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viernes, 12 de julio de 2024

Golazo al racismo y la xenofobia

Lamine Yamal, haciendo con las manos el 304 relativo al código postal de su barrio de nacimiento y crianza, Rocafonda en Barcelona.

 

Existe un relato malicioso, manipulador y embustero basado en traspasar a las clases populares una cierta nostalgia beatificadora sobre las negras décadas de los 80 y 90 en España. Los embaucadores y manipuladores de la memoria son las voces de la cultura de aquella época. Niños y niñas pijos, descendientes directos de los regidores políticos, económicos y culturales de la dictadura y la transición. En la Movida casi nadie provenía del Arroyo. Hoy se quejan de que “no puede decirse nada”, como si no estuviera en prime time de televisión soltando sus desvaríos ideológicos, y no fueran los demás, desde obreros, raperos, humoristas o tirititeros a los que se les aplican censuras. También alegan que en los 80 y 90 existía un ambiente cultural de progreso y dinamismo basado en un clima de "absoluta libertad", y otras sandeces de tomo y lomo, imbricando estos mensajes con la visión ultraliberal de la libertad que proclaman personajes como Ayuso. Como si no hubiera habido en aquella época inseguridad ciudadana y terrorismo de uno y otro bando. Especialmente, ¡oh casualidad! del de extrema derecha que ha quedado, igual que con los crímenes de la dictadura, sin esclarecer y judicializar.

Lo cierto es que en los barrios obreros de las ciudades españolas durante los años 80 y 90 lo que existía era pobreza, drogadicción y marginalidad. Empezaban a verse las costuras de un tiempo nuevo que iba a romper, o incluso ya había roto, los encajes sociales del tardofranquismo y de la respuesta antifascista. La desindustrialización, demanda inflexible de la Comunidad Económica Europea para con España ante su entrada en selecto club, era ya un hecho, y el paro era una amenaza constante para los hijos de la clase trabajadora que se quedaban sin acceso al sustento tras haberse constituido como la generación mejor preparada de nuestra historia. Las jóvenes y las mujeres también habían participado con éxito en tal proceso pero su situación seguía (sigue hoy en día por los abusos de los retrógrados) amenazada por un machismo social, alineante e intrínseco a la esencia de la España de aquellos tiempos. Su incorporación al mercado laboral no había acabado de producirse de manera efectiva y asentada y ya eran víctimas de despidos, traslados, precariedad y heteropatriarcado.

Al tiempo que salían los puestos de trabajo de la industria, sustituidos por menos en cantidad y calidad de un esquelético sector servicios, a los barrios obreros llegaba la droga. Sobretodo la vertiente más económica y más depredadora de la heroína. Siempre se ha sabido que esnifar coca era cosa de pijos y yuppies y para el lumpen quedaban las jeringuillas, los mecheros y el papel de plata. Las enfermedades de transmisión sexual, así como las tuberculosis y hepatitis, por prácticas insalubres durante el consumo de drogas o las relaciones sexuales, se hicieron pronto comunes en los consultorios de barrio de las periferias de las grandes ciudades, por parte de jóvenes a los que les habían robado sus expectativas de futuro y dignidad. La marginalidad y la delincuencia eran el siguiente paso, junto a la degradación de la convivencia, la desconfianza para con los iguales, así como la laminación del tejido social de aquellas ciudades de los 90 y 80.

De hecho, antes de que llegasen los millones de ayudas a la convergencia de la Comunidad Económica Europea, o mejor dicho, después de que esas ayudas las filtrarán para su lucro incesante las élites cleptómanas del estado españistaní, las ciudades españolas eran una porquería. Feas, sucias, escasamente acondicionadas para los desplazamientos del vecino (mucho menos para el turista que ni se soñaba en aquella época) y peor dotadas de servicios como escuelas, bibliotecas, centros sociales o parques de juegos infantiles. Animo al lector a buscar cómo eran estas ciudades a través de los programas de memoria de las televisiones autonómicas. Muchos están en youtube.

Otra de las realidades del estado español en aquella época, y sobre la que pasan de soslayo los indigentes mentales que se han alzado como portavoz de la ensoñación, era el racismo y la xenofobia. Sigue siéndolo hoy, y sobre eso voy a entrar a hablar, pero en aquella época, en Españistan se juntaban grupos de jovenzuelos neonazis y de talluditos nostálgicos del franquismo que acosaban, atacaban e incluso mataban a todo el que pensara y a los diferentes de colectivos LGTB, personas y colectivos de izquierdas y sindicales, y fundamentalmente a las personas racializadas. Esto lo conozco gracias a las charlas con compañeros más veteranos que corrieron delante y detrás de las basuras humanas fascistas durante sus cacerías.

De hecho, especialmente crudos en esta vertiente de xenofobia y odio fueron los primeros años 90. Mientras el país se abría internacionalmente, con las Olimpiadas de Barcelona, la Expo de Sevilla o la siempre olvidada capitalidad cultural europea de Madrid (qué gusto que esto se haya olvidado y pueda contarse como un fracaso del madrileñismo) en el año 92, grupos de extrema derecha acosaban a los colectivos de extranjeros. Migrantes y refugiados que malvivían en chabolas y edificios abandonados pero con su sudor y esfuerzo ya empezaban a lubricar la terciaria economía españistaní basada en el turismo, el sector servicios y la especulación inmobiliaria.

Una de las primeras víctimas fue Lucrecia Pérez, joven dominicana asesinada por neonazis en Aravaca en el año 92 tras una campaña pública de señalamiento y acoso. Pero no fue la única y hubo más víctimas mortales, así que se puede decir abiertamente, que no hubo colectivo racializado que no fuera denigrado y marginado en aquellas, tan “plácidos años” según los amnésicos de la movida madrileña.

