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lunes, 27 de junio de 2022

No en mi nombre

 

El lunes 6 de febrero de 2014, 14 personas murieron ahogadas en la playa de El Tarajal, en Ceuta, sin recibir el auxilio de la Guardia Civil que a cambio las recibía a pelotazos y palos. Eran 14 inmigrantes que trataban de alcanzar la costa para salvar la vida, tras naufragar la precaria lancha hinchable con la que a su vez, procuraban conseguir un futuro mejor para ellos, ellas y sus familias. 90 personas ocupaban la zodiac y lucharon por su vida ante la crueldad de los números de la Guardia Civil allí presentes, el despotismo del infecto gobierno del Partido Popular y la, por lo general, indiferencia de la opinión pública española.

Unas pocas manifestaciones en las capitales de provincia que apenas reunían a medio centenar de personas, a parte de la mayoritaria concentración en la capital del centralismo español, por respuesta. Y muchos golpes en el pecho del PSOE, su líder y de la izquierda tratando de pescar en la indignación y la rabia de la parte más activa de la sociedad civil, ante el atropello a los derechos humanos perpetrado por los fascistas y neoliberales.

Algunos pensaban que con “el gobierno socio comunista más progresista de la Historia” estás vergüenzas terminarían. Pero estaban equivocados. Incapaces de derogar la propia Ley Mordaza que ampara legalmente en España crímenes de lesa humanidad como las devoluciones en caliente; o de revertir las tropelías a las clases trabajadoras con las reformas laborales; o intervenir el mercado de la vivienda y la energía; o de garantizar por ley los servicios públicos; o de salir de la OTAN, proclamar la República o nacionalizar sectores estratégicos… Absolutamente inútiles en mejorar las condiciones materiales de la gente, también lo son en tener un mínimo de coherencia y diferenciarse de los usos y abusos de la ultra derecha.

Los inmigrantes salvajemente asesinados, y digo si, asesinados por las fuerzas de opresión del Estado marroquí con la conveniencia y bajo la supervisión de las españolas, provenían de Sudán del Sur y de Chad, huyendo de una Guerra Civil y catástrofe humanitaria, de esas que no salen continuamente en los informativos. Si en los últimos meses España ha dado asilo a más de 124.000 ucranianos, víctimas de la salvaje invasión de su país por parte de Rusia (y también del fascismo con el que se mueve su propio gobierno), de los conflictos más alejados, en África o Asia, con personas de distinta raza no se tolera ni un mínimo de humanidad, ni una mísera cantidad de refugiados. Son aparcados ante la frontera por estados para-policiales subcontratados por esta Unión Europea del capital. Hacinados en campos de refugiados sin unas mínimas condiciones, solamente asistidos por las escuálidas ayudas de las ONGs (que también luchan contra la criminalización de su actividad a ojos de los que mandan) y cuando intentan entrar en Europa, apresados, apaleados, heridos, moribundos y dejados morir como perros, para después ser enterrados sin fecha y sin nombre, como el polvo que escondemos debajo de la alfombra.

A esta descripción, “nuestro presidente de izquierdas” respondió con un clarísimo “bien resuelto”. Ya sabemos que este personaje a parte de las toneladas de marketing político está hueco de la más mínima decencia socialista. Pedro Sánchez es un producto más del sistema ultraliberal y ni su acción ni dejación, hacen ver políticas que vengan a mejorar las condiciones materiales de la mayoría ni dar mayor empaque a la democracia. Él no está para eso, como tampoco lo está la dirección federal del PSOE, ni sus retrógradas baronías caciquiles. Por desgracia, tampoco lo están unas bases que han abandonado definitivamente las anclas ideológicas de la izquierda para abrazarse al sentimiento hooligan de defensa de “su” partido.

Todo entra dentro del vergonzoso acuerdo con la dictadura Marroquí que nos pone a los pies de un sátrapa que oprime a su propio pueblo, masacra a nuestros hermanos españoles del Sahara Occidental, nos chantajea con las vidas de los inmigrantes, alberga terroristas y fundamentalistas y erosiona toda convivencia en el Magreb.

Pero y la “verdadera izquierda” qué. Qué hace y qué va a hacer Unidas Podemos y Yolanda Díaz, tras esta matanza es clave. Sin embargo, viendo que tras arrancar unas pocas medidas que den opciones a las clases más desfavorecidas, no podremos esperar más que unos cuantos tuits muy indignados pero nada de forzar la situación a un año vista. Lo primero de todo porque queda mucho para que la nueva plataforma de la izquierda se construya. Lo segundo porque en este país, con un racismo y un patriarcado tan marcados, fruto de 40 años de dictadura nacional-católica fascista y una transición a la democracia que fue la garantía de superviviencia de aquellos valores (y de quienes se lucraron y mucho bajo su amparo), sería muy difícil explicar con éxito, por qué se deja atrás un gobierno por unos africanos muertos, cuando durante tres largos años se ha sido incapaz de acercar mayor dignidad a las clases trabajadoras españolas.

El tacticismo lo empaña todo. Incluso lo que debía ser la propia coherencia y las líneas rojas de uno mismo. Si se conservará coherencia más de uno y de una debería salir hoy de ese gobierno y luchar contra él con la misma fuerza que se hizo (o se aparentaba hacer) contra el gobierno del PP en 2014. Cómo van a explicar PSOE y Unidas Podemos, o lo que venga, a sus votantes una actuación tan represiva y en contra de los derechos humanos más básicos. Cómo pueden diferenciarse de lo que harían los fascistas del PP y Vox y cómo quieren seducir a los votantes trabajadores, si no son lo suficientemente valientes para desmarcarse y ofrecer y cumplir un programa de garantía de los derechos humanos, la igualdad y la fraternidad.

