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lunes, 11 de agosto de 2025

De música y marketing: Monjas sexualizadas

Una de las cosas más chulas e interesantes de los festivales de música, y particularmente satisfactoria en los de Heavy Metal, es la posibilidad de descubrir a grupos y artistas nuevos, o poco conocidos por estos lares, que te los encuentras en un cartel o directamente sobre el escenario y se convierten de repente en parte de tus gustos musicales. Desde entonces los tienes en cuenta y de esta manera te involucras con esa banda nueva o recién descubierta. Te compras en el stand del festival la camiseta del grupo y/o un cd. Les sigues, buscas sus videos en youtube y su agenda de próximos conciertos. Y ahí estarás con tu acervo musical incrementado y probablemente, a menos a mi no me ha pasado todavía con este tipo de descubrimientos, para siempre. Será muy difícil que te defrauden.

Esta vez no he acudido al Leyendas del Rock en Villena por diferentes motivos como trabajo, un calor que se esperaba, y ha resultado desgraciadamente, abrasador e insufrible hasta lo peligroso, y fundamentalmente, por unos precios muy altos. Más de 100€ (con los gastos de gestión) por la entrada de un día son una absoluta pasada, por más que el abono de los 4 días de festival (para el que pueda aguantar ya 4 días seguidos) quede en unos abultados también 167€. No hablemos del despropósito de los precios de la bebida en este festival con el añadido del calor excesivo que se padece. Lo siento, me ha parecido mucho dinero, pese a que había buena materia en el cartel el miércoles como volver a ver a Primar Fear o a la nueva banda simultánea de mi amado Mikael Stanne, Cementery Skyline (al día siguiente repitió con The Halo Effect).

Pero el caso es que revisando las crónicas me asaltó una imagen que automáticamente me motivo y me hizo ir a la red social de videos, -y cada vez más anuncios-, a ver de qué se trataba.

 


Y sí. Así es. Lo que me llamó la atención fue la imagen y atuendo de las componentes del grupo “Dogma”, ataviadas con atrevidos hábitos de monja, abiertos y sugerentes, calzando botas altas hasta la rodillas y maquilladas. No puedo negarlo. Me atrajo esta estética absolutamente sexualizada de las artistas e interpretes, por lo que debo incluirme, en cierto grado a mi pesar, en el club de MetalPacos y cuñaos que se pusieron cachondos.

Afortunadamente en el Heavy Metal, después de los años nefastos del Glam, hay que saber tocar y ofrecer buena música y mejor desempeño en vivo para perdurar, y en ese sentido hay que decir que Dogma es un grupazo. Que tocan de maravilla y por lo que he podido rastrear, en directo funcionan e impresionan.

Dogma son una banda compuesta por 5 mujeres ataviadas como monjas de clausura, pero cuyos ropajes abiertos muestran sus carnes, muslos y escotes, así como su maquillaje facial, a parte de ocultar su identidad, las presentan como “malditas”, cercanas al diablo o al averno. Su actitud y su disposición es la de discutir y derribar todos los dogmas con los que convivimos día a día en las sociedades donde la religión, y particularmente la católica-cristiana, tiene tanta fuerza. Esto subyace de su origen, América Latina, probablemente Brasil o México, aunque no he encontrado noticia o anuncio que lo certifique. En cualquier caso provienen de una zona donde la presencia cultural y social, y también la influencia política, del catolicismo y de la iglesia es muy poderosa y ha servido tradicionalmente para imponer una moral retrógrada y castigadora con respecto a la sexualidad, y en especial, a la vida y la presencia de la mujer. En este sentido, radica la esencia del grupo que persigue la liberación de todos los dogmas, especialmente religiosos que nos limitan, y concretamente a las mujeres y en América Latina, derribándolos para así liberar y acabar con la represión.

