aces High" sonaba perfecta en ritmo y guitarras, pero con falta de aliento en la voz de Dickinson, que aún así, esta vez dió todo lo que tuvo, y con eso valía para "perdonarle" aquel lío con los cables en "2 Minutes to Midnight"; el segundo bis, "The Evil That Men Do" sonó impresionante de fuerza e intensidad con una Janick Gers muy cachondo con la guitarra (lástima que su importancia "musical" haya quedado en un segundo plano) y un Harris que una vez más nos ametralló con su bajo... para cerrar como viene siendo habitual "Running Free" en un fin de fiesta redondo y coherente, por el que nos dejaban salir libres, con la sensación de haber disfrutado con Iron Maiden.

En resumen, fue un concierto de menos a más, hasta un notable alto, por parte de estos mounstruos iconoclastas del metal, cuyo gran éxito es que siempre, siempre, después de verlos, escucharlos y disfrutarlos te siguen dejando con ganas de más, y muy importante, con ganas de volver a repetir.

SETLIST: Moonchild/ Can I Play with Madness/ The Prisoner/ 2 Minutes to Midnight/ Afraid to Shoot Strangers/ The Trooper/ The Number of the Beast/ Phantom of the Opera/ Run to the Hills/ Wasted Years/ Seventh Son of a Seventh Son/ The Clairvoyant/ Fear of the Dark/ Iron Maiden/ Aces High/ The Evil That Men Do/ Running Free/ .



Anthrax



De manera sorprendente no tardaron mucho los américanos Anthrax en salir al escenario. Tan sólo 30 minutos después de que terminará la doncella de hierro, los trashers neoyorkinos ya descerrajaban su setlist mostrando que no iban a permitir que nadie se aburriese con ellos en el escenario.

Y esa fue su motivación, pura diversión, con buen trash metal como herramienta aplicada con intensidad y ese punto gamberro que hace que te lo pases genial con ellos tocando. Puede que no te gusten o no los conozcas; hasta que odies el trash metal, pero lo seguro, lo único seguro es que con Anthrax no vas a salir diciendo menudo bodrio o menuda mierda de concierto.

Aunque continuó la tónica de todo el festival con un sonido lamentable, los primeros riffs de “Amont the Living” dejaron claro que poco importaba a las huestes de Belladona tal hecho. Su vocación festiva, fiestera y festivalera era lo más importante y así los 5 integrantes de Anthrax, del que como simpre, sobresalía la imparable energía de Scott Ian que no paró de moverse en todo el concierto, y joder, desde la lejanía en la que saltaba y le daba al kalimotxo, juraría que no perdió una nota. Pero no fue el único, toda la banda dió muestras de empatía y talento que llegaron a un momento máximo cuando sono, mi favorita de ellos, “I am the law” que sonó muy grande.

Fue tras ese momento cuando las luces se apagaron un momento para volver a encenderse con los rostros de Ronnie James Dio y Dimebag Barrell entrando en una zona de homenaje que Anthrax tuvo a bien rendir a dos de los talentazos del metal que nos han dejado antes de tiempo (aunque haga ya unos cuantos años), sin que eso resentierá el sentido festivo de su actuación, pero eso sí, sin dejar de mostrar respeto en la alegación de Belladona que se cerró con “In The End”, canción de su último disco.

Como no podía ser menos, una de las grandes especialidades de Anthrax son sus versiones, en ocasiones tal cual, y en otras aceleradas y pasadas por un filtro “trash”, de grandes temas del metal, pero también del rock y el hard rock. Así nos mostraron un “TNT” de ACDC que enervó a todo el respetable y que coreo como si fueran los propios aussies los que la estaban interpretando. Y por qué no decirlo, también nos mostraron un “Rainning Blood” mejor que un año antes nos habían ofrecido los propios Slayer, en el Sonisphere 2012.

Y así llego al final de su corta, pero intensa y sobretodo divertida, actuación con su clásico cierre “AntiSocial” ejemplo de unos Anthrax en plena forma, en todos sus miembros, teniendo respeto a su profesión, a su legado, al metal y al público. Ojala vuelvan pronto por #Españistan (no se prodigan mucho por aquí) y los veamos en una actuación en una buena sala y durante más tiempo.


Megadeth
Es un secreto a voces. Ya lo he dicho muchas veces. He sido protagonista de discusión entre metaleros subidos ya de cervezas. Pero es que no soporto a Megadeth, ni su música, y sobretodo a su líder-fundador, Mustaine. No tenía ninguna expectativa con ellos, y por no esperar, ni siquiera esperaba su “Symphony of Destruction”, temazo icónico, pero que por si sólo no debería justificar la fama, en mi opinión absolutamente inmerecida que tiene Mustaine y su banda.