Aquel acoso y campañas, con la parte imprescindible de deshumanización de los objetivos ha vuelto en nuestros días con fuerza. En un contexto de clara crisis total del modelo capitalista y liberal, las voces del fascismo han crecido en número y resonancia con el objetivo de aplacar las alternativas más sociales, solidarias y sostenibles. Se han financiado a partidos ultras, panfletos reaccionarios y personajes canallas para que calienten las débiles mentes y generen polémicas artificiales que sirvan a sus intereses. Se han buscado objetivos fáciles contra los que desviar la atención y cargar las culpas, exonerando a los verdaderos responsables de la tragedia económica y social de Occidente tras la crisis de 2007, la Gran Recesión y la salida de la crisis que ha llevado a mayores desigualdades, opresiones y dolor.

Nuevamente, y sin haber dejado de serlo en todos estos años desde los 90, son los inmigrantes quienes reciben el odio y el racismo, de otras clases trabajadoras, igual de degradadas y usurpadas. Y es que, ¿qué trabajador español no tiene un familiar o un conocido que ha tenido que emigrar fuera de nuestras fronteras por la lacerante falta de oportunidades y perspectiva de bienestar en este estado fallido?.

Pues aquí tienes de nuevo a la ultra derecha poniendo las dianas y esperando a que sus huestes ejecuten las acciones contra el diferente, por su color de piel, pero fundamentalmente por ser pobre.

Para que estas cacerías tengan éxito y solivianten a las masas que puedan auparles a base de votos desnaturalizados, son necesarios cómplices. Por supuesto, y en primer lugar, quienes han financiado a tales sanguijuelas. Alguien ha puesto los recursos y dado los altavoces para que los discursos de odio se normalicen, tolerando la xenofobia y presentando a los intransigentes como sujetos normales en el estado derecho, con los que hay que ser tolerantes. Los propios medios de comunicación de masas tienen mucho que ver. Primero porque, salvo honrosas excepciones, no han cortado estas declaraciones fascistas y violentas. Y después, porque las han asimilado como parte del transcurrir cotidiano al mismo nivel que las propuestas que pueda hacer la tibia socialdemocracia que es representada en los medios. En su afán por obedecer los designios del patrón, han dejado como extremismos a la ultra derecha y a una timorata centro-izquierda que apenas discute los mecanismos socio-económicos de un estado que funciona como una profunda maquina extractora de riqueza y porvenir de las clases trabajadoras y de los territorios que sufren al agujero negro que es la región de Madrid.

No voy a obviar la responsabilidad de las policías y cuerpos de opresión del estado, tan prestos a castigar y aplicar violencia institucional sobre las gentes de izquierdas y los trabajadores que piden dignidad, techo, comida y futuro, y tan panchos y dóciles con cayetanos y pijos, ultras del fútbol, y fascistas de todo pelaje que envueltos en banderas (tanto en las adornadas con pollo, como con la que se supone, es de todas y todos) que se dedican con ahínco a insultar la inteligencia, laminar la democracia y querer oprimir a las clases trabajadoras.

Por supuesto, los votantes de estos disparates xenófobos y fascistas tienen que hacérselo mirar. Y no me vale lo de la falta de perspectiva de los partidos de izquierda y cosas así. Porque antes que votar a racistas, machistas y vagos redomados como todos estos mequetrefes ultras se corta uno la mano. Como decía unos párrafos más arriba todos tenemos a conocidos muy cercanos trabajando o viviendo fuera, y comportarse así de la mano de esta gentuza de la ultraderecha, es alentar que en los países de destino de nuestros allegados también se articulen cacerías contra el extranjero “qué nos roba el trabajo”. Por cierto, esta frase absurda es absolutamente irreal, puesto que los trabajos a los que se dedican los migrantes son rechazados por los nacionales.

Y por último, esa derecha institucional, del PP, que si bien al menos es en algo coherente al mantener ese apego a sus raíces franquistas, toda vez que desligados de ellos, si los han necesitado para usurpar instituciones al pueblo, se han lanzado a brazos de los fascistas sin titubeo alguno.

Por lo tanto, en la normalización de los discursos de odio existen muchos responsables directos. Algunos aducen su racismo natural y genético fruto de estulticia profunda y falta de luces. Otros exprimen el mantra dividiendo las clases trabajadoras para seguir oprimiéndolas sin que se trastoquen sus plusvalías.

Pero es curioso cómo funciona esto del racismo y la xenofobia. Cómo de enfermas están las mentes y espíritus de quien comulga con semejantes ruedas de molino.

Se quejan de los inmigrantes racializados, magrebíes, latinoamericanas, africanos, etc., pero eran bienvenidas las mujeres jóvenes ucranianas, así como las jóvenes latinoamericanas que acaban en prostíbulos. Los negros que recogen fruta en la huerta murciana, o en los invernaderos de Almería o Lleida nos roban el trabajo. Las mujeres de Marruecos o Polonia que doblan el espinazo para sacar fresas en Huelva destruyen el país. Quizás las kellys, mujeres invisibles que limpian a la carrera decenas de habitaciones de hotel, oficinas o escaleras de propietarios, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad (por mujeres, por acosadas, por extranjeras, por pobres) no se esfuerzan demasiado. Los obreros de la construcción provenientes de Europa del Este, África o Perú, que conocen el oficio y son obligados a jornadas extenuantes de trabajo por salarios de subsistencia con los claros culpables de las burbujas inmobiliarias. Esto es una invasión, una teoría del gran remplazo, de la que aviones diarios llenos de MENAS (acrónimo referente a los menores extranjeros no acompañados ya normalizado en tono despectivo) impiden que tu abuela tenga una pensión digna. Hacen campaña con ello, se niegan a asumir sus responsabilidades legales y la más mínima humanidad. La ultraderecha hace chantaje por unos cuantos chavales y amenaza tumbar gobiernos. Ojo, que esta actitud y falta de humanidad y altura de miras lamentablemente les daría más votos.

