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sábado, 13 de agosto de 2022

Leyendas del Rock 2022

 


Mi primera visita al Leyendas del Rock ha sido todo un disfrute y un éxito. Un festival al que tenía respeto por su situación geográfica y época de desarrollo. El sudeste peninsular y el pleno agosto no parecen momentos muy propicios para dos o tres tardes y noches de conciertos al aire libre. Desde luego también influía nuestro lugar de residencia, anteriormente apartado, pero ahora tras la genial experiencia vivida, independientemente de donde se more, se contará con disfrutar en Villena. Las magníficas condiciones y el usual buen rollo que se destilan en los eventos heavies hicieron de nuestra vuelta a la normalidad de los festivales muy placentera.

Un recinto amplío y bien acondicionado. Bien comunicado a las afueras de Villena. Con amplios párkings y zona de acampadas (para quien no quiera o no tenga otras condiciones de descanso ante un festival). Con los escenarios a resguardo del Sol gracias a la cornisa montañosa en la que se encuadra la zona deportiva de Villena donde se desarrolla el festival. Esto era una sorpresa muy celebrada, dada la costumbre hispana de colocar escenarios que o bien ponen al sol a los músicos, o dejan a su calor abrasador al público. En el Leyendas la ubicación es inmejorable, y ya sobre las 6 de la tarde la sombra es mayoritaria en la platea lo que ayuda a que la temperatura ambiental baje, mientras sube la metalera.

También es digno de comentar y alabar las instalaciones básicas: No recuerdo un festival con tanta cantidad de urinarios portátiles. Es verdad, que día a día de festival el olor y las condiciones van empeorando, pero también se nota un esfuerzo de la organización para bajar el ratio de urinario por asistente, en un contexto en el que la ingestión de líquidos es altísima y con una afluencia masiva. En cuanto había aviso de un atasco se procedía al desatranque, y como digo, en ningún momento -al menos que yo pudiera ver- se alargaron las colas y los tiempos de espera de personas dando saltitos y apretando muy fuerte los muslos aguantando la primera gotita. Camino por mejorar, siempre habrá, pero desde luego Leyendas del Rock lo hace muy bien.

Otro punto a favor es sin duda el gran nivel culinario del festival. No nos engañemos; nunca iremos a un festival por la calidad gastronómica pero es de agradecer que los puestos seleccionados e instalados dispensarán buena comida, con celeridad y calidad. Lógicamente no pude degustar todos los tipos de viandas que se expedían pero de comentarlo con otros compañeros de festival, al calor de un “qué aprovetxe” se puede garantizar la satisfacción y el goce. Parecía una experiencia prohibida por la Inquisición el disfrutar de un buen concierto heavy y a la vez de llenar el gaznate con una hamburguesa o bocadillo bien ejecutado y mejor rellenado. Muy celebrada también el puesto de helados y granizados.

En cuanto a la bebida, no podía faltar una buena provisión de fuentes de agua potable para refrescarse (sin olvidar la piscina municipal a la que también podíamos tener acceso), y en las barras, tanto para cambiar al dinero de rascapiquilandia propio del festival, como para conseguir los dorados elixires fruto de la fermentación, la amabilidad y buen rollo de las y los trabajadores eran el denominador común. Un gustazo, vamos. No sé si tendrá que ver, pero el hecho de que gracias a particulares y asociaciones de consumidores se haya podido funcionar con racionalidad y permitir que los asistentes puedan introducir agua y comida al recinto, puede haber ayudado a que los organizadores busquen más calidad para poder “competir”.

La galería de boutiques de metal estaba más que completa y o se hacía verdadera fuerza o te dejabas un buen sueldo en camisetas, sudaderas, gorras, anillos, pendientes, cadenas, carteras, mochilas… y cuernos y kilts que son el dresscode de moda entre la chavalada del Metal. Eso en cuanto a los tíos, porque las mujeres tenían ante si las mismas atracciones y buenos surtidos de botas, lencerías de cuero y tachuelas, maquillajes y extensiones (también con sus variantes masculinas).

La explanada, como he indicado, ya era agradable a media tarde y ni la presión del público ni el calor, hacían sofocante la estancia. Además, añadía una buena zona de bancos y espacios para sentarse en el suelo, así como una carpa principal donde en primer momento se notaba más el calor de invernadero. Alguna zona más de sombra sería bien recibida, pero desde luego la ubicación es un acierto para poder disfrutar de la música con la compañía de esta increíble y gran familia que forma el Heavy Metal.

