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lunes, 22 de octubre de 2018

La foto de los presupuestos



Mientras la derecha, PP+Cs+Vox, pugnaban por ver quien la tenía más grande, la bandera, ese animal político que se está descubriendo en Pedro Sánchez y un Pablo Iglesias, a quien ya no se le discute su liderazgo en Unidos Podemos, aparecían con un acuerdo presupuestario que venía a mejorar, a grandes rasgos, las condiciones de vida de la clase trabajadora.
La medida estrella es el anuncio de la subida del SMI (Salario Mínimo Interprofesional) de 300 euros, hasta los 950. Ni siquiera 1000€ que deberían de ser el estándar mínimo de supervivencia de un ciudadano en la España de Viva el Rey, teniendo en cuenta que tirando precios por lo bajo unos 500€ se van en vivienda, unos 300€ en alimentación, unos 100€ en transporte y otros escandalosos 200€ en suministros eléctrico, agua, gas o telecomunicaciones. Repito, tirando por lo bajo. Muy por lo bajo.
Aún así está limosna, que apenas sube unos 50€ lo pactado por Rajoy, patronal y sindicatos vende obreros, el pasado diciembre, está recibiendo las algaradas de quienes lamentan que tal subida vaya a obligar a cerrar empresas y el subsiguiente incremento del paro.
Sinceramente, si por pagar 1000€ de SMI a sus trabajadoras una empresa cierra, merece cerrar y seguramente algunas cosas más. Con esclavos cualquier negocio funciona y no merecen más que por mi parte y la de toda la clase trabajadora que asco y beligerancia.
Ese mismo asco y beligerancia es para una derecha resentida y desnortada que ha clamado al cielo y a Bruselas ante el anuncio de presupuestos, augurando primero la ruina para el Estado y después el chantaje que los nacionalistas hacen al gobierno.
Olvidan, interesadamente por supuesto, en éste momento tres apartados esenciales:
  1. Las familias de trabajadores y trabajadoras de este país han soportado la totalidad de los ajustes que el Estado tuvo que hacer por la avaricia e inoperancia de los bancos. Fueron la Sanidad, la Educación, la dependencia y los servicios sociales las partidas más retraídas en los últimos 8 años. Y fueron los salarios tanto en cantidad, como en condiciones laborales (esas reformas laborales que todavía nadie del gobierno discute en eliminar) los que han minado la vida de las personas. Todo para salvaguardar a los bancos alemanes y a las indemnizaciones de los golfos y corruptos que nos han llevado a donde estamos.
  2. El legítimo (porque así lo ha decidido el Parlamento de una democracia parlamentaria) gobierno ha presentado un legítimo acuerdo presupuestario con una de las fuerzas con las que convive en el hemiciclo. Hace dos años salió la composición actual y es con negociación y política con lo que a de tirar hacia adelante el país.
  3. Estos mismos partidos de ultra derecha, PP y Cs, hace no tanto defendían subidas similares, incluso mayores para acercarnos a la media europea en SMI. Eran los momentos en los que se acercan las elecciones y había que hacer campaña.
Tal presupuesto expansivo se sustenta en una política impositiva expansiva que prevé recaudar más gracias a un gravamen mayor sobre el IRPF de las rentas más altas (130.000€) y sobre el Patrimonio. Subidas, que en total no afectarían a más de 150.000 españoles, si es que no han sacado ya la pasta a paraísos fiscales. También se agilizaría la creación del impuesto sobre las transacciones financieras (Tasa Tobin) y el impuesto “Google” para las tecnológicas. Además, se consolidaría una cuota para autónomos fija, más barata que la actual y en dependencia de la facturación por tramos.
Por lo tanto queda claro que lo de pagar ni clases medias, ni a la mayoría de la población como Rivera y Casado y sus acólitos claman en cuanto tienen un micrófono delante. De hecho, me parece insultante que el líder de la oposición vaya a Alemania a quejarse de que nos quieren subir el sueldo a todos los curritos, y no a quejarse por ejemplo de que empresas como Vestas en León o Alcoa el Asturias y Galicia se marchen dejando miles de desempleados y después de haber cobrado cientos de miles de euros en subvenciones públicas. Pero claro, el radical soy yo.
Y aún con todo, debo recordar que Podemos ha sacado las migajas al PSOE. No se cuestiona de momento, la fiscalidad de las grandes empresas, las del IBEX35 que con un tipo nominal del 25% sólo cotizan al 6%. Tampoco se ha plasmado la renuncia al “austercidio” expresado en la violada Constitución con su artículo 135. Las Reformas laborales siguen vigentes y parece que para mucho tiempo. A la electricidad se le seguirá aplicando un IVA al 21% y los productos de higiene femenina seguirán manteniendo ese mismo tipo.