En un momento de crisis total, con el imperio desvaneciéndose ahogado por su propia inmundicia, con los derechos humanos cada vez más pisoteados, incluidos aquellos que parecían garantizados (hay que aprender la lección de que si no hay lucha, no hay garantía de nada) las buenas personas tenemos que mantener la propia coherencia y exigirla a nuestros representantes y gobernantes. El crimen de lesa humanidad cometido este fin de semana, se suma a todos los que se están cometiendo los últimos años, y quienes aspiramos a un mundo más digno y decente, no podemos perdonar ni olvidar los atentados que se cometen contra los más vulnerables. Sean mujeres, sean pobres, sean inmigrantes, sean africanos, negros, magrebíes, niños, ancianos, lo que sean. No en mi nombre.

 

miércoles, 16 de febrero de 2022

Lecciones que no se aprenden

 


No ha pasado nada sorprendente en las elecciones a la Junta de Castilla y León del pasado domingo, 13 de febrero. El PP recupera su posición de fuerza más votada tras lo sucedido en 2019, pero lejos de la mayoría absoluta. Esa pasa por Vox. La ultraderecha afianza su posición nacional siendo la gran vencedora de los comicios lo que supone una derrota para todos los demás. Se vale del descontento general (por la crisis, por la pandemia) y por la incapacidad de la izquierda, en especial Podemos de hacer políticas que satisfagan ese descontento. El PSOE mantiene sus números mal que bien mostrando una debilidad al alza fruto en buena medida del desgaste del gobierno central. La izquierda, Unidas Podemos, tiene unos resultados lamentables, en otro tope mínimo para la coalición que ya se muestra como una herramienta totalmente inoperante y condenada a la extinción. Soria Ya y UPL avanzan hasta conseguir grandes resultados, en especial en el caso de la plataforma soriana que gana las elecciones en la provincia y demuestra que con trabajo y honestidad se puede luchar contra el bipartidismo y la reacción que trata que nada cambie.

La participación bajó, mostrando claramente la desafección política de buena parte de la sociedad al que se le suma el hartazgo por una cuestión política en este país, absolutamente sobrepasada, con marcos de decisión, representatividad y mediáticos absolutamente inservibles para la sociedad actual y que o bien muestran su ineptitud o reaccionan para tratar de salvar sus privilegios.

Con casi 60.000 votos menos emitidos, el PP gana numéricamente unas elecciones manteniendo su porcentaje de voto pero sin conseguir sus objetivos. Mañueco va a carecer de fuerza para tener una legislatura fuerte. Cambia a un socio inestable como Ciudadanos (que se ha comido la gestión de la pandemia en la región) por uno mucho más peligroso como Vox. El trasvase de votos en estos dos partidos ha sido totalmente limpio. Y el botarate de Pablo Casado no consigue la victoria fácil que reforzará su mandato interno en el PP por lo que le vienen semanas difíciles. La estrategia de la dirección nacional del PP ha salido totalmente derrotada, toda vez que no fagocitan a Cs, cuyo electorado pasa directamente a Vox, y estos desde posiciones de ultraderecha se refuerzan para atar a esa linde ideológica al PP.

Quizás su único objetivo conseguido haya sido desmontar las plataformas de la España Vaciada en la región, donde casi todas ellas se han visto seriamente diezmadas por la llegada de paracaidistas y advenedizos de todo pelaje. Todas menos una, la de Soria Ya, que ha convertido en partido político y candidatura lo que ha sido un movimiento ciudadano de más de 20 años de lucha y existencia. Su posición es ventajosa pero deben de cuidarse del precio que pactan por unas mejoras materiales y tangibles para la provincia.

Otro punto fuerte del regionalismo en estas tierras, UPL (Unión del Pueblo Leonés) ha conseguido igualar sus mejores resultados con 3 procuradores en la provincia leonesa. Sin conseguir acercarse en las otras dos provincias, Zamora y Salamanca, parecen determinados a formar oposición y a continuar trabajando en la consulta que reordene la región y culmine las aspiraciones de la formación. Para ello encontrar mayor seguimiento en las otras dos provincias de la histórica región leonesa se antoja clave.

Y la izquierda qué. Pues lo que ya se barruntaba. Un fiasco absoluto, otro más, de Unidas Podemos que recoge el testigo de Ciudadanos y UpyD hacia la irrelevancia y la desaparición. Desde luego no es esta una región fácil para los que somos de izquierdas y a veces da la sensación de que nosotros mismos hemos abandonado la lucha, por la dureza del trabajo a realizar y lo escuálidos de los resultados a obtener en primera instancia. La autocrítica, como siempre, es fundamental.

Reconocer que los medios de comunicación que han blanqueado el franquismo y el fascismo de Vox han ennegrecido el trabajo de Podemos y Pablo Iglesias tiene que ser el primer paso para a continuación asumir el fracaso organizativo y ponerle solución. La falta de organización más allá de la cúpula. La carencia de cuadros con compromiso, honestidad y ejemplaridad. La falta de presencia en las calles, en los pueblos y en los campos, del mundo rural. El desgaste de la acción de gobierno donde no se está cumpliendo lo prometido, presos del tacticismo neoliberal del PSOE, y los pocos avances, no calan en la sociedad. El fracaso de la confluencia electoral ante la fragmentación interna. Teniendo que entrar al trapo de los bulos y mentiras, sin poder hacer llegar la realidad de la verdad. Incapaces de reconocer que gran parte de la gente sigue “informándose” a través de la televisión y los periódicos (nacionales o locales) de derechas. O que el éxito en las redes sociales de la extrema derecha ha cautivado a los menores de 30 años.

