Tras muchos años de lucha Ascension Mendieta puede velar a su padre Timoteo @ARMH_Memoria
El pasado martes se celebraba en el Congreso de los Diputados el acto conmemorativo sobre la celebración de las primeras elecciones "democráticas" tras 40 años de dictadura fascista. Del acto oficial ha trascendido mayoritariamente, la queja del Rey emérito por su exclusión, pasando de tapadillo por el hecho de que el actual monarca, denominará por primera vez, como dictadura a ese período nefasto y tenebroso de nuestra historia, que para algunos, los fachas de siempre, resulta de absoluta paz y candidez. Ni una palabra sobre las más de 150.000 víctimas de la represión, la tortura y la sanguinaria violencia franquista que siguen desaparecidos por las cunetas y las tapias de los cementerios de éste país. Tampoco sobre los exiliados. Y mucho menos hubo mención alguna al privilegado estatus adquirido por la oligarquía y la iglesia católica o el estado del ejército y la judicatura nacional, herederas todas ellas de los designios de una dictadura fascista.
Al
mismo tiempo Unidos Podemos y otras fuerzas de la izquierda en el
Parlamento organizaban un acto paralelo para homenajear a quienes verdaderamente lucharon por la democracia, la legalidad y la dignidad
de la clase trabajadora. A quienes se jugaron la vida, sufrieron
torturas, exilios, persecuciones y la muerte y desgracia de sus
familiares, amigos y compañeros. Un homenaje merecido y necesario
porque cuando se habla de impunidad hay que ir más allá de buscar a
los culpables, por supuesto clave, sino también dar respuesta a las
víctimas.
Cuando
se refieren a la “modélica” transición lo hacen desde su punto
de vista. Del de quienes ostentan desde el alzamiento de 36 el poder.
De quienes usurpan la voluntad popular de éste país desde hace 80
años. Una transición modélica para quienes quisieron y quieren
mantener el fascismo soterrado bajo una máscara democrática. Para
quien quiere que nada cambie. Que los artesonados económicos y las
estructuras sociales sigan vigentes en el estado de las cosas que
provocó y favoreció la dictadura franquista. Modélica para engañar
al pueblo y la clase trabajadora. Para usurparle dignidad y poder.
Esa fue “su” Transición a la Democracia.
Jamás
se ha hablado en España, y mucho menos en su educación, de que
hayamos vivido un genocidio en nuestro país e historia. Todo un
protocolo para la muerte, y también para la impunidad y es que
cuando marchan los profesionales de la dictadura, llegan los
profesionales del olvido, de quienes se olvidan de la dignidad antifascista y se atreven a banalizar la historia del franquismo. Incluso un protocolo que se aseguró entre otras cosas, de los homenajes y las pleitesías para con los traidores y asesinos.
En
la dictadura acomodada, había mordidas, corrupción sin límite,
compradas, vendidas y todo lo que nadie pueda imaginar y el que no
pagaba, terminaba pagando con su libertad, su ruina, etc. Había
violaciones sin límite, pederastia, asesinatos, accidentes, esclavismo,
desapariciones, tráfico de niños, pero... no había libertad de
prensa, y por lo tanto, nadie se enteraba de nada. Sólo aquellos que
sufrieron los desmanes, malos tratos etc.
Lo
peor de todo, es que en esa comodidad, en esa transición que primó
el miedo a los sables y a una nueva Guerra Civil, por encima de la
cordura, quedaron en el poder los mismos corruptos de antes, los que
vivieron inmersos en estas lides tan ocultas entonces y tan sonoras
ahora, y luego sus hijos, y después los hijos de sus hijos, y ante
tamaño despropósito, que no hemos sabido o querido solventar en
estos 40 años desde las primeras elecciones, hoy día nos
encontramos con lo que nos hemos ganado a pulso, con lo que
merecemos, porque nuestros votos, además, no han querido castigar esos desmanes. Fue la Ley de Amnistía que añadió innumerables capas de indignidad, barro y estiercol, a la memoria de quienes lucharon contra el franquismo y de las víctimas de su barbarie corrupta y clerical. España, por arte de magia, se acostaba fascista y se levantaba demócrata.
Después
vino entrar en Europa lo que fue un dardo envenenado, y la entrada en
el euro mucho más. Nos vendieron como caramelos dulces drogas ácidas
de un sistema neoliberal y explotador que ha puesto el trabajo, y la
vida y salud del entorno y las personas por debajo y detrás del
dinero, de su acumulación especulativa y abusiva. Y los compramos
tan contentos, porque vivíamos acomodados en un nivel, que ni
soñado. Pero el veneno salió a la luz sin tener el antídoto; un
veneno que pese a que estaba presente y flotante en el aire, no
quisimos ver.