Es lo que tenemos ahora mismo. La supervivencia del Régimen del 78 más violentada que nunca. Con el “turnismo” entre liberalismo-franquismo y socialdemocracia. Con el PSOE ahora en el poder y con Unidos Podemos contento de ser la pata “progre” y de haber canalizado en las instituciones herederas del franquismo lo que era tanta indignación y acción hace 7 años.
Es tal la mascarada que Unidos Podemos ha asumido el papel de Ministerio sin cartera, y Pablo Iglesias el de ministro representante con sus negociaciones públicas con personas vinculadas al independentismo catalán como Junqueras o Puigdemont. No sabemos si Pedro Sánchez se lo solicitó como parte del pacto (si es así, es otro golazo del Kent de Ferraz) o si Iglesias ha pedido por pura iniciativa ser la diana de la caverna mediática, pero desde luego se están asumiendo funciones y comportamientos que eran precisamente los que se denunciaban al grito de “No nos representan”.
Todo en un escenario en el que el descalabro del país es tal que hoy mismo y cada día, asistimos atónitos y a la vez hastiados a la descomposición del Régimen del 78. Este fin de semana hemos visto una de las mayores injerencias de la política y la economía en la Justicia que yo recuerde, no sólo en España, sino en el mundo entero. El Tribunal Supremo contradecía al Constitucional el día después de que éste avalara que fueran los bancos quien pagasen los impuestos en la formación de hipotecas, lo que produjo la caída de estos en bolsa, y seguramente una suerte de llamadas, órdenes y contra órdenes para parar in extremis una sentencia que devolvía dignidad al ciudadano. No tengáis duda de que si esto hubiera sido en Venezuela hubiera abierto telediarios.
No siendo desgraciados en esto, los españoles y españolas tenemos que sufrir el chantaje de las energéticas, empresas antes nacionales, riqueza nacional, usurpada por Aznar el miserable, y que ahora hoy, imponen tarifas y facturas completamente abusivas y medidas desproporcionadas.
Al mismo tiempo, siguen saliendo más y más detalles de los casos de corrupción y nepotismo de políticos, empresarios y banqueros, de abusos de poder y chantajes de una élite policial orgullosamente mafiosa y fascista, que trabaja con ahínco para castigar a la disidencia, aunque fuera con pruebas falsas y que es incompetente junto a esa Justicia, para encerrar a violadores, corruptos, reincidentes y malhechores.
La Iglesia Católica sigue conchabando como un poder fáctico más, como nacional catolicismo, validado por los anti constitucionales Acuerdos de la Santa Sede, y al tiempo se desmorona la monarquía como institución. Durante 40 años las revistas del corazón nos habían “informado” de lo preparado, moderno y resolutivo que era el príncipe y resulta que coronado, hemos cambiado a un borrachín pendenciero por un nuevo Fernando VII, clasista y reaccionario.
Al tiempo tenemos un arco parlamentario más polarizado que nunca: Una derecha fraccionándose y con una deriva hacia la ultra derecha, critica. Una izquierda encantada de haberse conocido y entusiasmada con su papel de garantista del régimen que conseguirá tibias medidas sociales en la ensalada del capitalismo, pero sin cuestionarlo. Y en el centro, no podemos olvidarnos, de millones de ciudadanos que legítimamente se definen en ese espacio y que están siendo absorbidos, probablemente hasta que se reconduzca el cisma en la derecha, por un PSOE que en menos de 6 meses ha pasado de la cuarta posición y descolgándose a liderar y ampliar ventajas en intenciones de voto. Todo ello gracias a la maniobra de Pedro Sánchez con la moción de censura de junio.
Y por ahí quedamos la clase trabajadora, huérfana y ausente de liderazgos eficaces y legítimos. Frente al juego que Podemos, Izquierda Unida y la élite sindical hacen al PSOE, no queda más remedio que armarse, organizarse, seguramente de manera autónoma y levantar una política alternativa, independiente y de clase. Hay espacio a la izquierda para liderar un discurso de conciencia obrera y comprometido en mejorar de verdad la vida de millones de personas en éste país y en el mundo. Hay que volver a la calle, a la asamblea y a reivindicar políticas que mejoren el estado de las cosas, que garanticen la igualdad (en todos sus escenarios) y la supervivencia del medio ambiente. Pero antes, hay que encontrar ganas para hacerlo.

