miércoles, 29 de octubre de 2014

La corrupción como Marca España



En #Españistan no te acostarás sin un caso de corrupción más. Todavía no se había digerido el caso de las tarjetas black, con imputación del mentiroso ex ministro del interior del 11M, Acebes, cuando la guardia civil dentro de una investigación, llamada Operación Púnica, que partió desde la fiscalía anti corrupción suiza y que llevada a través de la Audiencia Nacional tuvo que sortear, o incluso precipitarse, el chivatazo de uno de los guardias civiles, hacia Francisco Granados, nº 2 de Esperanza Aguirre y que ha sido el más mediático de los 51 detenidos el pasado lunes, día de registros intensos e interminables en diputaciones y ayuntamientos (en Madrid, León, Murcia, Valencia) regidos todos ellos por el bipartidismo, #PartidoPutrefacto y #PPSOE, por el cobro de comisiones ilegales por la concesión de contratos públicos. Lo de siempre, ya sabéis: Mal vender nuestros derechos y libertades como negocios a sus amigotes, a cambio de un dinero y un acceso a la puerta giratoria.

Desde el bipartidismo dicen que no se puede generalizar la corrupción, pero es que la corrupción está generalizada, es intrínseca a los dos grandes partidos, convertidos en casta, junto a personajes de otras fuerzas políticas y agentes sociales. Es una forma de gobernar. Es un nepotismo autóctono, heredero de las relaciones de vasallaje y de la estructura de la dictadura franquista. Y como no hubo transición a la democracia, y si una transacción, más propia del Gatopardo (cambiarlo todo, para no cambiar nada) se mantuvo y se fortaleció porque se convirtió en "Marca España", en algo reconocible.

Fijaros como estará el asunto, con la sangría de votos que vienen perdiendo los polos del bipartidismo, que hasta Rajoy "El inamovible" ha dado la cara, ¡y sin plasma!. Bueno tampoco nos calentemos. Ha aprovechado una pregunta en el Senado para pedir perdón por haber dado cargos (durante los 12 años largos que lleva ya el tio como secretario general del #PartidoPutrefacto) a personas que le han traicionado. Todo ello con el aplauso de sus palmeros (300 senadores que cobran por dar palmas). Y ha exculpado a los partidos políticos. Pero no. No cuela. No con el bipartidismo, del #PartidoPutrefacto y el #PPSOE. Si la corrupción fueran casos aislados se podría entender. Pero la multitud de casos, las redes clientelares que no se construyen de una noche a un día, como la Gurtel, Urdangarin, la trama de los ERES, de las Tarjetas Black, las prácticas del 3% en CIU con el clan Puyol... todo esto denota una manera de entender la política no en un sentido de servicio público y de mejora de las calidades de vida de los conciudadanos, sino más bien como un modo de hacerse rico e importante sin dar un palo al agua y sin ningún tipo de moralidad.

Es la única forma de explicar la tolerancia, complicidad, cuando no participación en los hechos delictivos que laminan el ya de por si raquítico edificio democrático en este país. Si los cimientos de ese edificio se hunden en fosas comunes de asesinados y represaliados por una dictadura fascista, y si se yergue a través de redes clientelares y tramas de conseguidores, sobrecogedores y comisiones, repletos de personajes de ninguna catadura moral, no es de extrañar que el estado estructural sea de derribo inminente, puesto que ya hace mucho que se abandonaron pilares básicos de la democracia como la verdad, la transparencia, la responsabilidad o el bien común.

Lo perentorio, necesario, vital ya, es que se vayan. Se marchen. Debían haber convocado elecciones y renovado sus mayorías hace ya dos años, con el escándalo de la Gurtel y la financiación ilegal sistémica del #PartidoPutrefacto. Ya tendrían que haberlo hecho si tuvieran la suficiente dignidad antes de gobernar faltando al programa electoral con el que salieron elegidos. O del #PSOE en Andalucía con los ERES. Eso hubiera supuesto apuntalar la maltrecha resistencia y empaque democrático del país. Pero no lo hicieron y ahora la única solución es derribarlo todo y construirlo desde 0.

