Llegábamos a La Riviera con media hora
de retraso con respecto al horario indicado de apertura de puertas, y
con bastante gente arremolinándose tanto al entorno de la sala como
a los bares, de la zona, habitual punto de encuentro metalero previo
a cualquier concierto en la sala madrileña. Digo esto porque una vez
que recogímos nuestras entradas con el resguardo de la plataforma
online habitual y pasamos los controles de seguridad, la sorpresa fue
que ya estaba Hell en plena actuación, lo que quería decir que nos
habíamos perdido a Drone.
La información que tenía en el
resguardo indicaba claramente las 18:30 como hora de apertura de
puertas, no de comienzo de los conciertos, pero lo cierto es que como
en el día anterior llegamos con el espectáculo ya funcionando y sin
ninguna otra explicación con que los alemanes empezaron a las 18:30.
Así decidimos olvidarnos y disfrutar
de Hell, que continúa inmerso en la presentación de su disco de
2013 Curse and Chapter, de 6 años después de la vuelta a los
escenarios de la banda que dejo huella en los 80.
No desmerecieron en absoluto ni a su
fama ni a los platos fuertes del cartel, y con el espectacular David
Bower a la cabeza ofrecieron un show tremendo, en el que la palabra
clave es el carísma de tan peculiar frontman, con todo el lujo y la
capacidad de impresionar que poseen que es imposible que deje
indiferente a nadie. Capaz de auto flagelarse con un latigo, a vestir capas y sayos medievales o plantarse unos grotescos cuernos, Bower da cuerpo a una banda que sin disfrutar de un sonido muy bueno que
digamos, a mi particularmente me gustaron y pusieron una buena piedra
para seguirles y tenerlos en consideración para cualquier otra
ocasión en los que se pueda disfrutar de ellos.
Así llegábamos, al menos para mi al
punto principal de la tarde noche en La Riviera: Arch Enemy.
Los suecos volvían al mismo escenario
dos años y un mes después de su anterior presencia en la capital,
con disco nuevo, War Eternal, y con nuevos cambios en la formación
como el de última hora de Jeff Loomis, ex guitarra
de Nevermore, por Nick Cordle (cambio producido esa misma semana, puesto que Cordle grabó el nuevo disco), y sobretodo con el cambio de cantante que nos
sorprendió a todos en marzo con el single de lanzamiento del nuevo
album de la banda.
Llegaba la canadiense, cantante de The
Agonist, Alissa White-Gluz con el tremendo papelón de sustituir a la
alemana Angela Gossow, que parece se dedica a tareas de promoción y
manager de la banda, así como, supongo, sigue casada con Michael
Ammot (crónica en rosa) y a la que le deseo lo mejor, por el bestial
trabajo que ha hecho con los suecos.
Pero si la pequeña canadiense de pelo
azulado sonaba muy bien en el disco, en directo, no desmereció el
nivel marcado por la Gossow. Del rubio cabello de está, al azul de
la otra como única diferencia estética, puesto que Alissa pusó el
mismo enfasis en la interpretación de los temas, tanto los de su
disco de debut, como los de la anterior discografía, fue simpática
y atenta al público allí congregado, mostró una sintonía
fantástica con todos los miembros de la banda y fue el detonador que exploto
toda la rabia, revolución y ganas de pasarlo bien de un público que
en ningún momento, me atrevo a decir, hecho de menos a la germana.
Es evidente que los matices en el
estilo gutural entre una y otra, existen, sobretodo a la hora de
llegar a los picos más altos de intensidad, puesto que ambas voces
trabajan sobre timbres distintos. Pero todo, como es habitual en las
bandas nórdicas, sonó fenomenal, con la absoluta profesionalidad de
banda y técnicos para maximizar el disfrute y gozo de una platea que
ya vibraba con cada tema de los Arch Enemy.
Por supuesto que el resto del plantel
estuvieron enormes, como me tienen acostumbrado. Tanto Daniel
Erlandsson a la batería (sin ninguna duda y para mi el mejor bateria
de la actualidad) como el gran Sharlee d'Angelo, el "Jon Nieve
particular de mi fémina acompañante" acariciando y golpeando
su bajo personalizado de la marca japonesa Ibanez. Y como no el líder
y alma mater del proyecto Arch Enemy, Michael Ammot, que a su
impresionante talento, le va a añadiendo poco a poco mayor empatía
hacia al público dejando atrás su timidez, para pasar de casi
ocultarse tras su espectacular guitarra Dean USA Michael Amott
Signature Tyrant X Splatter y su melena roja a buscar la emoción y
satisfacción de quienes ansían escuchar cada sólo, cada acorde,
disfrutar del talento del sueco sobre las seis cuerdas de ácero.
