Sin
ninguna duda vivimos un momento en que parece que el
racismo y la xenofobía,
y las opiniones e ideologías que las secundan (o cuando menos se
aprovechan electoral o socialmente de estos discursos) avanzan,
cuestionando a su vez los marcos de convivencia y relación.
Parto
del convencimiento de que las
migraciones han formado parte del devenir histórico de la especie
humana
desde
sus primeros momentos. A lo largo de la Historia, ya sean
individuales, familiares, de clan o colectivas los movimientos
migratorios han permitido la supervivencia y el avance de la especie.
En tiempos modernos las migraciones han estado ligadas a los
acontecimientos políticos y económicos que han generado
oportunidades u obligaciones para que las personas se trasladen de un
lugar a otro (Livi Bacci 2012: p. 18).
En este sentido, las
tensiones ante la llegada de nuevos moradores se han hecho sentir,
pese a que tenemos experiencias de que en el pasado y en distintos
lugares y contextos, los emigrantes fueron bienvenidos. En la
actualidad, no es así y surgen episodios y problemas de convivencia,
asimilación e integración entre nativos y migrantes. En un mundo
altamente competitivo, con puestos de trabajo cada vez más escasos,
con mucha precariedad tanto laboral como vital parece que la llegada
de personas que aspiran a ocupar esos puestos vengan a perjudicar a
los locales, a la economía y a la sociedad en general.
No
obstante, me parece preciso recordar que hace no tanto tiempo, las
expresiones de racismo y xenofobia venían de una etapa de mucho
repudio y denuncia en la sociedad. Sin embargo, ante el auge
de las redes sociales,
ahora han encontrado un altavoz que retumba en toda la sociedad.
Parece que la libertad de expresión se impone al resto de libertades
y derechos. Y todas estas opiniones encuentran refrendos en un
contexto comunicativo en el que suele verse acompañado de otros que
piensan igual. Y estas actitudes expresadas en estos
comentarios acaban alentando la violencia puntual hacia los
extranjeros, y también la discriminación rutinaria hacia el
distinto (Bustos
2019: p. 33). Es un fenómeno probado que en las redes sociales y los
medios en Internet tendemos a seguir las opiniones que nos son
favorables o más simpáticas, y que huimos de ponerlas en contraste
con opiniones y argumentos contrarios.
Desde luego, en el
siglo XXI no podemos obviar que la inmigración es una novedad en
España (Santacreu 2002: p. 35). Antes, nuestros abuelos y demás
antecesores fueron los emigrantes en otras sociedades. Y en los 60
también recibieron muestras de racismo y xenofobia en las sociedades
de acogida. Ahora aquí como sociedad tenemos que responder ante los
retos migratorios (Tezanos 2007: p. 23).
Lo ideal sería que
estos llegarán y más tarde sus descendientes no tuvieran problemas
en la asimilación. La realidad es distinta y las tensiones son muy
fuertes prácticamente en todo el mundo. El problema viene cuando los
discursos de odio que antes eran rechazados y combatidos en los
medios, ahora se recogen y crean una opinión que es favorable a los
partidos de extrema derecha que están creciendo en Europa.
Un hecho que también aparece en Iberoamérica o en Estados Unidos
con Trump; ¿Por qué se está permitiendo? ¿Hay algún interés en
que esto sea así?
Estos partidos atacan a la parte débil
para obtener un rédito electoral, simplificando el problema. Saben
perfectamente que en nuestras economías las migraciones son vitales:
Los inmigrantes por lo general vienen a cubrir puestos que los
nativos desechamos. Además, demográficamente
colaboran al dinamismo de sociedades
por
lo general envejecidas y que tienen problemas a la hora de financiar
sus programas de servicios sociales, empezando por las pensiones
(Livi Bacci 2012: p. 105). Y además, todavía hoy, muchos de
nosotros somos emigrantes, tanto dentro como fuera de nuestras
fronteras.
La
ultraderecha aprovechando la criminalización del inmigrante,
las oleadas de terrorismo yihadista y las tensiones en los barrios
obreros con presencia extranjera apelan a los sentimientos
nacionalistas y culpabiliza
a las personas migradas de todos nuestros problemas
(Moldes-Anaya,
Jiménez Aguilar, Jiménez Bautista 2018: p. 98). Esta fue la
estrategia del Frente Nacional en Francia aprovechando el fracaso de
la acogida de los migrantes procedentes de las ex colonias y que han
acabado generando guetos en los barrios obreros de las ciudades. O
del UKIP en Reino Unido que hizo bandera de su lucha contra los
polacos para hacer campaña por el Brexit.
O de la
Lega
Norte
en
Italia que rechaza a todo migrante, en especial a rumanos y
magrebíes.
Pero, ¿realmente podemos hablar de un aumento del
racismo y la xenofobia en la actualidad? ¿No es más bien que la
sensibilidad social y mediática ante estas actitudes es mayor y se
están exponiendo problemas que ya existían previamente?
¿O es que no había
antes de la crisis económica de 2008 o de la llegada masiva de
migrantes durante la burbuja inmobiliaria episodios de discriminación
y violencia ante los extranjeros?
Y más aún: Sin negar la
existencia de un odio al distinto y de colectivos reaccionarios que
claman la expulsión de inmigrantes y cierres de fronteras, no os
parece que a veces lo que se expresa es aporofobia (odio a los
pobres o la pobreza) o un odio de clase al ver cómo si son bien
recibidos extranjeros pudientes frente a los que llegan en patera con
una mano delante y otra detrás?. Estoy pensando en los jubilados del
norte de Europa que llegan para residir en la costa Mediterránea y
que estos si que hacen un alto uso de los servicios sanitarios sin
haber aportado antes durante su vida laboral.
Y sobretodo,
¿qué podemos hacer como sociedad para evitar el racismo y la
xenofobia en el día a día de las personas migradas?
En
definitiva, un tema complejo y de absoluta trascendencia.
BIBLIOGRAFÍA
BUSTOS, L. et al. (2019)
Discursos de odio: una epidemia que se propaga en la red. Estado de
la cuestión sobre el racismo y la xenofobia en las redes sociales.
Mediaciones sociales 18, p. 25-42.
LIVI BACCI, MASSIMO
(2012). Breve Historia de las migraciones. Ed. Alianza
Editorial. Madrid.
MOLDES, S., JIMÉNEZ AGUILAR, F., &
JIMÉNEZ BAUTISTA, F. (2018). Actitudes hacia la inmigración en
España a través de la Encuesta Social Europea. OBETS: Revista de
Ciencias Sociales, 13(1), p. 93-119.
SANTACREU, J.M.
(2002) “España, de la emigración a la inmigración: cambio de
mentalidad y proyección social” Anales de Historia
Contemporánea, núm. 18.
TEZANOS, J. F. (2007) Nuevas tendencias migratorias y sus efectos sociales y culturales en los países de recepción. Doce tesis sobre inmigración y exclusión social. Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis), 117(7), p. 11-34.
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