Para entender Castilla y León a través de las elecciones y sus resultados es necesario entender sus factores propios. No hay mucha industria, y la que hay es incapaz de proponer un movimiento obrero, ni una transmisión de sus valores. Hay un éxodo de jóvenes que viene de largo, por lo que tampoco hay dinamismo cultural o social relevante puesto que suelen marchar los más preparados, motivados o capaces.

Sí, es verdad. La gente ha votado a partidos que acaban de votar en contra de la subida del SMI. Han votado a un partido que lleva gobernando la región 35 años consecutivos sin cumplir su programa electoral y llevándonos al atraso y la irrelevancia. Que ha cerrado escuelas y consultorios rurales. Que no ha construido los equipamientos imprescindibles. Hay mujeres que han votado a un partido que niega la igualdad de género. Trabajadores que votan en contra de quienes los defienden (tibiamente) de la opresión neoliberal. Han votado a candidatos corruptos, inmorales y mentirosos. Han votado en favor de las macrogranjas, la explotación de los recursos de todos por parte de capitales extranjeros. Han votado a favor de la caza o los toros. Pero si han votado así, ante todas estos atropellos en su vida diaria y su futuro, y no a quienes les defienden, tendremos que preguntarnos por qué votan lo que votan en Castilla y León.

Hablamos de una región extensísima, con infinidad de núcleos de población por lo general muy dispersos, salvo 11 áreas metropolitanas que además presentan realidades distintas entre si. La población se divide a partes iguales entre las capitales de provincia y los pueblos. En todos estos municipios tiene presencia desde siempre (desde el franquismo) el PP. Esto les arraiga al terreno y a través de la figura del candidato, alcalde, local irradia una representatividad que va hacia arriba. Las redes caciquiles empiezan desde lo más básico y llegan hasta lo más alto. Eso no quiere decir, que no haya descontento con las formas de hacer del PP y su corrupción. De hecho cuando ha habido candidaturas fuertes en el espectro de la derecha, el PP de CyL ha perdido respaldo popular.

Pero la principal virtud del PP en CyL es saber jugar con el discurso identitario esgrimiendo una ofensa perpetúa de Catalunya o la periferia del estado. Lo material entonces pasa a segundo plano y en estos tiempos de crisis total (económica, social y política) los electores tienden a sentirse fortalecidos en la identidad. En ese esquema la izquierda sale perdiendo.

Viendo algunos relatos de estos días parece que olvidamos que el fascismo lleva instalado en las instituciones casi un siglo. No va a ser nuevo en Castilla y León porque ahora haya una fuerza abiertamente de ultraderecha. Ya estaban en Andalucia o en Murcia. Y de hecho, en esta región ha habido personajes ligados al franquismo desde los albores de la transición. Ahora lo que va a suceder, o mejor dicho, va a continuar sucediendo es que se van a seguir normalizando discursos que parecían ya superados. La igualdad entre sexos, entre géneros, el derecho al aborto o la situación de los inmigrantes. Éxitos de la sociedad española y de las corrientes de pensamiento modernas que ahora vuelen a verse amenazadas por los vestigios reaccionarios de un fascismo que nunca se fue.

Mucho trabajo por hacer pero imprescindible para revitalizar una candidatura de izquierdas en Castilla y León, en cada municipio, que forme parte de la coalición que pueda liderar Yolanda Díaz a nivel nacional. Todo por hacer ante el nuevo ciclo electoral abierto el pasado domingo y que culminará en noviembre de 2023.

Qué podemos hacer la gente de izquierdas en Castilla y León ante este panorama. Pues lo primero de todo no caer, aunque es casi imposible, en el desánimo. Convencerse de que somos el lado correcto de la historia. Ejercitar un antifascismo militante. Arremangarse. Trabajar y empezar a contrarrestar las toneladas de desinformación con nuestros propios medios. Incluidos los medios en formato físico. Recordar que la suma PP+Vox es del 48% de los que votaron anteayer. Que hay casi un 33% de personas que se abstienen. Hay por lo tanto, que participar. En sindicatos, partidos y también en asociaciones vecinales. Ir al conflicto. A los barrios de las ciudades. A los pueblos. A los centros de trabajo. A universidades e institutos. A asociaciones y clubes. Escuchar, aprender, elaborar programa, hacer partícipe de él a la sociedad, incluidas aquellas personas, que de antemano no “parezcan” comulgar con ideas de la izquierda. Darlo a conocer.

Castilla y León añade una peculiaridad a esta situación de crisis general y es la de un marco autonómico sobrepasado y que no da respuesta a las inquietudes de las gentes y territorios y que ha provocado, y provoca de facto, la expulsión de miles de jóvenes cada año. Esto lo demuestra la pujanza de movimientos provincialistas y regionalistas que discuten la composición territorial y administrativa y reclaman mejoras e igualdad de derechos y oportunidades entre territorios. No entre clases.

Debemos saber dar respuesta a estas demandas y entroncarlas en posiciones que garanticen igualdad y futuro a las personas independientemente del lugar donde vivan y de la clase social a la que pertenezcan. Tenemos que entender que desgraciadamente el marco de decisión ha cambiado. Ya no son las cuestiones materiales, o al menos en primer término, las razones que orientan el voto y la acción o pasividad de la gente. Vuelve a ser el marco identitario. Es un gran éxito de quienes no quieren que nada cambie. Una pista nos la da el hecho de que desde Octubre de 2017, en todas las elecciones, la izquierda estatal, se ha visto relegada por fuerzas regionalistas de izquierda o por movimientos que reclaman mejoras desde el marco regional-local (ERC, CUP, Bildu, BNG, Compromis o ahora Soria Ya!).

