Otras
ocasiones ya he escrito sobre el insoportable
hedor de la cotidianidad,
la rutina mugrienta, de este país, llamado España.
Estos
son sólo algunos comentarios sobre las noticias de hoy, un día
cualquiera (o no), en #Españistan:
Anoche
el Tribunal
Supremo
completaba su traición a los valores democráticos más elementales,
y fallaba, de forma reñida, a favor de la banca en el tema de las
hipotecas y ver quien pagaba los tributos de su constitución, si los
ciudadanos como avaló la instancia superior, o las entidades
bancarias que son las que hacen el negocio. Así se desdecía del
auto expresado por la sala creada técnicamente para dirimir este
asunto. La bolsa bajaba y empezaron los movimientos
en la sombra para frenar tal tropelía a los que mandan.
No
está de más recordar que la banca ha hecho negocio especulativo con
las hipotecas firmadas por sus clientes, por lo cual recibieron un
beneficio económico no sólo por el funcionamiento normal de un
contrato hipotecario, sino también en los mercados de especulación
financieros. De ahí partía la necesidad de pasarles a ellos el pago
de este impuesto. Pero la
injerencia de los poderes económicos es real
y evidente sin importar el desprestigio a la máxima institución de
la Justicia en Españistán, justo ahora, que va a tener que juzgar
lo ocurrido en octubre del año pasado en Catalunya, lo que puede
marcar el rumbo del país en el corto y medio plazo.
Unas
horas antes el Tribunal
de Derechos Humanos de la Unión Europea
con sede en Estrasburgo desautorizaba al estado español al fallar
que el juicio contra Arnaldo Otegui había carecido de las más
mínimas garantías legales y democráticas, lo que había llevado a
una sentencia condenatoria, marcada de antemano. Un prejuicio lanzado
por los poderes fácticos del estado y la derecha franquista que
lleva al post juicio en toda Europa de que seguimos siendo un estado
autoritario y con poca o ninguna, decencia.
A
los cínicos dirigentes de la derecha española (Casado, Rivera o
Abascal) no les veo indignados porque no se respeten los Derechos
Humanos en España, o porque el Tribunal Supremo juzgue en favor de
la banca y en contra del beneficio ciudadano. Estarán inaugurando el ático de lujo que se ha comprado en pleno centro de Madrid, la
familia del opositor venezolano y condenado por homicidio, Capriles.
Este es el nivel de la derecha tan “nuestra”.
Españistan
es ese país en el que un personaje que responde al alias de
“Comisario
Villarejo”
guarda en cajas de zapatos horas y horas grabadas de conversaciones
privadas con altos estandartes del estado, desde la corona, a la
judicatura pasando por los partidos políticos. A todos ellos los
tiene cogidos por los huevos en un chantaje,
parte de lo que llamamos las cloacas del Estado,
que es impropio de un estado moderno de derecho, pero que aquí
tenemos como una eventualidad propia de un pasado no resuelto, en el
que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, siguen
considerándose en un espacio de la realidad superior, con plenos
poderes para amedrentar y castigar a todos.
Somos
un país escandalizado porque un humorista se suena los mocos con una bandera.
Le pedimos tanta responsabilidad a los artistas que hacen humor o
canciones y pasamos por alto todo el rastro de fechorías y
corrupciones que han laminado por siempre el futuro de las y los
trabajadores.
El
presupuesto en Defensa se dispará mientras no se le sube la pensión
al IPC a los jubilados, no se aplican subidas de convenio y aumenta
la precariedad laboral a niveles insoportables.
Todo ello mientras nos inundan los falsos autónomos de las
multinacionales “colaborativas” que se llevan sus beneficios a
paraísos fiscales.
Pagamos por la luz, el gas y las telecomunicaciones muy por encima de su
valor real y de los estándares europeos, porque lo que en realidad
ponemos es la plusvalía
otorgada al sistema de las puertas giratorias
que retro alimenta la conveniencia entre la alta política y la alta
empresa a costa del sudor y las necesidades de los trabajadores.
Mientras
tenemos que pagarle sin saber por qué un viaje a Bangkok (destino
turístico predilecto para el sexo y la pedrastía) a un senador del
PP y a un diputado de Ciudadanos. También hay que acoquinar la dieta
a Pablo Casado por ser diputado, pese a tener casa en Madrid. Y
seguir aguantando a gentuza como Celia Villalobos, Jesús Posadas y
otro montón de caraduras que no sólo viven
de nuestros impuestos sin haber aportado nada a nuestra sociedad,
sino que además, pervierten
y convierten la democracia en algo manoseado,
turbio y en un lucrativo y provechoso método de vida.
