miércoles, 5 de octubre de 2016

El PSOE y su sábado de los cuchillos largos

No era mi intención actualizar esta bitácora con una entrada como la que tienes delante de ti. Estoy preparando un texto mucho más enriquecedor y sorprendente. Pero la deriva de los acontecimientos políticos y sociales de #Españistan me han obligado a expresarme y dejar unas líneas para quien las quiera leer sobre la situación del PSOE que no puede definirse de otra forma que no sea como crisis.
Crisis del PSOE, como síntoma y a la vez consecuencia de la crisis del sistema. Crisis del PSOE, consecuencia del estallido de las burbujas financieras como estafa que no supo gestionar desde el poder. Crisis del PSOE idéntica a la crisis de legitimidad de la socialdemocracia europea. Y crisis del PSOE eslabón último (hasta el momento) de la crisis del Régimen del 78, del estado de las cosas en el tardo-franquismo español.
Las elecciones generales del 26 de junio abrían, como vaticiné en aquel momento, un escenario en el que sería el PSOE el actor que decidiera el destino político del país.
La encrucijada para el PSOE era:
  • O permitir el gobierno del PP, con su abstención.
  • O sumarse a una gran coalición españolista junto al PP y Ciudadadanos.
En ambos casos, supondría el final del PSOE puesto abandonaría de facto todo discurso social (socialdemócrata) y cualquier impetú por buscar la federalidad del estado para solucionar los problemas identitarios de las regiones-nación del estado español. En todo caso se procedería a la fagocitación desde la derecha de su mensaje, y por lo tanto, en un futuro de una parte de su electorado, mientras la gran mayoría del mismo, huiría a otras opciones que podían pasar por Unidos Podemos, o la abstención.
  • La tercera opción era (y a estas horas todavía es) buscar un gobierno alternativo de izquierdas. Con un proceso de negociación entre el PSOE, Unidos Podemos, las confluencias, y sí, los nacionalistas.
Desde luego una alternativa real y posible, necesaria para el país y que se presentaba (también en diciembre) como una oportunidad para articular un calendario y un proceso constitutivo que dé a este país un clima de mayor armonía y respeto. Y por supuesto, la única manera de poder articular políticas que pongan de nuevo al ciudadano, hombre y mujer, en el centro del debate para mejorar su bienestar. Construir una economía al servicio de las personas. Garantías de sostenibilidad y recuperación de medio ambiente. Crear un sistema político, con real separación de poderes, con una justicia independiente capaz de poner coto a la corrupción y la inmoralidad que campean a sus anchas por el estado español.
En definitiva, una mayoría de izquierdas, con una política revolucionaria (lógicamente con matices puesto que le precedería un proceso de negociación) que pudiera cambiar a mejor, nuestro país.
Antes de que me etiquetéis en una corriente u otra de mi partido, Izquierda Unida, digo que está es la única alternativa medianamente asumible para evitar las terceras elecciones y sobretodo, una mayoría del PP que siga esquilmando el país, laminando el tejido social y contaminando con amoralidad y corrupción cada aspecto del estado.