Mi olfato indica que el año que viene volverá a haber elecciones a la Junta en Castilla y León y seguramente fijadas junto a la fecha de las municipales, toda vez que aunque factible la investidura, los primeros presupuestos de la legislatura se presentarán complicados con un PP debilitado que verá pasar a buena parte de su cúpula, incluido el propio Mañueco por los tribunales, y un Vox que podría forzar la situación para seguir aumentando su fuerza como primera opción de la derecha, presentándose como un partido “sin corrupción”.

A partir de que se forme gobierno (a quién quieren engañar sembrando dudas sobre una posible repetición electoral) Castilla y León, León y Castilla, volverán al lado oscuro de la actualidad. Seremos relegados en la vorágine informativa y no se sabrá nada sobre estas tierras y sus gentes. Y nos tocará luchar desde esa penumbra por un futuro para nuestras tierras contra los caciques, corruptos y fachas de siempre, y también contra los que desde fuera nos pretenden dar lecciones, sin haber aprendido las más básicas.

 

En otro orden de cosas. El lunes 14 de febrero se notificaron 601 fallecidos durante el fin de semana por la COVID-19. Es desolador reflexionar cómo hemos aceptado tanto dolor, tanta podredumbre moral, a cambio de que el ritmo vital consumista e individualizado siga hacia adelante.




miércoles, 30 de diciembre de 2020

Esta derecha tan nuestra

 

Aracelí Hidalgo, de 96 años, primera persona en España en recibir la vacuna contra el COVID-19



Después del año de dolor, sufrimiento y pérdida de vidas hay que ser un imbécil, un miserable y una mala persona para dedicarse a sembrar la discordia el día que comienza la vacunación contra la COVID-19. Que los que se han dedicado a poner banderas en playas, en plazas, en balcones, en correas de reloj, cinturones, tirantes, en las luces de Navidad y hasta en las putas mascarillas se quejen de que la caja que contiene la primera remesa de viales con la vacuna traiga los emblemas nacionales es tomarnos a todos por idiotas.

Es lo que tiene tener una derecha que considera el estado su cortijo y sus símbolos (bandera, himno, jefatura del estado) de su propiedad y uso exclusivo, y que por lo tanto pueden usar a su antojo para atacar al adversario, sobretodo si osa emplearlos. Es parte de la estrategia de una derecha reaccionaria y antidemocrática que antepone su supervivencia política a las buenas noticias y a la salud de todas y todos. Esto ha sido así siempre y no va a cambiar.

Que se supere la pandemia y podamos recuperar ciertas dosis de normalidad comparada a la vida pre covid para el PP, Cs y Vox no es una buena noticia. Tampoco lo fue el fin de la banda terrorista ETA y por lo tanto ya deberíamos estar prevenidos ante el funcionamiento de los fascistas. Que como sociedad superemos un escollo, incluido el más grande con el que ha tenido que topar el mundo en los últimos 80 años, no es una buena noticia para quienes consideran el gobierno y el poder de su propiedad y no aceptan el juego democrático de la alternancia ni siquiera cuando está tan encorsetado en los rigores de la democracia sometida a la economía neoliberal.

Las enseñas “sólo” le pertenecen a la derecha y ese gobierno supuestamente bolivariano, etarra y comunista no puede usarlos. Acusar de propaganda a la mera logística de un hecho histórico es a partes iguales nauseabundo e hipócrita. Lo primero porque nos demuestra -una vez más-, como entiende esta derecha tan nuestra la política: como un medio para garantizar los privilegios de una minoría que pisotea a la mayoría; y lo segundo, porque bien que callaron cuando la impresentable y absurda Ayuso llenaba de banderas mascarillas, se ausentaba de reuniones por recibir aviones o montaba una macro fiesta por el cierre del hospital de campaña en IFEMA. Denuncian propaganda los que han inaugurado un dispensador de gel en una estación de metro o los que celebraron la re apertura de la hostelería cortando una cinta a una terraza.

El asunto de la bandera en el contenedor de las vacunas nos tendría que pillar vacunados sobre esta derecha de extremo “centro” acostumbrada a manosear lo que es de todos. Desde el mismo dinero y riqueza nacional usurpada para disfrute de unos pocos en base a mordidas, comisiones, nepotismos y corrupciones. También con el aprovechamiento de los recursos naturales y patrimoniales de todos puestos al servicio de intereses de las élites aunque estas sean extranjeras. Y por supuesto hostigando a quien no piensa igual con los símbolos patrios que nos deberían identificar y unir.

Y es que en España, como decía Antonio Maestre hace unos días, “no tenemos liberales, tenemos gorrones”. Es más, yo diría que tenemos gorrones fascistas que no sólo se aprovechan del esfuerzo colectivo para parasitar el sistema, sino que además hacen ostentación de ello con altas dosis de cuñadismo y pequeñas gotas de elitismo.

Es el lastre de este país. Una clase parasitaria intrínsecamente fascista, que no cree en la democracia, pero si en los parabienes del mercado bajo un convencimiento ultraliberal. Lo mejor de cada casa vamos. Son nuestros patrioteros, que no patriotas, porque no quieren una España que avance, que sea mejor, un lugar más digno para vivir. La quieren suya en exclusividad, aunque este derruida hasta los cimientos por su continuo egoísmo y descaro. Su argumentario político es ruin y miserable y a poco que rascas ves como necesitan el dolor de la gente para sobrevivir estrujando al pueblo, oprimiendo su libertad y usurpando su riqueza.