No dudo eso sí de que sea un guitarrista potente y virtuoso. O que lo hubiera sido. Me da igual sus affaires y envidias con Metallica, y me dan bastante lástima su peregrinar entre drogas que le llevan reventado por la vida. De los 5 grupos que pude ver en el Sonisphere 2013, todos tuvieron un sonido lamentable, pero el que se ajusto con Megadeth fue el peor con notoria diferencia.

Toda la actuación en conjunto o individualizada era absolutamente inaudible. De hecho mediado el concierto lo que se oyó muy bien fueron los pitos dirigidos a Mustaine como alma mater y principio y fin de Megadeth. Pero también pitos a Sonisphere SL por un festival de tan bajo nivel y con tantos errrores que en este momento sumaban uno más: El convocar a Megadeth al cartel de Sonisphere 2013.

Y es que fue de verguenza ajena ver a arrastrarse al pelele en el que esta convertido Dave Mustaine, que aunque si que lució brillo en algún riff o sólo aislado, no sólo fue incapaz de conectar con el público que no podía ni oirle cuando soltaba un hilo de voz para interactuar con él, sino que además, y quizás lo peor, le daba igual todo.

Por eso no dedico ni una línea más a Megadeth. Fue un espectáculo lamentable que me cuidaré de no volver a repetir ver.

Avantasia
Lo que a media tarde era un viento que dificultaba la audicón del concierto fue avanzando por la noche hasta convertirse en un frio helador, dejando la sensación térmica varios grados por debajo de la temperatura oficial, que circulaba en ese momento por los 10º grados.

Mucha gente se había marchado ya, y a mi, personalmente, no me dejaba de sorprender. Como digo hacia ya un frío del carajo, había hambre, las colas eran insufribles, y quizás se tardaba demasiado tiempo en montar el escenario del fin de festival que iba a corresponder a Avantasia.

Pero reconozco que casi dese que se anunció el cartel, este ganó muchos enteros con la incorporación del proyecto de Metal Opera de Tobias Sammet, y para mi la hora no era un impedimiento sino un objetivo.

Pero el escenario se termino de completar. Sonaba el “Also Sprach Zarathustra" de Richard Strauss como introducción. En una balustrada a la que se accedía a través de unas escaleras se colocaron los coristas (Thomas Rettke y Amanda Sommerville, colaboradora habitual de Épica). Debajo de ellos la bateria de Felix Bonkhe y el teclado de Miro Rodenberg. En la parte más baja aparece Sascha Paeth con su guitarra, junto al otro guitarra Oliver Hartman . Y tras ellos apareció el maestro de ceremonias, un Tobias Sammet, ataviado con su sombrero negro de cowboy que quería y sabía como conseguirlo animar a las almas que había en ese momento en la platea de Sonisphere 2013. Almas que sin ningún lugar de dudas, se habían quedado ahí, por ellos, por él y por Avantasia.

Basaron su corto set de poco más de una hora en sus tres primeros discos, tocando del último únicamente la primera, "Spectres", con la que abrirían la actuación y desechando temas del binomio "The Wicked Symphony"- "Angel of Babylon".

Como decía sonaba “Spectres” como primer corte, y lo hacía muy agitada e intensa favorecida por una bajada en la fuerza del viento que nos había dado el festival, y que permitió quizás las mejores condiciones, que no perfectas, para el sonido de un concierto al aire libre, pero que los técnicos de Avantasia, supieron manejar para no estropear el incomparable espectáculo del Metal que nos iban a ofrecer.

Acabada “Spectres” y al grito de “Avantasia, in Spain finally” llego el mejor momento del Sonisphere 2013: “The Scarecrow” que Sammet empleó de manera magnífica para meterse al público en el bolsillo con los casi 12 minutos de la musicada teatralidad del tema, con todos los componentes como cómplices, haciendo pasar de las partes cantadas, a las instrumentales con un derroche de interpretación perfecto que fue recogido por las guitarras, bajo, los teclados y la bateria para desglosar distintos sólos que justificaron sin ninguna duda, el viaje, el frio, el dinero, el hambre, el aguantar hasta ese momento y el soportar al viento, a Mustaine y a Sonisphere SL.

Acompañado en ese momento por Ronnie Atkis (“The Pretty Maids”), Sammet no dejó a nadie indiferente y poseyo en ese momento para él, y para su proyecto de Metal europeo, el títuo de grandes triunfadores del Sonisphere 2013.

Continuaba la actuación, y era díficil ya alcanzar ese momento acabado de vivir, pero lo cierto es que durante toda la hora que quedaba, no se alejo nada de ese instante. Y así entraron "The Story ain’t Over" con Bob Catley de acompañante, para de seguido llenar el escenario, porque un tío como él sólo sabe hacer eso, Mickael Kiske y hacerse el socio ideal de Sammet en "Reach Out for the Light" . Ver al ex- Helloween sobre el escenario fue un sorpresón mayúsculo para quien escribe, y supuso un dueto maravilloso junto a Sammet que se llevó una ovación brutal de las personas que allí estabamos alucinando de que manera con el show de Avantasia.