Crecen
cada día las víctimas en la carretera, por el deplorable
estado de abandono que tienen (y también porque conducimos peor).
Crecen cada día las víctimas en el tajo
por las políticas de des
regulación
de las relaciones laborales, sobretodo en lo que afecta a la salud y
seguridad del trabajador, mientras se lucha contra la disidencia sindical. Crecen las víctimas de violencia machista.
Crecen las víctimas por haber perdido una Sanidad y unos Servicios Sociales (y también una educación) de calidad y garante de
igualdad, cuando socializaron
las perdidas y tuvimos que pagarlas con los derechos de todas y
todos.
Esta
mañana el Presidente de la Generalitat de Catalunya ha expresado en
el Parlament la ruptura de negociación presupuestaria
con el Gobierno de Pedro Sánchez. Los escritos desquiciados de fiscalía y abogacía del estado hacia las personas que lideraron
desde arriba el
Procès
determinan la agenda política de los próximos meses que si no media
rectificación acabarán en un adelanto electoral. Algunos deberían
de recordar quienes han llevado la situación a dónde está, que no
somos los ciudadanos que nos beneficiaríamos
de unas pequeñas medidas sociales por primera vez en casi una
década. Conviene no olvidar que la vieja guardia de la burguesía
catalana es quien lleva la voz cantante en la situación y que más
allá de banderitas
y
lacitos
buscan
perpetuar sus beneficios de clase.
Día
si y día también siguen saliendo los escándalos
con Hacienda de los ricos y poderosos,
tan ocupados ellos de decirnos a todos los demás, a la clase
trabajadora, cómo
vivir y cómo
votar, que les hace “no estar al corriente con Hacienda”. Ahora es Vargas Llosa el que tiene que regularizar su situación. Lo hará
sin miedo a actuaciones de la fiscalía, tan ocupada en juzgar a
quien roba un bocadillo “porque tenía hambre”, como para
perseguir los miles de millones que roban los defraudadores y
corruptos.
Para
uno de esos canales de la TDT ayer fue un día perfecto para
dedicarle su prime
time
a un narcotraficante que lejos de arrepentimientos y
postureo por
interés
de no ser condenado, sigue viviendo como si tal cosa, dando una
patina de normalidad y moralidad a su legado, que no es otro que el
de arruinar
a las familias obreras gallegas, envenenar a sus jóvenes y lastrar
el futuro y la esencia de toda la región.
El
cambio climático avanza
sin que a nadie le importe. Perdemos biodiversidad a cada minuto y se
degradan espacios naturales todo porque pusimos el Medio Ambiente
como un bien más sobre el que el mercado pudiera maximizar su
beneficio.
Y
tenemos a un Gobierno legítimo, con mayoría en el Parlamento
(recordemos, en un sistema parlamentario) manteniendo
un pulso con la familia Franco y la iglesia católica española,
para recuperar algo de dignidad y Memoria Histórica, y no acabar con
un mausoleo celebrando el fascismo y el franquismo en pleno centro de
Madrid.
Y
podía seguir comentando noticias de un día cualquiera porque el
estado de descomposición es tal que aún no muerto el régimen, nos
sentimos sucios y desesperados, entre sollozos y gritos de rabia, por
la desvergüenza continua de un poder oligárquico, cleptocrático,
plutocrático, nauseabundo y descorazonador, que nos
avergüenza a quienes pensamos, sabemos y deseamos un país mejor.
Con
sus estertores previos a la muerte -y por lo tanto a su condena y
construcción
de
algo mejor- envilece la situación general, provocando
miedos y violencia a partes iguales. La radicalización de la derecha más rancia, cutre, homicida y caínita es un ejemplo de ello. Los
que antes se ofendían si les llamabas fachas o franquistas, hoy se
sienten legitimados a resaltar una herencia de odio, destrucción,
muerte y atraso, porque enfrente no han tenido las respuestas
institucionales, pero también colectivas, para contar la historia y
restaurar la memoria de quienes lucharon por la libertad y la
democracia.
La
estafa
llamada crisis
y su respuesta desmontando el estado del bienestar de las
socialdemocracias liberales ha causado tanto dolor que ha
envalentonado y sacado los peores comportamientos. Se socializaron
las pérdidas, se empeoró la vida y expectativas de varias
generaciones y así muchos incautos no encuentran otra respuesta que
les de consuelo y cierta ilusión de futura mejora que en el
populismo de extrema derecha.
Y
mientras todo esto pasaba, ayer
fallecían
18 inmigrantes en Cádiz
tratando de llegar a las costas españolas (y europeas).
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