domingo, 2 de julio de 2017

40 años de In modélica Transición

Tras muchos años de lucha Ascension Mendieta puede velar a su padre Timoteo @ARMH_Memoria

El pasado martes se celebraba en el Congreso de los Diputados el acto conmemorativo sobre la celebración de las primeras elecciones "democráticas" tras 40 años de dictadura fascista. Del acto oficial ha trascendido mayoritariamente, la queja del Rey emérito por su exclusión, pasando de tapadillo por el hecho de que el actual monarca, denominará por primera vez, como dictadura a ese período nefasto y tenebroso de nuestra historia, que para algunos, los fachas de siempre, resulta de absoluta paz y candidez. Ni una palabra sobre las más de 150.000 víctimas de la represión, la tortura y la sanguinaria violencia franquista que siguen desaparecidos por las cunetas y las tapias de los cementerios de éste país. Tampoco sobre los exiliados. Y mucho menos hubo mención alguna al privilegado estatus adquirido por la oligarquía y la iglesia católica o el estado del ejército y la judicatura nacional, herederas todas ellas de los designios de una dictadura fascista.
Al mismo tiempo Unidos Podemos y otras fuerzas de la izquierda en el Parlamento organizaban un acto paralelo para homenajear a quienes verdaderamente lucharon por la democracia, la legalidad y la dignidad de la clase trabajadora. A quienes se jugaron la vida, sufrieron torturas, exilios, persecuciones y la muerte y desgracia de sus familiares, amigos y compañeros. Un homenaje merecido y necesario porque cuando se habla de impunidad hay que ir más allá de buscar a los culpables, por supuesto clave, sino también dar respuesta a las víctimas.
Cuando se refieren a la “modélica” transición lo hacen desde su punto de vista. Del de quienes ostentan desde el alzamiento de 36 el poder. De quienes usurpan la voluntad popular de éste país desde hace 80 años. Una transición modélica para quienes quisieron y quieren mantener el fascismo soterrado bajo una máscara democrática. Para quien quiere que nada cambie. Que los artesonados económicos y las estructuras sociales sigan vigentes en el estado de las cosas que provocó y favoreció la dictadura franquista. Modélica para engañar al pueblo y la clase trabajadora. Para usurparle dignidad y poder. Esa fue “su” Transición a la Democracia.