"Breaking Away" siguió por mismos terrenos, llegando a los compases más propiamente folk de "Farewell" y dejándonos eclipsar por la belleza de Amanda Somerville y sus incomparables voz y técnica, con todos cantando un estribillo que Avantasia finalizaron con cinco voces a cappella perfectamente conjuntadas.

Eric Martin sería el próximo en aparecer regalándonos toda la clase que posee, que no es poca, y haciendo un magnífico dueto en el increíble "Dying for an Angel". Tras él, llegaría uno de los momentos más curiosos, y es que Tobias se retira del escenario, dando paso Eric a Ronnie Atkins, quien volvería a escena para cantarse los dos un celebradísimo "Twisted Mind" que quedó sensacional aunando la elegancia de Martin con la fuerza de Atkins. 

La vuelta de Sammet para darnos las gracais por seguir allí (ya eran las tres y media de la madrugada) e interpretar "Lost in Space" que de nuevo cantaríamos voz en grito. Volvían Mickael Kiske y el power metal alemán por excelencia con "Shelter from the Rain", uniéndoseles al final Bob Catley.

Nos acercábamos al inevitable final y, aunque nos supo a poco, nos quedamos con el momento más mágico de su actuación, un "Sign of the Cross" grandioso con todo el elenco sobre el escenario, intercalando con fragmentos de "The Seven Angels" donde fue una delicía escuchar todas esas voces cantar al unísono.

Espero que pronto Tobias Sammet (parece que esta inmerso en un nuevo disco y gira con Edguy) nos regale esa gran actuación de Avantasia en España. Una actuación propia de Metal opera, en un lugar adecuado para tal evento, tanto en disposición como duración, porque no tengo ninguna duda de que será inolvidable. Avantasia, os esperamos. 


Crónicas Sonsphericas

No deja de ser una tradicción que tras paladear un festival en #Españistan haya que dejar un hueco bien amplio a la parte inevitable de quejas, situaciones lamentables y despropósitos organizativos que sufrimos los amantes del metal por estos lares, tierra de Sol, flamenco y tortilla de patata.

Llegados a esta altura de la película, esta claro que no todos podemos permitirnos pagar una entrada para un festival. Aquí hay que recordar, que mientras el festival de la franquicia Sonisphere en Francia era de 106€ con un cartel mucho mejor y de dos días, nosotros hemos pagado 65 pavos, por un cartel en el que Iron Maiden era el reclamo (aunque a mi me entusiasmo ver que iba a venir Avantasia) , pero de un sólo día, sin entrar a valorar cual es el salario mínimo francés (1.425,67 €) y el #Españistani que no llega a los 650€ al mes.

Pero una vez que hemos pagado podemos soportar cierta clase de inconvenientes con tal de disfrutar de nuestros ídolos y bandas favoritas, puesto que como decía hace un par de párrafos, en este país, en el que parece pecado el querer tocar, o el tener un sala y que en ella se puedan ver actuaciones de metal regularmente; en el que hay que luchar cada día con esa degeneración musical llamada flamenco y música pop enlatada por televisión y programas de “nuevos talentos”... pues bien, con estas condiciones se pueden soportar tardes y noches de calor abrasador o de frío helador, de hacinamiento como ganado (este año, no han querido la habitual cola para comprar los tickets de comida y bebida y así poder evitar aglomeraciones en un sólo punto. Supongo que esto era una inversión en personal y ticketaje que se han ahorrado) o aguantar condiciones insalubres. Hay quien puede soportar el comer un bocadillo, de lo que sea, helado junto a un retrete portatil tras una hora, de reloj, de larga cola (yo aquí como decía al principio y aprovechando la “especial” condición del festival decidi llevar bocadillos para antes y después). Podemos soportar que un soplapollas nos tire el litro de cerveza o por lo menos le pegue un vaivén por el que peligre la integridad física de este, sin tener que rechistar, incluso pudiendo confraternizar y hacer hasta unas risas. Son pequeñas cosas que se pueden soportar, podemos pensar. Pero no, yo ya estoy agotado de lidiar con esta empresa, de la que he sido cliente suyo los últimos tres años, y edición a edición las cosas, lejos de hacerlas mejor, constantemente se empeñan en repetir los mismos errores. Errores que tienen un único y claro motivo: El ahorro. Toda la pasta que se ahorran en contratar más personal, o en mejorar las condiciones de los espacios que vamos a compartir miles de personas, se la meten en sus bolsillos tras haberla sacado de los nuestros al mismo precio vengan 10 grupos o 22. Uno o dos días. Esta es la realidad.

Como decía al principio del post, ya conozco el funcionamiento de este festival en #Españistan, pero aún así, no deja de sorprender que se tardarán dos meses más en cerrar el cartel de esta edición, comparado con el de resto de países europeos donde ya a principios de marzo se conocía su composición.