Pero es que todos estos son trabajadores. Son pobres. No como los millones de turistas que llegan sin control ni regulación alguno, gentrifican los centros de las ciudades, expulsan a los vecinos y a los negocios locales que son sustituidos por pisos turísticos y franquicias de comida rápida donde trabajan mayoritariamente gente joven y descendientes de inmigrantes. Se desahucian a ancianas o se cierran espacios culturales para que haya más pisos turísticos y franquicias extranjeras. Es que hay manifestaciones de vecinos ya hartos de verse expulsados del centro de sus ciudades que hay que castigar y reprimir con esa aberración democrática de la Ley Mordaza en la mano (imperdonable que esto no llevé derogado 6 añazos ya).

Los trabajadores que llegan de Marruecos, Ecuador, Bolivia, Nigeria, Moldavia o Senegal son tan extranjeros como los jubilados de Inglaterra, Países Bajos o Noruega que compran urbanizaciones enteras en pueblos de Málaga, Alicante o las Baleares. Se pasan años en nuestro país pero no aprenden ni una sola palabra de castellano, ni siquiera cuando les van a operar de cataratas, de prótesis de rodilla o de cadera en la sanidad pública española donde no han cotizado en su puta vida. Pero el problema es que a un mena se le haga una prueba óptica y se le donen unas gafas.

El que te ha llevado una basura de hamburguesa a casa con una mochila amarilla, o la señora que ha limpiado la oficina esta mañana es inmigrante y trabajadora en nuestro país, como el futbolista mil milmillonario que jaleas cada miércoles-domingo.

De hecho el fútbol profesional es un muestrario clarísimo de las profundas inconsistencias mentales de quienes se niegan a admitir la realidad de un mundo construido a base de movimientos de personas que buscan un mejor lugar para vivir.

En plena Eurocopa, con lo que supone de exaltación patriotética del rojo y gualda (vaya lavados de cerebro se ven por estos días, con gente envuelta en la bandera) la máxima estrella de la selección nacional es Lamine Yamal, un adolescente de 16 años, de ascendía africana (marroquí por parte de padre, ecuatoguineana por parte de madre), nacido y criando en un pueblo obrero de la periferia de Barcelona. Su desempeño y maestría en el campo se plasma en el magnífico gol con el que firmó el pase de la roja a la gran final. Pero su mejor contribución a mvp es sin duda, es demostrar la incoherencia de un mundo que nos separa por razas y el color de nuestra piel, pero fundamentalmente por la cantidad de dinero que tenemos, o nuestro código postal.

Un caso similar al de la atleta Ana Peleteiro también objetivo de las huestes fascistas por su posicionamiento abiertamente de izquierdas y antifascista, y contra la que se postulan por ser mujer, por tener éxito, por ser gallega, de izquierdas, madre y persona racializada. Otro ejemplo.

Celebrar con las manos, acordándose de su origen, de su clase social, de cómo el código postal nos determina mucho más que el código genético y por qué es tan importante no perder esa perspectiva. Su ejemplo, junto al de otros afro-descendientes en esta Eurocopa, que dan talento y emoción al fútbol, y que se han posicionado contra el racismo, la xenofobia, el odio y la ultraderecha es muy valioso. En primer lugar porque se alejan de la impostada neutralidad, cuando no del abierto clasismo y pertenencia a la ultra derecha con los que otros futbolistas funcionan en su día a día. Aunque no lo parezca en una actividad que practica todo el mundo y donde el talento tendría tanta importancia, y al igual que con muchos de los "artistas", la procedencia social dictamina en gran medida las posibilidades de llegar a ser futbolista profesional. Otra vez salir del Arroyo se hace imposible. Después, porque en un contexto donde la banalidad y el individualismo de las megaestrellas y los galácticos que a tantos nos ha alejado del fútbol, un recién llegado se acuerda de sus orígenes, de su barrio y de su clase social. Con honor y con orgullo.

De hecho, en estos días, la selección y Lamine Yamal comparte espacio en primera plana, con uno de esos pijos asquerosos de la movida madrileña. El tal Nacho Cano, perpetrador de esa abominación musical llamada "mecano" hoy ha salido como noticia porque ha sido acusado y detenido por tener sin contrato y sin las más mínimas condiciones legales a trabajadores extranjeros que utilizaba en un supuesto espectáculo escénico, alojado en un solar regalado por la Comunidad de Madrid. De hecho, la tarada de su presidenta ya ha hecho causa común con su amigo y alimenta la maquina de fango y bulos.

La inmoralidad del racismo y la xenofobia es un problema muy grave dentro de una sociedad occidental en una crisis muy seria a todos los niveles. Una crisis política, social, económica y cultural que adelanta un tiempo nuevo, que no acaba de llegar como decía Gramsci, y que produce terribles monstruos que hay que afanarse en vencer y erradicar. Por ello el antifascismo es una obligación moral y una posición justa y de porvenir frente a quienes solo ven odio y opresión. Un ingrediente básico e imprescindible para transformar esta realidad de débil democracia en un país con dignidad, futuro e igualdad de oportunidades.


jueves, 16 de junio de 2022

La anormalidad democrática en Españistan

 

En una democracia, ¿qué es la normalidad para los demócratas? El respeto a los Derechos Humanos en el marco de la diversidad de todas las personas. No hay un ser humano igual que otro, pero todos y todas tenemos los mismos derechos y deben ser garantizadas las mismas oportunidades independientemente de esa diversidad, independientemente de su lugar de origen, de sus creencias, de su orientación sexual, de su sexo, de su lengua, de su ideología... Un demócrata, de izquierdas o de derechas o de “centro”, cree, o al menos debería creer, en esa igualdad y respeta la diversidad humana en todas sus manifestaciones; cree en el Estado de derecho y en el Estado social para garantizar la justa aplicación de la igualdad de derechos y libertades.