La
corrupción instalada desde siempre, la venta de lo nuestro que
empezó Felipe González volviéndose de repente "neoliberal
tacheriano" y acabó Aznar para paliar una crisis forjada a
base de fabricar poco y de re conversiones industriales
(probablemente necesarias algunas), apostando por el ladrillo en una
país donde la competitividad industrial era mínima y privatizando
las empresas públicas hechas con el esfuerzo de todos y que
componían el patrimonio nacional. Todos, o muchos sabíamos que un
país no puede vivir de servicios y ladrillo, creando burbujas de
mentira, tanto financieras como inmobiliarias, pero muy en el fondo,
porque de cara a la galería se negaba la mayor. Era evidente que
aquello iba a explotar, y no menos claro, también resultaba que iban
a ser lo poco que nos quedaba, nuestros servicios básicos,
educación, sanidad, seguridad social, cultura, deporte, medio
ambiente con lo que se iban a pagar las deudas y las retribuciones
millonarias de los delincuentes que habían provocado la crisis. Los
mismos, o sus hijos, que llevan 80 años conspirando para dominar el
país, lucrarse con él. Malditos hijos de puta sin vergüenzas y sin
escrúpulos.
Los
políticos nos han vendido y nosotros les hemos dejado, y si nuestros
padres nos dejaron la herencia del miedo, hoy dejamos a nuestros
hijos la herencia del destrozo. Porque es cierto, esta crisis, se
acabará cuando los mercados quieran, cuando Alemania se rinda,
cuando no haya nada que rascar para poder pagar esa deuda imposible;
pero la miseria que ha traído, la miseria todavía por llegar, el
hambre, la indigencia intolerable en un país desarrollado
(supuestamente) tardará décadas en solucionarse, si es que se
recupera alguna vez.
Pero
también, como sociedad, dejamos en conjunto la herencia del olvido
de quienes lucharon contra el fascismo. La herencia de la legitimidad de un sistema opresor y corrupto. Y la herencia de la desafección
política, del tragar con todo, del desinterés por las cuestiones
que nos afectan, de cómo y por qué nos saquen, nos destruyen. La
herencia del laminado de todo el futuro.
Vemos
a diario casos de políticos mafiosos, corruptos, sin vergüenzas,
estafadores y ladrones. Pero callamos porque pensamos que, si echamos
a esos personajes, quien sabe si el que venga no será peor.
El
bipartidismo se tambalea, como hace todo el Régimen del 78, pero
éste se defiende y se regenera con nuevos actores que añaden más
basura al estado de las cosas. Las cloacas del estado supuran podredumbre. Inmoralidad y corrupción y un sistema opresivo para mantener el poder en las pocas manos de siempre. Un PP intrínsecamente corrupto y
ultra, fortalecido y un PSOE víctimas de sus propias hipocresías,
se complementan con el revisionismo naranja de Ciudadanos, partido
impuesto por las élites para eliminar un previsible flujo de votos
de la derecha a como mínimo la abstención. Y Podemos, que parasitó
la emergencia del 15M y con ella de la izquierda radical para
enfangarlo y convertirlo en pequeñas escaramuzas de guerras de
guerrillas que imposibilitan la activación social, la de la calle y
los centros de trabajo, escuelas, hospitales y universidades que es
de dónde debe de surgir el germen que dinamite esta nauseabunda
realidad que ensucia la democracia, que impide la libertad y la
dignidad de la población y el porvenir de éste, siempre,
acomplejado y perdido país.
No
obstante, el miedo siempre se termina por vencer. Cuando esa familia
anónima tiene serios problemas para llegar a fin de mes, cuando el pequeño y honesto
empresario no puede pagar la nómina a sus trabajadores, cuando los
padres ven marchar a su hijo al extranjero sin billete de regreso…
cuando todo esto ocurre tornándose el pan de cada día, tomas
consciencia que ese sistema de alternancia bipartidista y consolidación de las estructuras de poder franquistas, ya no es
capaz de ofrecer una solución a los problemas más profundos de la
sociedad y, es cuando ese miedo, que mantiene en silencio al pueblo,
se desvanece.
Por
lo anterior, no solo debemos dejar caer este sistema podrido, sino
que debemos acelerar su final para que nuestra generación pueda
comenzar a construir algo nuevo, sano y sólido. Una política de
base que cumpla con la idea original de su significado. Gobernar por
y para el pueblo.
PPSOE
se hunden por errores que ellos mismos han cometido. Un nuevo sistema
democrático es posible. La oportunidad que nuevas fuerzas políticas
que, hasta la fecha se han visto relegadas a la sombra de este
sistema bipartidista, puedan ser escuchadas abiertamente sin la
censura mediática orquestada desde el propio poder bipartidista.
Es
más, en España tuvimos una experiencia democrática exitosa durante
la Segunda República en tiempos en los que nuestra renta per
cápita era incluso menor. La Segunda República inició grandes
reformas económicas y sociales, como ya se ha comentado
extensamente, y aquel proceso democrático no fue interrumpido por la
gente pobre y humilde, sino por la gente rica y con privilegios, que
veía tales privilegios afectados por las reformas democráticas a través de un golpe de estado, criminal y traidor, de una Guerra Civil cruenta y desigual.
Sectores de las clases medias, por cierto, temerosos de los cambios,
también apoyaron al fascismo. La dictadura representó los intereses
de las personas poderosas, y reprimió muy particularmente a las
clases trabajadoras, a nivel no sólo policial sino también
económico, hasta el último día de la dictadura.
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