Y es que si a la organización hay que darle un 10, qué decir del público. Había (y hay) ganas de música y Metal. Ganas de fiesta y de vibrar en los conciertos. Público de todas las edades y condiciones. Familias enteras, incluidos abuelos y nietos. Muchísimas mujeres, lo cual a mi, que hacía unos años que no me movía en los festivales me pareció la mejor noticia por cuánto toca -y sé de buena mano-, que estos eventos antes estaban estigmatizados como no recomendables o resultaban peligrosos para las chicas. No puede haber más felicidad en el mundo que cuando se abre las puertas de la libertad y la igualdad al 50% de la humanidad.

Amistad, concordia y ganas de disfrutar. Sin agresiones de ningún tipo, ni problemas, como si suceden en festivales de otros tipos de música que reciben el beneplácito y atención de los medios de comunicación de masas. Qué no es que nos hagan falta pero ya se sabe. Buen rollo a raudales en el Leyendas Comentarios con todos los y las “vecinos de platea”. Qué se me cae la cerveza por hacer el gamba, “no pasa nada hombre”; que a otro se le cae y me empapa, sin problema. “¡Hostia, Spanoulis! ¡toma camiseta guapa!”; “Qué tralla los Angelus”. Comentarios y opiniones con buen rollo, hermandad. Lágrimas compartiendo estribillos y capelas de letras icónicas de nuestra adolescencia; de la soledad de una habitación o de una cabeza aislada por los cascos… Un ambiente inmejorable.

Cómo dijo mi chica, una “recién llegada al mundo del heavy”, “los heavis son buenas personas haciéndose pasar por malotes; los hippies, son malas personas haciéndose pasar por buena gente”.


En cuanto a la música, qué decir: Si el jueves Testament y Kreator dejaban el nivel muy arriba (también unos en muy buena forma Stratovarius), el viernes llegamos justos para empezar con Jinjer, una banda que se come el escenario desde el primer momento. La tremenda destreza de su guitarra acompañada por una base rítmica potente e imaginativa. Todo ello coronado por los increíbles tonos, tanto gutural como clásico a los que llega Tatiana como vocalista. Muchísima calidad y caña para causar más daños en los cuellos de los asistentes que disfrutábamos con una banda que ya está plenamente incorporada a la élite del Metal.

Gotthard, una banda que tenía abandonada desde los principios de los 2000 me ganaron de nuevo para la causa con su propuesta desenfadada, de ganas de fiesta sin faltar la calidad y con toda la banda muy metida en hacer disfrutar al público. De 10.

Muy curioso, por cierto, la disposición de las bandas en los dos escenarios principales, alternando conciertos más cañeros de puro Trash o como el de Jinjer, con otras actuaciones, con otras propuestas en las que se van deslizando los estilos, sin cerrar en absoluto, el festival a un sólo subgénero, sino que haciéndolo inclusivo para muchos perfiles. Desde luego, un disfrute que permitía las idas y venidas desde la platea de las oleadas de los heavys, pero que nos tenían a todos disfrutando muchísimo, a veces en la distancia, otras metidos en el meollo.

 

A continuación, el plato fuerte: Blind Guardian. Y recordando el Somewhere far beyond, en su trigésimo aniversario. Y qué ofrecieron. Pues un concierto pleno, lleno de talento y sabiduría, descerrajando una multitud de himnos de nuestra juventud y adolescencia por los paisajes fantásticos, los bosques y rodeados de los bardos. Un momento épico que recordando me pone la piel de gallina de nuevo.

Al siguiente día, llegamos sobre la misma hora pero para ver en el escenario Mark Reale, el más pequeño, a mis amigos de Kritter que ofrecieron su trabajo y metal, con plena dignidad, dándolo todo y haciéndonos disfrutar. Seguro que volverán y van a seguir ampliando su círculo para introducirse de lleno entre la bandas nacionales con las que hay que contar. Si o si.