Jamás se ha hablado en España, y mucho menos en su educación, de que hayamos vivido un genocidio en nuestro país e historia. Todo un protocolo para la muerte, y también para la impunidad y es que cuando marchan los profesionales de la dictadura, llegan los profesionales del olvido, de quienes se olvidan de la dignidad antifascista y se atreven a banalizar la historia del franquismo. Incluso un protocolo que se aseguró entre otras cosas, de los homenajes y las pleitesías para con los traidores y asesinos.
En la dictadura acomodada, había mordidas, corrupción sin límite, compradas, vendidas y todo lo que nadie pueda imaginar y el que no pagaba, terminaba pagando con su libertad, su ruina, etc. Había violaciones sin límite, pederastia, asesinatos, accidentes, esclavismo, desapariciones, tráfico de niños, pero... no había libertad de prensa, y por lo tanto, nadie se enteraba de nada. Sólo aquellos que sufrieron los desmanes, malos tratos etc.
Lo peor de todo, es que en esa comodidad, en esa transición que primó el miedo a los sables y a una nueva Guerra Civil, por encima de la cordura, quedaron en el poder los mismos corruptos de antes, los que vivieron inmersos en estas lides tan ocultas entonces y tan sonoras ahora, y luego sus hijos, y después los hijos de sus hijos, y ante tamaño despropósito, que no hemos sabido o querido solventar en estos 40 años desde las primeras elecciones, hoy día nos encontramos con lo que nos hemos ganado a pulso, con lo que merecemos, porque nuestros votos, además, no han querido castigar esos desmanes. Fue la Ley de Amnistía que añadió innumerables capas de indignidad, barro y estiercol, a la memoria de quienes lucharon contra el franquismo y de las víctimas de su barbarie corrupta y clerical. España, por arte de magia, se acostaba fascista y se levantaba demócrata.
Después vino entrar en Europa lo que fue un dardo envenenado, y la entrada en el euro mucho más. Nos vendieron como caramelos dulces drogas ácidas de un sistema neoliberal y explotador que ha puesto el trabajo, y la vida y salud del entorno y las personas por debajo y detrás del dinero, de su acumulación especulativa y abusiva. Y los compramos tan contentos, porque vivíamos acomodados en un nivel, que ni soñado. Pero el veneno salió a la luz sin tener el antídoto; un veneno que pese a que estaba presente y flotante en el aire, no quisimos ver.
La corrupción instalada desde siempre, la venta de lo nuestro que empezó Felipe González volviéndose de repente "neoliberal tacheriano" y acabó Aznar para paliar una crisis forjada a base de fabricar poco y de re conversiones industriales (probablemente necesarias algunas), apostando por el ladrillo en una país donde la competitividad industrial era mínima y privatizando las empresas públicas hechas con el esfuerzo de todos y que componían el patrimonio nacional. Todos, o muchos sabíamos que un país no puede vivir de servicios y ladrillo, creando burbujas de mentira, tanto financieras como inmobiliarias, pero muy en el fondo, porque de cara a la galería se negaba la mayor. Era evidente que aquello iba a explotar, y no menos claro, también resultaba que iban a ser lo poco que nos quedaba, nuestros servicios básicos, educación, sanidad, seguridad social, cultura, deporte, medio ambiente con lo que se iban a pagar las deudas y las retribuciones millonarias de los delincuentes que habían provocado la crisis. Los mismos, o sus hijos, que llevan 80 años conspirando para dominar el país, lucrarse con él. Malditos hijos de puta sin vergüenzas y sin escrúpulos.
Los políticos nos han vendido y nosotros les hemos dejado, y si nuestros padres nos dejaron la herencia del miedo, hoy dejamos a nuestros hijos la herencia del destrozo. Porque es cierto, esta crisis, se acabará cuando los mercados quieran, cuando Alemania se rinda, cuando no haya nada que rascar para poder pagar esa deuda imposible; pero la miseria que ha traído, la miseria todavía por llegar, el hambre, la indigencia intolerable en un país desarrollado (supuestamente) tardará décadas en solucionarse, si es que se recupera alguna vez.
Pero también, como sociedad, dejamos en conjunto la herencia del olvido de quienes lucharon contra el fascismo. La herencia de la legitimidad de un sistema opresor y corrupto. Y la herencia de la desafección política, del tragar con todo, del desinterés por las cuestiones que nos afectan, de cómo y por qué nos saquen, nos destruyen. La herencia del laminado de todo el futuro.
Vemos a diario casos de políticos mafiosos, corruptos, sin vergüenzas, estafadores y ladrones. Pero callamos porque pensamos que, si echamos a esos personajes, quien sabe si el que venga no será peor.
El bipartidismo se tambalea, como hace todo el Régimen del 78, pero éste se defiende y se regenera con nuevos actores que añaden más basura al estado de las cosas. Las cloacas del estado supuran podredumbre. Inmoralidad y corrupción y un sistema opresivo para mantener el poder en las pocas manos de siempre. Un PP intrínsecamente corrupto y ultra, fortalecido y un PSOE víctimas de sus propias hipocresías, se complementan con el revisionismo naranja de Ciudadanos, partido impuesto por las élites para eliminar un previsible flujo de votos de la derecha a como mínimo la abstención. Y Podemos, que parasitó la emergencia del 15M y con ella de la izquierda radical para enfangarlo y convertirlo en pequeñas escaramuzas de guerras de guerrillas que imposibilitan la activación social, la de la calle y los centros de trabajo, escuelas, hospitales y universidades que es de dónde debe de surgir el germen que dinamite esta nauseabunda realidad que ensucia la democracia, que impide la libertad y la dignidad de la población y el porvenir de éste, siempre, acomplejado y perdido país.
No obstante, el miedo siempre se termina por vencer. Cuando esa familia anónima tiene serios problemas para llegar a fin de mes, cuando el pequeño y honesto empresario no puede pagar la nómina a sus trabajadores, cuando los padres ven marchar a su hijo al extranjero sin billete de regreso… cuando todo esto ocurre tornándose el pan de cada día, tomas consciencia que ese sistema de alternancia bipartidista y consolidación de las estructuras de poder franquistas, ya no es capaz de ofrecer una solución a los problemas más profundos de la sociedad y, es cuando ese miedo, que mantiene en silencio al pueblo, se desvanece.
Por lo anterior, no solo debemos dejar caer este sistema podrido, sino que debemos acelerar su final para que nuestra generación pueda comenzar a construir algo nuevo, sano y sólido. Una política de base que cumpla con la idea original de su significado. Gobernar por y para el pueblo.
PPSOE se hunden por errores que ellos mismos han cometido. Un nuevo sistema democrático es posible. La oportunidad que nuevas fuerzas políticas que, hasta la fecha se han visto relegadas a la sombra de este sistema bipartidista, puedan ser escuchadas abiertamente sin la censura mediática orquestada desde el propio poder bipartidista.
Es más, en España tuvimos una experiencia democrática exitosa durante la Segunda República en tiempos en los que nuestra renta per cápita era incluso menor. La Segunda República inició grandes reformas económicas y sociales, como ya se ha comentado extensamente, y aquel proceso democrático no fue interrumpido por la gente pobre y humilde, sino por la gente rica y con privilegios, que veía tales privilegios afectados por las reformas democráticas a través de un golpe de estado, criminal y traidor, de una Guerra Civil cruenta y desigual. Sectores de las clases medias, por cierto, temerosos de los cambios, también apoyaron al fascismo. La dictadura representó los intereses de las personas poderosas, y reprimió muy particularmente a las clases trabajadoras, a nivel no sólo policial sino también económico, hasta el último día de la dictadura.


