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sábado, 13 de agosto de 2022

Leyendas del Rock 2022

 


Mi primera visita al Leyendas del Rock ha sido todo un disfrute y un éxito. Un festival al que tenía respeto por su situación geográfica y época de desarrollo. El sudeste peninsular y el pleno agosto no parecen momentos muy propicios para dos o tres tardes y noches de conciertos al aire libre. Desde luego también influía nuestro lugar de residencia, anteriormente apartado, pero ahora tras la genial experiencia vivida, independientemente de donde se more, se contará con disfrutar en Villena. Las magníficas condiciones y el usual buen rollo que se destilan en los eventos heavies hicieron de nuestra vuelta a la normalidad de los festivales muy placentera.

Un recinto amplío y bien acondicionado. Bien comunicado a las afueras de Villena. Con amplios párkings y zona de acampadas (para quien no quiera o no tenga otras condiciones de descanso ante un festival). Con los escenarios a resguardo del Sol gracias a la cornisa montañosa en la que se encuadra la zona deportiva de Villena donde se desarrolla el festival. Esto era una sorpresa muy celebrada, dada la costumbre hispana de colocar escenarios que o bien ponen al sol a los músicos, o dejan a su calor abrasador al público. En el Leyendas la ubicación es inmejorable, y ya sobre las 6 de la tarde la sombra es mayoritaria en la platea lo que ayuda a que la temperatura ambiental baje, mientras sube la metalera.

También es digno de comentar y alabar las instalaciones básicas: No recuerdo un festival con tanta cantidad de urinarios portátiles. Es verdad, que día a día de festival el olor y las condiciones van empeorando, pero también se nota un esfuerzo de la organización para bajar el ratio de urinario por asistente, en un contexto en el que la ingestión de líquidos es altísima y con una afluencia masiva. En cuanto había aviso de un atasco se procedía al desatranque, y como digo, en ningún momento -al menos que yo pudiera ver- se alargaron las colas y los tiempos de espera de personas dando saltitos y apretando muy fuerte los muslos aguantando la primera gotita. Camino por mejorar, siempre habrá, pero desde luego Leyendas del Rock lo hace muy bien.

Otro punto a favor es sin duda el gran nivel culinario del festival. No nos engañemos; nunca iremos a un festival por la calidad gastronómica pero es de agradecer que los puestos seleccionados e instalados dispensarán buena comida, con celeridad y calidad. Lógicamente no pude degustar todos los tipos de viandas que se expedían pero de comentarlo con otros compañeros de festival, al calor de un “qué aprovetxe” se puede garantizar la satisfacción y el goce. Parecía una experiencia prohibida por la Inquisición el disfrutar de un buen concierto heavy y a la vez de llenar el gaznate con una hamburguesa o bocadillo bien ejecutado y mejor rellenado. Muy celebrada también el puesto de helados y granizados.

En cuanto a la bebida, no podía faltar una buena provisión de fuentes de agua potable para refrescarse (sin olvidar la piscina municipal a la que también podíamos tener acceso), y en las barras, tanto para cambiar al dinero de rascapiquilandia propio del festival, como para conseguir los dorados elixires fruto de la fermentación, la amabilidad y buen rollo de las y los trabajadores eran el denominador común. Un gustazo, vamos. No sé si tendrá que ver, pero el hecho de que gracias a particulares y asociaciones de consumidores se haya podido funcionar con racionalidad y permitir que los asistentes puedan introducir agua y comida al recinto, puede haber ayudado a que los organizadores busquen más calidad para poder “competir”.

La galería de boutiques de metal estaba más que completa y o se hacía verdadera fuerza o te dejabas un buen sueldo en camisetas, sudaderas, gorras, anillos, pendientes, cadenas, carteras, mochilas… y cuernos y kilts que son el dresscode de moda entre la chavalada del Metal. Eso en cuanto a los tíos, porque las mujeres tenían ante si las mismas atracciones y buenos surtidos de botas, lencerías de cuero y tachuelas, maquillajes y extensiones (también con sus variantes masculinas).

La explanada, como he indicado, ya era agradable a media tarde y ni la presión del público ni el calor, hacían sofocante la estancia. Además, añadía una buena zona de bancos y espacios para sentarse en el suelo, así como una carpa principal donde en primer momento se notaba más el calor de invernadero. Alguna zona más de sombra sería bien recibida, pero desde luego la ubicación es un acierto para poder disfrutar de la música con la compañía de esta increíble y gran familia que forma el Heavy Metal.