 

Después, tiramos de más nostalgia con Rhapsody, o como demonios se llame ahora el proyecto de Turilli y Leoni que no pueden utilizar el nombre, pero si las canciones. Total otro buen rato de heavy, de power metal sinfónico, con la tanda de canciones que rellenaban discos como The power of dragonflame o Legendary Tales con los que compusieron su setlist.

Queríamos echar un ojo y una nueva escucha a Dunedain, banda española de power metal que también tenía algo alejada de mi recuerdo últimamente. Sonaban de miedo y la gente luego comentó su tremendo nivel, pero ante un escenario pequeño totalmente lleno, no pudimos entrar, y nosotros nos recogimos y separamos un poco para cenar y ver desde la distancia a Overkill. La banda británica trash no es de mis favoritas, ni mucho menos, pero ofrecieron un show potente y divertido a partes iguales con su frontman muy dicharachero con el público.

Nos cambiamos nuestra distancia ni disposición para escuchar a Opeth. Los suecos con su oscuro metal progresivo llenaron la platea de incondiconiales y sonaron como acostumbran de bien. Sin embargo, la actuación en mi opinión, se volvió tediosa, dando poco espacio al ambiente propio de festival, ante un público, que eso si, disfrutábamos de su tremenda calidad técnica desde un punto de tranquilidad. Como si estuviéramos asistiendo a una escucha de un disco en la candidez y acogida de nuestro hogar.

 

Retomamos posiciones para el espectáculo que ofreció Epica, tomando el testigo de la cabeza de cartel. Con una presentación espectacular, cañones de fuego y demás tramoya, la banda holandesa de metal sinfónico liderada por Mark Jansen y Simone Simmons dieron el concierto del festival. Supieron conjugar su tremenda pericia y técnica para no desinflar la bola del festival al tiempo que entendieron el momento y contexto en el que estamos. No dejaron tiempo a que la nostalgia se recuperará y aunque mostraron varios de los temas de sus últimos trabajos, no dejaron escapar la oportunidad de volver a tocar temas clásicos e inolvidables como The Obsessive devotion, Sancta Terra, Cry for the Moon o Consign to Oblivion con la que cerraron. Un show tremendo, lleno de fuego y fuerza, pasión y simpatía por una banda que se desenvolvió tremendamente bien (sus años ya les contemplan) y que se mostraron siempre, todos sus integrantes, súper amables y agradecidos al público. Mención especial a su teclista Coen Jaenssen siempre tan divertido.


Angelus Apátrida eran la siguiente muesca del revolver del festival y su detonación fue atronadora. Nadie duda ya de la tremenda calidad de estos trashers albaceteños, de la simpatía de Guille y de la brutal caña que nos infligieron para goce de todas y todos quienes nos concentrábamos ahí. Si su último disco es salvaje y no tiene nada que envidiar a las producciones de bandas extranjeras del género, la puesta en escena es arrolladora. Las canciones se deslizan y golpean brutales, sonando de lujo. Particularmente Indoctrinate y Of men and Tyrants fueron demoledoras.

Y aunque quedaba mucho festival todavía nosotros ya casi cuarentones nos recogimos, contentos y felices de volver a disfrutar de la música, del Metal y seguros de que lo haremos una y muchas veces más en sucesivos Leyendas del Rock.

Por cierto: No he profundizado mucho en las crónicas de los conciertos porque uno va a disfrutar de la música. Sólo quería plasmar el buen ambiente y organización del Festival. Para crónicas completas y profesionales, con mejores fotos, aquí unos enlaces:

Crónica Día 1 - Miércoles 3 de agosto

Crónica Día 2 - Jueves 4 de agosto 

Crónica Día 3 - Viernes 5 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

Crónica Día 4 - Sábado 6 de agosto (Primera parte) - Segunda parte

 

 

Fé de Errores: Las fotos son una mierda porque olvidé mi cámara de fotos en casa de mis padres, y éste móvil que tengo ahora pues tiene peor calidad que el que tenía antes. ¡Qué le vamos a hacer! Mil disculpas y otra buena causa para repetir en el Leyendas y con todas estas bandas!!


miércoles, 24 de diciembre de 2014

Epica: Metal sinfónico y los avatares para disfrutar de él, de un pobre heavy español



Cuando vi que Epica iba a tocar en Madrid, y que por fechas, en aquel momento, me cuadraban la mar de bien, no lo dude ni un momento. Venián a presentar en vivo su último disco, The Quantum Enigma, que habiéndolo escuchado me había dado una sensación buenísima, de cuadratura del círculo a una formación, la holandesa que ya nos había dejado algunos álbumenes excelsos, como el Consing to Obvilion (2005) o The Divine Conspirancy (2007), regalándonos con ellos algunos himnos soberbios del mejor metal sinfónico posible, para en esta su última propuesta virar un poco (quizás por presiones comerciales) a temas menos elevados, pero manteniendo el punto de dureza y la fantasía y técnica de la composición para convertirlo en una obra digna de admiración.