Permitirme una última reflexión. Supongamos que España hubiera tenido otro tipo de transición, resultado de la derrota del franquismo o de su caída, tal como ocurrió con otras dictaduras europeas -como las comunistas de la Europa del Este-, sin derramamiento de sangre. En este caso, es probable que hoy tuviéramos en España una República en lugar de una monarquía, con una cultura anti franquista democrática bien establecida; con unos medios de información y persuasión menos conservadores y más plurales; con una memoria histórica viva (y unas escuelas donde se enseñara lo que fue la dictadura, su represión y el retraso social económico y cultural que impuso al país); con reconocimientos y homenajes a los que lucharon en contra del fascismo y la dictadura y que tendrían -como tienen en Francia, Alemania e Italia- monumentos y calles con su nombre con un ejército que tomaría como figuras ejemplares a los militares que fueron leales a la Segunda República, en lugar de los que se sublevaron en contra de la democracia, homenajeando a los militares que fueron expulsados del ejército durante la dictadura por su lucha por la democracia; con una Iglesia que habría pedido perdón no sólo a su Dios, sino también al pueblo español, por su apoyo al golpe militar y a la dictadura, aceptando su lugar en un Estado laico respetuoso con todas las religiones y especialmente el laicismo; con una derecha democrática que hubiera denunciado sin ninguna ambigüedad el golpe militar y el régimen franquista, y con unas izquierdas menos moderadas y más fuertes; con un Estado del bienestar más desarrollado que el actual, y con una Constitución más progresista que reconocería la multinacionalidad de España y la posibilidad de reestructurar la relación entre sus componentes según la voluntad popular de cada uno de ellos. Soy consciente de que, debido al gran desequilibrio de fuerzas en la transición, no había otra alternativa. Pero las fuerzas democráticas deberían ser conscientes de las limitaciones que impuso la transición in modélica a fin de corregirlas.