El debate político no debería de estar en este mínimo común compartido por todo demócrata. Estaría en las formas de gestionar el estado y los servicios públicos, como garantías de esa igualdad de oportunidades entre los ciudadanos, que constituye los cimientos de la democracia, como sistema político, que en principio, nos hemos dado entre todos. Se hablaría así, de aplicar medidas socialistas o liberales en esa gestión, con las consecuencias que ocasionarían y también, con los límites que socialismo y liberalismo deberían de marcar inexorablemente en una democracia. Cualquier desviación hacia al extremo en ambos lados provocarían el desmoronamiento democrático. Sobretodo en el caso del liberalismo, donde ya vemos, como el ultraliberalismo ha procedido a una voladura de los sistemas democráticos liberales de la segunda mitad del siglo XX al haber acabado con la igualdad efectiva de derechos y oportunidades.

¿Pero qué ocurre en Españistan? En Españistan se consiguió la democracia sin lucha, pasando de una dictadura fascista, militar y clerical que dejo una economía autárquica, un sistema social esquelético y un modelo de estado centralista y criminal para con el resto de nacionalidades del estado español y con el mundo rural. Un corpus político atrofiado y privilegiado con profundas raíces en el partido único y en la convivencia con un alto empresariado que lleva casi un siglo beneficiándose de continuo de los recursos del país y de sus gentes. Con estos mimbres y en un contexto de crisis decisiva y definitiva de un capitalismo que hace aguas y arrastra en su acometida a la democracia liberal, el fascismo vuelve a caminar sin máscaras ni disfraces y desplegando su batería de odio y atraso.

Con la esperada y a la vez torpe cesión del PP de CyL, de Mañueco y de su nuevo líder, Feijoo a la ultraderecha se pretende normalizar la nauseabunda forma de hacer política de Vox que tiene su emblema en el gilipollas que han puesto de vicepresidente que sin asumir responsabilidades políticas, pasa a cobrar un pastizal para únicamente enturbiar el clima político y disparar odio y víscera a todo aquel que no cumple con sus mantras cutres y trasnochados: hombres blancos, el ultracatolicismo, el machismo, la misoginía, la negación a las otras realidades culturales y nacionalistas, anteponer una suerte de derechos individuales dopados por la capacidad extractiva económica de las élites a los derechos colectivos, al bienestar y al bien común. Discutir el cambio climático y las medidas urgentes ya a tomar para paliarlo. Ignorancia cientifica, sexual, política, democrática,…

Vox es una gangrena de este sistema político españistaní que ya estaba enfermo y presentaba síntomas de agotamiento desde hace mucho. Es a la vez causa y consecuencia de los errores del pasado que no limpiaron las instituciones (ejército, fuerzas de seguridad, universidades y judicatura) de fascistas; del uso político, electoral y mediático de su ideario y sus seguidores para afianzar mayorías durante 40 años que no discutieron ni construyeron la defensa de la memoria y la democracia.

Extirpar el miembro mohoso, ennegrecido, rancio y tóxico es ya urgente pero el enfermo no se va a curar sin más. La podredumbre ya ha roído los huesos y el esqueleto se tambalea. Los órganos de la democracia en España también están podridos y si ya era urgente extirpar el fascismo de ellos hace 40 años ahora se convierte en trascendental. Se trata de justicia, de memoria y de coherencia. Y se trata de no olvidar los que con su dejación de funciones pero sobretodo con sus intereses personales y privados han favorecido el estado de las cosas de un país que se hunde en la miseria, sin convivencia, sin igualdad y siempre dependiente de los intereses de Estados Unidos.

La corrupción y el fascismo son las dos caras de la misma moneda que lastimosamente ancla en el atraso a España y a sus buenas gentes. Que haya mayorías que voten ultraderecha -ya sea pura y novedosa como Vox o disfrazada y antigua como el PP-, se debe al nulo proceso de redención política y democrática que se hizo con la transacción -cómo añoramos a don Julio Anguita-. También es parte clave de este insidioso tinglado la élite de un partido socialista profundamente clasista y herramienta de desposesión de los trabajadores al servicio de los poderosos. Así, los problemas se enquistan y no se solucionan, y las clases trabajadoras parecemos ajenas y sin defensa ante este estado de las cosas.

Pese a tener una parte del gobierno que está trabajando bien en mejorar, o al menos mantener, las condiciones de vida de las trabajadoras y trabajadores, estos avances pasan de soslayo sin atención mediática -los grandes emporios mediáticos que dominan este país pertenecen a oligarcas patrios empeñados en impedir que quienes estábamos hace 10 años en las calles y plazas lleguemos a gestionar- y sin ser reconocidos por la población como medidas que ahondan en su beneficio. En este contexto, disputar desde la izquierda la sempiterna campaña electoral que es la alta política de este país es una quimera y a la vez algo digno de estudio y agradecimiento.

Con episodios concretos como las elecciones autonómicas del próximo domingo en Andalucía, la necesidad de crear una candidatura fuerte de izquierdas que luche por la dignidad de la clase trabajadora es cada vez más urgente y al mismo tiempo, un camino inevitable.