Y es que si a la organización hay que darle un 10, qué decir del público. Había (y hay) ganas de música y Metal. Ganas de fiesta y de vibrar en los conciertos. Público de todas las edades y condiciones. Familias enteras, incluidos abuelos y nietos. Muchísimas mujeres, lo cual a mi, que hacía unos años que no me movía en los festivales me pareció la mejor noticia por cuánto toca -y sé de buena mano-, que estos eventos antes estaban estigmatizados como no recomendables o resultaban peligrosos para las chicas. No puede haber más felicidad en el mundo que cuando se abre las puertas de la libertad y la igualdad al 50% de la humanidad.

Amistad, concordia y ganas de disfrutar. Sin agresiones de ningún tipo, ni problemas, como si suceden en festivales de otros tipos de música que reciben el beneplácito y atención de los medios de comunicación de masas. Qué no es que nos hagan falta pero ya se sabe. Buen rollo a raudales en el Leyendas Comentarios con todos los y las “vecinos de platea”. Qué se me cae la cerveza por hacer el gamba, “no pasa nada hombre”; que a otro se le cae y me empapa, sin problema. “¡Hostia, Spanoulis! ¡toma camiseta guapa!”; “Qué tralla los Angelus”. Comentarios y opiniones con buen rollo, hermandad. Lágrimas compartiendo estribillos y capelas de letras icónicas de nuestra adolescencia; de la soledad de una habitación o de una cabeza aislada por los cascos… Un ambiente inmejorable.

Cómo dijo mi chica, una “recién llegada al mundo del heavy”, “los heavis son buenas personas haciéndose pasar por malotes; los hippies, son malas personas haciéndose pasar por buena gente”.


En cuanto a la música, qué decir: Si el jueves Testament y Kreator dejaban el nivel muy arriba (también unos en muy buena forma Stratovarius), el viernes llegamos justos para empezar con Jinjer, una banda que se come el escenario desde el primer momento. La tremenda destreza de su guitarra acompañada por una base rítmica potente e imaginativa. Todo ello coronado por los increíbles tonos, tanto gutural como clásico a los que llega Tatiana como vocalista. Muchísima calidad y caña para causar más daños en los cuellos de los asistentes que disfrutábamos con una banda que ya está plenamente incorporada a la élite del Metal.

Gotthard, una banda que tenía abandonada desde los principios de los 2000 me ganaron de nuevo para la causa con su propuesta desenfadada, de ganas de fiesta sin faltar la calidad y con toda la banda muy metida en hacer disfrutar al público. De 10.

Muy curioso, por cierto, la disposición de las bandas en los dos escenarios principales, alternando conciertos más cañeros de puro Trash o como el de Jinjer, con otras actuaciones, con otras propuestas en las que se van deslizando los estilos, sin cerrar en absoluto, el festival a un sólo subgénero, sino que haciéndolo inclusivo para muchos perfiles. Desde luego, un disfrute que permitía las idas y venidas desde la platea de las oleadas de los heavys, pero que nos tenían a todos disfrutando muchísimo, a veces en la distancia, otras metidos en el meollo.

 

A continuación, el plato fuerte: Blind Guardian. Y recordando el Somewhere far beyond, en su trigésimo aniversario. Y qué ofrecieron. Pues un concierto pleno, lleno de talento y sabiduría, descerrajando una multitud de himnos de nuestra juventud y adolescencia por los paisajes fantásticos, los bosques y rodeados de los bardos. Un momento épico que recordando me pone la piel de gallina de nuevo.

Al siguiente día, llegamos sobre la misma hora pero para ver en el escenario Mark Reale, el más pequeño, a mis amigos de Kritter que ofrecieron su trabajo y metal, con plena dignidad, dándolo todo y haciéndonos disfrutar. Seguro que volverán y van a seguir ampliando su círculo para introducirse de lleno entre la bandas nacionales con las que hay que contar. Si o si.

 

Después, tiramos de más nostalgia con Rhapsody, o como demonios se llame ahora el proyecto de Turilli y Leoni que no pueden utilizar el nombre, pero si las canciones. Total otro buen rato de heavy, de power metal sinfónico, con la tanda de canciones que rellenaban discos como The power of dragonflame o Legendary Tales con los que compusieron su setlist.