Musicalmente a Dogma los clasificó dentro del Hard rock con reminiscencias melódicas y duras al estilo del que practican bandas como Hellacopters, Architects o Spiritual Beggars. Pero también se incluyen referencias heavies a los temas de la primera época de Iron Maiden, y de los últimos trabajos de Arch Enemy en las melodías y transiciones con voz clara de Alissa White-Guz. Para ello se valen de la pericia de las tres intérpretes de guitarra, bajo y batería. Lamia, Nixe y Abrahel aparecen sobradas de talento y si bien las composiciones y solos a veces pecan de sencillez, no carecen de ritmo, presencia y continuidad. Todo ello coronado con la voz de Lilith (todos estos seudónimos tienen reminiscencias a personajes religiosos que presentaban la feminidad como algo “malo”, “peligroso” o “pernicioso”), que navega sobre las olas generadas por sus compañeras con una sugerente mezcla entre sensualidad y dureza. Su timbre me recuerda al de Simone Simons, pero también al trabajo de Sirenia con la voz de Ailyn, no puedo dejar de lado una presencia muy de música pop, muy fabricada para gustar y ser fácilmente recordada y coreada. Y no digo que esto sea malo, pero es lo que hay.

Los temas de las letras de las canciones, como decía anteriormente, abogan por la liberación sexual, pero también moral y mental, de las personas, y en especial de la mujer, que tiene que volar libre y explorar su cuerpo, su sensualidad y su espíritu. Conjugan en general con una presentación muy estudiada, con una gran teatralidad, lo que no le resta ningún mérito sino más bien al contrario, por lo que he podido conversar con algún conocido que estuvo en Villena y por lo que he visto en unos videos de youtube.

En el Heavy Metal ya tenemos costumbre, y cada vez parece que más, de tener bandas cuyos integrantes se presentan con máscaras y nombres alegóricos que ocultan su identidad. Lo que empezó con Kiss, continuó con Gwar o King Diamond y siguió con las bandas del Black Metal, Turisas, Wes Borland en Limp Bizkit, Slipknot, Lordi, Ghost, El Altar del Holocausto, Heilung, etc., etc., casi una lista interminable. Por eso anudar esta estética tan concreta, pero a la vez tan sexualizada, generada para llamar la atención y convertir a las integrantes en carne de medios sociales virales, junto a una música, que aún enraizando con el rock duro, es “fácil”, digamos consumible, levantan las sospechas sobre el origen del grupo.

Si a esto le añadimos una presencia mediática potente y el acompañamiento desde el primer momento de una de las grandes compañías discográficas, que no ha escatimado esfuerzos en realizar producciones y videos llenos de imágenes sexuales y potentes composiciones visuales (y que estos aparecierán sin filtro en las plataformas), nos lleva inexorablemente a estar ante un producto de marketing.

 


 

 

  

Ojo, que esto tampoco es malo porque si. Es lo que hay. Y aunque le pueda restar originalidad, o si se quiere hasta trascendencia, seria injusto no mencionar la calidad de la propuesta sobretodo si funciona bien a nivel estudio, y fundamentalmente en el directo. Porque Dogma es un muy buen grupo musical del que ya vamos a estar pendientes. Si a esto le sumamos la virialidad de las plataformas y del streaming (quizás motivada su magnanimidad para con Dogma por los intereses de quien ha generado este producto) ante imágenes de sexo, pues el éxito ya está fraguado.




El Heavy Metal es un género en el que la presencia masculina es predominante, pese a la significativa aparición de mujeres al frente de bandas, y también, cada vez más, tocando instrumentos y aportando en todas las facetas. Es bienvenido y necesario. Y con el caso de “Dogma” ganamos una banda más a este movimiento, que en esencia, busca incorporar plenamente a la mujer en las actividades de toda índole (económicas, sociales, culturales) de la vida común. Así que en ese sentido, logro conseguido y meta en la que seguir trabajando por parte del grupo, y todos los que tienen presencia femenina (ya sea completa o parcial).



sábado, 13 de agosto de 2022

Leyendas del Rock 2022

 


Mi primera visita al Leyendas del Rock ha sido todo un disfrute y un éxito. Un festival al que tenía respeto por su situación geográfica y época de desarrollo. El sudeste peninsular y el pleno agosto no parecen momentos muy propicios para dos o tres tardes y noches de conciertos al aire libre. Desde luego también influía nuestro lugar de residencia, anteriormente apartado, pero ahora tras la genial experiencia vivida, independientemente de donde se more, se contará con disfrutar en Villena. Las magníficas condiciones y el usual buen rollo que se destilan en los eventos heavies hicieron de nuestra vuelta a la normalidad de los festivales muy placentera.