Si además, y como teloneros, iban a entrar en escena los franceses Dagoba, banda que disfrute hace un par de años en festival dejando un gran sabor de boca y que claramente han ido evolucionando con su groove sin complejos, y por supuesto, Dragonforce, una banda que me fascina, plena de virtuosismo, ritmo y pegada, una de esas propuestas que tienes como pendientes y salivas por disfrutar en directo, poder sentir el power metal, el speed metal acelerado, fantástico y el talento de los Herman Li y Sam Totman a las guitarras y al resto de esta super banda, como no ibamos a comprar las entradas.

Por eso, el viernes 28 de noviembre, después de cambios de planes, ajustes, agobios y presiones, estaba en Madrid, junto a mi acompañante, dispuestos a dsifrutar de una buena noche (más bien tarde-noche) de metal. El destino era la macro discoteca Shoko, en las próximidades de la Puerta de Toledo. La hora de llegada eran las 19:00 hora en la que venía anunciada la apertura de puertas en el comprobante de la entrada adquirida por la herramienta habitual online, en estos casos. Esto nos hacía suponer que los conciertos comenzarían a las 19:30 con Dagoba al frente, lo cual unido a los retrasos y problemas laborales que tenía en aquel momento hicieron que llegáramos a las 20 horas, ya enfadados por perdernos a los franceses, pero salivando por ver a Dragonforce.

Pero nuestro próximo gozo, quedo en nada, puesto que no sólo es que hubieran empezado ya, es que ya habían terminado su actuación y se estaba preparando el escenario para la actuación de Epica. Es díficil expresar el cabreo e indignación que me entró, porque la apertura de puertas, no fue a las 19:00 sino que fue a las 18:30, empezando Dagoba su actuación, según nos confirmaron otros compañeros sobre las 18:45, para tras 25 minutos dar paso a Dragonforce, casi inmediatamente, quienes llevaron su actuación hasta las 19:45.

Esta claro que yo tuve el error, o más bien la putada, de no poder estar a las 19:00 horas, pero es que en la información recibida e impresa de la plataforma de venta de entradas daba esa hora como la de apertura de puertas, no la de que iban ya a estar celebrándose los conciertos. Si además le sumamos que a dos bandas, de nivel medio alto Europeo, en #Españistan le damos a media tarde entre 20 y 30 minutos de actuación, explica muy claramente los problemas que tenemos los metaleros en el país del flamenco, la tortilla de patata, los triunfitos y la música en lata.

Desde siempre he tenido claro que en esta tierra ajada y paleta no se cuida el arte, y mucho menos la música en directo. Pero a los metaleros, nos tratan como apestados y si a parte de todas las tropelías y estafas, le suman no cumplir lo pactado y entregado en la información, otra estafa, ya lo que dan ganas es de salir en hordas a cumplir con el estereotipo que han dejado de nosotros de violentos y anti sociales.

Y digo más estafas y tropelias, porque no contentos con el cambio de hora, la gentuza que lleva la discoteca Shoko tuvo a bien, exprimir el tirón de los tres grupos, y no sólo marcarse un "No hay entradas" sino que llenaron el local hasta límites insospechados, que atentan contra la vida en unas mínimas condiciones de confort, bienestar y salud, haciendo literalmente imposible llegar a los baños o a las barras, o simplemente si te querías quedar en el centro de la platea, algo tan básico como respirar. Llamadme exigente o raro, pero si suelto 30 euros para ver y vivir un concierto, lo quiero disfrutar, sentirme agusto; evidentemente habrá mucha gente, pero no quiero sentirme como ganado cebado a medio minuto de que nos den un dispado con la pistolita de aire comprimido.