Las redes sociales hervían pero por el público que asistía incrédulo a la desinformación más absoluta de un festival que no sólo no confirmaba todos sus artistas aún llevando ya tiempo las entradas a la venta sino que no generaba noticias, no interactuaba e incluso confundía canciones y videos de los artistas que promocionaba.

Y así estamos en el día después. ¿Qué nota le podemos dar a todo el evento? Pues bien, por el simple hecho de paladear una vez más a Iron Maiden y su gira del Seventh Son of a Seventh Son, el buen concierto de Anthrax, y sobretodo gracias, al conciertazo brutal de Avantasia, un 7. Pero es que estas tres actuaciones va toda la nota.

A Ghost le voy a dar un voto de confianza, pero el fiasco de Megadeth ensombrece toda la gestión, ya de por sí penosa, del organizador con los grupos y músicos, porque que Megadeth entrará en un cártel cuando es evidente que esta lejos de ser una banda de calidad es más que un error evidente.

Del resto de bandas, de perfil bajo para la tarde del día del festival no entro a valorar, aunque me dijeron que Newsted estuvo bien. Bandas de relleno. Espero que puedan ir ganando peso y podamos verlas en otros festivales u otras ediciones con más importancia.

Entre las cosas que me molestan tocan los huevos por ejemplo esta el hecho de que te cachen a la entrada al recinto. Te dicen que es por seguridad. Te tiran si llevas un bocadillo, o un paquete de estos alargados de filipinos (lo ví con mis propios ojos). Por supuesto te quitan si llevas latas, o botellas de plástico con, supongo, agua. Luego compras una botella de 25 cl de agua, a precio de 2 litros de gasolina, y te quitan el tapón, no sea que la vayas a rellenar... o espera, será del agua de la cisterna, porque el agua corriente esta cortada en los únicos baños de obra, habilitados. También te dicen que es por seguridad, no sea que la tires a la multitud, o al escenario, o te de por tirarle el bocata de sobrasada, chorizo o caballa al famélico Mustaine. Pero luego resulta que llegas al centro de la platea, y esta todo lleno de piedras, y cantos rodados que se pueden arrojar hacia cualquier punto y desgraciar a la desafortunada víctima. Pero te han tirado el bocadillo que con tanto amor te ha hecho tu madre, o la botella de agua que has comprado de una maquina al salir de una estación de bus o de metro, eso sí por seguridad.

Otro hecho curioso es que lo que llaman Black Circle, es una entrada distinta, más cara, en la que los que tengan a bien pagarlo, se supone disfrutarán de estar cerca de los músicos y recibir algún salivazo de Mustaine. Pues bien, en el resto de Europa hay que decir que esa posiibilidad es un aliciente para los primeros que llegan, no un sobrecoste para una entrada, y más cuando resulta que ha trascendido que mediada la tarde, antes de la actuación de Ghost, abrieron el Black Circle hasta llenar aforo para “dar mejor imagen”.

El auditorio de este año, el Miguel Rios de Rivas, no esta mal. Es un buen espacio y una iniciativa buena promovida por un ayuntamiento distinto, para poder ofrecer a sus vecinos eventos con una calidades mínimas. Si hubiera estado bien acondicionado y si su orientación fuera más oportuna sería un lugar fantástico.

Tuve la fortuna, o mejor dicho la inteligencia, de no necesitar los puestos de comida, pero quedaban claro que el precio era exhorbitadamente caro para la calidad que se ofrecía. Lo de los servicios de juzgado de guardia. Y otro punto sorprendente la escasísima iluminación que hubo en el recinto en los espacios entre conciertos.

Ya por último, y no deja de ser habitual y de los errores más perniciosos, no había ninguna información a la hora de salir del recinto para que las personas que necesitarán emplear medios de transporte público llegar, sobretodo a Madrid.

En fin, año a año, el festival de Sonisphere va dando pasos atrás que no hacen preveer un futuro muy largo para el evento, puesto que cuando trabajas, únicamente pensando en el dinero que vas a recaudar, y poco o nada en los servicios y espectáculo que vas a ofrecer a tus clientes, pues lo más normal es que tengas que echar el cierre por incompetente.



martes, 19 de julio de 2011

Sonisphere 2011


Llevaba un montón de tiempo, desde febrero, con la entrada al Sonisphere 2011 en la cabecera de la cama, con unas ganas terribles... y por fin este fin de semana pasado lo hemos vivido, disfrutado y coreado.

Después entraremos en el funcionamiento y organización del evento. Pero primero lo importante y lo que trasciende: La música y el metal.