Un recinto amplío y bien acondicionado. Bien comunicado a las afueras de Villena. Con amplios párkings y zona de acampadas (para quien no quiera o no tenga otras condiciones de descanso ante un festival). Con los escenarios a resguardo del Sol gracias a la cornisa montañosa en la que se encuadra la zona deportiva de Villena donde se desarrolla el festival. Esto era una sorpresa muy celebrada, dada la costumbre hispana de colocar escenarios que o bien ponen al sol a los músicos, o dejan a su calor abrasador al público. En el Leyendas la ubicación es inmejorable, y ya sobre las 6 de la tarde la sombra es mayoritaria en la platea lo que ayuda a que la temperatura ambiental baje, mientras sube la metalera.

También es digno de comentar y alabar las instalaciones básicas: No recuerdo un festival con tanta cantidad de urinarios portátiles. Es verdad, que día a día de festival el olor y las condiciones van empeorando, pero también se nota un esfuerzo de la organización para bajar el ratio de urinario por asistente, en un contexto en el que la ingestión de líquidos es altísima y con una afluencia masiva. En cuanto había aviso de un atasco se procedía al desatranque, y como digo, en ningún momento -al menos que yo pudiera ver- se alargaron las colas y los tiempos de espera de personas dando saltitos y apretando muy fuerte los muslos aguantando la primera gotita. Camino por mejorar, siempre habrá, pero desde luego Leyendas del Rock lo hace muy bien.

Otro punto a favor es sin duda el gran nivel culinario del festival. No nos engañemos; nunca iremos a un festival por la calidad gastronómica pero es de agradecer que los puestos seleccionados e instalados dispensarán buena comida, con celeridad y calidad. Lógicamente no pude degustar todos los tipos de viandas que se expedían pero de comentarlo con otros compañeros de festival, al calor de un “qué aprovetxe” se puede garantizar la satisfacción y el goce. Parecía una experiencia prohibida por la Inquisición el disfrutar de un buen concierto heavy y a la vez de llenar el gaznate con una hamburguesa o bocadillo bien ejecutado y mejor rellenado. Muy celebrada también el puesto de helados y granizados.

En cuanto a la bebida, no podía faltar una buena provisión de fuentes de agua potable para refrescarse (sin olvidar la piscina municipal a la que también podíamos tener acceso), y en las barras, tanto para cambiar al dinero de rascapiquilandia propio del festival, como para conseguir los dorados elixires fruto de la fermentación, la amabilidad y buen rollo de las y los trabajadores eran el denominador común. Un gustazo, vamos. No sé si tendrá que ver, pero el hecho de que gracias a particulares y asociaciones de consumidores se haya podido funcionar con racionalidad y permitir que los asistentes puedan introducir agua y comida al recinto, puede haber ayudado a que los organizadores busquen más calidad para poder “competir”.

La galería de boutiques de metal estaba más que completa y o se hacía verdadera fuerza o te dejabas un buen sueldo en camisetas, sudaderas, gorras, anillos, pendientes, cadenas, carteras, mochilas… y cuernos y kilts que son el dresscode de moda entre la chavalada del Metal. Eso en cuanto a los tíos, porque las mujeres tenían ante si las mismas atracciones y buenos surtidos de botas, lencerías de cuero y tachuelas, maquillajes y extensiones (también con sus variantes masculinas).

La explanada, como he indicado, ya era agradable a media tarde y ni la presión del público ni el calor, hacían sofocante la estancia. Además, añadía una buena zona de bancos y espacios para sentarse en el suelo, así como una carpa principal donde en primer momento se notaba más el calor de invernadero. Alguna zona más de sombra sería bien recibida, pero desde luego la ubicación es un acierto para poder disfrutar de la música con la compañía de esta increíble y gran familia que forma el Heavy Metal.