Son muchos los motivos que claman por un proceso constituyente participativo, de tipo asambleario y de naturaleza ciudadana en este estado fallido, llamado #Españistan. Y la corrupción es uno de ellos. Quizás uno de los más importantes, puesto que se ha creado una cultura del estraperlo, el engaño y el egoísmo que reside en el adn de un país que es el único en el que nació y prosperó un género literario como la picaresca. Pero es que va mucho más lejos, puesto que en un país en el que el mayor avance económico se hizo de espaldas a las necesidades y posibilidades del pueblo, como fue la burbuja inmobiliaria, los inmorales del gobierno de Aznar, con ese mequetrefe a la cabeza, vieron la oportunidad de oro para enriquecerse laminando la riqueza del país, la solidaridad entre iguales, haciéndonos a todos creernos ricos, con coches alemanes y 15 días de vacaciones, cuando realmente vendían el país al mejor postor extranjero, bajo suculentas comisiones y parabienes. Aquella estafa llamada crisis, ese boom inmobiliario, abrió la veda absoluta a las puertas traseras de la democracia a todos los empresarios que vieron políticos de medio pelo manejando monstruosidades de dinero y adquiriendo el suficiente poder para mandar el país a la mierda, mientras todos ellos, corruptos y corruptores se enriquecían sin medida.

Se instaló el timo y el hurto no sólo en la administración pública, sino que aprovechando la falta de educación en valores democráticos que tiene este país, se grabó en el disco duro de buena parte de la población que ha entendido la corrupción como algo natural e intrínseco, incluso perdonable, en el aparato democrático y la administración y en los partidos (especialmente en la derecha, donde su electorado es totalmente ciego y sordo ante los casos de corrupción, ha renovado e incluso ampliado mayorías del #PartidoPutrefacto, especialmente en Valencia o en Madrid). Y como desde el bipartidismo convertido en casta, se mantuvo la tolerancia cuando menos, con los corruptos y amorales la situación se ha vuelto insostenible. ¿Quién puede creerse hoy los llamamientos y exabruptos frente a la corrupción de los dos partidos que llevan 30 alternándose en labores de gobierno? ¿Quién se cree un pacto anticorrupción que lleva 5 años anunciándose entre los dos partidos que no sólo son los que más corruptos tienen o han tenido en sus filas, sino que han convertido por su acción y/o inacción en corrupto todo el país? El problema no es ya de un código penal o de una legislación en particular. El problema es la falta de compromiso político y personal para luchar contra la corrupción.

Que Esperanza Aguirre quien llegó a la poder en la Comunidad de Madrid merced a un soborno y un amaño, dio contratos a la Gurtel, escribía emails pidiendo favores a Blesa, salió atropellando a dos agentes de movilidad que la pararon o tiene a cientos de ediles salidos bajo su liderazgo en el PP madrileño imputados y/o condenados, se escandalice ahora, porque su nº 2 ha sido detenido es de chiste. Sus lloros ahora, como los de Rajoy que mandaba sms a un Barcenas preso, Tomás Gómez, o del Pedro Sánchez que fue consejero de Bankia mientras los que se sentaban en la mesa con él, se fundian la pasta de los preferentistas en cenas, comidas, viajes, coca, puta y putos de lujo, no valen de nada. Se tienen que ir y pagar sus responsabilidades penales, políticas y públicas y desaparecer.

En una democracia seria y real se irían convocando elecciones anticipadas. Dimitiendo. En #Españistan se aferran al cargo y esperan que el chaparrón pase para que todo se olvide con el siguiente caso, o con el próximo partido de fútbol.

Pero aquí y ahora es el momento de la regeneración democrática. De hacer hechos, las ilusiones y sueños de democracia real ya. Momento de revolución y construcción de un estado garante y garantista de libertades, derechos y deberes. Y en ese estado, se hace vital la auditoría de todos y cada uno de los actores que han participado hasta ahora (administraciones locales, provinciales, autonómicas, nacionales, sus relaciones supranacionales, empresas públicas, partidos, patronales, sindicatos,...). Frente a la deuda ilegítima y frente a la amoralidad y sinvergüencería de los delincuentes que nos han gobernado se hace necesario saber en que se ha ido cada euro público recaudado de los trabajadores. Y es el momento de las medidas ejemplares, de la cárcel sin paliativos. De medidas de sanidad democrática, como expropiar los bienes hasta un segundo grado de consanguineidad o parentesco de los cargos públicos imputados. De las medidas de transparencia imprescindibles e inexorables, puesto que con el dinero público la ejemplaridad y honestidad, además de serlo, hay que parecerlo.

En definitiva, es el momento del empoderamiento de la ciudadanía para construir un sistema democrático limpio y del siglo XXI, participativo, libertario y que tenga en la calidad de los servicios públicos su fin último, para lo que se hace imprescindible la máxima dureza y la tolerancia 0 frente a la corrupción.

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