Por desgracia no pude ver todo el cartel. Tuvimos a bien por nuestro descanso y por intentar llegar, y a bien que lo conseguimos, a la última hora sacrificar a Bullet, Mastodon, Angelus Apatrida y Hamerfall, siendo estos últimos los que más rabia me dieron, pero a las tres y media de la tarde, tiene bemoles la cosa. Aún así me confirmaron después que tanto los suecos, como los de Albacete estuvieron pletóricos lo que tiene gran mérito.


Llegamos mi hermano y yo el viernes justo cuando comenzaba Valient Thor. Los californianos a los que había escuchado cuando confirmaron su presencia no me desagradaron; pero es que en vivo me engancharon y nos hicieron bailar y saltar, clamar fiesta con su mezcla de hard rock y deshinibida actitud que resultaba una mezcla entre el Motörhead de toda la vida y los Turbonegro. No dejaron a nadie indiferentes, y en nuestro caso, fue un calentamiento soberbio para gozar de la fiesta.


Seguidamente, llegó Gojira. Sin duda una de las actuaciones más sorprendentes de todo el festival la de estos franceses que práctican un death metal melódico que me recordaba y mucho al que ahora me tiene enganchado (lo llevo siempre encima) Insomnium. "Ocean Planet", "Vacuity" o "A Sight to Behold" fueron algunos de sus pasos para llevarnos a la oscuridad, y a vibrar con el metal europeo del siglo XXI, y se llevaron por nuestra parte una de las mayores ovaciones del festival. Nos habían dejado a punto para el momento más nostálgico.


Y es que por cuarta vez, primera desde su reencuentro, Sôber, aparecía delante de mí en un escenario. Y no defraudaron. Los hermanos Escobedo, Alberto Bernardini y el nuevo bateria Manu Reyes (hijo del mítico bateria de Medina Azahara) desplegaron sus melodías limpías, duras y sobrías que las han carecterizado siempre y por las que se plantearon en su momento como herederos de Heroes del Silencio, como estandarte del rock y el metal nacional. Sus nuevos temas sonaron bien y reventaron con sus clásicos, entre ellos "Diez Años" con recuerdo de Carlos dedo al cielo por Alberto Madrid, "Una hora más" o "Arrepentido" himno del desamor y el dolor, himno de toda una generación.


Según se fue iba cerrando el cartel, se marco en mi alma un momento. Tocaban Arch Enemy y las huestes lideradas por Angela Gossow no fallaron. Fueron los únicos a los que sus temas nuevos no les fallaron, y regalos viscerales como "Nemesis", "We will Rise", "Dead Eyes See No Future" y sobretodo "My apocalypse" que ya provocaron los primeros destrozos en mi siempre maltrecha garganta, encandilaron a un público enloquecido, enamorado de la soberbia presencia de la frontwoman germana y extasiado por la variedad de acordes que los Ammott (fantástico como siempre Michael) a las guitarras, D'Angelo con el bajo y Erlandsson con la batería son capaces de desplegar. Fueron uno de los grandes momentos y unos de los máximos triunfadores, justificaron plenamente su fama, y soliviantaron a un público que por fin en aquel momento se deshacía del calor de la tarde.


Fue el momento ideal para refrescarse y lo que planeaba como un momento de tranquilidad para admirar y paladear con cierta distancia la siguiente actuación. Llegaba Slash con su nueva banda, con la voz de Myles Kennedy de los After Bridge, o una de las mejoras voces del momento. Y el británico y sus chicos estuvieron soberbios. La sóla y mítica figura imperturbable de Slash, con sus rizos bajo la chistera, hacían levitar a todo el escenario y encontró magnífico acompañamiento en el resto de la banda y en la voz de un Kennedy que se fue entregando a medida que desgrañaban temas del Apetite for Destruction de los Guns. Los nuevos temas y otros de etapas anteriores fueron entrando bien en el set, pero cuando sono "Nightrain" la gente se vino arriba drogada por el mito. Continuó así con "My Michelle", "Rocket Queen", algún otro tema gunnie como "Civil War", sacó un orgasmo colectivo al cascarse el "Sweet Child Of Mine" haciéndole el amor a su sempiterna Gibson Les Paul y dejó el listón altísimo para los siguientes con una impecable "Paradise City" que nos ofreció al Kennedy más entregado. La gente alucinaba con esta vuelta a los 80 y despidió al mito con una ovación y tratándo de arrancarle algún biss por primera vez en el festival.

Aún extasiamos, acudimos a la llamada de los The Darkness. Los falsetes de Hawkins y su estilo no están entre mis preferidos, como bien sabéis, pero que duda cabe, que me sorprendieron, lo dieron todo y desplegaron personalidad y arrojo en el escenario. Intensos y vibrantes aprovecharon la complicidad del público que había aguantado hasta esa hora por ellos, que en su mayoría eran fervientes admiradores y consiguieron levantarnos a todos y darnos una hora y quarto de auténtica y salvaje fiesta cerrada, como no podía ser con "Believe In A Thing Called Love".