En contra de esta tóxica visión estamos la otra mitad del estado. Incluso más puesto que ya nos han clasificado como "hijos de puta fusilables en número de 26 millones". No nos preocupan en demasía banderas, himnos o sus reyes. Nuestra patria son las y los trabajadores, el avance científico y la preservación de la Naturaleza y el patrimonio histórico y cultural. Nuestro país son los derechos y deberes que con esfuerzo de décadas y la lucha de millones se convierten en garantías. Gracias a ese esfuerzo se agranda nuestro país con leyes que han permitido el divorcio, el aborto (gran noticia que también en Argentina avanzan en este derecho que ha matado miles de mujeres pobres), el matrimonio entre personas del mismo sexo o ahora la eutanasía.

En frente, siempre ha estado esta derecha “tan nuestra” con sus emporios mediáticos, su iglesia católica, su ejército y fuerzas de seguridad. Y aún con todo esto han sido incapaces de frenar el avance social de un país que necesita respirar libertad. Nuestra lucha colectiva frena sus ansiás coercitivas.

Porque al final lo que eran sus privilegios de cuna y billetera se han trasladado como derechos de ciudadanía. Nadie los ha obligado y nos lo obligará a divorciarse. Ni a casarse con otro hombre. Ni a abortar. Y ahora tampoco se va a “matar” a un enfermo terminal. Simplemente, se le va a dar una muerte más humana, que en muchos casos (y esto lo sé de buena fuente) supone poder despedirse en paz de sus seres queridos sin un sufrimiento atroz e innecesario.

El año acaba con la aprobación de la ley de eutanasia y muerte digna con una mayoría superior a la de la moción de censura de 2018 y de la investidura del mes de enero. Y acaba con la ilusión de una vacuna, una respuesta del trabajo de millones de personas, para con la ciencia, dotarnos de una herramienta con la que superar la crisis sanitaria más grave en 100 años. Un hito de la ciencia. Un hito de la educación pública. Y un hito también de la globalización entendida, no como un fenómeno mercantil que permita el viaje de dinero de un punto a otro del globo, sino como la naturaleza de las sinergias que el conocimiento y su acceso propone el fenómeno globlalizador.

La crisis del coronavirus tensiona aún más los resortes del gobierno de coalición en el que ya tenían que convivir dos almas: Por un lado el PSOE de toda la vida. Entregado al pactismo y al modelo neoliberal. Con tecnócratas como Nadia Calviño en su gabinete buscando mantener un modelo fracasado desde 2008 y que evidentemente tiene que cambiarse. Por el otro, Unidas Podemos, con su propia ciénaga de descomposición y con Pablo Iglesias y Yolanda Díaz tratando de dar algo de dignidad a las clases trabajadoras.

La realidad es que una vez garantizados los primeros presupuestos parece hecho el camino de salvar la legislatura. Obviamente, las dificultades son enormes, ya lo eran antes de que llegará la COVID-19, pero hay terreno para ir legislando en modernizar el país (jefatura del Estado, acuerdos con la Iglesia, modelo territorial) y atacar los grandes problemas (modelo productivo, vivienda, España vaciada, machismo, cambio climático).

Aracelí de 96 años ha sido la primera persona que ha recibido la vacuna en España. Lo ha hecho en una residencia pública. Una mujer. Trabajadora. Mayor. Con escasos recursos. Frente a la especulación y la comercialización, tenemos a un gobierno, que será más o menos simpático o de nuestra onda, pero que por lo menos en este caso está garantizando que la vacuna llegue a todas y todos sin importar sus condiciones, empezando la de si son o no productivos para el sistema. Se trata de garantizar la vida.

La vacuna arranca 2021 representando lo mejor que la sociedad, el hombre y la mujer, pueden ofrecer como garantía del bien común. Por eso la derecha está crispada. Qué se les atraganten las uvas.


 

 