El reto es hacer que la buena gente no se quede en su casa y vaya a votar. Y que vote a quienes les defiendan. Y que estos, antes, hayan dejado atrás las diferencias personales -casi siempre enfocadas en los curriculums que cada uno quiere hacerse- para articular candidaturas donde el programa político venga no sólo a defender la tibia democracia que padecemos y mantener mal que bien una igualdad simulada. Sino a venir a abrir las puertas y las ventanas de este edificio carcomido, erradicar el fascismo, denunciarlo y combatirlo, y ejercitar un programa que amplié la igualdad entre todas y todos para poder ampliar nuestro futuro.

sábado, 29 de enero de 2022

A Debate: Las Migraciones. Conclusiones finales


 

La Historia de la Humanidad está marcada por los movimientos migratorios. Nuestros ancestros se trasladaron buscando su supervivencia y mejorar sus condiciones de vida en un largo viaje que les llevó a ocupar el planeta prácticamente en su totalidad (Duby, 2007, p.14).

Durante la práctica totalidad de la Edad Moderna, Europa ha sido un continente exportador de mano de obra. Colonos europeos han conquistado y se han asentado en todos los continentes. Sin embargo, desde mediados del siglo XX el sentido de estos movimientos ha cambiado.

Tanto es así que en la actualidad, el Mediterráneo se ha constituido como una frontera física y simbólica que separa el Norte y el Sur y a la que aspiran traspasar los habitantes del Tercer Mundo. Este hecho está generando una serie de conflictos y dificultades para estas personas, pero también para los territorios que abandonan y en los países y sociedades que los acogen.

Partiendo de situaciones dramáticas, con terribles condiciones para la supervivencia, los habitantes del Sur se ven obligadas a migrar (Maillat 1989: p. 70).

Llegados a sus países de destino, ya sean migrantes económicos que buscan una mejora de sus condiciones de vida, o refugiados que han huido de la guerra o de persecuciones políticas, étnicas, ideológicas, etc., se encuentran ante una sociedad que les es hostil.

Antes es probable que hayan sufrido el tráfico de seres humanos organizado por las mafias criminales que se aprovechan de su situación de vulnerabilidad; una ruta donde han visto la muerte de cerca; y quedado estacionados en campos a las puertas de Europa como estamos viendo tras la Crisis de los refugiados de 2015. Después si consiguen llegar a su destino sufren la discriminación a la hora de encontrar un puesto de trabajo o una vivienda.

Esto supone una paradoja puesto que la llegada de la población migrante resulta clave para la economía y la demografía europeas (Maillat 1989: p. 151). Por un lado los inmigrantes ocupan puestos de trabajo fundamentales en los sistemas productivos europeos y que los locales ya no están dispuestos a aceptar. En cuanto a las repercusiones a nivel poblacional, los migrantes colaboran en ralentizar el proceso de envejecimiento que presentan las sociedades europeas, favoreciendo su trabajo la financiación de los servicios sociales y las pensiones, claves en los sistemas de bienestar de la Unión Europea.

Sin embargo, y como venimos diciendo, los migrantes tienen serias dificultades para realizar una correcta integración en las sociedades de acogida. Estas dificultades no mejoran, por lo general, con el establecimiento o reagrupamiento de las familias, y las segundas o terceras generaciones se instalan en la precariedad y sus barrios se convierten en guetos y polos de marginalidad.

Estas tremendas dificultades, unidas a los conflictos generados entre poblaciones migrantes y autóctonas y a episodios dramáticos como la expansión terrorista de carácter islamista, están siendo aprovechadas por grupúsculos de extrema derecha para lanzar soflamas racistas y xenófobas que marcan a los migrantes (Moldes-Anaya, Jiménez Aguilar, Jiménez Bautista 2018: p. 98). Con claras intenciones políticas y electorales se pone a una diana a todo lo que no cumple con el retrato típico de un europeo. Así se justifica la sistematización de la discriminación al distinto, que pasa a ser una rutina contra la que no se puede luchar y también se disculpan los episodios de violencia hacia los migrantes que aumentan tanto en cantidad como en agresividad.

Las redes sociales e Internet están siendo el altavoz perfecto para que estos mensajes de odio calen en la población. Y ni los medios de comunicación, ni las propias instituciones parecen querer luchar contra su proliferación (Bustos 2019: p. 33). En algunos casos, se ha llegado a ver un blanqueamiento de posiciones ultras, que hace no tantos años no tenían cabida en las sociedades europeas.

Pero coincidimos en reconocer que estos mensajes no son nuevos, sino que la novedad radica en la difusión que están teniendo. Es preciso subrayar la intencionalidad para que esto sea así y se haga amparado en la libertad de expresión.

Aunque más tarde en el tiempo, España está viviendo el mismo proceso. A su condición de frontera física entre Europa y África, le añade además, la herencia cultural y lingüística compartida con Hispanoamérica, lo que hace de nuestro país, el destino predilecto para la emigración proveniente desde aquellos países.

Este hecho unido a la mejora de las condiciones económicas del país ocurrida tras el ingreso en la Unión Europea ha cambiado el sentido migratorio en nuestro país (Santacreu 2002: p. 35). Hemos pasado de exportar trabajadores -y hacerlo hasta más tarde que nuestros vecinos- a importar mano de obra, convirtiéndonos en uno de los países preferidos por los migrantes.

Frente a estos discursos de odio es fundamental habilitar una política pedagógica que explique la necesidad y los beneficios que aporta la migración. Como nosotros mismos hemos llegado hasta donde estamos ahora gracias a las migraciones de nuestros ancestros. Y junto a ello es básico ejercer políticas de cooperación al desarrollo prácticas y justas que mejoren la vida en los países pobres (Sauquillo 2006); luchar ferozmente contra las mafias que trafican con seres humanos (Tezanos 2007: p. 29). Y habilitar programas efectivos que permitan la asimilación e integración de las personas migrantes en las sociedades de acogida, dotando de recursos y mecanismos que eviten los conflictos y la caída en la marginalidad de estas personas.