Queríamos echar un ojo y una nueva escucha a Dunedain, banda española de power metal que también tenía algo alejada de mi recuerdo últimamente. Sonaban de miedo y la gente luego comentó su tremendo nivel, pero ante un escenario pequeño totalmente lleno, no pudimos entrar, y nosotros nos recogimos y separamos un poco para cenar y ver desde la distancia a Overkill. La banda británica trash no es de mis favoritas, ni mucho menos, pero ofrecieron un show potente y divertido a partes iguales con su frontman muy dicharachero con el público.

Nos cambiamos nuestra distancia ni disposición para escuchar a Opeth. Los suecos con su oscuro metal progresivo llenaron la platea de incondiconiales y sonaron como acostumbran de bien. Sin embargo, la actuación en mi opinión, se volvió tediosa, dando poco espacio al ambiente propio de festival, ante un público, que eso si, disfrutábamos de su tremenda calidad técnica desde un punto de tranquilidad. Como si estuviéramos asistiendo a una escucha de un disco en la candidez y acogida de nuestro hogar.

 

Retomamos posiciones para el espectáculo que ofreció Epica, tomando el testigo de la cabeza de cartel. Con una presentación espectacular, cañones de fuego y demás tramoya, la banda holandesa de metal sinfónico liderada por Mark Jansen y Simone Simmons dieron el concierto del festival. Supieron conjugar su tremenda pericia y técnica para no desinflar la bola del festival al tiempo que entendieron el momento y contexto en el que estamos. No dejaron tiempo a que la nostalgia se recuperará y aunque mostraron varios de los temas de sus últimos trabajos, no dejaron escapar la oportunidad de volver a tocar temas clásicos e inolvidables como The Obsessive devotion, Sancta Terra, Cry for the Moon o Consign to Oblivion con la que cerraron. Un show tremendo, lleno de fuego y fuerza, pasión y simpatía por una banda que se desenvolvió tremendamente bien (sus años ya les contemplan) y que se mostraron siempre, todos sus integrantes, súper amables y agradecidos al público. Mención especial a su teclista Coen Jaenssen siempre tan divertido.


Angelus Apátrida eran la siguiente muesca del revolver del festival y su detonación fue atronadora. Nadie duda ya de la tremenda calidad de estos trashers albaceteños, de la simpatía de Guille y de la brutal caña que nos infligieron para goce de todas y todos quienes nos concentrábamos ahí. Si su último disco es salvaje y no tiene nada que envidiar a las producciones de bandas extranjeras del género, la puesta en escena es arrolladora. Las canciones se deslizan y golpean brutales, sonando de lujo. Particularmente Indoctrinate y Of men and Tyrants fueron demoledoras.

Y aunque quedaba mucho festival todavía nosotros ya casi cuarentones nos recogimos, contentos y felices de volver a disfrutar de la música, del Metal y seguros de que lo haremos una y muchas veces más en sucesivos Leyendas del Rock.

Por cierto: No he profundizado mucho en las crónicas de los conciertos porque uno va a disfrutar de la música. Sólo quería plasmar el buen ambiente y organización del Festival. Para crónicas completas y profesionales, con mejores fotos, aquí unos enlaces:

Crónica Día 1 - Miércoles 3 de agosto

Crónica Día 2 - Jueves 4 de agosto 

Crónica Día 3 - Viernes 5 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

Crónica Día 4 - Sábado 6 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

 

 

Fé de Errores: Las fotos son una mierda porque olvidé mi cámara de fotos en casa de mis padres, y éste móvil que tengo ahora pues tiene peor calidad que el que tenía antes. ¡Qué le vamos a hacer! Mil disculpas y otra buena causa para repetir en el Leyendas y con todas estas bandas!!


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Arch Enemy, nunca defrauda


 


Llegábamos a La Riviera con media hora de retraso con respecto al horario indicado de apertura de puertas, y con bastante gente arremolinándose tanto al entorno de la sala como a los bares, de la zona, habitual punto de encuentro metalero previo a cualquier concierto en la sala madrileña. Digo esto porque una vez que recogímos nuestras entradas con el resguardo de la plataforma online habitual y pasamos los controles de seguridad, la sorpresa fue que ya estaba Hell en plena actuación, lo que quería decir que nos habíamos perdido a Drone.