Pero no contentos con eso, con exprimir literalmente los cuerpos de las y los metaleros allí presentes, haciéndonos sudar y deshidrándonos hasta empapar nuestras camisetas negras, también decidieron exprimir nuestros bolsillos. Que vayas a un festival en #Españistan y te soplen 10€ por un litro de cerveza, pues es normal y puede que hasta lógico. Que vayas a una sala, con más enjundia y que siempre que he ido (4 veces sin contar la que me esperaba al día siguiente) como La Riviera y te levanten 15€ pues escuece, pero lo entiendes, y te quedas con el espectáculo brindado. Pero que vayas a una discoteca de mierda, a ver como un papanatas repeinao, te pone un litro de cerveza y te quiera cobrar 24€ por él, ya pasa de castaño a oscuro. A parte, de la broma con el anuncio de loteria de navidad vigente ("dame el décimo de loteria le solté", para alboroto y alegría de un par de heavys a mi siniestra) ya es un ataque a la dignidad humana y unas ganas de enriquecerse salvajemente a costa de la afición de un colectivo, que raya el delito de lesa humanidad.

Se aprovechan de que estas de concierto. Se aprovechan de nuestra pasión y ganas de divertirnos y adquirir trascendencia, con nuestros ídolos, nuestras bandas favoritas o los grupos que están sobre el escenario, que en base a amor y pasión al metal, a su instrumento y a las ganas también de divertirse nos quieren hacer sentir a todos especiales. Pero ellos no, los dueños de estos tugurios nauseabundos, sólo desean contabilizar máximos beneficios. Me saltarán que traer a Epica, Dragonforce o Dagoba cuestan dinero. Por supuesto, pero me váis a decir que si metéis en esa mierda de discoteca al trunfito de moda o a los moja bragas adolescentes le váis a cobrar 10€ el referesco a la gente. Venga ya, malditos hijos de puta codiciosos.

Todo aquello era digno de denuncia. De hoja de reclmación. Los horarios incumplidos; el aforo sobrepasado, sin ninguna duda, y que hace, como cualquier técnico de sonido puede decir, que la sonoridad del concierto se resienta; el precio abusivo e insultante de la bebida; que acaben los conciertos y los porteros entren a echarte como si fueras un perro en una sacristía... Deberiamos de haber puesto todas las hojas de reclamaciones posibles, y denunciado en todos los sitios posibles (redes sociales o incluso ante la policía local) tal atropello. Sin embargo asistimos al show de las tres bandas (en mi caso sólo Epica) y nos fuímos a disfrutar y rememorar la noche.

Sin duda volveré a ver a Épica, y en cuanto pueda veré otra vez a los Dagoba y me estrenaré con Dragonforce. Pero no en la sala Shoko. A mi no me vuelven a timar. Es posible que me pierda a otra banda que tenga ganas de paladear y sentir, pero a mí, no me estafan un euro más.

Eran poco más de las nueve de la noche, y saltaban los integrantes de Epica al escenario, bajo las notas de Originem, la introductoria de su nuevo disco, The Quantum Enigma que venían a presentar. Los seis integrantes entraban prácticamente al mismo tiempo pero con la suficiente distancia para que cada uno tuviera su momento de pleitesía con el público, hasta la entrada de una Simone Simmons con su melena naranja al viento, e impresionante figura llevarse la gran ovación, y piropos, de la noche.

Así, mientras sonaban los aplausos de admiración se lanzaron a la actuación para colocar sin interrupción The Second Stone y la acertadísima The Essence Of Silence. Posteriormente tras la presentación, comenzaron el recorrido por su discografía y así llegaron Unleashed y Fools Of Damnation, para así hilar toda una actuación que sirvió de presentación de su reconocidísimo último trabajo, pero que también debía tener una parte dedicada a la etapa más underground del grupo, lejos del empuje comercial que ahora llevan.

Como viene siendo habitual cuando vislumbramos bandas del norte de Europa, la actitud y talento de la banda, y el sonido fueron destacados.