Debería de ser un compromiso ético ineludible de nuestras sociedades. Nuestra economía y nuestra sociedad necesita del trabajo de los migrantes (Livi Bacci 2012: p. 105) y es un derecho humano universal reconocer su dignidad. Hay que trabajar para deslegitimizar y expulsar las actitudes racistas y xenófobas (Livi Bacci 2012: p. 132).




BIBLIOGRAFÍA

BUSTOS, L. et al. (2019) Discursos de odio: una epidemia que se propaga en la red. Estado de la cuestión sobre el racismo y la xenofobia en las redes sociales. Mediaciones sociales 18, p. 25-42.

HERRERA, M. (2013). Migración cualificada de trabajadores de España al extranjero. Anuario de la Inmigración en España, 90-107.

LIVI BACCI, MASSIMO (2012). Breve Historia de las migraciones. Ed. Alianza Editorial. Madrid.

MAILLAT, DENIS (1989) “Los países europeos de acogida”,. En El futuro de las migraciones, OCDE y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pp. 65-98.

MOLDES, S., JIMÉNEZ AGUILAR, F., & JIMÉNEZ BAUTISTA, F. (2018). Actitudes hacia la inmigración en España a través de la Encuesta Social Europea. OBETS: Revista de Ciencias Sociales, 13(1), p. 93-119.

PONCELA SACHO, A. (2019) La externalización de las fronteras en el ámbito de la Unión Europea. Boletín Instituto Español de Estudios Estratégicos, 11, 231-245.

SANTACREU, J.M. (2002) “España, de la emigración a la inmigración: cambio de mentalidad y proyección social” Anales de Historia Contemporánea, núm. 18.

SAUQUILLO, F., 2006. Las rutas de la emigración africana hacia la UE. EL PAÍS [en línea]. [Consulta: 11 diciembre 2021]. Disponible en: https://elpais.com/diario/2006/05/29/opinion/1148853612_850215.html.

TEZANOS, J. F. (2007) Nuevas tendencias migratorias y sus efectos sociales y culturales en los países de recepción. Doce tesis sobre inmigración y exclusión social. Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis), 117(7), p. 11-34.



viernes, 28 de enero de 2022

A Debate: Migraciones recientes en España: Los que vienen y se van


Historia de las migraciones en España:

 

En la actualidad las migraciones internacionales han adquirido una especial relevancia para nuestras sociedades como alta prioridad para los gobiernos y organismos internacionales. En ocasiones la teoría se centra en las migraciones laborales, ciñéndose en esta descripción y obviando a las personas migrantes que se desplazan por otras razones, como el colectivo que busca el lifestyle, sobre todo en España. Puesto que las teorías de emigración, hasta mediados del siglo XX, se apoyaban fundamentalmente en los principios de la Economía Política: racionalismo, individualismo y liberalismo. La idea del desplazamiento del hombre libre en búsqueda de las oportunidades económicas (Domènech, C. B., & Villarubia 2020).


Los flujos migratorios de las últimas décadas se produjeron a consecuencia de la importante transformación experimentada en la sociedad española: ganando en volumen, diversidad y riqueza cultural, fundamentado por permanencia en el país de diversas personas llegadas durante las últimas décadas. Los últimos datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), España es uno de los 20 países principales de destino de las migraciones internacionales: ocupando la décima posición tras Estados Unidos, Alemania, Federación Rusa, Arabia Saudita, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Canadá, Francia y Australia. No obstante, el cariz de las migraciones a España ha ido evolucionando a medida que pasa el tiempo. En primer lugar, España como país receptor de inmigrantes se produjo con varias décadas de retraso en comparación a otros países de Europa, ya que hasta mediados de los años 60 fue un país emisor de emigrantes con una alta tasa de retorno. No fue hasta la llegada de la democracia, y la incorporación de España a la CE cuando el índice de emigrante descendió a consecuencia del progreso económico y social (Económico 2019).
 
Emigraciones de España hasta la llegada y consolidación de la democracia
 
1951-1965                634,600 personas
1971-1975                412.945 personas  
1976-1980                  80.111 personas  
 
El concepto de migración de la OIM  es: “movimiento de población hasta el territorio de otro Estado o dentro del mismo que abarca todo movimiento de personas sea cual fuere su tamaño, su composición o sus causas; incluye migración de refugiados, personas desarraigadas, migrantes económicos”. No obstante, las migraciones cubren una se pueden clasificar en varios conceptos:
 

  • Migraciones a largo plazo: Persona que va a otro país, distinto al suyo de su residencia habitual por un periodo de al menos un año, siendo el país de destino el lugar de su nueva residencia. En la perspectiva del país de salida esta persona es un emigrante de largo plazo y desde la perspectiva del país de llegada es un inmigrante de largo plazo. 

  • Migración individual: Caso en el que la persona migra individualmente o como grupo familiar. Algunos movimientos son por lo general autofinanciados; otras veces son patrocinados por otros individuos, organismos o gobiernos, oposición a movimientos de migración masiva.

  • Migración internacional: Movimiento de personas que dejan su país de origen o en el que tienen residencia habitual, para establecerse temporal o permanentemente en otro país distinto al suyo. Estas personas para ello han debido atravesar una frontera. Si no es el caso, serían migrantes internos.

  • Migración laboral: Movimiento de personas del Estado de origen a otro con un fin laboral. La migración laboral está por lo general regulada en la legislación sobre migraciones de los Estados. Algunos países asumen un papel activo al regular la migración laboral externa y buscar oportunidades de trabajo para sus nacionales en el exterior.

  • Migración económica: Persona que habiendo dejado su lugar de residencia busca mejorar su nivel de vida, en un país distinto al de origen (Movilidad humana: una revisión teórica aplicable de los flujos migratorios en España (Domènech, C. B., & Villarubia 2020).