Vaya primer día. Intensidad, sorpresa, emotividad, lágrimas al escuchar en vivo himnos de todos los tiempos y de todas mis épocas. Era una gran jornada de apertura. Una entrada soberbia a la jornada del sábado con los cabezas de cartel.


Y allí estábamos otra vez, a las 6 de la tarde. Vibrando con Apocalyptica. Y los fineses se entregaron a base de frotar las cuerdas de sus chellos, y darnos ración buena de sus temas propios más míticos y levantando al personal y refrescándolo con sus versiones de Metallica. Sonaron "Seek and Destroy", "Master of Puppets" o "Nothing Else Matters" y la gente los vibró y coreó como se merecen y agradeció a los fineses su clase, su metal incondicional y su ya dilatada experiencia en festivales y a horas no muy recomendables para el resto de grupos.


Les siguieron Dream Theater. Ya era un espectáculo ver montar la batería o la pedalera, pero verles tocar es impresionante. La banda de metal progresivo más espectacular del mundo no me defraudó. Desde la voz armoniosa y dura de Labrie, el lujazo en los teclados de Rudes, la impresionante técnica y destreza de Myung al bajo, el misticismo de Petrucci y sus guitarras y el talento de Magnini el nuevo batería plenamente integrado a la familia Theater y que no desmerece en absoluto a todo un Mike Portnoy. Qué decir!!! Increíble, majestuoso. Creo que grandes festivales no hacen justicia a este grupo, pero aún así dieron una actuación brillante, plagada de talento y entrega. Con su habitual destreza a la hora de combinar setlists, nos regalaron todo su trabajo coral de horas y horas de ensayo individual y en grupo y de talento natural con los que hilvanan diferentes solos en temas míticos como "
Caught In A Web" o "The Dark Eternal Night".


Y llegó el momento de la cabeza de cartel. La doncella de hierro no iba a dejarnos respirar y dejar de alucinar. El escenario convertido en una ajada, vetusta e incluso grotesca estación espacial. Las ovaciones se suceden y aparece Dickinson, ataviado como un rapero y que con su agilidad y pasión nos dijo a todos que nos iban a regalar una actuación espectacular. Y así fue y así son Iron Maiden. Empezaron por los temas "The Final Frontier" y "El Dorado" quizás los mejores de su último disco para encontrar el feeling con la gente, y así llegar al momento clásicos imperecederos. Primero "Two minutes to midnight" y "The Trooper" hicieron un coro total de 40.000 personas que vibraban ya y estaban deseosos de más. La lucha de Dickinson y su banda hizo pasar como canciones de la vieja etapa las postreras "Dance of Death" o "The Wicker Man" que sonó está última especialmente redonda. Mientras Dickinson subía y bajaba el escenario de cartón piedra, las guitarras de Murray, Smith y Gers, disparaban toda la adredalina del público y nos hacían lanzar rasgados al aire, amasar acordes en el viento. La batería (McBrain) y el bajo de Harris hacían imposible parar los pies. Sólo se podían corear los temas, soñar Iron Maiden, vivir el momento. ¡Y qué momento!
Llegó "The Evil That Men Do” (con aparición de Eddie incluída), “Fear Of The Dark”, “Iron Maiden” y tripleta de bises con “The Number Of The Beast”, “Hallowed Be Thy Name” y “Running Free”, con el gigante Eddie asomándose y dándolo todo. Inolvidable, intergeneracional, grandioso. Mucho mérito hacer que gente haya soltado 70 euros y se hayan cascado un montón de kilómetros sólo por ellos. Y lo llevan haciendo 35 años. Y espero que muchos más, porque sigo teniendo ganas de verlos y de volver a dejarme la voz con sus himnos en vivo...



Parecía que la fiesta podía decaer y aunque algunos cometieron la temeridad de perderse a los Twisted Sister en mi interior sabía que no me iban a defraudar. ¡Cómo van a hacerlo con un tío como Dee Snider al frente! Qué tío!! Impresionante. Menudo despliegue, vaya animal de escenario. Nos volvió locos con una banda formada por gente que vive la música en directo como nadie y que se mueve en su hábitat natural dando lecciones. Temas como "The kids are back", "Stay Hungry" o "Burn in Hell" nos hacían saltar y vibrar, ponernos como tantas veces este finde la piel de gallina. Su interacción con el público majestuosa, su risa contagiosa. Un grande Dee Snider y los Twisted Sister sin duda. Muchos años llevan ya pero temas como "We’re Not Gonna Take It” o “I Wanna Rock” siguen más que vivas, son auténticas melodías adolescentes de rebeldía y espíritu con las que ellos mismos se ríen dándonos un "Huevos con aceite... y jamón" o un "I wanna fuck". Mi afónica garganta me decía que parase pero mi espiritú no cedía, no podía dejar de cantar y gritar, de reirme. Imprescindibles e incomensurables.