En cuanto al tema de la acústica, teniendo en cuenta lo aborratada por encima de lo legal que estaba en la sala, nos dejo un sonido algo sucio, que en ocasiones tenia que disputar su espacio a una sensación de barullo y confusión constante, fruto del gentío y también de la estrechez que tenía la sala con respecto al escenario, generando el siempre detestable "efecto tubo". Fue además, una sensación que también se llevo al espectáculo visual, puesto que los efectos de humo y los juegos de luces quedaban deslucidos por el poco espacio que tenían para desarrollarse quedando su visualización muy constreñida a los primeros metros delante del escenario, lo que incluso hacía, a los que estabamos atrás, con un techo mucho más bajo, tener dificultades para ver a los integrantes de la banda (y estamos hablando de una distancia de 30 metros aproximadamente).

Pero por encima de todos estos inconvenientes está la profesionalidad y talento de las bandas, y Epica no fue una excepción. Con una puesta en escena muy cuidada en la que la figura de fronwoman de Simone Simmons acapara la atención siempre atenta a arropar a sus compañeros que también tienen su espacio, mostrándose todos ellos muy cariñosos y atentos al público, posando, saludando y sonriendo cuando tocaba.

Del despliegue musical, podemos decir, que afortunadamente fue mejorando y ajustándose, y sobresalieron tanto en la destreza musical como en la composición, donde siempre la voz de Simmons estructuraba cada tema. Por supuesto la voz gutural del fundador de la banda, Mark Jansen entraba como contrapunto a los registros agudos y clásicos de Simmons. Hubo espacio para la guitarra de Delahaye y dejar claro que Epica es una banda de Metal sinfónico, pero sobretodo heavy. Coen Janssen al teclado aportaba todos los arreglos dejándonos el momento ochetentero por excelencia al calzarse un Keytar y tocar uno de los temas con él, como si fuera un guitarrista más. Al bajo, Rob van der Loo, último en llegar a la formación se mostro integrado pero no pudo brillar dadas las "peculiares" por no decir horrendas condiciones de sonido que exacerbaban los graves, descomponiendo algunas de las composiciones de la banda.

Brillo mucho en la bateria, a mi juicio, un Ariën van Weesenbeek, brutal, intenso que metió un ritmo a la actuación absolutamente fascinante, y se mostro como lo que ya sabía, "uno de los mejores baterias del momento en Europa" y como lo que esperaba: Un absoluto crack en vivo.

Tengo que decir, que quería ver como sonaban algunos temas, sobretodo los que pudieran haber entrado en mi cabeza a través de discos de estudio o grabaciones con orquesta filarmónica, como los del Consign To Obvilion o el altísimamente recomendable "The Classical Conspirancy", doble compacto que adquirí en el que a su repertorio añadieron versiones de temas de música clásica, alguna versión de metal clásico y grandes bandas sonoras de películas, con el acompañamiento y labor fastuosa y brillante de la Filarmónica de Hungría. Absolutamente imprescindible.

Pues bien, esa curiosidad o temor, era por la imposibilidad de colocar multitud de los arreglos utilizados por los holandeses en sus grabaciones, como los propios de una orquesta de cámara. Allí no iba a ver violines, ni violas, ni tubas, ni clarinetes. Tampoco habría coros, cuando en tiempos pasados los tuvieron y de indudable calidad (recuerdo por ejemplo a la gran Amanda Sommerville). La solución era evidente: Meterlos grabados. Pensándolo en frío puede parecer sacrílego meter un volumén amplío de grabación a una actuación en directo, pero tiene esa parte lógica, y hechos como resultaron con cuidado y conocimiento un acierto, puesto que no hicieron cambiar tanto la ejecución de los temas, acostumbrados a escuchar en la versión grabada, a la versión que íbamos a disfrutar en vivo. Como digo, tenía la curiosidad de escuchar canciones como Feint o Façade of Rellaty o The Phantom Agony (las tres grandes ausencias, para servidor) sin esos acompañamientos, pero con ellos grabados, la experiencia fue muy buena.

Así con todo sonaron Fools Of Damnation, The Last Crusade, Obsessive Devotion, Chemical Imsomnia, Sancta Terra, Victims Of Contingency y Design Your Universe, y era la bateria, un doble bombo frenético y unas baquetas endiabladas las que cincelaban un set list que estaba haciendo llevar al éxtasis a todo el gentío allí reunido.

Pero si alguien brilló, fue Simone Simmons. Desde su registro habitual mezzosoprano nos mostró los indudables matices que tiene la obra de Epica, mostrándose sincronizada, no sólo en el apartado musical, sino también en el visual con sus compañeros convirtiendo todo el concierto en una experiencia magnífica, que repito por ellos, por Épica, sin duda me cuidare de volver a repetir.

