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miércoles, 7 de febrero de 2024

Qué no lo llameís feminismo

 


El día a día de la actualidad en Españistán suele estar salpicado de polémicas artificiales generadas desde arriba y que nada (o apenas un poco) tienen que ver con la realidad de la vida de las personas y de la dinámica social. El continuo teatrillo de la alta política con partidos, líderes y medios cumpliendo su papel para mantener alejada a la plebe de la toma de decisiones, y que estas, nunca atenten contra los privilegios establecidos. Cualquier declaración o proyecto es susceptible de ser atacada por el rival político, merced a sus sicarios mediáticos y por las respectivas turbas en las redes sociales que la vilipendian o defienden sin crítica según corresponda. Ocupa horas de televisión y radio (supongo que algunas páginas en periódicos también) vertiéndose toneladas de contaminante opinión sesgada, parcial e indocumentada, vomitada por tertulianos y todólogos.

A escala, desde lo nacional hasta lo local, se reproduce el patrón, y los temas planteados siempre desde arriba permean la capa freática de la opinión pública relegando al ostracismo las noticias y hechos que si que tienen que ver con la vida de las clases populares, la calidad democrática, el sentido ético de la sociedad o la conservación de todo tipo de patrimonio común.

A veces estos temas, e insisto, lanzados por las élites, son esporádicos y solamente una vez cada 4 o 5 años atentan la santa tranquilidad del ciudadano medio. Las más de las veces son acontecimientos que periódicamente vuelven y revuelven para mantenernos a todos ocupados discutiendo lo que a estas alturas de la película debería estar ya bien claro.

Estos temas recurrentes pueden ser de todo tipo. Políticos y sociales, también económicos, pero sin duda, los más polémicos son aquellos que cuestionan los convencionalismos y patrones culturales. Por ejemplo, están las discusiones en torno al balón, en cuanto a la selección española o la polémica semanal entre farsa y mandril. Cada español era un seleccionador nacional y una espada en los ejércitos de las dos españas futboleras, pero gracias a los dineros de las televisiones se ha alejado el fútbol a muchos que no pueden pagar estos empeños, y el ruido sobre la pelotita rodando ha ido bajado bastantes escalas. O al menos eso me parece a mi.

Luego hay acontecimientos culturales como las galas de los Goya, los premios literarios o algunas fiestas populares que asaltan la tranquilidad, merced a la más torcitera manipulación mediática cuando lo que en esos eventos se expresa no es precisamente lo que quieren que se diga por parte de las élites.

Pero si existe un evento que marca la polémica es todo lo que tiene que ver con Eurovisión. El competir en un contexto europeo (bueno más o menos) con una canción pop, que sea más o menos representativa y del buen gusto lo más generalizado posible, hace enervar las más bajas pasiones hispanas, volviendo a configurarse las dos, o más, españas.

No es poca cosa y no me parece, de entrada, negativo, puesto que una de las funciones de la cultura y el arte (si una canción pop enlatada y perpetrada desde parámetros de negocio puede considerarse arte) es cuestionar los rigores ideológicos y los marcos de convivencia, haciéndonos pensar, reflexionar, sentirnos incómodos para así, por medio de esa reflexión, ser mejores. Si esto se produjera sin más pues hasta el negocio estaría bien inventado.

Y digo negocio porque ya hace mucho que el ente público, RTVE, lo convirtió en un modo de facturar a través de las audiencias, patrocinios y productos varios.

Cuando surgió Operación Triunfo se abrió la veda para generar un microcosmos que comprendiera todo lo que tiene que ver con el concurso internacional, y al tiempo que automáticamente se acabó la música en vivo en RTVE (repasen los cachitos y cuenten cuantos pedacitos salen después de 2001) se generó un negocio y una acaparación de atención que periódicamente sublevaba a las audiencias.

Este año no ha sido una excepción. En los últimos años y tras la troleada mítica del Chikilicuatre, RTVE controló mucho más uno de sus productos estrella y montó una suerte de festival en Benidorm, al que en teoría podía llegar cualquiera que reuniera los votos populares necesarios. Primera falsedad porque en realidad todo queda planteado y producido por los gigantes de la música de este país. Así está siendo estos últimos años. Y para completar todo el guiso y que éste no se salga de los parámetros que requiere RTVE entre un jurado “profesional” y un recuento del voto telemático algo sospechoso ya van tres años que colocan al producto en forma de canción y voz femenina que va a representar a España en Eurovisión.