Volvía a tener la sensación de decaimiento. Había cansancio, muchísimo polvo, sudor pegado al cuerpo. Llegaban los Uriah Heep con la obligación a última de hora de sustituir a Alice Cooper. Nadie ha dicho porqué el americano se ausentó a tres semanas vista. Pero ahora nadie se acuerda de él. Y es que los británicos y su hard rock clásico estuvieron geniales e hicieron a la gente que planeaba descansar girarse al escenario a disfrutar. Los tíos con sus 60 años al ristre estaban en su salsa, haciendo lo que mejor saben hacer y siendo muy creíbles y ganándose mi afecto e interés para siempre.

Y para terminar. Lacuna Coil. Sin duda uno de mis grupos fetiches y otro gran aliciente cuando se formó el cartel. La otra gran dama del metal, junto a Gossow, Scabbia la otra gran heredera de Doro. Aunque uno vibró con sus temas, sobretodo con sus clásicos "Our Truth", "Closer", "Heaven's A Lie" (su último disco, me parece un severo paso atrás) fue su magnífica versión de el "Enjoy the Silence" lo que más me convenció, así como el descaro de Andrea en el escenario, ante una quizás muy apática, aunque indudablemente bella y sugerente, Cristina Scabbia.

Y este es el resumén musical. Lo digo y lo prometo. A todos intentaré verles, escucharles y sentirles en directo muchas más veces. Lo merecen.

Ahí van las quejas

Fueron increíbles los conciertos, pero la organización nefasta. Si se han creído que con un gran cartel y el trabajo, talento y pasión mostrada por todos sobre el escenario nos va a valer a los heavys para aplaudir la organización y no pedir mejoras (y muchas) en ediciones futuras, mal encaminados van. No hay que mezclar las cosas y más cuando una parte importante como la comodidad, salubridad y seguridad se dejan de lado. Ya se me empezó a torcer el gesto cuando en información de Atocha Renfe un chico muy amable nos comentaba que no sabía nada de un supuesto servicio especial (y su gratuidad) en la madrugada desde Getafe hasta Atocha para dar salida a un festival metalero en Getafe.

82 euros en venta anticipada deberían de dar para mucho más. Por ejemplo para tener la información en la web actualizada y sobretodo correcta. Decían que un servicio especial de autobus y cercanías te llevaba hasta Atocha Renfe. Incorrecto y problemático. Problemático porque a la salida del concierto nada ni nadie te indicaba donde coger el bus hacia Madrid y tocaba deambular por las siempre bien iluminadas calles de un polígono y las particularmente ruinosas y cochombrosas circunstancias en las que suponemos la desidia y la crisis tienen esta zona. E incorrecto porque el autobus paró en plaza de Legazpi, casi 4 kilómetros por debajo de Atocha y del hostal que había buscado. Evidentemente si de un principio uno sabe donde para el autobus por allí cerca hubiera buscado el alojamiento porque lo que menos quiere uno es un paseo a deshoras después de una jornada tan intensa. Y más cuando se ha quemao a pleno sol para llegar al final de una era al final del último polígono de Getafe.

Una rapida mirada al plano aéreo del recinto del festival me dejo claro que el recinto del Sonisphere 2011 no tenía nada que ver con el lugar donde se desarrollo el Electric Festival hace 3 años. Mientras en 2008, desde la estación de cercanías de Getafe Industrial junto al aeródromo de Cuatro Vientos y a través de la avda. John Lennon hasta el recinto del mismo nombre, pero en dirección hacia la ciudad de Getafe. Todo bien indicado a la salida de la estación, con carteles, flechas e incluso una persona organizando en la llegada de los trenes. Esta vez no. Primeramente el sentido de la marcha tras la estación era totalmente distinto dirigiéndonos hacia un cerro con su pinar donde se acomodaba la acampada (sin duchas, ni agua corriente, pa qué deben de pensar), pero que tenía muchas trampas como por ejemplo buscar un vial o pasarela donde atravesar la autovía A4. Pero no había indicaciones, ni flechas ni personas con megáfonos facilitando la travesía. Ni siquiera un triste cartel para coger el autobus especial que luego supimos que existía. La única ayuda fue nuestro mapa imprimido, las clases de orientación del Agustín y sobretodo el sentido común y el que ya conocía la zona de mi anterior experiencia que nos llevaba incluso a ser nosotros mismos los que orientábamos a heavys a pie o a los que se atrevieron a ir en coche, pero aún así fue inevitable perderse por entre las calles de los polígonos con el peligro de las salidas de los camiones. La única (supuesta) ayuda era ver los conos colocados delimitando los árcenes del acceso al polígono a través de la A4 lo que parecía indicar a los heavys que nos jugaramos la vida atravesando la carretera para llegar al recinto del festival. Una verguenza. Pero no acabo todo ahí.

