Mientras
la derecha, PP+Cs+Vox, pugnaban por ver quien la tenía más grande,
la bandera, ese animal político que se está descubriendo en Pedro
Sánchez y un
Pablo Iglesias, a quien ya no se le discute su liderazgo en Unidos
Podemos, aparecían con un acuerdo presupuestario que venía a
mejorar, a grandes rasgos, las condiciones de vida de la clase
trabajadora.
La
medida estrella es el anuncio de la subida del SMI (Salario Mínimo
Interprofesional) de 300 euros, hasta los 950. Ni siquiera 1000€
que deberían de ser el estándar mínimo de supervivencia de un
ciudadano en la España de Viva el Rey, teniendo en cuenta que
tirando precios por lo bajo unos 500€ se van en vivienda, unos 300€
en alimentación, unos 100€ en transporte y otros escandalosos
200€ en suministros eléctrico, agua, gas o telecomunicaciones.
Repito, tirando por lo bajo. Muy por lo bajo.
Aún
así está limosna, que apenas sube unos 50€ lo pactado por Rajoy,
patronal y sindicatos vende obreros, el pasado diciembre, está
recibiendo las
algaradas de quienes lamentan que tal subida vaya a obligar a cerrar
empresas y
el subsiguiente incremento del paro.
Sinceramente,
si por pagar 1000€ de SMI a sus trabajadoras una empresa cierra,
merece cerrar y seguramente algunas cosas más. Con esclavos
cualquier negocio funciona y no merecen más que por mi parte y la de
toda la clase trabajadora que
asco y beligerancia.
Ese
mismo asco y beligerancia es para una derecha resentida y desnortada
que ha clamado al cielo y a Bruselas ante el anuncio de presupuestos,
augurando primero la ruina para el Estado y después
el
chantaje que los nacionalistas hacen al gobierno.
Olvidan,
interesadamente por supuesto, en éste momento tres apartados
esenciales:
- Las familias de trabajadores y trabajadoras de este país han soportado la totalidad de los ajustes que el Estado tuvo que hacer por la avaricia e inoperancia de los bancos. Fueron la Sanidad, la Educación, la dependencia y los servicios sociales las partidas más retraídas en los últimos 8 años. Y fueron los salarios tanto en cantidad, como en condiciones laborales (esas reformas laborales que todavía nadie del gobierno discute en eliminar) los que han minado la vida de las personas. Todo para salvaguardar a los bancos alemanes y a las indemnizaciones de los golfos y corruptos que nos han llevado a donde estamos.
- El legítimo (porque así lo ha decidido el Parlamento de una democracia parlamentaria) gobierno ha presentado un legítimo acuerdo presupuestario con una de las fuerzas con las que convive en el hemiciclo. Hace dos años salió la composición actual y es con negociación y política con lo que a de tirar hacia adelante el país.
- Estos mismos partidos de ultra derecha, PP y Cs, hace no tanto defendían subidas similares, incluso mayores para acercarnos a la media europea en SMI. Eran los momentos en los que se acercan las elecciones y había que hacer campaña.
Tal
presupuesto expansivo se sustenta en una política impositiva
expansiva que prevé recaudar más gracias a un gravamen mayor sobre
el IRPF de las rentas más altas (130.000€) y sobre el Patrimonio.
Subidas, que en total no afectarían a más de 150.000 españoles, si
es que no han sacado ya la pasta a paraísos fiscales. También se
agilizaría la creación del impuesto sobre las transacciones
financieras (Tasa Tobin) y el impuesto “Google” para las
tecnológicas. Además, se consolidaría una cuota para autónomos
fija, más barata que la actual y en dependencia de la facturación
por tramos.
Por
lo tanto queda claro que lo de pagar ni clases medias, ni a la
mayoría de la población como Rivera y Casado y sus acólitos claman
en cuanto tienen un micrófono delante. De
hecho, me parece insultante que el líder de la oposición vaya a
Alemania a quejarse de que nos quieren subir el sueldo a todos los
curritos,
y no a quejarse por ejemplo de que empresas como Vestas en León o
Alcoa el Asturias y Galicia se marchen dejando miles de desempleados
y después de haber cobrado cientos de miles de euros en subvenciones
públicas. Pero claro, el radical soy yo.
Y
aún con todo, debo
recordar que
Podemos ha sacado las migajas al PSOE. No se cuestiona de
momento, la fiscalidad de las grandes empresas, las del IBEX35 que
con un tipo nominal del 25% sólo cotizan al 6%. Tampoco se ha
plasmado la renuncia al “austercidio”
expresado en la violada Constitución con su artículo 135. Las
Reformas laborales siguen vigentes y parece que para mucho tiempo. A
la electricidad se le seguirá aplicando un IVA al 21% y los
productos de higiene femenina seguirán manteniendo ese mismo tipo.