Este cóctel resulta explosivo por naturaleza y el resultado siempre es polémico. Si hace dos años se desechó a las favoritas del público Txantxugueiras y a Rigoberta Bandini por una canción interpretada por una mujer semidesnuda, que encima canta en spanglish, en lugar de mandar una canción en gallego a Eurovisión. El año pasado se apostó por la clásica canción de flamenco pop en vez de otras propuestas que tenían mucha más aceptación del fan eurovisivo español. Y este año, la polémica no ha sido menor y ya está aquí.

Los representantes de España en Eurovisión será el dúo de electropop Nebulossa con la canción “Zorra”. Un pastiche facilón y perfectamente olvidable que pone el acento en que una mujer, y especialmente las mujeres de más de 50 años (la intérprete femenina tiene 55) pueden hacer lo que quieran. Faltaría más. Todos los que somos demócratas, anti-fascistas, feministas y con sentido común, estamos de acuerdo.

La cuestión es si es apropiado la apropiación del término “Zorra” para la causa feminista a través de una canción que va a recibir toneladas de promoción.

El apelativo tomado del precioso y pequeño cánido silvestre de frondosa cola y alargada boca y nariz, tiene un matiz distinto si se lo ponemos a un hombre o a una mujer. Lo que para el hombre es sinónimo de “listo, astuto, atento o vivaz”, para la mujer lo es de “promiscua, ligera, insolente o facilona”. Lo que para uno tiene una connotación positiva que emana inteligencia, para la otra es negativa y provoca escarnio por la falta de moralidad y por la pulsión sexual. Es evidente que muchos, erróneamente y a veces dejados por la costumbre, hemos usado este término de estas formas. Pero es que es el insulto, junto al de puta, fácil y asiduo en la boca del machista cuando regaña a una mujer que no le hace caso, o que quiere unas iguales condiciones laborales, reclama sus derechos, o incluso cuando la tortura y la mata. Por lo tanto, estamos ante un término con una connotación violenta y opresora. O es que se os ha olvidado lo que ha pasado con la selección femenina de fútbol.

En este sentido, el apropiarse del término “Zorra” podría ser positivo. Pero hay que comprender que esto no se hace de la noche a la mañana y tienen que pasar generaciones para que se pueda dejar atrás el uso maniqueo del vocablo y que se sume a un diccionario de igualdad. Por ejemplo, y esto lo sé gracias a un amigo afroamericano de ascendencia caribeña que trabajó en Estados Unidos antes de venir a España, la apropiación del término despectivo “Negro” (Nigga en inglés) por parte de los afroamericanos ha terminado en fracaso. Porque usar entre ellos el apelativo que emplean los blancos cuando hablan despectivamente de la población afroamericana, no se ha traducido, por más que hayan pasado treinta años, en que se le quite la connotación racial y de clase, y siguen siendo asociados a los bajos fondos, la delincuencia, la marginalidad o la drogadicción.

Por lo tanto, si bien puede ser interesante el poner el énfasis en el uso que hacemos del lenguaje, pero de ahí a validarlo porque es la canción de Eurovisión, va un trecho.

No conozco a ninguna mujer que le guste que le llamen “Zorra”, y creo que oír a todas horas como se avecina la cancioncita de marras es un martirio innecesario. Pero es que es más que eso, puesto que la representación nacional en Eurovisión sea “Zorra” puede que mande un mensaje a fuera de nuestras fronteras, pero también dentro, bastante perverso. No creo necesario explicarlo, salta a la vista.

Llegados aquí hay que hablar del contexto en el que se pretende la canción funcione como campaña: El festival de Eurovisión.

En primer lugar, por la propia puesta en escena que se replicará en Suecia. Bailarines ligeros de ropa, una cantante sexy que reproduce una vez más el ideal de sexualización de la mujer, y contoneos de índole sexual. Es decir, una vez más estamos ante una cosificación de la mujer, entendida como objeto sexual, a la que coyunturalmente se suma el hombre representados por los bailarines, que por otro lado no dejan tampoco de cumplir con el estereotipo queer. Por lo que son las apetencias sexuales del hombre, sea hetero o no, las que se satisfacen a través de las personas cosificadas en pantalla. Todo eso con el mensaje machacón de que “y qué si soy una zorra”, por lo que si de lo que se trata es de retirar la connotación negativa a la palabra “Zorra” y romper con los estereotipos impuestos por el heteropatriarcado y la opresión machista me parece que estaremos, como mínimo, ante un intento fracasado.

