Viñeta El Roto,
Voy
a hacer un ejercicio de contrición máxima. Soy de los que piensan convencidos
de que "Catalunya" y la
"cuestión nacional" no son más que sombras chinescas, o señuelos, o
fuegos de artificio para despistarnos. Para hacer que el pueblo pierda el foco
de lo realmente importante y centre su atención en debates espurios, llevados
al paroxismo y lo grotesco. Al igual que pasa con el tema "Venezuela" (donde lo que realmente
pasa es que se quiere que Repsol y con él, toda la oligarquía españistaní ponga sus sucias garras sobre las reservas
de petróleo del país caribeño, las mayores del mundo, en vez de que queden en
las manos y el destino del pueblo venezolano. Que haya muertos y se premie a la
mafia criminal local es lo de menos), "Catalunya" funciona
como maniobra de despiste para seguir usurpando dignidad y libertad a la clase
trabajadora.
Cegados
por Catalunya continúan y crecen las
políticas ultraliberales con las que nos roban, nos mienten y nos matan.
Con las que hacen negocio con nuestros derechos, nuestra vida y nuestro entorno
medioambiental.
Dicho
esto, es necesario dejar claro varios aspectos:
1.
Este país necesita una profunda revisión de su modelo territorial para ir hacia
un modelo entre iguales, federal,
garante para cada región-estado y cada ciudadano y ciudadana que resida en
ellos. Es inevitable ese análisis y su constatación y práctica en un nuevo
modelo constitucional. Y si la cuestión catalana o el conflicto vasco ayudan a
abrir ese debate y desde posiciones sosegadas y reflexiones de nivel se alcanza
un mejor empaque territorial, bienvenido sea.
2.
El derecho de autodeterminación es
un derecho colectivo inalienable de la condición humana y recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos,
por lo que quien se oponga a ello, automáticamente no puede considerarse, ni
ser considerado, demócrata.
3.
Desde mi punto de vista personal, no puedo más que empatizar y comprender el deseo y aspiración de cualquier pueblo,
ciudadano y ciudadana que quiere dejar atrás la rancia, cutre y atrasada
España.
4.
El PP en su estrategia nacional para perpetuarse en el poder y legislar a favor
de los de siempre, ha utilizado y utiliza, los sentimientos nacionalistas
periféricos como arma arrojadiza. Presentándose como firme defensor de la Unidad de España, ha destilado todas
las ofensas posibles, desde el Gobierno y los medios, para intervenir en la desestabilización del clima político entre
Catalunya y España. Su tesis es muy sencilla: No importa el independentismo
catalán y quien o quienes se sumen a él. Lo trascendente es el redito electoral
en Castilla manteniendo bajo capa y espada el ultra centralismo de Madrid, lo que no deja de repartir buenos
sobres y mordidas. Especialmente, rentables y curiosas han sido las ventajas
electorales que han conseguido en los territorios limítrofes de Catalunya con
indeseables y corruptas consecuencias para las asoladas Valencia, Baleares y
Aragón.
Como
bien decía Bakunin, el nacionalismo es un invento de los
privilegiados para igualar las clases, para que tuvieran algo en común y por lo que supuestamente integrarse, y así
desviar el debate de lo realmente importante.
5.
Aliarse o ir con la derecha burguesa
catalana es un error que no por repetirse con cierta periodicidad deje de
ser grave para la izquierda, y para todo aquel o aquella ciudadana bien
intencionada y demócrata. Defender la bandera y la soberanía nacional es la
excusa que el PDCat, la antigua CIU de
los Pujol, emplea para delinquir y lastrar las vidas de las clases
populares en Catalunya. Son ellos quienes recortaron las becas en 2011 y
quienes han cerrado plantas enteras de hospitales públicos, mientras permitían
que especuladores privados tanto españoles como extranjeros, se instalasen en
la Sanidad pública catalana. Son las
mismas políticas y la misma corrupción y enriquecimiento personal con las que
el PP asola España, con la única diferencia de que vienen envueltas en la Senyera.
6.
La izquierda radical debe ser inteligente y diferenciar claramente lo que
supone el Derecho de autodeterminación,
un referéndum con garantías y trascendencia y tutelaje internacional, frente a
una encuesta que únicamente viene a dirimir si quieres que te robe el PP, o la antigua CIU; que te oprima la burguesía española o la catalana.
No
debemos olvidar que cuando se ha tratado de dinero, derecha catalana y derecha
española han defendido y votado lo mismo. Y no sólo eso, sino que si su
propósito común es reducir las condiciones de vida y trabajo de la clase
trabajadora y hacer negocio con sus derechos, han mostrado un corporativismo de estrato social que ha disipado
cualquier división nacionalista y de bandera. Recordar reformas laborales,
leyes mordaza, o defensa de tratados comerciales perniciosos para las
condiciones de vida de personas y planeta. Lamentablemente, en la izquierda
parece ser, no sabemos operar del mismo modo en defensa de nuestra dignidad,
progreso y libertad.
7.
La ciudadanía catalana, como la de
cualquier pueblo, tiene derecho a
solventar este conflicto a través de las urnas, con garantías
institucionales y un respaldo serio. No valen chantajes como los de la UE, ni
las amenazas veladas de intervención. Frente a un problema se esperan propuestas
y ánimo en resolverlo, no órdagos, enroques, ni fantasmadas.
Y
por último; En una hipotética consulta con los requisitos de legalidad y
seguridad jurídica garantizados, y agotado el debate de la reforma
constitucional, o la (mejor aún) nueva constitución con un enfoque federal, si
pudiera participar, votaría SI, por la Independencia. Ahora bien, ese SÍ,
estaría sujeto a un modelo de estado catalán, en el que los derechos sociales,
la justicia, la igualdad, la libertad y el medio ambiente estuvieran
garantizados.
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