 
Como se ha expuesto anteriormente, dentro del marco teórico existen varias razones por las que se producen los movimientos migratorios, pero ¿Cuáles son las motivaciones de los inmigrantes en el país? ¿Por qué se marchan los españoles al extranjero?
 
Sin lugar a duda, el saldo migratorio de España ha sido positivo desde el inicio de la bonanza de España: una tierra de oportunidades, sobre todo, para los extranjeros latinoamericanos. El saldo migratorio evidenciaba incrementos de la población extranjera por encima de 400.000 personas en 2002 y 2003, y por encima de 600.000 en el cuatrienio 2004-2007.  Por el contrario, tras la llegada de la crisis, el flujo de salida se vio afectado por la salida de españoles y el retorno de inmigrantes a sus países. Las cifras crecieron exponencialmente hasta  el valor -202.000 en 2013, por tanto, no se evidencia una recuperación del saldo migratorio hasta finales de 2016-2017 con entradas de 38.000 personas, aunque persisten las salidas que alcanzaron la cifra de 68.000 personas(García, R. M. R., Blasco, B. C. J., & Lozano 2018).
 
SALDOS MIGRATORIOS EXTERIORES POR NACIONALIDAD
 


Entradas EVR

Salidas EVR

Saldo

Año

Españoles

Extranjeros

Españoles

Extranjeros

Españoles

Extranjeros

1998

24.032

57.195





1999

28.243

99.122





2000

31.587

330.881





2001

20.724

394.048





2002

40.175

443.085

29.674

6.931

10.501

436.154

2003

40.486

429.520

41.990

9.969

24.496

419.555

2004

38.717

645.844

13.156

41,.936

25.561

603.908

2005

36.573

682.711

19.290

48.721

17.283

633.990

2006

37.873

802.971

22.042

120.254

15.831

682.717

2007

37.732

920.534

28.091

198.974

9.641

721.560

2008

33.781

692.228

34.453

232.007

-672

460.221

 
Fuente: Retorno migratorio desde España: un flujo variable y complejo. Migraciones (García, R. M. R., Blasco, B. C. J., & Lozano 2018).
 
La diversidad social producida con la entrada de inmigrantes en España ha repercutido en las políticas de migración en el país. El acceso al empleo, el estado bienestar y  la participación de las personas de origen extranjero en otras esferas de la vida social, actualmente entabla la discusión política con relación a las restricciones (Económico 2019).

No obstante, la evolución de la sociedad española precisa de más activos en su sistema de bienestar para mantenerlo; por tanto, ¿es preciso abrir las puertas para cubrir el descenso de fecundidad? Las estadísticas de nacimientos de 2019 muestran que alrededor de uno de cada cuatro recién nacidos en España (el 27,2%) tiene un padre o una madre de nacionalidad extranjera, lo que evidencia la evolución de la sociedad española en una composición más plural y multicultural en un futuro próximo (Castro Martín, T., Martín-García Ayuso, T., Cordero, J., & Seiz 2021). O, por el contrario, ¿es necesario establecer políticas de retorno de los españoles en el extranjero? Puesto que el número de personas con nacionalidad española residentes en el extranjero alcanzó los 2.654.723 a 1 de enero de 2021, según los datos del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (EPDATA 2021).

 

 

Bibliografía
 
 

CASTRO MARTÍN, T., MARTÍN-GARCÍA AYUSO, T., CORDERO, J., & SEIZ, M., 2021. ¿Cómo mejorar la natalidad en España? FEDEA,
 

DOMÈNECH, C. B., & VILLARUBIA, M.J.B., 2020. Movilidad humana: una revisión teórica aplicable de los flujos migratorios en España. Revista Forum, no. 18, pp. 35-63.
 

ECONÓMICO, C. y social de E., 2019. INFORME 02'2019 LA INMIGRACIÓN EN ESPAÑA: EFECTOS Y OPORTUNIDADES. Madrid: s.n.
 

EPDATA, 2021. Población de españoles en el extranjero, en datos y gráficos. 2021 [en línea]. [Consulta: 10 diciembre 2021]. Disponible en: https://www.epdata.es/datos/poblacion-espanoles-extranjero-datos-graficos/331.
 

GARCÍA, R. M. R., BLASCO, B. C. J., & LOZANO, M.M.A., 2018. Retorno migratorio desde España: un flujo variable y complejo. Migraciones. Publicación del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, no. 44, pp. 91-118.

 

____________________________________

Siguiendo este análisis expuesto sobre la Historia de las migraciones en España. Si bien, quiero matizar algunos aspectos:

 

Lo que bien denominas lifestyle en España para esas personas de edad avanzada también supone una ventaja económica. Con su pensión, sus ahorros y la venta de su vivienda en su país natal pueden llevar una vida mucho más cómoda que la que llevarían en caso de quedarse (a parte de residir en un país o zona con una climatología más amable). Por lo tanto, opino que de no mediar razones de índole discriminatoria en las que la propia supervivencia está en peligro, todas las migraciones se hacen buscando una vida mejor, que como nos regimos bajo valores monetarios, tienen que tildarse como económicas (Martí Giner 2020: p. 29).