Por otra parte es preciso completar el cuadro del contexto. Eurovisión se ha convertido en un evento de amplio calado reivindicativo de los colectivos LGTBI, y es algo bien positivo, y que no tiene que ser sentido como excluyente. Y estos colectivos no deberían dejar que las mujeres se sintieran menospreciadas o incluso insultadas por una canción porque se le quiera dar una patina rompedora a una cosa que por lo de más, es bastante pro-sistema. Fundamentalmente, porque en esa barricada de sufrir la opresión del machito ambos colectivos están juntos. Y porque pareciera como si no fuera suficiente el machismo ejercido por los heterosexuales, también tuvieran que soportar el machismo ejercido por homosexuales o transgénero. Mucho cuidado con esto, porque esto laminó muchísimo la labor del Ministerio de Igualdad la anterior legislatura. Vuelvo a insistir en que dotar de derechos a un colectivo, no tiene que significar impedir que otro los obtenga, o que incluso los pierda.

Volviendo al propio festival de Eurovisión, al fin y al cabo estamos ante una verbena musical televisada en el que la parafernalia de la puesta en escena, los mecanismos y códigos aparecidos y las músicas, indumentarias, actitudes y temáticas expresadas no son más que la agenda heteropatriarcal, que huele a cerrao y que saca muchas de las peores cosas del país. Parece mentira que corriendo ya el siglo XXI tengamos que conformarnos con unas actuaciones musicales televisadas (no sólo la de “Zorra”) como las del evento del pasado sábado. Pero quizás si, sea por esto mismo por lo que cada año todo lo que rodea a Eurovisión es sinónimo de polémica.

Más si cabe en una edición como la que se avecina, con la presencia de Israel inmersa en una Guerra de ocupación y exterminio de la población palestina. La invitación israelí no se discute, porque claro, todos sabemos que “Eurovisión es un festival apolítico”, pero esto choca y mucho si recordamos el caso de Rusia vetada (al igual que en las competiciones deportivas) por su guerra y ocupación de los territorios rusófilos de Ucrania.

Me da mucha pereza tener que escribir esto para ordenar mis ideas, porque Eurovisión y el trato que RTVE da a la música me decepciona bastante o directamente no me interesa. Pero lo que no hay quien pueda comprender son las severas taras e hipocresías con las que tenemos que desayunarnos cada día. Más si cabe cuando estas lastiman o dañan a las mujeres.

martes, 9 de abril de 2019

Los videoclips de Rammstein



Si existe un grupo de rock, de metal, que convive, con sumo gusto y naturalidad con la polémica, la censura y la critica ese es Rammstein. La ya veterana banda alemana de metal industrial ha puesto en solfa con cada una de sus interpretaciones y contribuciones artísticas el estado de las cosas, con especial interés en las contradicciones del sistema psico social de cada uno. Las convenciones sociales, culturales y emocionales de todos son puestas en duda por Rammstein, siempre fieles a su estilo, con la clara intención de provocar, de hacer crecer la conciencia critica en sus espectadores, sean fervientes admiradores o radicales detractores.
Escribiendo en alemán (casi siempre) su líder y voz Till Lindemmann tiene claro el poder de su lengua natal a la hora de armonizar con el metal industrial, generado un clima duro y asfixiante, pero también decadente y sórdido, empleando con maravillosa destreza e imaginación el poder visual de su música.
La escenografía de Rammstein y su vestuario y sentido del espectáculo son señas de identidad auténticas y reconocibles, parte fundamental de su mensaje provocador. Así desarrollan uno de los espectáculos en vivo más estimulantes y avasalladores del panorama del metal actual, donde la pirotecnia y el fuego son más que tramoya en el setlist: Son también intérpretes del concierto.
Pero es con sus videos donde Rammstein ha ganado su poderosa fama. Apoyados desde el primer momento por una gran discográfica como Universal, que dió a Lindemmann y sus huestes absoluta libertad creativa, los reyes del metal industrial desarrollan auténticos cortometrajes con una producción, guión y efectos apabullantes. Casi siempre protagonizados por los propios miembros de la banda, la videografía de Rammstein es un golpe a la mandíbula al sistema, que tiene como único recurso acusarles de filo nazis y radicales, poniendo en liza el llamado Efecto Streissand.
Siempre al filo de la navaja Rammstein sacude con cada novedad, no sólo la apacible rutina del heavy metal y el rock duro, sino que sobretodo asaltan la actualidad política y social del momento, especialmente en su Alemania natal, tan puntillosa siempre sobre su historia y su terriblemente violento pasado.
Y con una propuesta como la de “Deutschland”, primera canción, y primer video, filtrado del nuevo disco de la banda germana, titulado homónimante Rammstein y que saldrá a la venta el próximo 17 de mayo, han vuelto a salir las noticias de polémicas, censuras y el rasgado de vestiduras del Gobierno, los partidos políticos y los medios de comunicación alemanes.