La información que tenía en el resguardo indicaba claramente las 18:30 como hora de apertura de puertas, no de comienzo de los conciertos, pero lo cierto es que como en el día anterior llegamos con el espectáculo ya funcionando y sin ninguna otra explicación con que los alemanes empezaron a las 18:30.

Así decidimos olvidarnos y disfrutar de Hell, que continúa inmerso en la presentación de su disco de 2013 Curse and Chapter, de 6 años después de la vuelta a los escenarios de la banda que dejo huella en los 80.


No desmerecieron en absoluto ni a su fama ni a los platos fuertes del cartel, y con el espectacular David Bower a la cabeza ofrecieron un show tremendo, en el que la palabra clave es el carísma de tan peculiar frontman, con todo el lujo y la capacidad de impresionar que poseen que es imposible que deje indiferente a nadie. Capaz de auto flagelarse con un latigo, a vestir capas y sayos medievales o plantarse unos grotescos cuernos, Bower da cuerpo a una banda que sin disfrutar de un sonido muy bueno que digamos, a mi particularmente me gustaron y pusieron una buena piedra para seguirles y tenerlos en consideración para cualquier otra ocasión en los que se pueda disfrutar de ellos.

Así llegábamos, al menos para mi al punto principal de la tarde noche en La Riviera: Arch Enemy.

Los suecos volvían al mismo escenario dos años y un mes después de su anterior presencia en la capital, con disco nuevo, War Eternal, y con nuevos cambios en la formación como el de última hora de Jeff Loomis, ex guitarra de Nevermore, por Nick Cordle (cambio producido esa misma semana, puesto que Cordle grabó el nuevo disco), y sobretodo con el cambio de cantante que nos sorprendió a todos en marzo con el single de lanzamiento del nuevo album de la banda.


Llegaba la canadiense, cantante de The Agonist, Alissa White-Gluz con el tremendo papelón de sustituir a la alemana Angela Gossow, que parece se dedica a tareas de promoción y manager de la banda, así como, supongo, sigue casada con Michael Ammot (crónica en rosa) y a la que le deseo lo mejor, por el bestial trabajo que ha hecho con los suecos.

Pero si la pequeña canadiense de pelo azulado sonaba muy bien en el disco, en directo, no desmereció el nivel marcado por la Gossow. Del rubio cabello de está, al azul de la otra como única diferencia estética, puesto que Alissa pusó el mismo enfasis en la interpretación de los temas, tanto los de su disco de debut, como los de la anterior discografía, fue simpática y atenta al público allí congregado, mostró una sintonía fantástica con todos los miembros de la banda y fue el detonador que exploto toda la rabia, revolución y ganas de pasarlo bien de un público que en ningún momento, me atrevo a decir, hecho de menos a la germana.

Es evidente que los matices en el estilo gutural entre una y otra, existen, sobretodo a la hora de llegar a los picos más altos de intensidad, puesto que ambas voces trabajan sobre timbres distintos. Pero todo, como es habitual en las bandas nórdicas, sonó fenomenal, con la absoluta profesionalidad de banda y técnicos para maximizar el disfrute y gozo de una platea que ya vibraba con cada tema de los Arch Enemy.


Por supuesto que el resto del plantel estuvieron enormes, como me tienen acostumbrado. Tanto Daniel Erlandsson a la batería (sin ninguna duda y para mi el mejor bateria de la actualidad) como el gran Sharlee d'Angelo, el "Jon Nieve particular de mi fémina acompañante" acariciando y golpeando su bajo personalizado de la marca japonesa Ibanez. Y como no el líder y alma mater del proyecto Arch Enemy, Michael Ammot, que a su impresionante talento, le va a añadiendo poco a poco mayor empatía hacia al público dejando atrás su timidez, para pasar de casi ocultarse tras su espectacular guitarra Dean USA Michael Amott Signature Tyrant X Splatter y su melena roja a buscar la emoción y satisfacción de quienes ansían escuchar cada sólo, cada acorde, disfrutar del talento del sueco sobre las seis cuerdas de ácero.


Tras el preludio enlatado de Tempore Nihil Sanat (Prelude in F minor) sonó un War Eternal, potente que sirvió para encauzar a la ya enfervorizada masa hacia un concierto redondo, sin fisuras, pleno de intensidad, rabia y talento. No hicieron esperar temas de la "etapa Gossow" de Arch Enemy y Ravenous y una celebradísima My Apocalypse, mi favorita de ellos de siempre que sonó instrumentalmente rotunda y de calidad suprema, y que sirvieron de comparación entre ambas frontwoman, pudiendo comprobarse pequeños cambios de una a la otra en la entonación de los estribillos, pero la misma rabia e intensidad para dejar claro el mensaje: Esto es Arch Enemy y somos la banda del momento, éste quien éste.