Y es que si a la organización hay que darle un 10, qué decir del público. Había (y hay) ganas de música y Metal. Ganas de fiesta y de vibrar en los conciertos. Público de todas las edades y condiciones. Familias enteras, incluidos abuelos y nietos. Muchísimas mujeres, lo cual a mi, que hacía unos años que no me movía en los festivales me pareció la mejor noticia por cuánto toca -y sé de buena mano-, que estos eventos antes estaban estigmatizados como no recomendables o resultaban peligrosos para las chicas. No puede haber más felicidad en el mundo que cuando se abre las puertas de la libertad y la igualdad al 50% de la humanidad.

Amistad, concordia y ganas de disfrutar. Sin agresiones de ningún tipo, ni problemas, como si suceden en festivales de otros tipos de música que reciben el beneplácito y atención de los medios de comunicación de masas. Qué no es que nos hagan falta pero ya se sabe. Buen rollo a raudales en el Leyendas Comentarios con todos los y las “vecinos de platea”. Qué se me cae la cerveza por hacer el gamba, “no pasa nada hombre”; que a otro se le cae y me empapa, sin problema. “¡Hostia, Spanoulis! ¡toma camiseta guapa!”; “Qué tralla los Angelus”. Comentarios y opiniones con buen rollo, hermandad. Lágrimas compartiendo estribillos y capelas de letras icónicas de nuestra adolescencia; de la soledad de una habitación o de una cabeza aislada por los cascos… Un ambiente inmejorable.

Cómo dijo mi chica, una “recién llegada al mundo del heavy”, “los heavis son buenas personas haciéndose pasar por malotes; los hippies, son malas personas haciéndose pasar por buena gente”.


En cuanto a la música, qué decir: Si el jueves Testament y Kreator dejaban el nivel muy arriba (también unos en muy buena forma Stratovarius), el viernes llegamos justos para empezar con Jinjer, una banda que se come el escenario desde el primer momento. La tremenda destreza de su guitarra acompañada por una base rítmica potente e imaginativa. Todo ello coronado por los increíbles tonos, tanto gutural como clásico a los que llega Tatiana como vocalista. Muchísima calidad y caña para causar más daños en los cuellos de los asistentes que disfrutábamos con una banda que ya está plenamente incorporada a la élite del Metal.

Gotthard, una banda que tenía abandonada desde los principios de los 2000 me ganaron de nuevo para la causa con su propuesta desenfadada, de ganas de fiesta sin faltar la calidad y con toda la banda muy metida en hacer disfrutar al público. De 10.

Muy curioso, por cierto, la disposición de las bandas en los dos escenarios principales, alternando conciertos más cañeros de puro Trash o como el de Jinjer, con otras actuaciones, con otras propuestas en las que se van deslizando los estilos, sin cerrar en absoluto, el festival a un sólo subgénero, sino que haciéndolo inclusivo para muchos perfiles. Desde luego, un disfrute que permitía las idas y venidas desde la platea de las oleadas de los heavys, pero que nos tenían a todos disfrutando muchísimo, a veces en la distancia, otras metidos en el meollo.

 

A continuación, el plato fuerte: Blind Guardian. Y recordando el Somewhere far beyond, en su trigésimo aniversario. Y qué ofrecieron. Pues un concierto pleno, lleno de talento y sabiduría, descerrajando una multitud de himnos de nuestra juventud y adolescencia por los paisajes fantásticos, los bosques y rodeados de los bardos. Un momento épico que recordando me pone la piel de gallina de nuevo.

Al siguiente día, llegamos sobre la misma hora pero para ver en el escenario Mark Reale, el más pequeño, a mis amigos de Kritter que ofrecieron su trabajo y metal, con plena dignidad, dándolo todo y haciéndonos disfrutar. Seguro que volverán y van a seguir ampliando su círculo para introducirse de lleno entre la bandas nacionales con las que hay que contar. Si o si.

