sábado, 29 de enero de 2022

A Debate: Las Migraciones. Conclusiones finales


 

La Historia de la Humanidad está marcada por los movimientos migratorios. Nuestros ancestros se trasladaron buscando su supervivencia y mejorar sus condiciones de vida en un largo viaje que les llevó a ocupar el planeta prácticamente en su totalidad (Duby, 2007, p.14).

Durante la práctica totalidad de la Edad Moderna, Europa ha sido un continente exportador de mano de obra. Colonos europeos han conquistado y se han asentado en todos los continentes. Sin embargo, desde mediados del siglo XX el sentido de estos movimientos ha cambiado.

Tanto es así que en la actualidad, el Mediterráneo se ha constituido como una frontera física y simbólica que separa el Norte y el Sur y a la que aspiran traspasar los habitantes del Tercer Mundo. Este hecho está generando una serie de conflictos y dificultades para estas personas, pero también para los territorios que abandonan y en los países y sociedades que los acogen.

Partiendo de situaciones dramáticas, con terribles condiciones para la supervivencia, los habitantes del Sur se ven obligadas a migrar (Maillat 1989: p. 70).

Llegados a sus países de destino, ya sean migrantes económicos que buscan una mejora de sus condiciones de vida, o refugiados que han huido de la guerra o de persecuciones políticas, étnicas, ideológicas, etc., se encuentran ante una sociedad que les es hostil.

Antes es probable que hayan sufrido el tráfico de seres humanos organizado por las mafias criminales que se aprovechan de su situación de vulnerabilidad; una ruta donde han visto la muerte de cerca; y quedado estacionados en campos a las puertas de Europa como estamos viendo tras la Crisis de los refugiados de 2015. Después si consiguen llegar a su destino sufren la discriminación a la hora de encontrar un puesto de trabajo o una vivienda.

Esto supone una paradoja puesto que la llegada de la población migrante resulta clave para la economía y la demografía europeas (Maillat 1989: p. 151). Por un lado los inmigrantes ocupan puestos de trabajo fundamentales en los sistemas productivos europeos y que los locales ya no están dispuestos a aceptar. En cuanto a las repercusiones a nivel poblacional, los migrantes colaboran en ralentizar el proceso de envejecimiento que presentan las sociedades europeas, favoreciendo su trabajo la financiación de los servicios sociales y las pensiones, claves en los sistemas de bienestar de la Unión Europea.

Sin embargo, y como venimos diciendo, los migrantes tienen serias dificultades para realizar una correcta integración en las sociedades de acogida. Estas dificultades no mejoran, por lo general, con el establecimiento o reagrupamiento de las familias, y las segundas o terceras generaciones se instalan en la precariedad y sus barrios se convierten en guetos y polos de marginalidad.

Estas tremendas dificultades, unidas a los conflictos generados entre poblaciones migrantes y autóctonas y a episodios dramáticos como la expansión terrorista de carácter islamista, están siendo aprovechadas por grupúsculos de extrema derecha para lanzar soflamas racistas y xenófobas que marcan a los migrantes (Moldes-Anaya, Jiménez Aguilar, Jiménez Bautista 2018: p. 98). Con claras intenciones políticas y electorales se pone a una diana a todo lo que no cumple con el retrato típico de un europeo. Así se justifica la sistematización de la discriminación al distinto, que pasa a ser una rutina contra la que no se puede luchar y también se disculpan los episodios de violencia hacia los migrantes que aumentan tanto en cantidad como en agresividad.

Las redes sociales e Internet están siendo el altavoz perfecto para que estos mensajes de odio calen en la población. Y ni los medios de comunicación, ni las propias instituciones parecen querer luchar contra su proliferación (Bustos 2019: p. 33). En algunos casos, se ha llegado a ver un blanqueamiento de posiciones ultras, que hace no tantos años no tenían cabida en las sociedades europeas.

Pero coincidimos en reconocer que estos mensajes no son nuevos, sino que la novedad radica en la difusión que están teniendo. Es preciso subrayar la intencionalidad para que esto sea así y se haga amparado en la libertad de expresión.

Aunque más tarde en el tiempo, España está viviendo el mismo proceso. A su condición de frontera física entre Europa y África, le añade además, la herencia cultural y lingüística compartida con Hispanoamérica, lo que hace de nuestro país, el destino predilecto para la emigración proveniente desde aquellos países.

Este hecho unido a la mejora de las condiciones económicas del país ocurrida tras el ingreso en la Unión Europea ha cambiado el sentido migratorio en nuestro país (Santacreu 2002: p. 35). Hemos pasado de exportar trabajadores -y hacerlo hasta más tarde que nuestros vecinos- a importar mano de obra, convirtiéndonos en uno de los países preferidos por los migrantes.

Frente a estos discursos de odio es fundamental habilitar una política pedagógica que explique la necesidad y los beneficios que aporta la migración. Como nosotros mismos hemos llegado hasta donde estamos ahora gracias a las migraciones de nuestros ancestros. Y junto a ello es básico ejercer políticas de cooperación al desarrollo prácticas y justas que mejoren la vida en los países pobres (Sauquillo 2006); luchar ferozmente contra las mafias que trafican con seres humanos (Tezanos 2007: p. 29). Y habilitar programas efectivos que permitan la asimilación e integración de las personas migrantes en las sociedades de acogida, dotando de recursos y mecanismos que eviten los conflictos y la caída en la marginalidad de estas personas.

Debería de ser un compromiso ético ineludible de nuestras sociedades. Nuestra economía y nuestra sociedad necesita del trabajo de los migrantes (Livi Bacci 2012: p. 105) y es un derecho humano universal reconocer su dignidad. Hay que trabajar para deslegitimizar y expulsar las actitudes racistas y xenófobas (Livi Bacci 2012: p. 132).




BIBLIOGRAFÍA

BUSTOS, L. et al. (2019) Discursos de odio: una epidemia que se propaga en la red. Estado de la cuestión sobre el racismo y la xenofobia en las redes sociales. Mediaciones sociales 18, p. 25-42.

HERRERA, M. (2013). Migración cualificada de trabajadores de España al extranjero. Anuario de la Inmigración en España, 90-107.

LIVI BACCI, MASSIMO (2012). Breve Historia de las migraciones. Ed. Alianza Editorial. Madrid.

MAILLAT, DENIS (1989) “Los países europeos de acogida”,. En El futuro de las migraciones, OCDE y Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, pp. 65-98.

MOLDES, S., JIMÉNEZ AGUILAR, F., & JIMÉNEZ BAUTISTA, F. (2018). Actitudes hacia la inmigración en España a través de la Encuesta Social Europea. OBETS: Revista de Ciencias Sociales, 13(1), p. 93-119.

PONCELA SACHO, A. (2019) La externalización de las fronteras en el ámbito de la Unión Europea. Boletín Instituto Español de Estudios Estratégicos, 11, 231-245.

SANTACREU, J.M. (2002) “España, de la emigración a la inmigración: cambio de mentalidad y proyección social” Anales de Historia Contemporánea, núm. 18.

SAUQUILLO, F., 2006. Las rutas de la emigración africana hacia la UE. EL PAÍS [en línea]. [Consulta: 11 diciembre 2021]. Disponible en: https://elpais.com/diario/2006/05/29/opinion/1148853612_850215.html.

TEZANOS, J. F. (2007) Nuevas tendencias migratorias y sus efectos sociales y culturales en los países de recepción. Doce tesis sobre inmigración y exclusión social. Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis), 117(7), p. 11-34.



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