miércoles, 5 de octubre de 2016

El PSOE y su sábado de los cuchillos largos

No era mi intención actualizar esta bitácora con una entrada como la que tienes delante de ti. Estoy preparando un texto mucho más enriquecedor y sorprendente. Pero la deriva de los acontecimientos políticos y sociales de #Españistan me han obligado a expresarme y dejar unas líneas para quien las quiera leer sobre la situación del PSOE que no puede definirse de otra forma que no sea como crisis.
Crisis del PSOE, como síntoma y a la vez consecuencia de la crisis del sistema. Crisis del PSOE, consecuencia del estallido de las burbujas financieras como estafa que no supo gestionar desde el poder. Crisis del PSOE idéntica a la crisis de legitimidad de la socialdemocracia europea. Y crisis del PSOE eslabón último (hasta el momento) de la crisis del Régimen del 78, del estado de las cosas en el tardo-franquismo español.
Las elecciones generales del 26 de junio abrían, como vaticiné en aquel momento, un escenario en el que sería el PSOE el actor que decidiera el destino político del país.
La encrucijada para el PSOE era:
  • O permitir el gobierno del PP, con su abstención.
  • O sumarse a una gran coalición españolista junto al PP y Ciudadadanos.
En ambos casos, supondría el final del PSOE puesto abandonaría de facto todo discurso social (socialdemócrata) y cualquier impetú por buscar la federalidad del estado para solucionar los problemas identitarios de las regiones-nación del estado español. En todo caso se procedería a la fagocitación desde la derecha de su mensaje, y por lo tanto, en un futuro de una parte de su electorado, mientras la gran mayoría del mismo, huiría a otras opciones que podían pasar por Unidos Podemos, o la abstención.
  • La tercera opción era (y a estas horas todavía es) buscar un gobierno alternativo de izquierdas. Con un proceso de negociación entre el PSOE, Unidos Podemos, las confluencias, y sí, los nacionalistas.
Desde luego una alternativa real y posible, necesaria para el país y que se presentaba (también en diciembre) como una oportunidad para articular un calendario y un proceso constitutivo que dé a este país un clima de mayor armonía y respeto. Y por supuesto, la única manera de poder articular políticas que pongan de nuevo al ciudadano, hombre y mujer, en el centro del debate para mejorar su bienestar. Construir una economía al servicio de las personas. Garantías de sostenibilidad y recuperación de medio ambiente. Crear un sistema político, con real separación de poderes, con una justicia independiente capaz de poner coto a la corrupción y la inmoralidad que campean a sus anchas por el estado español.
En definitiva, una mayoría de izquierdas, con una política revolucionaria (lógicamente con matices puesto que le precedería un proceso de negociación) que pudiera cambiar a mejor, nuestro país.
Antes de que me etiquetéis en una corriente u otra de mi partido, Izquierda Unida, digo que está es la única alternativa medianamente asumible para evitar las terceras elecciones y sobretodo, una mayoría del PP que siga esquilmando el país, laminando el tejido social y contaminando con amoralidad y corrupción cada aspecto del estado.