Es
lo que tenemos ahora mismo. La supervivencia del Régimen del 78 más
violentada que nunca. Con el “turnismo”
entre liberalismo-franquismo y socialdemocracia. Con el PSOE ahora en
el poder y con Unidos Podemos contento de ser la pata “progre”
y de haber canalizado en las instituciones herederas del franquismo
lo que era tanta indignación y acción hace 7 años.
Es
tal la mascarada que Unidos Podemos ha asumido el papel de Ministerio
sin cartera, y Pablo Iglesias el de ministro representante con sus
negociaciones públicas con personas vinculadas al independentismo
catalán como Junqueras o Puigdemont. No sabemos si Pedro Sánchez se
lo solicitó como parte del pacto (si es así, es otro golazo del
Kent de Ferraz) o si Iglesias ha pedido por
pura iniciativa
ser la diana de la caverna mediática, pero desde luego se
están asumiendo funciones y comportamientos que eran precisamente
los que se denunciaban al grito de “No nos representan”.
Todo
en un escenario en el que el
descalabro del país es tal que hoy mismo y cada día, asistimos
atónitos y a la vez hastiados a la descomposición del Régimen del
78. Este fin de semana hemos visto una de las mayores injerencias de
la política y la economía en la Justicia que yo recuerde, no sólo en España, sino en el mundo entero. El Tribunal Supremo contradecía al Constitucional el día después de que
éste
avalara
que fueran
los bancos quien pagasen
los impuestos en la formación de hipotecas, lo que produjo la caída
de
estos en bolsa, y seguramente una suerte de llamadas, órdenes y
contra órdenes para parar in
extremis
una sentencia que devolvía dignidad al ciudadano. No tengáis duda
de que si esto hubiera sido en Venezuela hubiera abierto telediarios.
No
siendo desgraciados en esto, los españoles y españolas tenemos que
sufrir el chantaje de las energéticas, empresas antes nacionales,
riqueza nacional, usurpada por Aznar el miserable, y que ahora hoy,
imponen tarifas y facturas completamente abusivas y medidas
desproporcionadas.
Al
mismo tiempo, siguen saliendo más y más detalles de los casos de
corrupción y nepotismo de
políticos, empresarios y banqueros,
de abusos de poder y chantajes de una élite policial orgullosamente mafiosa y fascista, que trabaja con ahínco para
castigar a la disidencia, aunque fuera con pruebas falsas y que es
incompetente junto a esa Justicia, para encerrar a violadores,
corruptos, reincidentes y malhechores.
La
Iglesia Católica sigue conchabando como un poder fáctico más, como
nacional catolicismo, validado por los anti constitucionales Acuerdos de la Santa Sede, y al tiempo se desmorona la monarquía como
institución. Durante 40 años las revistas del corazón nos habían
“informado” de lo preparado, moderno y resolutivo que era el
príncipe y resulta que coronado, hemos cambiado a un borrachín
pendenciero por un nuevo Fernando VII, clasista y reaccionario.
Al
tiempo tenemos un arco parlamentario más polarizado que nunca: Una
derecha fraccionándose y con una deriva hacia la ultra derecha,
critica. Una izquierda encantada de haberse conocido y entusiasmada
con su papel de garantista del régimen que conseguirá tibias
medidas sociales en la ensalada del capitalismo, pero sin cuestionarlo. Y en el centro, no
podemos olvidarnos, de millones de ciudadanos que legítimamente se
definen en ese espacio y que están siendo absorbidos, probablemente
hasta que se reconduzca el cisma en la derecha, por un PSOE que en
menos de 6 meses ha pasado de la cuarta posición y descolgándose a
liderar y ampliar ventajas en intenciones de voto. Todo ello gracias
a la maniobra de Pedro Sánchez con la moción de censura de junio.
Y
por ahí quedamos la clase trabajadora, huérfana y ausente de
liderazgos eficaces y legítimos. Frente al juego que Podemos,
Izquierda Unida y la élite sindical hacen al PSOE, no queda más
remedio que armarse, organizarse, seguramente de manera autónoma y
levantar una política alternativa, independiente y de clase. Hay
espacio a la izquierda para liderar un discurso de conciencia obrera
y comprometido en mejorar de verdad la vida de millones de personas
en éste país y en el mundo. Hay que volver a la calle, a la
asamblea y a reivindicar políticas que mejoren el estado de las
cosas, que garanticen la igualdad (en todos sus escenarios) y la
supervivencia del medio ambiente. Pero antes, hay que encontrar ganas
para hacerlo.
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