El calor estaba claro, era un invitado casi seguro y no falto. Aquí la organización algo hizo como dar algún mangerazo al respetable y montar los tuneles de ventiladores y vaporizadores, que buena ayuda dieron el viernes. Si el viernes, porque el sábado no funcionaron. La calor fue ingente y las zonas de sombra inexistentes. Si a eso sumas el irrisorio césped que anunciaban tenían plantado y que no era más unas alfombras escasas y artificiales rodeada por hierba seca que con poquito viento y las pisadas de los festivaleros se convirtió en una polvareda que dificultaba el respirar y convertía los tiempos entre conciertos en un auténtico Walking Dead.

La desidia de la organización no acababa ahí. Uno siempre piensa que el tema de montar una barra para comprar los tickets para la bebida y luego otra para dispersarte esa misma bebida se hace para agilizar y no agolpar a la gente en un mismo punto. Pero craso error. Si ya para coger un ticket había que echarle su espera, lo peor era el recolectar la bebida imperiosamente necesaria para refrescarse y sobrevivir. Y si, porque me parece un auténtico escándalo cobrar 8 euros por el litro de cerveza o 2 euros por una botella de 33cl de agua. Y más con el sofoco que todos incluso los niños que había, sufríamos. Si ya es un atentado en un festival cobrar eso y más cuando se supone que la gente va a disfrutar de la música no a emborracharse, cuando el calor aprieta me parece una auténtica estafa y delito por jugar con la salud de las personas. Pero es que el agobio, sofoco y cabreo e indignación iba creciendo según avanzaba el festival.

El viernes ya era molesto lo de pillar bebida. No eran muy dados en las barras, aunque siempre había alguna que otra excepción, y eran pocos para toda la gente que allí ibamos a disfrutar de la música y el metal. Pero ya es que el sabado con la actuación de los Maiden y las 40.000 personas que en ese punto nos juntamos era una auténtica tortura que por momentos estuvo a punto de provocar un motín. Y es que esperar 45 minutos de reloj para conseguir un litro de cerveza, unas aguas, y un par de vasos de hielo para refrescarnos y meternoslo literalmente entre el sombrero y la espalda me parece una vergüenza. Esos fueron los minutos entre el final de la doncella de hierro y el principio de los Twisted Sister. Los camareros, por llamarlos de alguna manera, no iban a sufrir estrés, para qué. La gente se agolpaba cada vez más y más en la barra y no había manera de que espabilarán a la hora de dispensar la bebida. El cabreo iba en aumentó a cada minuto, mientras yo pensaba "si estos tios ayer ya se vieron mal y no han reclamado más gente para entrar en las barras, se las pica lo que aquí suceda". Y así era. No había manera de hacerlos espabilar por más que se lo pedíamos e imploraramos. Para colmo, después de la actuación de los de Dee Snider, se acabó el agua. Sin más comentarios.

Supongo que todas las quejas no las va leer nadie de la organización. Están muy ocupados vendiendo el gran éxito, 70.000 personas en dos días, y sobretodo contando los beneficios que han sacado sin la más mínima organización, preocupación por sus clientes que además y recuérdenlo, somos personas; seguro que ya han apalabrado con el ay-untamiento de Getafe el "alquiler" (en negro por supuesto) el año que viene de tan maravilloso escenario. Lo llaman Getafe Open Air. Ya le pueden dar un nombre pomposo que te cagas a una era donde acaba una carretera de un polígono de aspecto tercer mundista. Si de verdad quieren hacer un festival de referencia, tomen nota:
-Comuniquen mejor el recinto. Den información. Hablen con la empresa de transportes de Madrid, pongan autobuses, un tren y que efectivamente llegue a Atocha. Y ese recinto (el del Electric Festival, llamado auditorio John Lennon, no estaba tan mal), podían intentar asfaltarlo o ponerle un césped de verdad y cuidado. Cuiden el pedalte que se eleva sobre el escenario para hacerlo más visible. Den sombras, agua corriente para refrescarse. Acondicionen una zona de acampada de verdad y un aparcamiento. Bajen los precios de la bebida, porque pensándolo fríamente a 8 euros el litro de cerveza, y teniendo en cuenta que mi hermano y yo hemos consumido por de bajo de la media, y aún así se nos han llevado 40 euros por persona, me parece a mi que son muchos euros...

En definitiva, traténnos como seres humanos. Personas, no basura. Sus futuros y antiguos clientes, que merecen respeto, dignidad, estos buenos grupos que son los que han levantado con su esfuerzo y talento y entrega el festival. Porque por su parte, un 0 rotundo.

Como decía al principio lo que trasciende a todos los amantes del metal es la música y la sensación y experiencia de los grupos que lo han dado todo. Pero si siguen así esto puede un año acabar muy mal, o que no vaya nadie, porque recuerde que estamos indignados y ya movilizados.

Salud y metal!!!

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...