Además, siempre se mostró calida, disculpándose por cierta brevedad del concierto, ya que parece ser tuvieron problemas con el autobús que las traía desde Zaragoza (donde tocaron el día anterior) a Madrid, y muy atenta al afectuoso cariño recibido por el público allí congregado.

Iba siendo el momento de cerrar y se despidieron con un Design Your Universe absolutamente pletórico, que por sí sólo podía valer para presentarse como una de las bandas más en forma del panorama del metal; pero por fortuna, tras 5 minutos nos entregaron unos bises que no sólo no desmerecieron lo anterior, sino que incluso en mi opinión sonaron mucho mejor, más redondos y mejor acabados. Así cayó Cry For the Moon, tema que recuerdo como mi génesis con Epica y que me hizo saltar y vibrar con esa parte a lo "Beauty and the Beast" y el posterior desarrollo del tema mcho más metalero. Unchain Utopia y Consign To Obvilion cerraron el concierto sin desmerecer en absoluto lo anterior y pese a todas las incomodidades, problemas y demás dejarnos con unas ganas de más. De mucho más. Grandes Epica.

domingo, 4 de abril de 2010

Amor Oscuro





Son palabras de amor, de cielo y de suelo, de terreno conocido y soñado. Alejado en el viento, más allá de las lluvias y las soleadas tardes de ausencia y nostalgia, de deseo y ánimo, en mi memoria encuentro tu rostro, acarecido entre mis manos soñado en lágrimas que humedecen sábanas nuevas en el roce del amor. Esperado en ese recuerdo pierdo cualquier miedo y sólo encuentro el amor, el deseo a tu cuerpo, a tu vida, a nuestro futuro. Te amo mi anabe!

Es imposible un amor alimentar,
Si hay dos corazones indecisos
Con almas incapaces de amar,
Ardiendo en las llamas de los celos.

Entre las penumbras, te busco,
Encuentro lo que parece ser mi muerte,
Mira que entre los besos hay un truco
y en mi mirada tu suerte.

Mira entre mi alma y mi corazón,
Te fijas que late muy lento,
Y solo tu sabes la razón,
Aun que, lo que vivo parece de cuento.

Quiero pasar una parte de mi vida
Contigo; compartir besos sanguinarios
Con caricias infernales, sin salida
Y sentimientos variados.

Apoderate de mi mente,
Dame un beso como si fuera el último
Pero sin estar triste,
Y apaga de mi corazón el humo.

Ten consideración hacia mi ser,
Deja que nuestro amor corra por mis venas
Y déjame en tus labios renacer,
Hazme sentir sensaciones nuevas.

La forma en que muerdes mi boca,
Me hace sentir tu amor de demonio,
Tal como tu mirada me vuelve loca
Pues ya soy de tu dominio.

Acércate a mí; en una noche de romance
Con una lluvia de sangre tuya y mía,
Y amor obscuro que nace,
Que no llegar a quererte es lo que me temía.




Sentir cada beso tuyo y ver tus ojos
Y en tus abrazos sentir tu calor,
Encontraras algo que ni en mil espejos
¿Sabes que es?... mi amor

Nuestro amor una bella canción,
Una mirada vale más que las palabras
Y un beso que una mirada que conquista mi corazón
“por favor hazme volar dame tus alas


Hechos de luz , reflejo de nuestro sueño más profundo y real. Somos la existencia amada y soñada, la felicidad extrema expuesta a nuestras manos y caricias. Sentir pleno el deseo de encontrar la alegría y el sentido a la vida, poner apellidos al futuro, alojar en un baúl recuerdos y poder hacerlo juntos... Sentir que el camino no existe hasta que no damos un paso, con la certeza ahora de que sólo a trompicones hemos avanzado. Que siendo desconocidos nos hemos ayudado por ser principio y fin de nuestro deseo; y ahora encontrados y enamorados construir con nuestros pasos el recorrido a nuestras vidas a la plena felicidad, a evitar el centímetro entre nuestros labios, el segundo antes de besarte, el Sol intempestivo que se atreve a despertarme de este sueño, a despertarte de dormir en mi pecho...

Te quiero, pekeña,

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...