 

Después, tiramos de más nostalgia con Rhapsody, o como demonios se llame ahora el proyecto de Turilli y Leoni que no pueden utilizar el nombre, pero si las canciones. Total otro buen rato de heavy, de power metal sinfónico, con la tanda de canciones que rellenaban discos como The power of dragonflame o Legendary Tales con los que compusieron su setlist.

Queríamos echar un ojo y una nueva escucha a Dunedain, banda española de power metal que también tenía algo alejada de mi recuerdo últimamente. Sonaban de miedo y la gente luego comentó su tremendo nivel, pero ante un escenario pequeño totalmente lleno, no pudimos entrar, y nosotros nos recogimos y separamos un poco para cenar y ver desde la distancia a Overkill. La banda británica trash no es de mis favoritas, ni mucho menos, pero ofrecieron un show potente y divertido a partes iguales con su frontman muy dicharachero con el público.

Nos cambiamos nuestra distancia ni disposición para escuchar a Opeth. Los suecos con su oscuro metal progresivo llenaron la platea de incondiconiales y sonaron como acostumbran de bien. Sin embargo, la actuación en mi opinión, se volvió tediosa, dando poco espacio al ambiente propio de festival, ante un público, que eso si, disfrutábamos de su tremenda calidad técnica desde un punto de tranquilidad. Como si estuviéramos asistiendo a una escucha de un disco en la candidez y acogida de nuestro hogar.

 

Retomamos posiciones para el espectáculo que ofreció Epica, tomando el testigo de la cabeza de cartel. Con una presentación espectacular, cañones de fuego y demás tramoya, la banda holandesa de metal sinfónico liderada por Mark Jansen y Simone Simmons dieron el concierto del festival. Supieron conjugar su tremenda pericia y técnica para no desinflar la bola del festival al tiempo que entendieron el momento y contexto en el que estamos. No dejaron tiempo a que la nostalgia se recuperará y aunque mostraron varios de los temas de sus últimos trabajos, no dejaron escapar la oportunidad de volver a tocar temas clásicos e inolvidables como The Obsessive devotion, Sancta Terra, Cry for the Moon o Consign to Oblivion con la que cerraron. Un show tremendo, lleno de fuego y fuerza, pasión y simpatía por una banda que se desenvolvió tremendamente bien (sus años ya les contemplan) y que se mostraron siempre, todos sus integrantes, súper amables y agradecidos al público. Mención especial a su teclista Coen Jaenssen siempre tan divertido.


Angelus Apátrida eran la siguiente muesca del revolver del festival y su detonación fue atronadora. Nadie duda ya de la tremenda calidad de estos trashers albaceteños, de la simpatía de Guille y de la brutal caña que nos infligieron para goce de todas y todos quienes nos concentrábamos ahí. Si su último disco es salvaje y no tiene nada que envidiar a las producciones de bandas extranjeras del género, la puesta en escena es arrolladora. Las canciones se deslizan y golpean brutales, sonando de lujo. Particularmente Indoctrinate y Of men and Tyrants fueron demoledoras.

Y aunque quedaba mucho festival todavía nosotros ya casi cuarentones nos recogimos, contentos y felices de volver a disfrutar de la música, del Metal y seguros de que lo haremos una y muchas veces más en sucesivos Leyendas del Rock.

Por cierto: No he profundizado mucho en las crónicas de los conciertos porque uno va a disfrutar de la música. Sólo quería plasmar el buen ambiente y organización del Festival. Para crónicas completas y profesionales, con mejores fotos, aquí unos enlaces:

Crónica Día 1 - Miércoles 3 de agosto

Crónica Día 2 - Jueves 4 de agosto 

Crónica Día 3 - Viernes 5 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

Crónica Día 4 - Sábado 6 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

 

 

Fé de Errores: Las fotos son una mierda porque olvidé mi cámara de fotos en casa de mis padres, y éste móvil que tengo ahora pues tiene peor calidad que el que tenía antes. ¡Qué le vamos a hacer! Mil disculpas y otra buena causa para repetir en el Leyendas y con todas estas bandas!!


Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...