Deutschland, es un repaso a la historia de Alemania desde el punto de vista de unos extraterrestres que son espectadores de los principales, y más trascendentales hitos de la historia teutona y que forjaron la identidad nacional alemana. Esta identidad es representada constantemente durante todo el metraje por una actriz negra, provocando con ello al dogma que asocia la identidad nacional con la pureza de raza y sangre aria.
Quiero amarte y Quiero condenarte -Will dich lieben, Und verdammen- dice la canción mientras se suceden imágenes que representan la Batalla de Teutoburgo, principal derrota del Imperio Romano y que cerró la expansión de Roma al Norte del Rhin. Un hito de la historia de Europa y de la identidad de los pueblos bárbaros, en el que se reconoce el origen violento en defensa de una tierra y un modo de vida arcanos, frente al progreso traído por el invasor.
Se suceden escenas que representan los clubes de lucha de los felices años 20 o las batallas de las Guerras de los Cruzados. Aparece el accidente del Hildenburg (1936) que constata la no siempre bien entendida superioridad tecnológica alemana.
Distintos versos de la canción, como “Du Hast” o elementos de la escenografía, como el lanzallamas, o la nave con la forma del ataúd de Blancanieves en “Sonne”, o el ángel de “Engel, hacen referencia a otras canciones y videos del repertorio de la banda que sobrevivieron a pesar de la polémica, lo que parece querer referenciar a la Alemania actual tan quisquillosa con su historia y su propia identidad.
Otro momento importante es la representación de la Alemania de la RDA, con una escena en la que se ve una alta distinción del politburo en el que se celebra con champán, mientras sabemos que el pueblo vivía notables penurias. Se termina con una referencia explícita al famoso beso entre el premier Breznev y el canciller Honecker.
Se sigue desarrollando el metraje exponiendo otros hitos de la historia de Alemania hasta llegar al momento más polémico del video en el que mientras se dispara un cohete V2, en un campo de concentración se procede a ahorcar a varios presos, interpretados por los propios miembros de la banda. Un judío, un comunista, un homosexual y un gitano son ejecutados por un ofical nazi -también representado por otro miembro de la banda- mientras suenan estrofas “Überheblich, überlegen; Übernehmen, übergeben; Überraschen, überfallen; Deutschland, Deutschland; Über allen!” (“Arrogante, superior; Poderosa, sometida; Atacada por sorpresa; Alemania, Alemania; ¡Sobre todos!”) que hacen referencia al propio himno de la Alemania nazi.
Para la sociedad alemana el nazismo es una vergüenza nacional y como tal se la toman y educan sobre ello (¡cuánto tenemos que aprender!). Además son especialmente beligerantes con la representación de la Alemania nacional socialista, si interpretan que se hace para ganar dinero o notoriedad, por lo que esta parte especialmente ha abierto todas las criticas y acusaciones hacia Rammstein.
El momento culmen del video y que para mí da sentido a todo el video es cuando la actriz negra, aparece embarazada, dando a luz a cinco pastores alemanes, cinco cachorros, una nueva generación condenada a repetir los mismos errores que sus antecesores. Estas escenas muestran la visión de Rammstein sobre la propia identidad alemana y su propia historia, obviamente no exenta de violencia -como la de ningún país- y basada en la opresión ejercida por los poderosos frente a los oprimidos, siempre despistados con la bandera y el patriotismo.

Rammstein siempre se ha definido en una ideología de izquierdas patriótica y desde que se hicieron evidentes los ataques de la prensa bajo un maniqueísmo de izquierdas y derechas ha denunciado ese simplismo.
Por ello es oportuno aprovechar el lanzamiento de Deutschland, para hacer un repaso a los siempre estimulantes y espectaculares videos de Rammstein. Ahí van:

Du riechst so gut

Existen dos versiones oficiales. La primera de 1995 en la que con fondo blanco, los miembros del grupo ataviados con estética sadomaso interactúan con un doberman. Y la de 1998, en la que influenciados por la estética El Perfume de Patrick Suskind, los miembros de Rammstein son hombres lobo que persiguen a una joven.


Engel
Inspirada en la famosa escena del baile de Salma Hayek en Abierto hasta el Amanecer, aquí varios miembros de la banda contemplan el baile de la stripper, para acabar, al igual que en la película, desatando la violencia y el fuego.