Pero bien, centrémonos en lo sucedido.
Pedro Sánchez ha ido cosechando, como Secretario General del PSOE y candidato socialista a la presidencia del Gobierno, mínimos históricos en las distintas elecciones celebradas en estos dos últimos años, con un “sorpasso” ya por fin, en las autonómicas de Galicia y Euskadi, del pasado 25 de septiembre.
El acontecimiento de que la izquierda alternativa sobrepase por la izquierda al PSOE fue ya la espoleta definitiva para que desde Andalucía, Susana Díaz saltará Despeñaperros para controlar definitivamente el partido sin cortinas. Para ello empleo la maniobra de boicotear el trabajo de la dirección federal, precipitando un congreso de los cuchillos largos que el pasado sábado terminaba con la Dimisión de Pedro Sánchez, tras perder una votación por el procedimiento a seguir para reivindicar su liderazgo al frente del partido.
Ni que decir tiene que todo este espectáculo bochornoso, televisado y retuiteado hasta la saciedad ha dañado profundamente la imagen de un partido que difícilmente se quitará el estigma del Juego de Tronos empleado para controlarlo. La calle Ferraz llena de periodistas, militantes y simpatizantes, de una u otra facción, y con cargos del partido grabando y filmando a escondidas a “sus” compañeros y compañeras para luego filtrarlo a la prensa de derechas ávida de carnaza es un escenario que hace imposible mostrar al PSOE como una entidad seria para gestionar cualquier administración. Ni el corto plazo (donde ya se están revisando acuerdos de gobernabilidad en las regiones que con coalición preside el partido socialista), ni el medio, y mucho me temo, que tampoco en el largo plazo.
Pero no voy a comentar más este espectáculo, que en principio ni me va, ni me viene. Es más, todo parece que podemos estar más cerca de conseguir esa ansiada y necesaria mayoría social de izquierda alternativa (en las urnas, porque en las calles es otra cosa) para tratar de cambiar este país y luchar contra tanto fascismo y tanto ultra liberalismo.
Lo que quiero destacar es el hecho, la excusa que se ha buscado para cortar la cabeza a Pedro Sánchez, asaltar el poder del PSOE, y retransmitirlo todo como si fuera Game of Thornes o House of Cards, pero quedándose en un rancio y cutre, Cine de Barrio.
El NO de Pedro Sánchez a Rajoy, al PP y sus políticas corruptas u homicidas, han precipitado el cese de Sánchez y el control de facto de Susana Díaz del PSOE. En principio, y con todas las presiones vertidas por personajes tan propicios a la vergüenza ajena, como Felipe González, se trataría de otorgar el gobierno a Rajoy (quien ya se ha apresurado a decir, bueno él no que está entretenido con el fútbol, sus secuaces de que exigirán que les aprueben incluso presupuestos), quedándose el PSOE como líder de la oposición, en aras de la estabilidad, la gobernabilidad y para evitar la parálisis del estado.
Aquí es donde a mi humilde cabeza se amontonan las preguntas:
  • ¿Cómo es posible oponerse a algo cuando con tu acción o inacción has permitido que consigan el poder?
  • ¿Cómo es posible que se presione, se chantajeé y al final se acepte la abstención, sin un mínimo de negociación? Sin unos cuantos compromisos adquiridos en pos de “esa gobernabilidad del estado” que tanto proclaman y que bien podían haber ido por echar a los corruptos del poder (como por ejemplo Rita Barbera, se me ocurre) o articular escenarios para aumentar la contratación de personal en el estado; o para buscar ese manido “Pacto de Estado por la Educación”...
NO, por contra lo que tenemos es la claudicación, y parece que también de toda la socialdemocracia para con el fascismo y el ultra liberalismo. Para con una forma de hacer política que aleja eso mismo, la política y la toma de las decisiones de los ciudadanos. Todo en favor de las multinacionales, las oligarquías, los criminales.
El PP ganó las elecciones. Las dos. Y sin embargo, la ciudadanía española, en su mayoría se ha expresado, pese al hartazgo, negándose a las mayorías absolutistas. Emplazando a los contendientes a la negociación y el trabajo de consenso. De cesión y colaboración para proponer alternativas que solucionen los tremendos y sistémicos problemas que tiene la sociedad española en todos sus estamentos. Y sin embargo, no ha obtenido nada de eso, en éste casi un año que llevamos desde las elecciones generales del 20 de diciembre.
No ha habido ni un sólo acercamiento, por parte del PP para habilitar una mayoría parlamentaria, porque supondría de facto la expulsión de todos los contaminados por corrupción. Sin embargo, las oligarquías a través de los medios de comunicación del capital han sabido encontrar la tecla para presionar por sus intereses a un partido político que legítimamente obtuvo la segunda posición en los últimos comicios. Apretando y sacando a sus más viles cuervos, han logrado el desangrado de un PSOE que ha claudicado víctima de el cainismo interno, del retroceso que la social democracia sufre en Europa por sus políticas económicas de centro-derecha y, como les pasa a todos los partidos de izquierda hoy en día, por la escasísima movilización social a la que también había contribuido adormeciéndola.
Por todo esto, por esta falta de mensaje alternativo. Está rendición somera, auguro un futuro negro al PSOE, que está más cerca de la disolución que de volver a postularse como una opción política sería y legítima, con unas mínimas posibilidades de influir en la política a un nivel similar del expuesto en estos últimos 5 años.
Frente a éste escenario, una vez más, se hace necesaria la lucha, la concienciación de la sociedad, desde posiciones de izquierda, anti fascista, anti capitalista y anti belicista que puedan devolver el poder y la soberanía a las gentes para que esta pueda trazar su futuro y su bienestear.
 

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