jueves, 2 de enero de 2020

El estable pacto anti natura



No se ha abierto la sesión de investidura y ya está toda la caterva mediática ultra-franquista, ultra-nacionalista-madrileña y ultra liberal echando espumarajos en contra del que, presumiblemente, será el primer gobierno de coalición en España en los últimos 85 años. De izquierdas por supuesto. Atrás quedan las treguas de “los primeros 100 días de gobierno” o de los primeros datos macroeconómicos estacionarios. Desde ya, con el simple anuncio de la viabilidad de un gobierno bajo un programa tibio de socialdemocracia pro europea, se pronostican los 7 males, la ruptura de mi Españita, el colapso de la economía y mil plagas bíblicas más.
Sin embargo, el apocalipsis que se cierne sobre nosotros a tenor de las tertulias de tvs y radios y portadas de periódicos, según la derecha y ultra derecha mediática no pasa de ser una mera muestra de revanchismo y mal perder. Al igual que en abril, en noviembre, las derechas perdieron. Y las izquierdas ganaron, pese a la nefasta estrategia de Sánchez esos meses de querer derrocar a Podemos (lo que le llevo a perder la maravillosa posibilidad que hubiera dado una mayoría en el Senado).
Confirmado el pacto y los apoyos para la investidura -y para unos presupuestos 2020 que olviden ya los detestables presupuestos de Montoro de 2017 que seguimos padeciendo hoy- la rabia de la caverna ultra es amplia porque se viene una legislatura completa, ya que para echar abajo el gobierno sería necesaria a priori el voto a favor de PP, Cs, Vox y de Bildu, de Ciu, de Esquerra, del BNG,…
Esto no quiere decir que vayamos a tener un gobierno fuerte y que podrá hacer lo que quiera. No. El equilibrio es precario por la continua descomposición de la clase política en nuestro país y por la nula capacidad que se tuvo en el pasado reciente para articular sistemas electorales y de representatividad acordes con el sentir mayoritario y minoritario de la población (que es de lo que va una democracia).
Habiendo leído el acuerdo programático entre PSOE y Unidas Podemos da para ilusionarse puesto que la totalidad de las medidas que lo integran también son promesas de los principales socios, voy a decir periféricos, de la coalición. La reforma fiscal planteada, la limitación de los alquileres, la derogación de la Ley Mordaza, de la reforma laboral del PP de 2012, de la desastrosa LOMCE, la subida del salario mínimo, la renta mínima, seguir avanzando en Memoria histórica y justicia democrática y todo el resto de medidas van a otorgar de mucha mayor dignidad a nuestro país. Y nos debemos sentir por ello contentos, pero también alerta para defender un poco de justicia social en el lupanar para los poderosos que España nunca ha dejado de ser.
Monarquía, ejército, judicatura, nobleza, iglesia, grandes empresarios, derecha mediática y derecha política están ya enfrente blandiendo de sus armas para contestar. Una reacción previsible, la de una mafía, pero no por ello, es menos indignante y que exige por nuestra parte la solidaridad y la defensa de un gobierno, que como digo, sin ser de nuestro pleno gusto, es mucho más deseable que la opresión ejercida por ultras y liberales, todos ellos herederos directos de los privilegios de la dictadura franquista.
Se viene un tiempo de diálogo, de negociación por parte del gobierno, mientras uno de los miembros del pacto, Podemos, debe renovar su proyecto, además de constituir de nuevo una fuerza en las calles, con militancia, horizontalidad y representatividad (también y muy importante en los mundos laboral y rural con todo lo que ello implica). Conseguir los objetivos de clase empezará por defender las pocas medidas que se han conseguido en este pacto y que ya se atacan con dinero, con descalificaciones y mentiras desde los medios de persuasión de la derecha y con mucha judicatura dispuesta a cavar las trincheras. Nos espera la legislatura más crispada de la historia. Y el nivel ya estaba muy alto.
Desde luego quien espere mucho de éste nuevo gobierno se va a desencantar pronto. No faltan ya criticas desde la izquierda pero es que poco más se puede hacer. Es importante tenerlo en cuenta y en ese caso, corre el riesgo de hacerle el juego a las derechitas cobardes y a la derecha ricachona valiente. Como ya he explicado en este blog en alguna otra ocasión la política española vive una crisis de legitimidad antológica. La estabilidad que habían aportado durante muchos años las burguesías vasca y catalana ya no existe porque no le quedan argumentos para pactar (o amenazar con pacto) con la derecha castellana. El procès voló pocos puentes ya en esa concordia, porque la mayoría los dinamitó el propio PP cuando mandó el Estatut en 2006 a un Constitucional partidista e hiper conservador.
Al tiempo, la corrupción sistémica del estado español y la crisis económica del modelo neoliberal y su salida socializando las pérdidas y manteniendo a buen recaudo los beneficios derrumbó el edificio socio-político patrio haciendo que sobretodo los jóvenes salieran a las calles aquel 15 de mayo de 2011. De aquel impulso revolucionario sólo queda el recuerdo, una desmovilización pasmosa y un partido político Podemos cuya emergencia fue tan brillante como desesperante su caída.
Hoy de aquellos impetús por asaltar los palacios de invierno queda un pactismo progre que sobre el papel ha arrancado una serie de medidas para dotar a las clases trabajadoras de algo de dignidad en la resaka tras la orgía neoliberal de los últimos 30 años, dentro del franquismo democrático.
En el momento actual y tras 4 elecciones generales en los últimos 4 años no se puede aspirar a más y es necesario enfrentarse a los tremendos retos que tiene esta sociedad por delante. Y es que los 9 años, de gobiernos de Rajoy han dejado el país hecho unos zorros. Hay problemas como la España vaciada o el conflicto territorial que se han agravado casi hasta términos de lo irremediable. El paro y la precariedad, gracias a las reformas laborales son sustanciales al sistema económico español, así como la inseguridad en el trabajo. Se mantiene un machismo violento y cultural. El patrimonio cultural y el medioambiental se degradan día a día entre negacionistas y lobbystas.
En el pacto de gobierno hay unas pocas medidas y mucho de simbolismo que como clase trabajadora debemos defender. Es posible que por fin podamos poner en marcha esa Transición 2.0 que venga a remediar los inconcebibles pactos del mal menor de la primera Transición y se pueda construir ya un edificio democrático en España, sólido, con valores y con futuro acorde a la Europa y el siglo XXI.


2019 terminó con el anuncio de la viabilidad del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y 2020 empezará, todo parece ser así, la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. A todas y todos los trabajadores de éste país nos toca mantener la ilusión por un cambio que dé futuro y prosperidad a las clases populares, además de tomar conciencia para defender un gobierno que no será ideal, pero si cuando menos, cuantitativa y cualitativamente mejor que cualquier otro gobierno en el escenario actual.