Du hast

El primer gran éxito de Rammstein y su letra y melodía más icónicas. El video inspirado en Reservoir Dogs, muestra a los músicos como mafiosos, que quedan para saldar cuentas. El fuego y las explosiones vuelven a ser importantes partes de la trama.


Stripped
Esta versión de Depeche Mode ocasionó la primera gran polémica para Rammstein quienes fueron acusados de nazis, al emplear para el videoclip imágenes de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, grabadas por Leni Riefensthal directora de documentales propagandísticos agregada al ministerio de propagada dirigido por Goebbles.

Sonne

Mi canción favorita y mi video preferido. De una originalidad apabullante, los integrantes de Rammstein son “enanitos” que trabajan a destajo en una mina para extraer oro para su dueña, una tiránica Blancanieves, adicta al polvo de oro. Las escenas se suceden reinterpretando el cuento de Disney, con altas cargas de erotismo y la belleza de la actriz rusa Julia Stepanova. Al final del video, Blancanieves muere por sobredosis, y los enanitos, desconsolados ante un futuro sin objetivo, lloran su muerte. O no…

 

Links 2 3 4

Una rareza dentro de la filmografía de Rammstein ya que los miembros de la banda no son los protagonistas del video. La ficción se centra en la defensa que una colonia de hormigas -que representa a la clase trabajadora-, frente al ataque de unos escarabajos -a su vez representan a los poderosos-. Las hormigas vencen por su ventaja numérica y organización y el símbolo del poder opresor, una mano derecha, cae inerte.

 

Ich will

Uno de sus videos más icónicos. Rammstein son una banda de atracadores y terroristas que asaltan un banco y son rodeados por la policía y miles de curiosos. Se alternan flash forwards en los que se ve lo que sucede tras el atraco, entre otras cosas las aclamaciones públicas y los premios que reciben. En Ich will, Rammstein critica la falta de escrúpulos de los medios de comunicación capaces de encumbrar a cualquier delincuente o inmoral con tal de vender cualquier historia.

 

Mutter

Tim Leindemmann es el protagonista absoluto del video. Se lanza una velada critica al aborto, donde el no nato, llama a su madre (“mutter”) en repetidas ocasiones, pero no como un lamento, sino como un grito por lo sola que se encontró y la falta de oportunidades.

Mein Teil

La polémica está servida. La canción hace referencia a Armin Meiwes, el caníbal de Rotemburgo, quien se hizo celebre al asesinar a un hombre, como parte de un ritual sexual por el que fue condenado a cadena perpetua, pese a que la defensa trato de hacer valer el contrato en forma de eutanasia que víctima y asesino pactaron. Los miembros de la banda representan distintos momentos de la vida de Meiwes, así como de quienes convivieron con él (especialmente su madre), para al final del video, salir de una boca de metro atados con correas como si fueran perros.

Amerika
Critica feroz al sistema de valores de los Estados Unidos de América, en especial al afán que tienen por “forzar” a otros países “a ser libres”. Rammstein quiso enmarcar la canción como una oposición a la política neo conservadora de George W. Bush pero escenas como la de la tribu africana enfrente del televisor comiendo pizza también dejan entrever la disconformidad con el modelo social occidental.

Ohne dich

Los miembros de Rammstein aparecen ataviados como escaladores en los años 20. Fue rodado en el Tirol austríaco. Durante el ascenso Till Lindemmann cae al vacío, resultando gravemente herido. La canción se detiene y durante un minuto solo se ve a los músicos sentados en el interior de una tienda de campaña, pasando el frío glacial, intentando curar el pie gangrenado de Lindemmann, mientras éste mira ausente la cima de la montaña. La música se reanuda y el grupo continúa escalando la montaña con el herido a hombros. Cuando alcanzan la cima, Lindemmann mira a su alrededor y muere con una sonrisa de satisfacción en los labios. 

Keine Lust

Sin duda una de sus propuestas más alucinantes, puesto que Rammstein interpreta la canción, caracterizados como obesos mórbidos, que parece se vuelven a juntar tras muchos años sin verse, como demuestran los instrumentos llenos de polvo. Un temazo para todos los headbanger.

Rosenrot

El video muestra a los integrantes de Rammstein como monjes de diversas confesiones que se reúnen en un apartado convento. Allí, Lindemmann es seducido por una joven menor de edad, tiene relaciones sexuales con ella, y esta le induce al asesinato de sus padres y marido. Es delatado por la propia joven por lo que al ser descubierto es torturado y ajusticiado por la muchedumbre del pueblo.