Pero bien, centrémonos en lo sucedido.
Pedro Sánchez ha ido cosechando, como Secretario General del PSOE y candidato socialista a la presidencia del Gobierno, mínimos históricos en las distintas elecciones celebradas en estos dos últimos años, con un “sorpasso” ya por fin, en las autonómicas de Galicia y Euskadi, del pasado 25 de septiembre.
El acontecimiento de que la izquierda alternativa sobrepase por la izquierda al PSOE fue ya la espoleta definitiva para que desde Andalucía, Susana Díaz saltará Despeñaperros para controlar definitivamente el partido sin cortinas. Para ello empleo la maniobra de boicotear el trabajo de la dirección federal, precipitando un congreso de los cuchillos largos que el pasado sábado terminaba con la Dimisión de Pedro Sánchez, tras perder una votación por el procedimiento a seguir para reivindicar su liderazgo al frente del partido.
Ni que decir tiene que todo este espectáculo bochornoso, televisado y retuiteado hasta la saciedad ha dañado profundamente la imagen de un partido que difícilmente se quitará el estigma del Juego de Tronos empleado para controlarlo. La calle Ferraz llena de periodistas, militantes y simpatizantes, de una u otra facción, y con cargos del partido grabando y filmando a escondidas a “sus” compañeros y compañeras para luego filtrarlo a la prensa de derechas ávida de carnaza es un escenario que hace imposible mostrar al PSOE como una entidad seria para gestionar cualquier administración. Ni el corto plazo (donde ya se están revisando acuerdos de gobernabilidad en las regiones que con coalición preside el partido socialista), ni el medio, y mucho me temo, que tampoco en el largo plazo.
Pero no voy a comentar más este espectáculo, que en principio ni me va, ni me viene. Es más, todo parece que podemos estar más cerca de conseguir esa ansiada y necesaria mayoría social de izquierda alternativa (en las urnas, porque en las calles es otra cosa) para tratar de cambiar este país y luchar contra tanto fascismo y tanto ultra liberalismo.
Lo que quiero destacar es el hecho, la excusa que se ha buscado para cortar la cabeza a Pedro Sánchez, asaltar el poder del PSOE, y retransmitirlo todo como si fuera Game of Thornes o House of Cards, pero quedándose en un rancio y cutre, Cine de Barrio.
El NO de Pedro Sánchez a Rajoy, al PP y sus políticas corruptas u homicidas, han precipitado el cese de Sánchez y el control de facto de Susana Díaz del PSOE. En principio, y con todas las presiones vertidas por personajes tan propicios a la vergüenza ajena, como Felipe González, se trataría de otorgar el gobierno a Rajoy (quien ya se ha apresurado a decir, bueno él no que está entretenido con el fútbol, sus secuaces de que exigirán que les aprueben incluso presupuestos), quedándose el PSOE como líder de la oposición, en aras de la estabilidad, la gobernabilidad y para evitar la parálisis del estado.
Aquí es donde a mi humilde cabeza se amontonan las preguntas:
  • ¿Cómo es posible oponerse a algo cuando con tu acción o inacción has permitido que consigan el poder?
  • ¿Cómo es posible que se presione, se chantajeé y al final se acepte la abstención, sin un mínimo de negociación? Sin unos cuantos compromisos adquiridos en pos de “esa gobernabilidad del estado” que tanto proclaman y que bien podían haber ido por echar a los corruptos del poder (como por ejemplo Rita Barbera, se me ocurre) o articular escenarios para aumentar la contratación de personal en el estado; o para buscar ese manido “Pacto de Estado por la Educación”...
NO, por contra lo que tenemos es la claudicación, y parece que también de toda la socialdemocracia para con el fascismo y el ultra liberalismo. Para con una forma de hacer política que aleja eso mismo, la política y la toma de las decisiones de los ciudadanos. Todo en favor de las multinacionales, las oligarquías, los criminales.
El PP ganó las elecciones. Las dos. Y sin embargo, la ciudadanía española, en su mayoría se ha expresado, pese al hartazgo, negándose a las mayorías absolutistas. Emplazando a los contendientes a la negociación y el trabajo de consenso. De cesión y colaboración para proponer alternativas que solucionen los tremendos y sistémicos problemas que tiene la sociedad española en todos sus estamentos. Y sin embargo, no ha obtenido nada de eso, en éste casi un año que llevamos desde las elecciones generales del 20 de diciembre.
No ha habido ni un sólo acercamiento, por parte del PP para habilitar una mayoría parlamentaria, porque supondría de facto la expulsión de todos los contaminados por corrupción. Sin embargo, las oligarquías a través de los medios de comunicación del capital han sabido encontrar la tecla para presionar por sus intereses a un partido político que legítimamente obtuvo la segunda posición en los últimos comicios. Apretando y sacando a sus más viles cuervos, han logrado el desangrado de un PSOE que ha claudicado víctima de el cainismo interno, del retroceso que la social democracia sufre en Europa por sus políticas económicas de centro-derecha y, como les pasa a todos los partidos de izquierda hoy en día, por la escasísima movilización social a la que también había contribuido adormeciéndola.
Por todo esto, por esta falta de mensaje alternativo. Está rendición somera, auguro un futuro negro al PSOE, que está más cerca de la disolución que de volver a postularse como una opción política sería y legítima, con unas mínimas posibilidades de influir en la política a un nivel similar del expuesto en estos últimos 5 años.
Frente a éste escenario, una vez más, se hace necesaria la lucha, la concienciación de la sociedad, desde posiciones de izquierda, anti fascista, anti capitalista y anti belicista que puedan devolver el poder y la soberanía a las gentes para que esta pueda trazar su futuro y su bienestear.
 

Camareros: Necesarios, degradados y precarios. Una experiencia personal

Ahora que ya está aquí el veranito con su calor plomizo, pegajoso y hasta criminal, se llenan las terracitas para tomar unas...