 

La motivación de los inmigrantes que llegan a España es mejorar su vida y la de su familia. A veces, con la llegada del cabeza de familia, que puede ser el hombre que ira a trabajar en el sector de la construcción, más recientemente, la mujer que llega al sector servicios y de asistencia familiar. Dejan la familia en el país de origen y buscar mejorar sus condiciones con el envío de remesas y más adelante, con la reagrupación familiar. No podemos dejar de pensar que España se encuentra en el vértice de una frontera geográfica y simbólica (Mediterráneo – Atlántico) y también de las relaciones culturales íntimas con Iberoamérica (Santacreu 2002: p. 42)

 

Los españoles no somos distintos al resto y también nos marchamos fundamentalmente buscando mejores perspectivas de futuro. Por lo general, estamos preparados y cualificados para asumir puestos de trabajo que no se ofrecen ni en cantidad, ni en calidad (salarios, estabilidad, duración de los contratos, progreso a medio o largo plazo) la economía española. No hay que olvidarse de personas con capacidades muy concretas (pienso en pescadores y marineros, operarios de la construcción, etc.) que marchan para cubrir esos puestos en otros países. En conjunto cumplen la máxima de que generalmente emigran las personas más motivadas, preparadas y emprendedoras de los países (Tezanos 2007: p. 30) lo que es un problema para la sociedad exportadora de mano de obra. 

 

Los emigrantes españoles por lo general, y vista mi experiencia, empiezan ocupando puestos de baja cualificación, lo que les permite asentarse y mejorar las destrezas idiomáticas. Más tarde, pueden optar a un puesto más apto a sus condiciones previas. Con el tiempo estas personas se arraigan en las sociedades de acogida y se hace difícil que puedan retornar al país. 

 

También no debemos olvidar la migración interior española, con un fortísimo movimiento migratorio campo-ciudad que compone lo que conocemos ya como España Vaciada (1). Los pueblos y el mundo rural se vacían de jóvenes (especialmente mujeres (2)) y van a acabar primero en las capitales de provincia y más tarde, en las zonas de costa o en la capital del estado y su entorno.

La diversidad, la pluralidad y la multiculturalidad de la sociedad española es un hecho y este lo es positivo, pero existen una serie de preguntas entiendo las preguntas que planteas como muy complejas a la hora de dar una respuesta positiva. Lo ideal sería permitir que llegasen personas en edad fértil a trabajar y que puedan establecerse y formar una familia. Demográficamente puede tener sentido, pero para que a nivel económico y social no cause serios estragos es imprescindible mejorar los servicios públicos (Tezanos 2007: p. 28): Sanidad, servicios sociales y especialmente la educación. También es perentorio habilitar políticas de vivienda que abaraten alquileres y compras para permitir la creación de familias en hogares con unos mínimos de estabilidad, calidad y garantía. 

 

En cuanto, al hecho de habilitar políticas para el retorno de los emigrados, si bien ya se han emprendido algunas, todavía no son efectivas (3). Fundamentalmente, porque la economía española no produce puestos de trabajo que permita a las personas migrantes volver y aspirar a la misma ocupación y responsabilidades que tiene en la sociedad de acogida. El acceso a la vivienda, también para los retornados (y como para cualquiera), supone un reto que se lleva por delante buena parte de los sueldos y las expectativas de futuro.

Por lo tanto, siendo a nivel poblacional beneficioso revitalizar nuestras pirámides de población con la llegada y la vuelta de migrantes, las medidas políticas, económicas y sociales tienen que ser de amplio calado para hacerlo de manera efectiva (Maillat 1989: p. 151).





NOTAS

(1) La despoblación en la España interior. FUNCAS. Azón, V; Brandés, E.. Consultado el 28/01/22. https://www.funcas.es/wp-content/uploads/2021/02/La-despoblacion-de-la-Espa%C3%B1a-interior.pdf.

(2) Las mujeres rurales y la tecnología. Kerras, H; Gómez, M. Consultado el 28/01/22. http://ciriec.es/wp-content/uploads/2020/09/COMUN-027-T4-KERRAS-DE-MIGUEL-ok.pdf .

(3) El plan para los españoles que emigraron con la crisis económica solo logra retornar a 58. Olga Rodríguez. El Independiente. Publicado el 18/02/21. Consultado el 28/01/22. https://www.elindependiente.com/economia/2021/02/18/el-plan-para-los-espanoles-que-emigraron-con-la-crisis-economica-solo-logra-retornar-a-58/. 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

MAILLAT, DENIS (1989) “Los países europeos de acogida”,. En El futuro de las migraciones, OCDE y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pp. 65-98.

MARTÍ GINER, Andrea (2020). INMIGRACIÓN NOROEUROPEA DE JUBILADOS EN ESPAÑA. Análisis de las provincias de Alicante y Málaga. Universidad de Jaen. Grado en Geografía e Historia.

SANTACREU, J.M. (2002) “España, de la emigración a la inmigración: cambio de mentalidad y proyección social” Anales de Historia Contemporánea, núm. 18.

TEZANOS, J. F. (2007) Nuevas tendencias migratorias y sus efectos sociales y culturales en los países de recepción. Doce tesis sobre inmigración y exclusión social. Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis), 117(7), p. 11-34.



WEBGRAFÍA

AZÓN, V; BRANDÉS, E. La despoblación de la España interior. (2021) Consultado el 28/enero. URL: https://www.funcas.es/wp-content/uploads/2021/02/La-despoblacion-de-la-Espa%C3%B1a-interior.pdf.

EL INDEPENDIENTE. Consultado el 28/enero. URL: https://www.elindependiente.com/economia/2021/02/18/el-plan-para-los-espanoles-que-emigraron-con-la-crisis-economica-solo-logra-retornar-a-58/.

INE, Instituto Nacional de Estadística. Consultado el 28/enero. URL: https://www.ine.es.

Kerras H, Gómez MDM. Las Mujeres rurales y la Tech-Nología (2020) Consultado el 28/enero. URL: http://ciriec.es/wp-content/uploads/2020/09/COMUN-027-T4-KERRAS-DE-MIGUEL-ok.pdf. 

CIJ, Cuadernos de investigación en juventud.(2020). [Consultado el 28/enero. URL: https://www.cjex.org/wp-content/uploads/2021/02/Desigual-Acceso.pdf





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