Mann gegen Mann

Los músicos aparecen totalmente desnudos tapándose únicamente con sus instrumentos, mientras se intercalan escenas de culturistas, embadurnados en aceite. La canción relata en primera persona y de forma metafórica, con amplias referencias culturales y dobles sentidos, la vida de un atormentado homosexual.

Haifisch

Uno de los videos más divertidos que recrea el funeral de Lindemmann mientras se intercalan los intentos de asesinato por parte de los otros miembros del grupo en diversos videos anteriores de la banda. Al final, desatada la bronca, descubren un ataúd vacío, al tiempo que Lindemmann desde una paradisíaca playa les envía una postal.

Pussy
La única canción de Rammstein en inglés (en realidad se alternan las estrofas en alemán e inglés) que ha tenido video propio y que más polémica levantó en su momento. Tuvo que ser estrenado en un portal de contenido para adultos, por sus escenas de sexo explícito entre los integrantes de la banda y actrices porno que interpretaban distintos personajes, así como roles propios de las relaciones sexuales (dominación, sado, sumisión,…) y que acaba con la eyaculación de los músicos. La interpretación nunca aclarada de manera oficial, podría venir en una critica a la doble moral entre una sexualidad explícita para con la mujer, cuyo cuerpo es representado como un objeto, y el tabú sobre la educación sexual. También se han abierto líneas que pondrían en solfa el turismo sexual, la dificultad que tienen las nuevas generaciones para tener sexo y las propias perversiones tanto individuales como colectivas.
 


Estos son unos cuantos de los vídeos de Rammstein. Hay material para pasarse una tarde reflexionado y disfrutando del mejor metal industrial, con una banda poderosa y sin límites tanto en lo creativo como en lo propositivo.