Prosiguió You Will Know My Name, tema del nuevo disco, que a todos los presentes no sólo nos encantó sino que supuso uno de los cortes más celebrados y coreados, puesto que esa letra, plena de espíritu libertario es capaz de acampar en la mente y alma de cualquiera. La propia Alissa se sintió acompañada por todo el público y trato de elevarla aún más poniendo más empeño y con el acompañamiento en la base rítmica, bajo y bateria (de calidad brutal como siempre en Arch Enemy, grandes d'Angelo y Erlandsson).

Continuaron con Bloodstained Cross y Revolutinos Begins para colocar un excelso y siempre espectacular Under Balck Flags We March con las propias banderas negras ondeando sobre el escenario. As the Pages Burn, Dead Eyes See No Future, No Gods, No Maters y la imprescidnible en cualquier setlist de los suecos We Will Rise lanzaron el concierto a su final sin bajar ni un ápitece la intensidad, calidad del sonido y talento en cada parte de la actuación.

Una brillante Nemesis y Fields Of Desolation fueron los bises que regalaron los suecos, y que sirvieron para cumplir su leyenda. Un concierto cortó (no llego a hora y diez minutos), que te deja extasiado, pleno de emoción tras vivir un espectáculo intenso, con una calidad magnífica, y que rápidamente se traduce en las ganas de ver más, mucho más, más veces a los Arch Enemy, pero sin ningún tipo de reproche ante sus show tan cortos.

Sin duda ese es el síntoma más claro de la salud actual de Arch Enemy, sin ninguna duda, para mi, la banda del momento.



Tome cierta distancia para poder paladear y disfrutar el show de los trash metal clásicos alemanes, Kreator.


Sin ninguna duda les predecía su fama, y ante mi primer vislumbre de Kreator en directo, esperaba disfrutar de cada golpe, riff, sobrada, estimulando el headbanging, los saltos y los giros imposibles de cuello, así como los coros de las gargantas allí congregadas. Abrieron con su clasicazo Violent Revolution, quizás para seguir con la estela de conciencia política anti este sistema capitalista que nos habían dejado Arch Enemy, para colocar una pletórica Civilization collapse, From Flood Into Fire y la icónica Extreme Agression en una puesta en escena plagada de música inmisericorde y en el tope máximo de rabia. Si había alguien cansado o dormido, 15 minutos antes, ya estaba activado y disfrutando a tope con los Kreator.

Los alemanes que llegaban para presentar en España su disco de 2012, Phatom Antichrist (en mi opinión una obra maestra de lo que debe ser el trash metal en la segunda década del siglo XXI), ofrecieron un concierto pleno de eficiencia germánica sin fallos en la ejecución instrumental u vocal de los temas, y con una presencia sobre el escenario abrumadora de todos los integrantes, pero siempre con la figura del líder y leyenda "Ventor" Mike Petrozza, que a su característica voz, metió la profundidad de su guitarra, sin desmerecer en ningún momento a la banda que se comporto como sólo los elegidos pueden hacerlo: Como mitos en plena forma.


Sonaron Phobia, Enemy of God (uno de mis temas favoritos de ellos, que me encanto especialmente), Voices of the Dead, Endless Pain, Suicide Terrorist, para continuar sin descanso con una muy brillante Mars Mantra. Phantom Antichrist, Impossible Brutality y Hordes of Chaos para terminar con Pleasure to Kill.

Con los bises, nos dieron la sorpresa de un su archiconocido cover de The Number of the Beast que hizo las delicias de todos (especialmente los que llevaban camiseta de Iron Maiden) y sonó como si fueran los mismos británicos quienes la estuvieran descerrajando. Warcurse, People of the Lie y Flag of Hate fueron el cierre y la ovación hacia Kreator, que no sólo cumplieron con su fama y leyenda, sino que dejaron la seguridad de tener mucha cuerda para rato, tanto para componer nuevas muestras del mejor trash hecho a este lado del Atlántico, como de saber y disfrutar como si fuera el primer día sobre el escenario.

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