Tras el preludio enlatado de Tempore
Nihil Sanat (Prelude in F minor) sonó un War Eternal, potente
que sirvió para encauzar a la ya enfervorizada masa hacia un
concierto redondo, sin fisuras, pleno de intensidad, rabia y talento.
No hicieron esperar temas de la "etapa Gossow" de Arch
Enemy y Ravenous y una celebradísima My Apocalypse, mi favorita de
ellos de siempre que sonó instrumentalmente rotunda y de calidad
suprema, y que sirvieron de comparación entre ambas frontwoman,
pudiendo comprobarse pequeños cambios de una a la otra en la
entonación de los estribillos, pero la misma rabia e intensidad para
dejar claro el mensaje: Esto es Arch Enemy y somos la banda del
momento, éste quien éste.
Prosiguió You Will
Know My Name, tema del nuevo disco, que a todos los presentes no sólo
nos encantó sino que supuso uno de los cortes más celebrados y
coreados, puesto que esa letra, plena de espíritu libertario es
capaz de acampar en la mente y alma de cualquiera. La propia Alissa
se sintió acompañada por todo el público y trato de elevarla aún
más poniendo más empeño y con el acompañamiento en la base
rítmica, bajo y bateria (de calidad brutal como siempre en Arch
Enemy, grandes d'Angelo y Erlandsson).
Continuaron
con Bloodstained Cross y Revolutinos Begins para colocar un excelso y
siempre espectacular Under Balck Flags We March con las propias
banderas negras ondeando sobre el escenario. As the Pages Burn, Dead
Eyes See No Future, No Gods, No Maters y la imprescidnible en
cualquier setlist de los suecos We Will Rise lanzaron el concierto a
su final sin bajar ni un ápitece la intensidad, calidad del sonido y
talento en cada parte de la actuación.
Una
brillante Nemesis y Fields Of Desolation fueron los bises que
regalaron los suecos, y que sirvieron para cumplir su leyenda. Un
concierto cortó (no llego a hora y diez minutos), que te deja
extasiado, pleno de emoción tras vivir un espectáculo intenso, con
una calidad magnífica, y que rápidamente se traduce en las ganas de
ver más, mucho más, más veces a los Arch Enemy, pero sin ningún
tipo de reproche ante sus show tan cortos.
Sin
duda ese es el síntoma más claro de la salud actual de Arch Enemy,
sin ninguna duda, para mi, la banda del momento.
Tome
cierta distancia para poder paladear y disfrutar el show de los trash
metal clásicos alemanes, Kreator.
Sin
ninguna duda les predecía su fama, y ante mi primer vislumbre de Kreator
en directo, esperaba disfrutar de cada golpe, riff, sobrada,
estimulando el headbanging, los saltos y los giros imposibles de
cuello, así como los coros de las gargantas allí congregadas.
Abrieron con su clasicazo Violent Revolution, quizás para seguir con
la estela de conciencia política anti este sistema capitalista que
nos habían dejado Arch Enemy, para colocar una pletórica
Civilization collapse, From Flood Into Fire y la icónica Extreme
Agression en una puesta en escena plagada de música inmisericorde y
en el tope máximo de rabia. Si había alguien cansado o dormido, 15
minutos antes, ya estaba activado y disfrutando a tope con los
Kreator.
Los
alemanes que llegaban para presentar en España su disco de 2012,
Phatom Antichrist (en mi opinión una obra maestra de lo que debe ser
el trash metal en la segunda década del siglo XXI), ofrecieron un
concierto pleno de eficiencia germánica sin fallos en la ejecución
instrumental u vocal de los temas, y con una presencia sobre el
escenario abrumadora de todos los integrantes, pero siempre con la
figura del líder y leyenda "Ventor" Mike Petrozza, que a
su característica voz, metió la profundidad de su guitarra, sin
desmerecer en ningún momento a la banda que se comporto como sólo
los elegidos pueden hacerlo: Como mitos en plena forma.
Sonaron
Phobia, Enemy of God (uno de mis temas favoritos de ellos, que me
encanto especialmente), Voices of the Dead, Endless Pain, Suicide
Terrorist, para continuar sin descanso con una muy brillante Mars
Mantra. Phantom Antichrist, Impossible Brutality y Hordes of Chaos
para terminar con Pleasure to Kill.
Con
los bises, nos dieron la sorpresa de un su archiconocido cover de The
Number of the Beast que hizo las delicias de todos (especialmente los
que llevaban camiseta de Iron Maiden) y sonó como si fueran los
mismos británicos quienes la estuvieran descerrajando. Warcurse,
People of the Lie y Flag of Hate fueron el cierre y la ovación hacia
Kreator, que no sólo cumplieron con su fama y leyenda, sino que
dejaron la seguridad de tener mucha cuerda para rato, tanto para
componer nuevas muestras del mejor trash hecho a este lado del
Atlántico, como de saber y disfrutar como si fuera el primer día
sobre el escenario.
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