jueves, 22 de marzo de 2018

Y esto no es rugby



En primer lugar tengo que confesar que desde luego no quería escribir sobre rugby en este tono y sobre este tema. No se me pasaba por la cabeza -ni a nadie moderadamente próximo a este deporte- que haya que hablar, escribir e informarse sobre lo acontecido en Bruselas el pasado domingo, en lo que podría haber sido una fiesta y lo que debía de haber sido: una competición deportiva, fraternal y justa, de rugby.
Pero tras lo visto y vivido en el “pequeño Heysel” necesito explicar con unas líneas como me siento y como viví y vivimos estos momentos los miles de rugbiers, profesionales o aficionados en distintos ámbitos (jugadores, técnicos, periodistas, federativos, árbitros, etc.) tras ver como se usurpaba la posibilidad de disputar en buena lid la clasificación para el próximo Mundial de Rugby 2019, en Japón.
Debo decir, lo primero de todo, que no era yo muy optimista con las posibilidades de España, del XV del León. Consideraba a Rusia y Rumanía con mayores opciones, pero gracias a una muy buena disposición táctica -sobretodo defensiva- de la selección nacional se conseguía primero batir a Rusia en Krasnodar y luego ganar a Rumanía -eso sí, la peor Rumanía que yo he visto- en la Central. Estos dos resultados, a parte de asegurar las repescas de clasificación, ponían en “nuestra” mano el billete a Japón, al partido inaugural frente a la anfitriona, lo que podía y debía ser el espaldarazo definitivo para el rugby en nuestro país, y para el rugby español en el concierto internacional.
Tras apabullar en el trámite de la semana pasada a una muy desdibujada Alemania (que ya nos hizo el favor de ganar a Rumanía el año pasado) y comprobar, una vez más, como el Rey, Felipe VI el preparao, no tiene ningún problema para empaparse de los éxitos de otros para salvar la supuesta necesidad y conveniencia de su arcaica institución, nos poníamos en disposición de celebrar la clasificación para un Mundial, la segunda en la historia, tras la del año 99 en Gales.
Según se acercaba el día todos estábamos expectantes, más ilusionados, más nerviosos. Se preparaban viajes a la capital belga y se organizaban comidas con familia, amigos y compañeros de empuje, para eso mismo, para empujar y para disfrutar de un hito histórico de nuestro rugby y del deporte patrio.
Pero toda esa ilusión se vino abajo un par de horas después, en las que tanto los que habían estado en el estadio, como los que lo vimos por televisión, nos encontrábamos furiosos y abatidos, no por la derrota sino por la perversión hacia el rugby: hacia ese sentimiento fraternal y de respeto que veneramos y defendemos en cada charla y tertulia de barra de bar.
Nos habían robado el alma de lo que amamos. Habían pervertido el espíritu reverencial del rugby.
A tener en cuenta:
  1. Hay que decir antes de entrar en profundidad, que España mereció la derrota. No jugamos bien. No entendimos bien los condicionantes, como el campo (sus dimensiones y su estado) ni el arbitraje y fallamos en la estrategia de partido. El XV del León entró nervioso, lo que puede ser normal, pero cayó en la desesperación, lo que también fue lógico, y así se hizo imposible ganar. Enfrente Bélgica, que son un buen equipo sin más, inferior por supuesto, pero que aprovechando lo que les permitió el árbitro y utilizando muy bien el pie, siempre llevo la iniciativa. Sin embargo España se convirtió en previsible jugando por posesión y no por ocupación, no utilizando el recurso del pie para ganar metros y poniéndoselo fácil al árbitro que ya venía predispuesto a ello. Mientras tanto Bélgica se sentía impune en el campo y reforzaba su idea de juego gracias a un arbitraje parcial y asimétrico que permitió todo a unos y nada a los otros.
  2. Me parece inconcebible y una chapuza a la vista del resultado interesada, que el partido decisivo que daba la plaza 2 Europa, de clasificación directa para un Mundial, se juegue en un recinto que no sólo no cumple unas mínimas condiciones en dimensiones y calidad del terreno de juego (lo que valió como excusa para que Bélgica negará la posibilidad de entrenar el día antes en el mismo a España, algo que en el mundo del rugby, sobretodo para los pateadores, puede ser decisivo) sino que además imposibilitaba una buena realización televisiva que hubiera favorecido la presencia del TMO, el video arbitraje, solicitud puesta por la Federación Española y denegada por Rugby Europa aduciendo las condiciones del estadio. No se nos puede olvidar decir que en Rugby Europa manda el Presidente de la Federación Rumana, Octavian Morariu. Baste comparar el estadio donde Uruguay consiguió su clasificación mundialista hace unas semanas.
  3. A Morariu le dieron igual las reclamaciones para cambiar la designación arbitral para este último partido, donde estaba un compatriota, el ya célebre Vlad Iordaneschu. Apeló a la pureza y el respeto al árbitro, ancestrales valores del rugby. Para este sujeto pisar y enfangar cualquier cosa valía para lograr la clasificación directa para Rumanía, y seguramente, cobrar los derechos de emisión en su país. Insisto, jugar el partido inaugural es muy importante. Y eso sin entrar en el juego de las apuestas donde la victoria belga se pagaba en torno a los 5 euros por euro apostado (España se pagaba a 1,18). Un rumano que pone a otro rumano para arbitrar un partido en el que Rumanía puede o no acabar clasificándose. Definición de sospechoso.
  4. Ya existen artículos y videos donde se analizan la cadena de errores flagrantes del árbitro Iordaneschu. Particularmente, y tras dos visionados del partido con toda la modestia que atesoró, puedo decir que ya desde los primeros minutos vi una clara intencionalidad: Mientras se sucedían las infracciones y los retenidos españoles a los pocos segundos de ser placado un jugador, Bélgica acumulaba rucks de hasta 10 segundos. No se frenaba la dureza del XV local que paraba como podía (placajes al cuello, lanzarse por encima del placado, entradas desde el lateral, etc.) a España.