lunes, 11 de noviembre de 2019

11 valoraciones a las Elecciones Generales del 10 de noviembre




Seis meses después toca hacer una nueva valoración de los resultados tras las Elecciones Generales de ayer domingo 10 de noviembre. Las segundas del año, las cuartas en cuatro años. Un período de inestabilidad que no se cierra con el reciente escrutinio y que vuelve a poner el grito en el cielo de una mayoría ciudadana que exige e implora a sus políticos acuerdos, pactos y reformas tanto económicas como políticas que permitan mayor justicia social y que agranden nuestra democracia y libertad. En frente un bloque caínita que no es nuevo pero que ahora se muestra sin tapujos ni máscaras como violento, clasista y fascista.
  1. Pedro Sánchez ha ganado las elecciones. Si. Pero ha perdido la oportunidad que la reacción de la reacción de las mujeres le otorgó en abril. En aquel momento podía haber derribado a su rival en el bipartidismo, el PP, pero decidió y calculó que era mejor para el régimen del 78 y para los que mandan, intentar mandar a la lona definitivamente a Unidas Podemos y salvar la situación que se le presentaba al PP. Como contrapartida ha provocado el aumento de la fuerza en el Congreso de la ultraderecha, totalmente desligada ya del PP tanto en la pureza del discurso como opción de voto. La traición de Pedro Sánchez y la nueva traición de la oligarquía del PSOE no debe quedar impune.
  2. Como era previsible aumentó la abstención. Casi dos millones menos de votos que el 28 de abril que se reparten a partes iguales en el bloque de las derechas como en el de las izquierdas. La desafección con la política, el asco y la falta de confianza en la democracia es otra consecuencia del tacticismo y la lucha por la supervivencia política de Sánchez y el régimen que tampoco deberíamos de olvidar.
  3. Pedro Sánchez y su politólogo de cabeza Ivan Redondo, no dormían con gente de Unidas Podemos en el gobierno. Veremos si lo hacen ahora con más de 50 escaños en posesión de la ultraderecha. Las tradicionales apelación y especulación al voto útil no han servido esta vez porque ya no se engaña a nadie. El espectáculo dado no mejoró ni con el maquillaje de la exhumación de la momia de Franco que debía de haber salido con nocturnidad y sin homenajes. Pero el error ya es colosal cuando se han celebrado estos comicios tras la sentencia del Procès que ha roto definitivamente los pocos puentes a la convivencia que quedaban con Catalunya y que no se van a poder recuperar con meras promesas de auto-gobierno y federalismo y además legitimado la mano dura y violenta que propugna la ultraderecha.
  4. El PP de Pablo Casado sube 22 escaños su resultado de abril y podrá navegar en calma lo que podía haber sido una travesía al abismo con ataques internos y externos, mientras se despedazaría por luchas de poder y dinero desde dentro y su corrupción intrínseca que seguirá apareciendo en los “casos esporádicos”. Seguro que en el juego de puertas giratorias le agradecerán a Sánchez éste magnífico cabo echado a tiempo.
    Con una ultra derecha tan fuerte al PP le va a costar gobernar. Primero porque Vox arrastra a las bases electorales que ven o veían en el PP la continuidad con el régimen franquista. Segundo porque será tal la deriva a un discurso de odio y fascismo que será imposible que el PP consiga apoyos como hacía antes con PNV o CiU.
  5. Hace un año Vox era una fuerza ridícula y extra parlamentaria. Hoy, primero con el blanqueamiento de los medios y después con la oportunidad que le ha dado Sánchez, es la tercera fuerza del Parlamento y aspira a seguir creciendo, devorando los restos franquistas que se alojaban en el PP y articulando un discurso de odio para todo el que no cumple con los mantras de la dictadura y la España cutre y rancia.
  6. El auge de Vox viene ligado al cataclismo de Ciudadanos. Albert Rivera dimite y abandona la política tras pasar en poco más de 6 meses de ser una fuerza emergente y renovadora del centro derecha a un partido residual en el juego de pactos, aunque bien, con la nueva dirección pueda ayudar a una coalición de cordón sanitario sobre la ultraderecha (vamos como se hace en toda Europa).
    Rivera tuvo la oportunidad de ayudar al derribo del PP en mayo pero prefirió pactar con ellos aunque fueran segundas o terceras fuerzas (en Madrid, ciudad y ay-untaminento, Murcia, Zaragoza o en Castilla y León donde ahora han perdido la totalidad de sus 8 diputados conseguidos en abril). Con aquella falta de coherencia sustentó al PP y su corrupción en el gobierno y dio altavoz a Vox para que derivará aún más el discurso hacia la extrema derecha.
    Lejos de proponer soluciones Rivera y su dirección de hombres y mujeres cercanos lanzaron más odio y soflamas incendiarias en Catalunya lo que le quitó todo el foco de posición centrista y ahora el de opción electoral. Su futuro se presenta nada halagüeño, pasando a ser de fuerza aspirante a liderar el centro derecha a ser la nueva UpyD.
  7. Otro tope mínimo de Unidas Podemos. Desde 2016 que aparecieron como coalición las huestes de Pablo Iglesias han ido marcando mínimo tras mínimo. Lejos quedan los 71 diputados por separado y total de 6 millones de votos de diciembre de 2015. Ahora un 12% de votos (3 millones de votos) para 35 diputados. 
    La aparición de un nuevo partido “de izquierdas” como Mas País ha arrancado votos y sobretodo diputados a Unidas Podemos y esos escaños han acabado en casi todos los casos en Vox. La irrupción en el panorama nacional de Errejón ha ocasionado el mismo perjuicio que ya causo en mayo en Madrid para la causa de la izquierda. El marcado personalismo de la campaña (papeleta, carpeta, carteles y cartulinas llevaban la cara de Iñigo al estilo de Pablo en 2014) ha servido únicamente para debilitar las posiciones de Unidas Podemos en la próxima negociación y sobretodo para ayudar a apuntalar el franquismo desatado. Tampoco debemos olvidar.
    A cambio fuerzas tan necesarias en eso de hacer progresar el país como Equo o Compromís que apostaron fuerte por la candidatura de Errejón se quedan sin representación aumentando la sensación de cisma en la izquierda española.
    Más País se presentaba en las provincias donde Unidas Podemos consiguió representación en Abril y ha sido factor decisivo en la bajada de estos ahora en noviembre. Aún con la excusa ya escrita se hace necesaria, una vez más, la auto crítica y crítica constructivas para desde la divergencia conseguir de una vez por todas candidaturas, un Frente Popular que auné una salida democrática y libertaria y una respuesta en favor de los servicios públicos y la justicia social para tanto fascismo y tanto neoliberalismo. Hacerlo además recuperando antes y después la movilización ciudadana y la lucha desde las calles, las aulas, los claustros y los centros de trabajo es ya decisivo.
  8. ERC consigue 13 diputados y se convierte en la quinta fuerza en el hemiciclo. Domina ampliamente el tablero político en Catalunya pese al aumento de la antigua CIU y la entrada por primera vez de la CUP en el Congreso. Ante unas futuras, y necesarias, elecciones en Catalunya puede que abran un nuevo período en el que la justicia social cobre importancia en la propuesta de Independencia, frente a un bloque constitucionalista que cada vez pierde más apoyos pese a su continúa radicalización.
  9. En Euskadi las tres derechas nacionales vuelven a no sacar representación, como en Abril. PNV mantiene su hegemonía ganando el discurso antifascista en el estado español (así están las cosas); mientras que Bildu logrará por primera vez grupo propio en el Congreso. El tiempo de la calma tensa en Euskadi se va terminando y llega el momento de construir soluciones duraderas que favorezcan la convivencia y el futuro. Con el nivel que hay en Madrid, pintan bastos.
  10. La única buena noticia de la jornada de ayer es la entrada en el parlamento (también consiguen dos senadores) de Teruel Existe, la plataforma ciudadana creada en el Bajo Aragón para reclamar y dar voz a una de las tierras olvidadas de nuestro país. Teruel punta de lanza de la España vaciada ganó las elecciones en su circunscripción por delante de PSOE y PP que tantos años han utilizado esos asientos para vivir muy bien y orquestar mayorías que controlasen Madrid aunque fuese al precio de despojar de futuro y dignidad a sus propios territorios. Qué una plataforma ciudadana en su primer intento de pugnar por unas elecciones consiga tan magníficos resultados demuestra que con trabajo y honestidad el éxito es posible, y que además, es necesario ante la situación de abandono que provincias como Teruel (y Cuenca, y Soria, y Huesca, y Palencia, y Burgos, y Guadalajara, y Zamora,... y Salamanca…) viven y padecen. Debemos aprender.
  11. Por supuesto, Pedro Sánchez pierde la mayoría conseguida en el Senado hace medio año y con ella la llave para articular los cambios constitucionales necesarios para mejorar la expresión territorial del país. Otra traición más, otra irresponsabilidad, que por supuesto tampoco olvidaremos.