  5. Muy dolorosa fue también la interpretación en las fases estáticas, donde Iordaneschu igualó fuerzas permitiendo el giro y el levantamiento de los belgas en las melés; la obstaculización irregular de los mauls, donde España era netamente superior y sin embargo vio como perdía balones por retenidos o inexistentes infracciones de pantalla. En definitiva, una interpretación de la norma al uso, castigando a unos y premiando a otros.
  6. También en los castigos fue díscolo Iordaneschu. Castigo con amarilla a un pilier español en una infracción que se invento, y dejo sin castigar con el sin bin preceptivo tanto varios placajes altos, como un palmeo intencionado cuando España luchaba por la remontada. Tampoco escapo la interpretación de la ley de la ventaja que le sirvió para oportunamente ir hacia atrás en una jugada hispana, cuando se lanzaban en franca posibilidad de ensayo inventando un adelantado totalmente inexistente.
  7. Para rematar su estelar actuación, Iordaneschu se invento dos infracciones hispanas con 15-10 en los minutos finales para dar aire a una agotada Bélgica que veía peligrar el resultado. Primero pitando un inexistente parcial en la touch y después para regalar un golpe de castigo centrado a los belgas que pasaron para dejar sin apuros el 18-10 final.
  8. 28 golpes de castigo pitó a España Iordaneschu, por 11 belgas, cuando la media del XV del León en el torneo era de 8, y cuando el reparto de la posesión del balón estuvo a casi el 50% y se jugo más en el medio campo belga.
  9. Al final, derrota española. Rumanía clasificada para el Mundial, y los jugadores españoles impotentes ante la rabia cercando, insultando y aplaudiendo con sarcasmo al trío arbitral que tuvieron que salir en un coche que les esperaba en marcha.
Unas imágenes muy dolorosas para el rugby, para el deporte. Para quienes defendemos este maravilloso juego, esta filosofía de vida, como es el rugby, como la más idónea y necesaria para acercar a nuestras vidas y a las de las nuevas generaciones. Adiós al respeto, a la imagen de los caballeros embarrados saludando con cortesía. Un dolor que va a traer consecuencias:
  1. Como deportista entiendo la reacción, la rabia, de los jugadores españoles a los que les habían robado en la cara la posibilidad de jugar un Mundial. El rugby es un deporte de caballeros, pero no de imbéciles que aceptan que les quiten un sueño hecho en base a trabajo e ilusión. Puede parecer que esa trifulca final estuviera fuera de lugar pero también tenemos que entender el daño tremendo hecho a un rugby en ciernes, como el español. No sólo a esta generación a la que cierran, de momento, el camino al Mundial, sino a un plan estratégico que valiéndose de este impulso quiere o al menos intenta articular un proyecto que haga del rugby una posibilidad más en la práctica deportiva en todo el territorio español. En el rugby, cada metro, cada centímetro ganado se defiende frente a todo y ante todos. Y el domingo cuando un árbitro nos robaba en la cara, aunque exista ese código reverencial y de respeto hacia su figura, yo no me hubiera quedado en aplaudirle irónicamente. Probablemente le hubiera partido la cara. Y esto no es rugby.
  2. Cada día que pasa más voces autorizadas del mundo del rugby se suman al hastag #JustificeForSpainRugby, y claman por la repetición del partido con un arbitraje justo e imparcial. De momento no voy a ir por ahí, pero lo que si que es fundamental es investigar lo sucedido y depurar responsabilidades para sacar de los órganos directivos del rugby europeo y mundial a personajes como Moriaru y compañía, que ensucian nuestro noble nombre por intereses económicos y por la perpetúa lucha de poder en la cúspide de la pirámide rugbística mundial. Y esto no es rugby.
  3. Doy por hecha que los jugadores españoles que participaron en la trifulca final tendrán sanciones duras y ejemplares de World Rugby con el ánimo de sentar precedente y salvaguardar el respeto al árbitro. También considero hecha la sanción a perpetuidad para el árbitro rumano Iordaneschu y el resto del trío arbitral, así como también para quienes permitieron tal designación. Pero World Rugby tiene que tomar muchas más cartas en el asunto: Investigación y echar a todos los corruptos. Estipular una normativa para que las federaciones que aspiran o al menos participan en las clasificaciones de la Copa del Mundo pongan y tengan los medios necesarios para una justa competición. Sobretodo entrando en la mafiosa Rugby Europa donde se toleran por interés campos de juego internacionales como el pequeño Heysel o en materia de designaciones de árbitros o delegados, dando transparencia y pulcritud y garantizando las mejores condiciones de desarrollo del juego de manera justa y segura.
    Y esto no es rugby.
  4. Después del partido del domingo y a expensas de lo que ocurra en los próximos días, España tiene ante sí dos repescas: La primera, ganando a Portugal y luego a Samoa; la segunda, si se pierde con los polinesios en un cuadrangular frente a Canada, y las selecciones que vengan de la competición africana y asiática. Hay que asumir, que World Rugby va a sancionar y duramente a los jugadores que participaron en la tangana final, y que habrá que construir un equipo prácticamente nuevo para esos partidos.
  5. Desde luego la única salida para salvaguardar el honor y el buen nombre del rugby es la repetición del partido. No hay otra. Que Rumanía se gane en el terreno de juego de una manera justa su clasificación -por qué no con una nueva victoria belga frente a España-. Evidentemente, insisto, en este caso España afrontaría frente a Bélgica un partido con bastantes e importantes jugadores sancionados (y algún nuevo lesionado). Pero es la única manera de hacer, que en este momento, de expansión del rugby, como práctica deportiva y sobretodo -y eso le hace tan jugoso y propicio a las corruptelas-, como afición y método de esparcimiento televisivo se puedan mantener los valores de respeto y caballerosidad que lo encumbran.
Hay mucho dinero en juego, si, pero sobretodo, por encima de todo, esta la reverencia ancestral al rugby. Unos valores y un legado con más de 150 años de historia que no pueden enturbiarse por los intereses particulares de personajes oscuros. No dejemos morir el rugby.

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

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