¿Qué va a pasar?
La incertidumbre sigue siendo altísima. Pedro Sánchez ha ganado unas elecciones con peor resultado del que esperaba y que nunca debieron convocarse por lo que a él, como único responsable en su convocatoria, se le ha de tachar como gran derrotado. Prefirió explorar un territorio poco conocido como unas nuevas elecciones a transitar por uno totalmente desconocido como un gobierno de coalición, sobretodo si lo hace con alguien más a la izquierda. Aún con todo tiene la responsabilidad y la última oportunidad de tratar de formar gobierno
La ciudadanía se ha expresado una vez más como polarizada y ávida de pactos que superen el bipartidismo y el turnismo político dejando dos opciones:
  • Su socio predilecto tiene que ser Unidas Podemos por lo que volvemos a la casilla de salida pero con un desgaste y un fantasma fascista que no eran necesarios. Deben de ponerse de acuerdo sobre posiciones ambas debilitadas y el PSOE va a tener que tragar con ministros de Unidas Podemos y con unas cuantas normas de dignidad que van en el programa de los morados (derogación reforma laboral PP, derogación Ley Mordaza, etc.) También las posiciones iniciales de Unidas Podemos tienen que ser menos exigentes y quizás renunciar de entrada a que nombres como los de Iglesias o Garzón entren en gabinete.
    Aún con todo tras éste acuerdo se hace necesaria sumar una mayoría más amplia en la que PNV se hace imprescindible, más posiblemente Cs entroncando un cordón sanitario sobre Vox, pero también sobre el independentismo catalán.
  • La segunda opción es la gran coalición PSOE-PP altamente improbable porque podría suponer la fagocitación de éste último por parte de la ultraderecha.
Seguir jugando al despiste y desgastando la paciencia de la ciudadanía abrirá las puertas a la derecha y la extrema derecha, porque más allá de ensoñaciones de la izquierda, sin lucha y debate en las calles, ni pedagogía el fantasma del franquismo sigue persistente en no pocos millones de ciudadanos.
El 10N ya se ha cobrado su primera víctima. La siguiente debería ser Iglesias (y Alberto Garzón) quienes han de abrir sus partidos y con ellos la coalición a nuevas ejecutivas que fortalezcan esa coalición y permitan la suma de más agentes y no como hasta ahora la continúa dispersión. Como ya nos conocemos con cada renovación de viejas guardias, en la izquierda suelen salir los que no consiguen poder pero por una vez más, esperemos que la conciencia y el interés general prevalezcan en la izquierda por encima de filias, fobias e intereses personales.
Aunque parece que los partidos renovadores de la política española que surgieron tras el 15M han fallado, tampoco Sánchez ni Casado (ni ambas ejecutivas del bipartidismo) deben dormirse porque el patio interno seguro que ha quedado lo suficiente removido para que sus debilitados liderazgos no queden aún más expuestos. Es lo que tiene cuando en unas elecciones democráticas, paradójicamente, el gran vencedor es el fascismo.



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